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RELATO - Mi Destino Eres Tú.

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#0
MarGonz
MarGonz
25/08/2012 19:47
Hola chicas... cuanto tiempo.

Haber os traigo la continuación de mi relato ( un pelín extenso) jajjajajaja las dos primeras partes son idénticas a las anteriores pero con alguna modificación.. así que lo siento para las que hayáis leido el anterior, he ampliado un poco los diálogos..si os lo queréis saltar pues eso... intento resolver alguna cuestión que nos trae de cabeza..,la carta, Flandes antes o después, la boda con la hermana, la otra carta...jajajja vamos como a mi me hubiera gustado que sucediera.. AINSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS...

Ahí va.

**************
relato-midestinoerestu

Como es muy extenso y no puedo colgarlo todo creo que mejor os dejo el link.



capi 1 Mi DESTINO ERES TÚ


capi 2 recuerdos de Margarita


capi 3MArgarita se confiesa con el águila


capi 4 Gonzalo descubre un secreto


capi 5 Sátur descubre la verdad de la declaración de la carta de amor de Gonzalo.

Bueno ahí queda eso..

Nos vemos. Con Dios
#121
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:34
—Señor, — Gonzalo se encontraba enfrascado en sus pensamientos, con la mirada perdida en uno de sus libros. Sátur le llamó la atención.

—Amo, ¿qué hace ahí leyendo?, ¿no se iba a preparar para ir a buscar a Margarita?—preguntó algo molesto, Gonzalo le miró, y Sátur se dio cuenta de su desacierto.

—¿Y qué te crees que estoy haciendo? —Dijo cerrando el libro de un golpe—Estoy buscando información, para saber donde pueden haberla llevado, no puedo dar pasos en falso, a los herejes los queman en la hoguera, y en estos momentos Margarita es una de ellos. Tengo que encontrarla pero no sé cómo hacerlo—Gonzalo hablaba airado, impotente, abatido, con los ojos húmedos. Por primera vez estaba dejando escapar sus emociones más intimas sobre su cuñada, frente a su criado. Gonzalo no podía ni imaginarse que Margarita fuera condenada a la hoguera, tenía que encontrarla antes de que la llevaran ante el inquisidor, antes de que conocieran su identidad. Durante el tiempo que permaneció en su habitación, por su mente habían pasado imágenes que le perturbaban, había visto a Margarita, paseada por toda la villa a lomos de un burro, con un San Benito cubriéndole el cuerpo, después imagino cómo era atada a una estaca sobre un montículo de paja, y el inquisidor en persona prendía la hojarasca, para, como decía la inquisición, purificar su alma con el fuego eterno. En su mente, vio a Margarita llorando, desesperada, angustiada, gritando de dolor, con una vaga esperanza, ser rescatada por el héroe de la villa. Recordó cuando estuvieron encerrados en los calabozos esperando ser ejecutados, cuando ella le animaba a luchar por seguir adelante, porque Margarita, esperaba fervientemente la llegada de Águila Roja para su rescate. Pero esta vez Águila Roja, no sabía cómo hacer para salvarla. Tan solo le quedaba buscar en los calabozos del comisario o encontrar al inquisidor y darle muerte. Sátur al verlo tan angustiado se disculpó.

—Está bien, está bien, perdóneme usted.

—¿Que quieres Sátur?—preguntó, secándose las lágrimas que le caían silenciosas por sus mejillas y volviendo en sí—¿Ya lo tienes todo preparado?

—No, señor, verá, ha venido Catalina y pregunta por usted.

—¿Catalina?—dijo con sorpresa, quedándose de nuevo pensativo.

—Sí, amo, Catalina, ¿recuerda?, su amiga de la infancia, la que trabaja con Margarita.

—¡Sátur, ya sé quien es Catalina!

—Pues no sé yo, como se ha quedáo así.

— Bien, quizá Catalina pueda ayudarnos sobre el paradero del Inquisidor.

Se incorporó de un salto y se dirigió hacia la cocina. Sátur le siguió manoteando.

—Pero si ya le dije yo que estaba en palacio—musitó.
#122
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:34
—Catalina— dijo el maestro mientras se acercaba a ella.

—Hola Gonzalo

—Tú me dirás—Gonzalo, apoyó sus manos en el respaldo de la silla.

—Me gustaría hablar contigo…a solas.

—¡Ya estamos. Catalina!, que mi amo no tiene secretos pa mi. Anda tira.

Catalina miró de soslayo al niño. Gonzalo comprendió.

—¿Alonso ya te has comido las gachas? Pues ala, a vestirse que llegarás tarde a la escuela.

