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Foro El barco

En ese mundo extraño.

#0
MariaAtue77
MariaAtue77
13/01/2013 22:11
Hola, me llamo María y tengo 15 años soy nueva por aquí y voy a empezar a subir capitulos de una historia que estoy haciendo, espero que os guste si os apetece leerme, un beso.
#1
MariaAtue77
MariaAtue77
13/01/2013 22:13
Quizás un príncipe te despierte por la mañana.

Día 87 de travesía, el Estrella Polar pone rumbo a Tierra, a ese 1% que queda, para demostrar que los imposibles también existen al igual que existen las bodas en el fin del mundo, la boda de Ricardo y Julia.
La mañana se presentaba soleada, con un poco de viento procedente de proa lo suficientemente fuerte para poner rumbo a tierra. En el comedor, desayunando se encontraban todos los tripulantes, todos menos dos, Ricardo, que observaba la estancia con suma curiosidad por ver a Julia y darle los buenos días y Julia, que se encontraba aún dormida en su camarote. Ricardo preocupado al no verla ya que Julia solía ser madrugadora la buscó por todo el barco, preguntó a varios tripulantes, bajo a la enfermería.. hoy, sobretodo hoy era muy importante encontrarla, tenía que hablar con ella, verla sonreír, tenía que decirle que la quería y tenía que salir bien.
Ricardo entró en la concina aún con el afán de buscar a su amada, aunque allí solo encontró a Salomé.
-Salo, ¿has visto a Julia?-pregunto el hombre con voz entrecortada fatigado por todas las vueltas que le había dado ya al barco.
-No, aún no ha aparecido para desayunar, es raro ¿sabes si le ha pasado algo?-dijo la cocinera un poco preocupada-¿Por qué lo dices?-dijo ya mas picaresca.
-No, nada, es que-dijo Ricardo sonriendo y rascándose la cabeza- querría hablar con ella.
Salomé sonrió y le abrazó, la cocinera ya sabía lo que iba a pasar, o lo intuía, ella ya se había dado cuenta de que ambos jugaban a quererse en secreto, lo peor es que era en secreto el uno del otro y por fin su Ricardito, como ella lo llamaba se iba a lanzar. El hombre no sabía porque le abrazaba pero le correspondió alegre.
-Creo que seguirá durmiendo, ve a despertarla y le llevas el desayuno, toma-le dijo mientras le daba una bandeja-principe-dijo ironizando.
Ricardo siempre había sido un hombre muy romántico, era rubio y con ojos azules, alto y apuesto así que Salomé simpre ironizaba con que él era un príncipe en busca de su princesa ¿la encotrará?
. . .
Ricardo llegó a la puerta del camarote de Julia con la bandeja en la mano, toco suavemente la puerta y nadie contesto, por un momento pensó en irse pero no le dio tiempo, una dulce voz se escucho detrás de la puerta.
-Cinco minutos más mamá- dijo Julia al parecer aún sumida en su profundo sueño.
-Julia, son ya las diez- dijo él entrando en el camarote y sentandose al borde de la cama para despertarla como solo los príncipes saben.
Cuando Julia abrió los ojos no encontró más que lo que durante toda su vida había querido, un príncipe, claro que ella nunca lo había personificado aunque ahora lo sabía ese príncipe no era otro que Ricardo Montero.
-Le he traido el desayuno doctora, quiero decir Julia-dijo nervioso- quería hablar con usted y Salo me ha dicho que ya que venía te trajese el desayuno ¿es buen momento?
-Erm, sí está bien-dijo Julia sonriendo, no imaginaba mejor despertar que aquel- digame capitán-dijo incorporándose.
-No vengo ha hablarle de capitán a doctora, ni de usted, vengo ha hablarle de Ricardo a Julia, de ti a mí-dijo valiente cogiéndole las manos, estaba disimulando bien los nervios, aunque en su estómago no habían mariposas, eso parecía más bien un zoológico- vengo a decirte algo que tendría que haber dicho hace mucho tiempo, algo que no esperaba y es que, me he enamorado de ti, todo esto a ocurrido sin querer, de un día para otro, desde esa gran primera impresión en el puerto, de esos momentos que hemos pasado juntos, de esa forma de convertir lo personal en profesional, sin querer o queriendo, eso ahora no importa y sólo quería y necesitaba decírtelo, decirle bueno decirte, que te quiero- Ricardo acabo su gran discurso y respiro profundamente bajando la mirada, tenía miedo de la respuesta.
Julia quedó totalmente sorprendida, ella ya sabía que el capitán y ella tenían más que una relación profesional pero nunca había llegado a nada, siempre les interrumpían y bueno, nunca habría esperado esto, una declaración de amor por parte de alguien como Ricardo Montero, un hombre serio, torpe, vergonzoso, pero aún así un romántico al parecer. Ella sentía lo mismo por el capitán pero no se había decidido a hablar, así que al ver a aquel hombre sufriendo por su respuesta, cabizbajo y casi sin respiración solo hizo una cosa, cogió su mentón, lo levantó y acercó sus labios hasta los de aquel hombre provocando que Ricardo se acelerara, ella puso la otra mano sobre el pecho del hombre y presionó sus labios con los de Ricardo, al principio fue un beso corto, pero en segundos paso a tener forma aunque al poco tiempo se dieron cuenta de la necesidad de el oxígeno en sus pulmones y separaron esos labios que tanto les había costado juntar.
#2
MariaAtue77
MariaAtue77
14/01/2013 18:20
Los besos hay que ganarselos.

