FormulaTV Foros

Foro El secreto de Puente Viejo

Subforo La Casona

HASTA LA ETERNIDAD, una historia de Raimundo y Francisca (by Cris y Ruth) // Raimundo escribe a Francisca

Anterior 1 2 3 4 5 6 7 Siguiente
#0
Kerala
Kerala
14/07/2012 21:58
hastalaeternidadunahistoriaderaimundoyfranciscabycrisyruthraimundoescribeafrancisca


Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes.
Porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

Porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro...

Porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque la noche pase y yo te tenga
y no...

(M. Benedetti)
#21
EspeLuthor
EspeLuthor
19/07/2012 13:36
snifsnifsnifsnif ¡Ulloaaaa vuelveee, aunque sea únicamente para que Francisca te eche la bronca y tengáis una "despedida guionística"!
No puedo decir nada más, me habéis tocado y hundido.ouch
#22
Candy003
Candy003
19/07/2012 15:05
me tenéis en un sin vivir  snif  snif ¡Raimundo vuelve! o que la paca vaya a buscarlo, pero que se vean. Y no se por qué esta historia me suena a salto temporal, no se igual me equivoco en cualquier caso, precioso sois increíbles escribiendo, me tenéis enganchaita así que seguidddddddd por faaa angel angel
#23
Jessicavalido
Jessicavalido
19/07/2012 16:18
Que pena los dos separadossnif juntadlos cuanto antes porfis o que Raimundo le escriba una carta pero que sepa de el o se nos muere de pena como dice Miri,me teneis enganchada continuad cuanto antes porfaangel
#24
Franrai
Franrai
20/07/2012 11:01
Vi el cachito ayer, pero (con dificultad) casi que preferí dejarlo para hoy y ahora solo puedo deciros que me gusta muchiisimo esta historia, chicas.

No sé si me da más pena la tristeza que Francisca ha sentido en ese momento, al saber que Raimundo se ha ido, o que, a pesar del dolor, siga apelando a ese orgullo para ocultar su estado. En fin... otro capitulo más en el que salgo llorando.

Seguid, anda, a ver si nos alegráis un poco.
#25
Kerala
Kerala
20/07/2012 19:37
Amores, sé que estos primeros capítulos son muy tristes. Pero pensad que todo tiene un sentido y que las cosas mejorarán. guiño

¡Gracias a todas por vuestros comentarios!


................................................

Los días pasaban. Y cada día era igual que el anterior. O tal vez no. Era mucho peor. Porque el vacío que se había instalado en su corazón crecía cada vez más y más, y la engullía en sus negras fauces hasta sentir que nada tenía sentido para ella. Por más que se había prometido no penar por su marcha, no conseguía sacar a Raimundo de su cabeza. Hacía años que se había resignado a que viviera anclado en su corazón como un lastre del que no podía ni quería desprenderse en realidad. Pero esta nueva partida dolía mucho más que la anterior.

Porque sabía que esta sería para siempre.

Durante todos estos años siempre había existido un abismo entre ellos. Insalvable a pesar de conservar la esperanza de que un día las cosas cambiaran. Y si no era así, al menos podría permitirse el lujo de observarle en la distancia. De batirse en un duelo dialéctico con él siempre que las ansias de sentirlo cerca de ella, la acechaban con insistencia.

Ahora no le quedaba nada. Ya no era solo un abismo el que los mantenía alejados. Ahora existía un mar insondable que amenazaba con tragarse los recuerdos que habían compartido.

No comía. Apenas dormía. Debía estar ya acostumbrada a perder. Sin embargo no era así, no podía resignarse a la idea de su marcha. Pero no le quedaba más remedio que aceptar de nuevo que él ya no estaba, que otra vez se había apartado de ella. Sin un adiós. Después de todo lo que existía entre ellos. Después de lo mucho que habían compartido.

Unos suaves golpes en la puerta le obligaron a alzar la cabeza. No había conseguido avanzar nada en la lectura de aquella novela que tenía entre las manos y sinceramente, agradeció aquella pequeña distracción.

- Adelante -.

