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Foro El secreto de Puente Viejo

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FermariaRules
FermariaRules
17/08/2011 13:26
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EL RINCÓN DE AHA
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El destino.

EL RINCÓN DE ÁLEX
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El Secreto de Puente Viejo, El Origen.

EL RINCÓN DE ABRIL
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El mejor hombre de Puente Viejo.
La chica de la trenza I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII.

EL RINCÓN DE ALFEMI
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De siempre y para siempre.
Hace frío I, II.
Pensando en ti.
Yo te elegí a ti.

EL RINCÓN DE ANTOJEP
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Bajo la luz de la luna I, II, III, IV.
Como un rayo de sol I, II, III, IV.
La traición I, II.

EL RINCÓN DE ARICIA
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Reacción I, II, III, IV.
Emilia, el lobo y el cazador.
El secreto de Alfonso Castañeda.
La mancha de mora I, II, III, IV, V.
Historias que se repiten. 20 años después.
La historia de Ana Castañeda I, II, III, VI, V, Final.

EL RINCÓN DE ARTEMISILLA
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Ojalá fuera cierto.
Una historia de dos

EL RINCÓN DE CAROLINA
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Mi historia.

EL RINCÓN DE CINDERELLA
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Cierra los ojos.

EL RINCÓN DE COLGADA
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Cartas, huidas, regalos y el diluvio universal I-XI.
El secreto de Gregoria Casas.
La decisión I,II, III, IV, V.
Curando heridas I,II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIII.
una nueva vida I,II, III

EL RINCÓN DE CUQUINA
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Lo que me sale de las teclas.
El origen de Tristán Ulloa.

EL RINCÓN DE EIZA
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En los ojos de un Castañeda.
Bajando a los infiernos.
¡¿De qué?!
Pensamientos

EL RINCÓN DE FERMARÍA
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Noche de bodas. (Descarga directa aquí)
Lo que no se ve.
En el baile.
De valientes y cobardes.
Descubriendo a Alfonso.
¿Por qué no me besaste?
Dejarse llevar.
Amar a Alfonso Castañeda.
Serenidad.
Así.
Quiero.
El corazón de un jornalero (I) (II).
Lo único cierto I, II.
Tiempo.
Sabor a chocolate.

EL RINCÓN DE FRANRAI
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Un amor inquebrantable.
Un perfecto malentendido.
Gotas del pasado.

EL RINCÓN DE GESPA
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La rutina.
Cada cosa en su sitio.
El baile.
Tomando decisiones.
Volver I, II.
Chismorreo.
Sola.
Tareas.
El desayuno.
Amigas.
Risas.
La manzana.

EL RINCÓN DE INMILLA
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Rain Over Me I, II, III.

EL RINCÓN DE JAJIJU
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Diálogos que nos encantaría que pasaran.

EL RINCÓN DE KERALA
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Amor, lucha y rendición I - VII, VIII, IX, X, XI (I) (II), XII, XIII, XIV, XV, XVI,
XVII, XVIII, XIX, XX (I) (II), XXI, XXII (I) (II).
Borracha de tu amor.
Lo que debió haber sido.
Tu amor es mi droga I, II. (Escena alternativa).
PACA´S TABERN I, II.
Recuerdos.
Dibujando tu cuerpo.
Tu amor es mi condena I, II.
Encuentro en la posada. Historia alternativa
Tu amor es mi condena I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIII, XIV, XV, XVI
#1061
Aricia
Aricia
16/12/2011 17:44
**DERRIBANDO MUROS - FIN**

Va a ser una tarea complicada hacer entrar a razón a Emilia, pero me animo a mí mismo diciendo que es ahora o nunca.

La puerta de la habitación de Emilia está cerrada y con toda seguridad ella se haya atrincherado y no quiera dejarme entrar ni hablar conmigo. Me quedo frente a su puerta parado, pensando en la mejor estrategia con la que abordarla.

Hasta mí llega un llanto sofocado, el llanto de Emilia. Ofuscado por ser yo el causante de ese llanto, giro el picaporte de la puerta sin llamar. No está cerrada y entro con sigilo en la habitación donde Emilia está tendida sobre la cama con su rostro oculto en la almohada, llorando desconsolada.

- Emilia, por favor, perdóname por ser tan bruto—le digo desde los pies de la cama.

Ella parece sorprendida por verme en su habitación. Y también avergonzada por haber sido pillada en ese trance. Ocultando nuevamente su rostro, apenas oigo sus palabras.

- Por favor, Alfonso, déjame sola.

- No puedo, Emilia, no puedo dejarte sintiéndome el culpable de tu llanto. He intentado estar lejos de ti todo este tiempo y ha sido toda una tortura—confieso arrimándome a su lado. –Te dije que si no me aceptabas me iría y nunca más volvería a verte, pero me es imposible. Lo he intentado, pero no puedo. Perdóname.

- Soy yo la que te tiene que pedir perdón, Alfonso—me dice separando su rostro los centímetros justos para que pueda ver sus ojos. –Siempre has sido tan bueno y yo te he tratado tan mal. Incluso estabas dispuesto a casarte conmigo y yo te rechacé una y otra vez… Pero lo hice por ti, ¿sabes?

- No, no lo sé, Emilia. Explícamelo, amor—le digo mientras acaricio con ternura su cabello.

- No quería que te sintieras obligado a salvarme de la ruina que yo misma, en mi estupidez, me he cavado. Ni que te arrepintieras de ofrecer el amor y tu protección al hijo de otro hombre. Por eso te rechacé y te dije que buscaras una mujer mejor que yo. Una mujer que te mereciera más que yo.

- Pero yo sólo te quiero a ti, Emilia. Y si tú me dejas, cuidaré a tu hijo como si fuera mío propio.

- Eres tan bueno, Alfonso—me dice con una sonrisa tan triste que conmueve mi corazón. –Y yo soy tan egoísta.

- ¿Egoísta? Nunca. Eres la persona menos egoísta del mundo.

- Lo soy. Porque aunque te dijese que te merecías una mujer mejor que yo, cuando te vi bajando de la diligencia con esa joven, sentí unos celos horribles. Porque por mucho que te rechazase antes, Alfonso, te quiero sólo para mí.

Sus palabras espolean mi corazón. Quisiera abrazarla, acariciarla, besarla, borrar sus lágrimas y la tristeza de su rostro. Protegerla, cuidarla y defenderla de todo mal.

- Emilia…

- Te amo, Alfonso—me dice incorporándose en la cama, poniéndose a mi lado y mirándome con esos preciosos ojos dorados enrojecidos por el llanto. –Y quiero seguir siendo egoísta por siempre, porque aunque no te merezca quiero pasar el resto de mi vida a tu lado.

Sujeto su rostro, su precioso rostro, entre mis manos y me pierdo en su mirada unos segundos. Quiero memorizarla hasta que sea capaz de verla con mis ojos cerrados y sentirla en todo mi ser.

- Alfonso—murmura muy bajito, como casi un suspiro y siento su aliento cálido sobre la piel de mi rostro. –Alfonso, cásate conmigo.

No hay palabras. No existen palabras para expresar el júbilo inmenso que me embarga. Sólo existe ese momento, el ahora, y yo me inclino sobre ella buscando sus labios. El primer beso fue rudo, rápido, robado y me ha perseguido en mis sueños durante días. Pero este beso es distinto a todos los que yo haya podido dar o recibir en mi vida. Nuestros labios están hablando por nosotros, se dicen lo que tan difícil nos ha resultado expresar con palabras.

Tiro de ella hacia mí, acercándola a mi cuerpo, y me dejo caer sobre mi espalda en la cama, arrastrándola conmigo. Agarro su trenza con mi mano y enredo mis dedos en ella, deshaciéndola para que su pelo nos cubra como una cortina. Y sigo besándola, olvidándome del mundo que nos rodea y disfrutando de este momento como si fuera el último de nuestras vidas.

Estoy tan centrado en sus besos que no oigo como llaman a la puerta. Sólo la insistencia de los golpes nos obliga a separarnos.

- Emilia. Emilia, hija, ¿estás bien?—pregunta Raimundo desde el otro lado de la puerta.

Emilia se separa de mí, roja como la grana por haberse olvidado de todo mientras estaba ente mis brazos. Apoyándose contra mi pecho, se incorpora antes de contestar.

- Sí, padre, estoy bien. Ahora mismo salgo—dice mientras le sonrío con picardía desde mi cómoda posición. -¿Vas a responderme o no?—pregunta dirigiéndose a mí.

- ¿Qué te he de contestar?

- Si quieres casarte conmigo, Alfonso. ¿Qué si no?—me dice golpeándome el pecho con una mueca de falso enfado.

- No hay nada que quiera más en este mundo—le digo y vuelvo a besarla haciendo que se olvide de su padre que nos espera al otro lado de la puerta.

Lo golpes nos vuelven a sacar de nuestro pequeño paraíso. Nos separamos reticentes y nos recolocamos la ropa para enfrentarnos a Raimundo Ulloa.

Tenemos una boda que preparar.

**FIN**
#1062
anfrjaun
anfrjaun
16/12/2011 23:03
Os dejo mi nueva historia, el principio:
Capítulo I, La carta con acebo.
[url=
]Música de la escena.[/url]
Los puentevejeros iban con velas en sus manos y bajo una pequeña nevada por la plaza, los Mirañar iban en cabeza, Pedro explicaba a Hipólito que los Mirañar siempre fueron grandes cantaores, a pesar de que Hipólito insistía en que se habían saltado la generación de su progenitor. Detrás estaban Alfonso y Emilia y dos filas mas allá, vigilando disimuladamente a la pareja Raimundo, Rosario y José. A coro todos cantaban un villancico.
Llegan ya las navidades, falala lala lalalalá.
Tiempo de felicidades, falala lala lalalalá.
Haz callar a tus amigos, falala lala lalalalá.
Con alegres villancicos, falala lala lalalalá.

[url=
]Música de la escena.[/url]
-Muy bien puentevejeros -dijo Pedro una vez el villancico hubo concluído, os recuerdo que hoy 16 de diciembre de 1902, quedan exactamente 6 días y 23 horas para el festival festivo de fiestas de este nuestro pueblo, buenas noches e id con Dios -. Los puentevejeros se recogieron en sus casas, algunos fueron a la posada a tomar el último trago, Hipólito se dirigió a su padre, -Padre, es usted un maestro del léxico y la palabra -. -Gracias Hipólito -dijo el alcalde. -¿Ya está? -preguntó el hijo. ¿Ya está el qué hijo? -preguntó Pedro. -No es que madre me ha dicho "hazle un poco la pelota que le gusta" -contestó Hipólito con una sonrisa. -Anda tira tira para dentro -dijo levantando la mano Dolores. Emilia salió de la posada con una persona envuelta en una capucha -Alcalde -dijo Emilia cuando llegaron hasta el grupo. -Uy Ulloa, te veía pegando la hebra con tu Alfonsito -comentó Dolores. Emilia ignoró a la alcaldesa olímpicamente. -Alcalde quiero presentarle a alguien -dijo Emilia. El alcalde a penas la escuchó y dijo -yo al único que quiero conocer es al maestro, que ya hace 2 meses que murió con Froilán y no ha llegado, es un impresentable, un mal maestro, un... -Dolores lo interrumpió -Pedro pero escucha a la muchacha que a lo mejor tiene que ver -. -¿Ah si? -preguntó extrañado el alcalde. -¿Es qué es eso? ¿Ha llegado ya el nuevo maestro? -. El encapotado se descubrió, dejando ver su rostro. Era un hombre muy joven, moreno, alto, aunque parecía poco corpulento era un hombre atractivo, de pelo largo. -Soy Aarón Abrante el nuevo maestro, acabo de llegar ahora mismo -dijo. -Uy que voz, que pelo, que rostro -dijo Dolores acercándose a él, le cogió el brazo y dijo -uy que moya -. -Dolores -gritó Pedro, se le habían puesto las orejas coloradas. -Alcalde mañana ya si eso cuando acaben las clases hablamos, ahora estoy cansado del viaje y querría descansar -dijo serénamente del maestro. -¿Y no podría ser antes? -preguntó él. -Como quiera, a las 8 estoy en la escuela y me levanto a las 6, le puedo hacer un hueco a las 7 y media ¿le parece? -dijo Aarón. -No no, que hace mucho frío -contestó Pedro. -¿A las 3 quizá? -preguntó el maestro. -No no que es la hora de comer -. -¿A las 5? -dijo ya riéndose. -No no que es la hora de la siesta -dijo Pedro. -¿A las 8? -comentó ya Aarón muerto de la risa, al igual que Emilia que se apoyaba en el maestro para no caerse de la risa. -A esa hora si don Aarón -se decidió por fin el alcalde. -Por favor -pidió Aarón, -llámeme solo Aarón. -Y dicho eso se fue, Emilia tras un "buenas noches" le siguió y Dolores comentó antes de irse -ay que Adonis -.


