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Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)

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#0
Roberta72
Roberta72
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.

Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1

Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#81
Hilandofino
Hilandofino
10/05/2011 14:10
Hasta que me lo leí, tantos días faltando y...¡¡estoy enganchadísima!! BRAVO, Roberta72.

Me ha encantado lo de la Virgen del Eterno Suspiro, y que la cama de Saritísima se rompiera, jajajaja.
#82
Roberta72
Roberta72
10/05/2011 23:26
Seguimos....
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Capitulo 11

- ¿Qué vas a hacer hoy, muchacha? – preguntó la Maña mientras veía bajar las escaleras a Natalia.
- Buenos días, Maña. No tengo nada pensado, ¿te ayudo en algo?- preguntó solícita.
- ¡Quita, chiquilla! – dijo escandalizada - ¿Cómo voy a dejar que me ayudes en la posada? ¿Qué pensaría la gente? Anda, vete a dar una vuelta por ahí.
- Estoy cansada y aburrida de dar vueltas por ahí sin hacer nada de provecho – dijo Natalia mientras salía por la puerta.

Natalia fue a la herrería, recogió su caballo y dejó que él mismo decidiera hacia donde se encaminarían sus pasos. Casi sin darse cuenta llegó al mismo sitio donde había estado el día anterior, el terreno de Roberto, aunque parecía que allí no había nadie. Aprovechó la oportunidad para ver cómo le iba a Roberto con su trabajo. Ella no entendía casi nada de tierras, sus negocios no estaban relacionados con ellas, pero era evidente que aquel terreno no era de lo mejor y que se necesitaría mucho trabajo para poder hacerlo realmente productivo. No era completamente llano, de la tierra asomaban muchas piedras y desde que ella estaba allí no había llovido, y no hacía falta saber de agricultura para darse cuenta de que sin agua no crece nada.
- Al final no me diste tu opinión sobre mis tierras – dijo una voz a su espalda.
- Buenos días Roberto – dijo volviéndose - No creo que mi opinión te sirva de mucho, no entiendo absolutamente nada de temas agrícolas…- dijo encogiéndose de hombros.- Me ha extrañado no verte por aquí.
- Si, bueno, he estado ocupado – dijo titubeando. Había ido hasta Villareja para intentar conseguir financiación y así poder seguir cultivando su terreno, aún no había conseguido nada por lo que todavía no quería comentarlo con nadie – ¿Y tú? ¿Cómo así por aquí?
- No sé, cogí el caballo y le dejé que me llevara…
- Tienes mucha suerte de no tener ningún tipo de responsabilidad, pero algunos tenemos trabajo, obligaciones, problemas. - ¿Por qué había dicho eso?, pensó al instante. Natalia no tenía ninguna culpa de que las cosas le estuvieran saliendo mal, no tenía por qué pagar su frustración con ella; es más, le encantaría poder hablar con ella de todo… pero no se atrevía, no tenía el valor que ella había mostrado el día anterior al contarle la humillación que había sufrido. No merecía que nadie le contase sus problemas, tan solo se deberían compartir alegrías con ella.
- Bien, pues no te molesto más, pero que te quede claro que todos tenemos trabajo, obligaciones y problemas; lo que ocurre es que otros – dijo Natalia enfatizando esa palabra – tienen además complejos.
- ¿Lo dices por mi?
- No, lo digo por mi caballo- replicó Natalia.
- Mira, señoritinga remilgada, si estás aburrida vete a dar la lata a otra parte, que algunos tenemos que deslomarnos de sol a sol para que otros- él también enfatizó esta palabra – puedan dedicar el día a pasear a caballo.
- ¡Serás, estúpido! – replicó Natalia enfadada – Si lo que te gusta es regodearte en tu desgracia allá tú, pero no pongas de excusa a los demás. Si te es más sencillo echar la culpa a cualquiera de todo lo que te pasa, muy bien; pero no te engañes, lo que te ocurre es que no tienes valor suficiente como para mirar de frente a la vida. – y diciendo esto dio media vuelta y comenzó a alejarse.
- ¿Y me hablas tú de enfrentarse a la vida? – No, no debería haber dicho eso, había sido una crueldad utilizar la conversación del día anterior para defenderse de las palabras de la joven, de las verdades que Natalia le había dicho.
Natalia volvió caminando lentamente hasta colocarse frente a Roberto, a muy pocos centímetros de él, sus cuerpos casi se tocaban y le dijo: - No voy a contestar a tus palabras, sería caer muy bajo, demasiado bajo.- y se fue.

