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Foro El barco

FanFic || Estrella Polar.

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#0
SoniaULINOA
SoniaULINOA
23/04/2012 17:51
Próximamente...



FanFic.
#81
dchamadoira
dchamadoira
04/07/2012 15:41
_ ¿Cömo que no sabéis lo que ha pasado?

_ ¿A qué te refieres? -respondió Tom mostrando curiosidad-

_ Hace más o menos un mes hubo un cataclismo que lo destruyo todo, o casi todo. Antes pensábamos que eramos los únicos supervivientes del planeta, pero no es cierto, no estamos solos. El caso es que hubo una extraña tormenta que hizo desaparecer casi toda la tierra.

Todos los allí presentes se quedaron atónitos durante unos segundos al escuchar lo que había dicho el capitán, pero antes de que pudieran responder, Ulises llamó a la puerta y entró en el despacho.

_ ¿Podemos hablar en privado?

_ Sí, claro... Ahora mismo vuelvo. -contestó Ricardo y salió del despacho, cerrando la puerta-

_ Gamboa tiene una carpeta con fotos e información sobre Ainhoa. Lo he podido ver con mis propios ojos ahora mismo.

_ ¿Qué demonios estás diciendo? ¿Estás seguro? - gritó el capitán muy alterado- ¡Es imposible! ¿Por qué iba a tener eso?

_ Ven y míralo.

Ulises salió caminando hacia el camarote de Gamboa, seguido del capitán. Sin siquiera llamar a la puerta irrumpieron dentro y se toparon con el profesor, que estaba mirando unas hojas.

_ ¿Qué está pasando? -preguntó Gamboa sin alterarse al verlos entrar de repente- ¿Ocurre algo?

Ulises, sin tan siquiera responder, se acercó al cajón y lo señaló. El capitán se acercó, y al ver que estaba cerrado con llave, se acercó a Gamboa de manera intimidante.

_ Dame ahora mismo la maldita llave. ¡VAMOS!

_ Toma. -respondió Gamboa, de una forma extrañamente amable, y le dio la llave-

Ricardo se acercó rápidamente al cajón, lo abrió, y para su sorpresa, dentro no había nada. Entonces se puso a buscar las malditas carpetas por todo el camarote, revolviéndolo todo. Allí no había nada.

_ ¡Ulises, aquí no hay nada! ¿Es que era una broma de mal gusto o qué?

_ ¡Te juro que no! Lo ví con mis propios ojos. ¡Gamboa ha debido de tirar las carpetas, o quemarlas, o algo!

_ Ulises, por favor, no mientas. -contestó Gamboa muy tranquilo- No has visto ninguna carpeta en mi camarote, deja de mentir.

Se acercó al profesor y le dio un puñetazo en la mejilla, pero antes de que se pudieran enzarzar en la pelea, el capitán se acercó y los separó como pudo.

_ ¡Ya está bien! ¡Ulises, a mi despacho inmediatamente!

_ ¡No! ¡Lo de la carpeta es verdad! Vamos ahora mismo a ver a Ainhoa, ella también lo vio.

Y con aquella insistencia sobre la dichosa carpeta, Ricardo acompañó a Ulises hasta el camarote de Ainhoa. Llamaron a la puerta, escucharon una respuesta y entraron en el camarote. Ainhoa se acababa de vestir y tenía pinta de haber estado llorando.

Ulises agarró a la chica del brazo y la llevó hasta el camarote de Ernesto.

_ ¿A qué no miento? ¿A qué Gamboa tenía unas carpetas con fotos tuyas, y toda tu información personal? ¡Tú lo viste!

Ainhoa miró de reojo a Ernesto, que le miró fijamente y de mala manera. Tragó saliva y lo dijo.

_ ¿Pero qué dices? Yo no he visto nada de eso. ¿Por qué me intentas meter a mí en este asunto?

_ No puedo creer que mientas también tú por defenderle. Aunque ya sabía que lo nuestro se había acabado, no entiendo cómo puedes ser tan mentirosa y manipuladora.

_ Ulises, tanto tú como yo sabemos que te llevas mal con Gamboa desde el primer día y que harías cualquier cosa por incriminarle, pero basta ya. No digas más mentiras.

Y sin tan siquiera responder y entrar al trapo, el chico se marchó del camarote, muy dolido por lo que acababa de hacer Ainhoa. Se dirigió sin hablar con nadie hasta su habitación y cerró la puerta de un portazo.

