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Eres mi verdad... Toda historia tiene un principio... Raimundo Francisca.

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lnaeowyn
lnaeowyn
30/09/2012 20:48
Bueno, finalmente me he decidido. En vista del éxito que tiene este relato entre mis queridas Raipaquistas, voy a seguir su consejo. Voy a colgar el relato íntegro aquí. Bueno, íntegro... hasta la página 172 que tiene actualmente. He estado desaparecida casi un año, debido a múltiples motivos, pero he vuelto. Esta novelita no merece quedarse a medias...

Dedicada a todos y todas a los que les guste la electrizante pareja que hacen Raimundo Ulloa y Francisca Montenegro. Porque su historia es muy larga...


Eres mi verdad…

Capítulo 1.

Francisca Montenegro no lo entendía. Por más que su madre, su padre, Rosario, el cura y toda la gente respetable de la comarca se lo dijese, simplemente no lo entendía. No acababa de ver el sentido a aquello. Su distinguida madre se lo había repetido un millón de veces. “- Francisca, hija, recuerda que eres una Montenegro.-“ Había oído esa frase desde que tenía memoria y desde luego que lo recordaba. No lo olvidaría nunca, de eso estaba segura. Y eso le había dicho a su madre, mientras ella la miraba severamente. Su padre también la miraba, pero pese a que en su rostro quería dibujarse un digno enfado, Francisca sabía que tras aquella máscara pretendía asomar una tierna sonrisa.
- Francisca…- volvió a llamarla su madre.
Ella volvió a mirarla.
- ¿Has comprendido lo que te he dicho?- le preguntó severa.
- Sí, madre.- contestó como en una letanía.
- Pues repítemelo.- exigió ella.
Francisca reprimió el impulso de resoplar. Alzó la cabeza y una de sus largas trenzas cayó por su espalda.
- Soy una señorita de alta alcurnia y como tal, debo conducirme. No debo correr por el campo, ni saltar vallas, ni trepar a ningún árbol. No debo juntarme con los muchachos del pueblo ni mucho menos jugar con ninguno de ellos. Siempre llevaré la cabeza alta como corresponde a mi clase y, a partir de ahora, dedicaré a mi tiempo a los quehaceres propios de mi condición.- repitió casi sin detenerse a respirar.
Su madre le clavó una severa mirada. Una cosa estaba clara. Esa muchacha tenía una asombrosa memoria.
- Bien, espero que todo eso entre no sólo en tu cabeza, sino también en tu alma. ¿Entendido?
- Sí madre.
- Ahora puedes retirarte.
Francisca obedeció. Mientras se marchaba, pudo advertir una levísima sonrisa en el rostro de su padre que le hizo sentirse mucho mejor. Una vez que se hubo ido, Alejandro Montenegro miró a su esposa.
- Querida, ¿no crees que eres demasiado severa con ella?
- En absoluto.- ella le miró fijamente.- ¿Olvidas que es la única heredera de nuestra familia? No permitiré que nos deshonre. Quiero que sea una digna sucesora.
- Ya lo es.- insistió él.- Francisca es una muchacha despierta e inteligente.
- No lo dudo, pero no se conduce como debería hacerlo una señorita de buena familia.- rebatió ella.- ¿Acaso es propio de la heredera de los Montenegro que dedique su tiempo de ocio a corretear por los prados como una vulgar campesina?
- Elena, sólo tiene diez años.
La mujer le miró fijamente.
- Con diez años yo era una señorita bien educada, que sabía estar como correspondía. No me dedicaba a trepar a ningún árbol.
Un destello malicioso brilló en los ojos oscuros de Alejandro.
- Te creo, querida. Pero Francisca es una chiquilla llena de energía. Tiempo habrá para que esté sentada bordando sin replicar.- dijo con una sátira amarga.
Elena miró a su marido.
- Alejandro, la culpa de que Francisca sea así la tienes tú. Jamás la regañas por su comportamiento. ¿Qué quieres? ¿Qué se convierta en una joven sin educación, sin distinción? Así no logrará hacer un buen matrimonio.