Roberto no podía comprender por qué se comportaba con Natalia de aquel modo, cuando no la tenía cerca tan solo podía pensar en el dolor que había sufrido, en que daría cualquier cosa por verla sonreír, daría su vida por verla feliz. Sabía que jamás tendría ningún futuro junto a ella, estaba muy claro que eran muy diferentes y que la vida no les iba a llevar por el mismo camino, pero aún así no podía evitar necesitarla. Sin embargo, cuando la tenía cerca no sabía cómo actuar, se ponía nervioso, las manos le sudaban, sus ideas se embarullaban y las palabras que realmente sentía no le salían, tan solo decía estupideces que la causaban dolor.

- Menudo ojo tienes, prima. ¡Qué Roberto siente algo por mí! Si, odio, resentimiento, manía… – murmuraba Natalia mientras volvía a Arazana – Mejor así, aunque jamás pensé que pudiera llegar a traicionarme al hacerme recordar lo que le conté ayer. Pero la culpa es totalmente mía, ¿quién me manda confiar en un desconocido? ¡Seré idiota! ¡Maldito patán!
- Bueeeeena tardes, zeñoita. ¿Por qué está uzte hablando zola?- Rafaelín apareció tras unos árboles acompañado de su burro Mantecao.
- Hola Rafaelín, menudo susto me has dado.
- Zi la ven hablannndo zola, van a penzá que eztá uzté loca.
- No me importa, ¿sabes? Me da igual lo que la gente piense de mí – dijo Natalia desmontando de su caballo.
- ¡Ahhh no! Ezo no ez verdá, a nadie le guzta que la gente no la quiera. ¿Eztá uzté triste o enfadá?
- Creo que ambas cosas – y Natalia comenzó a andar junto a su acompañante.
- ¿E por Roberto?
- No, ¿Por qué dices eso? – pregunto la joven
- Porque loz he vizto antes y paaarrezía que ejtaban dicutienndo. Roberto e un buen muchacho, pero la gente no le coprende.
- ¿Y tú si? – le preguntó Natalia intrigada.
- Claaaaaro. Como eztoy tanto tiempo zolo; bueno zolo no, eztoy con mi Mantecao, puej pienzo muucho. E Roberto e muuuu cabezón, pero e muuuu buenisiiiisimo. Ha trabajau pa loz Montoro dezde qu’era mu chiquirritín, y hazia la faena como loj hombrez y tó pa que zu hermano e Juanito fuera a etudiá. Y e don Alvarito eze, eze zi que e malo, tie al Roberto atravesaú y ahora que Roberto za comprao el terruño, puez zeguro qu’intentará algo; pero ze vá a fajtidiá qu’el Roberto lo va a conzeguí.
- Eres un gran amigo Rafaelín – le dijo tomándole del brazo, - Roberto tiene suerte de que lo defiendas tanto, ya me gustaría que alguien hablase así de mi.
- Pero zi uzté e tamién buenisisiiiiisima, y cómo pega. Dijeon qu’al Antonio Villa lo dejó tiezo d’un golpe con l’ayua del Roberto.
- Si, soy famosa por mis golpes, algo muy distinguido – bromeó Natalia.
- No diga coza tan feaz y no ezté tan trijte. Zolo nezezita que la quieran un poquico, deje que la quieran eze poquico.
#83
crislovely
crislovely
10/05/2011 23:31
me encanta roberta , Natalia siente por roberto algo no??? se le nota.
#84
caleiro
caleiro
10/05/2011 23:35
Me encanta Roberta, estos dos tienen un problema de comunicación, pero creo que poco a poco se irán entendiendo mejor, no?
#85
turia70
turia70
10/05/2011 23:57
Muy bien Roberta.
#86
FichaRoja
FichaRoja
11/05/2011 00:29
Vaya, Roberta. Llevaba varios días sin leer la historia y me he leido los últimos cuatro capis de un tirón. ¡¡ Que emocionante ¡¡ Esta genial y estos acabarán juntos, a ver quien es más cabezón de los dos, jajaja ¡¡¡¡¡ Tal para cual.
#87
Roberta72
Roberta72
11/05/2011 07:57
Eso espero, que estos dos acaben juntos, pero ¿cómo? porque el premio a la cabezonería mayor del reino está muy disputado...y son muy distintos y llevan vidas completamente distintas.
¿Quién se apeará del burro? (No va por tí Mantecao)