No podía creer lo que acababa de hacer. Odiaba cada vez más a ese maldito Gamboa, que la obligaba a mentir por defenderle, a dejar en mal lugar a Ulises, y a tener que hacer todo lo que él le dijera si no quería morir, y quería ver vivos a su familia, y al propio Ulises... No sabía cuánto tiempo iba a aguantar siguiéndole el juego. Ahora pensarían que Ulises es un mentiroso, y su padre no volvería a confiar en él, y todo por su culpa. Pero por ahora no podía hacer nada, solo obedecer, y acatar las órdenes, hasta que se hartara.
Su relación con Ulises estaba muerta y enterrada, ahora ya ni serían amigos, y todo por culpa de él. De Gamboa.

Continuará...

#82
Nagore31
Nagore31
06/07/2012 14:42
MUY bien, muy intrigante muy todo. Sigueloo prontooo :,)
#83
rosita24
rosita24
10/07/2012 00:51
Está muuuy bien,me encanta! sigue prontito :)
#84
Anaelbarco
Anaelbarco
10/07/2012 13:05
Jo que pena me dan Ainhoa y Ulises, siguelo pronto:)
#85
dchamadoira
dchamadoira
13/07/2012 17:44
He estado ocupado estos últimos días, pero prometo escribir este fin de semana y colgarlo como mucho el domingo o el lunes! ;) Espero que merezca la espera ;D
#86
dchamadoira
dchamadoira
15/07/2012 15:22

Capítulo 20: La lluvia

[/u] [/h1]

Corrió las cortinas rápidamente y una luz cegadora inundó completamente la habitación, iluminándolo todo. Vilma abrió la pequeña ventana de cristal y sacó la cabeza a través de ella. Observó el cielo, no se divisaba ni una sola nube. Aquel iba a ser un día soleado. De pronto comenzó a sonar una potente alarma, que hizo que la pobre Vilma diera un respingo, golpeándose la cabeza contra la ventana. Se acercó enfurecida al despertador y le propinó tal golpe con el muño que el aparato dejó de sonar y se apagó. Miró con curiosidad el reloj que estaba en la pared. Acababan de dar las ocho de la mañana. Pasaron unos segundos y entonces reaccionó. ¡Sólo faltaban diez minutos para que empezara la clase! En aquel momento se dio cuenta de que no estaba sola en el camarote: aunque Ainhoa ya se había marchado, Estela aún continuaba durmiendo.

_ ¡EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH! -gritó Vilma, tan fuerte que hizo que Estela se despertara sobresaltada y cayera de culo al suelo-

La chica se levantó algo aturdida y vio que Vilma estaba desternillándose de risa sin dejar de mirarla.

_ ¡¿A qué ha venido eso?! -le gritó Estela bastante enfadada-

_ A... ¡JAJAJAJAAJAJA! -Vilma no podía parar de reír- Bueno, quizás preferías que no te despertara y llegar tarde a clase de Biología, porque quedan seis minutos.

_ Pues claro que... Un momento, ¿QUÉ? -contestó Estela, que le había costado un poco darse cuenta de lo que le decía-

_ Lo que has oído -le respondió Vilma, que ya había terminado de cambiarse y se dirigía hacia la puerta, con un cuaderno y un estuche en la mano-

_ ¿Y dónde está Ainhoa? -preguntó Estela, con curiosidad-

_ Ya sabes que ella y Ulises cortaron... Todavía está algo afectada -comentó Vilma, aunque eso no era del todo cierto- Bueno, yo me voy, será mejor que te des prisa.

___________________________________________________________________________

Cinco minutos más tarde Estela llegó a la clase, justo antes de que empezara, aunqeu abstante cansada y despeinada. se sentó detrás de su amiga Vilma a toda prisa y dejó todas sus cosas sobre la mesa.

_ Ayer pasó algo increíble que quiero contaros: encontramos nuevos supervivientes. -soltó Julia de repente, acordándose del pobre Roberto, el piloto que encontraron días antes y que mató Gamboa-

Todos se callaron a la vez, intentando asimilar lo que había dicho la profesora, y entonces toda la clase se llenó de murmullos y cuchicheos. Estela, que miraba fijamente la mesa, todavía algo adormecia, no se enteró de nada.

_ Bueno, bueno. ¡Basta! Ya sé que la noticia impacta, pero tenemos que empezar la clase, ya tendréis tiempo de hablar con ellos luego -Ordenó la profesora, más sonriente de lo habitual-

Vilma giró la cabeza y observó las sillas vacías de Ainhoa y Ulises. Ningunó de los dos había acudido a esa clase.
___________________________________________________________________________

Unos golpes en la puerta le hicieron volver a la realidad. Desvío la mirada del montón de papeles y mapas que había sobre la mesa y se apresuró en abrir la puerta. Ahí estaba parado Ulises, que llevaba una camiseta blanca y corta y unos pantalones vaqueros, algo ajustados. Lo invitó a pasar y se sentó de nuevo, en el cómodo y alto sofá de cuero.

