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Fanfic Ricardo y Julia //Recuerda que mis ojos solo pueden ver la luz y mi luz eres tú// C34

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sarafrubias
sarafrubias
13/03/2012 18:02
Hola me llamo Sara y me gusta escribir, me he animado al ver por mucho tiempo vuestros fanfics. La historia es inventada por mi, alomejor algunas cosas coinciden pero muy pocas. Si os gusta comentad y lo seguire cada fin de semana, os dejo el primer capitulo.
#181
sarafrubias
sarafrubias
16/09/2013 14:10
Perdón. Vacaciones y sus cosas. Estoy de nuevo por aquí, un poco cansada porque son las fiesta de mi pueblo y tengo un sueño... Lo bueno se hace esperar (creo). Disfrutad leyendo.

CAPITULO 32

Los finales felices para los cuentos

Papeles. Papeles. Y más papeles. Ricardo lee y vuelve e a releer. Mientras escucha el sonidito que le ronda por todo el cuerpo. Baja por toda la columna lleno de alegría y vuelve a aterrizar en sus oídos. Y se le escapa la sonrisita de felicidad. Mira hacía quien hace el sonido y lo observa con detenimiento. Para de jugar y ambos se miran. La risita infantil le hace desfallecer por un momento. La luz del sol entra por el ojo de buey, y le ilumina sus pequeños ojos zarpos. Ricardo se levanta y va hacía la cama donde está el pequeño. Se sienta cerca y ve como juega con unos juguetes de Valeria.
-Hugo, ¿con que juegas?
-Eto- y se ríe.
-Ah, es muy bonito. ¿Puedo jugar yo contigo?- el niño señala a los papeles de encima de la mesa- No, es que son muy aburridos.
Ambos ríen. Juegan durante un buen rato. El capitán piensa en irse otra vez al escritorio pero no puede dejar de estar con su pequeño. Verle feliz es lo mejor del mundo.
-¡Has hecho trampas! Eso no vale- dice su padre fingiendo enfado.
-Ti...
-No
-Ti
-No, no vale y ¡te voy a hacer cosquillas!- lo coge y el niño empieza a reír, la escena era preciosa.
En ese momento se abre la puerta del camarote y aparece Julia. Sonríe al ver la escena llena de alegría. Ricardo la mira y le sonríe.
-Me he dado cuenta de que tiene tu sonrisa- dice y ella sonríe- Ves, la misma.
-Y de ti tiene tus ojos, y la facilidad de hacerme sentir especial- se sienta con ellos mientras Hugo con sus manos le toca la nariz a su padre.
-¿Te hago sentir especial?- preguntó un poco incrédulo.
-Todos los días de mi vida- se acerca a sus labios lentamente y le besa tiernamente- Te quiero.
-¿Cómo? ¿Es que no te he escuchado? ¿Creo que necesito un audífono?
-Te quiero
-¿Qué? Sigo sin escucharlo.
-¡Te quiero!- grita en su oído- ¿Ya?
-Sigue sin convencerme, si me dieras un incentivo más- y vuelve a besarle- Creo que así vale.
-Papá, mamá...- ambos miran a Hugo que sonríe inocente.
-Ven aquí bicho que tenemos que dejar a papá trabajar- lo coge en brazos- Dile adiós a papá- el pequeño sacude la mano.
-¿Me vais a dejar solito?
-Sí, nosotros nos vamos a jugar con Valeria y Burbuja, tú tienes que acabar de trabajar ¿verdad Hugo?
-Ti- responde el niño.
-Hasta después cariño- Julia se despide con un pequeño beso y sale por la puerta con el niño.
Ricardo se queda unos segundos parado. Sacude la cabeza y se levanta de la cama.
-A ver... ¿por dónde iba yo?

-Todo ha acabado. Esta guerra la perdisteis desde el primer momento que destruisteis el mundo. Todo es nuestro ahora sois de nuestro dominio.
-¡No! ¿Qué cojones queréis? ¿Quién sois? Parad est...- y le vuela la cabeza de un disparo.
-Los rebeldes. Somos los que no toleran a ningún jefe. Somos a los que todo el mundo debe temer, no a vosotros.
-Capitán, ya están listas las lanchas. ¿Dónde nos dirigimos?
-Lejos de estos patanes del proyecto. Vamos a hacerle una visita a un viejo amigo mio. Poned rumbo al Estrella Polar.

Julia llega a la enfermería después de dejar a Hugo y Valeria con Salomé. Llega casi rendida, no sabe exactamente por qué. Los niños son unos trastos cuando quieren. El piso de abajo del Estrella está completamente silencioso y oscuro, un poco extraño. Julia entra en la enfermería, mira alrededor. Algo estaba pasando en aquel lugar. Descubre una pequeña luz ajena a lo que ella conoce, llega a la puerta y descubre un pequeño recorrido de velas, encendidas. Sonríe, un gran aburrimiento tiene que tener alguien para hacer todo eso. Estás llegan hasta la bodega, camina silenciosa y abre la puerta. Allí no había nadie.
Entra y se da cuenta que todas las partes de la bodega están iluminadas con velas. Llega a una cama, esa donde Ricardo dormía al estar prisionero, por culpa del motín de Gamboa y Lucas. Tiempos lejanos a que Julia no le gusta recordar.
Siente el calor de unas manos posarse en sus ojos. Sonríe feliz. Se da la vuelta para besarle. Se da cuenta a quien ven sus ojos. El rostro le cambia, recula dos pasos.
-Tú...
-Hola amor. ¿Me has echado de menos?
-T... Tú... Estás... Muerto...