A la tarde-noche otro poco más
#88
Roberta72
Roberta72
11/05/2011 19:47
Capítulo 12

Pasaron los días, Roberto siguió yendo a trabajar su terreno, aunque diariamente desaparecía durante horas sin que nadie supiera dónde se metía. Se comportaba de un modo huraño, no pasaba por la taberna al terminar su jornada de trabajo, cuando llegaba a casa hablaba poco y enseguida se retiraba a su habitación; parecía cansado, física y moralmente, abatido, triste. En realidad, durante las horas en las que desaparecía se acercaba a los pueblos limítrofes, Villareja, Berrocalejo,… en busca de ayuda para poder conseguir dinero y así mejorar su terreno; en ocasiones encontraba pequeños trabajos que realizar, duros y mal pagados, pero al menos era algo ya que no conseguía financiación de otro modo, nadie estaba dispuesto a prestarle el dinero que necesitaba. Esos trabajos que lo agotaban también le ayudaban a no pensar, cuando volvía a casa estaba tan destrozado que en cuanto llegaba a la cama caía rendido, y dormir era el único modo que había encontrado para no pensar en Natalia y en el daño que le había hecho.

Por su parte, Natalia había decidido no salir del pueblo y evitar lugares que Roberto frecuentaba, no quería caer en la tentación de volver a acercarse a él. A pesar de lo mal que la había tratado, no podía dejar de pensar en lo que Rafaelín le había dicho, lo bien que había hablado de él y que Álvaro Montoro trataría de hacerle fallar en su empeño de ser independiente, de no tener que deberle nada a nadie. Se parecían mucho, ambos eran tercos, fuertes, independientes ¿por qué tenían que llevarse tan mal?
- Natalia.
- Hola Miguel, - dijo ella dando un respingo – no te había visto entrar, estaba pensando en mis cosas.
- ¿Está Sara?- Miguel parecía preocupado.
- No, ha ido a entregar la correspondencia al cuartel, supongo que con la esperanza de encontrarse contigo. – Natalia sonrió - ¿Qué ocurre? Te veo preocupado.
- ¿Podemos hablar?
- Por supuesto; pasemos al dispensario, ahora no hay nadie. ¿Qué ocurre Miguel?- preguntó ella mientras él se quitaba el tricornio y lo dejaba sobre la camilla.
- No sé ni cómo empezar. Sara me ha contado que ya sabes que tus tíos no eran sus verdaderos padres – Natalia asintió con la cabeza – Nos llegaron noticias de que la madre de Sara se llamaba…
- Has dicho… llamaba, Miguel – interrumpió ella.
- Así es, un compañero me ha telegrafiado asegurándome que una mujer que concuerda con todos los datos que tenemos de la madre de Sara falleció por causas naturales hace casi 20 años.
- ¿Y el padre, hermanos? – preguntó Natalia.
- Aún no sé nada, pero no creo que sea fácil dar con ellos. No tenemos ningún dato. Por eso he venido a verte, – dijo tomándola de las manos – no sé cómo explicárselo a Sara…
- No hace falta, Miguel; os he oído – dijo Sara entrando en el dispensario.
- Sara – dijeron al unísono.
- Ven, siéntate. Ya sé lo que vamos a hacer, vamos a contratar un detective. No es que no confíe en la Guardia Civil – dijo Natalia mirando a Miguel – pero no está de más buscar más ayuda. De este modo ya verás como en pocos días encontramos pistas sobre tu padre.
- No, – replicó Sara mirando alternativamente a Natalia y a Miguel – no quiero seguir, no creo que pudiese soportar otra vez este dolor.
Miguel tomó de las manos a Sara y se arrodilló frente a ella.
- Sara, mi amor. Ahora no pensemos en nada, ya habrá tiempo para hablar de ello – mientras hablaba, Miguel depositaba dulces besos en las manos de su amada sin dejar de mirarla a los ojos – Ahora solo importa que te tranquilices, estoy aquí y no me voy a mover de tu lado, te lo prometo…
Natalia se retiró discretamente, sin poder evitar sentir envidia de un amor tan sincero.
#89
Campanillanj
Campanillanj
11/05/2011 21:24
Muy bonito. Me gusta.
Enhorabuena. Nos has dejado con las ganas de mas
#90
caleiro
caleiro
11/05/2011 21:31
Precioso Roberta como siempre.
#91
wenta
wenta
11/05/2011 23:03
Gracias, Roberta. Como siempre, precioso.
#92
istar
istar
11/05/2011 23:22
Yo también me he enganchado jejeje enhorabuena Roberta, porque me he sentido dentro de la trama, ansiosa estoy por "ver" un beso entre Roberto y Natalia.
#93
Mantecao
Mantecao
11/05/2011 23:38
Ay Roberta, qué bien, un relato en el que vemos a Roberto enamorado, está muy bien la lucha obrera, el terruño y la familia, pero no me digas que no te apetece que Roberto se nos enamore en la serie???
Gracias por incluir al héroe, al indiscutible galán de Arazana y no me refiero a Roberto o Miguel, me refiero a Mantecaoooooooooo....
#94
Roberta72
Roberta72
12/05/2011 20:24
¿Cómo no iba a incluir a lo más bonito de Arazana? En estos momentos me refiero a tí Mantecao.
guiño
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Capitulo 13

