Asesinato en el tren azul

El C.S.I. acude al metro donde se encuentra el cuerpo sin vida de una mujer sangrando por todas las membranas mucosas. Al ver que la joven no presenta heridas externas, Hawkes y Mac sospechan que podría haber sufrido un envenenamiento químico. Peyton determina que la causa de la muerte fue un fallo multiorgánico y halla rastros de cristalino en su pierna. Hawkes indica que el daño del esófago de la víctima fue producido por algo que ingirió.

Los forenses encuentran el folleto de una fiesta rave sobre el cadáver y Mac interroga a un repartidor de publicidad, que le asegura que él llamó a Emergencias cuando descubrió el cuerpo de la víctima. Entretanto, Lindsay descubre en la pierna de la fallecida restos de droga, evidencia que les lleva hasta James McQuinn, un conocido criminal. El jefe del C.S.I. se percata que McQuinn y el repartidor trabajaban juntos en el pasado.

Poco después, Lindsay localiza un fragmento de cristal con DMH, la sustancia química que mató a la mujer. La forense relaciona este hallazgo con un artista local que utiliza este compuesto en sus creaciones. En el escenario, la investigadora encuentra también el frasco con DMH que la fallecida bebió. Mientras el equipo intenta resolver el caso, Hawkes es retirado de la investigación cuando se descubre que conocía a la víctima.

En otra parte de la ciudad, Lorelie Dennis, una doncella, descubre a su jefe, el soltero Grant Jordan, muerto en la piscina del gimnasio. Danny se fija en que la empleada del hogar lleva lentillas azules cuando sus ojos son de color verde. La joven le explica que Jordan contrataba únicamente a mujeres rubias y con ojos azules como personal de servicio.