_ ¿Qué ocurre, Ulises? -preguntó el capitán, con algo de curiosidad-

_ Quería hablar contigo de lo ocurrido en el camarote de Gamboa.

_ Supongo que vendrás a disculparte ya de cir qu Quería decirle que no era mentira y que fue una broma de mal gusto -contestó Ricardo sin prestarle mucha atención-

_ No, en realidad, Ricardo, digo, capitán... Quría decirle que no era mentira y que Gamboa guardaba esas carpetas...

_ ¡Otra vez con las malditas carpetas! ¡Ulises, creo que ya basta! Hemos revisado a fondo ese camarote y no había nada. Deja de insistir.

_ Pero estoy seguro de que tenía por lo meno dos: una con fotos e información de tu hija y otra en la que sólo pude ver que ponía: Proyecto Alejandría.

_ ¡¿Proyecto Alejandría?! -gritó Ricardo, bastante alterado-

_ Sí, ¿Qué pasa? ¿Te suena de algo?

_ No, para nada -mintió y recordó lo que había ocurrido días antes-

Algunos días antes

Ricardo iba caminando por el pasillo, tan tranquilo, cuando de repente Julia salió salió de su camarote y se le cruzó, haciendo qeu éste chocara con ella y los papeles y carpetas que llevaba la doctora se le cayeran al suelo. Entonces, el capitán se agachó y ayudó a recoger todo y pudo ver con claridad aquel mismo nombre en uno de los folios.

¿Qué era ese Proyecto Alejandría? No era una simple casualidad, y al fin y al cabo, Ulises no habría podido inventarse de la nada ese nombre. Por lo que en realidad una cosa estaba segura: Gamboa tenía una carpeta en la que guardaba algo relacionado con aquel extraño proyecto. Aquel mismo proyecto en el que también estaba involucrada Julia. Tenía que descubrir a toda costa lo que era eso, pero le resultaba díficil imaginar que Julia le hubiera podido ocultar una cosa así...

_ ¿Te encuentras bien? Te has quedado callado de repente.

_ Sí, estoy bien. Puedes irte.

_ Pero, capitán....

_ Nada de peros, ¡Fuera!

Ricardo observó que el chaval salía echando chispas del despacho y cerraba la puerta de un portazo. Tras unos segundo pensando en todo este asunto, Ricardo escuchó un sonoro golpe. Y antes de que pudiera reaccionar, empezó a escuchar, incrédulo, nuevos e incesantes golpes en cubierta, en el techo... en todas partes.

El capitán se acercó a la ventana confuso y contempló algo insólito: llovían peces.
#87
Nagore31
Nagore31
26/07/2012 22:50
Dchamadoira necesito otroo capituloo ya!! :,D
#88
dchamadoira
dchamadoira
28/07/2012 15:33

Capítulo 21: ‘Engañados’

[/h1]

Una extraña lluvia había comenzado. El Estrella Polar navegaba majestuoso sobre las pacíficas y limpias aguas. Aunque no había ni una sola nube que acompañaran al solitario sol en el cielo, decenas de peces se precipitaban a trompicones sobre la cubierta. Los alumnos iban descubriendo la extraña lluvia que caía, y todos se quedaban atónitos. Se habían reunido en el comedor para empezar a comer, pero todo el mundo estaba pendiente de lo que sucedía fuera.

Ricardo seguía en su despacho, todavía pensando en lo que acababan de contarle. No quería desconfiar de Julia, pero las pruebas eran claras. Ella estaba relacionada con aquel maldito proyecto y eso era algo que no podía negar. Ahora lo que quería descubrir es que tramaban ella y Gamboa, que era ese Proyecto Alejandría. Lo iba a descubrir costase lo que costase, y si la doctora no se lo quisiera decir, da lo mismo, porque iba a contar la verdad por las buenas o por las malas. En el barco reinaba una felicidad absoluta, todo el mundo se había alegrado mucho de encontrar nuevos supervivientes, y ninguno prestaba atención a las constantes reuniones que mantenían los cinco siempre que podían. Dulce ya se había recuperado completamente de la deshidratación.

Pero había alguien que no confiaba mucho en todo ese asunto: Valeria. En cuanto llegaron al barco, los cinco ‘náufragos’ se habían presentado en una pequeña fiesta en el comedor, y a ella desde el primer momento no le había gustado, por lo menos, Leonor. Y a decir verdad, mostraba una actitud demasiado pacífica y amigable, era tremendamente sospechoso, pero como todos se alegraban de ver nuevas caras, nadie reparaba en esos detalles. Ninguno podía tan siquiera imaginar el motivo por el que cinco personas habían llegado repentinamente a aquel barco. Ninguno de ellos había naufragado, tal y como habían descrito, sino que todo estaba completamente planeado. Un astuto plan. Mientras pensaban cuál era el mejor momento para efectuarlo, trataban de que ninguno de los tripulantes descubriera lo que tramaban. Por su parte, la doctora seguía empeñada en intentar recordar por qué le sonaba familiar la cara de Leonor.

