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Foro El secreto de Puente Viejo

Nunca te olvidare 5 La institutriz

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Dasher
Dasher
25/01/2014 23:08
Hola, esta es mi segunda historia y la he empezado a escribir hace poco, tiene una trama bastante interesante, en donde podeis indetificaros con las dos historias principales, espero que tambien les pueda gustar, saludos.
Sinopsis
Tristan y Pepa son una pareja que esta destinada a ser feliz, sin embargo el pasado de un familiar y la rivalidad de familias, causara que no solo nuestros protagonistas, si no tambien dos pequeños inocentes destinados a amarse, tengan que luchar por su felicidad, en medio del amor, la amistad, la envidia y la ambicion.
#1
Dasher
Dasher
25/01/2014 23:11
1 Recuerdos
La hacienda de las azucenas era la propiedad mas rica de toda la comarca, de hecho todo el mundo envidiaba la prosperidad de los Ulloa Montenegro, aunque si hubieran conocido su historia, quizas esa envidia podia disminuir, Raimundo Ulloa se habia casado con la hija de un propietario que habia caido en la ruina, Francisca Montenegro, una mujer que se habia convertido en toda su felicidad, aunque ella no hiciera intentos para merecerla, ambos tuvieron a dos hijos, Tristan y Soledad, la menor de los hermanos tuvo un romance fugaz con Juan Castañeda, un jornalero, que se vio obligado a ir al ejercito, dejando a su amada embarazada, destrozada por el abandono, Soledad deja a su recien nacido, Gonzalo, bajo la custodia de su hermano Tristan, quien lo cria como si se tratara de su propio hijo, sin embargo la repentina aparicion de Leonardo Montenegro sobrino de los Ulloa, provoca una tragedia, la noche anterior al bautizo de Gonzalo, tiene una terrible disputa, con el pretencioso Severiano Castañeda, quien deja viuda a su esposa Emilia Martinez, quien se casa con Alfonso, y descubre al poco tiempo que esta embarazada, el secreto de aquella tragedia lo saben unos pocos y es mejor que se mantenga asi.
Han pasado diez años desde lo sucedido, Tristan Ulloa ha dedicado su vida al pequeño Gonzalo, y su madre no ha conseguido que se casara, el joven no se ha visto interesado en el amor, mientras que su padre ha decidido viajar por el mundo, queriendo de alguna manera poder olvidar todos aquellos recuerdos.
_ Tristan, mañana me ire a America.
_ ¿Y no cambiara de parecer?
_ No, y creo que es lo mas adecuado, el matrimonio con tu madre cada dia esta mas resquebrajado, apenas y nos sentamos en el comedor.
_ Madre, deberia ser mas comprensiva con usted.
_ Deberia serlo con todos, sobre todo con mi nieto.
_ El pequeño Gonzalo, es una bendicion en mi vida.
_ Francisca tiene razon, en que deberias enamorarte.
_ En realidad quiere que me enamore de alguna rica.
_ Jamas dejes de luchar por tus ideales.
_ Si alguna vez encuentro el amor, no lo dejare escapar.
Alfonso y Emilia Castañeda se habian casado y ahora tenian a la dulce Maria, aquella niña era la dicha que el matrimonio queria tener, sin embargo intentaban tener el mayor cuidado posible, para que la niña no supiera la terrible tragedia que habia sucedido antes de que viniera al mundo, ellos tenian una hosteria en la cual le brindaban hospedaje a todos los interesados, mientras que Maria siempre iba contenta a la hacienda de las azucenas, en donde la matrona de las cocineras, Rosario siempre le obsequiaba un pedazo de pastel, hasta el momento nadie se habia percatado de la presencia de la niña, mas que la amable Rosario, quien le acariciaba los cabellos y la mimaba tiernamente, Rosario habia perdido a sus hijos y se encariñada con los demas.
_ Aquí tienes el pedazo de pastel. _ Le dijo acercandose a Maria.
_ Gracias, esta delicioso. ¿Por qué estas triste?
_ No es nada, dame un abrazo.
_ Claro que si.
_ Te quiero tanto, mi pequeño tesoro.