Alejandro sintió que se lo llevaban los demonios. Siempre le pasaba eso. Odiaba pensar que todo el futuro de su hija se reducía a casarse con un buen partido que se encargase de su patrimonio y que ella enterrase toda su vitalidad, toda su energía y su inteligencia bajo una apariencia de dulce docilidad. Él adoraba a su hija tal como era. Pero sabía que, por más que lo intentase, todo estaba en su contra. Su mujer tenía razón. Francisca debería casarse, simplemente porque en 1864 una mujer no podía ser dueña de ningún patrimonio, ni mucho menos hacerse cargo de él, por muy heredera que fuese. Elena meneó la cabeza, entre desesperada y resignada.
- Si al menos… hubiese podido darte un heredero varón.
Los ojos de él relampaguearon.
- Ningún heredero varón valdría más que ella. Así que no vuelvas a decir una cosa así.- la fulminó con la mirada.- Deberías sentirte mucho más orgullosa de tu propia hija.

Ella le miró sorprendida y temerosa. Alejandro Montenegro le dedicó una última mirada, entre furioso y decepcionado. Después se marchó.
#101
nicuxy
nicuxy
01/01/2013 12:18
Menudo regalazo de Año Nuevo!!!!! Que alegría nos has dado!!!!! Que momentazo en la mesa!!!! Me ha encantado. Mil gracias Lourdes!!!!!! Muakssss
#102
mariajo76
mariajo76
01/01/2013 13:06
Pero bueno Lourdes ¿esto qué es?, o sea que yo, tu mayor fan, la que te sigue desde el principio te pide que sigas y pasas de mi y llega una raipaquista nueva, y ¿sus deseos son órdenes? (que conste que os adoro a todas las nuevas raipaquistas, me pareceis maravillosas y aunque ya no puedo seguir la serie por motivos de trabajo os leo siempre siempre). Mmmmm creo que estoy celosa, así que Lourdes espero que me compenses con la pedida de mano más preciosamente romántica y maravillosa de la historia del mundo mundial entre mi Alejandro y Alicia.

Del relato no te digo nada por que me repetiría, empezar el año leyendo esta maravilla es un auténtico placer, poder leer y soñar con esta historia tan preciosa en medio de tantas cosas feas es un privilegio. Gracias por conseguir que sonriamos. Gracias Lourdes
#103
lnaeowyn
lnaeowyn
01/01/2013 13:45
Mis queridísimas chicas. Gracias de nuevo y feliz AÑOO. En cuanto a ti, Mariajo, no te pongas celosona ;-) Sé que me pediste muchas veces que continurara, pero me pillaste en una época muyy liada. Ahora, sabiendo que a los profes nos tratan como a basura de usar y tirar, y después de apuntarme a unas opos que han abortado y ni me han devuelto el dinero , pues ya paso un poco más del tema y tengo más tiempo . No te preocupes, te resarciré. Nuestro Alejandro tiene mucho que decir y hacer en esta historia... Y hasta aquí puedo leer . Millones de besooos.
#104
paquirai
paquirai
01/01/2013 15:04
Jajaajaja... no me digas eso Mariajooo snif

Jejejje... es broma... grcias a las raipaquistas veterenas existe el otro hilo y por ende Lourdes pudo mostrar su lado novelÍstico y deleitarnos con esta preciosisima historia...

Lourdes, es que me encanta tu historia.... auunque le quede mucho para terminar (espero) nunca me canso una y otra vez de vlver a leer a esa traviesa y orgullosa Francisca y ese pequeÑo de ojos pardos que nos tiene locas... ains... demasiado ÑoÑa he entrado yo en el aÑo.... jejjjejjeje