Alonso le miró, arqueando las cejas y abriendo los ojos de par en par contestó.

—Está bien, pero con decirme que queréis que me vaya habría sido suficiente.

Gonzalo le miró, ya era todo un hombrecito.

—Está bien hijo. ¿Te importaría dejarnos solos?

Alonso se incorporó de su asiento y se dirigió hacia su alcoba. En cuanto el niño cerró la puerta tras de sí, Catalina le dijo.

—Te enteraste de la quema que esta noche han hecho esos hombres—se santiguo.

—Sí claro, todo el mundo habla de ello anoche en la villa.

—Pues tienes que ir a buscar a Margarita.

Gonzalo la escuchó extrañado y cruzando sus fornidos brazos, fingió no conocer su paradero.

—¿ Y a donde debo ir si puede saberse?

Catalina se levantó de su silla.

—Gonzalo ella me prometió que no te dijera nada, pero tengo que decírtelo.

—¿Decirme el que?
#123
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:35
—Margarita vive en casa de Marta, la doncella de palacio, cerca del rio. Y estoy muy preocupada porque ayer noche estaba sola, Marta se quedó en palacio toda la noche …¿ y si le ha pasado algo?

Sátur miró a su amo, esperando su respuesta.

—No mujer, ¿qué le tenía que pasar?

—¡Pues no se Gonzalo!, estaba allí, sola, en aquella casa cerca del rio. Dicen todos los que llegaron a la villa que no han dejado casa sin asaltar, ni mujer joven sin secuestrar.

—Estate tranquila, Margarita sabe cuidarse de sí misma, ya verás cómo no le ha pasado nada—Catalina negaba con la cabeza, Gonzalo la miró—Catalina, ¿cómo es que Margarita, no estaba trabajando?
La mujer se volvió a sentar inquieta. No podía decirle a Gonzalo lo del embarazó, pero tenía que decirle algo para que fuera en su busca, estaba muy preocupada por su amiga.

—Verás, Gonzalo. Margarita no viene a trabajar porque está al cuidado de una mujer que se encontró en el camino cuando iba con Marta a por agua, a la pobre casi la mata el carruaje del inquisidor.

—¿Has dicho del inquisidor?—Preguntó con fingida sorpresa.

—Sí, vino hace un par de días, se hospeda en palacio.

Gonzalo miró a Sátur, y se encontró con la mirada del escudero.

—Y ¿a que ha venido el inquisidor?—indagó.
#124
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:36
—Se dice entre los criados de palacio que busca algo muy valioso, otros dicen que buscan a alguien, pero todo son rumores, lo llevan muy en secreto. Ayer sin ir más lejos escuché como el Cardenal enviaba a sus hombres en busca de algo y les decía que no volvieran sin ello. No sé a qué se referían. Gonzalo ¿y si son los hombres esos, los que han quemado las casas? porque, menuda pieza está hecho el tal “monseñor”.
Gonzalo se había puesto en guardia, pensaba en el comisario y en el inquisidor, pero también podía haber sido el Cardenal Mendoza.

—No, no lo creo—le contestó con un semblante sereno para tranquilizarla—, pero ten cuidado con lo que dices en palacio, si está el inquisidor, es muy peligroso, cualquier comentario pueden usarlo en tu contra.

—Lo tendré Gonzalo.

— ¿Y dices que Marta, la doncella se quedó en palacio toda la noche? ¿Acaso esperaban la visita de alguien más?

—¿O la llegada de algún preso?—Dijo Sátur, con la reprobación instalada en la mirada de su amo.

—¡Que preso ni que niño muerto! En el palacio de la Marquesa hace años que no se usan las mazmorras, allí nunca van presos, las tiene como almacén de vino y grano, llegado el caso y si fuera necesario, se los llevarían a casa del comisario, o del mismísimo Cardenal Mendoza. Pero que importa eso—y mirando a Gonzalo le suplicó—, yo solo quiero que vayas en buscar a Margarita, yo no tengo tiempo porque tengo que volver a palacio, y si la marquesa pegunta por mi y no estoy es capaz de matarme—Catalina agarró a Gonzalo por los brazos—Por favor se que habéis discutido por aquello que pasó entre la marquesa y tú, pero ya es hora de que lo arregléis ¿no te parece?

Sáturno García miró con curiosidad a su amo.

—Catalina no te preocupes, haré lo que pueda.

—¿iras?

— Iré a buscarla. Te lo prometo.

—Bueno pues ya me quedo más tranquila, y me voy, que voy a llegar tarde a palacio.