Ricardo está tan tranquilo en el puente. Mira en mar un poco melancólico, hace solo unos meses estaba en su casa, triste, solo... Lo único que tenía era a sus hijas, pero ahora todo ha cambiado, su familia a crecido. Julia y Hugo han sido una doble alegría. Sonríe hacía la nada, y disfruta el silencio.
Cinco segundos después el silencio se rompe. La puerta se abre, un llanto ahogado y el abrazo no tarda en llegar. El hombre se queda petrificado, no entiende que pasa.
-¡Ey! Julia, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras?- ella se aparta un poco pero no para de llorar, Ricardo se preocupa- Julia ¿qué pasa?
-Dice... Dice- coje aire- Dice que se va a llevar a Hugo y a Valeria- pausa- Se los va a llevar, se los va a llevar- y rompe a llorar.
-¿Quién se los va a llevar?- no recibe respuesta y él se altera- ¡Julia! ¿Quién se los va a llevar?
-Philipe...- dice en un sollozo.
#182
sarafrubias
sarafrubias
16/09/2013 14:10
-¿Qué quieres? ¿Ha que has venido?
-A por ti- dice con una sonrisita.
-Pues ya te puedes ir por donde has venido. No me pienso ir a ningún sitio- hace ademán de marcharse pero el hombre la coge del brazo con fuerza- ¡Suelta! ¡Me haces daño!
-Julia, hay dos formas de hacerlo. Por las buenas o por las malas- la mira con enfado- Por las buenas, dejas a tú querido capitán y te vienes conmigo. Por las malas, sino te vienes conmigo, cogeré a tu hijito y a su hermana y me los llevaré. ¿Por cuál te decantas Julia?- se marchar sin dejar rastro, ni una sola pista de donde puede haber ido.
Mientras ella se queda sin inmutarse. La información pasa muy rápido por su cabeza, llega un pequeño shock y en seguida corre, corre lo más rápido que puede a los brazos de Ricardo. Para que le diga que todo va a salir bien, que tiene una solución, que no pasará nada malo.

Noche oscura en el Estrella. Todo silencioso, cauteloso camina por la madera en silencio. Llega al comedor, y al fondo se ve la luz de la cocina encendida. Se acerca sin ser visto entre la oscuridad. Y se pone a escuchar.
-Tranquila, encontraremos una solución. Te lo prometo- le da una taza con chocolate.
-¿Seguro?- pregunta no muy convencida.
-Sí, ya verás. No le van a tocar ni un pelo a Hugo ni a Valeria.
Ella sonríe complacida. Ricardo llega le coge la mano, algo tranquilizador. Le da un beso corto y dulce.
-Te quiero- ella le responde con una sonrisa.
Se abre la puerta se escucha un clic. Julia se queda paralizada, Ricardo aún más. Una pistola le apunta a la cabeza.
-Levante sin hacer ningún tipo de movimiento brusco- el capitán hace lo que le ha dicho el hombre- Muy bien, ahora de la vuelta tranquilamente.
Se quedan cara a cara. Ricardo frunce el ceño, algo de él le resulta familiar. Julia intenta levantarse y pedir ayuda.
-¡Tranquila bonita! Si te mueves le vuelo la cabeza- la mujer se resiste y hace lo que el misterioso hombre le ha dicho.
Ricardo se da cuenta en ese momento. Todo cobra sentido. Esa cara, esos ojos, ese pelo.
-¿César?- pregunta incrédulo, el hombre se queda sin aliento, abre los ojos.
-¿Ricardo?
#183
EvaRicarjulista
EvaRicarjulista
16/09/2013 16:06
¿¿¿¿¿¿Pero se puede saber quien cojones es César??????

Y Philippe... ¿EN SERIO? ¿AHORA LLEGA PHILIPPE? Dios, muere por hacerme sufrir de esta manera :(
#184
aragonvirgi
aragonvirgi
03/11/2013 17:50
MADREEE MIAAA !!!!! sigueloo YAAAA!!!
#185
sarafrubias
sarafrubias
02/12/2013 15:49
Hola buenas. Sí, queréis matarme pero esperad hasta que leáis el capitulo. Por cierto quiero coments plis. Sorry por la espera.

CAPITULO 33

¿Quién podría cansarse de ti?