Durante las siguientes dos semanas, Sara fue recuperándose poco a poco. Aún no había decidido si iba a seguir con las pesquisas sobre la identidad de su padre y ni Miguel ni Natalia la presionaban al respecto. Durante esos días Natalia por fin pudo sentirse útil, ya que Sara no se sentía con ánimo de atender la imprenta y ella la sustituyó en sus quehaceres. De este modo, Natalia entabló relación con todos y cada uno de los habitantes del pueblo y, como bien le aconsejó Rafaelín, se dejó querer un poquito; todos tenían una palabra amable para ella, una sonrisa y Natalia estaba feliz, tan feliz como no recordaba haber estado jamás. Un día, con Sara ya al frente de su trabajo aunque no del todo repuesta, llegó a la imprenta un abultado sobre dirigido a Natalia.
- Natalia, este paquete es para ti – dijo Sara mostrándole el bulto.
- ¿Para mi? ¿Y quién va a enviarme nada a Arazana? Te habrás confundido – dijo sin levantar la cabeza del periódico que estaba leyendo – Oye, esta crónica que has escrito es muy buena…
- Natalia Reeves, - leyó Sara – Arazana. Te lo envía… a ver déjame mirar – dijo dando la vuelta al sobre – Luís…
- Déjame ver - Natalia dejó el periódico y se levantó como impulsada por un resorte - Pero qué… - Natalia rasgó el sobre y extrajo un montón de carpetas de su interior, entre las carpetas había también una hoja suelta escrita a mano, Natalia la tomó en sus manos dejando las carpetas sobre el mostrador y comenzó a leer.
- ¿Me vas a contar quien es Luís?- dijo Sara dejando todo lo que tenía entre manos – Vamos, cuéntame…
- ¿De qué estáis hablando? ¿Debo ponerme celoso de ese tal Luís? – preguntó el teniente Romero quien en ese preciso instante entraba en la imprenta. Durante las últimas semanas aprovechaba cualquier momento que tenía libre para interesarse por Sara y a menudo se pasaba por la imprenta a visitarla.
- Hola, mi amor. Nuestra Natalia acaba de recibir un voluminoso sobre, – nadie se dio cuenta de que en ese preciso instante Roberto entraba por la puerta, Sara y Miguel estaban distraídos el uno con el otro y Natalia leía detenidamente la carta – y cuando le he dicho que el remitente era un tal Luís me lo ha arrebatado de las manos sin dejarme terminar siquiera la frase.
- Buenas tardes, - dijo Roberto - me han avisado de que hay una carta para mi abuelo y vengo a recogerla.
- Hola Roberto, aquí la tienes - dijo Sara tendiéndole el sobre, Miguel lo saludó con una inclinación de cabeza y Natalia ni siquiera se dio cuenta de que había llegado pues estaba absorta en su lectura.
- Gracias y adiós – dijo Roberto y se retiró sin perder un instante.
- Adiós – dijeron a la vez Sara y Miguel. Esta palabra hizo que Natalia levantara la mirada del texto que estaba leyendo y vio cómo Roberto salía, aunque no se dio cuenta de que éste se quedaba tras la puerta a escuchar.
- Natalia, - dijo Sara riéndose - ni te has dado cuenta de que Roberto ha entrado y salido de la imprenta, ese Luis te tiene hipnotizada. ¿Tan guapo es?
- Oh sí, es guapo, guapo, guapo y mil veces guapo y el hombre más maravilloso del mundo… – comentaba Natalia mientras ponía exageradas caras de enamorada; la joven estaba de broma, pero Roberto tan solo oyó las palabras y se alejó – y un desastre además. – terminó con una carcajada. - Ya te he hablado muchas veces de él, lo que ocurre es que no me prestas la más mínima atención.
- ¿Es ese Luis? – preguntó Sara abriendo mucho los ojos.
- ¿Quién iba a ser si no?
- Oh, - dijo Sara desilusionada. Mirando a Miguel le explicó – Luis es un amigo de Natalia desde que eran niños y ahora trabaja para ella.
- Trabajamos juntos, – interrumpió Natalia – no me gusta como suena lo de trabajar para alguien. Se ha quedado al mando de todo mientras yo esté aquí; tiene un poder firmado que le autoriza a hacer y deshacer lo que le venga en gana, pero aún así mira qué montón de documentación y contratos me envía para que revise y dé mi aprobación. – dijo señalando las carpetas. – Este hombre…
- ¿Tal vez no quiera arriesgarse a que no estés de acuerdo con sus decisiones? – terció Miguel.
- No, Miguel. – su voz sonaba muy seria - Confío plenamente en su capacidad y en su honradez; es más, aunque soy yo quien tiene la última palabra, siempre cuento con su opinión. En realidad estos contratos no los ha enviado para que decida si firmarlos o no, estoy segura que son los que debo firmar y me los envía para que me familiarice con ellos antes de volver a casa. Los desechados estarán sobre la mesa de su despacho y te puedo asegurar que serán muchos más.
