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~EL BARCO_LA ENERGÍA QUE MUEVE EL MUNDO~ ¿Quién ha dicho final? Mientras el amor siga haciendo girar el mundo, la historia continuará...

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#0
Bea84
Bea84
27/02/2013 13:05


elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

Gracias
Por la promo, por la imagen del título, y todas tus aportaciones. Gracias por ayudarme a que la portada se vea mucho más bonita. guiño




LA
Estará a partir de ahora en un nuevo post, para no sobrecargar este. La actualizaré en cada capítulo subido, y podéis pasearos por allí para ver las actualizaciones y así no perderos entre tanto personaje. A continuación, el enlace:



~EL BARCO_LA ENERGÍA QUE MUEVE EL MUNDO~ [La portada] Si no quieres perderte, pasea por aquí con cada capítulo.
#1
AlbaBeHappy
AlbaBeHappy
27/02/2013 15:15
Pinta genial! Por mi siguelo en cuanto puuedas :)
#2
Donspoiler99
Donspoiler99
27/02/2013 15:20
Bea,mucha suerte con este fic...Seguro que será FANTÁSTICO. Esta mañana en el instituto se me ha ocurrido un idea fantástica para mí y ahí será dónde entra tu personaje;) Muy Pronto te verás a ti misma en el Estrella Polar jaja
#3
Bea84
Bea84
27/02/2013 15:23
Gracias AlbaBeHappy. Espero y deseo que te animes a leerlo. La historia tiene de todo un poco, pero sobre todo amor, intriga y acción.

Comenzaré a subirlo todo, y en la portada iré colgando toda la información importante para no perdernos. Que con tanta historia, tanta vuelta y tanto personaje, podríamos volvernos locos sin una guía. carcajada

EDITO: No te había leído Javi. Este fic es el otro. Solo que como voy a introducir más cosas, necesito la portada libre para resumir lo más importante y que no nos perdamos. Me encantará leerme en tu fic. guiño
#4
Bea84
Bea84
27/02/2013 15:29
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~DÍA 131~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~


elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

Gracias a Max, es posible que por primera vez, naveguemos con rumbo fijo a tierra, sabiendo a dónde nos dirigimos y cuánto tardaremos en llegar. El Estrella ya no va a la deriva, donde el destino, o el viento, se le antoje dirigirnos. En cambio yo...siento mi destino más a la deriva que nunca. Mi corazón lucha contra dos fuerzas; la del deber y la del querer. Sé que Ulises se ha sacrificado quedándose en el hotel en mi lugar, sé que no puede haber en el mundo una muestra de amor más inmensa y clara, pero...no puedo olvidar, no puedo perdonar, ¡me ha mentido! Ha callado cuando la vida de toda la tripulación estaba en peligro, la vida de mi padre, de mi hermana, la mía...¿dónde estaba ese amor que dice sentir entonces? ¿Acaso no me amaba y también mentía en eso? Siento que nada de lo que me pueda decir me sirve ya. Siento que a su lado he vivido engañada. Siento que el hombre que amaba, simplemente, no existe. No le conozco. Pero se ha sacrificado por mí, y eso hace que me sienta mal por sentir lo que siento. Su presencia, su mirada, su ternura, sus palabras, su atención, todo en Max me provoca sentimientos desconocidos para mí. No puedo evitarlo. Le veo y el impacto de un huracán me acomoda inconscientemente frente a él, dejándome llevar por esa dulce mirada, por esos seductores labios, y mirándolo fijamente, me quedo embriagada, mientras hace bailar mi imaginación, mis deseos y mi cuerpo, como si una brisa de aire fresco y nuevo me guiara. Esto es nuevo para mí. A veces pienso en huir, luego recuerdo que estoy en medio del océano, en medio de la nada. A veces quiero frenar, luego me lo encuentro y...¡no puedo! Cada resquicio de mi piel me pide a gritos amarlo y entregarme, en cada rincón de mi mente él habita, cada pedazo de mi corazón hecho añicos por otro hombre, se agarra a esta ilusión con tanta fuerza que...es imposible retroceder, solo puedo cerrar los ojos y dejar que el viento me lleve allá donde quiera, dejar que Max entre en mi vida y no sentirme mal por ello. Y es que, ¿qué culpa tengo yo de sentir? El corazón manda y ordena, y el cuerpo obedece y se entrega. Es inevitable. No puede ser de otra manera. Deseo soñar sin límite, y el recuerdo de la traición de otro hombre, no va a empañar ni lo más mínimo esta historia que comienza. Y ahora que he puesto en orden mi cabeza y mi corazón, solo puedo ir a verle, esperando que él sienta lo mismo.


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Hay relaciones que te marcan de por vida, mi relación con Natalia es de esas, de las que dejan una huella imborrable...o eso creía, pero dentro de mí todo ha cambiado. Esta niña ha entrado en mi vida y ha roto todos mis esquemas. Una parte de mí siente como si amando a otra mujer traicionara el recuerdo de la que un día amé, pero la otra parte de mí...hace temblar mis piernas cuando la tengo frente a mí. Todo mi mundo se tambalea estando a su lado, todos mis pensamientos le pertenecen, todo mi corazón la ama, la añora...aunque acabe de irse, ¡no importa! La echo de menos igualmente. Hasta cuando estoy con ella la echo de menos, porque no la tengo como quisiera, y porque no hago más que pensar que al terminar de hablarnos se irá, y otra vez, yo no habré hecho nada por hacerle saber lo que siento. Las agallas que un día tuve, como aquella vez que me enfrenté a Phillipe para poner a salvo a Marimar, hoy me faltan, no las tengo ya. Soy un cobarde, lo sé, lo reconozco, pero tengo tanto miedo de que me rechace. A veces es mejor soñar que estamparte contra una realidad que no te gusta. ¿Y cómo hago para explicarle quién soy, por qué estoy aquí, y lo que he tenido que hacer para estar aquí? Sin esa explicación no podría estar con ella. Necesito ser totalmente sincero, por mí y sobretodo por ella, porque no se merece más mentiras, pero no sé si puedo. Contarle la verdad podría ponerla en peligro, más aún del que ya corre. Y si algo le llegara a pasar por mi culpa, no podría vivir con ello. Por eso, este amor que siento, me hace volar contra el viento, pero por más que lucho contra mí mismo, contra mis sentimientos, por más que no quiero quererla...¡la quiero! Y cuánto más deseo no quererla, más deseo tenerla. Y cuánto más quiero alejarla de mí, más me acerco. Cuánto más pienso, más siento. Pero ni puedo apartarme de mi misión, ni puedo hacerla partícipe de ella. Es su vida la que está en juego. Por más que quiera, no puedo estar con ella, aunque eso sea lo único que quiero en esta vida. Y ahora que he puesto en orden mi cabeza y mi corazón, solo puedo ir hacia otro lado cuando la vea, esperando que ella no sienta lo mismo.
#5
Bea84
Bea84
27/02/2013 15:31
elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

La vida no me ha arrebatado la felicidad de seguir viendo crecer a mis pequeñas. Aunque no puedo acompañarlas en este viaje de la forma que quisiera, al menos puedo contemplar dichosa, como mis niñas van creciendo y alcanzando sus metas. Hoy, en concreto Ainhoa, me ha dado una gran sorpresa. Se dispone a salir de su camarote para buscar a Max y decirle la verdad, lo que siente. ¡No me lo puedo creer! Qué feliz me hace, que por una vez, piense solo en ella y en su bienestar, porque si algo me ha enseñado la vida, es que a veces para alcanzar la felicidad, la única posibilidad es ser egoísta. Jamás pensé que daría este paso, creí que la sombra de Ulises la frenaría… ¡pero no! Ahí va, corriendo por los pasillos, en busca del amor, con una amplia sonrisa, un brillo especial en sus ojos, y una ilusión que desborda por cada poro de su piel. De repente se para, no porque quiera, sino porque allí está su padre, parado en medio del pasillo. Él le pregunta:

- ¿Dónde vas tan apurada?

A lo que Ainhoa contesta:

- Busco a Max. ¿Sabes donde está?

Y se quedó mirando a su padre esperando ansiosa su respuesta, con la cabeza ladeada, una plena sonrisa y un brillo en la mirada que la delató ante su padre. Y le dijo:

- Acabo de verle en la cubierta, ¡corre!

Y ella corrió lo más que pudo, pero volvió a pararse en medio del pasillo al escuchar que su padre la llamaba.

- ¡Ainhoa! Cruces con quien te cruces, digan lo que te digan, esta es la última vez que te detienes, aunque la que quiera frenarte sea tu propia cabeza en el último momento, seguirás adelante con lo que te propones y serás feliz…prométemelo, y luego corre a su encuentro sin perder un segundo más.

Ainhoa sonrió todavía más si eso era posible y contestó:

- Te lo prometo papá.

Y corrió hasta encontrarse a unos dos metros de él. Y se quedó mirándolo mientras él, sin saber que era observado, contemplaba el mar absorto en sus pensamientos. Ella se acercó lentamente, y se paró detrás de él. Apoyó su brazo derecho en su hombro, con su mano izquierda rodeó su cuerpo hasta colocar con suavidad su mano a la altura de su ombligo, y apoyó su cabeza en el hombro izquierdo de Max, ladeándola lo justo, tan solo por rozar la suya. Y ahí se quedó, por unos segundos, ambos en silencio, hasta que Ainhoa habló.

[Ainhoa] - Max…

Él se giró hacia ella, mientras la mano que Ainhoa tenía en su ombligo iba girando a su vez con él, hasta encontrarse uno frente al otro, y Ainhoa con su mano en la espalda de él, dijo con voz temblorosa:

[Ainhoa] - Dime que sientes lo mismo…

Max acarició su cara, y por su gesto se veía claramente, que lo que iba a decir no era lo que realmente le gustaría, ni a él, ni a ella.

[Max] - No puede ser…

Pero Ainhoa no estaba dispuesta a rendirse.

[Ainhoa] - Pero quieres que sea.

Ella se acercó hasta tener sus labios a un centímetro de los suyos, Max intentó girar su cara, pero Ainhoa había ido a por todas, era imposible pararla, sujetó su cara a un suspiro de la suya, mirándolo fijamente e insistió.

[Ainhoa] - Está bien. No puede ser. Lo acepto con una condición. Bésame. Solo un beso y me iré y lo olvidaré todo.

[Max] - ¿Lo prometes?

[Ainhoa] - Prometo que no volveré a besarte…a menos que tú quieras besarme.

Y sonrió. Él respondió a su sonrisa, y le dio un pequeño beso rozando sus labios.

[Max] - Ya está.

Se giró para irse, pero ella lo sujetó del brazo.

[Ainhoa] - Ni eso ha sido un beso, ni merece una promesa mía. Sé que sabes hacerlo mejor. ¿O tendré que enseñarte a estas alturas?

La cogió con fuerza entre sus brazos, la miró sonriendo como solamente él sabe hacerlo, apartó el pelo de la cara de Ainhoa y la besó sin más dilación, ¡y la besó de verdad! Primero con ardor y pasión, como si realmente ese fuera el último beso, mostrándole así su deseo hacia ella. Después con dulzura y suavidad, amándola en cada segundo, en cada gesto, y acariciando su cabello todavía, se apartó.

[Max] - ¿Este sí vale por una promesa?