—Bien Catalina, pues que tengas un buen día.—comentó Sátur señalando la puerta.

—A más ver— dijo Catalina.

—Con Dios —respondieron los hombres.

En cuanto Catalina cerró la puerta, el postillón dejó el trapo que llevaba en la mano y se sentó junto a su amo.

—Amo que es eso de “lo que pasó entre la Marquesa y usted”, si está a bien contármelo.

Gonzalo le miró.
#125
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:36
—No habíamos pensado en el Cardenal Mendoza.

—Eso, váyase por la tangente.., es que nunca me cuenta ná, que soy su postillón, abrase de una vez.

Volvió a mirarle pero no contestó.

—Tengo que salir a buscarla.

—Y a donde si puede saberse, porque en las mazmorras de palacio no hay na de ná. Que hemos estado toda la noche buscando.

—Primero iré a ver al Comisario—le contestó mientras se dirigía hacia su alcoba.

—Y ¿después?

—Ya veré, en algún lugar la deben tener, ¿no te parece?

—Sí, amo, pero no podemos ir de un lado al otro como patos mareaos. Tenemos que pensar. Bueno, usted tiene que pensar. Yo le seguiré.

—Sátur, dile a Alonso que hoy no hay escuela—Entonces Sátur recordó lo que el comisario le dijo a Margarita.

—¡Dios mio!—susurró tapándose la boca con una mano. Gonzalo se giró al escuchar ese lamento.

—¿Qué te pasa?

—¡Amo! No me acordaba, tenemos que irnos de inmediato de aquí, corra.

Gonzalo se detuvo.

— ¿De que no te acordabas?¿por qué tenemos que irnos corriendo de aquí?

—Señor, perdóneme, no me acordé de decírselo. El comisario va a venir a buscarnos.

—¡¿A buscarnos?!

—Si amo, aunque la señora negó varias veces que el libro era de usted, el comisario prometió venir a buscarle dice que usted es el dueño de ese libro y que toda la familia tiene que pagar por ello.

Gonzalo le miró.

—¡Y ahora me lo dices! Hemos perdido un tiempo precioso.

—Señor, lo siento, es que entre unas cosas y otras.

—¡Es muy peligroso lo que me has dicho! Así que no perdamos más tiempo.
#126
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:37
—Si amo, lo extraño es que el comisario no lo haya hecho ya.

—Tienes razón. Coge a Alonso y llévatelo de aquí que vaya a casa de Catalina y que no salga para nada de allí y después lleva mis cosas a la cueva, si el comisario viene a casa no tienen que encontrar nada. Yo tengo que encontrar a Margarita.

—Pero amo, si vienen y no encuentran a nadie, mirarán por los alrededores y darán con él niño.

Gonzalo no podía pensar con claridad. Esa nueva situación lo cambiaba todo, su hijo también estaba en peligro. Sátur habló.

—Señor, y si lo llevo donde Estuarda. Y le digo que pase todo el día con Gaby y así tenemos tiempo de pensar y buscar a la señora.

Gonzalo le miró sorprendido por esa brillante idea.

—No me mire así, que yo también tengo muy buenas ideas, por algo soy el ayudante del héroe.

Gonzalo sonrió. Y poniéndole una mano en el hombro le dijo.

—Me parece muy buena idea Sátur, pero tienes que irte ya. Sin pérdida de tiempo.

—Está bien. Yo me encargo del muchacho y de sus cosas. Usted de su cuñá

—Bien Sátur Gracias.

—Amo, y usted que va a hacer.

—Yo me voy a los calabozos.

—¿Así tal cual? ¿A pecho descubierto? Mire amo que el comisario ya habrá dao orden de buscarle.

—¡No, Sátur!, no voy a ir como Gonzalo.

—Bien, eso está bien. Y una cosa amo. Cuando termine con el niño, y sus cosas ¿a dónde voy?

Gonzalo pensaba, y pensaba mientras subía a la guarida.

—Dirígete a casa de Marta la doncella—dijo con premura.

—Está bien, eso haré. Y usted tenga cuidao, que cuando va así de ennortao no ve nada.

—A más ver—se despidió Gonzalo.

—Vaya con Dios amo, vaya con Dios.
#127
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:37
Sátur salió de la alcoba y se dirigió a la habitación de Alonso.

—Alonso, tu padre me ha dado permiso para que nos vayamos a ver a Gaby. ¿Qué te parece?

—Estupendo— dijo el zagal.

—Pues mira, ahora acércate a casa de Catalina y me esperas allí, que vuelvo enseguida. No te vayas de allí para nada. En cuanto venga nos vamos. Entiendes Alonso, que no te vayas de allí, bajo ningún concepto.