Mientras dejamos algunos momentos nuestra historia en Puente Viejo, dirijamonos a San Felipe, un pueblito que queda al sur de Sevilla, en su plaza mas importante, aunque debemos decir que era la unica, podemos ver a una muchacha joven, de preciosos cabellos castaños y una mirada encantadora, su nombre es Pepa Castro, quien tenia tomada de sus manos a su hija Aurora, una pequeña criatura de unos siete años, que era la luz de sus ojos.
Pepa Castro era la hija de una familia modesta y honorable de San Felipe, era una muchacha demasiado despierta, y entusiasta, especialmente cuando se trataba de defender las injusticias, su padre Salvador Castro, la habia obligado a casarse con un hombre que no amaba, para salvar a su familia de la ruina, y tambien para que pudiera darle un padre a su hija, porque el hombre que le habia dado la vida a Aurora, habia desaparecido en extrañas circunstancias, el matrimonio forzado fue un fracaso, y Olmo Mesia, el hombre que habia sido destinado por don Salvador, no quiso tomar responsabilidades ajenas y se alejo de sus vidas, aunque tambien habia dejado unas terribles deuidas de juego, las mismas que don Salvador se habia visto obligado a pagar.
_ ¿Cuándo nos iremos de aquí? Le pregunto la pequeña Aurora.
_ Mañana, mi tesoro.
_ El abuelo es muy malo.
_ No digas eso, solo tiene un carácter dificil.
_ Pues yo quiero quedarme siempre contigo.
Aurora recibio el tierno abrazo de su madre, quien el dia anterior habia comprado dos pasajes para la diligencia del dia siguiente, su mejor amiga le habia dicho que viniera a visitarla, y que habia un puesto de institutriz, que bien podia ser suyo, Pepa habia visto una nueva oportunidad, aunque su padre habia intentado tenerla bajo sus dominios, porque esperaba casarla con otro.
_ Tenemos que irnos para conseguir una nueva vida.
_ ¿Me vais a despertar temprano?
_ Claro que si, princesa.
Pepa y su hija habian pasado la ultima noche en casa, y a la mañana siguiente, demasiado temprano, cuando ya tenian sus maletas listas, y aprovechando que don Salvador no habia regresado de sus lugares de esparcimiento, salieron y de inmediato se dirigieron a la plaza del pueblo, en donde las esperaba la diligencia, que las llevaria a su destino, la pequeña Aurora, pregunto amable:
_ ¿Y ahora cual es nuestro destino?
_ Nos iremos a Puente Viejo
#2
Dasher
Dasher
31/01/2014 01:54
2 Precioso destino
Aurora miraba a su madre con aquellos ojos de la inocencia, en realidad no sabia porque su abuelo era tan malo, y en cierta manera las habia obligado a que tuvieran que irse de su hogar, sin embargo aquella niña, se sentia demasiado protegida por su madre, quien en el coche, la abrazaba tiernamente, debemos decir que era una de las relaciones entre madre e hija, que mas envidia podia causar, porque a pesar de la ausencia de un padre, la pequeña Aurora, sentia que no le faltaba nada mas en todo el mundo.
_ Madre.
_ Dime, mi princesa.
_ ¿Y donde iremos a vivir?
_ No tienes de que preocuparte, una amiga mia, nos ofrecera su hogar.
_ Comprendo.
La diligencia seguia avanzando su camino, aunque tambien habian otras personas que estaban viajando con ellos, un matrimonio de jovenes recien casados, y una mujer soltera, de cabellos recogidos, y que respondia al nombre de Flora, era una mujer demasiado amable, aunque escondia su rostro tras un velo de color azul, Aurora la miraba con curiosidad, al mismo tiempo que Flora no dejaba de lanzarle alguna que otra sonrisa, Pepa se dio cuenta, y entablo una conversacion, con aquella mujer, quien de inmediato le conto todas las aventuras que habia tenido durante su adolescencia, enseñandole al mismo tiempo todos los remedios caseros, que servian para salvar a alguien.
_ ¿Entonces usted es una experta con las hierbas?