Aarón y Emilia entraron en la posada, Raimundo llenaba un par de jarras de vino -maestro venga a tomar un trago con el cura y conmigo -. -En otro momento don Raimundo, ¿tiene ya la llave de mi habitación? -. -Si si, cuídela eh, la tuvo alquilada durante 10 meses Pepa, una mujer como pocas -dijo dándole las llaves. -Eso haré -dijo marchándose el maestro.
[url=
]Música de la escena.[/url]
Aarón se sentó en la cama y cogió una carta.
Aarón, no sabes quien soy, pero yo si se quien eres. Se de tu pasado y por ello, si quieres descubrir tu verdad deberás ir al pueblo que entre León y Palecia está, Puente Viejo, se que podrás ser el maestro del lugar, y aunque lo siento no te podré ayudar, se fuerte y espera el momento para comenzar, sabrás cual es. No debes ir ya, lo que hay dentro de este sobre te indicará cuando debes ir.
Y de su bolillo sacó un muérdago y otra carta.
Querida hermana, está siendo un día difícil, estoy a punto de salir de cuentas y la Candelaria me ha dicho que no me mueva del lugar, pero debo ir a Cantaloa por asuntos de trabajo, me arriesgo a parir en el camino pero no tengo opción. Si él va dile que no volveré y que nunca verá a mi hijo. Margarita no me falles. Pues el origen de mi bebé nunca debe saberse o si no toda su vida estará huyendo de asesinos, debo ocultárselo para protegerle.
-¿Por qué? ¿Quién soy? –dijo frustrado Aarón. -¿Por qué lo ocultaste? ¿Quién es esa Candelaria? -. Y siguió leyendo.
He conseguido un empleo en casa de doña Elvira Orellana, ella ha prometido protegerme y yo a cambio deberé guardarle respeto y fidelidad el resto de mis días, pero si es el precio que he de pagar porque el bebé viva poco me parece, te quiero.
Como cada vez que leía esa carta las lágrimas se le saltaban -¿por qué? –se preguntó. Se levantó dejándolo todo en la mesa. –Descubriré la verdad por mucho que me obstaculicen. Y no pararé hasta conseguir la venganza contra todos ellos. Lo juro por mi alma -. Y guardó las cartas y el muérdago en el bolsillo.

[url=
]Música de la escena.[/url]
Amanecía un nuevo día en Puente Viejo, Pepa caminaba por el camino que iba del Jaral al pueblo cuando algo le llamó la atención. El lago, el lago donde hace casi un año vio a Tristán con sus compañeros del ejército, donde lo vio por primera vez. ¿Cómo iba a pensar ella que en menos de 365 días sería Pepa Castro la hermana de Tristán? Y ahora solo podía olvidarlo porque su relación era imposible. A punto de marcharse con su melancolía estaba cuando reparó en algo. Del lago salía un hombre desnudo, estaba claro que se había estado bañando. ¿Pero cómo podía hacer eso? Eran las 7 y media de la mañana y el cielo aún estaba oscuro, y en pleno diciembre. Aunque la oscuridad no impidieron que por la cercanía Pepa viera al joven, iba completamente desnudo y la partera se ruborizó al ver lo que no debía ver, aunque no podía negar que el joven estaba de muy buen ver, decidió seguir su camino.
#1063
anfrjaun
anfrjaun
16/12/2011 23:03
[url=
]Música de la escena.[/url]
Pepa llegó a la casa de comidas, Raimundo acababa de bajar la última desvencijada silla y Emilia se acababa de levantar a darle dos besos, tenía en una mesa dos cafés y un flan casero, listo para desayunar ambas. -¿Cómo por aquí Pepa? –preguntó Raimundo sirviéndole leche a un vecino. –Quedé con Emilia para desayunar hoy, la verdad es que me cansan un poco los crepes suzette –dijo entre risas. -¿Pero cómo dices eso criatura? –se sorpendió Raimundo. –Padre luego le habla de crepe, de tostadas y de gazpacho con galletas pero déjeme hablar con ella –le reprendió Emilia. El posadero se adentró en la barra y las amigas se dispusieron a atacar el flan. –Aquí falta un trozo Emilia –dijo Pepa. -¿Ya estás con los antojos? –se chanceó Pepa. –Pamplinas –dijo Emilia. -¿Pamplinas? ¿Quiéres que vaya a buscarlas? –Preguntó la comadrona. –No Pepa, digo que eso son pamplinas, que el trozo se lo ha comido Aarón -. -¿Aarón? Dijo Pepa extrañada. –El nuevo maestro, se ha levantado a las seis de la mañana Pepa, se comió el trozo y la leche sola y se fue al lago a nadar, con el frío que hace -. -¿Al lago? –comentó la partera. –Precisamente en el lago he visto a un joven que vamos Emilia, ríete tu de Adonis, iba desnudo pero… -Emilia la interrumpió. -¿Desnudo? Debe ser él, porque llegor ayer noche y porque es muy temprano pero ya verás cuando las mozas lo vean, ya verás, si la Dolores cogió unos calores que para que Pepa, y dime ¿cómo es? ¿Te ríes por qué es pequeña? –dijo ya esto último con una sonrisilla. – ¿Pequeña dices? Todo lo contrario. Se va a poner celoso tu Alfonso eh Emilia y eres una cochina, eres –puso las manos en paralelo como si midiera algo –así de cochina -. Y las amigas estallaron en risas. –Sabes qué Pepa, creo que un hombre como ese te podría quitar las penas y no me mires así que no me refiero a eso –añadió al ver la cara de Pepa. –Me refiero a que puedes tratarlo como amigo y no digo que sea él si no otro, se que Tristán ha sido el amor de tu vida pero esa relación no puede ser y no te puedes quedar para vestir santos, aunque son insustituibles puedes tener otro Tristán y otro Martín en tu vida, una familia Pepa -. La partera tardó en asimilar las palabras y no lo hizo bien. -¿Te crees que es fácil Emilia? ¿Eh? ¿Crees? ¿Crees qué es tan fácil como decir quiero al hombre de mis sueños? –gritó enfadada y yendo hacia la puerta cuando se chocó con Aarón. Raimundo que lo vio gritó -¡quiero unas sillas nuevas! –pero no pasó nada, salvo que el parroquiano lo miró raro. -¿No ha visto a Pepa? Tenía que intentarlo –dijo Raimundo.
[url=
]Música de la escena.[/url]
-Buenos días –dijo Pepa. –Buenos días señorita, creo que es usted la dama que he visto en el lago ¿no? –preguntó él. –Si –dijo Pepa riéndose. –Lo siento no era mi intención –se disculpo ella. –No ilegal pasear por la comarca señorita –le respondió él sonriente aunque e Pepa le parecía sorprendido. -¿Y cómo dice que se llama? –dijo Pepa intentando cambiar de tema, aunque no podía dejar de pensar en lo que le había visto al maestro. –No lo he dicho señorita, pero se lo digo ahora, Aarón Abrante el nuevo maestro -. –Yo soy Pepa Mesía, un placer conocerlo –dijo sonriente tendiéndole la mano. –Me produce a mí también un enorme placer y una gran satisfacción conocerla señorita Mesía –y le besó la mano.

[url=
]Música de la escena.[/url]
-Me alegro de que hayas vuelto de Madrid Soledad –dijo Olmo. Iban hacia la casona después de ir a por Soledad a la Puebla. –Si lo he hecho porque mi madre me requiere, estoy acostumbrada a que oculte secretos pero no con tanto celo –dijo ella. –Puede que yo sepa de que se trata –le dijo Olmo. -¿De qué? –preguntó Soledad. Olmo extendió una sonrisa de triunfo. –Cree que es un buen momento para que te comprometas -. -¿Con quién? –preguntó Soledad. -¿Con quién? Pues conmigo -.

[url=
]Música de la escena.[/url]
Emilia fregaba y comía galletas a cada rato. Aarón salió y se acercó a ella. –Emilia ¿te puedo hacer una pregunta? –dijo. –Claro dime que te aflige -. -¿Quién es Pepa Mesía? Ya sabes la que conocía antes y que se iba porque tenía prisa –preguntó Aarón. –La hija de los Mesía –respondió Emilia cortada. –Los Mesía –dijo él. –Los dueños de más de media comarca, tres tercios son suyos y el otro de los Montenegro -. Aarón pensó un momento. –Gracias Emilia, pasa un buen día yo me voy a la escuela -. Y se fue. Emilia se dispuso a ir a la barra a por más galletas pero algo ocurrió, con el suelo mojado resbaló y cayó y allí quedó inconsciente.

[url=
]Música de la escena.[/url]
Todo el servicio de Águeda estaba dispuesto en el gran salón, ella y Olmo estaban dando instrucciones al servicio. –Ustedes forman parte de la imagen de esta casa nobiliaria, deberán conocer a la perfección las habitaciones, los salones, las cocinas y toda la finca en concreto. Los lacayos que se dirijan a don Carlos el mayordomo y las doncellas a doña Teresa el ama de llaves y a los novatos, no me falléis –concluyó Águeda y todos se pusieron en movimiento. -¿Está segura de que hace falta tanto servicio? –preguntó Olmo. –Si Olmo, la hija de mi difunto primo, dos veces marquesa y dos veces Grande de España está a punto de llegar a esta casa a pasar su infancia y merece lo mejor. Y cambiando de tema, ¿has visto a Pepa? -. –No señora, estuve con Soledad contándole lo del matrimonio -. Águeda hizo una mueca y se fue.


[url=
]Música de la escena.[/url]
El maestro entró en la escuela y para su sorpresa, todos los niños estaban sentados y una mujer ocupaba su sitio. -¿Perdón? –dijo él. –Hola –dijo la mujer. Era rubia, de rostro aparentemente tranquilo y despreocupado y de ojos azules, tez clara y lunares en el cuello, sin duda un rasgo distintivo. –Soy Juana Montesinos, maestra de Villafranca, he venido a echarle un ojo a los niños, don Pedro me lo pidió –dijo ella. Pero al maestro no le dio tiempo de contestar, Raimundo Ulloa entró rápidamente en la escuela –Aarón sabe usted medicina, es que estoy buscando a Pepa pero no está ni la doctora Casas -. –Algo se don Raimundo ¿por qué? –preguntó. –Mi hija, su bebé, está sangrando mucho –dijo él. Juana ahogó un grito.

FIN.
#1064
anfrjaun
anfrjaun
16/12/2011 23:04
La historia está en un hilo del subforo lo digo para que la pongáis arriba.

Gracias :)
#1065
martileo
martileo
17/12/2011 18:28
Aricia es precioso de verdad. me encantaría que escribieras más a menudo. Gracias!!
#1066
anfrjaun
anfrjaun
18/12/2011 01:09
Capítulo II, El festival festivo de fiestas festivas de Navidad.
[url=
]Música de la escena.[/url]
Aarón retiraba las sábanas cubiertas de sangre, sabía la teoría de lo de Emilia pero no como ayudarla. Emilia se retorcía de dolor en la cama, que estaba toda cubierta de sangre, Aarón intentaba hacer algo, impotente, al igual que las miradas de Raimundo y Juana -vayan a avisar a la doctora Casas -dijo el maestro. Juana se dispuso a ello pero Raimundo lo evitó -Pepa mejor -dijo. -¿Pepa? -preguntó el maestro. -¿Pepa Mesía? -. -Si si -dijo Raimundo un poco nervioso -es la mejor comadrona que he conocido, pero lo malo es que el Jaral está lejos -. Aarón se levantó y con las prisas se tropezó con el taburete, dando de bruces contra el suelo. -Tranquilo Raimundo, tengo un caballo y llegaré en un suspiro ¿por dónde es? -preguntó. -Por el camino nuevo, el que va por el lago -respondió Ulloa. Por un momento Aarón recordó a la joven que vio cuando se bañaba en el lago. Y salió corriendo hasta el patio donde le aguardaba su equino, se montó -vamos Asad -gritó. Y el caballo partió al galope. El viento le azotaba en la cara, iba todo lo rápido que podía. Minutos después cruzaba apresurado la entrada de servicio del palacete y se colaba en el salón donde Águeda que leía se sobresaltó. -¿Pero qué hace aquí? -dijo soltando el libro en tono severo. -¿Cómo ha entrado? -preguntó. -Señora no traigo malas intenciones, soy el maestro vengo a buscar a Pepa, es una emergencia, Emilia está a punto de perder a su hijo -retahiló en un momento. -¿Emilia? -musitó Águeda, su cerebro procesaba la información a toda velocidad. -Claro -dijo después de unos segundos que a Aarón se le hicieron eternos -Carlos avisa a Pepa -le dijo al mayordomo. Pepa llegó al momento ya lista para salir, Águeda también se dispuso por lo que Aarón ni le preguntó si iba.