Un beso...
Y mariajo, todas sabemos que eres uno de los ojitos derechos de Lourdes..carcajada no te pongas celosona, que en cuanto leas lo que nos dice Lourdes seguro que te derrites.... jejejej
#105
lnaeowyn
lnaeowyn
04/01/2013 19:58
Fernando Ulloa miró con frío desdén pintado en sus ojos de hielo el sendero que conducía a la Casona. Si había algo que no podía soportar de su adorada mansión era que para ir a Puente Viejo, la senda lo obligaba a compartir un tramo de camino con los Montenegro. Sus ojos echaron chispas. Odiaba a todos y cada uno de ellos con toda su alma. Era superior a sus fuerzas. Odiaba la distinción y alcurnia que corría por las venas de Alejandro, y su orgullo por sus posesiones, que comparadas con las suyas no eran sino menudencias. Odiaba a Francisca porque era una maldita mocosa con las mismas ínfulas de su padre. Y odiaba a Alicia y a su propio hijo, que habían tenido la desfachatez de caer en sus malditas redes. Pero sobre todo, odiaba a su propio hermano, Esteban. La negrura de ese odio saturó su sangre y oscureció sus ojos hasta convertirlos en un azul tormenta. Nadie conocía sus motivos. Nadie. Todo el mundo pensaba que el rencor hacia su hermano se debía a que eran muy diferentes, a que Esteban había osado quebrantar la honra de su familia enamorándose de Esperanza Montenegro.

Detuvo su camino en el puente que atravesaba el pequeño riachuelo y se inclinó. Esperanza… Apretó los dientes y volvió a maldecir por enésima vez ese nombre… y esa imagen que jamás se había borrado de su atormentada mente. De nuevo apareció. Un bellísimo rostro angelical, blanco como el alabastro, enmarcado por delicados bucles de azabache. Sus ojos verdes parecieron mirarle directamente, con una honda tristeza que la hacía aún más hermosa. Con un silencioso reproche. Fernando tragó saliva. Sentía que el corazón, su pétreo corazón, aceleraba. Estiró la mano hacia el agua y la hermosa visión se hundió en ella, como había ocurrido en verdad hacía ya tantos años. Un dolor lacerante se apoderó de él. Apretó la vieja madera de la baranda del puente, con tanta fuerza que dejó sus nudillos blancos.
- ¡Maldita seas, Esperanza Montenegro!- gritó.

Quería odiarla. Con todo su ser. Pero en lo más hondo de su atormentada alma sabía que no podía. Que nunca podría. Que seguiría enamorado de ella por más años que pasasen. Enamorado, obsesionado, enloquecido. Los recuerdos se agolpaban, torturándole. Recordó cuando se conocieron, siendo apenas unos chiquillos. Ella era tan dulce, tan simpática, tan…tan hermosa. Era un bálsamo para aquel muchacho hosco y solitario. Y le entregó su corazón, sólo para ver cómo ella lo pisoteaba, lo hería, diciéndole que no podía quererle como él deseaba. No quiso decirle por qué. Pero el tiempo se encargó de desenmascarar el misterio. Ella no lo quería porque a quien amaba era a Esteban. A su propio hermano. Y se sintió tan herido y traicionado que juró que haría lo imposible para que ambos pagasen el daño que le habían hecho.

Fernando clavó los ojos en el agua. Sí, se había vengado. Gracias a él, que puso sobre aviso a su padre acerca de las intenciones de Esteban, el compromiso entre ambos jóvenes se rompió. Pero quería hacer daño a Esperanza, tal como ella se lo había hecho a él. Disfrutó viéndola deshecha en lágrimas al ver que jamás podría casarse con su hermano y él le aseguró que aquello ocurría porque Esteban no la amaba de verdad. Nunca lo había hecho. La joven no quiso creerle y se alejó de él, corriendo y llorando, hasta que la perdió de vista.

Apretó los dientes mientras las imágenes y recuerdos acudían. Nada más supo de ella. Ni él ni nadie. Al cabo de dos días, su cuerpo inerte apareció flotando en un remanso del río. La inquietud de la culpa le sacudió una vez más, pero una vez más la alejó. Esperanza había merecido ese destino. Y Esteban también. Lo merecían por su traición. Y todo aquel que lo traicionase no se libraría jamás de su venganza, por lenta que fuese. Se irguió y siguió su camino, meditabundo y serio. Días atrás había oído en el pueblo que al parecer, Raimundo Ulloa y Francisca Montenegro se habían comprometido para casarse, con la aprobación de Alejandro. De nuevo, Alejandro, ese maldito bastardo. Su perversa mente maquinaba sin parar. Ya iba siendo hora de ajustarle las cuentas a ese malnacido. Le daría donde más le doliera, eso no cabía duda. Sonrió, saboreando de antemano su venganza. Mataría unos cuantos pájaros de un solo tiro. Y esos idiotas se enterarían de que nadie se ríe en la cara de Fernando Ulloa.
#106
paquirai
paquirai
04/01/2013 23:59
Uohhhhh regalito de reyes.... bieeeeeeeen!!!!!