Desde que llegó, había estado segura de que le había visto en alguna parte antes, pero no sabía dónde.

Caminó tranquilamente por los pasillos, con una muñeca firmemente agarrada. Se detuvo ante un camarote y abrió la puerta. Entró y miró la habitación de Leonor y Claudia. Valeria se acercó al baúl que había junto a la cama y lo abrió. No había nada dentro, pero justo al abrirlo, oyó que se abría la puerta y rápidamente se metió en el baúl y se quedó escondida, escuchando.

Leonor entró en el camarote y cerró la puerta. Se sacó algo del bolsillo y se lo acercó a una oreja. Se oyeron algunos ruidos bastante extraños.

_ ¿Qué demonios quieres? –soltó Leonor de repente-

_ Trátame con algo más de respeto. –respondió la voz de un hombre algo mayor- Vayamos al grano: ¿Marcha todo cómo estaba previsto? ¿Cómo va el plan?

En aquel momento la puerta se abrió de nuevo, sólo lo suficiente para que alguien escuchara la conversación.

_ Sí, va todo bien. Hacemos bien nuestro trabajo, a diferencia de esos estúpidos que tienes aquí metidos. –contestó en tono despectivo, pero se acercó al baúl, lo abrió rápidamente y vio que Valeria estaba allí escondida, por lo que apagó rápidamente el walkie y se lo guardó en el bolsillo- ¿Qué estabas haciendo ahí metida, niña?

La miró con una mezcla de desprecio y odio, y Valeria se asustó un poco. La mujer se puso de cuclillas junto a la niña y la miró fijamente.

_ ¡TE ESTOY PREGUNTANDO! –le gritó Leonor y segundos después Ainhoa entraba en la habitación-

_ ¡No le hables a mi hermana de ese modo! –le reprendió Ainhoa mientras se acercaba a Valeria, la cogía de la mano y salía corriendo del camarote-

Ainhoa recapacitó e intentó recordar las palabras de Leonor. Daba la impresión de que hablaba por un walkie, aunque no logró verlo, pero comentó algo sobre ‘dos que tienes aquí metidos’ y también dijo algo sobre un plan. ¿Acaso habían venido al barco con un plan premeditado? ¿Había, quizás, dos infiltrados en el Estrella Polar? No, era absurdo. Aunque no confiaba mucho en aquella mujer, y menos después de tratarle a su hermana de ese modo, no quería pensar nada de antemano. Vigilaría a los cinco nuevos supervivientes siempre que podría, pero por ahora no se lo contaría a su padre. ¿Qué iba a decirle, que le había escuchar algo sobre un plan? Primero tendría que descubrir qué era ese plan.
***********
PAF, PAF, PAF. Incesantes golpes se escuchaban desde todas partes del barco. Las cubiertas empezaban a llenarse mientras docenas de peces seguían cayendo a tropel sobre el Estrella. De pronto empezó a agitarse un intenso viento, y dos peces que caían chocaron bruscamente contra una ventana. Se escuchó un tremendo golpe y numerosos trocitos de cristales salieron despedidos, unos pocos cayeron fuera y la mayoría entró en el comedor. Desafortunadamente, un cristal fue a parar a la mano de Estela, que se encontraba comiendo junto a la ventana en aquel momento, y su mano empezó a sangrar profundamente. Soltó un grito de dolor y la doctora se acercó rápidamente a ella. La agarró del brazo y se la llevó a la enfermería.

El viento cada vez era más fuerte y algunos peces entraban volando con fuerza por la ventana rota, que se apresuraron a tapar con lo primero que encontraron. Las pequeñas olas se iban convirtiendo poco a poco en grandes olas que chocaban con furia contra el barco. En el cielo, que había estado completamente despejado durante toda la mañana, se extendió rápidamente una nube gigantesca y tan negra como el carbón que tapó al solitario sol. Se produjo un destello de luz y un rayo cayó a tan solo unos metros del barco. En el mismo lugar donde había caído y casi al instante, algunos peces salieron a la superficie, muertos.
**********
Se oyó un tremendo trueno y un desello de luz iluminó la sala de mandos. Se acercó a la ventana y observó que se estaba acercando una fuerte tormenta. Se sentó junto a la mesa y esperó a que el capitán diera órdenes. En aquel momento se abrió la puerta y Salomé se acercó a él.

_ Parece que viene una buena tormenta. –dijo él al ver la entrar- ¿Y cómo es posible que llovieran peces? ¡Copón, peces!

_ Julián –se sentó junto a él y esbozó una pequeña sonrisa- ¿Cuándo vas a pedirle a Palomares que nos case?