[url=
]Música de la escena.[/url]
Alfonso y Ramiro le daban a la azada, estaban un poco mas apartados, esa táctica siempre la usaban para hablar. -Últimamente vienes antes y te vas mas tarde -le dijo Ramiro a su hermano. -Es por Emilia y el hijo, si quiero casarme con ella y que esa criatura reciba una buena educación... -cayó porque Mauricio pasaba cerca en ese momento. -Y digo yo ¿por qué tienes que quedarte con el hijo de Garcés? -preguntó Ramiro a Alfonso mientras clavaba la azada en la tierra. -No me malinterpretes pero ¿no sería mejor que Emilia tuviera un hijo tuyo? -. Ramiro supo que había dicho lo que no debía porque su hermano se fue a reunirse con Jacinto el hijo del herrero.

[url=
]Música de la escena.[/url]
Francisca tomaba un te con pastas mientras Soledad iba de un lado a otro de su habitación diciéndole un montón de motivos por los que no debía casarse con Olmo Mesía. -¿Ya has terminado hija? -preguntó irónica la Montengro. -Madre no le quiero -dijo Soledad, le temblaba el labio. -Es que no hace falta que le quieras -respondió Francisca. -Y no le podré dar un hijo -reprendió ella. -Nadie te ha pedido que lo hagas, solo debes casarte con él -dijo Francisca fríamente. -¿Y si Olmo descubre que soy estéril? -preguntó ella. -Ese punto ya lo tengo solucionado -dijo Francisca, y la pasta se rompió y le manchó el traje. -Ea mira lo que has conseguido, llama a Rosario -dijo enfada su madre.

[url=
]Música de la escena.[/url]
Aarón, Raimundo, Águeda y Juana estaban sentados en una mesa esperando que Pepa saliera. Esta lo hizo pasadas un par de horas. -Lo siento, Emilia ha perdido el bebé -. Raimundo entró corriendo con su hija y Juana fue tras él, era una gran amiga de Emilia. -Emilia se pondrá bien en dos días -dijo Pepa. Águeda abrazó a su hija y Aarón se dirigió a la partera. -Lo siento por Emilia, la conozco desde ayer pero se que seremos amigos -. -Veo que los maestros cogen confianza muy pronto ¿no? -bromeó Pepa. -Te aseguro que depende de la persona Pepa -respondió él. Águeda que captó el peligro le interrumpió -hija preséntame en condiciones a este hombre -. -Soy Aarón Abrante, maestro -y le besó la mano a Águeda. -¿Maestro? ¿Y podría ir a dar clases por las tardes a mi prima segunda? Es una niña de 7 años, vive conmigo, llega hoy de noche -. -Ningún problema doña Águeda -respondió él. -Muy bien, el lunes a las seis en punto ¿a viajado usted? -. Aarón miró a Pepa y luego a Águeda. -Si, he estado en Francia, Dinamarca, China y Arabia, y hablo danés, inglés, francés, chino y árabe -. Ante ese currículum Águeda se sorprendió. -También se utilizar espadas, sables, katanas y cualquier tipo de arma -. -¿Katana? -dijo Águeda. -A Olmo le gustará ver una, recuerdo que de pequeño... -Pepa interrumpió a su madre. -Madre yo ya he visto la katana de Aarón, y la verdad -se comenzó a reir y dejó la frase en el aire. -Será mejor que nos vayamos, hasta el lunes Aarón -se despidió Águeda. Antes de irse Pepa le guiñó un ojo.
#1067
anfrjaun
anfrjaun
18/12/2011 01:10
Era el 23 de diciembre, la víspera de Nochebuena. En Puente Viejo se respiraba un aire feliz, era además el día del festival y faltaban unos minutos escasos para el evento. En la otra parte del escenario, tras el telón, Pedro ultimaba los detalles e Hipólito le decía algo. Pedro abrió mucho los ojos -¿pero tu también vas a actuar? -preguntó. -Padre no me mire así que parece una lechuza -respondió Hipólito. -Anda tira -le dijo al hijo antes de salir fuera. Todos los puentevejeros esperaban impacientes. -Queridos conciudadanos -comenzó. -Bienvenidos al cuatrigesimosenteseimonoveno festival festivo de fiestas festivas de Navidad. Se celebra desde que lo inauguró el insigne don Fernando de Urquiza, marqués de Griñón en 1423. En primer lugar tenemos a los niños de la escuela de Puente Viejo y a don Aarón Abrante el maestro con “On se dit Joyeux Noël” -. Aarón y los niños salieron y se colocaron. Aarón se dirigió al público –Quiero dar las gracias a don Jaime, sastre de los Mesía por hacer gratuitamente los trajes a los niños y a Pepa y Juana por su ayuda, y ahora les presento esta “Chant de Noël pour enfants” –dijo. Y todos los presentos dieron una ovación. El músico comenzó.
[url=
]Noël de Puente Viejo.[/url]
Primero los niños a coro.
Je te dis joyeux Noël
Tu me dis joyeux Noël
On se dit joyeux Noël
Et aussi bonne année

Y ahora las niñas.
A tout' la famille
On dit joyeux Noël
Et nos voeux pour que brille
La nouvelle année.

Los niños.
J'apporte un petit gâteau
Tu apportes un petit gâteau
On apporte un petit gâteau
Petits gâteaux sucres.

Y ahora las niñas.
A tout' la famille
On dit joyeux Noël
Et nos voeux pour que brille
La nouvelle année.

Los niños de nuevo.
Je donne un petit baiser
Tu donnes un petit baiser
On donne un petit baiser
Petits baisers mouillés.

Y ahora las niñas.
A tout' la famille
On dit joyeux Noël
Et nos voeux pour que brille
La nouvelle année.

Los niños.
Et je ne partirai pas
Et tu ne partiras pas
Et on ne partira pas
Avant davoir chanté.

Y por último todos a la vez.
A tout' la famille
On dit joyeux Noël
Et nos voeux pour que brille
La nou… velle… année...

Los niños dieron una reverencia y hasta los músicos aplaudieron, todos los puentevejeros se dejaron las manos. –Muy bien –dijo Pedro casi diez minutos después cuando se hubieron calmado. –Y ahora –miró el programa y vio algo a lápiz -¿Hipólito y su acordeón? –dijo extrañado. Y el joven Mirañar salió con su instrumento y comenzó.
Pajaritos a bailar cuando acabas de nacer tu colita has de mover.
Chin chin chin chin.

-Pajaritos por aquí, pajaritos por allá -cantaba Hipólito con su acordeón mientras los presentes abrían la boca y se quedaban como estatuas hasta que Pedro lo echó del escenario. Tras él vino Facundio y Lola con su “Esa yegua no es mi vieja yegua gris” y varios mas. –Y ya por último y segunda vez –decía Pedro –los alumnos de Villafranca y Puente Viejo con “Double Trouble del coro de Puente Viejo -. Don Anselmo y Juana acompañaron ahora a Aarón al escenario junto a los niños. –Músicos por favor –dijo el pater…
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]Coro de Puente Viejo.[/url]
Double, double, toil and trouble
Fire burn and cauldron bubble
Double, double, toil and trouble
Something wicked this way comes.

Eye of newt and toe of frog,
Wool of bat and tongue of dog,
Adder's fork and blind-worm's sting,
Lizard's leg and howlet's wing.

Double, double, toil and trouble
Fire burn and cauldron bubble
Double, double, toil and trouble
Fire burn and cauldron... bubble

Eye of newt and toe of frog,
Wool of bat and tongue of dog,
Adder's fork and blind-worm's sting,
Lizard's leg and howlet's wing.

Double, double, toil and trouble
Fire burn and cauldron bubble
Double, double, toil and trouble
Fire burn and cauldron... bubble
Something wicked this way comes.

Double, double, trouble, trouble
(Fire burn and cauldron)
Fire burn and cauldron... bubble

Something wicked this way comes.
Something wicked THIS WAY COMES!

Esta vez todos se quedaron muy sorprendidos, mas que con la canción en francés, y mientras aplaudían gritaban –el premio para los niños -. Y así fue. El único incidente fue que Dolores le dijo a su marido -¿no decías que este era un vago que no enseñaría bien y que te traería problemas? -.
#1068
anfrjaun
anfrjaun
18/12/2011 01:11
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]Música de la escena.[/url]
Antes de terminar todo, Hipólito consiguió salir al escenario una última vez. -Estimados vecinos, os presento el cuplé vetado a Puente Viejo porque no me dejan cantar -.
Para los puentevejeros sin duda alguna será un suceso el día que Aarón se decida a darle a la Pepa un beso -.
El maestro abrió los ojos y buscó a Pepa con la mirada, ella roja como un tomate agachaba la cabeza. Hipólito seguía.
Le gusta todo de ello desde sus ojos a sus andares. El día que le de un meneo le va a borrar hasta los tres lunares.
El está loco por darle a ella todo su apoyo, y cada vez que lo intenta llega la Águeda y les corta el rollo.
Y don Tristán Montenegro ya está pensando que como aprieten estos puede ver en verano casada a la partera.
Pepa ya no puedo mas, venga dame un beso y yo lo celebro, y le dijo la partera tu quieres hacerme lo que el Montenegro.

Pedro y Aarón desalojaron a Hipólito antes de que sentenciara su muerte.

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]Música de la escena.[/url]
Una vez terminado el tinglado, Aarón llamó a la maestra, necesitaba hablar con ella. -Juana, Juana -llamó el maestro. La aludida fue a su encuentro -¿ocurre algo Aarón? -preguntó. -Se trata de ese niño -y se lo señaló. Era el que a su parecer mejor había cantado y pronunciado, pero no lo conocía. Era rubio y de gesto triste y pálido, estaba sentado con un palo mientras los otros jugaban al corro de la patata. –Es Christian un niño danés, es huérfano –dijo tristemente Juana. –Voy a dárselo a un monje porque no tengo dinero para mantenerlo, me lo encontré hace 2 semanas en el puerto de Asturias en harapos y llorando y temblando -. –No –le dijo él. –Juana yo quiero y puedo adoptarlo.

Pepa fue al encuentro de Tristán. -Ha quedado todo muy claro tranquila -le dijo enfadado. -Te voy a pedir una cosa Tristán -le dijo Pepa al Montenegro. -Lo que quieras -le respondió él. -No podemos vernos como hermanos, rehagamos nuestras vidas -le dijo. -Tu con el maestro -le dijo él con rencor y se marchó. -Y tu con la doctora -le gritó Pepa enfadada.

