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Fanfic Ricardo y Julia //Recuerda que mis ojos solo pueden ver la luz y mi luz eres tú// C34

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#0
sarafrubias
sarafrubias
13/03/2012 18:02
Hola me llamo Sara y me gusta escribir, me he animado al ver por mucho tiempo vuestros fanfics. La historia es inventada por mi, alomejor algunas cosas coinciden pero muy pocas. Si os gusta comentad y lo seguire cada fin de semana, os dejo el primer capitulo.
#81
sarafrubias
sarafrubias
17/12/2012 18:31
Julia pasaba tranquilamente por los pasillos directa a su camarote. Cuando observó la puerta del camarote numero siete entre abierta. Se acercó sin hacer ruido y vio a Valeria con un libro en sus manos, pasando hojas. Por suerte no había rastro del capitán. ¿Por suerte? Le hubiera encantado verle por allí cerca. Entró y saludo a la niña:
-Buenas noches peque.
-¡Julia!- Salto la niña hacia ella y la cogió en brazos.
-¡Oins! Ya pesas- Sonrieron ambas- ¿Que haces aquí solita? ¿Y tu padre?
-Mi papa ha ido a coger un vaso de leche para mi- La dejó de nuevo en la cama.
-¡Aaaam!- Se fijo en el libro- ¿Y ese cuento?- La niña se lo dio- La cenicienta... Es un cuento muy bonito.
-Si, pero no es mi favorito- Dijo.
-¿Y cuál es tu favorito?- Se sentó a los pies de la cama.
-Mi favorito es este- Buscó entre unos cuantos libros que tenía cerca- La Sirenita.
-¡No me digas! Este cuento era mi preferido de pequeña- Sonrió.
-Mi papi me contaba historias de sirenas antes, siempre que cogía un cuento me contaba este. A él le encantan las sirenas.
-Las sirenas son muy bonitas, y además que siempre se ha dicho que cantan muy bien-Rió- ¿Quieres qué te lo cuente?- Preguntó.
-No- Respondió negando con la cabeza- Es que ahora papá me iba a contar un cuento, pero esta vez se lo iba a inventar él ¿Te quieres quedar y escucharlo?
Justo en ese momento apareció por la puerta Ricardo con un vaso de leche en la mano. Se sorprendió un poco al encontrarse a la doctora sentada en la cama con Valeria:
-¡Vaya! No me la esperaba aquí doctora.
-Papi ¿Se puede quedar Julia a escuchar el cuento? Porfiii- Dijo rogando a su padre.
-Por mi si, pero eso se lo tienes que pregunta a ella Valeria- Respondió dándole el vaso de leche a su hija.
La pequeña miró con ojitos a Julia. Algo que ella no pudo oponerse.
-Por mi también. Me quedaré a escuchar el cuento de usted encantada- Dijo sonriendo.
Lo pusieron todo a punto para el relato, apagaron la luz y encendieron la pequeña lampara. Julia se sentó con Valeria en la cama, mientras la niña se abrazaba a ella, Ricardo puso su silla del escritorio junto a la cama y se sentó:
-Bien, ¿Por donde empiezo?- Preguntó.
-No me haga mucho caso pero normalmente se empieza por el principio- Rió la mujer.
-Pues empezaremos por el principio- El hombre se quedo prendado de la sonrisa de la doctora por momentos.
-No, os equivocáis los dos. Primero hay que crear los personajes- Intervino la niña.
-Es verdad, primero hay que crear a los protagonistas- Dijo el capitán.
-La protagonista tiene que ser una sirena muy, muy guapa- Dijo Valeria muy convencida.
-Vale, entonces el protagonista tendrá que ser un marinero- Añadió Julia- Un marinero muy guapo y muy tierno.
Ricardo desvió la mirada al suelo, sabía que la mujer hablaba de Lucas. Valeria que no tenia intención de que la descripción se quedara ahí intervino:
-¡Y torpe!- Los dos se quedaron mirando a la niña- Un marinero guapo, tierno y torpe.
-Me parece bien-Espetó Julia.
-Entonces tenemos al protagonista y a la protagonista. Nos falta al personaje mas importante.
-¿Cuál?- Dijeron al unisono las dos.
-Al malo.
-El malo tiene que ser un príncipe, pero en vez de azul, negro- Puso cara maligna mientras lo contaba.
-De acuerdo. Ya tenemos a todos los personajes ahora empezamos por el principio de la historia.
-El principio puede ser en una playa- Dijo la niña antes de que su padre empezara.
-Había una vez- Empezó a contar- Un marinerito muy guapo, tierno- Miró a ambas antes de proseguir- Y torpe, muy, muy torpe. Que estaba sentado en una roca que daba al mar- Pausa- Cerca de allí, entre las rocas se escondía una pequeña sirena que lo observaba en silencio, le había llamado mucho la atención. Cuando fue a levantarse, no sabía que la roca estaba tan resbaladiza y cayó al suelo.
“-Aunch- Dijo el marinerito.
Una pequeña risa se escuchaba detrás de él, miraba a su alrededor. Pero no veía a nadie:
-¿¡Quien eres!? Te advierto que te puedo- Dijo convencido.
En su intento de caminar volvió a caer al suelo y acabo completamente mojado:
-¡Ay!- Esta vez la risa era mas y mas fuerte- ¡Oye! ¡Para de reírte!- Se miro la rodilla- Me he echo daño.
De repente la risa se paró. El pequeño marinero seguía en el suelo, con la mano en la herida que se había echo. Una voz tras de él le hizo girarse:
-¿Te duele mucho?- Dijo una pequeña.
El marinero asintió, era apenas un niño. La pequeña salió del agua y el niño se quedo perplejo:
-Eres... eres... ¿¡Eres una sirena!?
La pequeña sirena se miro su preciada cola. Sonrió al marinero y le dijo:
-Si, pero me tienes que prometer que no se lo dirás a nadie
-Yo te lo prometo, pero quiero algo a cambio- Dijo mirándola.
-Te puedo curar la herida a cambio de que no digas nada de que me has visto.
El marinero asintió. La sirena se junto a él, cerró los ojos y paso la mano por la pequeña herida de su rodilla y al descubrir de nuevo su rodilla ¡PUF! Ya no tenía nada.”
Valeria reía al ver como su padre contaba el cuento y Julia, bueno Julia estaba viviendo la historia en su cabeza, como si hubiera sucedido ayer mismo.
#82
sarafrubias
sarafrubias
17/12/2012 18:32
“-Vamos a jugar aquí- Dijo el niño.
-No, estas rocas son muy peligrosas. Además resbalan mucho y nos podemos caer- Dijo Julia negando con la cabeza.
-Eres una miedica- Dijo mientras caminaba por la rocas- Siempre eres tan...
-¿Tan... qué?- Dijo mientras lo veía caminar.
-Siempre eres tan... tú- En un traspiés cayó al suelo- ¡Aunch!- La niña comenzó a reírse de él.
-Te lo he dicho. La próxima vez me harás caso- Seguía riéndose.
-Para de reírte- Se miro la rodilla- Me he echo daño.
La pequeña se acercó a él con cuidado, le miro la rodilla y sonrió.
-Esto no es nada- Cogió un poco de agua con la manos y se la echó en la rodilla- Mi madre siempre me ha dicho que el agua del mar es muy buena para las heridas.
-Pero escuece- Dijo el muchacho.
- Luego dices que yo soy la blanda y la miedica- Rió- Verás como dentro de nada se te pasa.”
Julia volvió en si para seguir escuchando el cuento de Ricardo. La casualidad de que hubiera coincidido con la historia le hacía tener mas curiosidad. Ricardo debió su mirada hacía la de la mujer. Sonrió y siguió contando la historia.
“-¡Ala! ¿Como los has echo?- Dijo el marinero.
-Es un secreto- Rió.
Justo en aquel momento el marinero empezó a charlar con ella. Mientras seguían charlando iban pasando las horas. Justo al final del día se sintió tan triste porque tenía que despedirse de él, nunca le habían gustado las despedidas.
-No me quiero ir todavía- Dijo la sirena- Me lo estoy pasando tan bien contigo.
-Yo tampoco me quiero ir- Un segundo después la bombilla del la cabeza se le encendió- Podríamos quedar aquí mañana, así seguiríamos hablando.
-Vale pero tienes que llegar puntual.
-Ya, pero soy a veces muy torpe y las cosas se me olvidan.
-Te daré algo para que no te olvides- Miro a su alrededor y encontró dos caracolas iguales- Mira, toma esta caracola, y yo me quedaré la otra. Cuando la veas te acordaras.”
-Lo que pasó al día siguiente es que el marinerito no apareció y la sirena...- Ricardo miró al suelo recordando.
-La sirena se sintió muy triste, nunca le habían echo algo así- Prosiguió Julia- Estaba tan pero tan triste que no quiso saber nada mas del marinerito y no se volvieron a ver jamás.
-Lo que la sirena nunca supo es que su marinero apareció, tarde pero apareció- Miró Ricardo a su hija que lo observaba atenta- Pero cuando quiso ir a su encuentro en aquellas rocas tan escurridizas, se le había adelantado.
“El marinero no pudo llegar antes por culpa de alguien. Un príncipe, el príncipe negro le llamaban. El día de antes los había estado espiando por detrás de las rocas y como le daba mucha envidia que él no estuviera con la sirena. Capturó al marinero para que no acudiera a su cita, así el príncipe tenía vía libre para poder estar con la sirena.
Para su decepción cuando llegó se lo encontró con ella contemplando el mar juntos. El marinero apretó la caracola muy fuerte y desapareció de allí corriendo. El príncipe negro los había separado.”
-¡Jo! Que triste papi- Dijo la niña al acabar.
-A mi me esta gustando, quiero saber como acaba capitán- Dijo Julia entusiasmada.
-Pues entonces seguimos- Dijo retomando la historia- Lo que tampoco sabía la sirenita es que el príncipe negro era muy malo, y solo la quería para que no estuviera con el marinero.
-¡Que malo!- Dijo la niña con gesto enfadado.
“El príncipe harto de hablar con la sirena cogió una poción y se la hizo beber a la sirena. La cogió en brazos y la llevó buceando hasta su palacio subterráneo. Cunado llegó dijo que se había dado un golpe y que a lo mejor no despertaría nunca mas. La colocaron en su cama para ver si se despertaba pero no fue así. Los días y los años pasaron muy rápidos.
Nuestro marinero ascendió hasta ser un gran capitán. Pero nunca se enteró de que su sirena estaba dormida esperando a ser despertada del sueño eterno. El príncipe negro desesperaba porque él pensaba que en cualquier momento podría aparecer alguien, que la despierte. Según decía un mago que fue a visitar a la sirenita, solo podrá despertarla un beso de su amor verdadero. El príncipe lo intentaba todos los días pero era imposible. No despertaba.”
-Y...- Parecía sentenciar Ricardo.
-¿Y?- Dijo Julia esperando mas.
-Y esta historia aún no tiene final- Dijo encogiendo los hombros- El final aún esta por escribir.
-Vaya, entonces habrá que esperar a ver que pasa ¿verdad Valeria?- Al ver a la niña, la observó profundamente dormida.
-Acabaremos otro día de contar el cuento- Sonrió Ricardo.
Julia se levantó con cuidado para no despertarla. La tapó ante la mirada del capitán.
-Bueno yo me voy ya- Dijo la mujer- Buenas noches.
-Julia espere, le acompaño hasta su puerta- La miró- Así de paso dejo el vaso en la cocina- Sonrió.
-Claro- Salieron juntos, Julia delante seguido por Ricardo- Su hija me ha dicho que le gustan la sirenas.
-Bueno, si- Rió- Desde pequeño.
-Es curioso, a mi también me gustan- Sonrió-Desde pequeña, me dijeron una cosa sobre ellas y desde ese momento me empezaron a gustar
-A mi no me dijeron, yo dije- Rió.
Se pararon justo en frente de la puerta del camarote de la doctora. Al cruzar miradas ambos sonrieron.
-Me tendrá que contar el final del cuento. Me ha dejado con la intriga.
-Cuando se acabe de escribir yo se lo cuento encantado.
-Capitán, a mi no me engaña. No se le ocurría un final y ha puesto una escusa muy simple.
-No he puesto ninguna escusa. Es verdad lo que he dicho- Pausa- La historias que le contaba a Valeria de pequeña se escribían solas, yo solo las contaba.
-Tendré eso en cuenta- Estaba a punto de entrar pero se volvió- ¿Quiere que le diga una cosa?
-Si quiere, yo no se lo impido.
#83
sarafrubias
sarafrubias
17/12/2012 18:34
-Se nota mucho que la historia va a acabar con un beso.
-Eso nunca se sabe- La miró- Hay finales que a veces no son como uno espera. Porque no existen los finales.
Las miradas de ambos se cruzaron. La sonrisa de Julia desapareció por un momento. Y sus ojos pedían a gritos un final diferente al de despedirse de él y entrar en el camarote sin mas. Ricardo que no podía aguantar las ganas de poder rozar sus labios. Se acercó muy lentamente a ella, estaba a milímetros del beso. Julia se quedó quieta esperando, con esos ojos marrones cerrados pero en su cabeza no paraban de asaltar preguntas. ¿Que hago? ¿Porque? ¿Puedo? ¿Y Lucas? Cuando estaba a punto de besarla se separó con brusquedad.
-Ya es tarde- Pausa- Buenas noches capitán.
-Buenas noches- Dijo mientras Julia cerraba la puerta.
Al cerrar la puerta se quedó apoyada en ella. Con los ojos cerrados, mientras se pegaba pequeños golpes en la cabeza con la puerta. Ricardo, fuera, en el pasillo había pegado la frente al la puerta y pensando en que le había echo a Cupido para que se comporte así con él.
Y tenía razón a veces los finales no son como uno espera. Porque simplemente no existen los finales, y si existieran no servirían para nada. Había dejado el final al aire simplemente para no acabar con un fueron felices para siempre, o colorín colorado este cuento se ha acabado. Porque no quería que acabase, quería que siguiera y siguiera hasta que antes de acabar se inventaran otra historia. Y así olvidarse de que cada cuento tiene un “se acabó”.