¿Sabes esos días en los que te gustaría desaparecer? ¿Acabar con todo? ¿Ser la primera persona que se tira de un palo mayor de un barco en el fin del mundo? ¿Y morir? Morir sin importar como le va a tu mejor amigo. Como ves a tú pequeño correr y dar sus primeros pasos. ¿A mi? A mi no me pasa. Veo que mi vida no es perfecta, claro ¿es qué la de alguien lo es? La mía menos. Pero no la cambio por nada del mundo. Ni por un puto trozo de tierra. De esa que es escasa si. Pues no, me da igual. Llego a pensar a veces que soy egoísta. Sí, por tener una vida tan imperfectamente imperfecta y hacer que sea perfecta. Lo sé, me he liado un poco. Como las sábanas. Por qué siempre me lío en ellas. Pero a mi lado, en este revuelo de mantas, almohadas y sábanas está... Está... ¿Dónde está?
¿Se ha hecho tan grande la cama para no encontrarla? ¿No está? ¿Dónde se había metido? Son las cuatro de la mañana...
Ricardo se levanta sin hacer ruido de la cama. En la habitación Julia no está. Eso le extraña, últimamente nunca se levantaba por la noche. Es más, dormía como un tronco. A su lado, apoyando la cabeza sobre su pecho, mientras escuchaba la suave respiración de su pecho mientras dormía. Subía y bajaba lentamente y eso le reconfortaba. Era él el que no podía dormir, verla a su lado respirar lentamente podía con su sueño. Y Morfeo nunca podía llevarlo con él. Era gracioso, porque por los días Julia le decía que al final, un día dirigiendo el barco acabaría quedándose dormido y estrellándolos a todos. Siempre con su habitual risa llena alegría y humor.
Salió del camarote. Y sumido en sus pensamientos recordó esa vez en qué se cayeron al mar. Y sonrió. En sus recuerdos todo lo veía borroso, pero una y mil veces Julia le había contando esa historia, más que nada porque Valeria pedía una y otra vez escucharla. El pequeño Hugo, aún no tenía edad. No podía decirle que su padre y su madre cayeron al mar, por una locura y un disparo. La cuestión es que al recordar aquello, nunca lo veía como un dolor inmenso, sino como una victoria. Si Julia nunca hubiera aceptado a tirarse con el al mar, sin importar las consecuencias. Quizás, él, no estuviera aquí. La doctora le explicó también que llegó un momento que se rindió al mar. Notaba como Ricardo iba cayendo lentamente y sus pulmones se llenaban de esa agua salada. Lo único que acabó por darle ánimos, fue Hugo. Ese pequeño diablillo que corría y gritaba por el barco como un loco, era la razón por la que nunca se rindió. La esperanza de hacer una vida juntos, de crear la historia. De terminar el cuento que empezó Ricardo a contarle a su hija.
En medio del silencio del Estrella es escuchó una puerta. Julia. Él sonrió. Pero esa alegría se disipó al ver de donde salía, de que camarote salía. Rápidamente pegó la espalda en la pared para ocultarse. Y escuchar, escuchar palabras que siempre duelen.
-¿Sabes lo qué tienes que hacer no?- dijo el hombre de ojos verdes pardos.
-Elegir.
-Muy bien, y espero que sea la elección que yo creo que es la correcta. Julia, no podrás soportarlo más, creo que ya va siendo hora de cortar con esa mentira de relación y no dudar con quien irte- Ricardo apretó los dientes, la rabia le consumía.
-Lo sé, me he cansado de tanto esperar. Buenas noches César.
-Buenas noches- la doctora se fundió en un abrazo con él, Ricardo observaba como todo su mundo se desmoronaba.
César. César. Asqueroso César de las narices. Tenía que haberle calado desde el primer día. Ese pelo castaño, con esos ojos verdes pardos, y el cuerpo atlético. Y su barba castaña. Todo en él parecía leal, claro que con los años la gente cambia. ¿Pero César? Imposible. Vale, era un amigo desde hace mucho. Le había ayudado a reconciliarse con Marisa, aquella lejana vez que se pelearon. Normal, al ser su hermano... Pero en ese tiempo de descanso de la pareja. El hombre de ojos verdes siempre le levantaba a las tías. Todas. Pilar, Alba, Marta, Elena, Sofía, Cristina... ¡Dios! Si hasta se lió con Ángela. Después de esa ruptura con Marisa, Ángela le había devuelto un poco la ilusión. Pero el idiota de César se la quitó, disculpándose con un simple “Tío, lo siento. Me prefería a mi” Menos mal, que pudo volver a estar con Marisa gracias a él.
¿Pero ahora? Ahora era ya demasiado. Julia no era su hermana, y claro había vuelto a las andadas de siempre. Te la robo, la uso y la tiro. Apretó los puños. Y se fue lleno de odio hacía el camarote. Al llegar, se tumbó rápidamente y escuchó como Julia se tumbaba a su lado.
-¿De dónde vienes?- quiso sonar tranquilo, pero no pudo disimular su rabia.
-De beber algo en la cocina. No podía dormir.
-¿Qué raro no? Siempre duermes como un tronco.
-Sí, no se que me ha pasado hoy- unos segundos después dijo- ¿Me abrazas?
-Claro- Ricardo contestó un poco molesto pero hizo su petición.
Julia enseguida se quedó dormida. Pero Ricardo, Ricardo estaba como los otros días. Sin poder dormir, dando vueltas a la cabeza, intentando pensar en otra cosa que no sea a Julia revolcándose con el idiota de César.
Al día siguiente por la mañana en el puente de mandos. Ricardo miraba triste al horizonte, con una cara de sueño impresionante. Este cogía el café que le había preparado Salomé y lo sorbía con desgana. Julián entró en ese momento en el puente y vio su cara.
-Uy... ¿Y esa cara? Parece que has comido algo en mal estado.
-Pues casi.
-¿Como que casi? A ver Ricardo ¿qué te pasa?- el capitán se quedó en silencio y miró hacía lo más profundo de su taza de café- Ricardo leches, ¿qué cojones te pasa copón?
-Julián ¿tú me ves atractivo?
-¿Ya estás con la tontería esa de cambiar de look? Mira por mi vale, porque unas risas no están mal. Pero creo que a la Wilson no le haría tanta gracia.
-No me estaba refiriendo a eso Julián. Te estoy preguntado que si me ves atractivo, guapo, sensual. No sé...
-¿Como César?- dio donde más dolía, pero el hombre no quiso que se diera cuenta.
-Sí, como César...- dijo reprimido.
-Pues no. A ver, no me mires así. César es muy.... vamos que... Yo no sé para que me preguntas estás cosas. Aquí se necesita ayuda femenina.
-Pero eres mi amigo, creo que sabes aconsejarme por lo menos.
-Ricardo, estás como un queso. Para comerte, vamos que si no fuera por Salomé, me casaba contigo. Y te hacía...
-Vale, ya me ha quedado claro- lo miró a los ojos y se acercó a su oído- ¿Y crees que a Julia le seguiré pareciendo atractivo?
-¡Pues claro! ¿De donde te sacas esas ideas?- preguntó un poco intrigado.
-Es que hace unos días noto a Julia, como distinta. Se pasa muchas horas con César, y... No sé... Puede que me esté montando películas yo solo.
#186
sarafrubias
sarafrubias
02/12/2013 15:50
-¡Ah, narices! Pero si Julia te quiere, tú tranquilo hombre. No creo que sea tan tonta que lo que le dan en casa, lo tenga que ir a buscar a casa del vecino. ¡Porque tú eres como un toro!- le dio una palmada en la espalda- ¿O no?
-Ese es el problema que... Ya hace mucho y a lo mejor se ha cansado de mi. Ya me entiendes.
-¿Pero cuanto hace? No creo que sea para tanto...
-Nueve meses.
-¿¡Nueve meses sin tener una noche loca!? Normal que se vaya a casa del vecino. Tiene las hormonas revolucionadas.
-¿¡Qué!? Entonces... ¡Dios! Es que soy idiota. La culpa no es mía, unos días le duele la cabeza, otros estoy de guardia, unos tiene mucho trabajo, otros están los niños...
-Ricardo no saques las cosas de quicio. Tranquilo seguro que no es para tanto y no ha pasado nada.
-Los pillé ayer...
-¡¡Vaya pedazo de cuernos!! Yo no se ni como cabes por la puerta Ricardo...- se estaba aguantando la risa.
-¡Soy imbécil! Si es que lo tenía que haber visto.
-¿Pero como los pillaste?
-No te lo vas a creer... Los pillé abrazados. Ahí en medio del pasillo, en mis narices.
-Ricardo di que eres imbécil. Pero imbécil de lo gilipollas que puedes ser- su amigo no se lo creía, vaya drama se había montado el solo por culpa de una tontería de abrazo- Eso no es nada, los amigos se abrazan. Como tú y como yo. O como los chicos del barco o algo.
-También hablaron de elegir, de dudas y de romper la relación llena de farsas.
-¿Pero escuchaste toda la conversación?- preguntó ya harto de tanta tontería.
-No... Pero se que hablaban de eso.
-Ricardo, mira te voy a decir lo que tienes. Pero no te puedes enfadar- el capitán prestó atención a su amigo- Estás celoso.
-¿¡Celoso!? ¿¡Yo!? Venga hombre...- se río nervioso- Celoso dice... ¿Dios tanto se me nota?
-Lo que tienes que hacer es hablarlo con Julia. Y punto, se aclarará todo verás- y se fue por la puerta riéndose y diciendo por lo bajo “celoso, celoso, celoso”