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]Música de la escena.[/url]
Aarón convenció a Juana de adoptar al muchacho, lo comprendía tan bien, estaba muy feliz y al girarse mas porque estaba Pepa con Águeda. -¿Qué le hace tan feliz señor Abrante? –preguntó Águeda. Aarón estaba feliz de que le hicieran esa pregunta. -Verá doña Águeda, resulta que mañana llega mi hijo -. Esa respuesta hizo que Pepa frunciera el ceño curiosa y que Águeda sonriera, pero no era una sonrisa limpia ni de buen augurio. -¿Es usted casado Aarón? -preguntó la de Mesía. Pepa miró al maestro a los ojos esperando la respuesta, pero no quería oírla del todo ¿por qué le preocupaba tanto eso? ¿Qué mas le daba a ella? Águeda sintió el peligro entonces. Estaba impaciente, no lo podía evitar pensar, pero debía hacerlo, eso no podía ocurrir bajo ningún concepto y menos a su hija. -Hija -comenzó -tengo algo que decirte -. Pepa la miró atenta.
#1069
anfrjaun
anfrjaun
18/12/2011 21:44
Capítulo III, La cena de Nochebuena.
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]Música de la escena.[/url]
Esa noche había helado y todo el pueblo estaba cubierto bajo un manto de nieve, que el agua estuviera al borde de la congelación no impidió que Aarón se diera su baño matutino. El pueblo a pesar del frío era un no parar, todos se preparaban para la gran fiesta de Nochebuena, los niños pedían aguinaldos cantando villancicos, los Mirañar habían subido alarmantemente los precios para los rezagados, Raimundo había conseguido hacer ponche de huevo y hasta Francisca mandó a Mariana a comprarle un poco. No había duda de que esa Navidad iba a ser memorable para todos, excepto para los Montenegro. Francisca solo podía contar con la doctora Casas para la cena, ya que Soledad se iba con Olmo al Jaral, los Mirañar también, los Ulloa y hasta el maestro había sido invitado aunque eso a Águeda no le terminaba de gustar, y en cierto modo tampoco a Aarón que no tenía traje de gala para la altura. También acudirían los duques de Velasco acompañados del heredero, Felipe de Voulois. Juana no había podido ir a llevarle al niño debido a que el camino no era transitable así que debía esperar.
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]Música de la escena.[/url]
Aarón estaba cosiendo un traje como podía, todavía le quedaba mucho trabajo, cuando entonces entró una mujer de pelo moreno, mediana edad y mirada angelical. –Venga querido levanta –le dijo. Aarón se desperezó y miró a la ventana, ya era de noche y no había terminado el traje. –Venga que llegarás tarde al baile de Navidad muchacho –le repitió. Aarón se la quedó mirando, no sabía quién era ni que hacía ahí. -¿Quién es usted? –le dijo al fin. Ella le puso un traje nuevo en las manos –vístete vamos -. -¿Pero quién es usted? –le repitió. –Una especie de hada madrina, voy a fuera a preparar la calesa –y salió de la habitación. –Espere –le dijo Aarón. Y entonces… Despertó, la puerta estaba abierta y en la silla estaba el traje que esa mujer le había dado con un sobre. Lo abrió y leyó:
Corre a la fiesta y diviértete, afuera te espera la calesa.
De Flora.

La leyó varias veces esperando encontrar otro significado, estaba anonadado con el suceso ¿había sido real? Entonces salió fuera y la vio, una calesa tirada por 5 caballos, uno de ellos el suyo le aguardaba con cochero y lacayo incluidos. ¿Cómo podía ser?

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]Música de la escena.[/url]
El Jaral estaba con sus mejores galas, adornado hasta el mas último detalle, todos los invitados con sus mejores galas –imagino que habrá preparado el vals no ¿doña Águeda? –le dijo Felipe a la señora. –Por supuesto Felipe, estoy deseando que conozcas a Pepa –y en ese momento entró la partera con Anelisa. Pero no hubo tiempo de presentaciones, el mayordomo anunció –Don Aarón Abrante Anzuga –y el susodicho entró y Dolores dijo –madre mía madre mía le llego a coger yo con 20 años menos –e Hipólito añadió –y 20 kilos menos también madre –lo que le valió un par de collejas. –Doña Águeda, Pepa –las saludó. –Aarón –dijo Águeda fingiendo felicidad –le presento a Felipe de Voulois, duque de Velasco –los hombres se estrecharon las manos. –Este es Aarón el maestro de la escuela –comentó Águeda. –Veo que los sueldos son excesivos –respondió Felipe. Una doncella se acercó a Águeda y le dijo algo. –Señoras y señores –comenzó Águeda. –Ya podemos pasar al comedor, síganme -.

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]Música de la escena.[/url]
El ambiente en la casona era bien distinto, en la mesa sencilla estaban Francisca, Gregoria y Tristán, los tres con unas caras de acelgas que no la podían disimular, la casa estaba sin adornos y la luz era tenue, a Tristán le parecía la Navidad mas triste de su vida, pero entonces se acordó de las que vivió con su padre y se le quitó eso de la cabeza. Gregoria se sentía violenta y Francisca no hacía mas que darle vueltas al plato. -¿Esto es capón? –preguntó Gregoria para romper el silencio. –Pavo –respondió Francisca. –Habría dicho que era capón –dijo Gregoria volviendo a mirar al plato. –Y te abrías equivocado –respondió la Montenegro. Tristán hizo un esfuerzo por no carcajear.
#1070
anfrjaun
anfrjaun
18/12/2011 21:45
-Señoras y señores –dijo Águeda. Ta habían cenado, el plato estrella fue el lacón con grelos y ahora era de esperar que Águeda anunciara el momento de el baile. –Ha llegado el momento de iniciar el vals, Pepa por favor –y Pepa avanzó, pero no hacia Felipe como se esperaba, si no hacia Aarón. Águeda se puso roja de ira, no podía consentirlo, pero ¿cómo impedirlo?
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]Música de la escena.[/url]
Los músicos empezaron a tocar y Pepa y Aarón abrieron el baile al que se unieron, Dolores y Pedro, Águeda y Raimundo, Emilia y Alfonso, Mariana e Hipólito, Rosario y José, Olmo y Soledad, y Enriqueta y Carlos el mayordomo. –Estás preciosa –le dijo Aarón a Pepa al oído. –Tu también, pensé que no vendrías tan engalanado -. –Tengo un hada madrina particular -. Ambos rieron y Pepa pensó en Flora su hada madrina. Águeda no dejaba de mirarlos por lo que había pisado varias veces a Raimundo. La pareja principal se desvió del centro de la sala pero siguió bailando… Salieron al jardín pero el frío no les afectaba, pasaron por el estanque, el cenador, el patio, la fuente, y llegaron al puente del estanque. Daban vueltas y vueltas y vueltas, y dejaban de pensar, ella en Tristán y él en todo, y cuando se quisieron dar cuenta, Pepa vio a Flora y Aarón también, pero ninguno de ellos dijo que la veía, hicieron como si no estuviera. Pero cuando menos se lo esperaban la mujer empezó a cantar.
Llegó el amor, mmmm,
llegó el amor.
El sueño tan dulce de ayer.

Y el estanque comenzó a brillar, y ambos, se olvidaban de la presencia del fantasma para ponerse a pasear… Mientras Flora seguía.
Feliz estoy, mmmm,
pues sé que hoy,
la llave del cielo hallé.

-Y de que cielo –pensó Flora.
Jamás sentí, mmmm,
la sensación
de estrellas en el corazón.
Por fin ha ocurrido ya,
mi sueño se cumplió.
Mmmm, mmmm,
llegó el amor.

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]Música de la escena.[/url]
Y entonces la mujer desapareció, y con ella la magia creada y la pareja se separó. –Yo –intento decir Pepa. –Pídemelo y me quedaré –le dijo el maestro. Pepa lo miró a los ojos y por un momento le pareció mirar a Tristán. La partera se dio la vuelta dispuesta a marchar pero entonces, él le agarró por el brazo, Pepa se dio la vuelta y se besaron. Un beso que le pareció infinito hasta que se separaron y ella se fue a la casa.

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]Música de la escena.[/url]
Pepa caminaba hacia el Jaral, sentía pasos detrás pero pensó que eran imaginaciones suyas hasta que escuchó una tos. Se giró, ahí estaba Felipe que se acercó y la agarró por los dos brazos -¿te crees que me vas a dejar en ridículo perra? –Era un tono amenazador y a Pepa le dio muchísimo miedo –socorro –gritó, y eso le valió un puñetazo. –A mi nadie me deja en ridículo entiendes, ¡nadie! –le gritó. Aarón venía rápidamente. –Y menos una sucia partera venida a menos, venga, vamos al bosque que vamos a hacer mucho ruido y no quiero que se entere nadie -. Pepa intentó liberarse en vanos hasta que, sus ojos brillaron al ver al maestro que corría le daba con un palo a Felipe en la cabeza, el duque cayó y ya no se movió mas. -¿Estás bien Pepa? –le preguntó, pero no dio tiempo a contestar pues, por el ruido los invitados se habían acercado. Muchas preguntas quedaban por contestar aquella noche.

-Y eso es todo Tristán –concluyó Soledad. Le acababa de relatar lo acontecido aquella noche, resaltando lo cómoda que estaba Pepa con el maestro. Tristán miró al suelo unos instantes. –No me importa –dijo finalmente. – ¿Perdón? –Preguntó incrédula su hermana. –Ella es libre de rehacer su vida igual que yo soy libre de rehacerla con Gregoria -. En la boca de Soledad cabía ahora mismo un rey con su carroza. –Y ahora me voy a la cama –dijo Tristán.

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]Música de la escena.[/url]
Otro que se iba a la cama era Aarón. Águeda le había agradecido el haber salvado a su hija de ese hombre que ahora estaba en la cárcel. Se echó sobre la colcha con el taje y todo y se dejó dormido, mañana le esperaba el día de Navidad y una nueva fiesta en el Jaral.
Iba por un pasillo que nunca acababa y llegaba hasta una puerta, retrocedía… Jugaba con una peonza y un hombre gritaba… Un monje le daba un medallón… Entraba en un dormitorio y había un hombre… Tosía en la nieve, se ahogaba… Iba por el lago y las algas se le anudaron en los pies… Se ahogaba y caía caía y caía en la oscuridad…
Despertó entonces sobresaltado, ya era de día y no estaba vestido, el traje había desaparecido, lo intuía o sabía que también la carroza y esos lacayos silenciosos. Se dirigió aún desnudo hasta la pila y se lavó la cara para quitarse el sudor. Cuando sin llamar entró Soledad.
#1071
musicintheair13
musicintheair13
13/01/2012 16:41
COmo subo mi escrito, en un comentario??


Gracias!!
#1072
anfrjaun
anfrjaun
13/01/2012 23:21
Capítulo IV, Se alegran las almas.
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]Música de la escena.[/url]
Tardó unos segundos en reaccionar al ver a Soledad. Se dirigió presto tras el biombo mientras que la joven se daba la vuelta sonrojada deshaciéndose en disculpas. Cuando se hubo puesto unos pantalones salió. –Disculpe de nuevo –dijo Soledad. –Está usted disculpada, y ahora si me dijera quien es –respondió Aarón. –Soy Soledad Castro, la hija de Francisca Montenegro, le vi ayer en la fiesta de doña Águeda -. Aarón volvió a tardar unos segundos en pensar, con ese sueño que quería analizar pululando aún por su mente no podía acordarse de ella. –Verá, me han contado que es usted un hombre cultivado, que ha viajado y todo eso, y me preguntaría si podría venir mañana a merendar a mi casa -. –Si si, iré encantado Soledad -. Las imágenes del sueño se le iban. –Pues mañana nos vemos, hasta mas ver y si no es molesto le diré que, bonito cuerpo –y se fue entre risas. Aún confuso se puso la parte de arriba y salió a la plaza.
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]Música de la escena.[/url]
No había dado ni dos pasos cuando oyó su nombre. Juana venía saludándole con un niño. Vestía como un mendigo, era rubio y de tez pálida, ojos castaños. –Buenos días -. –Buenos días Juana –respondió él. –Te traigo a Christian, no habla español, pero bueno, tú que hablas danés podrás comunicarte con él -. Fueron a la posada de Raimundo, se sentaron en una mesa pero Christian en cambio fue a la barra junto a Pedro Mirañar y Alfonso, e hizo un ademán a Raimundo para que le trajera un chocolate caliente. Aarón se quedó mirando su comportamiento –No se lo tomes en cuenta –dijo Juana. –El pobre ha sufrido mucho, por lo que parece sus padres murieron ambos en el viaje a España, venían en un barco que iba desde Copenhague hasta el puerto de Asturias. Yo estaba precisamente allí y lo encontré llorando tras unos barriles, pregunté al capitán y me relató la historia. Su padre falleció el día que zarparon y su madre cayó por la borda días después, una tragedia, llora por las noches y no media palabra -.