Las puertas se abrieron para anunciar la presencia de Mauricio. Se extrañó en verlo por allí a esas horas de la noche, pero supuso que venía a informarle del estado de las tierras. Adoptó su típica pose altiva y carente de emoción. Aunque cada vez le costaba más fingirla. Sobre todo, delante de aquellos que la conocían tan bien.

- Buenas noches Señora. Disculpe que venga molestarla tan tarde -.

- Tarde o no, ya has interrumpido mi lectura -. Mintió. - Espero que aquello que vengas a decirme sea importante, dada la hora -.

- Lo es Doña Francisca. Créame que lo es… -. Le respondió Mauricio mientras hacía rodar el sombrero entre sus manos.

Ella le miró impaciente. - ¿Y bien? ¿Piensas decirme en algún momento de qué se trata o tendré que sacarte las palabras como siempre, capataz? -.

El hombre suspiró. - Ha vuelto a ocurrir, Señora. Dos de mis hombres lo vieron dando tumbos de camino a la posada… -.

Francisca tragó saliva. - ¿Ebrio? -.

- Me temo que sí. Me contaron que no era capaz de hilar más de dos palabras seguidas y que su aspecto era desaliñado en demasía -. Se quedó en silencio esperando una reacción de Francisca, que había apartado la mirada. Su semblante denotaba una inmensa preocupación. - Como usted me dijo que le avisara si volvía a repetirse… -.

Francisca se recompuso. Se puso en pie y lo miró. - Has hecho bien Mauricio. Ahora haz que preparen la calesa. Nos vamos al pueblo inmediatamente -.

Mauricio salió presto para cumplir con el mandato de su patrona. Cuando Francisca se hubo quedado a solas, se permitió el primer momento de debilidad en muchos días. Buscó apoyo en la mesa del despacho para no caer derrotada al suelo, vencida por el desaliento.

Su hijo, su niño… atrapado entre las garras del alcohol como consecuencia de los trágicos sucesos que había tenido que padecer durante los últimos tiempos. Buscando consuelo en aquel líquido ambarino que no era ni siquiera capaz de borrar momentáneamente su dolor. Lo estaba atrapando en sus redes hundiéndolo cada vez más. Igual que le ocurrió a Raimundo.

No podía permitirlo. No fue ella quien salvó a su amor del terrible destino de verse sumido en el alcoholismo. Pero sí iba a rescatar a su pequeño. Se lo debía.
#26
Kerala
Kerala
20/07/2012 19:37
Lo encontró medio tumbado en el catre, quizá inconsciente después de haber caído en el extraño sopor que provoca el alcohol. Se acercó lentamente a él sentándose a su lado. Acariciando sus cabellos revueltos, igual que hacía cuando era un niño.

Tristán abrió los ojos tratando de enfocar. – Madre… -. Ella le sonrió con tristeza, pero mudó su semblante al ver cómo resbalaba una silenciosa lágrima por la mejilla de su hijo. – No está madre… no está… -. Repetía incansablemente aquella cantinela mientras se movía hacia ella hasta posar la cabeza sobre su regazo. – Abráceme, por favor… -, le suplicó. – Igual que cuando era niño… -.

Francisca se quedó petrificada mientras sentía que su corazón estallaba en mil pedazos. Sabía que las palabras de Tristán eran producto de la borrachera. Que de estar sobrio y en condiciones jamás hubiera abierto su corazón de aquella manera y mucho menos con ella, pero quiso disfrutar de aquel momento tan íntimo con él. Lo abrazó en silencio, besando su frente con ternura.

– Vámonos a casa, cariño mío… Vámonos… -.

Lo dejó solo unos instantes para salir en busca de Mauricio, que aguardaba fuera por deseo expreso suyo. A una seña de ella, accedió al interior de la habitación y cargó con bastante esfuerzo sobre sus hombros, a un inconsciente Tristán. Lo subió a la calesa y partieron de regreso a la Casona.

………………………………

- ¿Qué hago aquí? -. Preguntó el joven con los ojos a medio abrir. – Mi…cuarto… -.

Francisca le ayudaba a quitarse la chaqueta con bastante dificultad. – Descansa ahora y no hables más, ¿entendido? Mañana ya tendremos tú y yo una charla acerca de tu comportamiento -. Le amonestó aunque no con demasiada dureza.