-¿Tanto confías en su opinión?- preguntó Sara
- Más que en la mía. – y tomando las carpetas, Natalia salió de la imprenta no sin antes decir:- Hasta luego chicos, os dejo, tengo un montón de trabajo que hacer así que creo que no me será posible cenar con vosotros esta noche; lo cual es una lástima, porque no tengo la menor idea de en qué podréis pasar la tarde y la noche vosotros dos solitos.
- Sara, amor, tu prima es…- dijo Miguel siguiendo a Natalia con la vista hasta que salió de la imprenta.
- ¿Especial?
- La verdad es que no sé cómo definirla.
- Es muy sencillo Miguel, - comentó Sara entristeciéndose – Natalia es una mujer que ha sufrido muchísimo. No tiene hermanos, sus padres murieron cuando era una niña y ha sufrido por amor. Todo esto ha hecho que se encierre en sí misma, que se endurezca, que no permita que nadie se le acerque…, de ahí sus respuestas: en ocasiones duras, pero siempre irónicas e inteligentes. No creo que nadie sepa lo que realmente pasa por la cabeza de Natalia Reeves, sobre todo porque Natalia Reeves no deja que nadie se acerque lo suficiente como para poder saberlo.
#95
Roberta72
Roberta72
12/05/2011 20:25
no me cabía todo en un mismo post...
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En la plaza de Arazana, Natalia fue casi atropellada por el sargento Morales que cruzaba sin mirar a toda prisa, y casi consigue tirar toda la documentación que la joven llevaba en sus manos.
- ¿Se puede saber dónde va tan deprisa, sargento?
- Perdone milady, no había reparado en su presencia; estoy buscando a mi teniente. – contestó él.
- ¿Al teniente Romero? ¿Ha ocurrido algo?- preguntó Natalia preocupada.
- No Milady, lo que ocurre es que mi Paca ha puesto potaje para cenar y como sé que a mi teniente le encanta el potaje de mi Paca, pues me he dicho: Ea, Morales, ve a buscar a tu teniente e invítale a cenar. Bueno, en realidad ha sido mi Paca quien me ha dicho que le busque.
- Pues no, sargento, lo siento mucho pero no he visto a Miguel en toda la tarde – Natalia mintió suponiendo que Miguel preferiría cenar con Sara en la posada que con Morales y Paca en su casa.
- ¡Qué lástima! Seguiré buscando, porque cualquiera le dice a mi Paca que no he encontrado al teniente. La última vez que se lo dije, ¿sabe lo que me contesto?- Natalia negó con la cabeza, esperando cualquier cosa - Que menudo Guardia Civil estaba hecho si no era capaz de encontrar a un hombre tan grande como el teniente en un pueblo tan pequeño como Arazana... Milady, ¿puedo hacerle una pregunta…personal? – le dijo bajando la voz y acercándose a ella.
- Por supuesto, sargento – contestó Natalia, aunque no estaba segura de haber hecho bien respondiendo de ese modo.
- ¿Es usted una milady? Es algo que me tiene intrigado, ya le pregunté al teniente por ello la noche que capturamos a Antonio Villa, pero no me respondió.
- Sargento, - dijo Natalia perpleja – no sé si no le estoy entendiendo o si no quiero entenderle…
- Me refiero a que si usted también es inglesa como su prima; porque si usted es inglesa habrá que llamarla también milady, lo cual será una complicación porque ya tenemos una milady, que es su prima de usted y cuando estén ustedes juntas, pues no sabremos cómo llamarlas, pero si usted no es inglesa…
- Pare Morales, pare. No hace falta que siga usted, no soy inglesa. Mi padre era inglés, como el de Sara, pero yo nací y he vivido casi toda mi vida en Bilbao. – explicó Natalia aturdida ante las conjeturas del sargento.
- Ya decía yo que se la entendía a usted muy bien para ser inglesa, bueno a su prima de usted también se la entiende muy bien… ¿por qué a los demás ingleses no se les entiende entonces? Porque don Richard, que Dios le tenga en su gloria, - dijo quitándose el tricornio – y al señor Richmond no se les entendía muy bien que digamos.
- Sargento, por favor discúlpeme, pero tengo un poco de prisa – se excusó Natalia.
- Si perdone,… entonces ¿cómo la llamo?
- Natalia, déjelo en Natalia, sargento.
#96
Mantecao
Mantecao
12/05/2011 20:49
Ole Roberta, que Natalia ha nacido en las Siete Calles, jajajajaja...