Mientras tanto en el Jaral, Pepa andaba por el desván buscando una caja de adornos que Águeda le había pedido. Tenía tantas cosas en la cabeza, necesitaba ver a Emilia… Entonces un rayo de sol entró por la ventana y la deslumbró, así consiguió encontrar la caja. La abrió, -dentro solo hay obsoletos adornos de cuando Pepe Botella era infante seguramente –pensó la comadrona. Entonces recordó…
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]Música de la escena.[/url]
Era un helado diciembre, una Pepa de 12 años preparaba el árbol de Navidad junto a Teófila. –Ayúdame que no llego a la copa Teo –dijo a la anciana. Pero no le dio tiempo a Teófila pues doña Elvira entró en la estancia -¿se puede saber qué es esto? –gritó a ambas. –Un abeto señora –respondió Pepa. Elvira la miró arqueando las cejas. -¿Te estás burlando de mi? –y se acercó a ella, y al contrario que Teófila, Pepa levantó la cabeza. –Estos son los adornos del año pasado ¿es qué no recordáis que los duques de Feria vendrán aquí a pasar la nochebuena? ¿Qué queréis que vean un estilo decadente? -. Teófila habló con la cabeza gacha, -no señora ahora mismo los cambiamos -…
Pepa regresó a la realidad, que lejos quedaba todo aquello, recordó las aburridas fiestas navideñas de Carlos y Elvira, todos los años acudían sus hermanas, don Salvador y algún noble… -Mi padre –pensó. Pero desgraciadamente apenas lo vio pues la única vez que estuvo en el comedor cuando los Castro cenaban fue la única en la que Salvador no estuvo. Y otro recuerdo le llegó al cerebro, los versos que siempre quiso decirle a Elvira sobre la navidad. Y sin darse cuenta empezó a cantar…

Mucho es más es la navidad
Que acebo y abetos, muérdago y turrón
Eso viene y va, es más que turrón
Algo que transciende todo amor
Cualquier amor.
Se alegran las almas, cuando es navidad
Con nobles regalos de esperanza y bondad
Se alegran las almas, la nieve caerá
La estrella, nos guía, nuestras penas se van -.


Había llegado hasta un pasillo y oyó como Olmo cantaba en el mismo tono que ella.

Mientras duren las fiestas, comeremos pastel
-. Al igual que Águeda.

Y un buen pavo.
Y arándonos y dulces de agua miel
Quiero troncos ardiéndoos
Quiero un árbol así, todo lleno de cintas.
Concluyendo Anelisa.
Son regalos para mí.

Pepa siguió con la canción.

Si vamos al baile, ¿qué podemos llevar?
Me pondré la tiara ¿qué tal comprantes mamá?
La vajilla reluce.
Con su alegre tilín.
Estaremos tan limpios como un nuevo chelín.
Pasaremos jugando, una noche feliz.
Tantas horas de juerga, que bonito desliz.
Un muñeco de nieve cual estatua será.
Solo en julio se fundirá.
Se alegran las almas, cuando es navidad
Con nobles regalos de esperanza y bondad
Se alegran las almas, la nieve caerá
Y cada, diciembre,
Como siempre sabrán que es tiempo de dar, cariño, amor y paz.
#1073
anfrjaun
anfrjaun
13/01/2012 23:22
[url=
]Música de la escena.[/url]
Tristán observaba la nieve caer. Se sentía abatido, desolado… Recordó la Navidad anterior, zarpando desde La Habana, se remontó a la primera con Angustias, apenas llevarían dos semanas casados. Y por último recordó una muy triste, ni Carlos ni Soledad estuvieron en la cuenta atrás, solo él, su padre y Francisca. Salvador había pegado una paliza a Carlos y Soledad había recibido una bronca de éste también. Y luego pensó en Pepa… Lejos veía la imagen de una mujer observándolo en el lago y luego recordó… ¡Pero como en un cuerpo tan pequeño pueden caber tantos cojones… Sonrió al recordar eso pero luego le asaltó un mal recuerdo… El hombre se descubrió, Tristán estaba anonadado, no podía ser, por fin abrió la boca y dijo -¿Carlos hermano eres tú? -… El hombre que le libró del monstruo de Salvador Castro también le quitó a su hijo. –Don Tristán –Calvario lo sacó del ensimismamiento. –Calvario -. –Solo quería comunicarle que no pasaré esta noche aquí, asuntos urgentes me necesitan y volveré mañana -. Tristán apenas le prestó atención. –De acuerdo ¿desea una calesa o algo? -. –No no se apure iré a caballo sola, hasta mañana -. Y salió con la capa de viaje, pero al Montenegro le importaba tan poco…

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]Música de la escena.[/url]
Pepa y Águeda miraban el árbol de Navidad satisfechas con el cambio de adornos. –Sabe madre, creo que iré mañana a la casa de comidas a ver a Emilia -. Águeda sonrió. –Me gustaría invitarlos para cenar hoy –dijo la de Mesía. –Señora –Lucía había entrado en la sala. –El señor don Aarón Abrante desea verlas -. –Que pase –respondió Pepa. La doncella salió y volvió con él y un chiquillo que vestía como un mendigo, era rubio y de tez pálida, ojos castaños. A Águeda le dio un vuelco al corazón y se sentó. –Buenas tardes doña Águeda, Pepa –dijo el maestro. - Hilser på Christian –le dijo con cariño al chico. Él saludó tímidamente con la mano. –Les presento a Christian mi hijo adoptivo -. Pepa le dio un beso al niño que no mostró emoción alguna mientras que Águeda miraba con asco tanto al maestro como a su vástago. –Querría pedirles algo… -Águeda le interrumpió. Si desea venir a cenar hoy lo lamento, será algo íntimo entre Pepa, Olmo y yo -. –No doña Águeda, me preguntaba si Christian podría venir a dar clases con Anelisa, me parece demasiado pronto para que vaya a la escuela y antes debe aprender el idioma -. –No hay ningún problema -dijo Pepa, Águeda puso los ojos en blanco.

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]Música de la escena.[/url]
Calvario llegó a su destino, Palencia. El manicomio Wool’s, James Wool lo fundó, era un inglés nacido en España que quería ayudar a los desamparados. Cruzó el decadente patio delantero y fue recibida por una asustadiza enfermera, seguramente atendió a Angustias. El doctor Medívil casi se desmaya al verla. Tras una explicación sobre la locura de su hermana donde Mendívil le relató lo que ella ya sabía (el incendio de los Castro, el nacimiento de Martín, su embarazo…). Calvario le rogó que le dejara ver a Felisa y para ello tuvo que dar una considerable suma monetaria. La enfermera la acompañó hasta una puerta de hierro donde abrió una ventana en la puerta. Calvario pidió intimidad y entonces se asomó a la ventana… Nada había allí, una habitación vacía y de pronto… Una mujer apareció levantándose debajo de la puerta. De rostro maléfico y cansado, pelo negro y revuelto y con aspecto enloquecido y una camisa de fuerza. –Hermana pensé que no volverías –dijo Felisa. –Vengo a verte –dijo Calvario dudando. –Tienes que sacarme de aquí, te noto cambiada ¿ha sido esa partera del demonio? –sus ojos se salían de las órbitas. -¿Pepa? –preguntó la monja. -¿Quién si no? ¿Recuerdas cuándo los vi a ella y a tu marido magreándose como dos puercos en tu propia casa? -. -¿Los viste? –preguntó sorprendida Calvario. –Pero lo más sorprendente fue cuando me contaste que tu segundo hijo no era de tu marido si no de tu amante el jardinero -. –Si si lo recuerdo –dijo Calvario pensando como sonsacarle algo sin delatarse pero, era demasiado tarde. –Mentira, Angustias nunca me contó eso –gritó Felisa. –Tú no eres mi hermana, eres la copia de su hermana la sor, farsante ¡FARSANTE! –Mendívil sacó a Calvario y una enfermera fue con un inyectable… La única oportunidad de descubrir algo más perdida…
#1074
anfrjaun
anfrjaun
14/01/2012 14:37
Capítulo V, Los nómadas beben té.
[url=
]Música de la escena.[/url]
Llamaban a la puerta –Mariana –gritaba Francisca. Como no acudía abrió ella. La Motenegro casi se cae del susto. –No puede ser. ¿Salvador Castro… Mauricio, Rosario, Tristán, auxilio, ayuda! –gritó Francisca asustada. Su rostro reflejaba un temor desmesurado, un miedo sobrehumano. –Señora por favor no grite –rogó el joven. -¿Qué ocurre? –Era Soledad que bajaba las escaleras a toda prisa. –Hija aléjate es tu padre -. –Madre es Aarón el maestro, le dije que venía hoy -. –Así es señora –añadió el maestro. Francisca fue al sofá y se desplomó… Hacía 27 años… Leonor llegó al salón acompañado de un joven idéntico a Aarón. –Francisca ha llegado Salvador Castro -. Francisca se estremeció, -que pase -…Y lo vio, sus ojos que inspiraban temor… Y ahora miraba al maestro y sentía lo mismo. –Así que el maestro del pueblo –dijo. –Sí, Aarón Abrante -. Francisca seguía mirando con desconfianza.

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]Música de la escena.[/url]
-Ramiro que barruntas -. Rosario preguntaba a Ramiro quien andaba cabizbajo en la mesa, José lo observaba. –Si hijo dinos que te ocurre, desde que volviste de la guerra estás así –añadió José. –No tengo trabajo, no tengo nada –respondió el hijo. –Paquillo en el casino, usted y Mariana en la casona, Alfonso con Emilia y ¿yo? Aquí perdiendo el tiempo -. Rosario y José se miraron, era evidente que lo comprendían. –Hijo yo ya soy viejo para trabajar, pero ir a ayudarte a buscar trabajo no me matará –dijo José. –No padre –contestó rápidamente Ramiro. –Iré solo, debe haber algo para mí -. Cogió la chaqueta y se fue. –Han matado muy violentamente a una mujer de Villalpanda dice el periódico –dijo José a Rosario. –Enriqueta Duro dice que se llamaba -. Rosario lo miró y dijo –algo habrá hecho, y si no, recuerda como acabó Severiano -. –Sí, caerle mal al que nos dirige –terminó José.

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]Música de la escena.[/url]
-Una historia sorprendente maestro –dijo Francisca. Su mirada reflejaba tristeza. En cambio la de Soledad somnolencia. –Buenas tardes –Calvario acababa de llegar de Palencia. Aarón se levantó violentamente y fue hacia Calvario –no puede ser –palideció al momento, tembló de miedo. -¡Angustias! –Gritó. Calvario no supo cómo entender ese gesto. -¿Conoció a mi hermana? –Preguntó. -¿Hermana? ¿De qué hablas? –Preguntó Aarón. –Es Calvario la hermana de Angustias –dijo Francisca. Aarón se separó de ella. –Una muchacha del servicio me dijo que su nuera había muerto cuando le pregunté quién era la de la foto –dijo aún nervioso. Pero lo cierto era que, conoció muy bien a Angustias, o por lo menos creyó conocerla…
-Señora, su merienda –dejó la bandeja en la mesa donde iban a comer Calvario y su madre. -¿Y la doncella? –preguntó doña Milagros. –Está de parto señora, Teófila y la niña que sirve en casa de los señores Carlos y Elvira la están ayudando en el pajar –dijo el sirviente. Milagros lo miró con desdén y le mandó retirarse. Cuando ya salía le preguntó -¿ha visto a mi hija Angustias? -. –No doña Milagros –respondió automáticamente Aarón…
Y de pronto volvía a estar en la casona, con Calvario delante. –Será mejor que me vaya, un placer Calvario -. Rosario llamó a Mariana –tráeme una copichuela de coñac Mariana -. Algo sorprendida Mariana obedeció. -¿Usted bebe coñac madre? –Dijo Tristán que entró sorprendido en el salón. –Constantemente -, respondió Francisca -. –Tristán acompaña al maestro a la salida –y dio un sorbo del refrigerio.

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]Música de la escena.[/url]
Tristán y Aarón llegaron a la puerta. El Montenegro miró al maestro y dijo –no se haga ilusiones -. Aarón lo miró a los ojos y Tristán volvió a hablar. –Eres solo el capricho de Pepa, ella realmente me quiere a mí -. Aarón dio un paso al frente –pues dejemos que se case con su hermano, al igual que Cleopatra -. Tristán dio otro paso –ni se te ocurra hablar de eso -. Aarón sonrió –pues no busque pelea conmigo, no tiene idea de lo que puedo llegar a hacer –y dicho eso se marchó.