Julia terminó de desayunar en su camarote mientras el hombre más feliz del mundo, o eso es lo que pensaba Ricardo miraba al horizonte en el puente de mandos.
Julián entro en la sala y vió a su amigo más ignotizado que nunca, ya sabía que la mar es preciosa, pero eso, eso era exagerado.
-Ricardo, ¿que te pasa copón? que estas mas empanao´ que cuando miras a la Wilson en el comedo-dijo Julián con su habitual delicadeza.

Ricardo recordó la escena ocurrida esa misma mañana y no puedo evitar sonreír, no quería contarselo a todo el mundo pero lo que más le apetecía era gritar a los cuatro vientos que quería a Julia, aunque aún no sabía si lo de esta mañana significaba que estaban juntos, en realidad él no era muy bueno para las señales así que no tenía ni idea de lo que había sido pero el simple recuerdo de los labios de Julia pegados a los suyos le hacía estremecerse.

Mientrás en la otra punta del barco se encontraba Julia, intentando centrarse en el papeleo que tenía quería salir de ahí ya, pero tanto trabajo no le dejaría salir hasta la hora de la cena, no podía centrarse, cada vez que alguien entraba en la enfermería ella se giraba sonriente como una tonta pensando que sería aquel hombre que la llevaba loca toda la mañana.
A la sexta o séptima vez que le ocurrió dejo de hacerse ilusiones.
-Julia centrate, son las 17:00 y tienes mucho por hacer-dijo sin querer en voz alta.

Eran las 17:30 y Ricardo aún no había vuelto a ver a Julia, suponía que estaría en la enfermería pero no se atrevía a ir a verla ¿como la saludaría? ¿cuál sería su reacción? ¿que harían? ¿de que hablarían? ¿estaba llendo muy rápido? Todas estas dudas asaltaban a Ricardo, lo que a cualquiera le resulta fácil a él se le hacía un mundo. Así que decidió idear una especie de cena improvisada para sorprender a Julia, no sería nada romántico pero al menos pasarían tiempo juntos y, bueno, hablarían.

Ya a las 21:00 Ricardo fue a por la cena que Salomé les había preparado y puso rumbo a la enfermería donde se encontraba Julia. Al llegar la vió tan concentrada, es que hasta así estaba preciosa, hasta con la luz de un flexo se la veía preciosa. Tocó dos veces a la metálica puerta y Julia ni se inmutó, él carraspeó para hacerse notar por la mujer pero ella no se enteró así que Ricardo dejó la bandeja en la mesa con mucho cuidado, se acercó a ella y le tapó los ojos.
Julia le cogió las manos y se mordió el labio.

-Creo que ya es hora de un descanso doctora-dijo con voz seductora.

Julia giro su cuerpo sobre sus talones y se puso frente a Ricardo, se deshizo de las manos del hombre que ocultaban sus ojos y se acercó lentamente a su boca, pero fue entonces cuando Ricardo se alejó a coger la bandeja mientras le sonreía, no todo sería tan fácil, los besos tendría que ganarselos, ella también tenía que buscarlo a él.

La cena transcurrió con normalidad, Julia se perdía en los ojos de Ricardo, y él le contaba anécdotas graciosas de sus años con Julián a bordo del Estrella Polar, ella no le hacía mucho caso, solo quería besarle, le mandaba indirectas, le hacía señales, pero él nada, se notaba que Ricardo era torpe hasta para eso. Julia no se explicaba porque había evistado besarla antes-este chico es un misterio-pensaba para ella.

-Y así fue como acabo aquel chico por culpa de Julián, la verdad es que no se que será de él-terminó de decir Ricardo-¿Julia, me estaba escuchando?-dijo el hombre cogiendole la mano para que le prestara atención.

-Erm..sí capitán-dijo ella insegura.

Ricardo atrajo la silla de la doctora hacia la suya, cogio su mano y la miro- ¿Ah sí, qué he dicho?-dijo con voz seductora.

-Pues que, eh, pues-dijo ella intentando estar calmada, aunque estaba siendo muy difícil, nunca había conocido esta faceta de Ricardo-mmm..no lo sé, yo, es que, me estaba preguntando ¿porque no me ha querido besar antes?-dijo ágilmente la mujer.