Esa noche Julia miraba las estrellas tranquilamente. Sonría como una tonta, estaba recordando como el pequeño de la familia le había dicho como su padre le contaba un cuento, una historia de una sirena y un marinero. Valeria había contestado que al final tenía que prestarle mucha atención por que era muy bonito.
Detrás de ella se escucharon pasos. Y notó como el suave tacto de una manta la cubría. Ricardo se sentó a su lado. Serio. Distante. Llevaba desde anoche así. Y era extraño.
-A ver... ¿Qué te pasa?- preguntó ella mirándole.
-¿A mi? Nada... La pregunta sería ¿qué te pasa a ti? Últimamente estás más rara. ¿No tendrá nada ver César?- notó como ella se puso nerviosa.
-Pues...
-¡Lo sabía!- se levantó lleno de rabia- ¿Te acuestas con él? ¡No! No me contestes... No quiero saberlo. ¿Cómo puedes hacerme esto? ¿Y a tus hijos? Mira Julia te veía capaz de...
-Pero que...
-Es que me parece que si estabas necesitada me lo podrías haber dicho digo yo...
-Ricardo...
-¡Y encima con el hermano de mi difunta esposa! Es que tiene mérito- el odio de él iba subiendo.
-¡Ricardo!
-¿¡Qué quie...!?- la torta que se llevó en la cara fue tan que le retorció todo el cuello- Pero...
-Eso por gritar y por creer que soy una adultera- le dio otra más fuerte- Y eso por creer que me acuesto con César- respiró hondo y más tranquila dijo- ¿Se puede saber que he hecho para que desconfíes de mi?
-Ayer... Os vi abrazados y decía de romper con la pareja...
-¿Lo dices por eso?- seria se acercó a él, le apartó la mano y le acarició suavemente donde le había dado. Ambos se miraron a los ojos, Ricardo se perdió en aquel marrón fusionado con la noche- César, me citó ayer por la noche porque quería decirme una cosa del proyecto Alejandría, pensaba que estaba con ellos. Y le expliqué todo lo que había pasado. Me contó que había creado una revolución contra ellos, había matado a... mucha gente relacionada con el proyecto y al saber todo quiso que nos uniéramos. Le dije que me lo pensaría, y por eso escuchaste lo de la relación mentira- sonrió- ¿Como puedes creer qué podía hacerte yo eso? Si te quiero...
Ricardo se acercó poco a poco a ella. Y la besó como si fuera la primera vez que se veía en mucho tiempo. Él se separó un poco, mientras seguían con las frentes pegadas.
-Pensaba que te habías cansado de mi... Y claro como hace tanto que...- Julia lo miró frunciendo el ceño- Y César es tan... Pues ya sabes César.
-En eso tienes razón- el hombre la miró con dolor- César, tiene unos ojos preciosos- Julia se juntó a él lentamente y fue empujando su cuerpo para hacer que Ricardo retrocediera- César tiene un pelo increíble. César sonríe y seguro que todo el mundo suspira por él- el hombre seguía retrocediendo siendo empujado por Julia- César tiene un cuerpo apetecible. César tiene una barba casi perfecta- Ricardo se topó contra la pared de cubierta- ¿Pero sabes lo que no tiene César?- lo dijo muy cerca de su boca, algo provocadora, él negó con la cabeza- Que César no eres tú.
Ricardo fue sintiendo como el calor subía por todo su cuerpo. Julia metió su mano por debajo de la camisa de él, haciendo que se le pusiera el bello de punta. Se desabrochó un botón lentamente. Haciendo que Ricardo temblara, y se impacientara a la vez.
-¿No decías que hacía mucho tiempo que no...? Pues hoy vas a suplicar para que pare- lo dijo tan sensualmente que el capitán no aguantó y ahora fue él quien la arrinconó en la pared.
-Nunca he suplicado- dijo pegado a ella y en su oído susurró- Nunca.
-Siempre hay una primera vez para todo- Julia bajó la mano y apretó fuerte en las partes bajas del hombre.
La magnetización era tan fuerte, que no esperaron mucho tiempo para besarse como locos. La camisa de Ricardo voló por allí, la blusa de Julia se destrozó en un arrebato de él por quitársela. Y en poco tiempo ya estaban los dos desnudos. Con únicamente una manta y jadeando. Una capa de sudor los envolvía, Ricardo notaba este pegado a los dos. Mientras subían y bajaban. Julia metió los dedos en su pelo y pidió más. Necesitaba más, nueve meses eran muchos meses. Sonrió, el capitán no había perdido la práctica. Y eso le gustaba. Con una rapidez increíble de Ricardo en un momento, echó la cabeza hacía atrás. Eso no podía estar pasando, era demasiado increíble.
-Ricardo... Rica...R... ¡Dios como pares te juro por tus hijos que la que te disparo soy yo!- la noche era fría pero se estaba volviendo demasiado caliente.
¿Dónde narices había...? ¡Eso no! ¡Oh, dios! ¿Como cojones podía hace...?
-¿Clemencia? ¿Pides clemencia?- le dijo él al oído.
-La va a pedir usted capitán- le dio la vuelta a los roles, ahora era ella la que estaba encima. En un movimiento rápido Julia hizo algo con la columna de arriba a abajo Ricardo sintió el cosquilleo. Y ambos gimieron a la vez.
-No...N...No... Julia... Ju...- con las uñas arañó el suelo.
-Hay que saber cuando la guerra está perdida mi querido Ricardo- sonrió- ¿Ya estás cansado?
-¿Quién podría cansarse de ti?- y se volvieron a besar hasta que el sudor los empapó por completo.
#187
MiriamGonzalez
MiriamGonzalez
28/12/2013 17:06
Em...Em...Em...Hola? acabo de morir

Me ha encantado, ha sido genial el capitulo. Continualo pronto opr favor
#188
aragonvirgi
aragonvirgi
23/05/2014 18:09
continuaa plissss!
#189
sarafrubias
sarafrubias
04/08/2014 22:17
CAPITULO 34

La bella durmiente

Abrió los ojos y respiró la brisa marina de esa mañana. El cielo lleno de distintos tonos de azul le llamaba para sonreír. Y sus manos sujetaban el timón con fuerza, el mar se escuchaba tan cerca, era el sonido más reconfortante que podía oír después de pasar una noche con Julia. Y es cuando unos diez minutos después, aparecen corriendo Hugo y Valeria. Los mira jugar en cubierta, y unos metros más atrás se encuentra Julia, vigilando con los brazos cruzados y diciendo algo un poco preocupada. La felicidad le sonríe, y eso le reconfortaba. Aunque era un poco irónico, no les quedaba nada, ni un trozo de tierra para pisar, sin casi energías para seguir, y ahí estaban. Remando todos juntos, a la vez. Y lo repetía en su cabeza, a la vez, a la vez, a... la vez...
Y el sonido sordo del silencio.