Había tenido que sufrir una pérdida demasiado dura, y cada uno trata de sobrellevar el dolor como puede. Ella, encerrándose en sí misma y aislando su corazón herido que nunca más iba a recuperarse. Su hijo, intentando ahogarlo en una botella de licor.

Ella no tuvo a nadie. Tristán en cambio, la tenía a ella.

El muchacho cayó desplomado sobre la cama y enseguida quedó sumido en un profundo sueño. Francisca acarició su mejilla. Sabía que mañana Tristán estaría furioso con ella por haberlo llevado con ella a la casona, pero decidió no pensar en ello en ese momento. Ya cruzaría ese puente mañana. Al menos por esa noche, Tristán dormiría bajo el abrigo de su protección y su cariño.

Fue a dejar su chaqueta sobre la butaca que había junto a la ventana, cuando un sobre cayó de pronto al suelo. Se trataba de una carta y su curiosidad fue tan intensa que decidió leerla.

Querido hijo:

Después de un largo y penoso viaje, al fin he llegado a mi destino. Y no puedo evitar pensar que quizá mi decisión fue precipitada. Que tal vez debí quedarme contigo, a tu lado. Sobre todo en estos momentos en los que más necesitas el apoyo de los tuyos.

Puede que haya sido un egoista que se limitó a escapar de una vida ajada por las desgracias vividas. Y sin embargo pienso que uno ha de buscar su propio camino, aunque esté lejos de lo que más ama.

Intenta ser feliz hijo mío. No renuncies a vivir por estar sumido en tu dolor y en tus recuerdos. Comienza de nuevo. Lucha. ¡Ama! No renuncies a ello. Encontrarás la felicidad cuando menos te lo esperes.

Recibe un fuerte abrazo de tu padre que te quiere

Raimundo

P.D. ¿Cómo está… ella?


Francisca comenzó a respirar erráticamente. Ella. Sabía perfectamente a quién se refería Raimundo. ¿Cómo se atrevía siquiera a preguntar cuando había sido capaz de marcharse sin un adiós? Estrujó con fuerza el papel contra su pecho mientras las lágrimas que se negaba a derramar se agolpaban en sus ojos hasta lograr nublar su visión.

– Maldito seas, Raimundo Ulloa… -. Cayó de rodillas al suelo. - ¡Maldito seas por irte y dejarme sola otra vez…! -.
#27
Franrai
Franrai
20/07/2012 20:03
Mmm... Me encanta sonriente

Supongo que Tristán estará así por lo que quiera que le haya pasado a Pepa, pero bueno. Otro Ulloa que no tiene otra que lanzarse al alcohol...

Me ha gustado mucho, muchísimo, esa Francisca. La cual es capaz de bajar rauda al pueblo para auxiliar a su pequeño. Ains,snif que bonito!

Y el otro Ulloa. ¿Cómo está... ella? Pobre Francisca, me la habéis dejado muy mal, cosa lógica, claro está.

¿Qué más os digo? Que escribís de maravilla, chicas bravobravobravo
#28
mariajose1903
mariajose1903
20/07/2012 20:25
Que stress!! De verdad... Necesito que hablen ya!! Ya se que esto ira despacio por algo pero un poco de alegria nos vendria muy bien! Cuanto talento chicas!! Me encantais
#29
Kerala
Kerala
20/07/2012 20:25
Rocio, jugamos con un dato que a estas alturas todo el mundo conoce, y es la desaparición de Pepa. No entramos en su historia, en mostrar lo que le ha ocurrido, porque sinceramente ni lo sabemos ni nos interesa para esta historia nuestra en concreto, más que para determinados momentos.
Este, por ejemplo, es uno de ellos.
#30
Franrai
Franrai
20/07/2012 22:04
Claro que sí, no ganáis nada con poner lo que le ha sucedido. O sí, un quebradero de cabeza por pensar qué es lo más factible que ocurra, o lo que no. Además, como dices, tampoco nos interesa mucho esa historia (por no decir, francamente, nada).
#31
Jessicavalido
Jessicavalido
22/07/2012 00:17
Chicas sois genialesbravo seguid en cuanto podáis porfis.
#32
mariajose1903
mariajose1903
22/07/2012 12:29
Cuando continuaaaais?? En mis largas noches en vela necesito leeros!!!
#33
Crippy
Crippy
22/07/2012 12:39
Sorry!!!! Lo siento mucho, es que ayer tuve un percance y no me dio tiempo a colgarlo. Pero aquí lo tenéis. Esperamos que os guste!