-Pues-dijo el hombre rascandose la cabeza- las cosas hay que ganarselas, yo me tuve que ganar el de esta mañana-dijo él casi entre risas.

-Entonces, esta diciendo que necesita una declaración de amor y un desayuno en la cama para poderle besar-dijo ella quedandose a centímetros de sus labios.

-Creo que no aguantaría tanto-fue lo único que pudo decir Ricardo al tenerla tan cerca.

Fue un beso corto entre sonrisas que se vió rápidamente interrumpido por como no Julián De La Cuadra, que lo buscaba para que le reemplazára en la guardia.

-Ricar.., joder, lo siento chicos, erm.. esto no me lo habías dicho eh Ricardín-dijo De La Cuadra entre risas-venía a decirte que te toca guardia que yo ya me voy con mi rubia, pero si quieres, mando a alguien que te sustituya.

Julia vió a Ricardo molesto por la interrupción y decidió que era cierto, los besos había que ganarselos así que este sería el último de hoy- No hace falta, yo estoy agotada, ya me iba a dormir-dijo mirando a Ricardo con cara de ironizar.

Julián se fue y Ricardo acompañó a Julia a su camarote antes de ir al puente de mandos a intentar pasar la noche sin comerse la cabeza pensando en Julia, cuando llegaron el hombre quiso retomar lo de la enfermería pero la mujer le cogió la cara y le dijo-los besos hay que ganarselos ¿recuerda capitán?- le beso en el moflete y cerró la puerta de su camarote.

El hombre se quedó prácticamente con los ojos cerrados, pensando en las palabras de aquella mujer, esto más que una pareja parecía un juego, un juego que él pensaba ganar, o al menos lo intentaría.
#3
sarafrubias
sarafrubias
14/01/2013 19:42
Bueno ya te lo he dicho por Twitter. Esta muy bien. Y me has enganchado ;)) Y eso de que los besos hay que ganarselos ha sido ksabfvicqubqogvbovq Y todo lo demás.

UN beso manzanita :)) Y sigue escribiendo.
#4
MariaAtue77
MariaAtue77
18/01/2013 16:34
Ese puñetero punto geográfico.

¿No habéis sentido alguna vez eso de que quieres respirar fuerte, pero el aire se te entrecorta en el pecho y entra a presión? Pues tu eres esa sensación. Eres la sensación más genial del mundo, y hablando del mundo, nunca te he pedido que me traigas ni el cielo, ni el maldito planeta tierra, sólo quería un puñetero punto geográfico donde poder encontrarte y donde poder perderme contigo, sólo eso.

Julia terminó de leer aquel emotivo final de un libro titulado `Buenos días´ que había encontrado casualmente en la biblioteca del barco, a ella siempre le había encantado leer y lo demostraba por momentos, podía leerse un libro entero en tan solo un día y es lo que había hecho, durante toda esa mañana había estado enganchada a aquella historia escrita en páginas que se había encontrado encima de una de las mesas cerca del bar, lo que no sabía ella es de quién era aquel libro.

En el puente de mandos más centrado que nunca se hallaba Ricardo con el primer oficial, estaban intentando por enésima vez encontrar o aproximar una zona donde poder buscar tierra, el mundo era muy grande y sus probilidades de vida muy escasas, debían llegar a tierra pronto o no se sabe que pasaría con aquel bucle escuela.
Las horas pasaban en el puente de mandos y ninguno de los dos conseguía nada, ellos habían nacido para navegar, sí, pero hacía un sitio, no para encontrar ese 1% de Tierra.
Sonó el walkie, era Salomé necesitaba a Julián en la cocina ya.
-Amigo-dijo Julián a Ricardo- la rubia me necesita en la concina, llamo a Julia para que siba, después iré a ducharme, si tenemos que seguir aquí encontrando ese punto de tierra tendré que oler bien para mi capitán-dijo bromeando con Ricardo y se fue.

Julia, pensó Ricardo, ¿como iban a encontrar Tierra ellos dos si solo hacían jugar? no iba a poder concentrarse, lo sabía, pero tenía que intentarlo, además eso de pasar un rato con su doctora no le parecía mala idea.

Oh mierda-pensó Ricardo, el también necesitaba una ducha si iba a ver a Julia, llevaban todo el día en el puente de mandos y bueno, eran hombres, eso no olía muy bien que digamos.
Aireó el puente de mandos y cogió otra camiseta de su camarote y se cambió, cuando fue al puente de mando todavía no había llegado nadie.
Ricardo se puso a trabajar en los mapas y en berves llego Julia, disimuladamente se metió en el puente de mandos sin que Ricardo la mirara ella pensaba taparle los ojos cuando él se dió la vuelta y le dio un montón de mapas.

¿Qué es esto?-dijo Julia con cara de sorpresa, no imaginaba así el trabjar con Ricardo.

