FORONOVELA: Cerrado

Qué bonitooooooo! Espero que nos sigas regalando estos fragmentos y los guionistas escenas como las de hoy.

hayyy sige plisss!!!!!!!!!

Toc, toc, ¿hay alguien? ¿señores guionistas pueden pasarse por este post y aprender un poquito?

Está genial ,genial.................¡¡muchas gracias!!

me encanta
haber como se da el dia de campo
sigue asi por fabor

hayyyyyyyyy estoy al borde del parrake que se van al campo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
hombre lo suyo sería san nicolás del puerto que es preciosísimo y tiene un manantial hermoso

Ay por ios, CAmpanilla, que bonito, si estoy babeando al imaginarme las escenas. Si lo veo en la pantalla me mueeeeeeeeeeeeeeeeeero.

Que maravilla ¡¡¡¡¡¡

Síguela, por favor, escena en el campo, con lluvia si puede ser y luego recogimiento en una chocilla o algo, para secarse o para lo que sea, jajajjaja ¡¡¡¡¡¡

Puff, que escenas, que calor ¡¡¡¡¡¡

campanillas danos el polvo greempeace, que hemos reivindicado por activa y pasiva en este nuestro foro

preciosisimoo sigue cuando puedas

por favor sigue escribiendo,a ver si los guionistas se enteran como escribir escenas bonitas.

Hola de nuevo a todas:
Aqui os dejo el dia en el campo de Miguel y Sara. No he podido ponerlo antes porque me ha sido imposible. Espero, como siempre que sea de vuestro agrado.
Saludos a todas


Aún tardaron en salir a la calle. Después de bajar de la habitación desayunaron con la Maña, que al enterarse de que se iban al campo les preparó una cesta con pan, vino, queso y fruta.
-Eres como una madre, Maña- dijo Sara estampándole un sonoro beso en la mejilla.
-Anda parejita, pasadlo bien. Pero no vengáis muy tarde que el día está bueno pero luego va a llover.
-¿ De verdad ?- preguntó Miguel.
-Anda, no le hagas caso a la Maña, que con el tiempo nunca acierta- decía Sara riendo.
-Alguna vez ya he acertado hijica
-Seguro que hoy no, Maña. Hoy va a hacer un tiempo maravilloso- replicó Sara graciosamente , saliendo de la posada agarrada del brazo de Miguel.
Y echaron a andar. Anduvieron campo a través, subieron monte, bajaron monte y al final encontraron una explanada perfecta para extender la manta que llevaban y pasar el día.
- Vaya paseo hemos dado. Dijo Miguel mientras se tendía en la manta y miraba el cielo. Sara había servido ya dos copas de vino y ofreció una al teniente.- Por ti- dijo brindando.-Porque eres el mejor novio que pude soñar nunca. Te quiero.
Miguel la miraba emocionado. Yo brindo por una piedra.- dijo, sonriendo a Sara. ¡ Estaba guapísimo !
-¿Una piedra ?- preguntó Sara extrañada
-Si, una piedra. La que me golpeó el tobillo el día que te conocí. Porque la pedrada no fue nada, si lo comparo con el golpe que noté en mi corazón cuando te ví por primera vez. Porque fue en ese mismo instante, Sara, al mirarte, cuando me dije a mí mismo: “ Miguel, a ver cómo lo haces porque es ella. Acabas de conocer a la mujer de tu vida “. Y a pesar de que cada vez que te veía me ponía nervioso y no acertaba a decir nada coherente me propuse conquistarte. Me propuse ser para ti el apuesto y valiente caballero que viniera a rescatarte.
-¡ Te acuerdas de todo Miguel !- Y Sara le plantó un beso en los labios. Estaba emocionada. Levantó la copa y exclamó:- ¡ Por la piedra !- y brindaron juntos.
-¿ Sabes qué pensé yo en ese momento ?
-¿ Qué pensaste ?
-Cuando te dí con la piedra pensé : “ Vaya Sara, qué mala suerte tienes. Acabas de encontrarte un auténtico príncipe azul guapísimo, y sólo se te ocurre darle con una piedra”. Tengo que reconocer Miguel que estabas guapo. Si llego a saber entonces que me meterías en el calabozo, y me acusarías de ladrona,habría pegado a la piedra más fuerte- dijo en tono de broma.
-¿ Más fuerte ? Te vas a enterar- dijo mientras dejaba la copa ya vacía en la cesta.
Adivinando lo que estaba a punto de hacer Miguel, Sara dejó también la copa en la cesta e hizo amago de levantarse. Miguel fue más rápido que ella y la aprisionó con su cuerpo. Comenzó haciéndole cosquillas. Sara no podía escapar de esa bendita prisión que era el cuerpo de Miguel. No quería escapar de esa prisión. Aunque supo moverse adecuadamente para que su novio enloqueciera de placer. Los movimientos sensuales que hacía Sara contra el cuerpo de Miguel lo volvieron loco de pasión. Rodó por la manta con Sara, de manera que las tornas cambiaron y era ella ahora la que llevaba la iniciativa y acariciaba al teniente ahí donde sabía que le gustaba. Él a su vez, le besaba el cuello, le tocaba el pelo, los pechos… Sara rozó la entrepierna de Miguel y éste tomándola entre sus brazos, comenzó a besarla apasionadamente. Ella respondió con la misma intensidad. De pronto, comenzaron a caer grandes gotas de lluvia. ¿ Será posible que la Maña haya acertado con la lluvia precisamente hoy ?- pensó Sara sin dejar de besar al teniente. Quizás no era un mal final para un día en el campo. Le encantaba la lluvia y le encantaba ese hombre que la besaba mientras la lluvia caía intensamente sobre ellos. No le importaba nada mojarse, si estaba con Miguel. Sobre todo si la besaba así. Pero llovía tanto que el suelo se iba a convertir en un barrizal. Miguel se separó de Sara muy a su pesar y comenzó a recoger todo. Primero la manta, para que no se mojara si era posible.