Deseandito estoy de ver lo celosísimo que se pone el Rober con el tal Luis....
#97
Roberta72
Roberta72
12/05/2011 21:07
Aupa Mantecao, te dejo escoger en cual de ella le ponemos la casita...

El Casco Viejo o Las Siete Calles (en euskera y oficialmente: Zazpi Kaleak) es el barrio más antiguo y el núcleo originario de la ciudad de Bilbao (Vizcaya, España). Forma parte del distrito de Ibaiondo (distrito 5). En el se encuentra la Catedral de Santiago y las iglesias de San Antón, San Nicolás y Santos Juanes.

Las siete calles que históricamente formaron el Casco Viejo son:

Somera
Artecalle
Tendería
Belosticalle
Carnicería Vieja
Barrencalle
Barrencalle Barrena

(Wikipedia dixit)


El problema es que la neskatxa nos ha dicho que cerca de casa hay un promontorio desde el cual ve el mar... y a mi historia le viene mejor algo así
comonomegustalahistoriavoyylacambionataliayroberto
#98
CHECHE
CHECHE
12/05/2011 21:17
Roberta ...preciosa historia....sigue que me encanta...
#99
telenovelista
telenovelista
12/05/2011 21:31
Preciosa la historia nunca pense que me fuera a gustar una con Roberto de protagonista pero tu la estas llevando tan bien que es como si siempre me hubiera gustado ese personaje ahora gracias ati hasta lo veo con otros ojos en la serie
#100
FichaRoja
FichaRoja
12/05/2011 21:41
Roberta, un poquito más por favor, cuando tu puedas, vale?

Está interesantísimo y tengo ganas de ver como estos dos se bajan del burro.

Gracias por tu historia.
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