Pues los mapas de todos los continentes, tenemos que encontrar-dijo Ricardo, aunque lo intentara no podía Julia y sus ojos marrones le superaban-Tierra-concluyó.

Julia se puso manos a la obra, ya sabía que los besos había que ganárselos pero ella pensaba que eso solo era para el primero.
Ricardo se puso a su lado en la mesa a buscar ese puñetero punto geográfico, entre compáses, lápices, gomas y reglas sus manos se chocaron al ir hacia el mismo objeto, el cartabón en este caso, los ojos de ambos se miraron y sonrieron.

Cójalo usted doctor-dijo un caballeroso Ricardo.

No, tú-dijo Julia.

No, tú- respondió.

Tú-dijo otra vez la mujer.

Que tú-concluyó el hombre.

Los dos se dieron cuenta de la tontería que estaban haciendo, intentaban trabajar y aun así no podían, el tenerse cerca los desconcentraba y es más les hacía tener conversaciones de quinceañeros enamorados hablando por teléfono decidiendo quién cuelga esta vez.

Intentaron seguir trabajando pero habían demasiados cruces de miradas, choques de manos, acercamientos de silla, tal fue el mareo que había que acabaron trabajando los dos hombro con hombro, pegaditos, si a eso se le puede llamar trabajar.

-Capitán, creo que me he aproximado a las coordenadas de Tierra-dijo Julia cogiendo el mapa de Asia.

-Por fin, ese puñetero punto geográfico donde poder vivir-dijo Ricarod- y donde poder perderme contigo-dijo mirando a Julia a los ojos.

Esta frase a Julia le recordó aquella triste historia de amor que había leído esa misma mañana, no, ella no acabaría así, no quería, ella solo quería eso, perderse con él, para siempre. Así que la mujer fue acercando sus labios a los de aquel hombre que la hacía tan feliz y deposito un tímido beso en la comisura de sus labios el cuál le hizo gracia al capitán, él le acarició la mejilla y la beso, ahora sí como la ocasión lo requería y entonces, justo en ese momento como no podía ser de otra forma entró Salomé al puente, tranquilos que si Julián no podía interrumpir ya mandría a gente.

-Chicos, hora de cen..-dijo Salomé -nar, pe, pe, perdón chicos, eh vuelvo luego-dijo la concinera dejando la bandeja rápidamente en la mesa y saliendo por patas de allí, quería dejarles solos, se lo merecían.

La noche transcurrió entra risas, comida y conversaciones de quinceañeros enamorados. Julia quiso abrazar al capitán en diversos momentos de la noche pero parecía que el capitán le rehuía y ella no sabía la razón de ello.

-¿Que le pasa capitán, es que no quiere que le abrace, que me acerque a usted, que le bese?-dijo Julia andando hacia el capitán con mirada desafiantemente sexy.

-No es eso, es que-decía Ricardo andando hacia atrás y buscando una excusa, no quería que Julia le tuviese cerca para que no le oliera.

Ricardo era muy especial con eso, él decía que una persona se juzga por muchas cosas, pero una de ellas es su olor y el de Julia era impresionante, no olía a colonia olía especial, olía a primavera, a mujer, olía a Julia, Channel número Julia le llamaba. Y él había pasado todo el día metido en una sala trabajando, muy bien no olería, estaba en desvetaja.

Julia lo acorraló contra el puente de mandos y fue entonces cuando Ricardo la aparto cogiendola de los hombros.

-Julia, yo es que, llevo todo el día encerrado aquí y bueno-no sabía como expresarse- no quiero oler mal, que me abraces y no quieras abrazarme más-concluyó.

-¿Perdona? Ricardo, el hombre con el olor más varonil y sexy no puede oler mal-dijo mirandolo graciosa-además ya puedes oler como Salomé cuando toca sardinas que no dejaría de estar entre tus brazos-dijo abrazándole-eh, pero que tampoco dejaré nunca que abraces a nadie más eh, que estos brazos son míos-dijo tocándole los brazos y mirándole a la cara.

Y así terminó ese día que empezó con un final triste de libro y terminó con un final real, porque esos finales felices pueden existir en la realidad y esos finales tristes también se escriben en los libros, porque no todo esta perdido y la respuesta no es la huida, eso aprendió Ricardo ese día, que no se puede huir de un abrazo de Julia, de un channel numero Julia.
#5
MariaAtue77
MariaAtue77
23/01/2013 18:08
Un mes.

-Día 117 de navegación, 8:00h , una mañana soleada, con viento de proa de 20 nudos-escribía Ricardo en su diario de a bordo en el puente de mandos.

Mientras tanto, el resto del barco estaban desayunando, en cubierta los marineros trabajaban para provechar aquel viento y poco a poco los chicos iban entrando a sus clases, esa noche iba a haber fiesta, o eso se comentaba por los pasillos, era una fiesta sorpresa, era el cumpleaños de Vilma y Piti como no, el organizador de todo lo que tuviese fiesta estaba preparando una sorpresa para Vilma, ya no estaban juntos pero en el fin del mundo, las relaciones fallidas también pueden ser amistades.