----------------------


Un par de kilómetros eran lo que separaban su nueva casa del mar. Durante la travesía, había vivido momentos en los que había llegado a odiarlo por lo infinito y bravo que era, pero ahora, y una vez situado en su nuevo hogar, era esa misma sensación de masa infinita la que lo atraía hasta allí todos los días, donde su vista podía perderse y sabía que, más allá, se encontraban sus seres queridos.

Ahora vivía en una pequeña casa con Sebastián, confortable y resguardada. Su hijo había encontrado trabajo en el puerto, como muchos de los recién llegados, pero él ya había comenzado a destacar entre todos ellos. Dispuesto, listo y trabajador, parecía haber aprendido de sus errores del pasado y así se lo estaba demostrando día tras día. Y él, solo podía mostrarse feliz ante él y por él. Y por esa muchacha que día tras día lo saludaba cuando pasaba. Estaba claro que su destino era tener nietos guapos, ya fuese en Puente Viejo o en Las Américas.

Él, por su parte, no había tenido la necesidad de buscar trabajo alguno. Muchos de los recién llegados, gentes humildes que no sabían leer ni escribir, se le habían ido acercando, en muchos casos aconsejados por los compañeros que habían estado junto a él en viaje, para que les escribiese las cartas que querían enviar a sus seres queridos. Y así era como se había ido ganando los cuartos desde su llegada, en un trabajo reposado, que le permitía conocer a compatriotas llegados de todas partes de la península y disfrutar de mucho tiempo libre. Además, hablar con ellos y conocer sus historias aliviaba en gran medida su melancolía y le traía gratos recuerdos de la época en que a la taberna llegaban todo tipo de viajeros, ya fuese buscando alimento, descanso o ambas cosas. Como había sucedido con la infortunada Pepa.

En esos momentos, cierta culpabilidad volvía a alojarse dentro de él, por haber dejado solo a su hijo cuando semejante desgracia acababa de sacudirle. Tanto tiempo luchando para estar juntos y… para qué. Parecía que el destino nunca jugaría a favor de un Ulloa.

¿Se encontraría bien? –pensaba cada día que pasaba sin recibir respuesta de él. Le aterraba que pudiese cometer alguna tontería. Solo esperaba que, si algo pasaba, al menos estuviese con la gente indicada.

Y para distraer su mente de esos trágicos pensamientos, marchaba como cuando era un crío a explorar y conocer su entorno, con emoción cuando descubría una nueva planta o un nuevo animal en el conjunto de una naturaleza desbordante que lo había sorprendido desde el primer día. Él, que siempre había querido saber el nombre de hasta la última planta que crecía en la comarca, se había encontrado con todo tipo de especies exóticas de vivos y sorprendentes colores. Su hijo, sin embargo, poco parecía disfrutar de ese encanto y se decantaba por conocer nuevas gentes, aunque siempre con ciertas reticencias debido a su situación.

Así que él echaba de menos compartir con alguien todas aquellas maravillas de las que disfrutaba día si y día también. Y era en ese fatal momento cuando, de vuelta a casa, se imaginaba explicándole todo cuanto había visto a lo largo del día a ella. Era absolutamente involuntario, y muchas de las gentes con las que se cruzaba a su paso lo observaban extrañados cuando algún gesto escapaba de su mente o susurraba rápidamente algunas palabras. Era algo extraño, como si en ciertos momentos regresara a la adolescencia, cuando su padre le había mandado fuera a estudiar y él se imaginaba contándole su día a día o lo que encontraba a su alrededor, y que más tarde plasmaba en una carta. Solo que ahora ya no tenía esa opción.

Y aunque estaba lejos, aunque tratase de evitarlo, no podía parar de ver su sonrisa o de recordar el sonido de su risa. Era extraño pues durante muchos años había sido incapaz de hacerlo allí, donde solo con cruzar el pueblo podían encontrarse. Pero quizá es que la distancia borraba lo malo y solo le permitía recordar lo bueno. Y esa misma le hacía sentirse culpable por su comportamiento y por su falta de determinación en el pasado, tanto lejano como cercano.