-¡Ey! Capitán... Ricardo- dijo con hilo musical - Despierte, vamos. No se haga el dormido.
La luz le llega directamente a los ojos. ¿Dónde estaba? ¿Por qué le dolía la cabeza tanto? Abre los ojos, y mira directamente al techo. Se levanta lentamente. Y observa, está en la bodega. No recuerda haber llegado ahí. Una sombra delante de él, lo mira con cara de rabia ¿quien es? ¿de qué le suena?
-Por fin, ¿ha dormido a gusto?
-¿Quién eres?
-Un amigo de su querida doctora. ¿Nunca te ha hablado de mi? Me quería muchísimo, más que a ti fíjate. Estábamos a punto de tener un hijo, como vuestro querido Hugo. ¿Ha salido al padre verdad?
Ricardo abrió los ojos. Él debería ser Phillipe, el imbécil que había amenazado a Julia. Con el dolor de cabeza increíble, le miró directamente a los ojos.
-¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?
-El tiempo suficiente como para que me haya dado tiempo a presentarme como un nuevo superviviente, y me hayan dado un camarote.
-¿Qu... Qué?- se llevó las manos a la cabeza- ¿Por qué me duele tanto la cabeza? ¿Qué me has hecho?- se quedó en silencio un momento- ¿¡Dónde está Julia!?
-Shh, tranquilo capitán ¿por quién me cree? Julia está en su camarote, con sus hijos, como siempre. Dando vueltas para averiguar que tiene que hacer- se acercó a él, y con rabia le escupió las palabras- Si se queda con el niño débil, o se va con el hombre fuerte.
Ricardo se dejó llevar por la ira. Le cogió por las solapas de la camisa que llevaba Phillipe, y lo estampó con todas sus fuerzas contra la pared. El moreno se quejó ante el golpe,
-Escucha, te voy a dejar una cosa clara, ni se te ocurra acercarte a Julia o a cualquiera de mis hijos ¿te has enterado?
-Por favor capitán... Soy muchísimo más honrado que el idiota de Gamboa. Conmigo lo va a tener todo más fácil- se zafó de él rápidamente- Que gane el mejor- y rió con sorna.

El pequeño gateaba por la habitación riendo. Mientras, su hermana, iba tras de él quejandose y bufando.
-Hugoooo, dame mi oso. ¡Jolín, Hugo para ya! - el pequeño solo reía al ver como chinchaba a su hermana – ¡Julia! Mira a Hugo.
-¿Qué os pasa? – los miró a ambos - ¿Otra vez os estáis peleando?
-Es Hugo, no me da mi oso.
-Hugo, dale el oso a tu hermana. Vamos.
-No – contesta el niño – Es mio.
-Cariño, el oso no es tuyo. Es de Valeria, es su peluche, tu ya tienes a tu tigre – lo coge de la cama y se lo da a su hijo – ¿Ves? Ahora dame el oso venga.
-No – niega otra vez el niño – Mio.
-¡Jolineees, que yo quiero mi oso!
-Bueno ya está bien, si no vais a compartir el oso, no hay oso para ninguno – se lo quita al niño y lo coloca encima del armario para que ninguno de los dos lo coja - ¿Veis lo que conseguís?
Los dos niños se miraron con rabia, ya no tenían oso y por culpa del otro. Valeria se sentó en el suelo con los brazos cruzados, mientras su hermano sollozaba para ver si así le devolvían el peluche. Algo que fue inútil, ya que Julia no iba a echarse para atrás.
-Voy a por unos papeles. Valeria cuida de tu hermano un momento, y no quiero peleas.
-Vaaale.
Julia salió por la puerta, dejando a los niños enfadados entre si, y con unos cuantos juguetes a su alrededor. Valeria se levantó del suelo e intentó saltando para ver si llegaba, no lo consiguió. El pequeño tiró de la camiseta de su hermana, para que la aupara a ver si así llegaban, no resultó. Subió más a su hermano con todas sus fuerzas, y consiguió que Hugo se cogiera a la parte más alta del armario. Es cuando en ese momento entra Julia por la puerta, y lo ve.
-¡Valeria, Hugo! - los niños se sobresaltan, lo que hace que el pequeño se descuelgue, parece que todo pasa a cámara lenta.
La doctora ve como están a punto de caerse. Corre para cogerles antes de que caigan, y es cuando se tropieza, y al caer se da un golpe en la cabeza contra el armario, estira los brazos, y cae al suelo. Con la única suerte de que los niños han caído encima de ella, sanos y salvos.
Pero a Julia le da todo vueltas, no sabe donde está. Y de un momento a otro cae ante el cansancio y se duerme por culpa del golpe.
-Julia... ¡Julia! - Valeria la intenta reanimar, pero lo único que ve es que tiene una brecha en la cabeza, y corre fuera del camarote para llamar a su padre, mientras Hugo se queda con su madre.
-Mami... - el niño empieza a sollozar sin parar- Mami... - hipa y llora moviéndola para que se despierte.