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]Música de la escena.[/url]
Tantos recuerdos le inundaban la mente tras ver a Calvario y por primera vez se dio cuenta de lo que sabía. Por un momento recordó los gritos de una mujer… -¡Socorro, fuego, FUEGO! Recordó a Angustias y a Calvario en su juventud, pero entonces fue más lejos… Cuando él era un niño… -¿Todo se hace con una peonza? -dijo sin mirar al pequeño. El niño se armó de valor y habló -¿Si me muero se quedarán aquí? -. El hombre lo miró con ira, lo odiaba. -Ahora no tengo ganas de discutir y deja de mirarme así -dijo enfadado y golpeando la mesa. -Pero Podría. ¿Volverán a Madrid o se quedarán aquí? Usted tendrá que vivir en algún sitio -. La paciencia se agotaba en ese hombre. -Nunca me da una respuesta directa en cuanto a eso. Como si mi muerte le importara algo. ¿Por qué siempre se encuentran…? –Pero el niño no llegó a acabar la frase porque el hombre le golpeo y lo tiró al suelo…

Y cuando volvió a la realidad, Emilia le pedía el dinero de la habitación. Se lo dio y miró lo que le quedaba, muy poco. -Skal jeg fortælle en historie? –Era Christian. –Aarón asintió -Men i spansk –dijo el maestro. El niño no dijo nada y se sentó en la cama.
Aarón comenzó. –Esta historia comienza en una noche oscura, donde un hombre oscuro, aguarda con un propósito oscuro, pero sin que él lo sepa, un guerrero iba para detenerlo, el guerrero cantaba siempre una canción…

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]Música de la escena.[/url]
Vengo yo del lugar dónde el dátil se da
y los nómadas beben té.
Y si allí les caes mal ¡encomiéndate a Alá!
es muy duro, lo sé, ¡y qué!
Cuándo el sol baje más, mira bien y verás
una luz que te hechizará,
esa es la señal, el momento especial
en que Arabia ante ti surgirá.
Si Arabia tú vas
a cruzar ese umbral
tus sueños allí
se harán realidad
con su magia oriental.
Si Arabia tú vas
no debes olvidar
que allí hay otra ley
que debes cumplir
si quieres vivir.


Y entonces… -. El chico ya estaba dormido…
#1075
anfrjaun
anfrjaun
14/01/2012 23:29
Capítulo VI, Cientos de historias.
Música de la escena.
Los días pasaron y así llegó el 31 de diciembre, para muchos sería el mejor día del año, por ejemplo para Francisca Montenegro pues 1902 había sido nefasto. A la Montenegro no se le había escapado que Aarón fuese físicamente igual a Salvador Castro en su juventud y para ello había llamado a Mauricio a su despacho. –Dígame señora –dijo el capataz. Francisca fue hasta él. –¿Mauricio recuerdas los trabajillos que hiciste durante años? -. –Si señora -. –Júrame que los cumpliste todos, júramelo por tu alma –dijo Francisca. –Se- se lo juro señora –respondió él cohibido. Pero en su mente recordaba el único no cumplido…
Mauricio galopaba rápidamente por una calle, persiguiendo a una desprotegida mendiga que corría con un bebé. La mujer pasó por un callejón y llegó a la iglesia. -¡Socorro abridme por piedad! –Gritaba. Mauricio llegó a las puertas de la iglesia y el caballo embistió a la mujer que cayó tiñendo la nieve de rojo. Mauricio bajó del caballo y cogió al bebé, debía de tener pocos días. Le miró la espalda, tenía los tres lunares de Salvador Castro. ¿Qué hacer con él? Decidió arrojarlo al Ebro pero entonces oyó como la iglesia se abría, rápidamente dejó al bebé en el suelo y montó su caballo. El cura que salía se encontraría la escena…
-Le juro señora que no queda ni uno -. Francisca se sentó en el sillón. –Está bien, si alguien se enterara de esto Mauricio, sería nuestro fin. –El capataz la miró. –Se que no era una tarea fácil pero, no me quedaba otra –añadió la Montenegro con tristeza. –Segué la vida de todos esos recién nacidos señora… -Francisca interrumpió a Mauricio. –Lo sé, y me demostraste lealtad absoluta. Pero no somos malos, libramos al mundo de los vástagos bastardos de Salvador Castro y sus múltiples amantes –dijo la terrateniente como si con eso se justificara. Entra Elena. –Señora, la calesa aguarda -. Y Francisca marchó con la doncella.


-Veo que le va de maravilla en su nueva casa –dijo Emilia entrando en casa del maestro. –Si Emilia, perfectamente –respondió él sirviéndole un te. –Es te árabe, no hay otro igual –añadió. Emilia bebió un sorbo. –Ya está cosido –y le entregó un libro al maestro. –A su hijo seguro que le encanta -. –Eso espero, lo gracioso es que los protagonistas son gentes del pueblo, por ejemplo “Pedro Mirañar y las judías mágicas” o “La casita de chocolate de Águeda Mesía” -. Emilia se rio –a mi me ha gustado que yo sea una de las hermanastras de la Cenicienta que en este caso es Mariana -. Aarón también se rio. –Pero mira, lee la introducción, es una canción referente a él, como ya sabes quiero que aprenda español y este libro le servirá. Y quiero que me vea con un buen amigo -. Emilia leyó la canción –la voy a cantar, tengo buena voz –dijo ella.

Llenaré su alma, hay tanto que decir
Dónde hay desdicha, le voy hacer reír.
Al mirar su sombra, sabrá que somos dos
Cuando pueda al fin hablarle, sin decir adiós.

Cientos de historias, con láminas que bello encanto
Magia y luz, cualquier palabra es, un sueño que contar
Cimas de pura miel, dónde duermen lunas llenas
Si voy con él le haré llegar.

Un libro es un reto, profundo como el mar
Viviría en esos versos para hacerlos rimar
Lucharé con monstruos, que aun me siguen sin cesar
Reirá, sí, lo hará, sí, pudiendo al fin soñar.

Cuentos que cuentan, sirenas de un botín perdido
Magia y luz, cualquier palabra es, un sueño que contar
Sé de un lejano hogar, tan pequeño como un nido
Si voy con él le haré llegar.

Cuentos de reyes, que superaron grandes penas
Volverán con ese ejemplo al fin, sus ansias de volar
Un corazón audaz que ahora late sin cadenas
Si hay tantos cuentos que contar
Querrá luchar.


[url=
]Música de la escena.[/url]
Calvario se lavaba las heridas de la pierna, su penitencia por todo lo que causó en el pasado… -Tantas vidas destrozadas por mi culpa –pensaba. Lo recordaba como si hubiese sido ayer…
Villaviciosa, Asturias
-Los vi madre –dijo Calvario. Milagros se desplomó en la silla -¿qué hacemos Ufano? –preguntó a su marido. –Ninguna hija mía se revolcará nunca con una rata –dijo don Ufano enfadado. –El caso padre es –dijo Calvario –que mi querida hermana ya se ha revolcado con ese destripaterrones -. Ufano estaba lleno de ira. -¿Y si fuera a la casa de su amiga Elvira? –Añadió Calvario…

Calvario se apretaba más la pierna con el alambre de espino -¿por qué diría yo nada? –se dijo para sí.

Música de la escena.
En la posada Pedro, don Anselmo y Raimundo andaban a la gresca. –Os digo que es de fiar, que me lo ha dicho Pepe, que se lo ha dicho José, que se lo ha dicho la de Ramos, que se lo ha dicho el pastor, que se lo ha dicho la hija de la abuela de la nieta de la novia del sobrino del primo del hermano político del primo hermano de Federico Ruiz Otero el leñador, que han visto a un encapotado siguiendo a Francisca Montenegro y merodeando por sus tierras –dijo Pedro. –Alcalde por favor –dijo Raimundo. –Pues no me creáis, que a veréis el disgusto –dijo asustado el alcalde.

Ramiro iba por la plaza pensando para sí. Llegó hasta la puerta de una casa y volvió a la posada, luego otra vez a la casa y así hasta nueve veces. -¿De qué puedo trabajar? –pensaba. Y entonces la puerta de la casa se abrió y de ella salió el maestro. –Tu cara me suena –dijo Aarón. –Soy el hermano de Alfonso el posadero –respondió Ramiro. –Ah es cierto –dijo el maestro. –Te vi un par de veces -. Y así fue como se conocieron Aarón y Ramiro y como el Castañeda consiguió un empleo trabajando en la nueva casa del maestro.
Música de la escena.
Volvían de casa de los Castañeda con los bártulos de Ramiro junto a Christian. -¿Me estás diciendo que la Francisca Montenegro te ha comprado la casa? –preguntó atónito Ramiro. –Sí, vino a la posada y como no tenía más dinero me la compró, pero a cambio la mitad de mi jornal es para ella -. Entonces escucharon una rama moverse. -¿Quién anda ahí? –Preguntó Aarón. Al paso salió un encapotado. Aarón se puso delante de Christian y el encapotado se quitó la capucha. Era una mujer, cabello rubio y ojos claros. Christian asomó la cabeza y gritó -¡MADRE! –Y salió corriendo soltándose de Aarón hacia ella. La mujer lo abrazó y lo besó, mientras que Aarón se quedaba boquiabierto. –No puede ser –musitó. La mujer miró al maestro –tú has cuidado de mi hijo –dijo. –Llevadnos a un lugar seguro por favor -. Ni Ramiro ni Aarón sabían qué hacer. –Os contaré todo pero por favor, ayuda –repitió. Aarón recordó a Elvira ardiendo y pidiendo auxilio, por un momento le pareció volver al incendio. –Está bien, la ayudaremos, vamos a mi casa. –Muchísimas gracias –dijo la mujer. Al maestro no le fue indiferente que el chiquillo le retirara la mano cuando quiso cogérsela.

Música de la escena.
Pepa estaba con Emilia en la posada. –Emilia he meditado lo que me dijiste y creo que te haré caso -. –Sí, es lo mejor –respondió su amiga. –Aunque no pueda mirarme al espejo luego -. Emilia negó con la cabeza. –No seas tan dura Pepa, es bueno. Tanto tu como ellos serán felices -. Una anciana entró en la posada y Emilia fue a atenderla. Pepa se quedó pensando cuando una voz la sacó del ensimismamiento. No podía ser. Se giró y la vio, la anciana que había entrado no era otra que Teófila. -¡TEO! –Gritó Pepa y fue corriendo a abrazarla. -¿Pepa Balmes? –Preguntó extrañada Teófila. La reconoció al momento y ambas se fundieron en un abrazo.
#1076
anfrjaun
anfrjaun
15/01/2012 20:34
Capítulo VII, Luna de Sangre.
Música de la escena.
-¡TEO! –Gritó Pepa y fue corriendo a abrazarla. -¿Pepa Balmes? –Preguntó extrañada Teófila. La reconoció al momento y ambas se fundieron en un abrazo. -¿Pero qué haces aquí mi niña? –Preguntó emocionada la mujer. -¿Y esas ropas? –Añadió. –Es una larga historia, pero –Pepa la miró. –Pensé que habías muerto en el incendio -. Teófila negó con la cabeza. –No no no, doña Angustias me dio esa noche libre, cuando volví ya había acabado todo -. Pepa la volvió a abrazar –siéntate que te cuento todo Teo –y así fue. Pepa y Teófila se sentaron y la partera le relató toda su historia. Como llegó a Puente Viejo, que Angustias se suicidó, que Carlos seguía con vida… A cada hecho la incredulidad de la anciana aumentaba. Cuando ya se lo había contado todo con pelos y señales quiso invitarla a su casa pero Teófila se negó y siguió con su camino.
Teófila anduvo recordando muchas cosas, tenía ya 70 años y por fin después de muchísimos años regresaba a Puente Viejo, su tierra natal y volvería a reencontrarse con su vida, su familia…

Música de la escena.
-No sé quien es Salvador Castro fue lo que dije durante años. Muchos iban hasta allí a cobrar cuentas pendientes, y mi marido que murió antes de nacer Christian no me contó mucho -. Evelyn relataba a Aarón y Ramiro la historia de su hijo, mientras que el niño dormía recostado en las piernas de su madre. –Descubrí una carta que mi marido Alonso, había interceptado y en la que se recoge una información terrorífica. Francisca Montenegro mandó matar durante años a todos los bastardos de Salvador, bastaba la mínima sospecha de la mujer para que ese bebé no cumpliera su primer año -. Aarón y Ramiro quedaron impactados por la noticia. –Voy a usar esta carta para hacerle chantaje y con el dinero me iré a la Argentina con mi hijo –miró al chiquillo. –No me parece buena idea –dijo el maestro. –Me da igual, es lo que haré, he descubierto que esta noche Francisca dará una fiesta de Nochevieja será el momento. Cuida de mi hijo hasta mañana maestro –y se fue sin mirar al chiquillo. –Vaya madre mas, bueno no se –dijo Ramiro.