_ Claro que si, muchacha, todas las plantas de alguna manera nos sirven, aunque siempre hay que tener cuidado, con aquellas que pueden ser venenosas, por decirte algo, la belladona, en grandes dosis, puede ser mortal.
_ ¿Sabeis? Cuando era una chiquilla, gustaba de escuchar a las criadas, cuando mencionaban los remedios caseros a base de las plantas.
_ ¿Y porque viajais sola?
_ No tengo marido.
_ ¿Esta muerto?
Pepa asintio con un movimiento de cabeza, mientras que Aurora, abrazaba la muñeca que su madre le habia hecho, a base de pajas y rellenos de algodón, que tenia un vestido de color blanco, y ademas dos preciosas trenzas amarillas, que la niña no dejaba de acariciar, mientras miraba a su madre.
Raimundo Ulloa se habia despedido de su hijo y de su nieto, antes de irse a América, sin embargo no menciono palabra alguna en relacion a su esposa, Francisca, ni siquiera se tomo la molestia, de desearle que tuviera un buen viaje, fue aspera en sus comentarios, y de inmediato se retiro de la estancia.
_ ¿Cuáles son los regalos que quieres, Gonzalo? Pregunto el abuelo.
_ Lo que tu quieras, solo espero que tengas un buen viaje.
_ Niño de mi alma, me enorgullece, que seas tan bondadoso.
_ A mi no me hacen faltas cosas materiales.
_ Cuando se tiene una vida de lujos, no hace falta nada.
El comentario de Tristan, aunque no habia tenido la menor de las intenciones, habia lastimado la sensibilidad de Gonzalo, quien en sus pensamientos infantiles, se preguntaba porque su madre no estaba a su lado, le habian dicho que se habia ido de viaje, y que pronto regresaria, pero el tiempo siempre pasaba, y no habia noticias de ella, ni siquiera habia mandado una carta.
Alfonso Castañeda vivia una plena vida matrimonial con su esposa Emilia, aunque su esposa algunas veces no dejaba de recordar lo sucedido con Severiano, y en medio de aquellos recuerdos, sentia un poco de tristeza, sin embargo todo eso desaparecia cuando tenia todos sus deseos en su hija Maria, esperaba que la providencia, le permitiera que estudiara en un colegio de categoria, sus deseos de ambicion, no eran egoistas, si no mas bien maternales, la niña habia regresado con un pedazo de pastel en las manos.
_ ¿Dónde estuviste?
_ En la hacienda de las azucenas.
_ ¿Y que hacias ahí?
_ Queria ver a Rosario.
_ Maria, sabes muy bien que a los Ulloa no les gusta que los visiten.
_ ¿Por qué?
_ No lo se, esa familia tiene tantos secretos, no debes acercarte.
_ Es un poco dificil.
_ Maria.
La niña sonrio amablemente, mientras le ofrecia a su madre un pedazo de pastel, que Emilia recibio, aunque seguia advirtiendole que no se acercara a la hacienda de las azucenas, y que si lo hacia a escondias se iba a enterar.
Tristan y Gonzalo fueron a despedir a Raimundo, quien le dio un abrazo demasiado efusivo a su nieto, el chiquillo recibio de manos de su abuelo, una medalla de oro, que tenia la imagen de la virgen de la misericordia, era un regalo de la madre del niño, aunque casi nadie lo habia querido mencionar.
_ ¿Piensa regresar pronto? Le pregunto Tristan.
_ No lo se, es mejor dejarlo a la providencia.
_ De todas maneras, que tengais un buen viaje.
_ Gracias.
Al fin despues de varias horas de viaje, Pepa y su hija Aurora llegaron a Puente Viejo, eran casi las seis de la tarde, cuando bajaron de la diligencia, Pepa tomo las dos maletas, mientras que Aurora, tenia en sus manos a su muñeca, el pueblo era bonito, aunque por supuesto, no se parecia en nada al que habian dejado atrás, hacia ya demasiadas horas, la niña no se soltaba de su madre.
