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SEGUNDA TEMPORADA

Un gay con problemas en casa o un joven que ha echado a su madre del hogar, en 'El Campamento'

Cuatro estrena la nueva temporada el viernes a las 22:30 horas.

Por RedacciónPublicado: Jueves 6 Octubre 2011 16:43

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El campamento

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2010 - 2011

España

Coaching

Ocho jóvenes de entre 18 y 22 años, con graves problemas de conducta y serias dificultades para relacionarse con su entorno, se enfrentarán a una oportunidad única para reconducir sus vidas: aprender a resolver los conflictos a través del esfuerzo y la superación personal; adquirir hábitos saludables y trabajar las relaciones desde la asertividad y el respeto conviviendo durante tres semanas en 'El Campamento', coach presentado por Pedro García Aguado que vuelve a la parrilla de Cuatro este viernes 7 de octubre, a las 22:30 horas, estrenando una nueva localización: el Cabo de Gata.

Pedro García Aguado vuelve a afrontar el reto de ayudar a jóvenes que se encuentran en una situación límite y enseñarles la importancia de las normas, la disciplina y el respeto El Cabo de Gata (Almería) es el nuevo entorno donde los jóvenes se someterán a este ejercicio de convivencia en plena naturaleza en el que deberán aprender el valor del compañerismo y la superación personal.

'El Campamento' cerró su primera temporada con una media del 7,8% de share y 1.234.000 seguidores, incrementó su share en el target comercial hasta el 10,3% y lideró los grupos con edades comprendidas entre los 13 y los 34 años.

Jóvenes conviviendo en un campamento

La relación entre los jóvenes -controlada por el equipo del programa durante las 24 horas del día- no será fácil, ya que ninguno de ellos está acostumbrado a respetar las normas ni el trabajo en equipo. Con un alto nivel de egoísmo, situaciones vitales muy complicadas y sin ningún tipo de comodidades ni privilegios, los chicos deberán aceptar unas directrices que cambiarán sus vidas para siempre.

Uno de los principales problemas de estos jóvenes es su falta de disciplina y respeto. En 'El Campamento', tendrán que enfrentarse a los retos que les plantearán las actividades diarias, aprenderán a superar las dificultades y los miedos de sus propias vidas y se verán obligados a seguir estrictas reglas de convivencia, algunas de ellas tan elementales y necesarias como respetar a sus compañeros y al equipo, no consumir drogas ni alcohol o permanecer dentro de los límites del campamento.

Pero también habrá otras que provocarán un gran rechazo entre los jóvenes, como la obligación de vestir un uniforme, la prohibición de usar piercings o maquillaje y la limitación del tabaco. Al despojarse de su indumentaria y efectos personales, emprenderán un ritual con el que iniciarán el cambio hacia su nueva vida.

Esta experiencia de supervivencia en plena naturaleza supondrá un choque brutal con su acomodada vida anterior y provocará situaciones extremas que les ayudarán a reflexionar sobre su realidad y la relación que mantienen con sus respectivas familias y entornos.

Nueva localización del campamento

En el Cabo de Gata en Almería se encuentra la nueva ubicación de 'El Campamento', una zona privilegiada por su paisaje y sus playas pero con un clima extremo que dificultará aún más la convivencia entre los jóvenes por sus elevadas temperaturas, la humedad y el viento. En este paraje no habrá posibilidad de esconderse ni de tener intimidad y tendrán que enfrentarse a su principal enemigo: ellos mismos.

El contacto con el mundo laboral constituirá una parte importante de la experiencia

En esta edición, los chicos sólo saldrán del campamento para acercarse a localidades cercanas donde trabajarán junto a personas muy diferentes a ellos (pescadores, pequeños comerciantes, guías turísticos, inmigrantes...) con quienes conocerán las dificultades de sus respectivas situaciones, muchas de ellas más duras que las suyas propias, y aprenderán el valor del trabajo y el esfuerzo. Este contacto con el mundo laboral, el primero para algunos de ellos, les mostrará una realidad muy útil para iniciar una búsqueda de empleo tras su paso por el programa.

La convivencia, clave para el buen funcionamiento del grupo

Uno de los principales retos que tendrán que afrontar los chicos es mantener una buena convivencia. Acostumbrados a vivir de una forma egoísta y anárquica, les costará asumir las reglas y sentirse comprometidos con el resto de sus compañeros, ya que sus acciones tendrán siempre consecuencias para el resto del grupo. La falta de confianza, la intolerancia al fracaso y la tendencia a abandonar en cuanto surgen dificultades harán que muchos de ellos se planteen seguir adelante y generará más de un conflicto.

Sin embargo, la persona que haya experimentado una mayor evolución cada semana verá recompensado su esfuerzo con una sorpresa, como asistir al concierto de su cantante favorito, montar a caballo o conducir un coche deportivo.

