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Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)

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Roberta72
Roberta72
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.

Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
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Capítulo 1

Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#1401
arunda
arunda
02/06/2013 12:28
snifbravosnifbravosnifbravosnifbravosnifbravosnif

Robertasonriente
#1402
Roberta72
Roberta72
02/06/2013 18:42
GRACIAS....
Muy amables....
Se hace lo que se puede.
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- No te preocupes, mi amor. Ya todo eso quedó atrás. – Natalia levantó la mano y acarició el rostro de Roberto, David hizo un pequeño ruido y Roberto se tensó – No pasa nada mi vida, no te pongas celoso de tu papá. Os quiero a los dos muchísimo. – comentó volviéndose hacia su bebé y acariciando su cabecita – Después… un día… bajé a la playa… recuerdo que no me sentía muy bien… había pasado mala noche, había tenido pesadillas y me dolía la cabeza. Ni siquiera sé cuánto tiempo estuve allí, cuando me di cuenta de que era tan tarde me giré y… - las miradas de ambos se encontraron antes de que ella siguiera hablando – Me caí, una ola me tiró contra las rocas y… - Natalia detuvo su relato durante unos segundos, le costaba hablar de aquellos momentos – Al ver que no volvía, todos se preocuparon y salieron a buscarme. Luis me encontró y me trajo a casa… Cuando desperté…
- ¿Sí? – Roberto la animó a seguir hablando. Imaginaba lo duro que debía haber sido para ella afrontar un embarazo en soledad, su propia madre no había tenido el valor suficiente como para hacerlo.
- Habían pasado varias semanas.
- ¿Semanas? – Roberto se alarmó, había supuesto que Natalia había estado inconsciente durante unos minutos debido al golpe o a las molestias propias de un embarazo pero, ¿semanas?
- Sí. Al caer me golpeé en la cabeza y en la espalda contra las rocas. Estaba muy débil y el doctor me dijo que debía guardar reposo. – Roberto seguía atentamente el relato de la joven, mientras no podía apartar la vista de su hijo – Estaba muy débil por la falta de una alimentación adecuada y además…
- ¿Además? – preguntó con temor.
- Temía que el golpe de la espalda hubiera afectado al uso de mis piernas.
- Pero estás bien, ¿no es así? – preguntó preocupado.
- Sí, estoy bien, perfecta. – afirmó feliz acurrucándose contra su amado – También me dijo… - el tono de Natalia volvió a oscurecerse – me dijo que… si no permanecía en cama, David no nacería. Fue así como descubrí que estábamos esperando un hijo.
- ¡Dios santo! – exclamó Roberto horrorizado – Y has pasado por todo esto sola… y todo por mi culpa.
- ¡No, Roberto! No pienses así. Fueron las circunstancias…
- Circunstancias que yo provoqué. – Roberto elevó la voz y David se revolvió inquieto en sus brazos. Roberto se preocupó, temiendo haber molestado a su hijo. Natalia trató de quitar hierro al asunto e intervino.
- Shss, David, cariño, sigue dormido… que cada vez que te mueves a tu padre le entran los siete males. – Natalia miraba a su hijo, mientras lo tranquilizaba con sus caricias, pero también miraba de reojo a Roberto tratando de adivinar si lo que necesitaba el muchacho en aquellos momentos era un tono serio o algo un poco más distendido. – Si al decir que tú provocaste las circunstancias, - continuó dirigiéndose al hombre que tenía a su lado – te refieres a que eres tan responsable como yo en que David esté hoy aquí… estoy totalmente de acuerdo. Pero no pienso dejar que te eches la culpa de nada más.
- Pero Natalia… - la joven no lo dejó continuar pues se acercó y lo besó.
- ¡Cómo me gusta que me llames por mi nombre! – dijo aún contra sus labios.
- Natalia… - protestó él.
- Si sigues llamándome así, no sé lo que va a pasar esta noche. – dijo la joven casi sin aliento – Y recuerda que tienes a David en los brazos.
La mención de su nombre coincidió con que el bebé comenzó a agitarse incómodo, Roberto se alarmó de nuevo pero Natalia sonrió, ella sabía perfectamente lo que le ocurría a su hijo. La joven se levantó, se quitó la bata, la dejó en el lugar que había ocupado hasta unos segundos antes y tendió los brazos hacia Roberto.