—¿Pasa algo Sátur?

—Que va a pasar, quiero darles una sorpresa y quiero llegar pronto porque tu padre me ha pedido que haga unos recados mientras el va a buscar a tu tía.

—¿A mi tía? ¡Qué bien Sátur! Quiere decir que posiblemente vuelva a casa con nosotros.

El postillón sonreía, viendo la alegría que había instaurado en el niño.

—Posiblemente Alonsillo Alonsillo—le dijo acariciándole la mejilla—. Ala, pues venga, ves a casa de Catalina.

—Está bien.

—¡Alonsillo! —llamó al muchacho que corría a la puerta.

—¿Qué?

—Sal por el establo.

—¿Por qué?

—No quiero que tu padre te vea, se arrepienta y le entren ganas de ir a la escuela.

—Está bien Sátur—dijo Alonso mientras salía por la puerta de la cocina hacia casa de Catalina. Sátur, subió de inmediato a la guarida y empezó a llevar las cosas a la cueva tal como le había dicho Gonzalo.

Más tarde cuando Alonso ya se encontraba a salvo en casa de Estuarda, Sátur se dirigió hacia la casa del rio, a esperar a su amo. No podía ni imaginarse el cambio de rumbo que se produciría en la familia, ante la grata sorpresa que se encontraría al llegar a aquel lugar.
#128
MarGonz
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05/12/2012 01:54
20- LA CELDA

El tiempo parecía haberse detenido. No se atisbaba ni un ápice de luz natural, no sabía si era de día o continuaba siendo noche cerrada. Su única compañía era una rata que roía algo al otro lado de la pared y los gritos que de vez en cuando la despertaban de su intranquilo sueño. Sus manos continuaban rodeando su vientre queriendo proteger aquel ser que nacía dentro de ella. Miró hacia el techo y rezó. Pensó en Águila Roja, sabía que vendría a buscarla, esperaba impaciente, y cada vez que oía algún paso o ruido, creía que Águila Roja ya estaba allí. Pero el tiempo pasaba y su esperanza se iba debilitando por momentos. No sabía dónde estaba, si estaba en la villa o lejos de ella, lo único que sabía era que estaba sola, encerrada en una celda, con humedad, frio, y que tenía sed, mucha sed. Se levantó lentamente, tenía las piernas entumecidas, al intentar dar un paso, un ligero pinchazo la hizo doblarse hacia delante, enseguida pensó en su bebé. La noche anterior había sufrido mucho, atada al caballo, caminando durante mucho tiempo. Alguna vez cuando el terreno era más escarpado, se había caído de bruces sobre el suelo, y aquellos hombres continuaban su camino arrastrándola sin piedad y sin ayuda para levantarse. Sujetó su vientre con ambas manos y aprisionó el costado causante de aquel leve pero punzante dolor.

—¡Dios mío, no me lo quites!—susurró—es lo único que tengo de él.

Al terminar aquella súplica, se dio cuenta que estaba presa y sola, y que si no ocurría un milagro, posiblemente no habría futuro para ellos dos. Si el destino y el héroe de la villa no lo remediaban, en pocos días Margarita Hernando habría pasado a la historia, sin poder decirle a quien más quería en este mundo, cuanto lo amaba, y cuanto hubiera dado por estar junto a él.
#129
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:55
Volvió a sentarse abrazada a sus rodillas, pero no quiso llorar, el recuerdo de Gonzalo la llenaba de fuerza, recordó que él mismo, le había confesado que años atrás había escapó de una prisión para volver a verla, así que ahora ella tenía que ser fuerte, como siempre había sido, y pensar en salir de allí para poder volver a estar junto a él. Pero… ¿Qué podía hacer? Tenía que salir de allí, pero ¿cómo?

Volvió a sentarse abrazada a sus rodillas, pero no quiso llorar, el recuerdo de Gonzalo la llenaba de fuerza, recordó que él mismo, le había confesado que años atrás había escapó de una prisión para volver a verla, así que ahora ella tenía que ser fuerte, como siempre había sido, y pensar en salir de allí para poder volver a estar junto a él. Pero… ¿Qué podía hacer? Tenía que salir de allí, pero ¿cómo?
#130
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:55
El sonido de varios hombres la alertó, poco a poco se fueron aproximando a su celda. Margarita volvió a su rincón, y se hizo la dormida, vigiló entre sus brazos cuando pasaron frente a su celda. Por suerte, se dirigían hacia otro. Muy despacio, se fue incorporando de nuevo, quería ver hacia donde se dirigían aquellos hombres, así que sujetándose el costado por debajo del vientre se acercó a las rejas de su puerta. Miró a ambos lados y vio a lo largo de aquel pasadizo a varias mujeres asomadas entre los barrotes igual que ella. El pasadizo estaba iluminado con una tenue luz que desprendían varias antorchas situadas a lo largo del serpenteante pasillo. Las mujeres gritaban agarradas a sus rejas, suplicaban agua.