Música de la escena.
-Que ya le he dicho que no puede pasar señora –decía Mariana. Francisca llegó al escuchar el jaleo. -¿Qué ocurre Mariana? –Preguntó. –Esta señora que no puede pasar pero insiste -. –Paquita –dijo la anciana desde fuera. -¿Paquita? Que sepas que a la última persona que me llamó así la… -Francisca se quedó petrificada. -¡LEONOR! –Gritó, y corrió hacia la anciana. –Ay Leonor, pensé que… -Leonor la interrumpió. –Que había muerto en el incendio si si lo sé -. Francisca la miró, estaba más delgada y su pelo era blanco. –Y por cierto no me llames Leonor, que desde que me enviaste a casa de tu hijastro para protegerme de Salvador he usado mi segundo nombre, Teófila -. Francisca sintió y la invitó a contarle toda la historia.

Música de la escena.
El maestro terminaba de envolver el libro de Christian cuando alguien llamó a la puerta. Era Pepa. –Pepa –dijo él contento y sonriente. –Quería verte –dijo ella. –Verás desde Nochebuena –y puso la mano sobre su hombro –he estado pensando mucho en ti y poniendo en orden mi mente –se acercó más a él. Sus respiraciones se volvieron aceleradas y Pepa le condujo a la habitación…
Pepa se vestía, el maestro aún seguía en la cama –con que me miraras una vez igual que a Tristán sería suficiente –dijo.
Pepa salió del dormitorio y se dirigió a la posada a reunirse con Emilia. –Ya está hecho –le dijo. –Me he acostado con él Emilia, pero sigo pensando que no es lo correcto -. Emilia suspiró. –Pepa si no lo hubieras hecho todo el mundo habría sabido que el niño que llevas en la panza es de Tristán y no podrías tener -. La partera se levantó. –Será mejor que me vaya arreglando para la fiesta.

Música de la escena.
-Así que te fuiste a al cortijo de tu sobrino –dijo la Montenegro. –Sí, y ahora he vuelto para verte -. Soledad entró. –Madre los invitados llegarán en una hora y le recuerdo que Olmo y yo anunciaremos nuestro compromiso y la fecha de la boda después de las uvas -. –Si Soledad, te presento a Leonor, fue mi nana de pequeña -. Soledad y Teófila se presentaron y luego la joven se marchó. -¿Y el hijo de Ulloa? –Preguntó la anciana. –Es de Salvador –se limitó a decir la terrateniente antes de marcharse.

[url=
]Música de la escena.[/url]
Excepto Aarón, todos fueron a la fiesta de Francisca. Águeda había sido invitada ya que los Montenegro necesitaban ayuda para la nueva tradición de las uvas de la suerte. Aarón jugueteaba con el reloj, recordaba…
Villaviciosa, Asturias…
-Por favor Teófila necesito ver a Angustias –dijo un joven Aarón. –Que no zagal, ¿qué crees que me haría el ama si se enterara? –Respondió ella. Oyeron pasos y Aarón se escondió, pero oyó la voz se Angustias. –Teófila ¿se ha acostado ya mi cuñada? –Preguntó. –Hace más de una hora con el pequeño Martín –respondió la criada. Angustias la miró –has sido como una amiga este tiempo, por eso te doy la noche libre -. Ante eso Teófila lo agradeció y se fue. Angustias entró en el cuarto de la plancha y luego subió aprisa. Aarón la siguió pero no iba a su cuarto. La buscó por la casa y la vio correr por un pasillo con un bebé -¡ANGUSTIAS! –Gritó. Y entonces lo escuchó -¡Socorro, fuego, FUEGO! -. Siguió los gritos y vio como Carlos Castro intentaba entrar en su alcoba –Carlos por favor ayúdame –dijo Elvira. Carlos consiguió entrar pero una viga cayó y le dio en la cabeza dejándolo inconsciente. Elvira entonces fue hacia la ventana y la abrió pero había mucha altura, no podía saltar. Entonces se giró y vio al maestro. -¡POR FAVOR AYÚDAME POR PIEDAD! –Gritó. El fuego la atrapó, gritaba se consumía, y él lo veía impotente, como su carne se abrasaba, como quedaba muda por sus propios gritos, como el fuego se extendía, como salía huyendo de la casa y como mas tarde esta volaba en pedazos…[/i]
-Angustias –musitó Aarón. -¿Por qué? –Se preguntó. Y Christian lo sacó de sus pensamientos. –Disculpe –dijo el joven. Aarón lo miró con los ojos muy abiertos. –Yo solo quería decirle que, le echaré de menos -. Aarón se levantó y se acercó a él. -¿Has hablado en español? –Le preguntó. –Mi madre me enseñó hace mucho -. Y los dos se dieron un abrazo. El chico fue a hacer su maleta y Aarón fue a su dormitorio, había una carta en la cama:
Estimado Aarón,
Muchas gracias por cuidar de Christian, se que serás un padre estupendo, habré muerto antes de que leas esta carta y todo por una estúpida venganza. Pero no dejes que Francisca se salga con la suya, mi hijo es un Castro, y prueba de ello son los tres lunares que heredó de su abuelo, de su padre y de su tío Salvador, y como tal tiene derecho a una parte de la herencia. Él lo superará.
Evelyn.

-No puede ser –dijo.

Música de la escena.
Los invitados se comían las uvas en la cuenta atrás. –Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once y ¡DOCE! ¡FELIZ AÑO NUEVO! –Gritaban todos. Pepa buscó a Tristán con la mirada, no estaba, ni tampoco Francisca ni Soledad. –Madre –le dijo a Águeda. -¿Ha visto a Tristán? -. –Creo que subió arriba –respondió ella. Y entonces Soledad bajó chillando la escalera -¡UN CADÁVER UN CADÁVER! -. Y Pepa se estremeció, que no fuese Tristán.
#1077
anfrjaun
anfrjaun
15/01/2012 22:32
Capítulo VIII, El príncipe escondido.
Fueron momentos muy confusos, Soledad bajó atropelladamente la escalera y el capitán de la guardia civil que se encontraba allí subió con ella. Bajaron a la mujer, todos coincidieron en que no la habían visto nunca, pero Aarón sabía que Francisca, Soledad y Tristán mentían pues era Evelyn la muerta y casualmente los tres Montenegro estaban arriba...
Pasó año nuevo y el día de Reyes, Christian abrió ilusionado su regalo. Siguiendo instrucciones de Evelyn, le dijo que su madre se había marchado... Emilia y Alfonso contrajeron nupcias y se fueron a Sevilla de viaje de novios. Las fiestas acabaron y enero se tornó más frío que nunca. Llegaba el momento de afrontar el primer pago y de darle a Francisca Montenegro el dinero. La terrateniente estaba de mejor humor ahora que Leonor o Teófila volvía a estar con ella, pero siempre la rehuía cada vez que preguntaba por Raimundo. Pero esta vez la cogió sola en la biblioteca. –Francisca -. La Montenegro la miró a los ojos, ambas habían envejecido y añoró los momentos de juventud y la compañía de Leonor, recordó como la ayudó junto a Rosario a dar a luz al pequeño Tristán, llamado así en honor a Tristán Montenegro el querido abuelo de Francisca. Y con dolor también recordó como tuvo que enviar a Leonor a casa de Carlos para que Salvador no le hiciera nada. –Dime -. –He hablado con Pepa, ya sabes la historia y me contó que Tristán es su hermano -. Francisca quedó en silencio. –Tú y yo sabemos que no es así –añadió. -¿Por qué no cuentas la verdad? ¿Qué ganas distanciándoles? -. –Leonor, hay cosas que no se deben tocar -. Recordaba como le confesó a Leonor la verdad… Las palabras resonaban en su cabeza… El hijo de mi amor, el hijo de Raimundo Ulloa… –Muy bien –dijo Teófila. –En tal caso, ya sabes mi opinión, es la misma que la de hace veintiséis años, no ha cambiado nada, pero te guardaré el secreto porque sé como eres, lo que has sufrido y se que acabarás confesándolo -. Francisca asintió y la anciana salió y en cuestión de segundo lo hizo Mauricio. –Señora -. Iba mojado y lleno de barro, con heridas y parecía cansado.
Música de la escena.
-¿Lo tienes? –Preguntó la Montenegro. –Si señora –respondió el capataz. Mauricio abrió el paquete que traía, era un cuadro, en él un hombre alto, moreno, con melena, constitución fuerte y que seducía con la mirada, indiscutiblemente Salvador Castro. Y a su lado una mujer, era bellísima, con cabello rubio y ojos castaños que recordaban al fuego confortable del invierno, se la veía muy contenta. Miró arriba, en el marco de oro de leían las iniciales “S.C.” y abajo “I.R.” Mauricio se fue, y Francisca dijo –lamentará el haberme engañado -.
27 años antes…
Salvador tomó la mano de la mujer. –Yo Salvador Castro, duque de Aranda y Huéscar y marqués de Griñón y conde de Magra, te tomo a ti, Irene Rivillas como mi legítima esposa. Para amarte y quererte, respetarte y cuidarte todos los días de mi vida -. La mujer lo miró sonriente. –Yo, Irene Rivillas, duquesa de Fonseca y Solís, marquesa de Haro y condesa de Andorra, te tomo a ti, Salvador Castro como mi legítimo esposo. Para amarte y quererte, respetarte y cuidarte todos los días de mi vida -. –Lo que Diós ha unido, que no lo separe el hombre –dijo el cura, y la pareja se besó.

-Lamentarás el haberme engañado así Salvador Castro –repitió Francisca. Entra Tristán. –Madre -. El joven reparó en el cuadro. -¿No es padre el del cuadro? –Preguntó. –Sí, y Asunción la madre de Carlos –mintió Francisca, -lo ha enviado la familia de Elvira, al parecer creen que es mejor que esté con nosotros -. El Montenegro volvió a mirar el cuadro. –Se me habían asemejado al maestro y Soledad -. Francisca esbozó una sonrisa. –Del maestro quería hablarte Tristán, por el pueblo se dice que ha comenzado una relación con Pepa -. Tristán cambió el rostro, era obvio que se había hundido. -¿Por qué me lo cuenta? –Preguntó él. –Para que veas –se levantó –que esa partera de tres al cuarto no te quería de verdad –y se fue dejando a su hijo enrabietado. Tristán cogió la puerta también y se fue.

Música de la escena.
Soledad presidía en el recibidor a una fila de criados, revisaba las manos de todos. –Asquerosas –dijo al llegar a un joven de unos diecisiete años. –Soy el jardinero señora –respondió él. –Ah, pues perfecto. Quiero que os empleéis a fondo, no todos los días nos visita el rey de España -. En ese momento entraba Olmo, los criados se retiraron. -¿Alfonso XIII va a venir aquí? –Preguntó interesado y besando a Soledad por el cuello. –Está viajando por el camino real y parará aquí a descansar una noche –respondió Soledad contenta y se separó de él. –Ya, te traigo las invitaciones de la boda léelas –le dio una. Soledad leyó:
Se les comunica que han sido cordialmente invitados al enlace matrimonial entre Olmo Mesía Aldaz y Soledad Castro Montenegro, el próximo día 13 de febrero a las doce de la mañana en la iglesia de San Froilán de Puente Viejo.
-Perfecto –dijo Soledad dejando la carta en la mesa.
#1078
anfrjaun
anfrjaun
15/01/2012 22:32
Música de la escena.
-Me encanta como das las clases Aarón –dijo Juana. –Gracias, pásate por casa, Christian agradecerá tu visita –dijo el maestro. –Claro que sí –. Llega Calvario. –Buenas tardes –dijo la monja. –Yo me marcho –se despidió Juana. –Hace tiempo que quiero hablar contigo Calvario -. Calvario empalideció -¿cómo estás tan seguro de que no te he olvidado? –dijo ella. –Nunca me olvidarás, porque peso en tu conciencia como un mártir, porque yo y tu hermana seremos eso para ti el resto de tu vida Calvario –dijo el maestro. Su mirada dulce se tornó siniestra. Calvario que lo notó no dejó mostrar su miedo. –No fue culpa mía que ella muriera –temblaba –yo no tuve que ver en su muerte en cambio tu si, tú la embaucaste con promesas de amor, la volviste loca, la abandonaste –se paró en seco, Aarón había levantado la mano y estuvo a punto de golpearla. –Nunca vuelvas a decir eso. Amé a tu hermana como no podré amar nunca más a nadie, la separasteis de mí, la alejasteis y lo peor de todo, sabíais que el hijo que esperaba y que por vuestra culpa no superó la semana de vida era mío, de su amante, del amor de su vida. Eres el demonio Calvario –y dicho esto se marchó, dejando a Calvario al borde del llanto.