Pero ella, en lugar de contestar, le besó nuevamente. Y él se dejó llevar sin reproche alguno, y cuando dejaron de besarse llegó el reproche.

[Max] – Habías prometido que solo sería un beso…han sido dos Ainhoa, dos. ¿Tengo que enseñarte a contar?

[Ainhoa] – Sí Max. Prometí no besarte…a menos que tú también quisieras besarme. Y tus ojos, tus labios y tu cuerpo entero, me pedían a gritos un beso más, de hecho, me lo están pidiendo otra vez…no debería negárselo, ¿verdad?

Sonrió, y esta vez no hizo falta que ella lo besara, ella se lanzó a sus brazos otra vez y aceptó el beso de él, tan deseosa como si fuera el primero. Y beso tras beso, embriagados el uno por el otro, no alcanzaron a ver más allá de ese rincón de cubierta en donde yacían sus cuerpos, tan absortos en su mundo, que no advirtieron que toda la tripulación presenciaba en silencio la escena, como si de una película se tratara.

Avance:
Puedo imaginarme la reacción de algunos, aunque puede que me equivoque, pero de otros…esta escena traerá mucho de qué hablar. ¿Habrá alguien en contra? ¿Alguien pondrá algún tipo de impedimento para que por fin sea feliz? Espero que no, aunque tampoco me preocupa demasiado. Mi hija ya no es la misma, ha crecido, es toda una mujer, y con Max a su lado la siento con más fuerza que nunca, suficiente para aplacar a todo aquel que trate de interponerse entre ella y Max. Estoy convencida.

#6
Bea84
Bea84
27/02/2013 15:33
elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

Max apoyó su frente en la de Ainhoa, mirándose los dos, perdidos en su mundo…Ainhoa giró, por fin su cabeza para ver más allá de él, y ahí estaban, todos y cada uno de los tripulantes del Estrella Polar observándoles.

[Ainhoa] – Max…todos nos están mirando.

Max miró hacia ellos, volvió a mirar a Ainhoa y dijo:

[Max] – Tenemos espectadores.

Sonrío con picardía, alzó con mucho cuidado a Ainhoa en sus brazos, y se la llevó de allí hasta su camarote. La dejó con suavidad en una de las camas, y se sentó a su lado.

[Max] – Tenemos que hablar. Escúchame con atención Nhoa, y por favor, no me interrumpas hasta que termine.

Ainhoa asintió, y él prosiguió.

[Max] – Sé que te han herido, que estás dolida. Por una mentira. Yo no quiero mentirte, porque sería incapaz, y sobretodo, porque no te lo mereces. Pero hay algo de mi pasado, que afecta también a mi presente, que no te puedo contar, al menos no en su totalidad. ¿Lo entiendes?

[Ainhoa] – Sabes más de lo que dices, no sé por qué, pero algo me hacía intuirlo…y si me lo cuentas todo, yo estaría en peligro, ¿es eso, verdad?

[Max] - Es eso. Sabes que esto es todo parte de un proyecto, un plan. Yo soy amigo de la persona que ideó todo, la persona que os eligió, Roberto. Él me incluyó en todo esto, y mi misión era proteger a su novia y a los elegidos. Hay dos bandos en todo esto. Los que querían activar el acelerador de partículas a pesar de sus consecuencias, y los que no. Yo estoy en el segundo. Sé más sobre el proyecto, más de lo que te estoy contando, pero no puedo decirte más, solo que por estar en él, no significa que sea malo, no lo soy. Solo soy una persona que ayuda a un amigo, nada más. Pero por formar parte de esto, tengo información sobre todo y sobre todos, incluido Ulises. Nhoa…yo dejé la foto sobre tu cama. Pero no con el propósito de que terminases con él, simplemente necesitaba hacerte saber la verdad. No mereces vivir engañada, tú no. Tienes que saber también, que conozco todo tu pasado y el de los elegidos, sé que hacías cada día al levantarte, conozco al detalle tus gustos, tus aficiones, todo. El día que te presentaste en el hotel, para mí ya era como si te conociera de siempre. Además, Roberto Schneider, también era tu amigo, aunque con otro nombre, porque el nombre que utilizó para el proyecto no es su nombre real. Y eso es todo lo que puedo contarte. Si me preguntas más allá de lo que te he dicho, no podría responderte. Y eso es lo que hace que esto no pueda ser. ¿Lo entiendes ahora?

Ainhoa se quedó en silencio mirándole, mientras Max esperaba una respuesta, una respuesta que, buena o mala, cambiaría su vida por completo.

[Ainhoa] – Tienes tus motivos para no contarme más, y lo entiendo. No voy a preguntarte nada. Te creo, confío en ti. Me quedo con que tu amigo es mi amigo también, aunque por el momento no sepa quién es, y que solo intentas ayudarle, a él y a todos los elegidos. ¿Qué puede haber de malo en eso? Me quedo con que creas que no me merezco que me mientan, y que hayas hecho algo por evitarlo colocando esa foto en mi cama. Es mucho más de lo que Ulises ha hecho, has venido de frente, y has aclarado todo desde un principio, así que no puedo reprocharte nada. Y si no puedes contarme más, yo tampoco quiero saber más. Para estar contigo solo necesito sentir, y que tú sientas lo mismo, y que siempre, siempre, seas sincero conmigo, como lo estás siendo ahora. Aunque solo sea para decirme que sabes algo que no puedes contarme, si no me lo cuentas sé que será por un motivo razonable y sabré entenderlo. ¿Esas son todas las escusas que tienes para no estar conmigo? ¿O hay alguna más?

[Max] – Ninguna.

[Ainhoa] - ¿Entonces? ¿Estamos juntos?

[Max] – No.

La cara de Ainhoa era un poema.

[Max] – ¿Cenas conmigo esta noche?

Ainhoa no entendía nada. Ese no la había descolocado por completo. Pero se aferró a esa cena, esperando que en ella, pudiera entenderlo todo.

[Ainhoa] – Vale.

Ella se levantó y caminó hasta la puerta, él la siguió para salir también, y una vez en el pasillo…

[Max] - ¡Espera!

Con un brazo la agarró por la cintura y con su otra mano apartó el pelo de su cara, mientras le decía:

[Max] - A las 8 en la bodega. No me falles.

Ainhoa sonrió.

[Ainhoa] – Allí estaré.

Y él sujetó la mano de Ainhoa, se despidió de ella con un beso en la frente y se fue alejando muy despacio, mientras se dedicaban miradas repletas de amor e ilusión, y sus manos iban separándose una de la otra.

Avance:
Las ventajas de verlo todo desde arriba, es precisamente eso, que lo veo todo. Hasta cuando mi hija y Max escriben en sus diarios, cosa que están haciendo en este momento. Por eso tengo la certeza de que los sentimientos de Max por mi niña son sinceros, por eso sé lo que va a hacer y decir esta noche, y no puede haber muestra de amor más inmensa que esa, ni siquiera la que Ulises ha hecho quedándose en el hotel. Porque, dejando a un lado el motivo de quedarse allí, a veces no quiere más el que se queda y huye del problema o del compromiso, sino el que permanece y lucha por la mujer a la que quiere, y se aferra a ella y a hacerla feliz toda la vida. Y eso es lo que hará Max, comprometerse a no abandonarla nunca, a hacerla feliz para siempre. ¿Hay prueba de amor más grande? ¿Hay una relación más fuerte y madura? No se trata de estar juntos, de ahí el no de Max, se trata de prometer amarse, respetarse y hacerse felices mutuamente. Y tras esa promesa, estar juntos pero de otra manera…Max busca una compañera de vida, no una compañía del momento, que es lo que hasta ahora ha tenido Ainhoa. Que lo primero que vea al despertar, y lo último que vea al cerrar sus ojos vencido por el sueño, sea siempre Ainhoa. Que los pequeños detalles, que no solemos apreciar, sean con ella; comer, bailar, pasear, sonreír, hablar, o simplemente, mirarse en silencio. Lo quiere compartir todo junto a ella. Para él no vale estar por estar, y es comprensible, él mismo lo ha dicho, para Max, es como si conociese a Ainhoa de siempre. Va un paso por delante, y eso lo complica todo, porque tal vez mi hija no reaccione como él quisiera.

#7
Bea84
Bea84
27/02/2013 15:35
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Hace varios minutos que me senté aquí frente al papel, tantos que ya he perdido la cuenta. Quería escribir, pero en este momento, la felicidad me embarga, la emoción oprime mi garganta, y mi cerebro se ha parado en un "¡Me quiere!" y funciona como un disco cuando está rallado, solamente reproduce eso. Eso y... ¡me siento tan feliz! ¿Y esa cena? ¡Qué ganas de que sean las 8 ya! Debo aprovechar cada segundo de aquí a las 8, para estar perfecta para Max.


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Jamás me hubiera imaginado que Ainhoa pudiera sentir lo mismo, y mucho menos, que fuera tan directa…y tan insistente. Dos cualidades más que añadir a la lista de todo lo que me encanta de ella. Me siento como si me hubiera quitado un gran peso de encima, ahora que Ainhoa sabe todo lo que podía contarle, y comprende que no pueda decir más…hasta me siento mejor como persona. Sé que contárselo no cambia ni lo que hago, ni lo que callo, ni mi persona, pero así me siento. Y saber que igualmente me acepta…¡qué afortunado he sido al encontrarme con alguien como ella!

Una mezcla de alivio y felicidad, no me permiten escribir más, en lo único que pienso es en cuánto la quiero, en lo feliz que me siento al saber que ella me corresponde, y ¡en actuar! Debo aprovechar cada segundo de aquí a las 8, para que llegado el momento, todo sea perfecto. Esta mujer no se merece menos. Lo primero, hablar con el capitán. Lo segundo, preparar el lugar y todo lo necesario, y luego…vendrá la cena, donde le haré saber que voy en serio, y hasta qué punto es así. Solo espero que no salga huyendo…porque tal vez sea muy precipitado, pero no quiero desperdiciar ni un instante más de mi vida, quiero aprovechar cada momento a su lado, y hacerla inmensamente feliz, esa es mi misión ahora mismo, y aunque no es mi única misión, sí es la primordial para mí.


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Lo malo de verlo todo, es que a mí no me sorprenderá lo que Max ha preparado, porque ya he visto cómo lo iba haciendo. Pero aún así, he pasado tantos nervios, que había momentos que parecía que la cena era para mí, y no para mi hija. Pero ya ha pasado. Son las 8, y Ainhoa camina hacia la bodega con un precioso vestido corto de color blanco, con un escote de palabra de honor que deja al descubierto sus hombros. Pareciese que va hacia el altar vestida de novia, hasta su forma de caminar es parecida, es como si quisiera disfrutar de cada instante de esta noche, hasta del trayecto de su camarote al lugar de la cita. La emoción sale a borbotones por sus ojos, y una sonrisa infinita dibuja su cara más bella que nunca.

Pero cuando llega a la bodega y abre la puerta, ve que no hay nadie esperándola, ni nada especial en ese lugar que dé muestras de que allí se celebrará una cena. Cuando aún sujeta la puerta, Max aparece y alarga su mano con la palma hacia arriba, reclamando la de Ainhoa en la suya. Y cogidos de la mano, caminan por los pasillos en silencio, hasta llegar a la puerta de un camarote lleno de papeles pegados.

EL
De ahora en adelante, este será el camarote de Max y Ainhoa.



VALERIA:
Que nadie toque a la puerta esta noche.