El día transcurrió calmado, los chicos estaban entusiasmados por la fiesta pero no podían reflejar su alegría, era sorpresa. Ricardo seguía en el puente de mandos ya con Julián y Julia estaba en la cocina ayudando a su amiga Salomé y charlando.

-Julián tengo que contarte algo-dijo Ricardo un poco dudoso- es que hoy hace un mes que Julia y yo, bueno, que empezamos salir, si se le puede llamar así y no sé, pensaba hacerle algo especial pero no se que hacer-dijo el hombre.



-Salo, ¿puedo decirte algo?-le dijo Julia a Salome- pues es que hoy Ricardo y yo hacemos un mes juntos, si es que esto se puede llamar juntos-concluyó.


-¿Como que si a eso se le puede llamar salir?-dijo Julián- ¿que pasa?


-¿Juntos?-respondió Salomé- ¿pues claro que estais juntos, no?


-Sí bueno, es que Julia y yo aún no hemos podido tener ningun momento-dijo un poco cabizbajo- ningún momento intimo.

-Bueno Salo, verás es que entre tantas interrupciones y tanto escondernos pues Ricardo y yo casi nunca nos vemos para nada personal-dijo la doctora-y no hemos tenido tiempo para, para nosotros.

-¿Cómo, que todavía no te has trinchado a la Wilson?-dijo Julián riendose- Ricardo copón te hacía más espabilado, que tienes dos hijas, eso ya sabes como va-dijo dandole un toque en el hombro.

-¿Qué qué?-dijo Salomé dejando los platos y sentándose al lado de su amiga- Julia, te hacía más rápida cariño.

-Bueno, es que, de eso quería hablarte-dijo Ricardo-que esta noche pensaba hacerle algo especial, no sé una cena en mi camarote, pero claro como has dicho tengo hijas, y una de ellas vive conmigo-dijo él mandandole indirectas a su amigo.

-Bueno, no sé no tengo prisa, Ricardo me gusta de verdad y por el esperaría hasta otro fin del mundo si hace falta-dijo la doctora con una sonrisa en la boca-además hoy es nuestro primer mes juntos, hoy solo quiero verle y besarle.

-Ya veo por donde vas amigo-le respondió Julián-tranquilo, tu preparale tu `cena´ a la Wilson que yo me quedo de baybesister-dijo con su horrible pronunciación del inglés pero tan graciosa.

-¿Pero es que todavía no le has visto?-respondió Salomé-anda tira y dale un beso al capitán que con lo torpe que es no se entera que tiene que estar más a su doctora que mirando el mar-dijo entre risas la cocinera.

-Gracias-respondieron ambos al unisono pero en diferentes conversaciones.

Y de ahí salieron directos a buscar a esa persona que hacía un mes los había hecho las personas más felices de eso que quedaba ahora mismo, eso que aún llamaban mundo.


En los pasillos en los que se cruzan sus camarotes se cruzaron también sus miradas, se sonrieron y poco a poco como si de imanes se tratara sus cuerpos de acercaron hasta besarse.

-Buenos días doctora-dijo Ricardo anticipandose a ella.

-Buenos días mi capitán-respondió ella mordiendose el labio.

-¿Mi capitán? osea que soy tuyo-dijo Ricardo picaresco- me gusta la idea.

-Sólo mío-dijo ella acercandose a su oído y pasandole la mano por la barba para concluír la frase con un beso corto pero que a ambos les corto la respiración.

Llebaban un mes, sí, pero el no tener demasiado tiempo para estar juntos les hacía seguir sintiendo esas inseguiridades y esas emociones tan fuertes a las que no se acostumbraban pero que les encantaba sentir, esa sensación de tenerse cerca.

-Que sepa señorita Wilson que usted y yo tenemos una cita esta noche-dijo Ricardo mirandola a los ojos- una cena en mi camarote, la pasaré a recoger por su camarote a las ocho-dijo él alejandose sin darle tiempo a reaccionar y dejandola así con ganas de más.






EN BREVES SUBO LO QUE SIGUE, ESTA NOCHE COMO MUY TARDE.
#6
MariaAtue77
MariaAtue77
23/01/2013 21:29
Continuación.

Ya eran las siete y media y todo estaba preparado para la fiesta sorpresa de Vilma, todo y todos.
Los chicos se vestían para la fiesta y un nervioso Ricardo se preparaba para esa bonita noche, que con ayuda de Julia sería perfecta, pero ahora mismo quien le ayudaba a preparar el camarote y la cena no era si no Salomé, ella haría la comida y prepararía el camarote.

Ricardo se vestía con sus mejores galas, un traje negro, una camisa y sin corbata, no sabía si ir muy alegrado o no, así que sin corbata iba formal pero informal, algo extraño que solo entendía él.