_ ¿Qué… qué? Ah. –respondió él algo nervioso- No lo sé, no hay prisa.

De la Cuadra había descubierto que tenía cáncer de próstata y que se moriría en menos de tres meses, pero no quiso contárselo a Salomé. Y ahora que sabía que iba a morir, ¿Cómo podía casarse? Tendría suerte si aguantaba lo que le había dicho la doctora, y ya había empezado a tener dolor. ¿Qué pensaría Salomé después de que él muriera, habiéndola dejado sola, sin contarle nada sobre lo que inminentemente ocurriría? No podía destrozarle el corazón de esa forma. No se casaría con Salomé, retrasaría la boda hasta que él estuviera muerto, no había otra opción.
#89
dchamadoira
dchamadoira
28/07/2012 15:34
***********
Un auténtico vendaval se había agitado en cuestión de minutos, que iba acompañado de unas fuertes olas que se batían contra el Estrella Polar. La lluvia de peces había cesado, y en torno al barco comenzaba a aparecer una extraña niebla.

_ ¿Capitán, qué hacemos? –preguntó De la Cuadra al observar el panorama- La última vez que nos acercamos a una niebla...

_ No hagamos nada. –respondió él aspirando el aire- No parece que la niebla sea peligrosa.

La niebla ya se había extendido traicionera hasta el horizonte, y no se podía ver más allá del Estrella Polar. Unas finas gotas de agua comenzaron a precipitarse sobre el agua. En cuestión de segundos, un tremendo chaparrón caía con fuerza. Cientos de gotas caían inclinadas debido al fuerte vendaval que se había desatado. Y, con todo oculto bajo la extraña niebla, ninguno de ellos podía imaginarse hacia dónde se estaban dirigiendo…
#90
Nagore31
Nagore31
28/07/2012 18:12
Muy bienn dchamadoira!! jajajajaj :,)
#91
dchamadoira
dchamadoira
28/07/2012 22:27
Qué tal te ha parecido el capítulo? ;)
#92
Nagore31
Nagore31
29/07/2012 15:24
Primero,te llamas David verdad? Porque llamarte siempre dchamadoira pues...jajajaja
Segundo,es que no se que decirte,me ha parecido super intrigante,la lluvia de peces y todo muy bien explicado,la niebla. Lo de Leonor del walki...Todo. Simplemente es que me ENCANTA asi que siguelo pronto porfa :)
#93
dchamadoira
dchamadoira
30/07/2012 11:28
Sí, me llamo David, y gracias por tus comentarios :D, en cuanto pueda y tenga ideas seguiré!
#94
rosita24
rosita24
02/08/2012 15:10
Genial! Me encanta! a ver a donde se dirigen....
#95
dreams_17
dreams_17
05/08/2012 02:00
Vaya, me he leido todos los capitulos de golpe y están super bien eh? en serio! :)
Pero me encantaria que le dieras más protagonismo a Gamboa, es que me encanta y más sabiendo lo que pasa en los 3 capitulos que no han emitido :)
puedes ponerle de pareja con estela o algo jojojo 8-)

PD: Soy ricarjulista, pero me encanta gamboa! Aver si pones otro capitulo prontoooo :P
#96
dchamadoira
dchamadoira
05/08/2012 19:38
Gracias por tu sugerencia, me gusta mucho que cada vez lea mas gente mi fic ;) ¡Muchas gracias a todos, en cuanto esté inspirado empiezo a escribir! :D
#97
dchamadoira
dchamadoira
08/08/2012 14:29

Capítulo 22: ‘El remolino’

[/u]

Rondaban las cinco de la madrugada, y casi todos dormían plácidamente en el Estrella Polar, no se escuchaba ningún sonido en todo el barco más que las respiraciones de los tripulantes, y algún ligero revoloteo de una mosca.

El único que no dormía era Ramiro, que estaba pensando la mejor manera de pedirle salir a Estela, pero sin mucho éxito. Como no podía conciliar el sueño, decidió destaparse las sábanas y se levantó de la cama. Se acercó al reloj que estaba colgado de la pared, junto a un cuadro de un bonito paisaje de un monte, del que bajaba serpenteando un armonioso y tranquilo río. Todavía era muy pronto, y como no podía dormir, decidió ir a continuar con el trabajo encomendado: revisar la caja negra e intentar averiguar dónde se hallaba la tierra. Bajó atropelladamente las escaleras que conducían a la planta inferior y entró en la pequeña estancia. Se sentó en el cómodo sillón y abrió el armario. En su interior había algunas herramientas, la caja negra, varios mapas, y un estuche con bolígrafos y permanentes. Reprodujo los últimos minutos registrados en el dicho aparato una vez. No encontró nada que no hubiera escuchado antes, pero lo volvió a intentar. Tampoco. Ya la había repasado unas cuántas veces, estaba claro que de ahí no iba a poder averiguar mucho más. Así que guardó de nuevo la caja negra en el cajón, cerró la habitación con llave y subió a la planta de arriba. Caminó por los pasillos, sin nada que hacer, hasta que escuchó algunas voces provenientes del camarote de los nuevos supervivientes. Se acercó sin hacer ruido a la puerta y pegó la cabeza junto a ella, intentando escuchar la conversación.

