Felipe IV: Usos y costumbres de un rey y de su época.

He encontrado cosas muy interesantes sobre Felipe IV y sobre su reinado, me ha parecido interesante ponerlo en el foro y acercarnos de esta forma a la figura del rey, y de los que sucedía en esa época, es como el telediario de la Villa, por decirlo así, espero os guste, lo he hecho con mucho cariño.

Reyes como Felipe IV, noble conde-duque de Olivares, personajes como Lope de Vega tenían hijos bastardos y no los escondían. Por el contrario, Felipe IV ennobleció a Juan José de Austria, que había tenido de sus relaciones con la Calderona, y el conde-duque ennobleció reconociéndole a Julianillo Valcárcel, fruto de adulerinos amores..

En tiempos de Felipe IV se pusieron a la venta muchos títulos nobiliarios. Dijo alguien:
- Si Adán hubiese comprado un título de duque, he aquí que todos seríamos nobles.

En el año de gracia de 1655 reinando el rey Felipe IV, un viudo, después de pagar al médico lo que éste le pidió por la asistencia de su difunta esposa, le dijo amable y deferente:
- Además de pagaros todo cuanto os adeudaba, como acabo de hacer, quiero regalaros esta magnífica espada toledana como recuerdo de mi amistad.
El médico miró sorprendido y con cierto sobresalto aquella soberbia tizona.
- Amigo mío, ¿para qué quiero esta arma?. Soy un hombre de pacíficas costumbres; no es objeto que pueda usar.
- ¿Cómo qué no?. Pues yo estoy seguro de que con vuestra ciencia y esta estupenda espada, podréis acabar mucho antes con el género humano.

En un magnífico libro “Historia de la gastronomía española”, Manuel Martínez Llopis copia estas frases de Mariano Pardo de Figueroa que se refieren a un banquete con el que el duque de Medina Sidonia obsequió a Felipe IV y a su esposa en el lugar conocido como Coto de Doñana. Dicen así:
“Sabido es que las bodas de Camacho fueron penitencia de monje y parvedad de anacoreta, si se comparan con aquellas cocinas de 120 pies de largo cada una, y con aquellos abastecimientos de 800 fanegas de harina, 80 botas de vino, 10 de vinagre, 200 jamones, 100 tocinos, 400 arrobas de aceite, 300 de fruta, 600 de pescado, 50 de manteca de Flandes, 50 de miel, 200 de azúcar, 200 de almíbares, 400 de carbón, 300 quesos, 400 melones, 1.000 barriles de aceitunas, 8.000 naranjas, 3.000 limones, 10 carretadas de sal, 250 de paja, 1.500 fanegas de cebada, 2.400 barriles de ostras y lenguados en escabeches, 1.400 pastelones de lamprea, 46 acémilas porteando nieve, 4.000 cargas de lona, 1.000 gallinas, 10.000 huevos. 600 cabras paridas, que daban 20 arrobas de leche diarias; cabrito, pescados frescos, conejos, perdices, faisanes, pavos…, y otros comestibles en exageradas cantidades. Sería necesario copiar toda la relación, si hubiésemos de dar cuenta del rico menaje, de las viviendas, vestidos de pajes, monteros y señores, aderezzo de coches y caballos, partidas de caza y pesa, comedias, baile, música, castillos de fuegos y valiosos regalos de telas, armas, joyas, con que el duque obsequió a cuantos personajes asistieron a la fiesta, la cual ocasionó, al decir de los cronistas, unos 300.000 ducados de gasto”

Por cierto que a Felipe IV le llamaban sus aduladores El Grande, lo que hizo que Quevedo apostillase:
- A nuestro rey le llaman El Grande, al estilo de los agujeros, que cuanta más tierra les quitas más grandes son.
La alusión a la pérdida de los territorios europeos por parte del rey español no podía ser más clara.

Impresiona examinar la descendencia legal o legítima de rey Felipe IV. De su primera esposa Isabel de Bobón tuvo los hijos siguientes:
Carlos Baltasar, muerto en plena juventud.
Margarita María, muerta en la infancia.
Margarita María Catalina, muerta en la infancia.
María, muerta en la infancia.
María Antonieta, muerta en la infancia; y
María Teresa, que se casó con Luis XIV, rey de Francia.
De su segunda esposa y prima carnal María Ana de Austria tuvo:
Margarita Teresa, que se casó con Leopoldo I de Austria, primo carnal y del que tuvo 4 hijos muertos en la infancia.
María Ambrosia, muerta en la infancia.
Felipe Próspero, muerto en la infancia.
Fernando Tomás, muerto en la infancia; y
Carlos II, rey de España.
Este último había sido engendrado por el rey, según confesión propia, en “la última cópula lograda con la reina”, lo cual indica que otras veces lo había intentado sin lograrlo. Tenía el rey 55 años, pero representaba treinta más en parte a su vida asaz y disipada y, en proporción mucho mayor, a la degeneración de la raza debido a la multitud de matrimonios consaguíneos que sufría la dinastía.

En tiempo de nuestro Felipe IV, por pregón hecho en Madrid en 13 de abril de 1639, se dispuso que:
“Ninguna mujer de cualquier estado y calidad que sea, pueda traer ni traiga guardainfante, ni otro instrumento o traje semejante; excepto las mujeres que con licencia de las justicias públicamente son malas de sus personas y ganan por ello; a las cuales solamente se le permite el uso de los guardainfantes, para que los puedan traer libremente y sin pena alguna; prohibiéndolos, como se prohíben a todas las demás para que nos les puedan traer”.
Y luego continúa:
“Y así mismo, se ordena y manda que ninguna basquiña pueda exceder de ocho varas de seda, y al respecto de las que no fueran de seda, no tener más que cuatro varas de ruedo”.