Un estremecimiento le cubrió el cuerpo. ¿Cuánto tiempo llevarían allí aquellas mujeres? De pronto todas callaron, atemorizadas, se apartaron de sus barrotes escondiéndose en la oscuridad de su celda, solo se escuchaba un desgarrador llanto; una mujer implorando piedad. Ella hizo lo que vio hacer a las demás y se alejó de las rejas, al momento vio pasar frente a ella a dos hombres arrastrando a una joven semidesnuda, con las ropas hechas jirones, se dirigían hacia las escaleras que minutos antes había visto al final del. Entonces se dio cuenta que aquel lugar no era el calabozo de la villa, aquel calabozo nunca lo había visto. La vez que estuvo encerrada con Gonzalo estuvo en otro lugar, no era allí. Ese lugar parecía una especie de gruta, con cavidades estrechas, delimitadas por rejas que a su vez hacían de puertas, lo que impedía ver a la persona que permanecía en la celda de al lado.
#131
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:56
La humedad resbalaba por las frías paredes, aquella cárcel lloraba al igual que la mujer que llevaban arrastras por los pasillos implorando perdón. Perdón por una culpabilidad que no era cierta. Las demás, volvieron a gritar, suplicando un poco de agua que llevarse a la boca. Margarita permanecía absorta en sus pensamientos, cuando de pronto frente a ella, asomó una mujer con la cara destrozada mirándola fijamente. Margarita dio un salto hacia atrás, la mujer todavía ensangrentada presentaba unos cortes en su rostro que imaginó se los había producido el filo de un arma blanca. ¡Le habían desfigurado el rostro!, que ahora en parte infecto, todavía sangraba o supuraba.

Margarita suspiró profundamente, intentando que su sorpresa y el asco que sintió al verla, no se notaran y haciendo un verdadero esfuerzo para no vomitar, le sonrió. Aquella mujer al ver su honesta sonrisa lloró. Margarita se apiadó de ella.

—No llores, mujer—le dijo dulcemente.

—Eres… la primera persona que me sonríe… desde hace muchos meses, desde que Valentina, la mujer que estaba ahí en tu celda, murió.

Margarita se sorprendió por aquello.
#132
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:56
—¿Cómo te llamas?—siguió preguntando la mujer.

—Margarita—respondió temerosa y angustiada.

—Yo me llamo Jimena.

La mujer vio en los ojos de Margarita el horror que reflejaba su presencia.

—No te preocupes, se lo que estás pensando, que soy una especie de monstruo, ya sé que estoy desfigurada, y horrible; al principio me importó, pero ahora, ya no me importa. ¡No me importa nada! ¡¡Quisiera morirme!!—gritó con un desgarro que le helo la sangre.

—¡No digas eso!, siempre hay una esperanza.

—¿A sí?

— De momento sigues viva ¿no?

—¿y para qué?, no hay salida para nosotras, y todo porque unos hombres dicen, que soy una bruja.

—¿Y por qué dicen eso?—preguntó Margarita.

—Porque me encontraron buscando romero para hacer unas hierbas a mi madre, y dijeron que buscaba hierbas para hacer conjuros contra la iglesia y la corona, nos encerraron a las dos, a mi por bruja y a ella por estar poseída por Satán.

Margarita se quedó angustiada. No sabía que decir.

—Y…—preguntó Margarita tragando saliva—¿cómo te has hecho eso?—dijo señalando su rostro.

La mujer, bajó la vista al suelo.

—Más vale que no lo sepas. Y reza para que no empiecen contigo.
#133
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:56
Margarita se estremeció, estaba aterrada. Otro pinchazo le hizo lanzar un pequeño grito de dolor.

—¿Te ocurre algo?—preguntó la mujer.

—No, no es nada. Tan solo tengo un pequeño dolor, abajo y en el costado.

—¿A caso te han forzado?¿ Han abusado de ti?

Margarita palideció. Porque le estaría preguntando aquello aquella mujer.

—No te avergüences Margarita, aquí eso es normal.

—¿Cómo que es normal? … a ti… también...