Por haberla dejado pensar que ya no la quería.
#34
mariajose1903
mariajose1903
22/07/2012 15:13
A mi esto no me gustaaaaaa ;) jaja pobrecitos que estan separados!! Ay lo que debe estar sufriendo la paca... Lo estais haciendo muy interesante y ya estoy deseando que sigais!! No lo dejeis mucho que ya estoy pensando en el momento reencuentro!!


Os quiero muchoooo!!!
#35
EspeLuthor
EspeLuthor
22/07/2012 16:33
Joder, joder... ¡JODER! ¡Nos tenéis en ascuas! ¿Pero esto que es? Me matais cada vez que os leo, y me pasa como a Mariajose, ¡os necesitooo! Ahora, eso si, sois impresionantes escribiendo, esto se está convirtiendo en una adicción. Sueño con que se vuelvan a ver, ¡aunque sea para reprocharse cosas!
Un abrazo y un beso muy grande chicas, y a los "cerebros pensantes" de esta historia, Ruth y Cris, enhorabuena!!
#36
thirdwatch
thirdwatch
22/07/2012 18:57
Ho.a toc toc vuelvo de visita que hoy tengo día libre.. Estoy más enganchada a vosotras que a la serie.. Bueno en realidad a la serie ya no estoy enganchada.. Quiero que me los juntéis ya
#37
mariajo76
mariajo76
22/07/2012 21:02
Niñas me encanta, me encanta me encantaaaaaaaaaaaaaa. Adoro a esta Francisca orgullosa como es ella pero a la vez frágil y que está rota por dentro, me la imagino cuando lee la frase de como esta...ella y se me encoge el corazón, me la imagino con la misma cara que puso cuando fue a ver a Raimundo ciego y ella lo rechazó, con ese dolor tan grande...uf.

Y Rai...ay mi niño, no lo sé, lo mismo me confundo pero lo mismo y como dice la canción "dicen que la distancia es el olvido pero yo no concibo esa razón..." Claro que puedes haber puesto un océano entre vosotros pero el amor cuando es de verdad no puede arrancarse nunca del corazón y la vas a echar de menos lo que te quede de vida, eso ni lo dudes.

Imagino que tardarán mucho en volver a encontrarse, vamos no creo que uno ponga tanta distancia para volver al día siguiente pero quiero creer que algo ocurrirá entre ellos para que no se sientan tan lejos uno del otro por que desde luego olvidarse es imposible.
#38
Kerala
Kerala
22/07/2012 21:27
Muchas gracias a todas por los comentarios. Nos hace mucha ilusión que os esté gustando la historia a pesar de estar consiguiendo que acabéis con todos los cargamentos de kleenex de vuestra ciudad carcajada. Para que veáis que somos buenas, hoy os dejamos ración doble guiño


............................................

Aquella noche había llegado algo más pronto de lo habitual de su cotidiano paseo. Decidió que aguardaría sentado en el pequeño porche de la casa, esperando a que llegara Sebastián. Estaba especialmente triste ese día y no era capaz de adivinar el porqué. Aunque en lo más hondo de su ser sabía que el mal que le aquejaba tenia nombre y apellidos.

Había tenido tiempo para meditar los pasos que siguió durante su marcha de Puente Viejo y aunque en su momento le pareció buena idea alejarse sin despedirse de ella, las dudas sobre el acierto o no de su decisión le acuciaban desde entonces.

Aunque bien sabía que de haberla tenido frente a él, tal vez no habría encontrado las fuerzas suficientes para dejar todo atrás. Y realmente necesitaba un cambio de vida. Alejarse de tanta desgracia que les había tocado padecer y respirar un nuevo aire.

Se sentía egoísta por haberse marchado en el peor momento para Tristán. Pero confiaba en él y en su fortaleza. Estaba convencido de que saldría adelante y encontraría su camino. Tristán tenía la fuerza interior que él no tuvo en su momento.

De nuevo otra vez ella volvía a sus pensamientos.