Salvador Castro habia regresado hacia algunas horas a la hacienda, cuando una de las criadas le dijo que su hija y su nieta, se habian ido para siempre, la expresion en los ojos de el hacendado, no era tristeza, mas bien de furia.
_ ¿Y cuando se fue?
_ Al mediodia.
_ ¿Y lo habeis permitido? ¡Eres una insensata!
Salvador de inmediato le dio una fuerte cachetada a la doncella, salio de prisa de la estancia, y juro que haria regresar a su hija, asi fuera con una paliza, no le gustaba de ninguna manera, que alguien pudiera desobedecer sus deseos.
Tristan estaba demasiado ensimismado en sus pensamientos, y de inmediato fue a buscar refugio en la iglesia, no habia casi nadie, por lo que de sin pensarlo siquiera subio por las escaleras, hasta llegar al ultimo piso, la desesperacion que habia sentido por la tragedia sucedida hace diez años, provoco que de inmediato, mirase hacia abajo, con una terrible angustia.
_ ¿Por qué tuvisteis que abandonarnos, hermana?
Cuando Pepa y Aurora, llegaron al pueblo, lo primero que vieron fue la iglesia, la muchacha no era catolica, sin embargo cuando a aquel hombre joven, que miraba hacia abajo, de inmediato supo que tenia que darse prisa, seguida de su hija, subio de inmediato aquellas escaleras, mientras que la niña, no dejaba de estar pendiente de todo lo que estaba pasando en aquellos momentos.
Tristan seguia demasiado entristecido, y al parecer la angustia estaba nublando sus pensamientos, cuando de repente sintio que una mujer lo habia jalado de inmediato por la cintura, hasta que ambos cayeron al suelo, cuando el joven se dio la vuelta, miro a aquella muchacha, que lo miraba seriamente.
#3
Dasher
Dasher
25/02/2014 22:52
3 Malos modales
_ ¿Se puede saber que esta haciendo? Pregunto Tristan enseguida.
_ ¿No lo esta viendo? Evitando que cometiera una locura.
_ ¿De que rayos esta hablando?
_ He visto cuando intentaba lanzarse desde aquí.
_ ¡Pues quiero que sepa que esta muy equivocada!
_ Lo vi con demasiada tristeza.
_ Eso no quiere decir que me vaya a matar.
_ Solo queria ayudarlo.
_ ¡Ademas ni siquiera se porque estoy hablando con una desconocida!
Tristan de inmediato se alejo del lugar, y se fue bajando las escaleras, Pepa salio detrás de el, mientras que tenia a la pequeña Aurora tomada de su mano, la niña no comprendia porque aquel hombre con barba le habia respondido de esa manera a su madre, Pepa tambien bajo las escaleras y salio de la iglesia hasta darle alcance a aquel hombre, a quien habia intentado salvarle la vida.
_ ¡Por favor espere un momento! Exclamo Pepa.
_ ¿Qué haceis aquí?
_ Lo siento, en serio creia que se iba a suicidar.
_ Cualquiera tiene motivos para despreciar la vida, algunos mas que otros, sin embargo jamas seria de aquellos cobardes que se rinden, sin querer luchar.
_ En serio, quisiera que me disculpe.
_ No tengo nada que seguir hablando con una desconocida.
_ Pues eso tiene remedio, mi nombre es Pepa Castro, y ella mi hija Aurora.
La muchacha y su hija extendieron la mano al mismo tiempo, esperando sin duda alguna que aquel caballero tambien reaccionara de la misma manera.
_ ¡Adios!
Tristan se alejo de ellas dejandolas con la mano extendida, Pepa tomo en sus brazos a su hija Aurora, al mismo tiempo que no dejaba de mirar al joven.
_ Hasta la vista chico misterioso.
La hosteria de los Castañeda Martinez aquel dia habia recibido mayor cantidad de visitas, que en dias anteriores, Alfonso estaba terminando de servir algunas copas, mientras que su esposa, preparaba el puchero que ofreceria como entrada, la pequeña Maria estaba tambien sirviendo a los clientes, entregandoles emparedados de jamon con huevo, debemos decir lamentablemente, que hubo un hombre bastante mayor, que no dejaba de echarle miradas indebidas ala niña, quien en medio de su inocencia, no se daba cuenta de nada, aquellas preciosas trenzas, eran su mayor atractivo.