- Vamos, pásamelo. Esto no puedes hacerlo tú.
- ¿Qué es lo que le ocurre? – Roberto se puso en pie lentamente y extendió los brazos, entregando el hijo a su madre.
- Nada grave, tan solo tiene hambre. – respondió ella con tranquilidad. La joven caminó hasta el diván que se encontraba frente a la chimenea y se acomodó allí. Roberto la siguió, con la mirada fija en las formas de su cuerpo, formas perfectamente visibles debido a la ligereza del tejido con el que había sido confeccionado el camisón. Cuando Roberto llegó hasta ellos, Natalia sujetaba a su hijo con un brazo mientras que con el otro se bajaba el tirante del camisón, dejando al descubierto uno de sus pechos.
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Y eso es todo por hoy....
#1403
arunda
arunda
03/06/2013 10:44
sonrientesonrientesonrientesonrientesonrientesonrientesonriente Robertabravosnif
#1404
MiLady14
MiLady14
04/06/2013 19:17
Muchas gracias Roberta. Me encanta como escribes, ya me gustaria a mi escribir como tu. Un besito.
#1405
Roberta72
Roberta72
04/06/2013 19:39
- Perdona, yo… - Roberto se giró – será mejor que me vaya para que… - el joven agitaba las manos tratando de explicarse, sin saber muy bien si deseaba quedarse o irse.
- Puedes quedarte… si quieres. A nosotros no nos molestas.
- ¿De verdad que no te molesta que te vea?
- En absoluto, ¿por qué habría de molestarme? En el pasado hiciste bastante más que… mirarme. – Natalia no pudo evitar sonrojarse ante su propio comentario, recordaba perfectamente cuando eran las manos y la boca de Roberto lo que sentía en el lugar que en aquellos momentos ocupaba la boca de su hijo. Roberto se sentó a su lado, con la mirada fija en David, en cómo su cabeza se apoyaba en la redondez del pecho de su madre mientras encontraba el pezón y succionaba tranquilamente – Dime… - Natalia se giró hacia Roberto y le cuestionó alzando las cejas.
- ¿Te duele? – preguntó él tímidamente - ¡Oh! Perdona. – dijo al darse cuenta de que Natalia sonreía ante la pregunta – Yo…
- Tú puedes preguntar lo que quieras… No, no me duele. – Natalia acariciaba a su bebé mientras miraba y respondía a Roberto – A veces es un poco molesto, dependiendo de si está nervioso, o tiene mucha hambre o… pero no duele. Y aunque doliera no me importaría nada.
- Es que… yo no sé nada de esto. – dijo excusándose.
- Yo tampoco… iremos aprendiendo sobre la marcha, juntos. – Natalia dejó de acariciar a su hijo para tomar la mano de Roberto; él, en respuesta, se llevó la mano de la joven a los labios y la besó. Ella se movió un poco en el asiento, tratando de acomodarse.
- Espera un momento. – Roberto soltó la mano de ella y se movió en el diván, recostándose contra el respaldo. Natalia seguía sus movimientos con la mirada, intrigada y divertida a la vez – Ven, recuéstate en mí.
Natalia se acercó hasta apoyar la espalda en el pecho de Roberto, él la rodeó con los brazos y la sujetó contra sí, sintiéndola de nuevo a su lado.
- ¿Estás bien así? – preguntó él azorado.
- No podría estar mejor. – Natalia se recostó contra él, apoyando su peso, sintiendo como le servía de apoyo, cerró los ojos y disfrutó de la sensación de ser abrazada por el hombre que amaba mientras tenía a su hijo reposando y alimentándose de ella.
- ¡Te he echado tanto de menos! – dijo Roberto en voz baja al oído de Natalia
- Y yo a ti… Los días se me hacían muy largos postrada en esa cama. – Roberto estrechó un poco más el abrazo haciendo que Natalia fuera aún más consciente de su presencia – Luis y Nieves se trasladaron a vivir aquí con su hija, de ese modo cuidaban de mí y me hacían compañía; sin embargo, las noches eran eternas. Soñaba contigo, recordaba cada momento que pasamos juntos, cada palabra que nos dijimos…
- Mi amor. – Roberto la acariciaba y besaba mientras conversaban.