Valeria corre por el pasillo, con la suerte de encontrarse a su padre dando la vuelta en la esquina, con la mano en la sien, parecía mareado. Y empieza a gritar.
-¡Papá! ¡Papá! - corre y llega a él, le coge la mano – ¡Ven corriendo!
-¿Qué pasa Valeria? Hoy no puedo jugar, tengo cosas que hacer.
-¡No papá, es Julia!
#190
sarafrubias
sarafrubias
04/08/2014 22:23
-¿Qué? ¿Qué le pasa a Julia? - la niña tira de él y llegan al camarote – Valeria,en serio, si es una brom... ¡Julia! - la ve tirada en el suelo con la frente ensangrentada y corre a cogerla – Julia, cariño, responde – le da golpecitos en la cara para reanimarla, sin éxito.
-Nos ha intentado coger para que no nos cayéramos... Y, y... - el pequeño Hugo empieza a llorar más alto, lo que hace que De la Cuadra y Salomé, que salían de su camarote fueran corriendo.
-¿Qué pasa? ¿Qué son esos gritos? ¡Dios, mio!- Salomé entre corriendo - ¿Qué ha pasado?
-No lo sé Salomé, he entrado y me la he encontrado así.
-Hay que llevarla a la enfermería, vamos, Salomé quedate con los niños, yo ayudo a Ricardo – Julián ayuda a su amigo y salen con ella en brazos de Ricardo hacia la enfermería.

No sabía cuanto tiempo había pasado desde que estaba con Julia allí dentro. Phillipe, que por suerte tenía un poco de capacidad médica curó la herida, y le puso puntos. Ricardo solo observaba que llevaba horas dormida, y no se despertaba.
-¿Es normal? - pregunta el capitán.
-¿El qué? ¿Qué se pegue tortazos muy a menudo? Pues no, no la conocí yo con esa torpeza. Claro que ya saben lo que dicen, todo lo malo se pega.
-Digo que duerma tanto – odiaba su acento francés, y le daba rabia que estuviera ahí, Julia estaba con él, que lo asumiera de una vez.
-Capitán, voy a serle claro. Se ha dado un golpe muy fuerte en la cabeza, y eso ha llevado a un pequeño coma, a lo mejor duerme un día, unas horas, dos días... Quién sabe. Lo que importa es lo que pase cuando se despierte.
-¿Qué puede pasar?
-Llame a la bruja Lola si lo quiere saber. Yo no soy adivino. Será mejor que vaya a descansar, yo cuido de ella, sus hijos estarán preocupados- Ricardo lo mira desconfiado.
-Perdona que te diga, pero no es que me fíe mucho de ti- el francés ríe.
-No es que tenga muchas opciones de elegir.
Ricardo acepta de mala gana. Y sale por la puerta directo a ver a Valeria y a Hugo, que están con Salomé tumbados escuchando un cuento. Ya era de noche, y los niños tenían bastante sueño, con las emociones fuertes que habían pasado hoy era mejor dejarles descansar. Así que va directo a cubierta, dónde se queda mirando al mar apoyado en la barandilla.
Esto no era lo que tenía que pasar. Naturalmente, iba a dar el paso, pero no de esta forma, era imposible. Los niños asustados, Julia en cama, ahora llega el ex novio y se queda. Parecía sacado de las películas. Y por lo pronto no se fiaba del francés, no sabía ni con que intenciones llegaba, Julia dijo que tenía que tener cuidado con Hugo y Valeria, pero no sabe que hacer. ¿Se tira al mar?
-Ricardo...- oye la voz amiga, y suspira, es César - ¿Se puede saber que hace el francesito en nuestras filas? Pensaba que estaba en el bando enemigo.
-Ya no... Bueno o eso es lo que me hizo creer César. Ya no sé ni lo que pensar.
-¿Cómo?
-No se como lo hizo, pero ya está aquí. Tuvimos una conversación en bodegas, dijo que venía en son de paz, que lo único que quería era ver a Julia, y hablar con ella.
-Yo no me fío de ese tío Ricardo, ha estado con ellos. Y como haga algo sospechoso te juro que...
-Tranquilo César. Lo único que quiere es cuidar de Julia, pero no se con que intenciones, está ahora mismo en la enfermería con ella.
-¿Estás loco? A ti te habrá convencido, pero a mi no es tan fácil. ¿Vas a dejar que te robe a Julia, porque si?
-No lo hará, tranquilo. Nos queremos, y contra eso no se puede luchar César.
-Tú te puedes quedar de brazos cruzados esperando a que despierte y le deje las cosas claras. Pero yo voy a tenerle muy vigilado, y me va a escuchar – enfadado entra de nuevo en el Estrella, sin escuchar a Ricardo.
-César, no hagas... - pero es inútil, ya se había ido – Tonterías.