Tristan regreso a la hacienda de las azucenas, demasiado molesto por lo que habia sucedido, se entretuvo jugando a las cartas con Gonzalo, y despues se dirigio a la cocina, para pedirle a Rosario que le sirviera una taza de café.
_ ¿Se encuentra bien?
_ ¡Bien! Como si esta vida me diera motivos.
_ No se olvide del pequeño Gonzalo.
_ De ninguna manera, sin embargo hay gente tan impertinente.
Rosario le sirvio el café, y Tristan empezo a tomarlo de a pocos, al mismo tiempo que con una mirada demasiado seria, le decia a la bondadosa mujer:
_ ¿Me creeras que hoy conoci a una cotilla?
_ Y por lo que veo lo ha molestado.
_ ¡Esa tipa penso que me iba a matar!
_ ¿No estara en la cierto?
_ Claro que no, te confieso que a veces quisiera dormir, pero todas esas angustias se van por la borda, cuando me acuerdo del pequeño Gonzalo, jamas atentaria contra mi vida. ¡Pero esa mujer creyo lo contrario! ¡La detesto!
_ Deberia calmarse.
_ Teneis razon, no vale la pena hablar de esa mujer.
Algunos momentos despues entro Gonzalo, quien de inmediato se acerco a Tristan y con una sonrisa de inocencia, le mostro su caballito de madera.
_ Mira tio. ¿No esta precioso este caballito?
_ Claro que si.
_ ¿Sabes lo que pienso hacer?
_ Dime.
_ Se lo voy a regalar al hijo de los Molero.
_ Gonzalo, es tu caballo favorito.
_ Miguelito se merece este regalo.
_ Eres tan bueno mi cielo.
_ Gracias Rosario.
La bondadosa mujer le preparo un delicioso plato de pollo a la francesa, en recompensa por la bondad del niño, mientras que Tristan no hacia mas que imaginar los planes que tendria su madre para Gonzalo, despues del verano.
Emilia salio a las afueras de la hosteria, mientras que sus ojos no dejaban de mirar todas las diligencias que estaban pasando, sin embargo ninguna se detenia, hasta que pasada casi una medira hora, quizas un poco mas, al fin se detuvo una diligencia de la cual bajaron dos personas, eran Pepa y Aurora.
_ Hasta que al fin estas aquí.
_ El cochero no encontraba la posada.
_ ¿Y quien es esta preciosidad?
_ Mi nombre es Aurora.
_ Es un placer conocerte.
La posadera le ofrecio su mano a la pequeña, quien la tomo dulcemente, despues las invito a pasar, al mismo tiempo que le pedia a un mozo que tomara las dos maletas, sin embargo Pepa le dijoque aquello no era necesario.
_ ¿Cuándo habeis llegado?
_ Hace algunas horas.
_ ¿Y sabe don Salvador que estais aquí?
_ No, ademas es mejor que no lo sepa.
_ ¿Sientes tristeza?
_ De ninguna manera.
_ Aurora, te quiero presentar a una amiga.
_ Claro que si.
_ ¡Maria ven enseguida! Dijo Emilia dirigiendose a su hija.
_ Esta bien.
Fue entonces cuando Aurora pudo tener delante suyo, a una niña casi de su misma edad, quien con una sonrisa le extendio la mano amablemente.
_ Mi nombre es Maria.
_ Y yo soy Aurora.
_ Tienes una muñeca muy bonita.
_ Pues entonces vamos a jugar.
Las dos niñas se quedaron entonces jugando bajo la viligancia de Alfonso Castañeda, al mismo tiempo que Emilia y Pepa se sentaban en una mesa.
_ ¿Y dime como te ha recibido Puente Viejo?
_ No lo se, Puente Viejo comenzo intenso.
_ ¿Qué?
_ Conoci al hombre mas guapo del mundo, que resulto ser un falso suicida, a quien le quise salvar la vida, y puedes creer que ahora me odia.
_ Pues no entiendo nada.