- Pasé tanto miedo… Tenía miedo de cada movimiento que hacía, incluso… incluso de lo que pudiera moverme mientras dormía. – Roberto sentía como el cuerpo de Natalia se estremecía entre sus brazos al recordar los malos momentos pasados. – Cada mañana, al despertar, dejaba que transcurriesen varios minutos y trataba de descubrir si me dolía algo, si sentía algo extraño, anormal… algo que me señalase que nuestro hijo ya no…
- ¿Por qué no me dijiste nada? – Roberto se dio cuenta de que Natalia había comenzado a llorar – Hubiese venido a buscarte… aunque no me quisieras a tu lado.
- ¿Cómo no iba a quererte a mi lado? – la joven se giró hacia el hombre que la sostenía entre sus brazos y lo miró a los ojos con amor, con todo el amor que no había podido expresar a lo largo de los últimos meses – David y tú sois lo que más quiero en el mundo.
#1406
arunda
arunda
05/06/2013 12:57
sonrienteRoberta snifbravosnifbravosnifbravo
#1407
Roberta72
Roberta72
05/06/2013 18:55
Gracias chicas, sois muy amables conmigo.
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- ¿Entonces?
- Tenía miedo. Miedo de…
- ¿De que no lo quisiera? – preguntó él entristecido.
- No, en ningún momento pensé así de ti. Lo que ocurre es que… - Roberto se mantuvo en silencio, dejando que Natalia se tomase el tiempo que necesitara para poder expresar sus sentimientos – Tenía miedo de que le ocurriera algo, de que no llegara a nacer, de que… No lo sé… Tardé tanto tiempo en sentirlo dentro de mí que cuándo por fin noté cómo se movía… Fue maravilloso, Roberto. – Natalia acarició la cabecita del bebé. El pequeño se había quedado dormido, repleto de alimento, y caliente y protegido entre los brazos de su madre. Roberto colocó su mano sobre la de ella, en un gesto protector.
- Estoy seguro de ello.
- Yo… - prosiguió la joven – yo quería que lo supieras. En ningún momento traté de esconderlo, nunca me planteé la posibilidad de ocultarte la existencia de David. Pensé en escribirte para contártelo… pero no me pareció el modo oportuno de que te enterases de tu futura paternidad. Imagínate, recibir una carta de la contribución por el terreno, otra de tus compañeros anarquistas y otra en la que yo te dijera que estaba embarazada. ¿Te imaginas? – Roberto sonreía pensando en la situación que Natalia describía. Por lo visto no conocía sus actuales incursiones en política – No, ¿verdad?
- No. Me hubiera vuelto loco al pensar que llevabas a mi hijo en tu vientre y no podía teneros junto a mí en aquel preciso instante. – Natalia se sonrojó al escuchar las palabras de Roberto.
- Pero no podía dejar de pensar en que debías saberlo, en que tenías derecho a saberlo. Escribí decenas y decenas de cartas… pero todas acabaron en la chimenea. Después, cuando ya estaba más segura de que todo estaba bien, de que David estaría pronto con nosotros, pensé en enviarte un telegrama… - Natalia hizo un mohín muy gracioso - pero tampoco era cuestión de que se enterasen todos los encargados del telégrafo, incluida mi prima Sara, antes que tú. Por eso me decidí a buscarte cuando David naciera y comprobara que todo estaba bien. Ya sé que esperé demasiado pero quería estar segura de que no había ningún peligro. La boda de Sara tan solo fue una excusa.
- Pero… ¿ya estás lo suficientemente bien para viajar? – preguntó preocupado.
- ¿También tú vas a empezar con la misma canción? – replicó molesta – No te puedes imaginar lo que he tenido que pelear para convencer a Luis y a Nieves de que estoy bien, de que ni David ni yo necesitamos ayuda o compañía para ir en tu busca.
- ¿Por qué David? – preguntó él cambiando de tono la conversación.
- Era el nombre de mi padre. – la voz de Natalia tenía un deje de nostalgia – Significa amado… me enteré después, pero creo que le va muy bien, ha sido un bebé muy amado y deseado desde el momento en que descubrí que venía en camino. Además es un buen nombre dadas las circunstancias. – ante el gesto de extrañeza de Roberto, la joven siguió comentando risueña. - Se escribe del mismo modo en inglés que en español, tan solo la pronunciación es distinta.