_ .. joder, hemos repasado este plan cientos de veces, ¿Qué necesidad hay de aplazarlo tanto? –preguntaba Víctor- Sabéis perfectamente que hemos venido aquí para llevárnosla.

_ Quiero estar segura completamente antes de intentarlo. -contestaba Leonor- No habrá segunda oportunidad, y si fracasamos, no habrá valido para nada venir hasta este maldito barco. Hasta nueva orden, no pondremos en marcha el plan, ¿Entendido?

_ Sí. –contestaron cuatro personas a la vez-

_ Pues eso. Cambiamos de tema. –comenzó a hablar de nuevo Leonor- Creo que esa hija del capitán, Ainhoa, está empezando a sospechar. Su entrometida hermana me escuchó hablar por el walkie y le grité… Y su hermana apareció de repente en el camarote, creo que estaba escuchándonos detrás de la puerta.

_ Pues hay que evitar por toda costa que alguien se…

Alguien lo agarró del brazo y lo giró bruscamente, por lo que sintió bastante dolor en el cuello. Su corazón empezó a la latir a mil por hora y vio horrorizado que Gamboa estaba a su lado, mirándolo fijamente y mirando el número del camarote.

_ ¿Se puede saber que haces aquí, espiando? –le susurró Ernesto- No debiste escuchar lo que dijeron, no lo debiste hacer.

_ No… no estaba espiando.

Segundos después estaba pegado contra la pared y la mano de Gamboa le apretaba fuertemente el cuello. Poco a poco fue dejando de respirar y cuando casi no le quedaba aire, su cuello estaba libre. No sabía porque había dejado de apretarle el cuello pero eso le daba igual. De pronto, oyó algunos pasos por el pasillo y el capitán apareció junto a ellos. Ese era el motivo por el que Gamboa le había soltado.

_ ¿Qué hacéis los dos en el pasillo, a estas horas de la noche? –gritó Ricardo y las voces
provenientes del camarote cesaron de repente- ¡Contesta, Ramiro!

_ No podía dormir y fui a dar un paseo. –respondió y se alejó de allí rápidamente-
************
Faltaba poco para las nueve de la mañana y todos los tripulantes del Estrella estaban ya por los pasillos, en clase; o desayunando. Nadie sabía lo que ocurría fuera, nadie podía siquiera imaginar a dónde se estaban dirigiendo.
Ricardo salió a cubierta 1 a echar un vistazo al mar, y observó que había una extraña e imperturbable niebla que le impedía ver con claridad. Aunque algo extrañado por la niebla, sabía perfectamente que esa extraña neblina había permanecido durante toda la noche, así que no le dio mayor importancia. Entró de nuevo en la sala de mandos, echó un vistazo al radar y se sentó junto a unos mapas.

En cuanto terminó la clase, Ramiro salió corriendo de ésta y se acercó rápidamente a Estela. Ésta se dio la vuelta y se sonrojó un poco al verle. Llevaba una camiseta blanca con una inscripción en inglés, una chaqueta azul y una falda.

_ Tienes el cuello muy rojo. ¿Qué te ha pasado? –le preguntó Estela mirándolo-

_ Esto.. nada, no tiene importancia. –mintió Ramiro, todavía un poco nervioso- Bueno. Tú me gustas, no sé si lo sabes. No me había recuperado todavía de lo de.. Pilar, pero ahora sí… -hubo un silencio-

_ Si lo que intentas es pedirme salir, sí. –respondió Estela de repente, le plantó un beso en la mejilla y se fue hacia su camarote-
***********
Vilma terminó de sacar sus cosas de la mochila, y se desplomó agotada sobre la cama. No sabía por qué, pero no había conseguido dormir mucho, y en la clase casi se había dormido. El bebé le había dado algunas pataditas durante la mañana y se le empezaba a notar, cada vez más, que estaba embarazada.