Julia, en su camarote tenía una enorme lucha entre escote, tirantes o palabra de honor, al final y tras mucha indecisión opto por ese vestido de tirantes con un color rojo que impactaba nada más verla y que daba mucho a la imaginación pero que puede que el capitán descubriera pronto.

Ya eran las ocho menos diez y como no, Ricardo más que puntual tocó tímidamente la puerta del camarote de la doctora y ella abrió poniéndose el último tacón.

-Vaya doctora esta usted preciosa esta noche-dijo Ricardo embobado- bueno, un poco más de lo habitual, si es que se puede.

-Usted también esta muy guapo-dijo Julia medio sonrojada- ¿donde cenamos esta noche capitán?

-Pues sigame-dijo el hombre tapandole los ojos con una venda y guiandola hacia su camarote-es una sorpresa-le susurro al oído.

La doctora se límito a morderse el labio y dejarse llevar, dejarse llevar por aquel hombre que la subía más que a tres metros sobre el cielo, aquel hombre del que tenía más que ganas.

El capitán la llevo hasta su camarote, cuando le destapó los ojos Julia pudo ver un camarote numero siete muy distinto al habitual, estaba lleno de petalos de rosas, un mantel blanco en el que posaban su cena y velas, aunque las velas eran aromatizadas en esa estancia se olía a una persona, se olía a Ricardo, ese olor que Julia no quería perder, ese que le hacía querer ponerse sus camisas y no quitarselas nunca.

-Que, ¿te gusta?-dijo el hombre inseguro, no sabía si se había pasado, o ella pensaría que es un moñas.

-Mmmm..sí, no esta mla-djio Julia bromeando, se giro sobre sus talones, puso sus manos en el cuello del capitán- pero lo que más me gusta, lo que le hace perfecto, eres tú.

Ricardo solo pudo besarle, besarle y demostrarle, si se podía, con ese beso todo lo que su cuerpo escondía, todos esos sentimientos que le hacía sacar.

Julia tomó la iniciativa y llevo el beso a algo más, Ricardo se quedó bloqueado en un principio, no conocía esta parte salvaje de la doctora, él se rió.

-Ey doctora-dijo sonriendo a medio beso-que aún nos queda la cena-dijo bromeando y haciendose de rogar.

Los dos enamorados jugando a ese juego que llaman amor se sentaron a cenar, pasadas unas horas ya habían cenado, Ricardo tenía preparado un baile para después pero no fue ese el plan, ahora la que jugaba era ella.

-Bueno, ¿y ahora es cuando me das el beso de buenas noches y me duermes como a las princesas?-dijo ella pícara.

-Si eso es lo que quiere-dijo él aún llamandola de usted.

Él se levanto y la vendo de nuevo, le puso música y la sacó a bailar vendada, ella no entendía nada, quería mandar ella, jugar ella, hacer desearla pero no podía aún sin mirar esos ojos azules ya se perdía en sus brazos, el hombre la manejaba como quería hasta que la música se paró y no se le hizo tropezar con algo, lo cuál hizo que Julia cayese a la cama del capitán, fue entonces cuando Julia se deshizo de la venda y le miró a los ojos, vió su sonrisa, vió el camarote y se rindió a sus labios, a millones de besos, caricias y sonrisas que se darían esa noche, y sobre todo esa cama, esa que compartirían por primera vez y esperemos que no la última.

Ricardo besó a Julia ya tumbada en la cama y Julia se decidió a tomar iniciativa, no sería un peon, sería la reina, así que eso hizo con un movimiento rápido se posicionó ella encima de él y ahí empezó el juego, un juego que ella había empezado pero que solo ellos podían saber como acabaría.






Esa misma noche, cuando ya dormían algo despertó a Ricardo, y no fue si no el girarse en la cama y encontrar a otra persona, a Julia, a su doctora, sí, sonaba bien, su doctora, era suya, ahora ya lo sabía, él no quería un para siempre sin cumplir solo un ahora largo, un todos los días de mi vida.
#7
MariaAtue77
MariaAtue77
24/01/2013 16:27
A la mañana siguente Julia despertó más tarde de lo normal, bueno se levantó más tarde de lo normal, no quería hacerlo, no quería alejarse de sus brazos, estaba tan guapo durmiendo, era tan bonito estar así, abrazados, juntos, hasta que alguien entró.

Ya eran las 9:30h de la mañana y Ricardo tenía hijas.

-Papi, papi-entro gritando la niña- ya es hora de des..-se paro al ver a su padre y a Julia juntos, corpartiendo sábanas.

Julia le hizo un gesto de silencio ha Valeria y esta le respodió sonriendo, le encantaba ver a su padre con Julia, porque así lo veía feliz, cosa que no veía desde la muerte de su madre. La niña salió de la habitación, Julia miró la hora y acto seguido se decidió a despertar al capitán.