Eso si... como a Fernando Ulloa se le ocurra tocar a uno de mis tortolitos lo mato con mis propias manos... diablo

Graciaaaaaaas.. que fuerte... Fernando y Esperanza... madre mia!!!! Madre miaaaaaaa!!!!

Sigueeeee...
#107
nicuxy
nicuxy
05/01/2013 00:42
Alaaaaa Fernando enamorado de Esperanza!!!!!!

Confirmo lo que dice María, ni se te ocurra tocar a los tórtolos Fernando Ulloa!!!!!

Gracias mil Lourdes por darnos el regalazo!!!!!
#108
mariajo76
mariajo76
05/01/2013 12:56
Alaaaa y tengo q leer esto justo antes de entrar a trabajar QUE ANGUSTIAAAAA. Claro ahora lo entiendo todo, tanto odio sólo puede surgir de otro sentimiento igual de fuerte: el amor.
Por una parte me da pena Fernando (una parte muy pequeña eso si), pero como se le ocurra hacerle cualquier cosa a mi Alejandro le arranco la cabeza, q ni lo roce vamos, que me convierto en una tigresa loca.
Sigue, sigue SIGUEEEE
#109
paquirai
paquirai
05/01/2013 13:15
Madre miaaaaa... Lourdes.... estÁs entre la espada y la pared... Nicuxy y yo decimos que como toque a Raimundo o a Francisca lo matamos.. y mariajo que como toque a Alejandro.... madre mia... van a ro
dar cabezas... no digo mÁs... jajajajjaj


Bueno si.. solo una cosa... SIGUEEEEEE!!!! Jejejejcarcajada
#110
lnaeowyn
lnaeowyn
05/01/2013 16:45
Bueno... bueno, la cosa está que arde... Lamento comunicaros que no todo va a ser un camino de rosas, ni mucho menos. Pero bueno, falta aún muuucho para terminar "Eres mi verdad..." Me mataréis, me querréis, pero sobre todo, espero que al menos esta historia sirva para desconectar del mundanal ruido ;-)

Por cierto, aquí tenéis a la pobrecica Esperanza

eresmiverdadtodahistoriatieneunprincipioraimundofrancisca

A decir verdad, es un personaje que me hubiera gustado desarrollar, pero la he matado. Glups, soy de lo peor hum. Pobrecito Esteban. Y sí, quién lo hubiera dicho... Fernando enamorado asombrado Éste es otro que va a dar mucho de sí.

Voy a echarme una siestecilla. Prometo más hoy ;-)
#111
paquirai
paquirai
05/01/2013 17:32
hum. ya sabemos que no todo va a ser un camino de rosas.... pero nosotras ante todo debemos amnazar... por si las moscas.... hum

Cuanto amor desbordan estos Ulloa-Montenegro... todos... si es que estÁn todos hechos los unos pa' los otros... jejejeje



Yo no pongo prisa, perooooo... Lourdes... despiertaaaaaaa!!!! [XD] jijiji
#112
lnaeowyn
lnaeowyn
05/01/2013 23:04
Alicia examinaba minuciosamente una lista interminable. Tal era su ensimismamiento que apenas reparaba en el pobre Alejandro, que la seguía resignado por la calle principal de Puente Viejo. Desde que Francisca y Raimundo habían anunciado su compromiso, Alicia había sido nombrada… o mejor dicho, se había autonombrado la responsable oficial de todos los preparativos de la boda. Y eso hacía que llevara unas cuantas semanas concentrada de lleno en su tarea. En aquel rollo de papel sin fin había apuntado todo, absolutamente todo: los adornos florales, el traje del novio, el vestido de la novia, hablar con Don Anselmo, los trajes y vestidos de los parientes más cercanos, la música, el convite… Francisca le había dicho que no tenía que encargarse ella sola de semejante trabajo, pero Alicia la había mirado de hito en hito, con tal expresión, que por vez primera, la joven no pudo sino ceder. Y ver a Francisca Montenegro claudicando era algo tan excepcional que ni Esteban, Raimundo, e incluso Fernando, abrieron la boca delante de Alicia sobre el susodicho tema. El que lo llevaba peor era Alejandro. Por supuesto estaba en extremo feliz al ver a su hija radiante de alegría, pero por otro lado, se sentía como un animalillo abandonado. Últimamente Alicia no tenía ojos más que para su tarea y, simplemente, no le hacía ni caso. Esa misma mañana, había ido al Caserón para invitarla a dar un paseo, sólo para averiguar por boca de Esteban que la orgullosa ex-novicia había salido temprano hacia el pueblo. Alejandro siguió sus pasos y se la encontró discutiendo en el colmado con Dolores, debido al “abusivo” precio del encaje de tul. Y de nuevo, ese genio Ulloa hizo ceder hasta la misma Dolores Asenjo, que terminó por hacerle rebaja.