Da vueltas por la habitación. Poniendo papeles aquí, y allá. Y de vez en cuando la mira, se le escapa una sonrisa. La verdad es que el tiempo no la ha cambiado, y sigue tan guapa como siempre. Va hacía ella y se queda observándola respirar. Le acaricia la cara suavemente, y es cuando escucha el sonido de la puerta.
-Yo que tú no le tocaba ni un pelo. Tiene mucho carácter y si se despierta deberías temer por tu vida, solo es un aviso.
-Vaya César. Veo que tú también tienes carácter. ¿Cuántos han sido? ¿A cuántos te has cargado este mes?
-Como sigas así tú vas en camino – lo cogió de la camisa – No te acerques a Julia ¿entiendes?
-No me puedes prohibir eso. Además no puedes evitar que ella se acerque a mi – ríe burlón.
-Te tendría que... - levanta el puño.
-Phillipe...- Julia abre los ojos, y se lleva las manos a la cabeza.
-Julia – dicen los dos a la vez.
-¿Dónde estoy? Phillipe, ¿qué hacemos aquí?
-¿Cómo qué que hacemos aquí? ¿No te acuerdas? - los dos hombres se miran.
-¿Acordarme de qué? ¿Y usted quién es?
-Julia, soy yo César. ¿No sabes quién soy? - se acerca a ella e intenta tocarla.
-No me toque, y no insista, no se quién es – se levanta de la camilla, y se va hacía el francés – Por favor cariño, vámonos. No me quiero quedar aquí.
-¿Cariño? Julia, Phillipe no es...- el moreno le interrumpe diciendo que se calle.
-Claro, ahora mismo. Pero espera que te examinen, y nos vamos cuando quieras – la sienta de nuevo y se lleva a César fuera.
-¿Se puede saber que has hecho ahí dentro? ¿Entonces era una estrategia? Sabia perfectamente que no había que fiarse de ti.
-Te quieres callar, eres un bocazas. Estoy intentado ganar tiempo.
-¿Tiempo? ¿Para qué? ¿Para llevártela a la cama?
-César, cállate. ¿No has visto lo que ha pasado? No se acuerda de nada. Tiene un ataque de amnesia, puede que por el golpe tan fuerte que se ha dado. Así que no me vengas con tonterías.
-¿Y para que le mientes? Dile la verdad, ¿o es que no quieres?
-Escucha, acaba de despertase y al único que ha reconocido es a mi. Durante un ataque de amnesia no puedes dar al paciente información que no reconoce, al menos no tanta. Puede provocarle un shock, y de ahí si que no se sacarla – César suspira.
-¿Entonces que propones que hagamos? ¿Qué piense que sigues siendo su novio, mientras tiene unos hijos allí arriba y un hombre que la quieren? Porque no se acuerda.
-Te juro que no se otra forma de hacerlo. La amnesia puede ser muy puñetera,tiene que recordar por ella misma, a lo mejor le dura días, meses, años... ¡Es que no lo se!
-¿No sabes él qué? - Ricardo aparece por detrás de ellos, que se quedan en silencio – ¿Puedo ver a Julia? ¿O me lo vas a prohibir?
-Capitán espere... Tenemos que contarle una cosa – César y Phillipe se miran, listos para contar lo que le pasa a Julia.
#191
sarafrubias
sarafrubias
04/08/2014 22:26
Otro contratiempo más. Parece que el destino les tiene manía. Allí están, Phillipe y Julia en el comedor. Mientras Ricardo los ve entrar juntos, de la mano. Su querido “novio” le cuenta cosas del Estrella, quien es quien, de que les conoce, pero no profundiza mucho, dice que puede ser peligroso para Julia. A veces no le cree, pero tiene que estar viendo sus arrumacos delante de su cara. Phillipe se ha aprovechado de la situación, era normal, el muy... Pero tenía que aguantarse, si quería que la mujer que había querido más que su vida, se recuperara. Valeria entra al comedor a desayunar.
-Papá... ¿Por qué Julia está con el hombre nuevo? - Ricardo la mira, la coge de la mano– Papá, ¿Por qué se besan? Si tú eres su novio, porque...
-Valeria, tranquila. Ven, vamos al camarote, tengo que contaros una cosa a tu hermano y a ti.
Ricardo los sienta en la cama. Y les cuenta, sin muchos detalles y para que ellos lo entiendan lo que le pasa a su madre. A Hugo lo único que le dice, es que va a estar unos días sin mamá. A Valeria se lo explica mejor, ya que es más mayor y puede entender la mayoría de las cosas.
-¿Entonces no se acuerda de nada? ¿Es por el golpe que se dio? - baja la mirada azul al suelo y empieza a llorar - ¿Es culpa nuestra a que si?
-No, cariño. No es culpa vuestra – le levanta la barbilla para que lo mire – Escucha, no es culpa vuestra. Ha sido un accidente, Julia se va a poner buena ¿vale? - la niña asiente, Ricardo los abraza a ambos y les da un beso en la cabeza.
-Hambre... - Hugo tira de la camisa de su padre, este ríe.
Anda, vamos a desayunar bichejos.

Camina tocando las paredes. Y pesar que solo existía esto, Phillipe le había contado lo que había pasado con el proyecto, y seguía un poco en shock. Ya era suficiente por hoy de información, y la mandó al camarote a descansar. Suspiró, y decidió entrar a dormir un rato. Cuando escucha unas voces que vienen des pasillo.
-Valeria te he dicho que no digas más eso a tú hermano. Aún es muy pequeño, y tenéis que compartirlo todo. Con lo fácil que es que os llevéis bien – mira hacia delante y la ve a ella, en ese momento se vuelve a enamorar, como cada vez que la ve.
-Usted debe de ser el capitán.
-¿Se acuerda de mi? - con un poco de ilusión en sus ojos le pregunta.
-No... Phillipe, me ha estado contando. Son todos muy amables la verdad – Ricardo ríe mientras sostiene a Hugo en brazos y Valeria se aferra a su padre - ¿Son sus hijos?
-Eh... Sí, claro.
-Son guapísimos, la mayor se parece a usted. Y el pequeño seguro que a la madre – Ricardo cambia la sonrisa de hace un momento por una cara bastante seria - ¿He dicho algo que no tenía que haber dicho?
-No, no tranquila. No pasa nada – Hugo patalea para que su padre lo baje, lo deja en el suelo y lo coge de la mano.
-Mami... - el niño se suelta de la mano de su padre y va directo a Julia – Mami, mami... - levanta las manos para que lo coja.
-Hola pequeño – sonríe al ver que quiere que lo aupe - ¿Y tú como te llamas? - el niño la abraza y dice varias veces “mami” - Es muy cariñoso.
-Bueno, solo con las personas que él quiere.
-¿Debería sentirme especial?
-Debería – Ricardo coge al niño en sus brazos – Venga Hugo vamos a dejar a Julia descansar, que tenemos que desayunar.
-No – se coge a ella – Mami.
-Vamos, Hugo no te portes mal. Suelta a Julia – el pequeño empieza a hipar y a decir “mami” todo el rato – Hugo venga – lo consigue soltar de ella y se aleja con él – Lo siento, no pensaba que se iba a portar tan mal – ella hizo un gesto como que no pasaba nada, el pequeño empieza a llorar y a gritar, quería volver con su madre. A Ricardo casi se le escapa una lágrima – Valeria, vamos.
La niña se abraza a Julia, la mujer se sorprende. Y la mira, sonriendo.
-Espero que recuperes la memoria pronto Julia.
-Yo también cariño – ve como se van por el pasillo, entra al camarote y se dice así misma - ¿Mami?

Esa tarde Valeria coge el libro, y se lo pone en el regazo. Su hermano está con ella, y la niña se lo va leyendo. El pequeño la escucha, ahora está más relajado.
-El libro se llama “La bella durmiente” - empieza la pequeña.
Hugo atiende muy atento a la historia. Y coge a su león para abrazarlo al escuchar el final. Cuando Valeria dice las palabras de las paginas finales “Y el príncipe, viendola tan guapa, no pudo resistirse a besarla. La princesa se despertó en ese momento. El hechizo se había roto con un beso del amor verdadero”.
-¡Hugo! Eso es lo que le pasa a Julia – el niño la mira son su león, y no entiende – Julia, está encantada, y por eso no se acuerda de nadie. Pero si papá le da un beso, el hechizo se romperá y se acordará de nosotros.
-Beso – dice el pequeño de ojos zarpos.
-¡Si! Hay que avisar a papá – coge al pequeño de la mano y salen del camarote corriendo.