Bueno aqui teneis el siguiente capi. Gracias por los comentarios :)
#84
RicarJulista99
RicarJulista99
18/12/2012 20:39
Ahora lo leeo :)
#85
RicarJulista99
RicarJulista99
18/12/2012 21:00
Ai Dios Mio, pero que bonito, te pido a gritos la continuación, este fic me tiene enamorada. Enserio, es tan bonito, me recuerda tanto a mi infancia y bueno, a muchas cosas, no se. Increíble y perfecto son las palabras. Enserio, porfiiiiiiiiiis Sara escribe otro trozo que sino me da algo. :)

La historia tan bonita, aixx, cada día me enamora más. Sobretodo en que sea algo del pasado, de la infancia, y que aún ninguno se de cuenta!! Fuuu, te lo juro es increíble. SÍGUELO PRONTO O ME DA ALGO!!

PD: Muchos besos a todos, y Sara, artistaza de mi corazón, escribe pronito y cuídate muchísimo :) Muchos besitos, cuidaos mucho! :)
#86
ricarjulista01
ricarjulista01
21/12/2012 21:50
Este fic es perfecto! Me lo he leído todo de un tirón! Me encanta como escribes, espero que subas otro pronto que esto engancha es como una droga jajaja ;) Muchos besos
#87
sarafrubias
sarafrubias
02/01/2013 17:33
Buenas :) Gracias por los comentarios. Bueno os pongo aqui la otra parte. Espero que os guste :)

CAPITULO 16
Aún no es demasiado tarde

Últimamente las mañanas en el Estrella, ya no son como antes. La noticia de ese “Fin del mundo” había dejado a mucha gente tocada. A veces no tenían ganas de seguir viviendo en ese mundo de agua. Pero debían ser fuertes. Vivirían historias aunque no quisieran, estarían ahí aunque no lo desearan.
Ricardo se levantó esa mañana optimista a pesar de lo que podía avecinarse. Valeria desayunaba a su lado, cada vez preguntaba o comentaba algo con su padre. Reía al ver que Ricardo decía cosas sin sentido, pero divertidas. El hombre le acarició el pelo, debía ser fuerte por toda la tripulación; pero más por su hija.
Por la puerta apareció Julia, el capitán se quedó mirando cada parte de ella. Llevaba puesto un vestido azul, suelto con tirantes. Le quedaba impresionante. Se derretía al verla sonreír, aunque no fuera a él. Llegó a la cocina, le dio los buenos días a Salomé y salió con un café en la mano. Para sentarse justo en frente de la mesa donde estaba él. Frente a frente, mirandose a los ojos.
Julia parecía que rehuía su mirada. Nunca se acostumbrará a esos ojos, a ese color; a esa puñetera mirada que la hacía vulnerable, que hacía que le temblasen las piernas como si fuera una niña pequeña. Se dijo a sí misma que no le miraría, aunque quisiera. Aunque se muriera por dentro. Ricardo por el contrario la miraba cada dos por tres, sus ojos pedían a gritos lo que el pensamiento de la doctora estaba diciendo.
Acabó por ceder, lo observó junto a Valeria riendo y acabando de desayunar. Sin saber porque apareció una sonrisa en su rostro, la imagen era preciosa. Le hubiera encantado unirse a ellos, pero tenía que poner los pies en la tierra (o en el suelo de un barco). Se levantó de su asiento y se fue rápidamente hacía la enfermería.