- David Reeves. – dijo Roberto en voz alta, le gustaba como sonaba el nombre de su hijo.
- David Pérez Reeves. – corrigió ella – Lo he inscrito como hijo de ambos.
- Pero, ¿cómo has podido hacerlo? – Roberto no hizo la pregunta ofendido, sino extrañado de que le hubiesen permitido hacerlo.
- Bueno… - Natalia comenzó a gesticular, quitándole importancia al asunto – Es hijo de los dos y como tal debe estar inscrito, ¿te molesta? – preguntó divertida. Sabía que a Roberto no solo no le importaría, sino que estaría de acuerdo con ello, pero quería volver a disfrutar de las divertidas conversaciones que había mantenido con Roberto meses atrás.
- No, en absoluto. Lo que ocurre es que me extraña que hayas podido hacerlo. – Roberto miraba sonriente a Natalia y a su hijo, quien seguía profundamente dormido.
- ¿Acaso no me conoces? – dijo ella sofocando una risa – Cuando algo se me mete entre ceja y ceja… Con la ayuda de Luis no hubo ningún problema.
#1408
Roberta72
Roberta72
08/06/2013 18:34
- Él se hizo pasar por mí a la hora de presentar al bebé… - el tono de Roberto sonó triste. Agradecía que el amigo de Natalia la hubiera ayudado durante todos aquellos meses, que él y su esposa hubieran cubierto el vacío que él había provocado, pero se sentía mal por no haber estado allí con Natalia y el hijo de ambos.
- No, nadie se hizo pasar por ti. – aseguró Natalia seriamente – Luis solicitó una cita en el registro y cumplimentó y recabó toda la documentación que requerían pero fui yo quien acudió a la cita. Él también se extrañó, incluso se enfado un poco conmigo cuándo le dije que iba a ir yo sola, – aclaró seguidamente – pero como ya me conoce… me dejó por imposible. Soy un caso perdido.
- Y en el registro, ¿tuviste alguna dificultad? – Roberto se refería sobre todo a la actitud de los secretarios del registro. Conocía a Natalia y sabía de lo que era capaz, pero debía de haber sido una humillación para ella el presentarse sola a registrar a su hijo.
- Nada para lo que no fuera preparada. – Roberto levantó las cejas haciéndole ver que necesitaba que ampliase la explicación - ¿Recuerdas cuando estuvimos en el banco, en Sevilla?
- Sí. – Roberto recordaba el trato que el empleado les dispensó y cómo aquella jovencita lo había manejado a su favor. Aunque también le hizo recordar lo mal que se comportó con ella y las duras palabras que le dijo.
- Pues fue algo similar. Me puse mis mejores galas, vestí a David con un traje precioso, lleno de lazos y puntillas… - Roberto hizo un gesto de desagrado al imaginarse a su hijo vestido de aquel modo – No pongas esa cara, estaba muy guapo. Los bebés están preciosos vestidos de ese modo, las puntillas y los lazos les sientan muy bien a la dulzura de sus rasgos. – Natalia estaba burlándose de Roberto y éste lo sabía, pero la dejó seguir, feliz de poder compartir sus bromas de nuevo – Como te decía… llegué allí con David en brazos, después de mucho discutir y convencer a Luis y Nieves de que me esperasen en el coche. Miré directamente a los ojos al empleado y le entregué la documentación que me solicitaba.
- ¿No te dijo nada?
- Iba leyendo los apartados a cumplimentar según los iba rellenando y cuando llegó al nombre del padre… - Natalia hizo una pausa – dijo… desconocido. – Roberto cerró los ojos, entristecido y avergonzado ente la idea de que Natalia y David hubieran sufrido semejante humillación por su causa – Le sujeté la mano antes de que pudiera escribir nada y lo detuve. – la joven giró el rostro y miró a Roberto. Hacía un buen rato que David había dejado de mamar y se había quedado dormido, pero Natalia se había limitado a recomponer su atuendo y seguir recostada contra el cuerpo de Roberto. La muchacha acarició a su amado y lo besó para mostrarle su cariño – Le dije que el padre no era desconocido, que tenía nombre y apellidos y eran los que aparecían en la documentación que le había llevado; que el que no estuvieras con nosotros en aquellos momentos no significaba que fueras desconocido… sino tan solamente que no estabas con nosotros en aquellos momentos.