SALOMÉ:
Espero que os guste la cena. Y yo también la he ayudado. BURBUJA.



PITI:
Guardaba una botella de champán para cuando Vilma ya hubiera dado a luz...se la debo, esta es para vosotros. No hagas nada que yo no hiciera Max.



VILMA:
Te deseo lo mejor en esta noche tan especial, amiga. Cuídala mucho, y hazla muy muy feliz, Max. PD: Me debes una botella de champán, Piti.



[Max] - He hablado con tu padre, con tu hermana, y con algunos más...ya ves que tenemos su aprobación. Solo falta que tú quieras vivir conmigo, y que lo desees tanto como lo deseo yo.

[Ainhoa] - ¿Qué puedo decir? ¡Si ya lo has hecho y dicho tú todo!

[Max] - Mmm...no sé... ¿que sí?

[Ainhoa] - Sí, quiero vivir contigo.

Max la cogió en brazos y entró al camarote. Ainhoa quedó maravillada (y yo también). Había una cama enorme, una mesa con algunos aperitivos y una botella de champán. Toda la habitación llena de velas, candelabros, y amor, sobretodo, mucho amor.

[Max] - ¿Está todo a tu gusto? Podemos cambiarlo si quieres.

[Ainhoa] - Falta espacio...tanto amor y tantas ganas de estar contigo, no cogen en esta habitación.

Dijo Ainhoa, todavía en los brazos de su amado. Max sonrió y la colocó en la silla, frente a la mesa.

[Max] - Entonces habrá que vaciar la habitación y quedarnos solo tú y yo. Eso, o desprenderse de un poco de ese amor y de esas ganas, esta noche.

Ambos se miraron y sonrieron con complicidad.
#8
Bea84
Bea84
27/02/2013 15:37
elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

Después de cenar algo, Max se levantó, cogió la botella de champán, la abrió y sirvió dos copas, mientras Ainhoa no dejaba de mirarle, feliz. Dejó las copas sobre la mesa y dijo:

[Max] – Antes de brindar, tendremos que tener un motivo para hacerlo.

[Ainhoa] - ¡Vamos a vivir juntos! ¿Te parece poco?

[Max] – Sí, me parece muy poco.

Ainhoa no sabía que pensar. Unas horas antes le pregunta si están juntos y él responde que no. Ahora él propone que vivan juntos, ella acepta, y él dice que no es motivo suficiente para celebrar…mi niña tiene la cabeza echa un lío.

[Max] – No te enfades. Me parece muy poco, sí, pero solo porque todo me parece poco contigo. Siento que necesito más. Siento que lo quiero todo contigo, y esto no es todo.

Él se levantó, buscó en el bolsillo de la chaqueta que había dejado sobre su silla, y sacó un paquete muy pequeñito.

[Max] – Esto es para ti. Me hubiera gustado saber dónde está la última joyería del mundo, para comprar uno especialmente para ti, pero no lo sé.

Ainhoa, todavía sentada, abrió la cajita y dentro vio un anillo sencillo y precioso. Estaba tan sorprendida y emocionada, que dudo que en esos momentos acertara a decir alguna palabra.
Max sujetó su mano izquierda para ayudarla a levantarse, mientras Ainhoa sujetaba la caja con su mano derecha. Él dejó la caja sobre la mesa después de quitar el anillo, y se arrodilló ante ella mientras le sostenía la mano a Ainhoa.

[Max] – Ya te he dicho que conozco todo sobre ti, tu pasado, como eres…yo no necesito conocer más de ti, para saber que eres la mujer con la que quiero compartir el resto de mi vida. Sé que tú necesitas saber más de mí, conocerme, y te daré todo el tiempo que necesites. Tengo toda la vida para ti. No te pido que te cases conmigo ahora. Te pido que nos casemos, cuando tú te sientas preparada. Y…

[Ainhoa] - ¿Recuerdas cuando tocamos juntos el piano? En ese momento sentí que no existía nadie más, solo tú, yo, y ese piano. Mi mente no era consciente de nada más. Mi corazón no necesitaba más para latir con más intensidad. Solo a ti. Y ahí comencé a sentir, aunque en el momento me lo negué a mí misma. La misma sensación que has tenido tú al verme por primera vez, la he tenido yo contigo también, aunque en distinta forma, porque yo no sabía nada de ti, y tú lo sabías todo de mí.

Ainhoa se arrodilló con él, y acariciando su cara dijo:

[Ainhoa] – No necesito saber más de ti, conocerte más, solo necesito estar contigo de todas las maneras posibles. Así que deja de suponer lo que yo quiero y lo que no, para lo que estoy preparada y para lo que no, y ponme ese anillo para poder decirte que sí de una vez.

Max le colocó el anillo y ella le besó.

[Ainhoa] – Ahora dime, si no has ido a la joyería… ¿de dónde lo has quitado?

[Max] – Era el anillo de prometida de mi madre. Ella me lo dio momentos antes de fallecer. Sus últimas palabras fueron: “Dedica tu vida a encontrar la dueña de tu corazón, y cuando la encuentres, hazla dueña de este anillo también”.

Max miró la hora.

[Max] - Es muy tarde ya, y mañana toca levantarse temprano. No hace falta que vayas a tu antiguo cuarto, Vilma se coló entre tu ropa a escondidas, así que en el armario tienes un camisón. Mañana traeremos todas tus cosas. ¿Quieres que me vaya para que te cambies?

[Ainhoa] – No hace falta.

Max terminó de cambiarse y se sentó en la cama mirándola, mientras Ainhoa caminaba hacia él. Ella se sentó a su lado, y los dos fueron dejándose caer en la cama, abrazados y sin apartar sus miradas.


Y mientras conocían un poco más sus cuerpos acariciándose...

[Max] – Tampoco tenemos que casarnos ya. Las cosas hechas a correr, no suelen salir bien. Y queremos hacerlo bien, ¿verdad? Esperaremos a asentarnos en tierra. Cuando tu padre ya haya hecho los viajes necesarios y todos estemos en la isla. ¿Te parece?

Ainhoa asintió, y tras fundirse en un largo beso, cerraron sus ojos para aprovechar las pocas horas de sueño que les quedaban.
#9
Bea84
Bea84
27/02/2013 15:53
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elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

Y al despertar…Ainhoa abrió sus ojos, y ahí estaba Max, que ya despierto, contemplaba sonriente como ella dormía.

[Ainhoa] - ¿Por qué no me has despertado? ¿Qué hora es?

Dijo Ainhoa, toda sobresaltada mientras se incorporaba de la cama. Pero Max la sujetó y suavemente, la empujó hacia su cuerpo.

[Max] – ¿Cómo que qué hora es? ¿Y mi beso de buenos días?

Y tras un beso…

[Ainhoa] – Ahora sí, tenemos que apurarnos, o no nos dejaran nada que llevarnos a la boca.

[Max] – Yo ya tengo qué llevarme a la boca. Así que no me oirás quejarme.

Y entre risas se fueron vistiendo. Cuando ya estaban preparados, Max caminó hasta la puerta, se paró, y alargó su mano reclamando así la de ella.

[Max] - ¿Lista para salir al mundo cogida de mi mano?

[Ainhoa] – Lo estoy deseando.

Y allí estaban, agarrados de la mano frente al comedor, donde estaban todos con sus miradas clavadas en la nueva pareja.

Sirvieron su desayuno, y se sentaron en una mesa con algunos de sus compañeros.

[Piti] – Max, apuesto a que tu mejor noche en el barco fue cuando dormimos todos en bodegas.

Y una mano salió volando hasta parar en la nuca de Piti. Colleja de Vilma. Piti la miró como con cara de reproche.

[Vilma] – La estabas pidiendo a gritos, cariño.

Y tras decir esto, le guiñó un ojo.

[Palomares] – Apuesto a que la tuya fue durmiendo con las sanguijuelas, ¿eh Piti?

Entonces, Vilma advirtió algo en Ainhoa, y con cara de desconcierto y toda sobresaltada, se levantó de la mesa y preguntó:

[Vilma] - ¿Y ese anillo? ¿Es lo que creo? ¿Ya? ¿Tan pronto?

[Ainhoa] – Cálmate. Sí, ya. Pero será después de asentarnos en tierra firme.

[Max] – Entonces, solo entonces, nos casaremos. Queremos hacerlo bien, sin prisas, pero tampoco quiero demorarlo demasiado, no veo la hora de que sea mi mujer.

Y los dos se miraron con dulzura, mostrando una extrema felicidad, típica de enamorados, en cada gesto, mientras a los demás se les escapaba un “Ohhhh”.

Piti se levantó de la mesa, y se dirigió a todo el comedor, alzando la voz lo más que pudo.

[Piti] - ¡Chicos! ¡Atención! Después de una boda en el hotel, tendremos otra boda en tierra firme. ¡Max y Ainhoa se nos casan!


Tras el anuncio de Piti, todos se fueron acercando para felicitar a la pareja. Unos más efusivos y visiblemente emocionados, como los que ya estaban en la mesa, Ricardo, Julia, Valeria, Burbuja o Salomé. Otros, se veía claramente, que lo hacían por no dar de qué hablar (al menos, en ese momento, luego, ¡quién sabe!), como Gamboa o Estela. Julia se acercó a Ainhoa, y le dijo:

[Julia] - No me lo tomes a mal, pero... ¿no crees que es muy pronto? ¿No deberías, al menos, pensártelo un poco?

[Ainhoa] - Si me lo pienso mostraría dudas, y no las tengo. Sé que todo esto es una locura, pero...

[De La Cuadra] - ¿Una locura? Llevamos más de 4 meses navegando a la deriva, buscando un pedazo de tierra, como aguja en un pajar, y hemos mantenido las esperanzas casi intactas en todo momento. El barco ruso, la nave, un hotel en medio del mar, secuestros, muertes, temporales, cataratas, olas gigantes...si algo hemos aprendido, es que la vida podría durar un suspiro, y debemos aprovecharla. Que se casen no es una locura, una locura sería esperar a que otra adversidad llegue y nos arrebate la vida, sin haber hecho lo que deseábamos hacer en cada momento.

Dijo De La Cuadra, tras interrumpir a Ainhoa, y cuando decía esa última frase, no pudo evitar mirar sonriendo a Salomé, mientras ella le respondía con otra sonrisa. No cabía duda, que lo que él había dicho, lo decía también por él.

[Ricardo] - Dí que sí. Yo me alegro de que tú vayas a ser el compañero de viaje de mi hija, Max. Confío en que sabrás cuidarla y amarla, y eso me tranquiliza, y me hace muy feliz. Tenéis mi permiso, mi bendición, y todo lo que haga falta.

[Julia] - Yo no lo decía por mal...

[Ainhoa] - Lo sé, estás cumpliendo el papel de madrastra muy bien. De verdad.

Y todos se rieron. Valeria se acercó a la pareja.

[Valeria] - Hacía muuuucho tiempo que no veía a Ainhoa sonreír así, así que estoy muy contenta. Pero me he perdido. Ayer querías a Ulises, y hoy quieres a Max. Los mayores sois muy raros.

Max resopló meneando la cabeza de un lado a otro. Si es que, lo que los mayores no se atreven a decir, los pequeños lo sueltan con toda naturalidad. ¡Hay que ver qué desparpajo tiene mi niña! Ainhoa, todavía aturdida, cogió a su hermana en brazos.