[url=
]Música de la escena.[/url]
Aarón entró en su casa, estaba alterado, le pegó una patada a la mesa y la volcó. –Dele fuerte que es madera provenzal –dijo Ramiro. La ira lo abordaba y ver a Pepa no le relajó, sintió ganas de atacarlos, de herirlos, un deseo imparable de hacer daño, y entonces se apagó todo y cayó al suelo…
7 años antes…
Era una playa algo escarpada, era un agosto horriblemente caluroso, sin un ápice de brisa. Dos adolescentes caminaban por la playa hablando, -¡Es cierto! ¡Lo vi con mis propios ojos! –Dijo uno de ellos, el más joven. -¿Cómo, no dijiste que lo habías oído? –Preguntó le otro. -¿Qué más da? –Contestó el chico joven, de no más de quince o catorce años. –Ahí hay un monstruo enorme, en serio –dijo de nuevo. –Bueno… -dijo el otro algo forzado –supongamos que hay un monstruo de verdad… ¿Crees que le venceremos nosotros solos Aarón? –Los dos chicos portaban espadas de madera. Llegaron hasta una cueva, y se quedaron en la entrada. El chico mayor tenía el cabello rubio, recogido en una coleta y los ojos aguamarina. –Escucha –dijo Aarón. Los dos pusieron la oreja en la entrada. Nada se oyó. Entraron dentro y vieron que había un agujero en el techo. –Es el viento, amigo lo has confundido -. Aarón se puso a la defensiva. –Ojalá fuera un monstruo -. Los dos se marchaban –oye lo de la hija de los Osorio –dijo el chico rubio… [/i]
Y Aarón abrió los ojos, estaba tumbado en su cama, se había desmayado.
#1079
anfrjaun
anfrjaun
16/01/2012 19:01
Capítulo IX, el duelo.
[url=
]Música de la escena.[/url]
Aarón se levantó de la cama. –Señor tenga cuidado que se acaba de desmayar –dijo Ramiro corriendo tras el maestro. –No me llames de usted –se limitó a decir Aarón. –Pero Ramiro tiene razón Aarón –dijo Pepa, -te acabas de desmayar y… -la dejó con la palabra en la boca. Aarón salió a la plaza, necesitaba aire puro. Pero entonces alguien le dio un puñetazo. Levantó la cabeza y vio a Tristán. -¿¡Está usted loco!? –Le gritó al Montenegro. Agarró a Tristán de la camisa y los dos se miraron con profundo odio. Los pueblerinos los rodeaban observándolos y Pepa y Ramiro llegaron hasta los dos. -¿Sois adultos o niños chicos? –Preguntó Pepa. –No te metas en esto –le dijo Tristán. –Si me meto Tristán si me meto –respondió Pepa enfadada. Tristán se rió sarcásticamente, Raimundo asomaba la cabeza entre la multitud, Dolores y Salud comentaban algo en voz baja, Margarita al lado de Dolores apuntaba todo lo que decían en una hoja. –Ya, es que a ti todo lo que sea meter te encanta Pepa –dijo Tristán con burla –cuéntales a todos, venga, primero el señorito, luego el doctor y ahora el maestro ¿te vas a revolcar con todas las fuerzas vivas de Puente Viejo? -. La bofetada que recibió de Pepa resonó por toda la plaza. –Maestro, le reto a un duelo. Le veré mañana a las diez en punto en la llanura del camino –y dicho esto cogió camino. –Y ustedes que miran –gritó Aarón. -¿No tienen otra cosa mejor que hacer? ¿No tienen vida propia? –Los puentevejeros se dispersaron y el maestro, Pepa y Aarón entraron en casa.

Música de la escena.
En el colmado Dolores departía con Pedro sobre lo que acababa de ocurrir. –Un escándalo Pedro, ya verás cuando te pida explicaciones la de Montenegro -. Pedro se sentó en la silla. -¿Y yo qué culpa tengo de que la hija de la de Mesía sea ligera de cascos y se acueste con don Tristán y el maestro? -. Entra doña Águeda. –Buenos días señores -. Entra Salud. –Dolores que vengo a que comentemos lo de la pelea –dijo Salud. -¿Qué pelea? –Preguntó Águeda. –La que ha causado su hija señora, el maestro se ha peleado con don Tristán porque Pepa se ha revolcado con los dos -. Águeda abrió la boca como para decir algo, pero optó por callar y salir del colmado.

Pepa curaba la herida del labio de Aarón. –No te debiste pelear con Tristán -. Aarón sonrió. –Solo por este momento ha merecido la pena -. Y la besó, Pepa le abrazó pero se sentía culpable y entonces entró Águeda. La pareja se separó de inmediato. –De modo que lo que decían es cierto –dijo Águeda ofendida. –Pepa vámonos -. La partera se levantó. –Y en cuanto a usted maestro, no hace falta que vaya a darle más clases a Anelisa –y se fueron dando un portazo. Ramiro entró. -¿Y qué harás en el duelo? –Preguntó. –Ramiro por increíble que te parezca, yo ya participé en un duelo hace muchos años –respondió Aarón con tristeza. -¿Y cómo acabó? –Preguntó el Castañeda. –Maté a mi oponente, le clavé la espada en el corazón -. Ramiro abrió mucho los ojos. –Madre mía -. –Yo tenía quince años. Por cierto cambiando de tema ¿la hermana de Calvario vivió en Puente Viejo no? –Preguntó Aarón. -¿Eh? Ah si si si si, doña Angustias, una tragedia su final -. -Se suicidó tengo entendido –dijo el maestro. –Si, en el cuarto de Pepa… -Que mi muerte pese sobre tu conciencia Pepa Aguirre –dijo Angustias, y levantó el puñal para clavárselo en el estómago. -¡Angustias! –Gritó Pepa, mientras que la joven caía sobre los brazos de don Anselmo y Raimundo. -¿Pero qué has hecho criatura? –Le dijo el cura…
-Así que Pepa –musitó el maestro una vez Ramiro le relató la historia.

Música de la escena.
Águeda y Pepa discutían en el Jaral. –¡Pero cómo has podido acostarte con el maestro con la mala espina que me da! –Exclamó Águeda. –Madre por favor, Aarón es una buena persona, él… -Águeda la interrumpió. –Te prohíbo que te vuelvas a ver con él -. Pepa no sabía qué hacer. –Lo siento madre, pero no le voy a obedecer –y salió de la estancia. -¡Lucía! –Llamó Águeda a la doncella que entró rauda. –Si señora -. –Que preparen la calesa, voy a ver a doña Francisca Montenegro -. –Inmediatamente señora -.
#1080
anfrjaun
anfrjaun
16/01/2012 19:03
Música de la escena.
Francisca estaba llena de ira, Mauricio nunca la había visto tan enfadada. -¿Pero cómo pudiste ocultarme una cosa así Mauricio? -. –Señora si me lo permite, ahora… -Francisca lo interrumpió. –Ahora un desconocido puede embolsarse mi fortuna papanatas, no te das cuenta. Mataste a docenas de bastardos y, el único hijo legítimo que Salvador Castro tuvo en su perra vida sigue con vida idiota. Ese vástago si descubre sus orígenes podría tener una fortuna equiparable a la de Jacobo Fitz-James Stuart zopenco -. –Está siendo demasiado dura conmigo señora -. Entra Mariana. –Señora, doña Águeda de Mesía y la infanta Anelisa desean verla -. Francisca respiró hondo para contenerse. –Que pasen y tu Mauricio retírate -. Águeda dejó a Anelisa con Mariana y pasó. –Que sorpresa doña Águeda, ¿qué le trae por aquí? ¿Busca más tierra? Yo que usted iría a la playa -. –Sea seria Francisca es un tema importante –y se sentó, la Montenegro la imitó. –Es sobre el maestro, quiero que se marche del pueblo –dijo Águeda. Francisca sonrió. –Lo lamento doña Águeda pero según el alcalde todos están muy contentos con el maestro, sobre todo su hija de usted -. Francisca supo que había dado bien hondo a Águeda. –Muy bien –dijo Águeda dispuesta a irse –que sea feliz con su segundo Salvador Castro, porque el parecido es innegable -.

Música de la escena.
Cayó la noche, todos en la casona estaban vestidos con sus mejores galas. Tristán con el frac, Francisca había sacado su vestido verde botella y Soledad había decidido lucirse. Durante toda la cena, el rey Alfonso solo la atendió a ella. Más tarde a la hora de acostarse Soledad acompañó al rey. Estaban en la puerta de la alcoba de Soledad. –Verá majestad, me gustaría que su visita en este pueblo fuese placentera y disfrutara. Su majestad se acercó más a ella. -¿Seguro qué podrá complacerme en todo señorita Castro? -. Soledad sonrió y cogió las manos del monarca quien las empezó a pasar por debajo de sus enaguas ascendiendo peligrosamente. –Le aseguro que quedará complacido su majestad -. El rey sonrió más. –Averigüémoslo –respondió. Y comenzó a besarle el cuello y desabrocharle el vestido mientras ella abría la puerta de la alcoba, entraron dentro. El rey le quitó el vestido a Soledad y le desabrochó el corsé, mientras ella lo desnudaba. Alfonso llevó a Soledad a la cama y la joven se dispuso a complacer a su rey.

Música de la escena.
Pepa entraba en la casa de Aarón. Debido a su discusión con Águeda iba a pasar la noche allí. –No te preocupes de nada Pepa –le dijo Aarón acariciándole el rostro… Pepa le besó recordando la conversación con Emilia…
Estaban desnudos en la cama, otra vez se había acostado con él. –Pepa –le llamó él. –Quería hablarte de Christian. –Te escucho –dijo la partera. –Verás ¿recuerdas a la ladrona que encontraron muerta en la casona el día de Nochevieja? Pues era su madre -. -¿Qué? –Preguntó Pepa sorprendida. –Y espera que hay más, el padre no es otro que Alonso Castro el hermano de Salvador, vamos que Christian es tu primo -. Ahora debería darle más explicaciones. Christian quien había oído todo desde fuera se levantó llorando. Había perdido a su madre, la única persona que tenía en el mundo. Apretó la cabeza contra la almohada y se puso a llorar, quería morirse… Lloró toda la noche hasta que se hizo de día y se vio los ojos hinchadísimos.

Música de la escena.
Mariana entró en la alcoba de Soledad con la bandeja del desayuno. –Buenos días señ… -se arrodilló al ver sentado en la cama al rey y de la torpeza se le cayó la bandeja. El rey se levantó y por desgracia para Mariana, iba desnudo. –Su alteza mil perdones –susurró Mariana. Mariana recogía los trozos de porcelana mientras el rey Alfonso permanecía a su lado. Se levantó para irse pero éste la cogió del brazo. -¿Sabes? Eres una chica muy hermosa –dijo el rey. –Gra-gra-gracias su majestad –dijo la chica cohibida. El rey comenzó a oler su cuello. –Su majestad por favor –dijo Mariana, tenía miedo. –Cállate –ordenó el rey y agarró a Mariana y no la dejó marchar.


Aarón y Ramiro desayunaban -¿Y Christian? –Preguntó el maestro. –Se fue temprano al río –respondió Ramiro. –Oiga maestro, menuda fiesta montó anoche con la partera eh –la mirada que le echó Aarón bastó para que Ramiro comprendiera que había metido la pata. –Me voy al duelo –dijo Aarón. Ramiro trató de impedirlo. –Aarón o vayas, don Tristán es un militar te mata… -pero antes de terminar el otro ya se había marchado.

Música de la escena.
Aarón caminó hasta la llanura, allí le esperaba Tristán. Como testigos, Alfonso Castañeda y Mauricio. Tristán y Aarón se saludaron. -¡TRISTÁN! –Gritó Pepa que venía corriendo. –Tristán no lo hagas -. Aarón miró a Pepa con tristeza. –Vete de aquí Pepa –ordenó Tristán. –No no pienso dejar que os matéis –le gritó la partera al militar. Comenzó el duelo, Tristán y Aarón desenvainaron las espadas y comenzaron a luchar ante una angustiada Pepa, ambos lo daban todo en la disputa y se mantuvieron luchando bastante tiempo. Pepa les gritaba –vaya hombres que tienen que arreglar sus diferencias peleando – o -¿Por qué no pensáis un poco en mí? -. Hasta que en un descuido, Tristán miró a Pepa, descuido que Aarón aprovechó para arrebatar la espada a su adversario. Tristán desarmado caminó hacia atrás mientras el maestro le apuntaba. Aarón arañó le cuello del Montenegro con la espada y le hizo un tajo en el cuello. –El primero a sangre Tristán, con esto acaba nuestra disputa -. Y el militar no pudo hacer otra cosa que mirarlo con odio.
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