Esas horas del día pasaron muy lentas, los recuerdos de ambos asaltaban sus pensamientos. Era como estar con alguien al que no puedes tocar, ni sentir. Pasar horas así, pesando el uno en el otro, sin poder ir y decir que necesitaban estar abrazos todo el día y quererse.
Unas manos aparecieron por detrás ella y le taparon los ojos. Sonrió, aún sabiendo que no sería quien ella quería. Giró sobre sus talones y allí estaba la mirada de Lucas.
-Buenas tardes. Te estaba echando de menos, no te veía desde ayer por la mañana. ¿Dónde te metiste por la noche?- Sonrió abrazandola.
-Estuve trabajando hasta tarde- Bajo la mirada al suelo.
-Julia, no pienses que soy tonto, vi a nuestro querido capitán acompañando a mi novia a su camarote.
-Bueno si, pero solo me acompañó porque era tarde- se giró para no mirarle, la mano de Lucas golpeó la mesa.
-Pues yo creo que eso es mentira, porque tengo ojos por todas partes y entraste a su camarote hacía las nueve y media, casi después de cenar y saliste tarde, hacía las once de la noche. ¿Que hiciste tanto tiempo en su camarote?- preguntó molesto.
-Nada...- dijo con voz temblorosa.
-¿Nada?- rió- ¿Quieres que te diga lo que estuviste haciendo?- Julia cerró los ojos intentado que pasará ya el mal rato- Entraste a hacer algo hay dentro, poco después entro él intentando despistar. Pasasteis unas buenas horas juntos, en la camita calentitos, y después pensando que era tarde y que no os veía nadie saliste junto a él. ¿Es eso lo que pasó Julia?
-No- dijo con hilo de voz.
-¿Como? ¿No te escucho?- calló- ¡Vamos Julia! ¡¿O es que no puedes gritar porque ya gritaste bien ayer por la noche!? ¡Venga!
-No, no...- seguía diciendo.
-¡Vamos di! ¿¡Lo pasaste bien!? ¡Venga!- gritaba, la estaba cogiendo del brazo fuerte.
Se abrió la puerta de repente sin que se diera cuenta. Lo agarró por la espalda y al darle la vuelta lo cogió por el cuello.
-Como vuelvas a gritarle así, te juro que te mato- dijo con odio.
-Otra vez usted, parece que siempre sale como el héroe de la película.
-Salgo como me da la gana, y todo porque no me gustas. Eres un cabrón, nadie y menos ella, tiene que soportar tus arrebatos de celos. Para enterarte estuvimos en mi camarote, sí. Pero solo contando un cuento a mi hija, y si quieres se lo preguntas a ella. Que seguro sabe más que tú. ¡Imbécil!- lo soltó tirando su cuerpo a la mesa de la enfermería, miró a Julia- Espero que sepa perdonar a este gilipollas, solo es un enamorado cegado por eso a lo que llaman celos. Pero tranquila, si sabe lo que le conviene no dejará pasar la oportunidad- se marchó por la puerta cerrando con rabia.
Lucas la miró avergonzado, sentía que Julia no le iba a perdonar lo que había echo. Miraba el suelo, no sabía lo que hacer. Estaba en blanco.
-Julia, yo...- se acercó a ella- Lo siento, no sabía lo que hacía. Como ha dicho estaba cegado por los celos.
-Lo sé, esta bien Lucas. Tranquilo- dijo sin mirarle.
-¿De verdad?
-Si, ya te lo he dicho. Esta todo bien- pausa- Puedes irte tranquilo.
El hombre sonrió y le dio un pequeño beso antes de irse. Julia escuchó cerrase la puerta, resbalaron varias lágrimas por sus mejillas. Mentía, nada estaba bien, lo que le había dicho Lucas había echo recapacitar y pensar, pensar detenidamente en que sentía y necesitaba.