– Valiente cambio de vida, Ulloa -. Murmuró para sí mismo. – Incapaz de dejar de pensar en ella ni un solo instante -.

Aunque si en 30 años no consiguió borrarla de sus pensamientos, se le antojaba ardua tarea hacerlo ahora. Por eso no pudo evitar preguntar por ella en la carta que envió a su hijo. Le ahogaba el alma no saber si se había enterado ya de su marcha. Si lo habría sentido, o por el contrario aquello había sido una liberación para ella.

Y aquí se presentaba las siguientes preocupaciones para él. Aún no había recibido respuesta de Tristán a su misiva, ni le había referido a Sebastián que este era su hermano. Cierto es que habían dispuesto de poco tiempo para hablar de asuntos personales. Entre la búsqueda de un lugar para vivir los dos, el trabajo de Sebastián que absorbía casi todo su tiempo, y… y su temor a que su hijo no aceptara la noticia, habían conseguido retrasarlo hasta ahora.

– Buenas noches, padre -. La voz de Sebastián lo sacó de su ensimismamiento. - ¿Me estaba esperando? -. Se sentó a su lado en el estrecho banco de madera que había a los pies de la ventana. – Estoy reventado -. Resopló.

Raimundo lo miró, sonriéndole de medio lado. - ¿Mucho trabajo en el puerto, hijo? -.

– Demasiado -. Le respondió él. – Pero no me quejo tal y como está la situación del país. Además los ánimos andan algo revueltos estos días y no me extrañaría que en cuestión de unos meses se produzca la separación y se proclame la república -.

Raimundo suspiró. – Lo sé hijo, no se habla de otra cosa por aquí -.

Sebastián miró entonces de frente a su padre. – Claro, y eso es lo que le tiene sumido en ese estado de inquietud constante desde que llegó, ¿no es cierto? La situación política del país -.

Él le devolvió la mirada extrañado. - ¿Cómo dices? -.

– Padre, a mi no consigue engañarme ya. Son demasiados años junto a usted -, le sonrió alzando una ceja. - ¿Por qué no me cuenta qué es lo que le preocupa? O mejor, ¿Por qué no me cuenta cuáles fueron los motivos para su abandono repentino de Puente Viejo? -, le preguntó, observándolo con detenimiento. – Y no me diga que se moría de ganas de verme y por eso está aquí -.

- ¿Pones en duda las ansías que sentía por volver a estrechar entre mis brazos a mi hijo? -. Tuvo que sonreír ante el semblante que le mostró Sebastián, pero no podía referirle cuáles habían sido las verdaderas razones. – Nada pasó más que necesitaba cambiar de vida y apartarme de tanta desgracia. Eso es todo -. Sebastián siguió observándole no demasiado convencido con su respuesta.

– Desgracias hemos tenido siempre a nuestro alrededor y nunca hasta ahora había decidido abandonarlo todo -. Entrecerró los ojos. - ¿Es que acaso tuvo algún encontronazo grave con Doña Francisca? -.
#39
Kerala
Kerala
22/07/2012 21:27
*******************

Barría sin demasiado entusiasmo a las puertas de su recién recuperado negocio. Aunque había decidido que este pasara a manos de Emilia y Alfonso, los muchachos seguían contando con él para todo.

A cada segundo miraba de reojo a las gentes que pasaban incesantemente por la plaza esperando que en alguno de esos rostros descubriera el de Francisca. Llevaba ya varios días sin verla. Demasiados, diría él.

Sintió que el corazón le daba un vuelco en el pecho cuando divisó su figura a lo lejos, seguida de su incondicional Mauricio. Disimuló como buenamente pudo, tal y como hacía siempre que la veía, la ansiedad que sentía en su pecho y el loco latir de su corazón.

Cada vez estaba más cerca de él y se preparó para uno de sus habituales ataques. Pero este no llegó. Lo que se produjo fue algo mucho peor. Francisca pasó por su lado sin ni siquiera mirarle a la cara ni dedicarle un “Buenos días”. Solo Mauricio le miró de medio lado, queriendo evitar hacerlo de frente.


***************************

Suspiró sin mirar a Sebastián. – Encontronazos con Francisca los he tenido siempre -. Sintió que su nombre se atascaba en la garganta. Era la primera vez que lo pronunciaba abiertamente desde que se alejó de todo lo que tenía que ver con ella.