[Ainhoa] - Es muy sencillo, yo te lo explico, ¿vale? Yo creía que conocía a Ulises, que sabía cómo era, pero me equivoqué. Él resultó ser de otra forma, yo me enteré, y ahora no puedo verlo igual que antes o quererlo, por eso le dejé. Y Max...[Ainhoa suspira] Max me hace muy feliz Valeria. Me quiere, lo quiero, es sincero, atento, amable, cariñoso, y... ¡me encanta!

[Valeria] - ¡Y muy guapo!

Se apresuró a decir Valeria.

[Ainhoa] - ¡También! ¿Cómo se me pudo haber pasado decirlo?

Dijo Ainhoa riendo. Todavía en los brazos de Ainhoa, Valeria con cara de pilla, movió su dedo índice, en ese gesto tan común de hacer que alguien se acerque, y Max obedeció.

[Valeria] - Te estaré vigilando.

Las risas invadieron todo el comedor.

[Max] - Muy bien, princesa. ¿Qué te parece si mientras me vigilas, terminas de desayunar aquí, con tu hermana y conmigo?

Y Valeria se fue corriendo a buscar su bandeja.


Valeria se sentó entre los dos, y siguieron desayunando. Al rato, Valeria se acercó a Ainhoa y le dijo al oído:

[Valeria] - Max es bueno. Ahora ya lo sé.

[Ainhoa] - ¡Ah! ¿Sí? ¿Y por qué lo sabes?

[Valeria] - Le he dicho que lo vigilaría, y no me tuvo miedo. Y hasta me invitó a desayunar con él y contigo. Así que sí, es bueno.

Entonces, llega Gamboa.

[Gamboa] - Tenemos que hablar, Max. Ven conmigo.

Max se levantó de la mesa, dio un beso a Ainhoa, y dijo:

[Max] - Ahora vuelvo, mis princesas.

Y se fue con Gamboa.

[Valeria] - Me gusta que me llame princesa, pero no me gusta que hable con tu ex novio. Él es malo, aunque al final no haya matado a...

Y tapo con su mano la boca, dándose cuenta de que había metido la pata.

[Ainhoa] - ¿Aunque no haya matado a quién? Habla, Valeria.

[Valeria] - A nadie. Iba a decir, aunque no haya matado a nadie.

[Ainhoa] - No intentes engañarme. ¿Por qué ibas a decir tú eso? Ibas a decir un nombre. Dilo, Valeria, por favor.

[Valeria] - A Julia.

Piti, Vilma, Ainhoa y Palomares, se quedaron mirándose unos a otros, sin entender por qué Gamboa querría matar a Julia, y por qué la niña lo sabía. Ainhoa se levantó y cogió de la mano a Valeria.

[Ainhoa] - Vamos, Valeria...todos. Vamos a hablar a otro lugar.

Cuando llegaron a la bodega, la niña les explicó todo. Los miembros del Proyecto tenían prohibido casarse, y Gamboa iba a matarla por eso. Ainhoa salió corriendo de allí, sin parar hasta llegar a su antiguo camarote, donde todavía estaban todas sus cosas.
#10
Donspoiler99
Donspoiler99
27/02/2013 16:00
Bea no he leído todavía nada porque es mucho y voy a hacer tareas de Lengua,Inglés,Francés y voy a empezar a leerme el tema de Historia poquito a poquito...El examen lo tengo el Jueves que viene...¿Lo que has subido ya es de este fic?O es como un "EN CAPÍTULOS ANTERIORES"¿?
#11
Bea84
Bea84
27/02/2013 16:07
Sí, tú estudia, ya tendrás tiempo de pasarte y leer. Todavía no, aún me quedan capítulos del otro por subir.
#12
Bea84
Bea84
27/02/2013 16:14
elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

No dejo de pensar en que Max también forma parte de ese Proyecto. ¿Él tampoco puede casarse? Y de ser así, ¿por qué me ha propuesto matrimonio? ¿Es que unos no pueden casarse y otros sí? No entiendo nada. ¿Y ahora qué hago yo? Max ya me ha dejado claro que no puede contarme más, no podría responder a mis preguntas. Confío en él. Sé que hay una explicación para esto. Debo hablar con él. Aunque no obtendré respuestas, sí debo contarle esto. Tal vez, él no sabe nada sobre eso. Además, si le reclamo sinceridad para mí, también se la debo a él. Voy a buscarle.


elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

Gamboa y sus preguntas me están sacando de quicio. ¡Con lo bien que estaba desayunando con mi chica! Y viene este inoportuno. Total, para preguntarme quién coño soy. Pues se va a quedar con las ganas, porque


elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

Y mi niña interrumpió la escritura de Max, cuando más interesante estaba. Entró en la habitación con un gesto en la cara, fácilmente descifrable, lleno de angustia y preocupación. A lo que Max contestó, tratando de animarla, mientras ella se sentaba sobre él.

[Max] - ¿Qué pasa Nhoa? ¿Unos minutos sin mí, y ya estás así? Pues va a ser verdad que sí que me quieres.

[Ainhoa] – Claro que te quiero, y sí, te he echado en falta en solo unos minutos, pero no es eso. Perdona por haberme ido del comedor y no haberte esperado. Me fui con Valeria y los chicos.

[Max] – No pasa nada. Me he pasado la noche en vela mirándote y memorizando cada milímetro de ti. Tengo los ojos llenos de ti, mi vida. Así es imposible echarte de menos.

[Ainhoa] – ¿No has dormido nada? ¿Solo por mirarme? Eso es lo más bonito que me han dicho nunca.

Dijo Ainhoa, rodeando con un brazo los hombros de Max, y con la otra mano acariciándole la cara.

[Ainhoa] – Tenemos que hablar.

Max se recolocó en la silla, y ahora sí, mostró preocupación, en su rostro y en sus palabras.

[Max] – Eso ha sonado muy mal. ¿Qué pasa Ainhoa? ¿Es algo malo? ¿Has cambiado de idea?

[Ainhoa] – ¿Cambiar de idea? Nunca. No es eso. Es solo que me he enterado de algo, y necesito contártelo, no para obtener respuestas, sino simplemente, para decirte lo que hay. No quiero esconderte nada. Tú lo haces porque tienes motivos para hacerlo, y ya te he dicho que lo entiendo, y así es. Pero yo no tengo razón alguna para no contarte esto, y si no te lo dijera, sentiría que de alguna manera, te estoy mintiendo. Pero temo que eso te haga creer que dudo de ti, y lo complique todo y…

[Max] – Nhoa, cariño, quítate de encima esos nervios y miedos que tienes y que están haciendo que hables y hables sin decir nada. No te preocupes, no hay razón para eso. Ni me enfadaré, ni creeré que dudas de mí, ni nada parecido. Habla tranquila.

[Ainhoa] – Hace un rato, en el comedor, me he enterado de que Gamboa intentó matar a Julia, porque al formar ella parte del proyecto, no le está permitido casarse, aunque al final él se echó atrás y no…

[Max] – Para, por favor. Si continúas, sería yo el que se sentiría mal. No quiero utilizarte para sacar información, ni que creas que eso es lo que pretendo. Con lo que ya has dicho es suficiente, al menos en lo que concierne a nosotros. Ahora te preguntas si yo también lo tengo prohibido, y estás preocupada por mí. Pero eso es lo de menos. Julia se ha casado, y ya ves, que no ha pasado nada. Aunque yo tampoco lo tuviera permitido, no tienes de qué preocuparte, ¿vale?

[Ainhoa] – Vale. Esto es muy complicado. Aunque no queramos, aunque no dudemos, lo complica. Pero vale la pena, ¿a que sí?

[Max] – Por ti todo vale la pena.

Y Max, con su amor sobre su regazo, sonrió…la sujetó por la cintura y las piernas, la levantó en brazos, la recostó lentamente en la cama y se colocó a su lado, y apartando el pelo de su cara para poder rozar con sus labios el lóbulo de la oreja de Ainhoa, susurró:

[Max] – Te amo.

[Ainhoa] - Yo también te amo.

Y mientras entregaban todo su amor en un beso, alguien llamó a la puerta. Max abrió.

[Max] - Hola Vilma. ¿Buscas a Ainhoa?

[Vilma] - Sí. Siento mucho molestar. Solo quería decirle que cuando quiera traer sus cosas a vuestro camarote, que me avise para ayudarla.

[Max] - No te preocupes, no molestas, y puedes venir cuando quieras. Pasa.

Ainhoa se había incorporado, y estaba sentada en la cama.

[Max] - Tengo algo que hacer. Aprovecho para hacerlo ahora, y así os dejo solas. Ainhoa asintió, él besó su frente, y se fue.

[Ainhoa] - ¿Empezamos con la mudanza?

[Vilma] - Vamos.

Salieron de allí y se fueron hasta el camarote de las chicas. Ella abrió las puertas de su armario, cogió un puñado de su ropa para pasársela a Vilma y...Vilma estaba sentada en la cama, con sus piernas cruzadas y una gran sonrisa.

[Ainhoa] - ¿No ibas a ayudarme?

[Vilma] - Después. Ahora siéntate y cuéntamelo todo. ¿Qué tal anoche? ¿Cumplió bien?

Dijo Vilma entre risas.

[Ainhoa] - No pasó lo que crees. Me propuso vivir juntos, luego también matrimonio, cenamos, brindamos, y finalmente, veló mi sueño toda la noche, pero no fuimos más allá. Fue mágico, Vilma. Max es como el príncipe azul de los cuentos, como el galán de las películas. Todo dulzura, ternura, romanticismo...es perfecto. Me hace tan inmensamente feliz, que a su lado siento como si flotara.

[Vilma] - Te creo. ¡Hasta yo! Te estoy escuchando y me parece flotar. Es increíble, precioso. Me alegro muchísimo por ti. Te mereces un hombre de verdad a tu lado.

[Ainhoa] - Tu también te lo mereces. No entiendo por qué te empeñas en alejarlo de ti. A su manera, Piti también es un galán, y te quiere. No vas a encontrar a alguien que te quiera más y que te trate mejor...y que tú quieras más tampoco.

[Vilma] - ¿Empezamos con la mudanza?

Dijo Vilma, esquivando el tema. Ainhoa la miró de reojo y con la boca retorcida.

[Ainhoa] - Está bien. No hables si no quieres. A veces, el silencio también es una respuesta. Empecemos con la mudanza, querida amiga, tozuda como ninguna.

Ambas rieron y llevaron el primer viaje. Al llegar al camarote de la pareja, Ainhoa se encontró con algo sobre la cama. Una preciosa rosa roja hecha de papel, con un largo tallo verde, de donde colgaba una nota que decía:

Para
Para que el olor de mi perfume te acompañe cuando no me queda más remedio que estar al otro lado del barco, al otro lado de la isla, o al otro lado del mundo...siempre estaré contigo. No dejes de confiar en mí. Te amo.



Ainhoa la tomó entre sus manos, acariciándola como si se le fuera la vida en ello, con el amor saliendo por cada resquicio de su rostro, y haciendo el gesto de olerla, se dirigió a su amiga:

[Ainhoa] - ¡Ves! Es tan detallista...

[Vilma] - Sí que lo es, y tú estás enamorada perdida. ¡Mírate, oliendo una flor de papel!

[Ainhoa] - Es que huele a Max.