Otra noche más, otro oscuro más y otra guardia más. Ricardo estaba en el puente sentado frente a la mesa, tranzando lineas de donde podría estar ese supuesto uno por ciento de tierra. De repente el panel empezó a sonar, el hombre desvió su mirada hacía el punto donde se encontraba. Se acercó para ver de lo que se trataba, una gran nube estaba muy cerca de ellos. Tormenta, pareció resonar en su cabeza.
#88
sarafrubias
sarafrubias
02/01/2013 17:35
-Marineros- cogió el walkie- Quiero todo el velamen recogido, se avecina tormenta y no quiero ni una vela izada ¿estamos?
-A la orden mi capitán- se escuchó a través del aparato.
La puerta de la estancia se abrió.
-Capitán...- Ricardo puso la mano en forma de que esperase.
-Tripulación, esta noche tenemos tormenta. No quiero a nadie en cubierta. Es una orden. Buenas noches- nada más acabar se giró a ver quien le llamaba, sonrió- Buenas noches doctora, esto de verla todas las noches se tiene que acabar- pausa- Por su novio, que lo veo un poco celoso.
-De eso quería hablarle- dijo seria- Solo venía a agradecerle lo que ha echo por mi en la enfermería, si no llegase a ser por usted...
-No tiene porque darme las gracias- volvió a mirar al horizonte- He echo lo que cualquiera.
-De todas formas gracias- le miro- ¿Tenemos tormenta?- dijo cambiando de tema.
-Si, no muy fuerte... Pero siempre hay que tener precaución- sonrió.
-¿Y se va a quedar toda la noche de guardia?
-Pues si, no hay más remedio que quedarse de guardia- la miro.
-No le importaría que me quedara con usted durante la guardia- pausa- Hasta que me entre el sueño.
-Claro, no me importa. Al que no le tiene que gustar es a Lucas.
-Ya ha entendido antes lo que de verdad pasa- sonrió- No creo que tengamos más problemas.
Empezaban a caer pequeñas gotas de agua. Los cristales fueron empapandose de gotas de agua. Entró Salomé.
-Buenas noches, traigo café -Levantó la bandeja y miró a Julia- Ricardo pensaba que tendrías a Julián contigo.
-Le he dado la noche libre- guiñó el ojo a la doctora sin que la cocinera se diera cuenta- A cambio me hará el gran favor Julia de hacerme compañía.
-Di que si Julia, una noche de guardia con Ricardo es mejor que una descansando en la cama.
-Me lo vas a hacer replantear- rió.
-No le haga caso, Salomé es muy envidiosa y me quiere quitar la compañía.
-En ese caso...- dijo Julia mirando a la cocinera.
-Anda que vaya dos se han juntado para hacer la guardia. Con vosotros el barco esta a salvo- los miró por última vez- aquí tenéis el café y las tazas. Que os aproveche- salió.
-Gracias Salomé- dijeron al unisono.
Durante unos diez minutos estuvieron charlando y tomando el riquisimo café que les había preparado su amiga. Julia reía, las anécdotas de las guardias del capitán era divertidas y a veces muy raras. Se sentía bien junto a él, podía pasar todo el tiempo del mundo que no le importaba. Estaba a gusto.
Sonó el walkie.
-Capitán, ya están todas las velas recogidas. Y...- dijo un marinero a través del walkie.
-¿Que pasa con ese y...?
-Juan aún no ha vuelto, tenía que estar ya en la sala de maquinas. Sigue fuera, ¿vamos a por él?- preguntó.
-No hace falta, salgo yo y veo donde esta.
-De acuerdo capitán.
Ricardo miró a Julia, sonrió antes de salir a cubierta. Tenía que darse prisa, parecía que la tormenta empezaba a ser mas fuerte. Gritó su nombre, pero no respondía nadie. Volvió a llamar, y se escuchó una voz no muy lejos de él. Fue a seguirla y se encontró al marinero debajo del palo de una vela que se había soltado por el viento.
-¡Juan!- exclamó al verle.
-Capitán, ayuda.
Ricardo enseguida fue hacía él y intentó quitarle de encima aquella carga. Era imposible, pesaba demasiado. Julia empezó a preocuparse, Ricardo llevaba tiempo fuera y aún no había vuelto. La puerta se abrió y apareció el marinero.
-Doctora tiene que revisarme la pierna- dijo al verla, Julia se acercó a él y le miró la pierna.
-Ves a la enfermería ahora voy yo- miró hacía cubierta- ¿Y el capitán?- preguntó preocupada.
-Sigue fuera, me ha dicho que entrase que ya entraba él ahora.
-Vale, ya te puedes ir - lo vio marcharse y salió fuera en seguida.
Escuchaba sonidos y se acercó a ellos. Allí, en una parte de cubierta, se encontró a Ricardo completamente empapado, con una soga y atando el palo de una vela.
-¡Ricardo! ¿que hace?
-Tengo que atar esto, vuelva dentro y no se moje.
-¿¡Pero esta loco!? La tormenta empieza a ser más fuerte, si no entra rápido se va a quedar aquí.
-Pues me quedaré, es mejor perder a un capitán que lo único parecido a un suelo que podemos pisar.
-¡Ricardo! Deje de hacerse el héroe, si tiene esa idea significa que no le importa lo que deja atrás.
-Escuche, sin una vela el barco se queda sin propulsión. Tenemos el motor pero cuando se quede sin gasolina tendremos que usar las velas. Y sin velas no hay propulsión, y sin propulsión no hay tierra.
Seguía lloviendo, estaban completamente empapados los dos. Julia fue hacía él y le puso la mano en el hombro mientras negaba con la cabeza.
-Capitán, da igual la tierra. Es su vida, no esta pensando en las personas que le quieren, o que quiere. Además que puede coger una pulmonía y morir. Por favor Ricardo...- dijo rogando.
Le hizo caso, hizo un nudo sin ton ni son y salió detrás de ella. Casi a punto de entrar de nuevo al puente, resbaló con él agua. Gracias a que Ricardo estaba allí para salvarla, de nuevo. La cogió antes de que cayera, se quedaron muy cerca el uno del otro. Seguía lloviendo, pero ahora mismo les daba igual, ahora podían coger una pulmonía o que llegase una ola y se los llevara a los dos; que les daba igual. La caída repentina de Julia era la escusa perfecta para estar unos segundos así de pegados.
Ricardo sentía su cuerpo cerca y no paraba de imaginar lo que quería hacer en ese momento. Julia estaba deseando probar otro beso de los labios del capitán, lo necesitaba tanto. Ella se acercó más a su boca y a punto estuvo de rozarlos cuando fue Ricardo quien rehuyó de su beso. La levanto lentamente.
-¿Esta bien?- fue lo único que dijo, la respuesta de Julia fue asentir con la cabeza.
Entraron de nuevo en el puente, Julia lo miro. Pensó en porque no había querido besarle. Ricardo se sentía muy mojado, estaba completamente empapado.
-Julia, sera mejor que se vaya a cambiar y vaya a ver a Juan.
-¿Porqué no me ha besado ahí fuera?- dijo de sopetón sin hacer caso a la sugerencia del capitán.
-¿Cómo?- la miró.
-¿Que porque no me ha besado?- se acercó a él, se le escapó una risilla.
-Me parece increíble que me pregunte eso cuando ha sido usted la que me ha repetido mil veces la razón- se frotó el pelo con la mano para sacarlo un poco- ¿En serio no sabe la razón?- la doctora calló y bajó la mirada.
-Voy a cambiarme y a revisar a Juan- se fue por la puerta.
Ricardo suspiró, y se apoyó en la mesa. Le había costado la infinidad no besarla. Pero sabía que tenía que resistir las ganas para que Julia recapacitara. Sabía que podía ganar la guerra.
#89
sarafrubias
sarafrubias
02/01/2013 17:36
Julia salió de la enfermería cuando acabó de revisar la pierna a el marinero. Ya estaba cambiada, subió al puente pero no había nadie. Ricardo se habrá ido a cambiar, pensó. Bajó a la cocina donde estaba Salomé recogiendo.
-Hombre Julia, te hacia de guardia con el capitán- sonrió, pero veía a Julia con una cara distinta a la del puente- Julia, cariño, ¿estas bien?
-Si Salomé, solo que...- no sabía si contarle lo que había pasado.
-A ver... Sientate aquí y me cuentas lo que te ha pasado. ¿Te ha echo algo el raro de Ricardo?- preguntó.
-No, bueno si. Pero gracias a lo que me ha echo, he empezado a pensar. No es culpa suya, es mía.
-Dejame pensar, seguro que tiene que ver algo con Lucas y Ricardo- acertó de lleno.
Julia bajó la cabeza. Salomé lo había adivinado. Su amiga la miraba con tristeza, sabía que tenía que decirle algo.
-Julia yo no tengo los mismos sentimientos que tú. Pero sé por lo que estas pasando, y solo te diré una cosa. Haz lo que esto- señaló al corazón- Te diga, porque si no eres feliz con algo que tienes, no vale la pena mantenerlo. Hay más cosas por el mundo que te pueden sacar una sonrisa, solo hace falta que luches por ellas- Julia le sonrió, sabía que tenía razón. Tenía que luchar por ser feliz- Además son solo las once, aún no es demasiado tarde.
Julia la miro, y se despidió de ella con una gran gracias. Llegó a los pasillos de los camarotes y tocó a la puerta. Parecía que no le escuchaba, volvió a tocar repetidas veces y por fin se abrió la puerta.
-¡Julia!- exclamó- ¿Que haces levantada a estas horas?- De repente sonrió- ¿Que quieres, pasar la noche conmigo?- ella negó con la cabeza.
-Solo venía a decirte una cosa.
-¿Que cosa?
-Lucas, te dejo- lo dijo como si nada, se sentía mejor al haberle dicho aquello, ahora le daba igual como pudiese reaccionar.
-¿¡Que!?- dijo sin entender.
-Que te dejo, que me he dado cuenta de que no te quiero como tú a mi. No siento lo mismo por ti. Que no me siento feliz contigo. Y quiero serlo pero sin ti.
-A ver... Julia, esto lo estas diciendo de broma ¿no?- rogaba porque fuera un broma, y ella volvía a negar con la cabeza.
-No es una broma, ya no somos nada Lucas. Lo siento, pero lo nuestro se ha acabado a partir de ahora. Buenas noches- y le dejó con la palabra en la boca, se fue de allí rápidamente.