Ricardo mira el atardecer pensativo. Le cuesta mirar la nueva situación, es demasiado dolorosa, ha tenido que soportar otra vez besos que no son suyos, que no iban para él. Caricias, que de ninguna manera las recibía él, sonrisas, que echaba de menos. No tenía nada de eso, y tenía que ir acostumbrándose. ¿Por qué? Eso se preguntaba mil veces, él solo quería ser feliz con su familia. Mira al suelo triste.
-Siempre me pasa todo a mi.
-¿Puedo preguntarle el porqué? - se gira, y era ella, la luz le da de lleno, estaba preciosa.
-Cosas mías. Tranquila – se sienta junto a él, aún no puede creer que no se acuerde de nada.
-¿Le puedo contar algo? - ella le mira a los ojos, Ricardo se maldice, lo único que tiene ganas ahora es de besarla.
-Claro, soy todo oídos.
-Es que, no me pregunte por qué pero... - se ríe avergonzada – Parezco un poco idiota, no se como se va a tomar lo que le voy a decir.
-Usted, diga. Seguro que no es tanto – se suma a su risa.
-Verá... Es que me encantan sus ojos – el hombre abre los ojos sorprendido,
-¿Cómo?
-Madremía, no se porque le he dicho eso. Debería haberme callado, disculpe.
-No, no importa. Es un cumplido, a mi, si me permite decirlo, me encantan los suyos – es el clic perfecto, miradas conectadas.
“¿Julia que te pasa? ¿Por qué no puedes parar de mirarle?” La mujer se sorprende, el único sentimiento que llega a haber de ese tipo supera a Phillipe. Bueno supera al mundo entero, es la cosa más bonita que pueda sentir una persona, y está en ella, ahora mismo. Con unas ganas de besarle impresionantes.
-No sé que es lo que pasó antes entre nosotros capitán. Y no quiero meter la pata diciéndole algo que no debería pero... Me encanta, y me hace muy feliz – se muerde el labio, Ricardo está a milímetros de ella y está a punto de... - Mejor, será que me vaya.
-Cla... Claro. Estará cansada, buenas noches.
-Buenas noches.
#192
sarafrubias
sarafrubias
04/08/2014 22:29
El hombre suspira. Ha estado a punto de pasar, y aún no se lo cree. Mueve la cabeza, sería mejor que se vaya a descansar, esta noche tenía guardia. Se levanta y ve como vienen Valeria y Hugo de la mano, sonríe.
-Vaya, que raro. Si por una vez os lleváis bien.
-Papá, tenemos que contarte algo – lo sientan y se ponen delante de él – Hemos leído el cuento de “La bella durmiente”.
-Muy bonito si.
-Y ya sabemos como hacer que Julia recupere la memoria – él los mira con el ceño fruncido, Hugo asiente – Como está hechizada, para que se rompa tiene que recibir un beso del amor verdadero – Ricardo ríe.
-¿Y eso que tiene que ver conmigo?
-Papá, pues porque tienes que besar a Julia para que se acuerde de nosotros, así se rompe el hechizo.
-Ti – dice el pequeño asintiendo.
-Entiendo... Mirad chicos, mamá está enferma y hay que esperar a que recupere ella sola la memoria.
-Pero papá... Sino le das el beso... - el hombre los mira sonriendo – Porfa, promete que lo harás.
-Valeria...
-Po' fiii – dice Hugo imitando a su hermana, algo que hace reír a Ricardo.
-Bueeeno, está bien – y sonríe.
-Bieeen – dicen los niños a la vez.
-Venga ahora a cenar – los lleva al comedor donde Salomé ha preparado una de sus especialidades.

Se sienta en la silla de la cocina con la taza. Es cuando se abre la puerta. Salomé entra y lo ve allí con su “Sal de frutas”.
-Volviendo a los buenos tiempos ¿no? - y ríe.
-No me hace gracia.
-¿Preocupado por lo de Julia?
-Si, bueno. Y por una cosa que me han dicho los niños, no se de donde se sacan las cosas – la cocinera pide con la mirada una explicación – Nada que dicen que si beso a Julia, se romperá el hechizo y recuperará la memoria.
-¿Como la bella durmiente?
-Si, exacto como la bella durmiente.
-Bueno, por probar...
-Salomé por favor... No seas peor que ellos – ella lo mira con la ceja alzada.
-Yo no digo nada, pero la ilusión es lo único que nos queda.
Es cuando se abre la puerta. Y de ahí aparece Valeria, con gesto enfadado.
-¿Que pasa cariño? ¿Por qué te has levantado? ¿Tienes sed?
-No la has besado – dice la niña de morros.
-Valeria otra vez con esa tontería, venga ves a la cama que ahora voy yo – Ricardo mira a Salomé que lo único que hace es encogerse de hombros.
-Pero que tienes que besarla...
-Valeria, al final me voy a enfadar de verdad. Ves a la cama.
-Pero si...
-A la cama.
-Vaaale.
La pequeña desaparece por la puerta. Ricardo suspira y la cocinera se ríe, el se bebe el último sorbo de la taza y se levanta.
-Voy a acostarla y a cambiarme para hacer la guardia.
-Si, anda tira.


Sale del camarote, y va directo a el puesto de mandos. Pero algo le hace pararse en el pasillo, tiene el camarote de Julia delante, vacila para abrir o no. Niega con la cabeza, y vuelve a su rumbo actual. Pero vuelve a pararse, entra sin pensarlo dos veces y la mira. Está dormida. ¿Pero que haces aquí idiota? ¿Y si se despierta? Recula y está a punto de irse, llega a la puerta y vuelve a mirarla. Se dirige hacía la cama, alguna fuerza le atrae a ella, algo que nunca había sentido. “Y el príncipe, viendola tan guapa, no pudo resistirse a besarla.” Ricardo se acerca a sus labios, lentamente la besa, el beso más verdadero que puede dar. Se retira y la mira dormida, sin cambio. Ríe irónico y niega con la cabeza. Se levanta, suspira, y vuelve a negar “No tendría que haber venido” se dice. Sale del camarote y cierra la puerta con cuidado.


…“La princesa se despertó en ese momento.”

Julia abrió los ojos. Miró la oscuridad de la noche, sonrió y volvió a cerrar los ojos.
-Ricardo... - y se volvió a dormir.

“El hechizo se había roto con un beso del amor verdadero”.
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