Contestó Ainhoa acercando la rosa a la cara de Vilma. Terminaron de llevar las cosas de Ainhoa a su nuevo compartimento, y Ainhoa se fue corriendo a buscar a Max, pero él no aparecía por ningún lado. Tras buscarle todos en cada rincón del barco, Ainhoa corrió a su camarote, cogió la rosa con la nota que Max le había dejado, y subió desesperada a cubierta, miró al mar, y cayó desplomada con sus rodillas en el suelo. Y mientras acariciaba la rosa, volvió a leer la nota.

Para
Para que el olor de mi perfume te acompañe cuando no me queda más remedio que estar al otro lado del barco, al otro lado de la isla, o al otro lado del mundo...siempre estaré contigo. No dejes de confiar en mí. Te amo.



[Ainhoa] - ¡Se ha ido!

Gritó Ainhoa, entre un mar de lágrimas y con la voz completamente desgarrada por el dolor.
#13
Donspoiler99
Donspoiler99
27/02/2013 16:14
Lengua e Inglés acabado;) Ventajas de haber tenido 1 hora libre hoy y haber podido hacer algo jeje. Voy a estar por lo menos hasta las 5 con la primera página de HISTORIA. Cuando ya sea nuevo el capítulo avísame;) PD:Me podrás meter al final en la historia?:)
#14
Bea84
Bea84
27/02/2013 16:29
Ahora no puedo subir más, tengo que irme. Más tarde vuelvo y subo algo más, y leo tu fic que ya vi que subiste varios capítulos. Sí, me estoy planteando meternos a nosotros en la historia, pero primero tienen que aparecer todos los barcos.
#15
Bea84
Bea84
27/02/2013 20:19
elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

Al otro lado del barco, apareció Max, con un traje de buzo completamente empapado. El Capitán, que estaba allí, le ayudó a subir al barco.

[Max] - He visto algo raro en el agua, parecía un submarino, pero cuando he bajado a comprobar qué era, no he visto nada.

[Ricardo] - La próxima vez avisa. El barco tiene sus velas izadas, sigue el rumbo del viento, si le hubiera dado por soplar con más fuerza, perderías el barco de vista, y nosotros a ti. Corre al otro lado, mi hija está destrozada, creyendo que te habías ido.

Max corrió a buscarla. Ainhoa seguía tirada con sus rodillas en el suelo, y a su lado estaba Vilma, tratando de consolarla inútilmente. Vilma alzó la vista y vio a Max a unos dos metros de ellas, se levantó y se fue para dejarles a solas.

[Max] - Nhoa...

[Ainhoa] - ¿Max?

Y giró su cabeza para buscar con la mirada la voz que la llamaba. Él corrió hacia ella, se tiró al suelo y la abrazó.

[Max] - Perdóname, por favor. No quería preocuparte, pero tenía que irme, y no sabía cuánto tardaría en volver. Intenté llegar antes de que te hubieras dado cuenta, pero por si no llegaba a tiempo te dejé la nota. Siento haberte preocupado. Lo último que quiero es hacerte daño.

[Ainhoa] - Ya estás aquí, y eso es lo que importa.

Y lo abrazó con todas sus fuerzas.

[Ainhoa] - Ya he hecho la mudanza.

[Max] - ¿Tan rápido?

[Ainhoa] - Sí. Gracias a Vilma, que me ha ayudado. También he cambiado algunas cosas, espero que no te importe.

[Max] - Mientras no me cambies a mí, no me quejaré.

Dijo Max sonriendo, mientras Ainhoa le ayudaba a quitarse la parte de arriba del traje de buzo.

[Ainhoa] - No te voy a preguntar dónde has estado los últimos minutos. Mi pregunta es otra. ¿Puedes prometerme que no volverás a irte así?

[Max] - Si me lo preguntaras, no podría responderte...puedo prometerte que dedicaré el resto de mi vida a hacerte feliz, porque aunque a ratos desapareciese como hoy, siempre, siempre, volveré junto a ti. ¿Te sirve esa promesa?

[Ainhoa] - Sí. Júralo.

[Max] - Juro hacerte feliz hasta mi último suspiro, Ainhoa.

[Ainhoa] - No podrías ser más perfecto, ni aunque quisieras. Pero... ¿los príncipes azules solo te cuidan y te dicen cosas bonitas?

Dijo Ainhoa metiendo su mano por debajo de la camiseta de Max.

[Max] - Los príncipes azules, hacen lo que tú desees que hagan. Pero solo si de verdad lo deseas.

Ainhoa asintió, sonrió con picardía y le miró con seducción. Max no necesitaba más señales. Se levantó, se apresuró a terminar de quitarse el traje de buzo, la cogió en brazos y corrió hasta el camarote. La recostó sobre su cama, se quitó la camiseta y tendió su cuerpo al lado del de ella, mientras Ainhoa se quitaba también la suya. Sin poder dejar de mirar su torso desnudo, Ainhoa se acercó a él, y Max la besó, con ese toque tan suyo de dulzura, pero a la vez, apasionadamente. La despojó del pantalón, quitó el suyo también, y recorrió el cuerpo de Ainhoa con sus manos, con sus labios, con su lengua...hasta que la excitación de Ainhoa era extrema. Ella se sentó, y se apresuró a quitarse su ropa interior, y seguidamente, hizo lo mismo con la de Max.

Max, también sentado, suave pero ardiente en deseos, empujó el cuerpo de Ainhoa hacia el suyo, y fue haciéndola suya muy despacio, mientras Ainhoa agarraba con sus manos fuertemente la espalda de Max, como queriendo empujarle dentro de ella más y más, como pidiendo que permaneciese dentro de ella para siempre, para que esa sensación de plenitud no terminase nunca. Y tras fundir sus cuerpos en una sola unidad, dejaron caer sus espaldas sobre la cama, exhaustos. Giraron sus cuerpos para mirarse y se abrazaron. Y mientras besaba una y otra vez la cara de Ainhoa con una dulzura inimaginable, preguntó:

[Max] - ¿Satisfecha con el príncipe azul que te ha tocado?

[Ainhoa] - No me ha tocado. Lo he elegido. Y no me equivoqué. Me da mucho más de lo que esperaba...en todos los aspectos.

Y sonrió.

[Max] - Y más que te dará. Ya te lo dije antes, haré todo lo que desees que haga, tan solo tienes que desearlo de verdad, y pondré el mundo a tus pies.

Y tras decir esto, la tomó entre sus brazos y volvió a hacerla suya.
#16
Bea84
Bea84
27/02/2013 20:23
elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

Tendidos sobre la cama, todavía con sus cuerpos desnudos, se dejaron estar un poco más disfrutando de ese momento tan especial. De repente, la puerta se abrió, sin que nadie hubiera llamado a ella. Y una persona entró.

[Gamboa] - ¿Tienes idea de con quién estás? Dejas a Ulises por una simple foto que no es más que algo de su pasado, y ahora vas con éste sin conocerle. ¡Qué decepción, Ainhoa! Te creía más lista.

Max se levantó, y aunque estaba totalmente desnudo, lo hizo sin pudor alguno. Se vistió el boxer y el pantalón, y encaró a Gamboa. Mientras, Ainhoa ya se había puesto la ropa interior tras las sábanas, se levantó de la cama, apartó suavemente a Max, y se puso ella frente a Gamboa.

[Ainhoa] - Primero, si dejé a Ulises no fue por la foto, fue por la mentira. Y...

[Gamboa] - ¿Te ha contado tu nuevo enamorado que él dejó la foto en tu cama? Eso se le ha olvidado, ¿no?

[Ainhoa] - Sí. Me lo ha contado, y no puedo estarle más agradecida por haberlo hecho. Tú también lo sabías, ¿verdad? Seguro que conocías esa foto y te importó una mierda que me estuvieran engañando. Apuesto a que hasta te aprovechaste, y chantajeaste de alguna forma a Ulises con eso. No me sorprendería. ¡Si hasta has intentado matar a Julia! ¿Qué se puede esperar de personajes como Ulises y como tú? Max ha sido totalmente sincero conmigo, cosa que no se puede esperar de él o de ti. Deberíais haceros amigos, sois tal para cual. Yo sí sé quién es Max, me lo ha contado absolutamente todo, ¿y tú? ¿Tú sabes quién es él? No. No lo sabes. Si lo supieras, no te hubieras atrevido a importunarlo. Yo también te creía más listo, Gamboa.

Gamboa se fue sin pronunciar una sola palabra más. No hacia falta, su cara lo decía todo. Si algo le preocupaba a Gamboa, era saber quién era realmente Max, y Ainhoa le había dado en su punto débil. Y Max...Max estaba totalmente desconcertado.

[Max] - Pero... ¿tú como sabes que Gamboa no sabe quién soy?

[Ainhoa] - No lo sabía. Pero aunque no sé nada, o prácticamente nada sobre el proyecto, no hace falta. Intuyo que Gamboa es tan solo una pieza del juego, así que lo más probable es que, ni conoce toda la información, ni a todos los que están en ese proyecto. Pensé que, si estaba en lo cierto, le dejaría con la duda y empezaría a preguntarse quién eres tú. No perdía nada por probar. Lo que no sabía, es que realmente no sabe quién eres y qué lugar ocupas en todo esto, eso me lo acabas de desvelar tú solito.

[Max] - Tus intuiciones son acertadas. No lo sabe. A eso vino cuando estábamos desayunando, a preguntarme una vez más quién soy, pero no le he dicho nada. Está nervioso y preocupado, y encima ahora, con tus palabras estoy seguro que cree que realmente yo te lo he contado todo, y tú si lo sabes. Le has dado donde más le podía doler. ¡Ésa es mi chica! ¿Sabes que intuyo yo?

[Ainhoa] - ¿Qué?

[Max] - Que muy pronto todo esto dejará de complicar lo nuestro, porque aunque yo no pueda contarte nada, tú sola con tu inteligencia, irás sacando tus propias conclusiones, y acabarás averiguándolo todo.

[Ainhoa] - ¿Y que lo descubra todo, no te preocupa?

[Max] - No. Hay peligro, pero es solo temporalmente. Pronto se arreglará todo, y el peligro habrá acabado. En ese momento, si hay algo que no hayas descubierto ya, cosa que dudo, yo mismo te lo diré, te lo contaré todo. Y ahora vamos a cambiar de tema, que por hoy ya te has enterado de demasiadas cosas, y no vaya a ser que a mí se me escape alguna más. Tengo que hablar con tu padre. Según sus cálculos, hoy deberíamos llegar a tierra, y hay que prepararse.

[Ainhoa] - Está bien. Yo iré a ver a los chicos. Tengo algo que hacer. Luego te lo cuento.

Max vistió su camiseta, se sentó en la cama al lado de Ainhoa, que todavía estaba poniendo su pantalón, y peinando con sus dedos el pelo todavía alborotado de Ainhoa, la besó.

[Ainhoa] - Búscame cuando termines.

[Max] - Lo haré.

[Ainhoa] - Y procura no desaparecer otra vez. Por hoy ya he tenido bastante.

Se sonrieron.

[Max] - ¿Has tenido bastante? ¿No habrá más por hoy?

Ainhoa se levantó, caminó hacia él, rodeó los hombros de Max con sus brazos, y le dijo:

[Ainhoa] - No me digas eso...porque me dan ganas de no dejarte salir de esta habitación.