- ¿Entonces? -, insistió el joven. – He tratado de ser prudente y respetar su intimidad, padre. Pero siento que no ha conseguido levantar cabeza desde que llegó y me gustaría saber los motivos, eso es todo -.

Raimundo se enfrentó entonces a su hijo, mirándolo de frente. – En realidad hay algo que no te he contado, hijo -. Tragó saliva. – Desde que estoy aquí he querido buscar el momento adecuado para poder hacerlo, pero parece que nunca lo hallaba… -. Bajó la mirada a sus manos entrelazadas sobre las rodillas. – Verás, todo sucedió hace unas semanas… -.

Comenzó a relatarle el cúmulo de penosos sucesos en los que se habían visto envueltos y cómo estos les habían sorprendido de manera tan inesperada. Sebastián escuchaba atónito lo que su padre le refería. Meneando la cabeza lleno de incredulidad.

– Dios mío… -. Murmuró. - ¿Cómo está Alfonso? ¿Y Emilia? Imagino que destrozados… -. Afirmó en voz baja. – Aún no puedo creer lo que acaba de contarme, padre. En cuanto a Tristán… -. Recordó a su mejor amigo. No había sido justo con él en el pasado, y escuchar por boca de su padre la desgracia tan grande que le había tocado en suerte, hizo que inevitablemente, los ojos se le llenaran de lágrimas. – Creo que después de todo lo que pasó entre nosotros, no quiera saber de mí. Pero me gustaría contactar con él y brindarle todo mi apoyo, aunque sea en la distancia… -.

Raimundo sonrió emocionado ante la última afirmación de su hijo. – Él lo agradecerá, hijo, estoy seguro -. Tomó aire llenando sus pulmones. – Hay algo más Sebastián -.

El joven lo miró extrañado. - ¿Más? -.

Su padre le respondió afirmativamente, asintiendo con la cabeza. – Es bien sabido que conoces la relación que Francisca y yo mantuvimos en el pasado -. Sonrió recordando. – Nos amábamos con locura. Éramos jóvenes, apasionados… -. Lo miró suspirando. – Sebastián, lo que te quiero decir es que fruto de ese amor, Francisca y yo… -.

Sebastián se tensó de anticipación. – Ustedes dos, ¿Qué padre? -.

Raimundo miró a su hijo a los ojos. – Tuvimos un hijo... Sebastián espera… -. Lo tomó del brazo cuando el joven se puso de pie casi de un salto. – Yo desconocía la existencia de este hecho hasta hace apenas unos meses, te lo aseguro. La noticia me sorprendió tanto como a ti, hijo -.

El joven lo miró con el semblante completamente serio. – Se trata de Tristán, ¿no es cierto? -. Confirmó la veracidad de sus sospechas en la mirada de su padre. – Comprendo -. Se alejó unos pasos de él, con las manos escondidas en los bolsillos del pantalón. – Iré dentro a comer algo -. Dijo de pronto, encaminándose hasta la puerta.

– Sebastián… -. Lo llamó Raimundo.

– Necesito tiempo para asimilar esta noticia padre. Concédamelo, eso es todo -.

Entró en el interior de la casa dejando a su padre a solas. Raimundo cerró los ojos, pidiendo en silencio que Sebastián aceptara la noticia. A fin de cuentas, Tristán era su hermano y eso era algo que no se podía cambiar.

Tristán. Suspiró ahora al pensar en su otro hijo. Hacía ya varias semanas que envió la carta anunciándole su llegada y aún no había recibido contestación. ¿Le habría sucedido algo? Aquella inquietud crecía cada vez con mayor insistencia en su pecho. Fue hacía la puerta, encaminándose después a la modesta habitación que hacía las veces de despacho para Sebastián y para él. Tal vez debería escribir otra carta a Tristán, esperando que esta vez, tuviera la respuesta esperada.
#40
mariajo76
mariajo76
22/07/2012 21:53
AYYYYYYYYYYY que angustia por dios y Sebastian tan rancio como siempre. Por favor que agonía, seguiiiiiiiiid
Anterior 1 2 3 4 5 6 7 Siguiente