( continúa en el otro post )

(Continuación del día en el campo )


-Sara, un poquito más abajo hay un refugio de pastores. Vamos allí. No quiero que te enfermes.
Y llegaron al refugio, empapados hasta los huesos. Lo primero que hizo Miguel fue encender el fuego. Se agachó para ello, y Sara lo miraba atónita.¡ Dios ! Estaba tan atractivo… Su ropa se le pegaba a la piel mostrando un cuerpo perfecto, una musculatura perfecta, un culo perfecto… A pesar de estar helada Sara notó una corriente de calor que recorrió todo su cuerpo. Miguel, ajeno a la admiración que estaba despertando en ella, la oyó suspirar y se volvió hacia ella. Era toda una visión. Tan hermosa que le costaba quitar los ojos de ella y centrarse en el fuego. Tenía el pelo mojado, y la camisa empapada se adhería a sus pechos. En ellos los pezones, sublevados, reclamaban un poquito de calor. Un calor que Miguel iba a darles en cuestión de segundos. Se acercó a su amada, que le miraba con pasión. Lo volvía loco. Fue Sara la que le abrazó. Comenzó a besarle. Desató el pañuelo que él solía llevar al cuello y jugó con él. Cogió de cada una de las puntas y lo atrajo hacia ella. Le besó con pasión. El pañuelo había ya cumplido su función, asi que lo dejó caer. Comenzó entonces a desabrochar los botones de la camisa que aún le quedaban abrochados y lo hizo con lentitud, con delicadeza, cuando lo que más le apetecía era arrancarlos de una vez, para poder tocar cuanto antes su pecho, sus hombros fuertes, su espalda. Su cuerpo. Le encantaba el cuerpo de Miguel. ¡ Todo Miguel le encantaba ! Mientras ella le quitaba la ropa, él se la quitaba a ella. Y lo hizo delicadamente, como si fuera una muñeca de porcelana. Le acariciaba todas las partes de su cuerpo. Rozó los pezones de Sara con el dorso de la mano y la respuesta de Sara no se hizo esperar. Ya no podía aguantar más. Quería que Miguel le hiciera el amor. Ya Miguel, por favor, hazlo- le dijo mientras tocaba su entrepierna. Miguel se sintió inundado de deseo y de pasión por esa mujer, y no quiso esperar más. Se tumbó sobre ella, la admiró, la besó con frenesí y la hizo suya. Cabalgaron juntos por las tierras del amor. Allá, en ese pequeño refugio de pastores, acompañados por el soneteo de las gotas de aquella lluvia intensa se amaron locamente. No había posibilidad de interrupciones, no tenían que ahogar sus gemidos porque no había nadie por ahí cerca. Estaban sólo ellos. Nada ni nadie tenía cabida en ese refugio. Quedaron extasiados . Permanecieron así un buen rato, abrazados, felices, diciéndose cosas el uno al otro sólo con la mirada.
- ¿ Sabes Miguel ? A partir de hoy la lluvia no será para mí lo que era. No la voy a ver de la misma manera. Porque la lluvia siempre me recordará a ti y a este momento irrepetible.
Miguel rió, porque Sara tenía razón. Para él tampoco la lluvia sería lo mismo. Fuera seguía lloviendo. Aún tendrían que permanecer allí un rato. Sirvió dos copas de vino y ofreció a Sara una rosquilla, que ella rechazó. El se la comió pensando que realmente estaba deliciosa. Estaba orgulloso de lo bien que le habían salido a Sara. Sería una buena cocinera. Sonrió. Volvió a echarse al lado de Sara y la abrazó, y así, abrazados se durmieron. Cuando despertaron la lluvia había cesado ya. Tendrían que esperar a que las ropas se secaran un poco más, así que el teniente echó más leña al fuego y volvió al lado de Sara, que aunque no lo dijera tenía frío. La acurrucó entre sus brazos para darle calor. Y se lo dio. Y se calentaron el uno al otro, tanto, tanto, que volvieron a ser uno.
Llegaron al pueblo cuando casi anochecía. Cenaron un poco en la habitación de Sara. Estaban en la cama, abrazados. Miguel enredaba sus dedos en los hermosos rizos de la inglesa.
-Ha sido un día de campo maravilloso, Miguel. Me encantaría repetirlo.
-Y lo haremos. Lo prometo. Volveremos. Pero se me ha ocurrido que otro día te voy a llevar a un sitio que conozco, que estoy seguro te va a gustar mucho. Ahora duerme que es muy tarde. Y le besó en los labios antes de dormirse él también.

precioso! Me hacen gracia algunas expresiones jaja

Joder campanilla, que apasionados son tus relatos, me ha gustado mucho.

wuaw que pasión, si hasta me ha dado un poco de cosa leerlo, me ha encantado!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! sigue por favor

Campanilla... cuanta pasión !!!! madre mia !!!! no apta para menores !!!

Muchas gracias por tu relato. Estas escenas no las veremos en la serie, gracias por escribirlas.

Glupsss, para algunas esto tiene dos rombos :


así que deberíamos vetarlas que lo lean

Crislovely, prohibidoooooo.

Pues teneis toda la razón del mundo. Igual debería haber sido más light. Lo siento.

Uauuu! que apasionanteeeee!!!!!!!!!!!!! esto és apto para todo el publico pero para nenes y nenas peques noo..

No se puede quitar el dia en el campo ??
Pero cuantas menores hay aqui ?