[Max] - Te diré lo que haremos. Cuando termine de hablar con tu padre te busco, y tal vez te deje encerrarme aquí el tiempo que quieras. ¿Te parece?

[Ainhoa] - Me parece. Y si no me dejas, no será un problema. No me resultará difícil convencerte.

Y riéndose, caminaron de la mano hasta cubierta, donde estaban los chicos. Ainhoa se quedó allí, y Max se fue al puente de mandos.

[Ainhoa] - Piti, ven conmigo.

[Piti] - ¿A dónde?

[Ainhoa] - Menos preguntas y más darle a las piernas. Vamos.

Y lo sujetó por un brazo, llevándoselo con ella. Y ya alejados de allí...

[Piti] - ¿Qué estás tramando, Ainhoa? Porque tú estás tramando algo...

Y siguieron caminando hasta llegar a donde Ainhoa quería.


Ainhoa abrió la puerta y señaló.

[Ainhoa] - ¿Ves esto? Quiero que lo prepares todo exactamente igual que la otra vez, con su bañera y todo lo que había aquí aquel día. Y yo te voy a ayudar.

[Piti] - ¿Para qué? ¿Quieres preparar un baño romántico para tu churri?

Dijo Piti riéndose.

[Ainhoa] - No. Quiero preparar un baño romántico para mi amiga. Y tú harás de churri.

[Piti] - Pero...

[Ainhoa] - ¡Pero nada! Estoy cansada ya de vuestra tozudez, ya va siendo hora de que alguien haga algo. Solo me falta una cosa para ser totalmente feliz, y es ver a mi amiga feliz, y tú la haces feliz. Estar juntos es vuestro destino, y si uno de los dos no da el brazo a torcer, jamás podréis estar juntos otra vez. ¿Tú la quieres, no?

[Piti] - Sí.

[Ainhoa] - Pues tuerce el brazo de una vez.

Los dos lo prepararon todo. No había duda, aquel lugar estaba exactamente igual, no faltaba ni un solo detalle.

[Ainhoa] - Ya está. Ahora tú te escondes ahí, y yo voy a buscarla. Entraremos las dos, y cuando me sientas cerrar la puerta, sales del escondite. ¿Vale?

[Piti] - Vale. ¡Ainhoa! Espera.

[Ainhoa] - ¿Qué pasa? ¿Falta algo?

[Piti] - No. Todo está perfecto. Solo quiero decirte gracias. Gracias. Era lo que me hacía falta. Un pequeño empujón.

[Ainhoa] - Para eso están los amigos.

Ella le guiñó un ojo, le hizo señas para que se escondiera, y se fue.
#17
Bea84
Bea84
27/02/2013 20:26
elbarco_laenergiaquemueveelmundoquienhadichofinalmientraselamorsigahaciendogirarelmundolahistoriacontinuara

Por los pasillos buscó a Vilma, y al encontrarla, se agarró a su brazo, y la hizo caminar hacia otro lado.

[Vilma] - ¿A dónde me llevas? Primero Piti, ahora yo. Debes pensar que soy tonta. Yo no voy.

Dijo Vilma, parándose en medio del pasillo.

[Ainhoa] - Me siento muy feliz, y quiero compartir un pedazo de esa felicidad contigo, y también agradecerte que me ayudaras con la mudanza. ¿Te acuerdas cuando me contaste el baño con Piti en aquella bañera? Le pedí a Piti que me ayudase a prepararlo todo como lo hizo aquel día, para que tú pudieras disfrutar relajada de un buen baño. Es solo eso. ¿Vas a rechazar el regalo que te preparé?

[Vilma] - ¿Rechazar un buen baño relajante? ¿Estás loca? Vamos, que se me enfría el agua.

Cuando llegaron, Vilma no pudo evitar que los recuerdos la invadieran. Ainhoa la ayudó a desvestirse e introducirse en la bañera. Y ya en la puerta, miró a Vilma y le dijo:

[Ainhoa] - Mira a tu alrededor, Vilma. Mira como Piti ha recordado al milímetro cada detalle de lo que había puesto en este lugar aquel día, y luego atrévete a decirme que tú no tienes un príncipe azul a tu lado. No lo tienes porque no quieres. Disfruta del baño y piensa en eso. No desperdicies tu vida sola. No te lo mereces, y tu bebé tampoco lo merece. Tuerce el brazo de una vez, y hazme el favor de ser feliz.

Y se fue. Y Vilma, recostada sobre aquella bañera, sentía de todo excepto relajación. Las lágrimas bañaban sus ojos, y a punto de resbalar por su cara, dijo en voz alta.

[Vilma] - Tiene razón. ¡Maldita sea! Tiene razón.

Y rompió a llorar, mientras Piti caminó hacia Vilma, y cuando estuvo frente a ella, se arrodilló frente a la bañera.

[Piti] - Si te sirve de consuelo, yo he sido tan tonto o más que tú. Pero todavía no es tarde...todavía estoy a tiempo, ¿verdad?

Vilma levantó su mano hasta su cara, y cogió la mano con la que Piti estaba secando sus lágrimas. Sonrió y dijo:

[Vilma] - Todavía hay tiempo...si te apuras. El agua todavía está caliente.

Piti se desvistió, mientras Vilma se apartaba para hacerle sitio. Piti se colocó tras ella, y ella se colocó delante de él, dándole la espalda.

[Piti] - ¿Y tu corazón? Lo que me interesa es saber la temperatura de tu corazón.

[Vilma] - No sé calcular la temperatura del corazón, Piti. Pero si late muy fuerte cuando estás a mi lado, es buena señal, ¿verdad?

[Piti] - Lo es. Sí que lo es.

Vilma giró su cara buscando la de Piti, que estaba detrás de ella, para mirarle a los ojos.

[Vilma] - Apuesto a que si me besas, latirá todavía más fuerte.

[Piti] - Apuesto a que el mío también.

Y Piti la besó. Vilma se incorporó, se sentó frente a él, y se quedó mirándolo. Él acarició la mejilla de Vilma, apartó su pelo colocándolo tras su oreja, acercó sus labios a los suyos casi rozándolos y susurró:

[Piti] - Te amo Vilma, nunca he dejado de hacerlo.

[Vilma] - Yo también te amo, siempre te he amado.

Y fundidos en un beso, el agua se enfrió.

[Piti] - Entonces... ¿vuelvo a ser tu mascota, no?

Dijo Piti, mientras ya fuera de la bañera, le tendía la mano a Vilma para ayudarla a salir. Los dos se rieron, se secaron uno al otro, se vistieron, y deseando alargar aquel momento a solas, como queriendo recuperar el tiempo perdido, se sentaron en un rincón abrazados, y allí se quedaron durante horas, contemplando la bañera, recordando muchos de sus momentos juntos, riéndose, hablando, mirándose, besándose... amándose como la primera vez, como si aquel parón en su relación, jamás hubiera existido.


Mientras tanto, tras haber dejado todo preparado para que Vilma y Piti vivieran su momento, Ainhoa aprovechó para ir a hablar con Julia. Primero la buscó en su camarote, que ahora ya era el mismo que el de su padre y su hermana, pero no la encontró. Luego lo intentó en la enfermería, y allí estaba. Llamó a la puerta entreabierta, y Julia se giró para ver quién era.

[Ainhoa] - ¿Se puede?

[Julia] - ¡Ainhoa! ¡Qué sorpresa! No te esperaba, te hacía muy ocupada en otras cosas.

Dijo entre risas.

[Julia] - No te quedes ahí, pasa...o mejor damos un paseo por el barco, y hablamos.

Ainhoa asintió, se sujetó en el brazo de Julia y comenzaron su paseo.

[Ainhoa] - Tenía que hablar contigo. Sabes que me alegro mucho de que tú seas la elección de mi padre. En su día le animé a que te propusiera matrimonio, y hoy más que nunca, sé que no me equivoqué haciéndolo.

[Julia] - ¿Hoy más que nunca? ¿Por qué?

Dijo Julia sorprendida.

[Ainhoa] - Porque hoy me he enterado de algo. Gamboa amenazó con matarte si te casabas con mi padre. Y no intentes negarlo.

[Julia] - Ainhoa, yo...

[Ainhoa] - Ya sé, ya sé. No podéis contar nada del proyecto. ¡Si lo sabré yo!

[Julia] - ¿A qué viene tu forma de hablar? ¿Y podéis? ¿Quiénes?

[Ainhoa] - Yo me entiendo. Mira...no busco una explicación, no la necesito. Solo necesitaba decirte, que aunque no tenía ninguna duda de tu amor hacia mi padre, esto me confirma y me convence todavía más de que lo quieres, y hasta qué punto es así. Y te estaré eternamente agradecida, porque creí que mi padre jamás saldría de ese abismo en el que cayó cuando perdió a mi madre, pero gracias a ti, ahora tiene otra vez, todo lo que necesita para ser feliz; una familia. Gracias por hacer feliz a mi padre, y por hacer el papel de madre con Valeria...y conmigo, que aunque soy mayor, a veces sigo necesitando un consejo, o simplemente, un apoyo.

Julia no salía de su asombro. Ainhoa la había dejado sin palabras.

[Ainhoa] - Ya sé, estás demasiado emocionada para hablar. No hace falta que digas nada. Tu cara lo dice todo.

Ainhoa le sonrió, y Julia, con sus ojos cubiertos de lágrimas por la emoción, abrazó a Ainhoa. Y mientras la abrazaba, acertó a pronunciar algo.

[Julia] - Pero no me llames madrastra.

Y las dos se echaron a reír.

[Ainhoa] - Ahora me tengo que ir. Voy a buscar a Max, que debe estar todavía con mi padre.

[Julia] - ¿Todo va bien con él?

[Ainhoa] - Bien no, lo siguiente. Va perfecto. No podría encontrar a alguien mejor que él ni en un millón de años.

[Julia] - Ni yo uno mejor que tu padre. Ve a buscarle, seguimos hablando en otro momento.

Y Ainhoa desapareció entre los pasillos, desprendiendo a su paso, el aroma de la ilusión de llenar sus ojos de Max otra vez.
#18
Bea84
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27/02/2013 20:28
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Entretanto en la cocina, Salomé preparaba la comida, como todos los días a primera hora de la mañana. Escuchó unas risas, y cuando se asomó a la puerta para ver quiénes eran, se tropezó con Vilma, que traía a Piti agarrándola por detrás. No podían dejar de reírse, y Salomé no pudo evitar contagiarse con sus risas.

[Salomé] - ¿De qué os reís?

[Piti] - ¿Y tú? ¿De qué te ríes?

Salomé dejó de reir, se quedó unos segundos parada mirándoles, y dijo:

[Salomé] - Será que me hace feliz veros así...ya casi había perdido las esperanzas con vosotros. Tanta tozudez no es buena chicos, ¿o me vais a decir que no estáis mejor así, como ahora?

[Vilma] - ¡Eso digo yo! Tanta tozudez no es buena Salomé. ¿O me vas a decir que estás mejor ahora, que antes? Hace un rato, alguien me dijo algo que me cambió la vida, y ahora te lo digo a ti. Si no tienes un príncipe azul a tu lado, es porque no quieres. No desperdicies tu vida sola, teniendo delante de tus narices a alguien que te quiere tanto, que fue capaz de irse muriendo a solas y en silencio, solo por tratar de causarte el menor daño posible. Mereces ser feliz a su lado, y tu bebé también. Tuerce el brazo de una vez, y hazme el favor de ser feliz.