Dio un profundo bostezo, y al ver que en aquel camarote hacía demasiado calor, se acercó a la ventana y la abrió. Al instante, la brisa marina le refrescó la cara. Le pareció distinguir algo no muy lejos del barco. Sacó la cabeza por la ventana y soltó un grito de horror. Allí, a como mucho una milla, había un gran remolino que retorcía el agua en círculos, una y otra, y otra vez. Y el barco se dirigía derechito hacia el remolino. Se frotó los ojos por si se lo hubiera imaginado, pero
no, el remolino seguía ahí. Salió rápidamente de la habitación y echó a correr hacia la sala de mandos. Dio dos golpes a la puerta, y se acercó al capitán. Respiró unos segundos y se lo soltó:

_ ¡Capitán, nos dirigimos a un remolino! –gritó ella muy nerviosa- ¡Salga ahí fuera y míralo!

_ ¿Qué..? ¿Qué dices? –respondió él, sin creerla- ¿Estás bien? –abrió la puerta y salió a la cubierta-

Vilma no le había mentido, la extraña niebla había desaparecido y ahora se apreciaba claramente un gran remolino a poca distancia del Estrella Polar. Debían virar rápidamente el barco, o estarían perdidos. Se acercó corriendo al timón, lo viró bruscamente unos cuántos grados, y avisó a De la Cuadra de lo que ocurría, por el walkie.
***********
Caminó por los pasillos, absorta completamente en sus pensamientos. Extrañaba mucho a Ulises, ya casi no le había visto, y ella quería seguir estando con él. Si no fuera por ese maldito Gamboa..
En ese momento Ernesto le hizo un ademán para que entrara en su camarote, Ainhoa hizo una mueca y entro en éste. A sus espaldas, Gamboa cerró la puerta con llave.

_ ¿Qué quieres? –inquirió ella cortante-

_ ¿Tengo que querer algo? –respondió él, dando una vuelta por el camarote- Pues sí, no te vio a mentir, la verdad es que sí quiero algo…

Pero antes de que acabara la frase, el barco viró bruscamente, y ambos se precipitaron al suelo, junto con algunos libros y objetos, que cayeron de la estantería, montando un gran estrépito. Fuera del camarote, muchos alumnos se habían caído al suelo, sorprendidos, y decenas de cuadros, libros, y todo tipo de objetos se habían precipitado de repente, como si acabara de ocurrir un terremoto.

_ En fin. –prosiguió Gamboa, mirándola fijamente- Te pediré algo. Si logras hacerlo, te entregaré un bote del antídoto total de tu virus. Sí, total. –respondió Gamboa al ver la cara de asombro de Ainhoa- Si te lo inyecta Julia, estarás curada y no tendrás que volver a hacer nada por mí.

_ ¿Y qué es lo que quieres que haga? –contestó ella intrigada-

_ Quiero que mates a Ramiro.
#98
Nagore31
Nagore31
12/08/2012 19:59
Siento haber tardadoo en comentarr jajaja
Me ha gustado TODO el capitulo,Leonor me cae fatal,es odiosa xD.Quiero que Ainho se cure y pueda estar con Ulises pero NO mates a Ramiro porfaaaa
#99
Nagore31
Nagore31
21/08/2012 20:37
David cuando lo siguess??
#100
dchamadoira
dchamadoira
25/08/2012 19:28

Capítulo 24: ‘Un destino, una plaga y una muerte’

[/u] [/h1]

No podía creer lo que le había pedido Gamboa a cambio de la cura para su virus. Cuanto más lo pensaba, más se daba cuenta de que no debería hacerlo, pero le había amenazado con dejar de darle el antídoto si no lo hacía… Es decir, si no mataba a Ramiro, Ainhoa estaba muerta. ¿Pero, cómo podía hacerlo? Era su amigo. No iba a ser capaz de quitarle la vida. No iba a ser capaz de apretar el gatillo y matarlo. Además, Gamboa solo le había dado veinticuatro horas. Si no lo mataba al día siguiente… Tragó saliva, pensó en Ulises, después en su padre y en Valeria, y se metió en la cama. ¿Por qué querría Gamboa librarse de Ramiro? Había algo en todo aquello que no cuadraba. Recordó lo escuchado en la habitación de Leonor. Algo estaba pasando en el Estrella Polar, y de eso ella estaba completamente segura. Aunque no valía la pena pensar en todo aquello. Su destino estaba fijado. O moría Ramiro, o moría ella.

Algunas lágrimas resbalaron de sus ojos hasta sus mejillas y cayeron sobre la sábana. Se secó los ojos e intentó dormir. No valía de nada llorar.

**********************
Todo el Estrella Polar estaba en completo silencio, el sol había desaparecido del cielo, que se había teñido de negro y sumergido en la oscuridad. Poco a poco, todos se iban metiendo en la cama y empezaban a dormir. De pronto, se levantó y se acercó a la cama de Piti.

_ ¡Despierta! –gritó ella dándole pequeños golpes- Piti, despierta

_ ¿Qué.. qué pasa? –contestó él en un bostezo-

Ella se sentó en la cama y le miró a los ojos. Estaba totalmente pálida y temblaba de miedo. Inspiró algo de aire y empezó a hablar. Lo que ella no sabía es que alguien escuchaba detrás de la puerta.