_ Ni yo tampoco.
Pepa se quedo demasiado pensativa, mientras recordaba los ojos de aquel joven, sin embargo no podia comprender porque habia demasiada tristeza en aquella mirada, sin embargo despues se imagino que no podia interesarle.
#4
Dasher
Dasher
07/03/2014 22:37
4 Primeras impresiones
Las horas pasaron rapidamente en el pueblo, y al dia siguiente temprano por la mañana, Pepa desperto a la pequeña Aurora, quien habia dormido con su muñeca al lado, la niña frotandose los ojos demostraba que aun no estaba despierta del todo, Pepa comprendio que debia dejarla descansar, salio de la habitacion y se dirigio a la cocina para dirigirle su ayuda a su amiga Emilia.
La buena mujer se encontraba preparando el desayuno para los comensales, y nuestra amiga de inmediato se puso un delantal y se acerco para brindarle su ayuda, Emilia, al comienzo intento convencerla de que era lo contrario.
_ No es necesario.
_ En serio, quisiera ayudar.
_ Pepa, aquí sois unas invitadas.
_ Sabeis que no me gusta quedarme con los brazos cruzados.
_ ¿Entonces no tengo manera de convencerte?
_ Claro que no.
Emilia comprendio que no era facil convencer a Pepa, y ambas mujeres de inmediato se pusieron a preparar el desayuno, el caldo de pollo caliente y el mate de manzanilla, era el desayuno que brindarian a los comensales.
_ El desayuno se ve delicioso.
_ A mi hija le encanta el caldo de pollo.
_ Pues entonces le servireis dos platos.
La pequeña Aurora se levanto de la cama la dejo lista, le dio un beso a su muñeca, y despues tomandola en sus brazos salio de la habitacion, cuando bajo las escaleras se dio con la grata sorpresa de que la esperaban para comer, tambien encontro al lado de su madre a Emilia a la pequeña Maria.
_ Buenos dias Aurora.
_ Hola. ¿Cómo estais?
_ Muy bien.
_ Ven sientate conmigo.
_ De acuerdo.
Mientras Pepa y Emilia miraban lo bien que se estaban llevando sus hijas, podemos ver en las afueras de la posada, casi al lado la ultima mesa, que alguien le ha entregado una carta a un hombre de barba entrecana, que se encuentra ahí sentado, mientras que sus ojos se posan en la pequeña Maria, no sabemos cuales son sus intenciones, solo vemos que no deja de mirarla.
_ ¿Le puedo servir de algo?
_ Claro que si.
_ ¿Qué se le ofrece?
_ Sirvame una taza de mate.
_ De acuerdo.
El caballero se ha quedado ahí sentado en la mesa, mientras que sus pensamientos se apoderaban de la inocente mirada de aquella criatura, algunos momentos despues, abre la carta y se dispone a leer enseguida.
_ “Han pasado casi diez años desde la ultima vez que nos vimos, espero que la visita que me diste hace unas semanas, se vea recompensada, por lo que pudierais decirme de Maria, quisiera que me respondieras lo mas rapido posible, tengo todas mis ilusiones puestas en darle a la niña lo que merece, se que sus padres son personas humildes, y ella se merece un futuro adecuado”
Doña Francisca se habia presentado en el salon de estudio de Tristan, quien en esos momentos se encontraba leyendo unos documentos que eran importantes, la señora no habia sido la mejor de las madres, sin embargo de todas maneras esperaba que su hijo volviera a confiarle todos sus problemas.
_ ¿Qué quiere?
_ Deberias ser mas respetuoso conmigo.
_ Madre, sabe muy bien que nuestra relacion es falsa.
_ ¿Y no podemos cambiarla de alguna manera?
_ No tengo la menor de las intenciones.
_ Tristan deberias cambiar.
_ ¿Qué pretende? ¿Piensa que todo puede ser diferentes, despues de lo que ha sucedido en esta familia? Jamas he sentido mas tristeza que ahora.
_ No olvideis al pequeño Gonzalo.
_ Por el no me derribo, pero no se por cuanto resistire.