Ricardo estaba en el puente ya seco y cambiado. Miraba el panel sin preocupación, cuando Julia entró en su interior. El hombre volvió la vista hacia ella.
-La tormenta se está calmando, parece que la pasaremos en poco tiempo.
-Si le digo la verdad me da igual la tormenta- el hombre frunció el ceño- Me da igual la tormenta, lo vientos y si el barco se va a pique- se acercó a él hasta quedarse muy cerca- Ahora mismo lo único que me importa en este barco es una sola cosa- Ricardo la miraba anonadado, se estaba acercando a él muy lentamente.
Fue acercando sus labios a los de el hombre, que temblaba. No podía moverse, su cerebro enviaba movimientos que no llegaban a su destino. Cerró los ojos, volvía a sentir su respiración cerca, el calor de su cuerpo juntarse a él, el olor de su perfume. Solo podía hablar.
-Pero y Luc...- Julia le puso el dedo de forma que callase.
-Shhh- la escuchó muy cerca de su boca- No se preocupe- pasó los brazos por el cuello del hombre- Ya lo ha entendido- susurró a su oído.
Un escalofrío recorrió ha Ricardo de arriba a abajo. Juntó sus labios a los de ella, fue un beso fugaz, uno pequeño. Cruzaron miradas y volvieron a besarse, esta vez el beso fue más largo. Tierno al principio, pero en cuento pasaban los segundos se convertía en uno de esos besos pasionales. Ambos necesitados de amor se dejaban llevar, Ricardo abrazó a Julia por la cintura y juntó más su cuerpo al de él. Mientras el beso seguía su curso, ambos movían los labios para crear el mejor beso que se habían dado en años. La doctora adentró sus dedos en el pelo del capitán. Ricardo subía la mano por su espalda. Separaron sus labios, pero no podían resistir la necesidad de otro roce de labios.
Y así pasó la tormenta, entre besos y miradas. Salomé tubo razón, aún no era demasiado tarde. No podía perder el tren de felicidad que pasaba por la estación a toda prisa. Ya lo había perdido varias veces, esta seria la última vez. Y estaba confirmado, Ricardo Montero era el pasaporte ideal para montarse en ese tren.
#90
Martastu
Martastu
02/01/2013 19:16
Me encanta, me encanta, me encanta. Son tan monosos. Me encanta tu fic, síguelo ya :D
#91
DraHiggs
DraHiggs
03/01/2013 18:52
Enhorabuena, me tienes enganchada. Espero leer muy pronto el siguiente capítulo.
#92
RicarJulista99
RicarJulista99
04/01/2013 14:49
Joder, que bonito. La madre que te trajo al mundo. Me ha encantado, enserio. Escribes tan, tan bien. Te felicito. Y que sepas que me tienes enganchada a tu fanfic. Y por cierto, espero que Lucas no vuelva a hacer de las suyas que me da algo :P Bueno, un besito muy grande. Y en cuanto puedas continualo. Besos!! <3

PD: FELIZ NAVIDAD
#93
sarafrubias
sarafrubias
05/01/2013 17:10
Hola buenas. Este capi lo he subido prontito a petición de Maria (@MrsGonzalezmn) que hoy es su cumple. Te felicito, un añito mas. Que te regalen muchas cosas. Y gracias a la gente por comentar :)

CAPITULO 17

Mi felicidad se escribe con J

Lo he conseguido, estoy feliz. Abrazada a su torso, aún en el puente; con la tormenta fuera que aunque se había calmado un poco, seguían cayendo pequeñas gotas de agua. Se escuchaba su sonido al rozar el barco, tranquilizador. Ricardo sonreía a verla tan cerca, abrazada muy fuerte a él. Tenía la sensación de que Julia no quería separarse de él. Hacía tanto que deseaba estar así.
-Julia, ¿esta bien?- se le ocurrió decir mientras la abrazaba.
-Mejor que nunca. Estar así tan cerca- desvió su mirada a la de él- Es lo que había soñado hace mucho- El hombre la miró.
-¿Y porque ha esperado tanto?- Julia bajo la mirada al suelo por un segundo.
-Porque no me había dado cuenta de que lo necesitaba, hasta hoy- sonrió segura de lo que había dicho.
-Menos mal que lo ha hecho, pensaba que me iba a volver loco no tenerla cerca- levantó el mentón con su mano muy delicadamente.
Le sonrió. Se acercó de nuevo a sus labios y los besó muy dulcemente; tierno y despacio. Julia le miró a esos ojos que parecían a verle robado una parte minúscula de su corazón.
-Loco o no me tienes que prometer una cosa.
-¿Él que?
-No me vuelvas a tratar de usted. Lo tienes prohibido.
- Prometido, no volveré ha tratarla- rectificó-Tratarte de usted.
Se sentaron en frente de la mesa. Empezaron a conversar, entre risas, algunos que otros chistes, y anécdotas curiosas. Se miraban mutuamente, sonreían. ¿Cómo podía ser tan hermosa una mirada? ¿Y una sonrisa? ¿Por qué parecía tan hermosa? Ricardo se acercó al puesto de mandos, miraba al panel. La tormenta había pasado, todo iba a mejor. Estaba tan alegre y contento, que solo veía a su alrededor buenas noticias.
Viento estable, velocidad normal. Todo bien, se giró para mirar de nuevo a Julia, y para su sorpresa se había quedado dormida apoyada en la mesa. Se acercó a ella, y con mucha ternura la despertó.
-Julia, será mejor que te vayas a dormir a tu camarote- dijo sonriente, ella lo miró con pesadez.
-Pero, es que no quiero irme- respondió.
-Y yo quiero que descanses- le acarició el pelo- Te acompaño y de paso veo como esta Valeria.
Ella le obedeció en seguida. Salieron los dos directos a los camarotes. Ricardo dudó un momento si cogerle la mano, Julia se adelantó a sus pensamientos y le cogió la mano. Apareció un rubor en sus mejillas, no se acostumbraba a estar así con ella. Llegaron al camarote de la doctora, se despidió con un beso en la mejilla y entró. El hombre se quedó unos segundos frente a la puerta sonriendo.
Al llegar al camarote se encontró a su hija aún despierta leyendo un cuento.
-Valeria, ¿que haces aún despierta?- la niña lo miró.
-Es que... No puedo dormir.
-A ver...- se sentó en la cama- Te voy a contar una cosa para poder dormir- Valeria se tumbó y él la tapó- Cierras los ojos, respiras muy lentamente. Y...
-No puedo- dijo protestando la niña.
De repente entró Julia por la puerta.
-Ricardo...- miró a los dos.
-¿Sí?
-Puedes venir, que te tengo que decir una cosa- Ricardo miró a Valeria, se levantó y fue al lado de Julia.
-Di que quería, querías- sonrió y habló bajo para que no les escuchara la pequeña.
-Bueno... A ver, como digo esto.
-¿Quieres cenar mañana conmigo?- saltó Ricardo sin más, a Julia le pilló por sorpresa.
-Cla... Claro- dijo convencida, ambos sonrieron.
-¿Y ust...? Perdón ¿Y tú que venias a decirme?
-Bueno, mañana necesitaba ayuda en la enfermería. Y me preguntaba si...- no la dejó acabar.
-De acuerdo- saltó él, Julia le miró sonriente, sabía que no tenía que haber dudado de Ricardo- Enviaré a alguien mañana para que la ayude.
-Muchas gracias, lo necesitaba. Tengo demasiado trabajo.
-¡Papi! No puedo dormir...- Ricardo se giró hacía su hija- La tormenta me da miedo, queda te conmigo.
-Peque, de verdad que me encantaría. Pero no puedo- Valeria se puso con gesto triste.
-No quiero dormir sola...- Julia se había quedado observando la escena.
-Ya pero...- Ricardo le acarició la mejilla.
-Yo puedo quedarme con ella- El hombre la miró.
-¿En serio?
-Claro, no me importa. Cuando acabe la guardia me despierta y punto- sonrió.
-Bueno...
-Es por su hija- le guiñó el ojo sin que la pequeña se diera cuenta.
-¿Tú quieres que Julia pase la noche contigo?- le preguntó a Valeria.
-¡Siii!- Ricardo sonrió.
-Entonces de acuerdo. Volveré después- Salió del camarote, caminó hacía el puente. Donde esta vez Julia no estaría
#94
sarafrubias
sarafrubias
05/01/2013 17:12
Mientras en el camarote. La doctora arropaba a Valeria, y le hizo dormirse.
-Julia- Pausa- ¿A ti te gusta mi papá?- dijo seria, la mujer no pudo evitar sonreír.
-¿A mi? Mmm... No, ¿porque lo preguntas?- la miró.
-Vaya- dijo con desilusión- No te lo puedo decir- La doctora puso gesto triste al escuchar la respuesta de la niña- Bueno, te lo cuento pero si prometes que no se lo vas a decir- Julia asintió- A él si le gustas, y como estas con Lucas. Se pone muy triste- Valeria le iba contando poco a poco lo que su padre le decía de vez en cuando- El otro día le escuche hablar con Salomé, empezaron a hablar de ti. Decían mucho la palabra felicidad- la miró- Salomé le decía que se olvidara de ti. Algo que no me gustó. Pero mi papi respondía que eras una de la razones por las que se levantaba por las mañanas- sonrió- Dijo que su felicidad se escribía con J.
Julia le acarició el pelo.
-Veré lo que puedo hacer- La niña cambió de cara- Pero no prometo nada- No quería contarle nada, su padre ya se encargaría de hablar con ella- Claro que no le puedes decir nada de lo que te he dicho- la pequeña asintió- Ahora a dormir.
Después de hablar con Valeria, se acostó en la cama de Ricardo. Se adentró en la sabanas; le llegó su olor al reposar la cabeza en su almohada. Era tan reconfortante dormir así, lo único que le faltaba era a Ricardo a su lado, abrazando su cuerpo. Le llegó su imagen a la cabeza “Mi felicidad se escribe con J”. ¿De verdad había dicho esa frase? Cada vez la sorprendía más. Y calló rendida ante el sueño.