Alejandro no podía dejar de mirarla, entre contrariado y admirado. ¿Desde cuándo los Ulloa necesitaban rebajas con la fortuna que poseían? Sacudió la cabeza. Esa era otra de las muchas rarezas de Alicia. Jamás había conocido a una mujer más exasperantemente… auténtica. Le importaba un verdadero comino lo que los demás pensaran de ella. En Puente Viejo, todos la consideraban rara… por no decir algo peor. Pero allí estaba, ignorando a todo el mundo, incluido él, mientras hablaba consigo misma sobre el siguiente recado.
- Alicia… ¿no crees que podríamos tomarnos un respiro?- se colocó a su lado, intentando captar su atención. Al ver que no funcionaba, la tomó delicadamente del brazo, girándola hacia él.- Te invito a tomar algo en el mesón.- añadió, con una irresistible sonrisa.
Por un momento, la firme concentración de ella cedió al ver esa sonrisa. Pero meneó la cabeza, tozuda.
- No puedo. Sabes que tengo que encargar el traje de la novia y he mandado llamar a la mejor modista de Madrid. He de ir a su encuentro para entregarle las medidas de Francisca e indicarle el modelo que ella quiere.- meneó la cabeza con una sonrisa al ver la triste cara de Alejandro, quien remedaba un puchero como un niño desatendido.- ¿Por qué no vas tú? Después me reuniré contigo, en cuanto termine.
- ¿Me vas a dejar aquí, solo y abandonado?
Alicia le miró, con sus hermosos ojos chocolate brillando irónicos.
- Vaya, ahora entiendo de dónde ha sacado Francisca sus aptitudes para la tragicomedia… y para la habilidad de conseguir lo que quiere. Pues sí, te voy a dejar aquí solo. Abandonado lo dudo. Mira, allí hay un nutrido grupo de distinguidas señoras que se sentirían de lo más hornadas si un excelentísimo caballero como tú las acompaña en sus charlatanerías.
Alejandro miró con pavor las estiradas damas. Se apresuró a seguir a Alicia, que ya había tomado su camino. Ella le miró de soslayo y sonrió.
- Creo que… no tengo ganas de tomar nada ahora mismo.- dijo él.
Alicia puso los ojos en blanco.
- Está bien, pero te advierto que como estés todo el tiempo quejándote, te quedas aquí. Bastante lío tengo ya como para oír tus lamentaciones.

Alejandro se calló con un mohín. Alicia reprimió el impulso de besarlo. Estaba tan mono cuando hacía un mohín… y cuando sonreía, y cuando hablaba, y cuando… Resopló. –“Céntrate, Alicia, que tienes un millón de cosas que hacer”.- le recriminó su conciencia.
Y eso se dispuso a hacer cuando, al dar otro paso, chocó con alguien.
- Oh, lo siento… yo..- alzó la mirada para encontrar los inconfundibles ojos de hielo de su primo.- Ah, eres tú…- terminó sin humor.- Entonces, digamos que no lo siento.
Fernando miró a su prima con desdén.
- Supongo que decirte que mires por dónde andas es pedirle demasiado a una…-la miró, lleno de desprecio.-… mujerzuela como tú.
- Mida sus palabras, señor.- Alejandro adelantó un paso, sosteniendo su mirada con mortal seriedad.- El traje de caballero que porta no cuadra con su educación.
Fernando fulminó a Alejandro con una mirada glacial.
- A usted no le ha dado nadie vela en este entierro. No tengo por qué tener educación con una “señorita” que no tiene ni pizca de ella. Y si usted tuviera un mínimo de orgullo, no habría caído tan bajo, como para abandonar a una señora respetable como Elena por alguien como ella.
- Ahora es usted quien se mete en asuntos que no le conciernen.- respondió Alejandro.- Pero si tanto aprecio tiene por Elena, se la regalo para usted solito.- dijo con un deje de burla.- Al fin y al cabo, se llevan muy bien, ¿no es así?