_ Tristan deberias tener en cuenta que de ti depende que esta hacienda siga siendo la mas importante de la comarca, no podeis olvidarlo.
_ Sal de aquí.
Doña Francisca se retiro, mientras que el joven se quedo alli sentado ensimismado en sus pensamientos, cuando algunos momentos despues empezo a recordar el bello rostro de la mujer que le habia salvado la vida.
_ ¡Es una cotilla! Manifesto de inmediato, frunciendo la mirada.
Aurora seguida de una de las muchachas de la hosteria habia salido a dar un paseo, la niña tenia la muñeca en sus manos, y la miraba con arrobamiento, su madre le habia hecho unas preciosas trenzas, que ella queria poder lucir.
_ ¿Y despues nos iremos a comprar algunas flores?
_ Claro que si.
_ Pues entonces vamos.
El caballero que habia estado mirando a Maria, de inmediato se levanto de la mesa, Emilia se dio cuenta de su presencia y trato de darle alcance, sin embargo antes de que pudiera llegar a la puerta, aquel hombre se habia ido.
_ ¿Quién sera ese tipo?
Aurora y Lucia, que aquel era el nombre de la muchacha que la estaba acompañando, se dirigieron al rio, la muchacha le habia advertido a Aurora que no se acercara demasiado, puesto que no sabia nadar, y la niña estaba dispuesta a obedecerla, sin embargo la caida de su muñeca, hizo que sucediera lo inesperado, pues la niña intento enseguida rescatar su juguete.
_ ¡Aurora ven aquí! Le dijo Lucia.
_ Solo voy a salvar a mi muñeca.
_ ¡Espera!
La criatura no escucho en esos momentos las advertencias y trato de salvar a su muñeca, cuando de repente tropezo y cayo al rio, empezando a gritar:
_ ¡Auxilio!
_ ¡Aurora!
_ ¡Salvame!
_ No se nadar.
_ ¡Me ahogo!
Lucia estaba desesperada habia tomado una rama de un arbol, para de esa manera poder rescatar a Aurora, sin embargo todos sus intentos eran en vano, sin embargo alguien se habia bajado de uno de los arboles que nadie viera.
Era un chiquillo de unos diez años mas o menos, tenia los cabellos castaños y la mirada bondadosa, de inmediato sin dudarlo, se lanzo para rescatar a Aurora, de inmediato la tomo en sus brazos y consiguio salvarla del peligro.
_ ¡Muchacho! Gracias al cielo que habeis llegado.
_ No te preocupes Lucia, la niña estara bien.
Algunos momentos la pequeña Aurora desperto, y de inmediato lo primero que hizo fue preguntar por su muñeca, el muchacho que la salvo, se la entrego:
_ Aquí tienes.
_ Gracias.
_ ¿Cuál es tu nombre?
_ Aurora Castro.
_ Mi nombre es Gonzalo Ulloa
#5
Dasher
Dasher
27/04/2014 19:22
5 La institutriz
_ Me alegra que estes a salvo.
_ Siempre te dare las gracias.
_ ¿Por qué te habeis lanzado al rio?
_ En realidad no lo hice.
_ ¿Qué fue lo que sucedió?
_ Queria rescatar a mi muñeca y tropece.
_ Lo importante es que estais bien.
_ ¿Vives solo?
_ Mi madre murio y vivo con mi tio y mi abuela.
_ ¿Y tienes una casa grande?
_ ¡Aurora no le hagas esas preguntas!
_ No te preocupes Lucia, solo es una niña.
_ Pues ya es tiempo de regresar.
Gonzalo se despidio de Lucia y de la pequeña Aurora, y despues se subio a un arbol, desde donde pudo contemplar todo el paisaje, y sentir mas libertad, el chiquillo no era de los niños estirados, si no que era el mas noble de todos.
Lucia y Aurora regresaron a la posada, en donde Pepa ya bastante angustiada por la demora, habia decidido ir a buscarla, y por lo tanto es natural que se hallan encontrado en la puerta de la posada, la muchacha ha abrazado a su hija, le ha acariciado los cabellos, y la pequeña le ha dedicado una sonrisa.