—Pues claro mujer. Todas pasamos por eso, y lo normal no es que lo hagan solo una vez, si no varias veces al día. Es lo habitual. Y te aconsejo que no te resistas, porque de lo contrario usarán sus herramientas de tortura. Porque te crees que se han llevado a esa pobre muchacha.

Margarita no podía creer lo que le estaba diciendo aquella mujer.

—¡Pero si apenas es una niña!—censuró.

—Esas les gustan más—dijo pegando su rostro contra los barrotes—. Las puras, las vírgenes, esas son las que más mal lo pasan y con las que ellos más disfrutan.

—¡Dios mío! ¿Y quién da las órdenes?—preguntó indignada.

—Aquí no hay órdenes. Aquí cualquier hombre hace lo que quiere. Casi siempre van en grupos de tres o cuatro y te violentan de dos en dos o de tres en tres. Uno por delante, otro por detrás, otro te mete mano…

En aquel momento en la celda contigua asomó otra mujer y dando un golpe en los barrotes gritó.
#134
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:57
—¡¡Cállate ya!! Porque le dices eso a la pobre.

—¡Porque tiene que saber la verdad! ¡Tiene que saber a qué se enfrenta! ¡¡No hay salvación para nosotras!! Acaso es mentira lo que le digo.

—No seas cruel Jimena.

—La verdad, sí que es cruel. ¿Por qué no puedo decírselo? Acaso si callo se va a salvar de ese dolor, de esa humillación. ¿Es que no es mujer? Y ¿qué es, ser mujer?

Margarita permanecía en silencio, con los ojos como platos intentaban comprender aquella pesadilla, intentaba permanecer serena, pero no pudo, la congoja nubló su mirada con las lágrimas que brotaban del fondo de su alma sin poder evitarlo. ¿Qué pasaría con ella? ¿Y con su bebé? Tenía que huir de allí. Tenía que pensar algo. Pero ¿el qué?

—Disculpadme, pero no me encuentro muy bien—dijo Margarita con un hilo de voz.

—Está bien—gritó Jimena—, escóndete en el rincón más lejano de tu celda, ¡pero pronto te sentirás peor!

—¡¡Jimena!!, basta ya, que la estás asustando.—hablo la segunda mujer que estaba junto a Jimena—¡Margarita! Hola, me llamo Mencía, y te digo que no te preocupes, que procures descansar lo que puedas, y no le hagas caso a Jimena, desde que le pasó lo que le pasó, está un poco ida.

—¡¡Te estoy escuchando!!—gritó a pleno pulmón Jimena. Mencía no le hizo caso y continuó calmando a Margarita.

—A veces, pasan días sin que esos hombres pasen por aquí. Además hoy ya se han llevado a una joven, así que ante la desgracia de la pobre, nosotras podemos respirar un poco más tranquilas.
Margarita apenas podía ver a Mencía, pero le regaló una tímida sonrisa.

—Gracias.
#135
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:57
—Anda, descansa—le indicó la mujer—, dentro de un rato nos traerán agua y comida, es la única comida que nos dan al día, y aunque apeste intenta comer, hemos de mantenernos fuertes.

—Sí, descansa que ya te cansarán ellos—continuó importunando la primera mujer.

—¡¡Jimena!!, ¡creo que no deberías hablarle así! Déjala en paz.

Una espeluznante carcajada salió de la garganta de aquella mujer. Mencía miró a Margarita y le hizo un gesto para que terminaran la conversación, no hablaran más y se retirara a descansar.

Margarita, se acurrucó en el mismo rincón que había ocupado desde que llegara a la celda. Pensó en la crueldad de aquellos hombres, y en el abuso al que eran sometidas todas las mujeres, en cierto modo, Jimena aun poseída por aquel dolor y rozando la demencia, tenía razón, las mujeres ya fueran ricas o pobres, si algún hombre lo deseaba siempre acababan sometidas, maltratadas, ya fueran sus maridos, o por los señores nobles donde trabajaban, por el clero, por los soldados, por cualquier hombre que se le pusiera entre ceja y ceja. La mujer que tenía la desgracia de cruzarse ante aquellos desalmados, siempre era humillada, vejada y se encontraba indefensa ante aquella sociedad, era usada como un simple mueble, no tenía derecho a tener corazón, a pensar por sí misma, a decidir sus actos, ni mucho menos a tener sentimientos.

De repente, irrumpió en sus pensamientos como una fuerte luz, la imagen nítida de Gonzalo. Que diferente era al resto de los hombres que había conocido. Tan dulce, tan honesto, tan tierno, tan encantador.