Fernando apretó los dientes, hormigueándole los dedos en un deseo incontenible de descargar un puñetazo en la cara de Alejandro. Éste también le miraba sin pestañear, en guardia, como si estuviera a punto de batirse en duelo. Alicia se interpuso entre ambos.
- Ya es más que suficiente. Ya habéis puesto a prueba vuestra hombría…- dijo con sorna. Se volvió hacia Alejandro.- Te agradezco tu caballerosidad, pero no necesito que me protejan de alimañas. Sé arreglármelas yo solita. Al fin y al cabo, no sería la primera vez que le dejo un ojo morado a Fernando.- el aludido intentó decir algo hiriente. Alicia se volvió hacia él.- Y en cuanto a ti, querido primo, sabes perfectamente que pierdes tu tiempo atacándome. Tengo demasiadas cosas qué hacer. Así que, quede usted con Dios.- dijo, inclinándose con una burlona reverencia.
Y sin más preámbulos se fue, dejando a ambos hombres perplejos.
- Repito. No sé qué diablos ha visto usted en esa loca.- dijo Fernando, con más sorpresa que furia.
- Es normal que no lo sepa.
Fernando le miró fijamente.
- ¿Qué demonios quiere decir?- el tono volvió a ser venenoso.
- Pues que usted nunca jamás sabrá lo que significa amar de verdad a alguien. Esa es su desgracia.
Fernando apretó el puño mientras el odio crecía en su interior. Los rasgos de su torturadora visión aparecían en el rostro del hombre que tenía en frente.
- Está muy equivocado.
Alejandro le miró con tremenda curiosidad, pero Fernando le dedicó una última mirada de desprecio y se marchó.
#113
chatosara
chatosara
06/01/2013 00:10
No sé si Fernando me cae peor que antes o mejor. No lo veo como amor, sino como obsesión. Pero ya veremos como prosigues con la historia n.n
#114
paquirai
paquirai
06/01/2013 13:57
Ains Lourdes... que con la emociÓn de ver el otro hilo tan a full... se me habia olvidado darte de nuevo mis enormes agradecimientos... esto ya va a la carrera así es que no puedes parar y dejarnos así... jejejeje...

Muchas graciaaaaas!!!!!
#115
mariajo76
mariajo76
06/01/2013 22:20
¿Se puede ser más monos que Alicia y Alejandro? NOOOOOOOOOOOO. Si es que me los comooooo, son tan distintos que tenían que terminar juntos sí o sí, los polos opuestos se atraen, ya se sabe.

En cuanto a Fernando...uffffffffffff, es que no puedorrrrrrrrrrrrrr, a ese me gustaría encontrármelo a mí de frente que se iba a cagar, y esa obsesión....da miedo, la verdad.

Esto está que arde chicas, Lourdes sigueeeeeeeeeeeeeeeee
#116
paquirai
paquirai
10/01/2013 10:35
Lourdeeeees!!!!! Ha pasado Nochebuena, nochevieja y Reyes, mis tórtolos se han prometido, tienen el consentimiento paterno, (porque el materno ni nos interesa), nos hemos enterado del amor pasado de Fernando....