_ ¿Dónde estabais, mi tesoro?
_ Fuimos a pasear al rio.
_ Pero habeis tardado.
_ Estoy bien.
_ Gracias por cuidarla, Lucia.
_ No tiene nada que agradecer.
Maria de inmediato vio a Aurora, y le pidio que fuera con ella porque su madre les habia preparado un pastel de fresas, mientras que Pepa se quedo conversando con Emilia, las dos niñas se quedaron hablando amigablemente.
_ ¿Y te gusta Puente Viejo?
_ Claro que si, es muy bonito.
_ Aunque ya sabes que aquí solo una familia tiene dinero.
_ ¿Y con dinero se puede ser feliz?
_ Creo que no.
_ Por cierto, te cuento un secreto.
_ Dime.
_ Casi me ahogo.
_ ¿Qué?
_ No hables tan fuerte.
_ Dime que sucedió.
_ Mi muñeca se habia resbalado al rio, y quise rescatarla, sin embargo me tropece, y si no fuera por Gonzalo Ulloa, quizas ahora no estaria aquí.
_ ¿Gonzalo Ulloa? Pregunto Maria de improviso.
_ Claro que si. ¿Lo conoces?
_ Es el nieto de la mujer mas rica de todo el pueblo.
_ Sin embargo no me dijo nada.
_ Pues es el niño mas bueno del mundo.
_ Y ademas es guapo.
_ Aurora. ¿Qué dices?
_ Te has puesto roja como una frutilla. ¿Te gusta?
Maria se quedo en silencio, desde siempre habia estado enamorada de Gonzalo, sin embargo no habia existido entre ambos mas que una amistad infantil, ademas que a Tristan y Francisca, no les gustaba verla por la hacienda, y cuando iba lo hacia a escondidas, para ver a Gonzalo y a Rosario.
_ ¿Y porque no quieren que vayas a verlos?
_ No lo se, debe ser porque soy pobre.
_ Es una lastima, porque que eres tan buena.
_ Gracias.
Mientras que las niñas seguian conversando y comiendo el pastel de fresas, Emilia le manifesto de inmediato a Pepa, que tenia muy buenas noticias.
_ Me dijiste que habias estudiado para maestra.
_ Claro que si.
_ ¿Entonces quisieras conseguir un trabajo?
_ Por supuesto.
Francisca se habia presentado de nuevo ante su hijo y con aquella seriedad en la mirada, que demostraba que siempre conseguiria todo lo que quisiera.
_ ¿Qué quieres? Pregunto el joven mientras sostenia un libro.
_ Sabes que he puesto un anuncio en el diario.
_ ¿Y para eso vienes a molestarme?
_ He decidido conseguir una institutriz para Gonzalo.
_ ¿Una insitutriz? ¿Y para que quieres una institutriz?
_ Porque la escuela de este pueblo no sirve para nada.
_ Entonces puedes hacer lo que quieras.
_ Ya lo hice, la institutriz no debe tardar en venir.
Emilia le habia manifestado a Pepa, que podia conseguir el trabajo de institutriz en la hacienda de las azucenas, y que deberia hablar de inmediato con Francisca Montenegro, al mismo tiempo que deberia decirle que si le era posible poder estar ahí con su hija, la muchacha no tuvo la menor duda.
_ Si me pide que nos quedemos, vendre por mis cosas.
_ De acuerdo.
_ Te aseguro que deseaba tanto esa oportunidad.
Una hora despues Pepa se habia presentado en la hacienda, en donde tuvo una entrevista con doña Francisca, quien con una expresion autoritario, le dijo:
_ ¿Y bien? Quiero ver tus papeles.
_ Aquí estan.
_ ¿Cuál es tu nombre?
_ Pepa Balmes.
_ ¿Vienes sola?
_ Tengo una hija.
_ ¿Y quieres traerla?
_ Si es posible.
_ Entonces puedes hacerlo.
_ Gracias.
Cuando Pepa se despidio y bajo las escaleras, para irse de la hacienda, se encontro con el joven a quien habia conocido en la iglesia, quien dijo:
_ ¿Qué haces aquí?