Pequeños besos afloraban por el capitán, primero por el cuello, las mejillas, hasta acabar en los labios, a la vez que iba diciendole que se levantara.

El capitán abrió pesadamente los ojos y lo único que pudo hacer fue sonreír.

-Desearía despertar así siempre-dijo el capitán ya despierto besando a la doctora.

-No te prometo un siempre-dijo ella-solo un todos los días de mi vida.

Y así amaneció para aquella pareja en el Estrella Polar, entre miradas, besos y caricias transcurrió el desayuno. Ya en el puente de mandos Julián le preguntó a Ricardo por aquella ansiada noche.

-Bueno que amiguete, ¿no me vas a contar que tal tu estreno con la Wilson?-dijo Julián bromeando.

-Julián vamos, de esas cosas no se habla-dijo Ricardo aún sonriendo al recordar aquella noche-yo soy todo un caballero-dijo entre bromas.

-Bueno-respondió Julián-no hace falta que me digas nada, ya se ve que la Wilson es de dar guerra.

-¿Que dices, tu que sabes?-dijo Ricardo estrañado.

-Solo hay que mirarte el cuello-dijo Julián riendose a carcajadas.

Al instante Ricardo se dio cuenta de lo que llevaba en el cuello, una huella de aeuella noche, una cosa que no había tenido nunca, que solo le hacía su doctora. Sonrió sin quererlo al darse cuenta de cuando fue hecha y sonrió aún pensando en los problemas y las bromas que esa marquita le iba a ocasionar con sus compañeros, pero le daba igual eso era un made by Wilson y le gustaba.

En la enfermería una mujer trabajaba con unos informes, cuando alguien entró.

-Julia, a mi osito Tobby se le ha roto el brazo, hay que operarlo ¿tu podrás hacerlo?-dijo Valeria muy triste-es que tenemos que tomas té esta tarde y con el brazo así el no podrá ni coger la taza.

-Tranquila cariño, esta tarde lo tienes operado y listo para jugar, dejamelo aquí y en breves le opero ¿vale?-dijo Julia sonriendo a la niña.


Fuera de la enfermería se hallaba un hombre contemplando la escena y sonriendo como un tonto, dos de las tres cosas que más quería en este mundo estaban dentro de la enfermería abrazadas jugando con un osito de peluche, ese hombre no era otro que Ricardo Montero.

El hombre entró a saludar a sus princesas.

-Buenos días chicas-dijo entrando.

-Papaaaaa-dijo Valeria avalanzandose hacia su padre para abrazarle-esta mañana ya he visto que estabas con Julia ¿es que ahora vive con nosotros?-le preguntó la niña.

-Emmmm-contesto Ricardo, no sabía que contestar, buscó con la mirada a Julia en modo de ayuda.

-Claro que sí cariño-respondió Julia-¿no te lo había dicho ya tu papá?-dijo acercandose a ellos.

-Bieeeeeeen-grito la niña y los abrazó-pero tenéis que daros besos y todas esas cosas de novios eh-dijo la niña riendo.

Ambos se miraron y rieron, reían por las palabras de la niña pero en ellos se quedaba esa incognita de ¿será verdad que vamos a vivir juntos?

-Papi ¿te han pegado?-dijo la niña preocupada.

-No cariño ¿porque lo dices?-dijo Ricardo extrañado.

-Por que llevas un morado ahí en el cuello-dijo la niña señalandole el `golpe´

Al instante Julia se puso roja y no podía parar de reír así que se apartó un poco de ambos intentando disimular.

-No se cariño, eso venía a preguntarle a la doctora, por si es una alergia o algo-dijo Ricardo saliendo un poco del apuro y mirando a Julia.

-Ah pues ya os dejo y Julia, cuida de mi papa que esta malito del cuello y de Tobby-dijo la niña besando a ambos y saiendo de la enfermería.

Cuando Valeria se fue los dos se miraron y explotaron de la risa, aquella sitiación había sido muy embarazosa pero para ellos muy graciosa.

-Doctora ya sabe, tendra que curarme el cuello-dijo Ricardo acercandose a ella con voz sexy.

-Pues sientese en la camilla que yo le cuido- respondió ella sentandolo y maquillandole la zona afectada.

-¿Siempre va a ser así-dijo él cogiendola de la cintura mientras ella le `curaba´

-¿Así como?-respodio Julia.

-Que si siempre vas a ser así de salvaje-dijo él entre risas, le encantaba hacerla rabiar.

(Sigue)
#8
MiriamGonzalez
MiriamGonzalez
24/01/2013 16:53
Por favor no lo dejes asi, continualo, que me encanta leerte
#9
MariaAtue77
MariaAtue77
24/01/2013 16:54
-Ah, pues ahora que lo dices no, como ahora dormiremos juntos todos los días y con tu hija al lado pues lo máximo que vas a tener va a ser besitos de buenas noches, porque estamos muy malito del cuello ¿no?-dijo ella juguetona.