Hace falta que diga mÁs????? Jejejjecarcajada no verdad???? Vengaaaa... cuando puedas.... muaks.
#117
martape
martape
10/01/2013 18:00
Que bonito Lourdes!!!! te sigo desde el principio y me pasaré devez en cuando por aquí...
#118
lnaeowyn
lnaeowyn
13/01/2013 20:49
Francisca intentó concentrarse en la lectura por enésima vez, y por enésima vez suspiró frustrada e irritada. Puso los ojos en blanco al ver el espectáculo que tenía delante. Su padre, el excelentísimo señor Don Alejandro Montenegro protestaba como un niño malcriado mientras una implacable Alicia le reprendía para que se probara de una vez el traje de padrino de boda que había encargado. Soltó un gruñido, pero no pudo evitar mirarles con suma atención. Era extraño, pero aquellas querellas que tenían su padre y Alicia nunca dejaban de ser… interesantes y, a pesar de que sentía que le iba a estallar la cabeza, divertidas. Alicia echaba chispas por sus ojos tan parecidos a los de sus primos, con los brazos en jarras y una actitud que ciertamente daba un poquito de miedo. Alejandro intentaba adoptar su pose más orgullosa, pero mantenía un cauteloso metro de distancia respecto a la fiera sin domar.
- No te lo vuelvo a repetir, excelencia. No estoy para perder el tiempo. Como no te pruebes ahora mismo el traje, yo misma te quitaré la ropa y te lo pondré.
Alejandro tragó saliva e intercambió una incrédula mirada con su hija. Francisca tuvo que hacer considerables esfuerzos para contener la risa.
- No serás capaz…
- ¿Quieres apostar?- los ojos chocolate relampaguearon.
- Apuesto veinte reales a que sí es capaz.- dijo Francisca desde su butaca.
Alicia relajó su enfadado rostro y miró a la joven con una sonrisa ladeada, guiñándole un ojo. Francisca se la devolvió… hasta que tropezó con la mirada de su padre. Bajó la cabeza y metió de nuevo la nariz en el libro. Alejandro miró de nuevo a la amenazadora ex-novicia.
- Alicia, no pienso probármelo. Jamás podría ir como padrino de la boda de mi hija con un traje que no es de color negro. ¿Tan difícil es de entender?
- Pues a mí me gusta mucho.- intervino de nuevo Francisca.- El color burdeos oscuro siempre le ha sentado muy…
Alejandro volvió de nuevo la cabeza.
- Francisca, hija, ¿podrías hacernos el favor de dejarnos solos un momento?
La chica bufó.
- No es justo…- murmuró entre dientes mientras se iba hacia la puerta de salida. Al verla, Alejandro la detuvo.
- ¿Vas a salir a estas horas?
- Son las siete de la tarde, padre. Y ya que no puedo leer tranquila en mi propia casa ni divertirme un poco con sus querellas, pues sí, voy a salir. No se preocupe, que mi estómago es muy puntual con la hora de la cena.
Alejandro meneó la cabeza mientras su hija se despedía con una sonrisa entre cariñosa y traviesa. Después una hermosa mujer de ojos chocolate y deliciosos rizos castaño-dorados captó de nuevo toda su atención.
- Opino igual que tu hija. Este color te sienta genial. ¿Quién diablos ha dicho que los padrinos tienen que ir de negro?
- Supongo que el mismo que ha dicho que la novia debe ir de blanco.- rebatió él. Juntó ambas manos en un gesto de inamovible convicción.- Lo siento, pero no me lo voy a probar.
- ¿Es tu última palabra?
- Sí.
- Muy bien.
Alejandro parpadeó. De pronto, Alicia estaba junto a él. Deslizó un dedo por los botones de su chaleco. Eso bastó para que se quedara como una estatua, paralizado por el electrizante contacto de ella. Alicia aprovechó para desabotonar y quitar la chaqueta y chaleco. La respiración de Alejandro se aceleró considerablemente cuando las osadas manos de ella empezaron a desabrochar su camisa. Las aferró.
- Alicia…
Ella tragó saliva al oír aquella condenadamente aterciopelada y grave voz. Dominó el impulso de echarse a sus brazos, pero él no pudo hacerlo y la atrapó. Sin embargo, antes de que pudiera adueñarse de su boca, la escurridiza Ulloa se escapó, llevando consigo su camisa y sonriendo triunfal. Pero la sonrisa se borró de sus labios al verle. Sólo llevaba los pantalones y su perfecto abdomen, pecho y brazos relucían a las luces del salón como si fuese un príncipe pagano, una estatua perfecta. No dejaba de mirarla como un depredador mira a su presa.
- De los pantalones ya me encargo yo…- su voz ronca de deseo la hizo temblar. Esta vez era ella la paralizada. La atrapó y sació su sed en sus labios. La pasión caldeaba el ambiente mientras ambos caían presa de ella. Alejandro la tomó en brazos y la subió a su alcoba como un torbellino de furia y amor.
Mientras tanto, afuera, Francisca paseaba por el sendero que conducía hacia el lugar secreto que compartían Raimundo y ella. Sonreía feliz, alzando su mano al cielo, comparando el brillo del pequeño diamante con el de las incipientes estrellas; deleitándose al pensar que en unas pocas semanas sería la mujer más feliz sobre la faz de la Tierra y que sería llevada al altar por un guapísimo Alejandro, vestido con su precioso traje burdeos. Soltó una risita pero la silenció al oír un leve ruido. Agudizó la vista pero no pudo ver a nadie. De nuevo el silencio del atardecer invadió todo. Se encogió de hombros y siguió su camino. Tras ella, un desconocido se cubrió con su capa y se fundió con las sombras. Pero en el brusco movimiento, un hermoso gemelo dorado cayó al suelo y las siglas S.C relucieron a la luz de las titilantes estrellas.
#119
mariajo76
mariajo76
13/01/2013 22:11
Pero la sonrisa se borró de sus labios al verle. Sólo llevaba los pantalones y su perfecto abdomen, pecho y brazos relucían a las luces del salón como si fuese un príncipe pagano, una estatua perfecta. No dejaba de mirarla como un depredador mira a su presa.