Cinco pe eme de la mañana. Ricardo vuelve al camarote, con cuidado de no despertar a nadie. Entra a su camarote con el numero siete en la puerta, y las ve a las dos dormidas. ¿Podría existir más felicidad? Fue hacía la cama de su hija y le dio un pequeño beso en la frente. Giró sus talones hacía su cama, se acercó y la vio completamente dormida. Estaba preciosa, como un pequeño ángel. La luz de la luna la alumbraba en la oscura habitación, sonrió. No podía despertarla, estaba demasiado dormida como para despertar su sueño. Su mirada fue a parar a un sillón cerca de allí, su querido sillón. Lastima que no se atreviera a dormir con ella, ¿que pensaría si lo viera por la mañana a su lado? ¿como reaccionaria? Ante las dudas se encaminó a él. Cogió un cojín y le lo colocó en la cabeza. Antes de cerrar los ojos la observó por última vez y, oscuridad.

Por la mañana Valeria se despertó antes. Al ver a su padre fue directo a él.
-¡Papi, papi!- Ricardo abrió los ojos pesadamente- ¡Machacahuesos!- gritó, cuando el hombre se dio cuenta la niña ya se había tirado encima suya.
-¡Auch!- la miró- Shh Valeria no hagas ruido- señalo a la cama- Tenemos compañía- la niña se tapó la boca- Que te parece si nos vestimos, y dejamos que descanse- le dijo una cosa a oído, la niña sonrió y asintió con la cabeza.

Dos personas entraron al camarote sin hacer ruido. Y de repente ¡PUM! Cajón. Hizo lo inimaginable para aguantar en grito. La niña rió en silencio. El hombre la miró y seguidamente cerró el cajón. Se acercaron cuidadosamente a la cama. Estaba completamente dormida.
-Julia... Julia- la doctora parecía que estaba empezando a despertar.
-Mmm... ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy?- miró a su alrededor y se vio en el camarote de el capitán, los miró y empezó a recordar lo que había pasado ayer.
-Buenos días doctora- Le sonrió- Valeria y yo le hemos traído un regalo de bueno días.
-Si, mira- se acercó a ella con una bandeja de desayuno y la puso cerca de ella.
-¡Ala! Muchas gracias peque- Valeria se abrazó a ella.
-Papi, ¿me puedo ir a jugar con burbuja ya?- lo miró- Me has dicho que cuando le diéramos el desayuno a Julia podía ir.
-Venga ve- la niña salió corriendo del camarote en busca de burbuja.
-Ahora me vas a decir ¿quien de los dos ha ideado este desayuno en la cama?- dijo la mujer sonriente.
-Los dos- ella le miró- Es verdad, los Montero somos muy de ideas.
Se sentó junto a ella. Empezaron a reír, Julia desayunaba junto a él. De vez en cuando Ricardo hacia que le robaba comida para comer. Se comportaba como un niño, algo que ha Julia le encantaba.
-Gracias- dijo ella.
-¿Por? ¿He echo o dicho algo?
-Si has echo algo, me has echo feliz- sonrió- No me había dado cuenta que mi felicidad se escribía con R.
-¿Te lo ha contado Salomé?- ella negó con la cabeza.
-No, me lo ha contado Valeria. Que os escuchó- Ricardo al verla se acercó cuidadosamente a sus labios. Julia lo observaba, rió tímida.
En un descuido de el hombre le metió una galleta en la boca. Julia se levantó de la cama. Le miró y rió.
-¿No me diga que quería besarme?- Ricardo se comía la galleta en silencio- Va a ser una pena, no le voy a dejar tan fácilmente.
-¿Que tengo que hacer?
-Nada.
-¿Nada?- preguntó él confuso.
-Si, nada. Aquí los besos elijo yo cuando quiero que me los den- el capitán se levantó y fue hacía ella.
-¿Y cuando va a ser eso?
-Ahora mismo- se acercó al él, y le dio un beso tierno en sus labios.
Y ahora si. Ahora si podía decir sin preocupación, que la quería. La quería como si le costara la vida en ello. Ese beso, podría ser el comienzo de un buen desayuno o de la continuación del cuento del marinero y la sirena; que Ricardo tenía que acabar de contar. Pero si no acabase mejor.
#95
EvaRicarjulista
EvaRicarjulista
05/01/2013 17:29
Te lo he dicho en twitter y te lo vuelvo a decir aquí:
ME ENCANTA DEMASIADO.

Las frases de ''Mi felicidad se escribe con ... '' Lo mejor sin duda. Ya era hora de que los juntaras...

Sigue pronto :)
#96
RicarJulista99
RicarJulista99
06/01/2013 18:01
Guau, sin palabras Sara. De verdad, me ha encantado. Sobretodo la frase de: "Mi Felicidad Se Escribe con J..." (O con R :D) Cada vez que veo un trocito nuevo me entra una ilusión. De verdad, aix, no tengo palabras. Me encanta!! Síguelo cuando puedas, y bueno, muchos besitos a todos, cuidaos muchísimo! <3
#97
sarafrubias
sarafrubias
13/01/2013 12:57
Hola muy buenas. Os pongo la siguiente parte a ver si os gusta. Gracias por los comentarios, animan mucho. En este capitulo me he reído mucho escribiendo, espero que os riáis también. Un beso grande.

CAPITULO 18

Estoy vivo

Que en un segundo, en una hora, en una noche. Cambie tu vida, puede que suene raro pero pasa. Pensar, el uno en el otro, a todas horas, a cada minuto recordar su sonrisa, la arruga que se le forma en la frente o el gesto de felicidad al decirle que hoy esta más hermosa que nunca; y repetirlo todos los días. Recordar lo que esa mañana había pasado, sonreír, tararear un canción sin que te escuche nadie. ¿Y que eso lo provoque una persona? Parece increíble.
Julia trabajaba en la enfermería. Tenía mucho trabajo, y acordarse de Ricardo no la ayudaba a concentrarse. Movió la cabeza y empezó a leer de nuevo.
-Vacunas, Andrés Palomares. A los diez años...- suspiró y dejó el informe encima de una pila de carpetas- A ver el siguiente.