—¡Gonzalo!—su nombre salió con un suspiró del interior de su ser.
#136
MarGonz
MarGonz
05/12/2012 01:58
—¡Te quiero con toda mi alma!—musitó—, aunque me hayas traicionado con Lucrecia, no puedo dejar de amarte, te amo tanto, que me duele, he luchado contra eso, Dios sabe que es verdad, pero es imposible, no puedo arrancarte de mi corazón, ni ahora, de mis entrañas —miró su vientre, lo acarició, recordó los momentos vividos con él. Gonzalo siempre había sido especial para ella. Desde pequeños, él había respetado sus decisiones, su manera de pensar, su manera de hacer. Que diferente a Víctor, cuanto le había hecho sufrir. Aunque ahora Gonzalo también la había traicionado. Cerró los ojos reviviendo aquel fatídico día, donde toda su ilusión se hizo añicos, cuando encontró a Lucrecia y a Gonzalo retozando en aquel lecho.

Volvió a respirar ahogando su dolor y su llanto, queriendo transformarlo en arrojo y coraje. Debía ser fuerte, se repetía una y otra vez, pero Gonzalo era su debilidad, no podía ante aquel ser tan imprescindible para su vida, necesario como el aire que respiraba. De nuevo, sintió un ligero dolor en su vientre, y en aquel rincón del mundo Margarita se sintió más sola que nunca, completamente desamparada. Sin quererlo, y aunque luchó para no caer, la pena y el miedo se fueron apoderando de ella hasta que por fin lloró, lloró tan intensamente hasta que el cansancio de su misma angustia y el dolor que reinaba en su alma, venció a su mente y la dejó profundamente dormida.
#137
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 00:56
21- EL RESCATE


El Águila Roja llegó a los calabozos. Con sigilo escondiéndose entre las sombras de aquel lugar, entró y fue directamente al despacho del comisario. No había nadie. Miró entre sus papeles para ver si encontraba alguna nota entre sus papeles, cualquier cosa que le llevara sobre la pista de Margarita, buscó por los estantes, en los cajones. Ninguna nota, ¡nada! Entonces escuchó el sonido característico de las espuelas del comisario, rápidamente desenvainó su Katana y buscó un lugar donde esconderse, se aproximo a las cortinas que quedaban más lejanas de la mesa y se refugió tras ellas. El comisario entró en aquella estancia seguido del Cardenal Mendoza y su lugarteniente. Entregó un papel a su subalterno mientras le decía.

—Pedro, puedes retirarte, quédate en la puerta que no entre nadie, ¡nadie entiendes!

—Como ordene señor.

El lugarteniente salió de la habitación, dejando solos a los dos hombres.

—Tome asiento monseñor.

El Cardenal se sentó frente al comisario que hizo lo propio frente a su escritorio.

—Y bien comisario, ¿qué es eso tan importante que dice que tiene?

—Todo a su tiempo querido cardenal, todo a su tiempo.

—Pues no me lo haga perder, señor comisario. El tiempo es oro y yo no tengo tiempo ni oro que perder. ¿Porque me ha traído hasta aquí? ¿Acaso ha encontrado el Santo Grial?

—¡Por Dios excelencia!, es algo mucho mejor para Usted, y para su candidatura al trono del san Pedro que tanto desea.

El cardenal frunció el ceño y miró detenidamente al comisario de la villa, apoyó sus codos sobre los brazos de la butaca y cruzó sus manos frente a su mentón.

—Está bien. ¿Qué es lo que quiere comisario?

—Ahora está mejor. Veo que nos vamos entendiendo.

—¡Déjese de sarcasmos comisario y dígame de una vez lo que quiere.

El comisario sacó una carta de su escritorio.
#138
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 00:57
—Lea esto eminencia.

—¿De qué se trata?

—Lea, luego me dice.

La cara del Cardenal palideció.

—¡Como osáis pedir tal cosa!

—Se de alguien que si me lo dará.

El Cardenal se puso en pié.

— Yo no puedo darle eso que me pide.

—¡Está bien!, no vayamos a discutir. Eminencia—Hernán le hizo una reverencia y le indicó la puerta. El Cardenal miró hacia la salida pero no podía marcharse sin saber de qué se trataba aquel negocio.

— ¡Y qué cosa es tan valiosa, para semejante premio!