Vilma cogió algo de beber, y se fue con Piti. Salomé se sentó en una silla, con un semblante claramente alicaído. Las palabras de Vilma habían hecho mella en su corazón. Y pensando en voz alta, reflexionó:

[Salomé] - A mi edad, y aún así, caí en el error de obcecarme en algo, de ver algo de una manera, sin pararme a pensar e intentar verlo con otros ojos, con otra piel. Ni siquiera intenté ponerme en su lugar. Mi dolor solo me dejaba ver la mentira. Pero no pensé en su dolor, creyéndose morir. Iba a morir, y tan solo pensó en mí, en que yo sufriera lo menos posible. ¡He sido tan egoísta!

Y justo cuando pronunciaba la última frase, Burbuja entró a la cocina, y comenzó a aplaudir dando pequeños saltos de alegría.

[Burbuja] - ¡Bien! Por fin te has...te has dado cuenta. Has...hasta yo, con mi...mi burbuja, lo había entendido...

[Salómé] - ¿Y por qué no me dijiste nada?

[Burbuja] - ¿Me...me habrías escu...escuchado? ¿Me...me habrías hecho ca...caso?

Salomé negó con la cabeza. Burbuja tenía razón. Cuando ella se empeña en algo, es imposible razonar, y Burbuja, mejor que nadie, lo sabía.


Mientras el Estrella Polar recibía el día viendo nacer una nueva pareja, volver a otra antigua pareja, y la posible reconciliación de otra, Gamboa intentaba desahogar la ofuscación que Max y Ainhoa le habían provocado, con su nueva novia, Estela. Llegó a cubierta, y allí estaba media tripulación, cogió a Estela y comenzó a bailar...o algo parecido, sujetándola de las manos, y haciendo que ella se moviera también. Estela no sabía como reaccionar, se sentía avergonzada. Gamboa parecía estar borracho, pero su aliento no olía a alcohol. Era como si hubiera perdido la razón, como si perder el mando del barco le hubiera hecho perder el rumbo de su vida. De repente, tropezó con una cuerda que estaba enrollada en el suelo, perdió el equilibrio y ambos cayeron por la borda. Todos los que allí estaban reían a carcajadas, algunos hasta estaban tirados por el suelo, sujetando sus barrigas por el dolor al reír tanto. Cuando algunos, tras reírse lo que quisieron y más, intentaban ayudarles a subir al barco, aparecieron Max y el Capitán.

[Ricardo] - ¿Qué ha pasado?

Todos señalaron hacia el mar, donde estaban Gamboa y Estela. Se asomó y les vio tratando de subirse al barco otra vez.

[Ricardo] - ¡Que nadie les ayude!

Y cuando algunos hicieron el mínimo gesto de réplica...

[Max] - ¿No le habéis oído? ¿Tantas semanas en el barco y aún no habéis aprendido? Cuando el Capitán da una orden, se obedece y punto. Que cada uno siga a lo suyo. No os preocupéis, les costará un poco más, pero al final lograrán subirse al barco. De no ser así, Ricardo jamás habría dado esa orden.

Ricardo le dio una palmada en la espalda a modo de aprobación, le echó la mano al hombro y volvieron al puente de mandos, mientras Ricardo decía:

[Ricardo] - Menudo yerno me ha buscado mi hija. Todo un hombre, y muy cabal, sí señor. Encima con dotes de mando, lo esencial para ser un buen capitán. Algo menos que me quita el sueño, el Estrella Polar ya tiene relevo...

Miró a Max y dijo:

[Ricardo] -...llegado su momento, que yo aún tengo cuerda para rato. Mi mujer me ha hecho rejuvenecer 20 años.

Y mientras se reían, Ainhoa entró al puente de mandos.

[Ainhoa] - ¡Vaya! ¿Qué os hace tanta gracia?

[Ricardo] - Nada cariño, cosas de hombres.

Dijo Ricardo acercándose a su hija para besar su frente. Y tras besarla, caminó nuevamente hasta el lado de Max y le dijo:

[Ricardo] - ¿A qué esperas para ir a recibirla? Por mí no os cortéis...

Y Max se acercó a Ainhoa, la besó, y rodeando con un brazo su cintura, salieron de allí, mientras Ricardo les miraba, con un orgullo infinito e inmensamente feliz.


Y caminando a su camarote...

[Max] - Antes, cuando nos despedimos, no te dije toda la verdad. Es cierto que iba a ver a tu padre para ver cómo iba el viaje, pero también para pedirle que me ayudase a llevar algo a nuestro camarote. Esperaba que me ayudase a llevar algo a tierra, pero no he podido resistirme más.

Dijo Max, abriendo la puerta del camarote. Y Ainhoa entró y vio un bulto enorme cubierto con una sábana. Corrió a descubrir qué era, lo destapó y... ¡era el piano del hotel!

[Max] - Tú tienes un don, Ainhoa. Haces que la magia invada el ambiente, cada vez que tocas una pieza. Es lo que hacías antes, lo que has hecho siempre. Y ya has perdido bastante con todo esto, no quiero que pierdas ni una sola cosa más. Así que hablé con tu padre antes de partir a tierra, y él me dio permiso para traerlo con nosotros. Iba a esperar a llegar a tierra, pero no he podido resistirme a dártelo ya. Es tuyo.

[Ainhoa] - Es nuestro.

Dijo Ainhoa, sentada frente al piano.

[Ainhoa] - Ven. Toca conmigo.

Y los dos tocaron una hermosa pieza que podía oírse en todo el barco. Y cuando terminaron de tocar, Max cogió las manos de Ainhoa y le dijo:

[Max] - La sorpresa no termina aquí. Ven conmigo.

[Ainhoa] - ¿No íbamos a encerrarnos aquí?

Dijo Ainhoa con voz sensual e insinuante, mientras rodeaba el cuello de Max con sus brazos.

[Max] - Dejaré que me encierres, pero de otra manera. En una barca perdida en medio del mar no podré escapar. No me mires con esa cara, ya he hablado con tu padre y parará el barco para esperarnos, y tampoco nos alejaremos demasiado. Lo justo para perder el barco de vista y estar a solas. ¿Vamos?

Ainhoa asintió. Y se dirigieron a cubierta para emprender ese viaje a la nada, buscándolo todo.
#19
Bea84
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27/02/2013 20:36
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Ya en cubierta...

Ricardo y Julia abrazados, con Valeria justo delante de ellos, despedían a Max y a Ainhoa, que estaban a punto de irse. Saludaron con su mano, incansablemente, hasta que la barca desapareció en el horizonte.

[Ricardo] - A veces es difícil dejarlos crecer.

Dijo Ricardo, mientras Valeria se fue al ver a Ratón a unos metros de allí.

[Julia] - Pero tiene que ser. Aunque no les dejes, lo harán igualmente.

[Ricardo] - Hablas como una madre.

[Julia] - Es que lo soy. Desde el momento en que me casé contigo, lo hice también con tus hijas.

[Ricardo] - Y eso me hace quererte todavía más. Pero no es lo mismo. Ainhoa ya es una mujer, y aunque me cueste reconocerlo, a Valeria le falta poco para serlo. Me gustaría otro bebé entre mis brazos, uno tuyo Julia. ¿A ti te gustaría?

[Julia] - Nada me haría más feliz. Pero es complicado. Durante el día tu amigo "el oportuno", durante la noche Valeria en nuestro cuarto...

[Ricardo] - Tienes razón. Hablaré con él, y reubicaré los camarotes para que podamos dormir a solas. Ya lo había estado pensando, pero es difícil. Las parejas aumentan, y los camarotes siguen siendo los mismos. Hace un rato he visto a Vilma y a Piti, y parece que han vuelto, no tardarán mucho en pedirme uno para ellos solos.

[Julia] - De todas formas, vamos a llegar a tierra. Si todo va bien, seguramente hoy. Así que no le des más vueltas. Cuando viajemos de vuelta al hotel, el barco estará prácticamente vacío, y no podemos dejar a Valeria sola en un camarote, no está acostumbrada.

[Ricardo] - Es verdad. ¿Sabes? Me estoy planteando la posibilidad de que Valeria se quede en tierra, con Ainhoa. Llevamos más de 4 meses navegando, le vendría bien estar en tierra. Pero bueno, ya veremos. De momento, ahora sí tenemos tiempo. Aprovechando que nos hemos parado para esperar por Max y por mi hija, he dejado a mi segundo al mando del barco, Salomé y Burbuja estarán al pendiente de Valeria, y Vilma y Piti tienen el walkie para estar comunicados con Max y Ainhoa en todo momento, por si pudieran necesitar algo.

[Julia] - ¿De verdad? ¿Y qué hacemos aquí hablando?

Dijo Julia, dejando caer intencionadamente la tira de su vestido. Se acercó a él, rodeó su cuello con sus brazos y le besó. Ricardo la cogió en brazos y dijo:

[Ricardo] - En nuestro cuarto podría aparecer Valeria, así que allí no podemos ir.

[Julia] - Conoces este barco mejor que nadie, seguro que sabes algún lugar a donde podamos ir.

Ricardo estaba ansioso, tanto que no podía ni pensar. La llevó a la enfermería, la sentó lentamente sobre la camilla, cerró todas las cortinas, pasó la llave a la puerta y se colocó frente a ella de pie, mientras ella seguía sentada en la camilla, y ya se había quitado el vestido. Y allí dieron rienda suelta a su pasión, contenida durante días.


Al otro lado del barco, Salomé dejó a Burbuja al cuidado de Valeria un momento, y fue a buscar a De La Cuadra, que estaba en el puente de mandos. Cuando abrió la puerta, él estaba de espaldas a ella, mirando al mar. Y desde la puerta, sin atreverse a dar ni un solo paso más, dijo con la voz entrecortada:

- Perdóname.

Él se giró, y sin dejar de mirarla fue hacia ella, la cogió entre sus brazos y la besó.


Mientras tanto, en otro lugar del ahora todavía más amplio mar, Max paró la barca.

[Max] - Ya hemos llegado.

Dijo Max tirándose al mar.

[Ainhoa] - ¿Qué haces?

[Max] - Intentar escapar. ¿Creías que te lo iba a poner fácil?

[Ainhoa] - Estás loco.

Dijo Ainhoa, sin poder parar de reírse. Y Max, abriendo sus brazos y mirando al cielo, gritó:

[Max] - Estoy loco por ti, Ainhoa, completamente loco.

[Ainhoa] - Pues ven conmigo.

[Max] - Ven tú.

Le dijo estirando su brazo hacia ella. Ainhoa, sin pensarlo, se tiró al agua. Max nadó hacia ella, la rodeó con sus brazos y se besaron. Pasados unos minutos, él subió de nuevo a la barca y ayudó a Ainhoa a subirse también. Se habían tirado al mar con todas sus ropas, no tenían nada con qué secarse y temblaban de frío.

[Max] - Tenemos que quitarnos esta ropa mojada o nos congelaremos.

Utilizaron la barca a modo de tendedero para que las prendas fueran secando y se recostaron juntos, todavía con frío.

[Max] - No debí haberme tirado al agua, y mucho menos haberte dicho que lo hicieras tú. Mírate, estás temblando.

Ainhoa se acercó a él acariciando su pelo, acercó sus labios a su cara, y le susurró al oído:

[Ainhoa] - Ven. Bésame, muéstrame tu deseo hacia mí, y el frío desaparecerá de nuestros cuerpos.