- ¿De dónde has sacado fuerzas para todo eso?
- De ti y de David. Tener a tu hijo en las entrañas y después en mis brazos es lo que me ha dado fuerzas para seguir adelante.
- ¿Y él que hizo? – preguntó de nuevo. En realidad no le importaba lo más mínimo lo que el empleado hubiera dicho o hecho, había quedado bien claro que Natalia había inscrito al pequeño como hijo de los dos, pero Roberto prefería seguir hablando de cualquier cosa ya que si finalizaban la conversación acabaría tratando de hacerle el amor a Natalia y no quería que ella lo volviera a rechazar.
- Se le cayó la pluma de las manos e hizo un borrón, entonces le sonreí. Creo que eso le puso aún más nervioso y terminó de cumplimentar la inscripción rápidamente. Cualquier cosa con tal de que me fuera lejos de allí lo antes posible.
- Eres única. – dijo él con admiración.
- Lo sé. Y toda tuya.
- Lo sé.
#1409
arunda
arunda
08/06/2013 21:14
sonriente gracias Roberta
#1410
Roberta72
Roberta72
10/06/2013 19:57
- Ya es muy tarde, - Natalia se separó ligeramente de Roberto, él retiró las manos de su cuerpo y permitió que ella se levantara – es hora de que vayamos a dormir. Ha sido un día muy largo y lleno de emociones.
- Tienes razón, pero no tengo sueño. – Roberto se levantó y habló en voz muy baja, una voz suave para no despertar a su hijo, pero cargada de pasión y deseo.
- Yo tampoco. – la respuesta de la joven también llegó llena de pasión y deseo. Llena de promesas de felicidad.
- ¿Tiene el sueño ligero? – preguntó Roberto señalando a David.
- No. Tan solo se despierta cuando tiene hambre.
- Le entiendo muy bien, yo también siento mucha hambre en estos momentos.
- Estoy segura de que Mariana habrá dejado junto a la puerta una bandeja con la cena. - Natalia fingió no entender las palabras de su amado.
- No me refería a ese tipo de hambre. – Roberto recorrió el cuerpo de la joven con la mirada, comiéndosela, deseándola y haciendo que el cuerpo de ella se encendiera.
- Lo sé. Normalmente duerme a mí lado en la cama, - dijo refiriéndose al bebé - pero creo que mañana tendremos que ir a por su cuna y trasladarla aquí.
La joven tomó a Roberto de la mano y lo guió hasta la cama, deteniéndose al llegar a ella. Él se arrodilló a un lado y retiró las sábanas para que la joven pudiera colocar cómodamente a su hijo. El pequeño no se había despertado en ningún momento; con el estómago lleno y las caricias y el calor de su madre no necesitaba más.
- Es precioso, Natalia.
- Se parece a ti. – la muchacha se sentó sobre la cama.
- ¿A mí? – rió él.
- Sí, a ti. Ya verás cuando… - Natalia iba a decir que Carmen estaría de acuerdo con ella al confirmar el gran parecido entre padre e hijo, pero no se atrevió; no se atrevía aún a preguntar sobre los Saura o los Montoro – cuando crezca. Tiene tus mismos ojos, tu mismo cabello que se rizará en cuanto le crezca un poco. Incluso ese lunar que me vuelve loca. – Natalia llevó la mano hacia el rostro de Roberto y acarició la comisura de sus labios, allí donde se encontraba el lunar de Roberto.
- ¿Es eso cierto?
- Sí, mira. – dijo ella girando el rostro hacia su pequeño – Es igual que tú.
- Me refiero a si te vuelve loca. – Roberto colocó la mano en la espalda de la joven y la guió hacia él.
- Demasiado bien sabes que sí. – Natalia olvidó momentáneamente a su hijo para centrase en el hombre que excitaba todos sus sentidos. Roberto se acercó más a ella, obligándola a abrir las piernas para colocarse entre ellas.
- No más de lo que tú haces conmigo.