El el puente Ricardo sentado con cálculos enfrente de sus narices. Un mapa, un compás y el recuerdo de la doctora en su cabeza.
-¿Dónde estás querida tierra?- se dijo en voz baja.
La puerta del puente se abrió.
-Ricardo, no has bajado a comer- dijo Julián al entrar.
-Tenía demasiado trabajo- tomaba apuntes sin mirarle.
-¿Demasiado trabajo? Vamos... ¿Pretendes que me crea eso?- fue hacía el timón, Ricardo debió la mirada hacía su amigo como diciendo “¿Que otra cosa podría ser?”- Tú no has bajado a comer porque seguro que te encontrabas a la Wilson- El hombre negó con la cabeza, su amigo no se enteraba.
-¿Eso es lo que piensas?- De la cuadra asintió- Pues estas muy equivocado, si no he bajado es porque he tenido trabajo, y lo sigo teniendo.
-No, si te entiendo. Bajar a comer y tener que ver a Julia con Lucas, ahí muy juntos y riendo. No es plato de buen gusto para alguien que esta enamorado de ella- Ricardo frunció el ceño, no entendía porque venía su amigo a decirle si Julia ha echo esto o si ha echo lo otro. No se había enterado de las buenas noticias.
-Julián, ¿se puede saber que me quieres decir?- lo miró.
-Pues que soy tú amigo Ricardo, bueno tú amigo. Tú mejor amigo desde hace más de treinta años- pausa- Y me jode que tengas esa cara de muerto todos los días cuando ves a la doctora.
-¿Cara de muerto?- ahora si que estaba alucinando, se giró hacía él.
-No, espera. Cara de muerto no, muerto, pero muerto, muerto- se apoyó en la mesa- Ricardo entiende copón, que no me gusta verte así.
-Yo que te lo agradezco- sonrió a su amigo- ¿Pero no crees que exageras con lo de muerto?- pausa- ¿Tan mal me ves para que parezca un muerto?
-¿Mal? ¡Uy no! Mal, no... fatal. Pero si tienes hasta ojeras, una piel más pálida. Y el pelo, ya ni te lo arreglas- el capitán pestañeó sorprendido- Menos mal que la ropa aún no has dejado de arreglarla un poco. Pero tocaré madera, porque con las pintas que llevas ahora- pausa- Eres el muerto viviente en persona, ni el mismísimo San Pedro te ayudaría a salir de la tumba que has cavado tu solo.
Flipando. Ricardo se había quedado flipando. ¿Tan mal estaba? Se miró las manos. Se tocó la cara. Él se veía mejor que nunca. Se levantó y miró a Julián.
-Gracias. A partir de ahora me cuidaré mejor el aspecto- sonrió- Bueno me tengo que ir. Después vuelvo y seguimos con las conversaciones estas de muertos y de tonterías.
El capitán salió directo sin esperar la respuesta de su oficial. Las palabras de su amigo le habían echo recapacitar, a lo mejor si se arregla un poco. Bajó las escaleras al piso de abajo.

Julia estaba aún revisando informes médicos. Uno de ellos le hizo sonreír.
-Ricardo Montero...- vio su foto y no pudo evitar que se le escapara una risilla- A ver...- tocaron a la puerta- Adelante.
Entró sin decir nada. Se puso detrás de ella.
-Si te pasa algo sientate y ahora te atiendo- señalo a la camilla sin girarse, estaba demasiado atenta al informe del capitán. Se acercó a ella.
-Veo que le gusta mi informe medico- rió tras de ella, Julia se mordió el labio al escucharlo.
-Bueno, es que es muy interesante. Pone cosas que no sabía y ahora...- se giró en la silla para verle- Ya las se- rió.
-He venido a ayudarl... Ayudarte.
-¿Ha ayudarme?- lo miró extrañada.
-Bueno, me dijiste que necesitabas ayuda aquí abajo. Y su capitán ha venido a socorrerla- se acercó a su oído- Otra vez- ambos rieron- Por cierto, ¿cuantas veces te he podido salvar?- Julia se levantó de la silla y se puso al lado de la pila de carpetas.
-Creo que he perdido la cuenta, pero si sigues salvando a esta doctora- pausa- No creo que me importe- sonrió- Y ahora, aquí tienes una bonita montaña de carpetas que quiero que ordenes y pongas ahí- señalo a una estantería- ¿Podrá mi héroe hacerme el favor?- él asintió encantado.

Unos diez minutos más tarde. Julia estaba revisando el último informe mientras Ricardo a su espalda colocaba la última carpeta en la estantería. Miró al cristal y se acercó a él. Se observó, lo que le había dicho su amigo le había rondado la cabeza desde que había salido del puente.
-Julia...- dijo aún con los ojos clavados en cristal.
-Si, di- leía el papel.
-Tú... ¿Tú crees que parezco un muerto?- Julia levantó la mirada del papel y se giró.
-¿Que?- dijo un poco traspuesta ante la pregunta del hombre.
-Que si me ves con aspecto de muerto, sin vida. No se...
-A ver espera- se acercó a él, puso la mano encima del corazón. Sonrió, lo escuchaba latir.
#98
sarafrubias
sarafrubias
13/01/2013 12:58
Ricardo al sentir el contacto de su mano se estremeció. Julia sentía el golpeteo acelerarse. Sentía ese ¡Pum!... ¡Pum!... ¡Pum! Probó a acercarse más a él. Juntó su cuerpo. ¡Pum!, ¡Pum!, ¡Pum! Le miró y acercaba sus labios a los suyos. ¡PUM, PUM, PUM! Se paró junto antes se besarle.
-Muerto, lo que se dice muerto, sin vida, no estas- le dio un pequeño beso en la comisura de los labios.
Se alejó un poco de él y notó el corazón calmarse. Le acarició la mejilla.
-Gracias, por ayudarme- dijo en un susurro.
-De nada- Ricardo se alejó de ella mirando su increíble sonrisa y aún con su mano aferrada a la suya- Hasta después- dijeron sus labios sin voz. Y se separó de la mano de Julia. Salió de la enfermería y cerró la puerta.
Se dirigió a su camarote. Ya sabía lo que Julián le había querido decir. Estuvo como una media hora dentro. Durante un largo tiempo no se supo nada de él en el barco.

Julián había entrado en la cocina. Salomé estaba charlando con Julia.
-Perdón, ¿habéis visto a Ricardo?- preguntó- Hace dos horas que no le veo.
-Pues yo no lo he visto en todo el día ¿y tú Julia?
-Eem... Pues no, no lo he visto. ¿Por?
-Porque me había dicho que volvía en un rato al puente y por allí no ha aparecido.
-Bueno conociendo a Ricardo se habrá quedado en el camarote- debió la mirada significativamente hacía Julia sin que ella se diera cuenta. El hombre lo entendió.
-No creo, cuando lo he visto no estaba... Vamos que no estaba por ir al camarote- disimuló un poco, y Julia pensaba que estaban a punto de descubrirla- ¿De verdad no sabéis donde está?
-Mira Julián, yo no se donde esta Ricardo. Pero lo que si se es que tengo que limpiar la cocina y tú en medio no me ayudas. Así que espera a Ricardo en el puente y tranquilo que aparecerá- miró a Julia- Julia me puedes hacer el favor de ir y coger la escoba y el recogedor- la mujer asintió y salió disparada a por lo que la cocinera le había pedido.
Ambos se miraron. Sabían lo que las miradas decían.
-Salomé, Ricardo estaba perfectamente cuando lo he visto antes.
-Pero eso es antes, ahora...- se abrió la puerta de la cocina.
-¿Que hay colegas?- Salomé se quedó boquiabierta al ver quien había entrado por la puerta y las pintas que llevaba. Julián se giró al ver el gesto de la mujer y se quedo igual que ella- Os habéis quedado mudos tíos.
A Salomé le costo mucho retener la carcajada que iba a salir de su garganta. Y Julián estaba a punto de tirarse del palo mayor. Aunque su reacción fue normal, porque ver aparecer a Ricardo por la puerta con unos vaqueros rotos, una camisa de tirantes blanca, una de manga corta de flores jamaicanas, encima y abierta, con unas chanclas y unas gafas de sol. Impacta a cualquiera.
-Pero Ricardo...- Salomé estaba por echarse a reír en su cara- ¿Se puede saber donde vas?
-¿Pues donde voy a ir? Voy a ir a coger a Julia y hacerle una cena que se va ha quedar impactada.
-No si impactada se va ha quedar, pero no por la cena. Sino por las pintas que llevas- le dijo Julián aún sin creer lo que estaba viendo- Si solo te hace falta los rayos UBA y clavado a un guiri en Benidorm en pleno verano.
-¡Bah! Eso es porque no estas en la onda- Salomé ya estaba llorando por aguantar la risa, y encima si hablaba así lo remataba- Julián tienes que modernizarte, dejar de ser un muerto.
-¿Un muerto? ¿Pero tú que has entendido antes?- Justo en ese momento se abrió la puerta de la cocina.
-Salomé te he traído también la fregona y el cubo así...- de la impresión al levantar la vista del suelo y ver a Ricardo vestido de esa forma. Tiró el cubo, la fregona, el recogedor... Y porque se supo mantener en pie, que sino se cae ella también al suelo.
-Julia, mira- dio una vuelta rápida sobre él mismo- ¿Que te parece? ¿Te gusto ahora más preciosa?- apoyó los codos en la mesa de la cocina.
Ahora si que no podía ver más en el mundo que quedaba. No entendía que hacía Ricardo vestida de esa forma, diciendo preciosa y hablando de una forma no muy característica del él.
-¿Es una broma verdad?- dijo al fin.
-No, ¿porque lo dices? No estoy menos... Muerto- se puso las gafas en la cabeza y le guiñó el ojo- Además esta noche tenemos una cita, baby. Te espero- besó sus dos dedos y después estiró el brazo señalando a la mujer. Desapareció por la puerta.
-¿Se puede saber que ha pasado?- miró a Salomé que estaba muriendo de un ataque de risa que negó con la cabeza y Julián se encogió de hombros.
-Bueno, miralo por el lado positivo. Vas a tener una cita con alguien más joven que tú. Joven de mentalidad- Salomé se carcajeó al decir aquellas palabras.