Un consolidado equipo de expertos

Al frente de 'El Campamento' volverá a estar el coach Pedro García Aguado ('Hermano Mayor'), medallista olímpico y terapeuta, que contará con la ayuda de un sólido equipo formado por Sonia Cervantes, especialista en jóvenes con problemas de autoestima, autoimagen y autoconocimiento, que interviene en los momentos más difíciles para que los chicos exterioricen las razones de su conducta y vuelvan a confiar en ellos mismos; Alberto Ayora Hirsch, teniente Coronel del Ejército de Tierra, experto en alta montaña y monitor del campamento; y los terapeutas Nacho Santisteban y José Manuel Cornejo, que velarán por conseguir los objetivos de la convivencia y el cumplimiento de las normas.

Los jóvenes de 'El Campamento'

Manuel (19 años): "No me gustan los chivatos ni que me tomen el pelo. Si hay que romper nudillos se rompen". Manuel ni estudia ni trabaja y ha llegado a robar para conseguir el dinero para sus gastos. Consume alcohol y marihuana. La convivencia con su madre es insoportable y la mayoría de las discusiones comienzan a causa del dinero o del coche que Manuel le quita con frecuencia y con el que ya ha tenido algunos accidentes. Le gusta tener a las chicas a sus pies y presumir ante sus amigos, a quienes asegura que domina todo el barrio.

Yeray (18 años): "He conseguido que mi madre se vaya de casa. Mis cambios de humor y las idas de olla le dan miedo". Yeray es presumido, celoso, consumidor habitual de marihuana y tan agresivo que su madre se ha visto obligada a abandonar la casa familiar e irse a vivir con su hija. La relación con ella empeoró hace cuatro años, cuando falleció su padre, y desde entonces se pasa el día en la calle con los amigos y su novia.

Estefanía (19 años): "Si las cosas no son como quiero, mi cabeza se transforma y me pongo histérica, como loca". Estefanía fue adoptada cuando era un bebé y ya mostraba síntomas de ansiedad. Sufre incontrolables ataques de ira, ha llegado a agredir a su madre y se pelea continuamente con su hermana. Su sueño es ser modelo. También tiene una gran dependencia de los chicos y un miedo atroz a quedarse sola.

Desy (19 años): "A mí no me puede faltar dinero para salir y pillar. Hago lo que sea para conseguirlo, no me para nadie". Es caprichosa y violenta, reconoce que no puede salir de casa sin maquillarse. Su padre murió siendo ella una niña y su madre enferma le consentía todos sus caprichos. Vivir con el novio de su madre ha destapado la "caja de los truenos". En cuanto se enfada, Desy rompe todo lo que encuentra, sólo le preocupa salir de fiesta y ha llegado a robar en casa, por lo que su familia ha tenido que poner candados en las puertas.

Alberto (19 años): "Mi casa es un infierno. Llevo demasiados años mintiendo, soy gay y mi padre se piensa que mis amigas son mis novias". Alberto es rebelde, mentiroso y consumidor de drogas. La frustración que le genera ocultar su orientación sexual se traduce en una agresividad desmedida hacia sus padres.

Itxyar (18 años): "Lo que más me gusta es robar a los pijos; lo que menos, que no me sé controlar". A Itxyar le gusta el boxeo y una de sus principales aficiones es pelearse en la calle por cualquier motivo, tanto con hombres como con mujeres. Roba para poder pagarse sus vicios y lo hace en la calle, en locales y a su madre. Está enganchada al hachís y a su teléfono móvil. Su casa es un infierno y ella lo destroza todo cada vez que se enfada porque asegura que así no pega a su madre, aunque en alguna ocasión lo ha hecho.

Iván (19 años): "Escupo a mi madre y me peleo con quien haga falta. Si eres bueno la gente se ríe de ti". Iván cree que su madre le fue infiel a su padre y no se lo perdona. Además, piensa que sus progenitores no le aprecian y no soporta ni mirarlos. Miente a todo el mundo, sobre todo a su madre, y bebe y fuma marihuana todos los fines de semana. Nunca pide perdón, siente celos de sus hermanos y, aunque le encantaría tener novia, las relaciones no son su fuerte.

Xika (20 años): "En mi pueblo me respeta todo el mundo, si no ya me encargo yo de que me respeten. De mí no se ríe nadie". Consumidora de todo tipo de drogas, busca el respeto mediante la agresividad -tanto en la calle como en casa- y ha pasado un tiempo en un centro de menores. Tuvo una infancia difícil tras el ingreso en prisión de su madre y ahora la convivencia con ella es casi imposible. El dinero y la comida son el origen de muchas discusiones, durante las cuales da patadas y puñetazos a las paredes. Xika también "trapichea" para pagarse sus vicios y salir de fiesta con sus amigos.

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