-Pues me da que ya estoy bien-dijo él levantandose de la camilla-y que sepas que si durmieses conmigo todos los días estoy seguro de que no resestirías a solo besitos de buenas noches-terminó de decir acercandose a ella.

-¿Y eso?-resondió la doctora sin hacerle mucho caso.

-Porque yo en verano duermo con pijamas muy, digamos que muy aireados-dijo rodeandola con sus manos y atraiéndola hacia él.

-Pero es que yo en verano, en otoño, en primavera y en invierno duermo con lo mismo-dijo ella provocandole-nada.

A Ricardo se le quedo cara de bobo con estas últimas palabras de la doctora, no sabía si sería broma o no pero pensaba comprobarlo porque él estaría a su lado todas las noches de su vida.



En la cena en el comedor se encontraba a Ricardo intentando darle de comer a Valeria. Julia llegaba tarde porque se había pasado la tarde en la enfermería con Tobby, le daría una sorpresa a Valeria esta noche y así se colaría en el camarote del capitán para dormir con él.

La cena transcurrió con normalidad y cuando llego la hora de recoger empezaron los problemas si a eso se le pueden llamar problemas.

-Papi, me voy al camarote, luego venis y me contais un cuento ¿vale?-dijo Valeria a los dos comensales que se hallaban en su mesa.

-Emm vale-dijo él inseguro, y le dió un beso a su hija.

-Al parecer voy a tener que hacer más horas de las reglamentarias ¿no capitán?-dijo ella recogiendo los platos y dirigiendose a la cocina.

Ricardo recogió sus cosas y siguió a Julia- ¿y eso?-respondió.

-Porque esta noche me toca guardia, pero en su camarote-dijo riendo.

-Solo si usted quiere-dijo él poniendole morritos.

-No se decir que no a esos ojos azules-dijo ella cogiendole sus manos y acercandolo a ella.

-Eso espero porque para mi aún es verano-dijo él.

-Y para mí aún es todo el año-dijo ella.






Julia fue a por su ropa y su neceser y Ricardo fue a su camarote para acostar a Valeria y empezar con el cuento.

-Papa, pero vamos a esperar a Julia para el cuento, que quiero que lo hagáis los dos como en las clases de teatro del cole-dijo Valeria.

-¿Pero que cuento es?-contestó el hombre.

-Se titula Simbad el marino, y trata de un marinero que cruza los siete mares y encuentra a una chica, y no he leido más para que lo hagáis vosotros esta noche-concluyó la niña.

-Bueno, vale, pero después a la cama eh-dijo Ricardo besando la frente de su hija.


En ese momento Julia tocó la puerta y entró.

-¿Se puede?-dijo desde la puerta.

-Claro, pasa- dijeron al unísono ambos.

-Julia, Julia, mi papi y tu me vais a contar este cuento-dijo Valeria dandole el libro-tenéis que hacerlo como en las obras del colegio porfiiiiii-dijo la niña con cara de cachorrito.

-Vaaaaaaaale-dijo Julia sin saber aún de lo que trataba la obra.

Valeria se metió en su cama y dió el acción. Ambos iban leyendo su parte de la obra y conforme trancurría la obra los protagonistas, Ricardo Simbad, un marino que surca los siete mares y Julia Serezade, una chica que encuentra Simbad en un barco que aborda, se van enamorando, las escenas les hacían mucha gracia a ambos y sin que ello se dieran cuenta Valeria se iba durmiendo poco a poco, ellos seguían metidos en el papel hasta ese precioso beso final, del que al separarse rieron al ver que estaban actuando para nada, aunque eso no era una actuación, esos besos, esas miradas, esas risas eran suyas, de los dos, una mezcla rara decían, pero eficaz.

-Bueno doctora hora de dormir-dijo él.

-Pues sí, a ponerse el pijama-dijo mirandole pícara.

Él sacó su pijama y la miró-Julia, esto lo hacemos por Valeria, sé que tenemos una relación pero esta mi hija aquí-dijo sacando su pijama azul.

-Pues verá capitán es que yo lo decía en serio, solo tengo pijamitas de estos con tirantes y esas cosas-dijo con carita de bebe.

-Ah, muy bonitos-dijo él casi sin aliento al imaginarse a la doctora con ello puesto-si quiere yo le puedo dejar uno-dijo él.

Julia se limitó a asentir y sonreír. Él le dió un pijama, su pijama de felpa.




AHORA NO PUEDO ESCRIBIR MÁS, PRONTO LO SIGO.
#10
MiriamGonzalez
MiriamGonzalez
02/02/2013 12:06
Maria ¿cuando vas a continuarlo? Que esta muy bien tu fic, a mi me encanta como escribes, eres muy buena, te lo digo de verdad
#11
MariaAtue77
MariaAtue77
04/02/2013 21:38
Creo que voy a dejar este fic, no le veo futuro, y no sé claramente escribir.