Sin mediar palabra Hernán se incorporó y se dirigió hacia un arcón que quedaba cerca de la mesa, lo abrió y de su interior sacó una caja que dejó con sumo cuidado sobre la mesa. Inmediatamente desabrochó su casaca de cuero negro dejando a la vista su recio pecho, descubriendo pendida de su cuello, el brillo de una cadena, que sujetaba una pequeña llave. La sacó de entre su ropa y abrió la caja, lo que sacó de ella, dejó atónito al Cardenal que se incorporó al instante dando un paso al frente, sus pequeños y maliciosos ojos se abrieron con fuerza al contemplar lo que le estaba mostrando el comisario.

—¿El quinto evangelio?

El héroe desde su escondite se estremeció al oír aquellas palabras. Quería salir de allí, pero debía guardar calma, en aquel momento no podía hacer nada, tan solo espera y escuchar. El comisario tenía el evangelio, así que el mismo comisario le llevaría hasta Margarita. Cerró los ojos, movió sus dedos uno a uno y apretó los puños sobre la empuñadura de su Katana que alzada a un costado permanecía fija en posición de ataque, tras el pesado cortinaje de terciopelo negro, esperando el momento de actuar.

—¿Donde lo ha encontrado?¿ Quien lo tenía?

—Eso no importa eminencia, lo importante, es que está en mi poder, y con el puedo llegar donde quiera, incluso puedo llegar al rey.

—¡Eso nunca!
#139
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 00:57
—¿Y por qué no? El Rey, agradecerá mi lealtad y quizá me pague más que vos.

—El rey no puede tener el quinto evangelio, ¡lo ha de tener el clero!

—O sea vos. Para chantajear al rey, si no hace lo que le pedís, y para someter al pueblo. Si se llegara a descubrir lo que en él se dice, se le acabaría el poder de la iglesia sobre los hombres ¿verdad eminencia?

El Cardenal lanzó veneno en su mirada.

—¡Y que sabéis vos de lo que dice o no dice el evangelio!

—No os creáis que soy un ignorante, yo también tuve mi educación eminencia, y precisamente un franciscano ya me había hablado alguna vez del quinto evangelio—El comisario parecía divertirse ante aquella situación de la que creía tener las riendas, Gonzalo recordó a Agustín cuando a él también le habló de aquel evangelio. El comisario prosiguió—Aunque a decir verdad, nunca creí lo que aquel buen fraile me explicó sobre la verdadera biblia.

—Sabéis que por menos que eso, la inquisición ha matado a muchos que pensaban como vos.

—Cardenal—dijo irónico—, ¿quien ha oído que yo le haya dicho algo sobre el evangelio? Estamos solos.

El Cardenal comprendió.

—Por eso, por el valor que tiene este libro, os pido lo que os pido, creo que si vale la pena que os lo penséis. Habéis tenido el privilegio como familia que somos, en ser el primero en saber que lo tengo yo, así que eminencia, os dejo de plazo hasta media noche para que aceptéis mi propuesta.

—¡Yo no puedo daros todo ese oro que pedís!

—Bien, no hace mucho, vos me pedisteis mi parte del botín,cuando me amenazasteis con matar aquel pequeño bastardo.

—Eso era otra cosa.

—Está bien mi querido Cardenal. Quizá…—hizo una pausa—, quizá al inquisidor le interese mi propuesta.

—¡Dadme inmediatamente ese libro!—gritó colérico el Cardenal.

El comisario dejó el libro dentro de la caja y la cerró de golpe, poniendo sus manos sobre ella.
#140
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 00:58
—Pensaos bien lo que os he dicho eminencia. No estoy bromeando. Si a media noche no tengo noticias vuestras, se lo propondré al inquisidor, o al mismísimo Rey si es preciso —El comisario apoyándose en sus manos, movió su cuerpo sobre la caja que contenía el evangelio y que permanecía sobre su escritorio, acercándose deliberadamente a la sudorosa piel, que cubría la grasienta frente del Cardenal . Hernán clavó su mirada en la de él y le preguntó— ¿Quién creéis que pagará mejor de los dos? ¿El inquisidor? O ¿El Rey?

El Cardenal indignado, dio media vuelta y se dirigió a la salida.

—Estáis jugando con fuego comisario. Nos volveremos a ver.

—Cuando deseéis eminencia. Os estaré esperando.

El Cardenal salió de la estancia exhalando ira por sus poros. Hernán guardó su caja en el arcón, momento que aprovechó el Águila para salir de su escondite, pero en el preciso momento que el héroe iba a lanzarse sobre el comisario, escuchó al lugarteniente hablando con una mujer, inmediatamente reconoció aquella inconfundible voz, era la voz de Lucrecia. Sorprendido ante aquella visita inesperada, regresó rápidamente al mismo lugar donde había permanecido escondido durante todo el tiempo.
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