Y la pasión hizo que el frío se tornase a calor. Y tras hacerla suya varias veces, ambos se dejaron tumbados boca arriba, mirando el cielo.

[Ainhoa] - Prométeme que será así siempre, que nunca dejarás de sorprenderme. Prométeme que este lado tuyo tan detallista no es una ilusión.

[Max] - Si dejara de serlo, dejaría de merecerte. Siempre será así, te lo prometo.

[Ainhoa] - Te quiero, ¿lo sabes, verdad?

[Max] - Yo también te quiero.

Y tras besarse, se levantaron para vestirse... ¿pero con qué? Toda la ropa se había caído al mar, y no había rastro ya de ella. Los dos se miraron y se echaron a reír.

[Max] - ¿Y ahora qué?

[Ainhoa] - Pásame el walkie. Vilma... ¿Vilma? ¿Estás ahí?

[Vilma] - Ainhoa, dime. ¿Estáis bien?

[Ainhoa] - Muy bien, pero sin nada que ponernos. El mar nos ha robado la ropa.

Al otro lado del walkie, Max y Ainhoa escuchaban como Vilma, y Piti que también estaba con ella, reían sin parar.

[Ainhoa] - Cuando terminéis de reíros a gusto... ¿nos vais a ayudar?

[Vilma] - Iremos a vuestro camarote a buscaros algo para poneros. Luego subiremos a cubierta para esperaros.

Dijo Vilma, todavía sin poder parar de reírse.

[Ainhoa] - Vale. Estamos de camino. En unos minutos ya podréis vernos.

Cuando llegaron al barco, Vilma les tiró la ropa desde el barco, se vistieron y subieron.

[Piti] - ¡Menudo viajecito, eh! ¡Lo habéis dado todo!

Y los cuatro se echaron a reír. Y mientras las nubes destapaban el sol, dejando que sus rayos hicieran resplandecer la cubierta del Estrella Polar, la preciosa imagen de cuatro parejas besándose despedía los malos momentos, dejándolos en el pasado para siempre. Ahora solo importaba el amor, y ser felices. Nada podía empañar la felicidad de sus últimas horas navegando sin conocer tierra. Ha sido un viaje largo, muy largo, lleno de infortunios y adversidades, pero también lleno de nuevas experiencias, nuevos amigos, y nuevas oportunidades para el amor. Sus tripulantes han crecido con ello; los antiguos, los que embarcaron aquel día, los que se fueron incorporando...sin uno solo de ellos, esta historia no tendría sentido. El viaje está a punto de terminar, y una nueva etapa comenzará. Su nuevo hogar será la isla que está al otro lado del horizonte, pero ninguno de sus tripulantes olvidará jamás el que fue su hogar, el Estrella Polar; el hogar perfecto, el refugio necesario.
#20
Bea84
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27/02/2013 22:17
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Pero a pesar de un punto y aparte que invadía cada resquicio de aquel ambiente, el día no había terminado, la tierra todavía no estaba al alcance de sus ojos, y la mañana escondía más sorpresas para nuestros tripulantes. Todavía en cubierta...

[Ricardo] - Gracias por compartir este viaje conmigo, y por ayudarme a convertir el Estrella en un hogar provisional. ¡Hoy llegamos a tierra! Ojalá ese lugar sea tan confortable y seguro como este.

Todos se abrazaron. Aquel barco les había protegido de mil calamidades, era el refugio perfecto, pero no podían vivir ahí eternamente, los víveres llegaban a su fin, y sin tierra no sobrevivirían. Ainhoa se llevó a Max de allí. Ahora corrían por los pasillos. Solo necesitaba dos cosas en ese momento para ser completamente feliz; Max y su piano. Sentía deseos de tocarlo, y así lo hizo.

[Ainhoa] - Contigo tengo todo lo que necesito. Por primera vez, la realidad supera mis sueños.

[Max] - Eso es lo que haré todos los días de mi vida. Hacer de tu vida un sueño.

Y allí se quedaron, entre miradas, besos y caricias, viviendo un sueño en el que no existe despertar. Mientras, en cubierta seguían celebrando, hasta que Vilma cayó desplomada al suelo. Piti la cogió en brazos y se la llevó al camarote, seguido de Julia y Ricardo. El embarazo podría complicarse. Se la ve sin fuerzas, con ligeros temblores, y un sudor frío que comienza a empapar todo su cuerpo. Piti la recuesta en su cama, y Julia, tras revisarla tranquiliza a Piti.

[Julia] - No te preocupes. Ella y el bebé están bien. Ponle estos paños, no la pierdas de vista, y dentro de muy poco estará como nueva. Solo necesita descansar.

Piti asintió y Julia caminó hasta la puerta, donde estaba Ricardo.

[Ricardo] - Espero que cuando nos toque, no me des estos sustos.

[Julia] - Si son solo sustos, es bueno. Sirven para ganar la atención de la persona que amas.

Contestó Julia, mientras cerraba la puerta del camarote para dejar a solas a la pareja.

[Ricardo] - No necesitarás darme un susto para ganarte mi atención. Te lo aseguro.

Dijo Ricardo ya al otro lado de la puerta. Mientras, en el camarote...

[Piti] - Daría mi vida por estar en tu lugar. Se me va la vida al verte mal, no puedo hacer nada y me siento morir. No me alejaré de ti ni un instante. No dejaré de mirarte hasta que tengas las suficientes fuerzas para levantarte de esa cama y correr a mis brazos. ¿Y sabes qué haré después? Seguir mirándote hasta mi última respiración. Y si alguna vez aparto la vista de ti, será para ver a nuestro hijo. Muero de ganas por ver su carita. Vilma, tú y este bebé, sois toda mi vida.

Dijo Piti acariciando la barriga de Vilma, que aunque seguía preocupado, ya era consciente de que solo había sido un susto. Pero tras un susto, llegó otro. El barco se tambaleó, y la sensación de todos era como si un terremoto estuviese bajo ellos, eso o...habían chocado con algo. ¿Pero con qué? Todos los tripulantes subieron a cubierta, asustados, desesperados por saber qué había hecho tambalear y parar el barco de esa manera tan brusca, todos, excepto Vilma, y Piti, que no la dejaría sola ni un momento. A un suspiro de tierra, la que sería la última adversidad en medio de la nada, no podía impedirles llegar a su destino...podía...pero...¡sería tan injusto!

[Ricardo] - ¿Quién ha parado el barco repentinamente? El que lo haya hecho, no tiene ni idea del riesgo que hemos corrido, de las fatales consecuencias que podría haber ocasionado.

[Gamboa] - Conozco perfectamente los riesgos. Ya sabéis de la existencia del Proyecto, pero no sabéis que Max está metido de lleno en él. ¿Vamos a fiarnos de él sin más?

Dijo Gamboa, totalmente fuera de sí, desesperado y sin saber ya qué hacer, intentando con esto poner a todos los tripulantes en contra de Max.

[Ricardo] - Yo no sé quién es, ni de dónde ha venido. Lo que sí sé con certeza, es que no todos los miembros del Proyecto quieren hacernos daño...

Dijo Ricardo rodeando con un brazo los hombros de Julia, y acercándola a su pecho, prosiguió.

[Ricardo] - Max hace feliz a mi hija, y lo prefiero para ella mil veces antes que a ti. En unas horas llegaremos a tierra, y será gracias a él. Si alguno no se fía de él, tendrá que esperar a llegar a tierra para arreglar cuentas. Pero sabed que en tierra, yo seguiré estando de su lado, y aquel que tenga un problema con él, lo tendrá conmigo también. De momento, estamos aquí, en el Estrella. Yo soy el capitán, y digo que es uno de los nuestros, y no hay discusión. ¿Ha quedado claro?

Todos asintieron, y cuando algunos se disponían a irse de allí...

[Max] - ¡Esperad! Ya que estamos todos aquí reunidos, y aquí el individuo quiere sinceridad, vamos a darle un poco de su medicina. Vengo ahora, esperad todos aquí.

Max se fue, y a los pocos minutos volvió... ¡con Sol!

[Max] - Aquel que exige sinceridad, primero debe tener esa cualidad en uno mismo. ¿Por qué no le cuentas a toda la tripulación como intentaste matarla? Como le quitaste el aire, y ya inconsciente, la tiraste al mar, para que él rematara el trabajo que tú habías empezado. Lo que no contabas es que yo te hubiera visto tirarla al mar enrollada en una sábana. Además, aunque yo no te hubiera visto, la tierra está tan cerca que la corriente la habría llevado hasta ella, antes de morir de hipotermia. Lo que tienes de mezquino, te falta de inteligente, Gamboa.

Gamboa agachó la cabeza y se fue de allí. Mientras, los demás se fueron yendo tras saludar a Sol, para retomar lo que cada uno estaba haciendo. A nadie le importaba ahora el proyecto, o quién era Max, ni siquiera que Gamboa fuera un asesino. Lo único importante era llegar a tierra a toda costa. El instinto de supervivencia, solo les permitía pensar en salvar sus propias vidas. Max tenía las coordenadas y se las dió. Y aunque fuese tan solo por salvar a los que estaban en el hotel, Max ha sido su héroe, su salvación. ¿Cómo guardarle rencor a alguien que te salva la vida? Max y Ainhoa, regresaron de nuevo a su camarote, mirándose con complicidad, y sonriéndose.

[Ainhoa] - ¿Te has dado cuenta? No sabe quién eres, y está desesperado por eso.

[Max] - Por eso, y porque mi chica es muy lista, y lo ha llevado al límite de la desesperación. Ha roto una de las reglas del Proyecto, y tendrá que pagar por ello.

[Ainhoa] - Es lo que merece. Se creía el dueño y señor del barco. Ya iba siendo hora de que alguien lo pusiera en su sitio.

[Max] - Y ahora mismo, tú y yo tenemos poder para hacerlo.

[Ainhoa] - Queda poco para llegar a tierra, y la pisaré contigo de la mano. No puedo ser más feliz.

[Max] - Nos esperan muchas sorpresas, y no todas serán agradables. No es una isla paradisíaca. Hay peligro, y debes saber que lo hay. Te protegeré en todo momento, no tienes de qué preocuparte, pero hay un problema. Tu padre se está planteando que Valeria baje a tierra contigo mientras él hace los viajes al hotel. Sin contarle nada sobre el peligro que nos espera allí, debes arreglártelas para convencerle de lo contrario. Valeria no puede pisar tierra aún. Ni Valeria, ni Ro...ni Burbuja. ¿Vale? Ve a hablar con él. Yo tengo que irme un momento.

Max la besó y se fue, mientras Ainhoa intentaba armar un rompecabezas en su mente, un rompecabezas del que no disponía de todas las piezas, lo que dificultaban resolverlo, pero...la última pieza que había encontrado, la que Max le acababa de dar, parecía ser la más importante.

[Ainhoa] - Iba a llamar a Burbuja por su nombre. Iba a decir Roberto. Le conocía de antes. El nombre del que ideó el Proyecto, el que firmaba en las becas que nos enviaron, era Roberto Schneider. Max dijo que su amigo era el mio también, pero que había utilizado otro nombre. No era otro nombre, era otro apellido, el nombre es el mismo; Roberto. Roberto es el que ideó el Proyecto, el que nos puso a salvo a todos, mi amigo, y amigo de Max...
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