Aquellas fueron las últimas palabras que Natalia escuchó antes de que Roberto volviera a besarla. Ella también se rindió a los labios y el abrazo del joven que la atraía hacia sí y lo rodeó con sus propios brazos para pegarse de ese modo lo máximo posible a su cuerpo. Las manos de la joven se enredaron en el cabello de él guiando su cabeza, haciendo que no se separara de ella. Roberto, por su parte, sujetaba a la muchacha de la cintura; sus dedos acariciaban y presionaban ligeramente el camisón que cubría su piel sintiendo a través de la tela el calor que emanaba de ella.
- Te amo, Natalia. – Roberto se inclinó sobre ella hasta que la joven apoyó la espalda en la elegante colcha que cubría la cama.
- Yo también te amo, Roberto, no lo dudes nunca.
#1411
arunda
arunda
10/06/2013 20:20
comonomegustalahistoriavoyylacambionataliayroberto
#1412
arunda
arunda
11/06/2013 11:06



Mas Roberta angel.............................
#1413
Roberta72
Roberta72
11/06/2013 19:07
Los besos se volvieron más apasionados. Con cuidado de no despertar al bebé que dormía plácidamente a su lado, Roberto se recostó sobre Natalia, sin dejar de besarla ni tan solo un instante. Las manos del muchacho bajaron por los costados de ella, tomando la tela del camisón y recogiéndolo lentamente. Las manos de Natalia estaban también ocupadas introduciéndose entre la piel de Roberto y el batín que éste llevaba puesto en aquellos momentos. Las manos se acariciaban, las bocas se buscaban, los cuerpos trataban de recuperar todos los momentos perdidos a causa de la separación. Roberto se separó de Natalia lo suficiente como para poder quitarse el batín y arrojarlo a un lado; aún inclinado sobre ella, con las manos apoyadas en la colcha, se demoró un instante para mirarla a los ojos y perderse en su sonrisa.
- Te quiero. – volvió a repetir el joven contra la boca de ella, antes de seguir besándola. En aquella ocasión las manos asieron los tirantes del camisón y lentamente fue bajándolos, liberando así el pecho de Natalia. La boca de Roberto abandonó la de ella y bajó por el cuello, dejando un reguero de ardientes besos hasta alcanzar el pecho que minutos antes había servido de alimento a su hijo. Natalia sostenía la cabeza de Roberto entre sus manos, guiándola y sujetándola contra su cuerpo, ajena a todo excepto a aquella boca que la estaba haciendo perder la razón.
- No, espera, no sigas. – Natalia recobró ligeramente el control de su cuerpo al sentir una de las manos de Roberto acariciar la cara interna de su muslo. La cordura se abrió paso entre la pasión y la joven llevó una de sus manos a la que Roberto introducía entre sus piernas para detener su avance, mientras que con la otra seguía manteniéndolo apretado contra su pecho.
- Natalia… – Roberto pronunció el nombre de ella entre gemidos.
- No, no lo entiendes, mi amor, no es por ti. No puedes imaginar lo mucho que te deseo, lo mucho que necesito sentirte dentro de mi… - Natalia seguía agitándose, extasiada por los besos derramados en su piel.
- ¿Entonces?
- Es por David. – consiguió decir en un susurro.
- No se despertará, tendremos cuidado y no haremos ruido. – Roberto volvió a cubrir la boca de Natalia con la suya, para acallar sus protestas.
- No es eso… Roberto, por favor, mírame. – entre risas, ella consiguió apartar la cabeza del joven lo suficiente como para que la mirase a los ojos – No hace ni cuatro semanas que di a luz a David.
- ¿Y? – preguntó él extrañado.
- Que por muchas ganas que tenga de ti… mi cuerpo aún no se ha recuperado.
- ¿Solo es eso? – Roberto dejó caer la cabeza hasta apoyarla de nuevo en el pecho de Natalia.
- ¿Qué esperabas que fuera? – preguntó ella acariciando su espalda.
- No lo sé… - Roberto seguía besando el pecho de Natalia – tenía tanto miedo de que no quisieras nada de mí.
- ¿No he respondido a tus besos y a tus caricias?
- Sí, pero.