Que me mueroooooooooooooo, señorrrrrrrrrr dame fuerzassssssssssssss que me da un chungo malísimoooooooooooooooo, pero de que me vas Lourdes, como puedes escribir eso sabiendo que mi corazón late por ese hombretón
eresmiverdadtodahistoriatieneunprincipioraimundofrancisca

Que me lo imagino así y me descontroloooooooo, que me enajenooooooo, que me vuelvo locaaaaaaaa.

Aisn, respira, inspira, respira, inspira.

En fin, que te voy a decir que aunque el final me ha dejado un poco bastante acojonada cada vez que pones a mis chicos juntos es que me muero de amor, son tan distintos, tan maravillosos, son dos piezas de un rompecabezas que encajan a la perfección.

Y te lo tengo que decir, te odio, te odio, te odio, me había decidido a odiar a Fernando con toda mi alma pero jo, es que desde que sé lo de sus historia con Esperanza...es que me da mogollón de ternura, me recuerda muchísimo a nuestra Francisca, a lo mejor si Esperanza y él hubieran estado juntos no sería el cerdo que es, a lo mejor sería un hombretón tímido, serio, tranquilo, algo así como Alfonso Castañeda, a lo mejor Lourdes tal y como sucede con nuestra Francisca Fernando se merece una segunda oportunidad, es que de verdad que ahora lo veo y lo identifico con nuestra Paca, que va por el mundo con el corazón roto y con una coraza de acero para que no le hagan daño, ¿no hay por ahí una prima Montenegro dulce y cálida para derretir el hielo de Fernando?. Mira que unos ojos azules pueden ser tan fríos como el hielo o tan cálidos como un cielo de verano.
#120
paquirai
paquirai
14/01/2013 00:55
Lourdeeeeeees!!!!! mátame camión!!!! Mariajo me permites decir algo??? madre miaaaaaa... Ayyyy Montenegro si te pillaba yo en estos tiempos.... ufffff jajajajaja... ya está, ya está... te lo devuelvo... jajajaja carcajada

Nooooo Salvadoooor nooooo... que asco le tengo, que odio que de todoooo... diablo
Y Fernando, otro que tal... ni pena ni leches... que le den muy mucho por donde no entra el sol... aunque claro... seguro que Lourdes hace que me calle la boca, me contará la historia de Fernando y Esperanza, me hará llorar y me dará pena ese patán...

Lourdes... sigueeeeee... porfis, porfis... jejejeje
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