_ Hay.. hay algo que tengo que contarte. Tengo que contárselo a alguien. No.. no es una casualidad que estemos aquí. –hizo una pausa y en aquel momento Víctor entró atropelladamente en el camarote, Dulce pegó un grito, se levantó rápidamente y se metió en la cama-

Le había oído. Le había oído intentar contárselo a Piti. No sabía de lo que era capaz Víctor. Aquella noche no iba a poder pegar ojo, de eso estaba segura. Había cometido un grave error. No podía creer lo que acababa de hacer. Había intentado contarle el plan de ellos. Decirle que no eran unos simples náufragos, que habían venido al Estrella Polar con un único objetivo. Un objetivo que nadie podría ni tal siquiera imaginar. Habían venido a robar la caja negra del barco, y no se irían sin ella. Solo estaban pensando el momento oportuno para llevar a cabo su plan. Y ella estaba segura de que a Leonor no le importaba matar a todo aquel que se interpusiera en su camino.

Ninguno de los tripulantes de aquel barco sabía de lo que era capaz aquella mujer.
**************
Ya había amanecido y los primeros rayos de sol iluminaban los camarotes del barco. No se oía nada, casi todos continuaban durmiendo. El único que estaba despierto era Burbuja, que estaba en cubierta. Echó la red al agua, esperó un rato y la retiró. Ni un solo pez había quedado atrapado. Algunos días antes, un poco antes de que encontraran a esos cinco supervivientes, también habían aparecido unas cajas con comida y bebida en el mar. Gracias a ellas, la comida todavía no comenzaba a escasear, y aún tenían provisiones para algo de tiempo. En cualquier caso, no durarían eternamente, y necesitaban llegar a tierra, fuera como fuera. Al menos no se preocupaban por el agua, tenían la máquina desalinizadora y estaban rodeados de una gigantesca masa de agua salada que cubría todo. No había más que agua en el mundo, y, esperaban, un trozo de tierra al que dirigirse. Un trozo de tierra que se suponía que se encontraba en Sudamérica, cerca de lo que antes era Chile. Pero era bastante complicado dirigirse a unas coordenadas entre varios países, no tenían ninguna tierra por la que orientarse, las corrientes habían cambiado, y para el colmo, la brújula no se dirigía al norte. Algo extraño había ocurrido el día de la tormenta. Nadie en el Estrella Polar podía imaginarse el turbio asunto que rodeaba el proyecto Alejandría, nadie más que Gamboa, Julia, Ulises y, Ricardo, que empezaba a sospechar. La frustración abundaba en todos los tripulantes, por haber perdido a sus seres queridos e ir en un maldito barco sin ningún rumbo, esperando un milagro, esperando encontrar un trozo de maravillosa tierra entre tanto océano.

Burbuja entró lentamente y con paso decidido. Caminó durante algunos instantes hasta que escuchó algunos ruidos. Frenó en seco e intentó averiguar lo que ocurría. El ruido provenía del conducto de ventilación. Se acercó y destapó la tapa con cuidado. En cuanto lo hizo, un mosquito de un tamaño considerable salió zumbando, y llegó volando hasta la mano derecha de Burbuja. Se posó en ella y le picó. Entonces el chico consiguió atizarle con la mano herida y el mosquito quedó aplastado en la pared, dejando un trozo manchado de rojo.

Al instante surgió un bulto en el dedo índice de Burbuja, y poco a poco adquirió un extraño color morado. Como empezaba a marearse y sentir náuseas, fue corriendo hacia el camarote de la doctora. Llamó dos veces a la puerta y entró. Julia se levantó, y se acercó a Burbuja sin parar de bostezar. No hubo falta que preguntara nada, pues vio enseguida el gran picotazo en el dedo.

_ ¿Cómo te ha pasado? –preguntó ella observando la hinchazón- Menudo mosquito. No había visto nada semejante. Vamos a la enfermería, para que guardes reposo.

Julia ayudó a Burbuja a caminar hasta la enfermería y lo dejó tumbado en la camilla. Abrió uno de los armarios de la cómoda y empezó a revisar algunos libros, hasta que encontró el indicado. Buscó la ‘M’ de ‘Mosquitos’ y entregó el libro a Burbuja.

_ ¿Cuál de ellos te picó?

Burbuja pasó una a una las páginas hasta que encontrar al mosquito que había visto. Lo señal con el dedo y le devolvió el libro a Julia. Ésta leyó lo que ponía sobre el insecto. Aquel mosquito era mortal con solo tres o cuatro picotazos. Con un picotazo, solo producía hinchazón, náuseas y mareos frecuentes. ¿De dónde había salido ese bicho?
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