- Me conoces, Roberto. Si no te amara no dejaría que te hubieras acercado a mí. Si no te quisiera conmigo, no estarías ahora recostado en mi pecho. – un suspiro escapó de los labios de la joven al sentir los besos de él – Si no confiara en ti, no hubiera dejado que conocieras a David. – Roberto pasó las manos bajo la espalda de la mujer que amaba y la estrechó contra él, como si ella fuera lo único real a lo que asirse – El doctor me dijo que debía esperar un tiempo antes de volver a… - Natalia se detuvo azorada - ¡Cómo si tuviera la menor intención de hacer el amor con nadie!
- ¿Ni siquiera conmigo? – la boca de Roberto descendía por la piel de Natalia camino de su estómago.
- En el momento en que me lo dijo no pensaba en absoluto en ello, no pensaba siquiera que volvería a verte… y mucho menos a tenerse así…
- ¿Entre tus piernas?
- No digas eso, por favor. – respondió ella jadeante – Quiero decir que… no pensaba que… - Natalia, por instinto, flexionó una pierna para de ese modo atraer aún más a Roberto, mientras él seguía besándola y acariciándola.
- No pienses, mi amor, no pienses, tan solo siente, siénteme...
- Pero no puedo…
- No pienses en lo que no podemos hacer, cuando hay tantas cosas que sí podemos hacer.
- Mi amor. – Natalia, rendida a sus deseos y al amor que Roberto le demostraba se incorporó lo suficiente como para que él le quitara el camisón que aún llevaba recogido en la cintura y decidió que se dejaría llevar. La abstinencia había sido tan prolongada y tan terrible que no podía esperar un solo minuto más a disfrutar del amor que Roberto le ofrecía. Sabía que Roberto no la dañaría de nuevo, lo había visto en sus ojos cuando vio a David y estuvo de acuerdo con él en que había muchas cosas que podían hacer y muchos placeres de los que podían disfrutar.
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Misterio resuelto.
#1414
arunda
arunda
11/06/2013 23:37
Normal
los temores de Natalia
#1415
Roberta72
Roberta72
15/06/2013 20:17
Capítulo 158

Algo la despertó, seguramente era hora de que David se alimentara. Las necesidades de su hijo marcaban sus horarios, ella era feliz de ese modo y se maravillaba al pensar lo mucho que había cambiado su vida en tan solo un año. No escuchaba a David hacer los típicos ruiditos que señalaban su necesidad de alimento o atención, por lo que pensó en seguir unos minutos más en la cama, enredada en las tibias sábanas. Medio adormilada, y con los sentidos embotados aún, recordó las últimas horas; recordó los besos de Roberto, sus caricias, cómo había conseguido despertar su dormido cuerpo. Sin abrir aún los ojos, acostada boca abajo, estiró el brazo buscando el cuerpo de su amante, pero no lo halló; estiró el otro brazo, pensando en encontrarlo al otro lado de la cama, pero su mano tampoco encontró el cuerpo del joven. ¿Acaso lo habría soñado? ¿Acaso aquellas horas habían sido tan solo fruto de su imaginación? ¿Tan solo habían sido fruto de su necesidad de él? No, no podía ser así, estaba desnuda, podía sentir las sabanas tocando su piel y ella jamás dormía desnuda. ¿O acaso se encontraba dormida en aquellos momentos?
- Shhhh… no despiertes a mamá. Deja que duerma… ya que yo no la he dejado. – Las palabras pronunciadas por Roberto, como respuesta a los gorjeos de su hijo, la hicieron salir de su letargo y tranquilizar todos sus temores. No había sido un sueño, Roberto estaba a su lado, había conocido a su hijo y habían retomado su relación… y de qué modo. Cerró los ojos con fuerza y volvió a recordar los besos y caricias de Roberto, volvió a recordar cómo había acariciado su piel y la había hecho perder la noción del espacio y el tiempo.
