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El pasado 15 de febrero Antena 3 estrenó 'El club del chiste', un show de humor que gira alrededor del chiste y que comienza cada día tres minutos antes de salir a escena. Las actuaciones en vivo estan salpicadas por escenas grabadas en el backstage. De esta forma, el chiste llega acompañado de pequeñas píldoras de ficción en tono de comedia donde se muestran los momentos previos a las actuaciones.
Una bilbaína de armas tomar (Anabel Alonso) comanda la compañía de cómicos, integrada por el más insigne representante del "new" costumbrismo (Leo Harlem), una modelo argentina que no deja de sorprendernos (Martina Klein), un gallego que deja pequeño a El Duque (David Amor), un típico andaluz gracioso con un atípico look neoyorkino (Diego Arjona) y una catalana generosa en risas (Meritxell Huertas). Una compañía unida por un objetivo común: lograr el mayor número de risas por minuto.Natural de una pequeña aldea gallega, David Amor siempre ha estado dividido entre sus dos amores: el deporte y el humor. Su carácter entrañable y su imponente físico forman una combinación difícil de batir y le han convertido -dicen- en el primer cuentachistes guapo de la historia.
¿Cómo fue tu fichaje por 'El club del chiste'?
El programa fue haciendo casting por toda España buscando gente e hicieron uno en Santiago, la organizadora me llamó para probar y me presenté. Al verme me llamaron para hacer otro allí y me dijeron que querían que fuera a Madrid. Me vine y me dijeron "te quedas", y aquí estoy (risas).
¿Te gusta que el programa sea mitad ficción y mitad chistes?
Me encanta. Me río mucho con el 'acoso' de Anabel, me dice una cosas a veces... (risas) que si soy su Torre de Hércules o su Mazinger Z de Finisterre y es divertidísimo. En la parte de los chistes nos lo pasamos muy bien, pero la de ficción es genial, para mí es lo que le da la programa ese punto que lo hace distinto.
¿Qué te parece que cada día os sigan entre dos y tres millones de personas?
Es increíble y lo mejor es que luego ellos cuenten los chistes a sus amigos y familiares. Me da la sensación que eso hace que 'El club del chiste' sea muy vivo, porque tu ves un programa en la tele y ahí se queda, pero los chistes los puedes contar después y hace que la gente sea protagonista del programa.
¿Lo de la audiencia? Mejor no pensarlo, no tengo la capacidad suficiente para pensar que me está viendo tanta gente, igual si lo pensaba no salía al escenario mañana (risas).
¿Hay chistes malos o malos contadores de chistes?
Creo que hay más malos contadores de chistes porque cuando cuentas uno y te dicen "ja, ja, ja ¡que malo!", si se está riendo no es malo porque un chiste es para que se ría la gente. A veces de lo malos que son, se convierten en buenos.
¿Qué me puedes decir de tus compañeros?
Anabel Alonso es genial; Diego Arjona, es talento; Leo Harlem es un maestro; Martina Klein, una revelación y Maritxell, toda una profesional.
¿De pequeño eras el que contaba chistes en el colegio?
EL humor me gusta, pero como a todos. Siempre tuve una tendencia al humor, leía muchos libros de este tema, de pequeño teníamos por casa libros de Quino, Forges, Chumy Chúmez... y me gustaba mucho leerlos. Me atraía mucho ese mundo, e incluso los de Chumy Chúmez, que tiene un humor negro y había muchos que no los entendía y le pedía a mi madre que me los explicara y me decía "de mayor te los explicaré" (risas). Me gustaba mucho estar alegre y de pequeño sí que contaba muchos chistes.
¿Desde que estás en 'El club del chiste' te piden tus amigos que les cuentes chistes?
La verdad es que antes de entrar en el programa no era muy contador de chistes, era más de contador de historias o de situaciones, pero ahora mis amigos si que me piden que les cuente chistes y yo les digo "que ahora no estoy trabajando".
¿Y por la calle te los piden?
Por la calle no me suelen pedir chistes, piden autógrafos o fotos, es que en Galicia me conocían un poco más que aquí en Madrid. El otro día en el metro sí que me llegó me llegó un chico y me dijo "oye, ¿me cuentas un chiste?" (risas).
El público se pregunta por vuestro vestuario en el programa...
Es curioso porque esto le ha llamado mucho la atención a la gente y, de hecho, ha sido un comentario habitual estas semanas. Sí que nos cambiamos todos los días, lo que pasa es que se hizo así por cuestiones técnicas del programa. Para mí es muy cómodo ponerme la camiseta negra y salir a contar chistes (risas).
¿Qué es lo que más te ha sorprendido de Martina Klein, la única de vosotros que no viene del mundo del humor?
Ella ha sido una valiente por meterse en este mundo y ha hecho bien porque Martina es mucho más que un cuerpo bonito y una cara bonita. Aquí está demostrando que tiene sentido del humor.
Del programa ¿qué es lo que más te preguntan tus amigos?
Cuando quedo con ellos me dicen "tú no nos interesas, que venga Martina" (risas). También me preguntan por la experiencia y cómo es vivir en Madrid.
¿Os costó mucho aprenderos la coreografía que bailáis en el programa?
Ese es el verdadero chiste del programa, bailar. Nos echamos unas risas con Diego que le llamamos el 'Nureiev de Algeciras' y con José, nuestro coreógrafo, que tiene una paciencia infinita. Nos lo pasamos muy bien realmente, nuestro baile si que es humor (risas).