Ricardo caminó por los pasillos hasta llegar al camarote de los alumnos. Tocó a uno. Y apareció Piti por la puerta.
-¿Capitán?- lo miró de arriba a abajo impresionado.
-Si, soy yo. No me ves- se apoyó con el brazo en la pared- Vamos a ver chaval, esta noche quiero una fiesta, baile, musica. Unos poco adornos. Lo que se dice una fiesta, fiesta. ¿Lo has entendido?- no le dejó contestar- Perfecto, porque no te lo iba a repetir otra vez. Vamos aligera en pasito, una fiesta no se hace ella sola- Y se fue dejando a Piti igual que a Salomé, Julia y Julián. Impresionado.
Al hombre no le dio tiempo a dar dos pasos.
-Vaya capitán. ¿Que le ha pasado? ¿Se nos ha modernizado?- rió.
-Hombre si es mi amigo. Que pasa que has venido otra vez a joder un rato- se acercó a él y le sonrió burlón- Que lastima que esta vez sea diferente. Que lastima que Julia este conmigo ahora y a ti no te quiera ni ver.
Lucas rió falso. Y se tiró hacía él. Comenzó de nuevo una pelea. Ricardo se zafó de él y lo tiró al suelo. Lucas le propinó una patada en la espinilla. Y a partir de ahí un puñetazo en el estomago, otro en la cara. Otra vez lo mismo. Si no llega a estar allí Julia se hubieran matado. Cuando los consiguió separar.
-¡Pero otra vez lo mismo! ¡Es que no aprendéis!- lo miró a ambos.
-Es este, que esta pirado- dijo el capitán aún con su punto juvenil- No aprende que siempre le voy a pegar un paliza.
-¿¡Pero que dices!? Te iba a dejar en suelo en el próximo golpe.
-¡Ya esta bien! Parecéis niños de cinco años- se notaba muy enfadada- Creo que hasta Valeria os gana en madurez.
Lucas se fue rápidamente de allí. Y Ricardo bajó la cabeza, y se la rascó un poco avergonzado.
-Julia yo...
-Ricardo calla. Me parece increíble la tarde que te has pegado hoy haciendo el tonto. Así que por favor no me hables- estaba a punto de irse cuando él la cogió del brazo.
-Julia, lo siento.
-No me vale con un lo siento Ricardo- lo miró a los ojos- ¿Sabes lo más me gusta de ti? Que siempre tienes los pies en el suelo, no te andas con tonterías, y me haces sentir especial. Pero cuando estabas en la cocina y me has dicho... Lo de preciosa pase, pero ¿baby? ¿De que colegio te has escapado?- se deshizo de su agarre y se fue dejando al hombre solo.

Piti había echo caso al capitán. Había preparado una fiesta en menos de dos horas. Todo listo para la noche. Comida, musica, adornos... Preparado. Ricardo ya cambiado de su ropaje juvenil, estaba sentado en la cocina tomando un poco de sal de frutas. Le daba vueltas a la taza pensando. Justo la puerta se abre y aparece Julián.
-¿Ya te has quitado tú disfraz de guiri? No, espera ¿te lo vas a poner para la fiesta?- rió Julián.
-No estoy para bromas Julián.
#99
sarafrubias
sarafrubias
13/01/2013 12:59
-Bien, hablas como una persona normal. Menos mal- se calló al ver el gesto de su amigo- A ver... ¿Que te pasa Ricardo?
-Que me he peleado con Julia, por la tontería de hacerme el moderno y el no muerto.
-¿Y eso que más da? Si Julia y tú, amigos lo que se dice amigos de contarlo todo el uno al otro no erais. Más bien podíais llamaros pele-amigos.
-Eso hasta hace dos días- Julián lo miro sin entender- Julia y yo...
-¡Copón Ricardo y me lo dices ahora! Enhorabuena.
-Dejate de alegrías que con la pelea de antes creo que esto no marcha bien.
-¿Como que no va ha marchar? Ricardo has esperado no se cuanto tiempo para estar con ella. Y ahora por una peleilla tonta te vas a rendir. Tira ha cubierta que la he visto subir hacía allí y le pides perdón, pero un perdón de los buenos- Ricardo lo miró, tenía razón- ¡Vamos!

Julia observaba la luz anaranjada del crepúsculo de la tarde. Sentada en cubierta con las piernas cruzadas, se había quedado prendada de la vista. Se escucharon pasos a su espalda. Giró sus ojos hacía él, y volvió para no verle. El hombre se sentó a su lado.
-¿Ya te has quitado el disfraz?- dijo aún sin mirarle.
-Si...- se quedó callado un buen rato mirando al horizonte.
-¿Vas a decir algo o te vas a quedar callado la tarde que queda?- preguntó aún molesta.
-Voy a decir algo si, voy a decir que ha imbécil, tonto y idiota no me gana nadie-observó su perfil, estaba guapísima- Pero lo he echo porque estoy ciego, ciego porque me he enamorado- la mujer lo miraba atenta- Estoy tan, tan enamorado que mi sentido común se tira por la borda y me quedo ciego- pausa- Julia, necesito que cuando me quede ciego, estés ahí. Siendo mis ojos, mi sentido común. Porque no soy perfecto y cometo errores- la cogió la mano.
-Te equivocas- él bajó la mirada, sabía que no le iba a perdonar- Te equivocas con eso de que no eres perfecto. Porque para mi si lo eres- Ricardo sonrió- Eres el único que me ha echo sentir feliz en mucho tiempo- la mujer sonrió- Porque me encanta cuando te pegas con las puertas, o con los cajones. Me encanta cuando te pones serio, me encanta cuando me ayudas en la enfermería. Me encanta que me lleves a mi camarote cuando me quedo dormida, cuando harías cualquier cosa por protegerme. Me encanta que me traigas el desayuno a la cama, que me abraces para consolarme y que hagas tonterías como hacerte el inmaduro. Pero sobre todo, me encanta cuando me besas y me dices que todo va a salir bien.
Ambos sonrieron. Ricardo se acercó a sus labios muy lentamente. La luz del atardecer les daba de lleno, el color rojizo hacía en ellos a dos enamorados. Una imagen preciosa cuando juntaron sus labios y empezó un beso tierno y dulce. Un beso que sabía a gloria después de una pequeña pelea. Poco después se quedaron abrazados mirando el paisaje.
-Ricardo, ¿te puedo decir una cosa?
-Claro.
-Las gafas de sol si que te quedaban bien- rió.
-¿A sí? Te refieres a... estas gafas de sol- las sacó de su bolsillo, Julia reía- ¿Me quedan bien?- se las puso- Yo creo que a partir de ahora me las pondré y así seré el capitán moderno, no mejor, el capitán guay- Julia se reía a carcajadas- No te rías, que seguro que si te las pones tú...- se las puso a ella- La doctora guay- sonrió- No, mejor, mi doctora guay. Mi querida Julia guay- pegó su frente a la de ella y le dio un corto beso, sonrieron.
Ricardo ya había entendido lo que su amigo le había querido decir con eso de “Muerto” No se refería al aspecto en sí. Sino a su estado de animo, sus sentimientos. Y ahora le tenía que decir unas cuantas cosas, pero mejor después. Ahora quería aprovechar este valioso tiempo par estar con ella.
Porque si, no estoy muerto. Ahora lo se, lo se porque esta conmigo y siento que el corazón late más fuerte al estar a su lado. No estoy muerto Julián... ¡Estoy vivo! Estoy vivo porque ella esta conmigo, y puedo sentirla. Puedo sentir que gracias a Julia podría vivir eternamente si hiciera falta.
#100
RicarJulista99
RicarJulista99
13/01/2013 19:06
Que iluuuu! Luego me lo leo, y te comento!
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