- Mamá ya está despierta. – dijo segundos más tarde. Natalia era feliz acostada en la cama, disfrutando de su somnolencia, pero deseaba volver a encontrarse con Roberto y con su hijo. La joven giró la cabeza y de ese modo pudo ver la silueta de Roberto recortada contra la ventana, llevaba a su hijo en brazos y se les adivinaba tan a gusto el uno con el otro, que se demoró unos segundos más en levantarse. La luz de la luna que entraba a través de la ventana, y la que producían los troncos en la chimenea era suficiente como para distinguir las formas y los movimientos de Roberto y David, pero no como para distinguir perfectamente sus rasgos. Deseando formar parte de tan bella estampa decidió levantarse de una vez y acercarse a ellos. Se sentó en la cama y se detuvo un instante buscando con la mirada la bata que se había quitado horas antes, recorrió la habitación con la mirada y la descubrió en el mismo lugar en donde la había dejado, sobre el sofá en el cual habían estado conversando, el lugar en donde Roberto tomó a su hijo en brazos por primera vez. Debía atravesar desnuda toda la habitación para llegar hasta la prenda por lo que pensó en otra opción: buscar el camisón que Roberto le había quitado entre besos y caricias. Por mucho que buscó, no pudo dar con él, ¿a dónde habría ido a parar? Fuera como fuese, no estaba dispuesta a perder ni un solo instante más en encontrarse con ellos, por lo que se levantó de la cama y, desnuda como estaba, caminó hacia la ventana.
#1416
arunda
arunda
16/06/2013 12:34
GRACIAS Roberta
espero que todo bien
bravosnifbravobravobravo
#1417
Roberta72
Roberta72
16/06/2013 17:52
A estos todo les va bien, a mí.... me faltan horas del día para llegar a todo.
#1418
arunda
arunda
16/06/2013 19:43
Ya les tocaba a Natalia y Roberto y David empezar a ser felicesbravobravo

Gracias Roberta por la historia
y espero que pronto VACACIONESsonriente
#1419
arunda
arunda
22/06/2013 10:48
sonrientesonrientesonrientesonriente
#1420
Roberta72
Roberta72
23/06/2013 15:23
¡Por favor!
Casi una semana sin poder entrar... ¿Qué le pasa a esta página?
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- Parece que os lleváis muy bien. – comentó Natalia al llegar a ellos.
- Eh… - Roberto la miraba atónito. Recordaba la naturalidad de Natalia, pero ello no significaba que él pudiera verla sin excitarse. Natalia acarició a David, quien giró la cabeza para poder mirarla, y se apretó contra el cuerpo de Roberto, pasando el otro brazo entre el batín que él se había colocado y su caliente piel.
- ¿Ves cómo no era tan complicado? – el bebé sonrió al sentir cerca a su madre, pero aún así siguió tranquilo y confiado en brazos de su padre.
- Estaba haciendo ruidos, como nervioso… – explicó Roberto – y tú estabas tan dormida que no quise despertarte.
- ¿Qué te pasaba, cariño? ¿Por qué hacías ruiditos?
- Estaba sucio, se había… Así que lo limpié como pude y… - ¿así que esa era la razón por la que David estaba desnudo en brazos de Roberto?
- Y ahora estás limpio y tranquilo, ¿verdad? – Natalia acariciaba la espalda de su hijo, mientras él se iba quedando dormido contra el pecho de su padre.
- ¿No llora nunca? – preguntó Roberto en voz baja.
- No, hicimos un trato; yo no volvería a llorar si él tampoco lo hacía. Tan solo lloraríamos de felicidad. Pero me temo que yo no estoy cumpliendo con mi parte. – comentó Natalia con la cabeza apoyada en el hombro de él.
- Yo… - Roberto se sintió mal de nuevo.
- La verdad es que no sé qué me pasa… Nieves dice que es debido al embarazo, al parto… pero el caso es que hay veces en que me pongo a llorar sin saber porqué.
- Natalia…
- ¿Volvemos a la cama? – preguntó ella abrazándose con fuerza a Roberto. Él asintió, la besó con suavidad en la frente y juntos, abrazados, comenzaron a caminar hacia el lecho. Natalia apartó las sábanas, se introdujo entre ellas y extendió los brazos esperando que Roberto le entregara a David. Roberto sonrió y se demoró unos segundos para contemplar el cuerpo de su amada; Natalia cubrió su cuerpo hasta la cintura con las sábanas, pero exponía su torso desnudo a la vista de Roberto, se asemejaba a una sirena surgiendo entre las blancas sábanas. El joven le tendió a su hijo y lentamente se abrió el batín y se lo quitó, dejándolo caer al suelo. Roberto vio cómo Natalia aguantaba la respiración un segundo y recorría su cuerpo con los ojos. La expresión de la joven lo azoró ligeramente, pero el brusco cambio en la actitud de ella lo trastornó.
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