Foro Los hombres de Paco
Historia para amantes de Sara y Lucas ¿Y si Sara hubiera escogido a Aitor?
#0
24/11/2013 21:56
Hace unos meses se me vino a la cabeza la idea de que Sara no hubiera escogido a Lucas, y eso que yo soy fan de Lucas como la que más pero empecé a pensar sobre la idea, se lo comenté a una amiga también amante de Sara y Lucas y nos empezó a salir una historia, esperamos que os guste. Si os gusta este primer trocito, subiremos más.
Habían pasado tres años desde que Sara escogiera a Aitor. Las imágenes de la boda, de Lucas alejándose, de Sara gritando su nombre para poder despedirse de él, de su indiferencia se repetían aquella noche en la cabeza de Sara. Las cosas en San Antonio habían cambiado mucho. Nadie sabía nada de Lucas. Solo sabían que había vuelto a Carolina, que nadie había vuelto a hablar con él y que Sara y él se habían divorciado. Pero las cosas no habían ido como Sara esperaba. Su relación con Aitor no pasaba por su mejor momento, discutían por casi cualquier tontería, Aitor había sido ascendido a subinspector y eso le robaba mucho tiempo pero además, su relación con Paco y Mariano no era la mejor, no era como Lucas. Todos notaban su ausencia pero nadie sabía nada de él, no habían conseguido contactar con él. Aquel día, Don Lorenzo los reunió en la briffing.
- Buenos días, chicos. Por favor, Paco, reparte estas fotos… -dijo dándole unas fotos- Chicos, los hombres que estáis viendo pertenecen a la banda Ancelotti, una banda de mafiosos que trafica con drogas y secuestra a chicas y las obliga a prostituirse y actúa a nivel mundial. La CIA se estaba ocupando del caso pero hay indicios de que están actuando en España por eso nos mandan un agente para colaborar con nosotros.
- Muy bien, a cuidar de los principitos… -dijo Aitor.
- Perdone, Carrasco, ¿tiene usted algún problema? –le cortó Don Lorenzo.
- Nada, nada.
- Es todo entonces. –dijo Don Lorenzo.
Todos se levantaron y se dispusieron a salir de la sala.
- De la CIA –dijo Paco- Si que deben ser peligrosos estos tíos.
- Sí… -dijo Mariano.
- A ver quién es el soplapollas
Al día siguiente, por la mañana, todos entraron en la briffing. Estaban nerviosos e impacientes por conocer a los agentes de la CIA. Don Lorenzo entró en la habitación, parecía algo descompuesto, nervioso, se aflojó un poco la corbata antes de empezar a hablar.
- Chicos… creo que recordaréis que ayer os dije que la CIA nos mandaba a unos agentes para el caso de la banda Ancelotti, así que aquí están –dijo.
Por la puerta entraron una chica rubia de pelo rizado y ojos azules, era muy delgada y tenía pecas y el chico, moreno, con barba de tres días y ojos castaños, ambos llevaban el uniforme de la CIA, camisa negra de manga larga y pantalones beige.
- Les presento a Irene Conde y… bueno, no tengo que presentarles a Lucas Fernández…
- Lo que yo decía –dijo Aitor- Un soplapollas.
- ¡Aitor, calla! –le reprochó Sara.
- ¿Y quién eres tú para decirme que me calle? –escupió Aitor.
- Pues ella a lo mejor no es nadie, pero yo sí –interrumpió Lucas- ¿Entendido, Carrasco?
- Vale, vale, tranquilito, ¿eh?
- Yo estoy muy tranquilo… -dijo Lucas.
Lucas se alejó y él e Irene comenzaron a explicar cómo se haría la intervención y las vigilancias. Sara no podía dejar de mirar a Lucas, estaba completamente cambiado. Estaba más moreno, parecía más fuerte, estaba tan guapo con aquella camisa, Sara no se podía creer que estuviera allí, habían pasado tres años desde aquel día.
Habían pasado tres años desde que Sara escogiera a Aitor. Las imágenes de la boda, de Lucas alejándose, de Sara gritando su nombre para poder despedirse de él, de su indiferencia se repetían aquella noche en la cabeza de Sara. Las cosas en San Antonio habían cambiado mucho. Nadie sabía nada de Lucas. Solo sabían que había vuelto a Carolina, que nadie había vuelto a hablar con él y que Sara y él se habían divorciado. Pero las cosas no habían ido como Sara esperaba. Su relación con Aitor no pasaba por su mejor momento, discutían por casi cualquier tontería, Aitor había sido ascendido a subinspector y eso le robaba mucho tiempo pero además, su relación con Paco y Mariano no era la mejor, no era como Lucas. Todos notaban su ausencia pero nadie sabía nada de él, no habían conseguido contactar con él. Aquel día, Don Lorenzo los reunió en la briffing.
- Buenos días, chicos. Por favor, Paco, reparte estas fotos… -dijo dándole unas fotos- Chicos, los hombres que estáis viendo pertenecen a la banda Ancelotti, una banda de mafiosos que trafica con drogas y secuestra a chicas y las obliga a prostituirse y actúa a nivel mundial. La CIA se estaba ocupando del caso pero hay indicios de que están actuando en España por eso nos mandan un agente para colaborar con nosotros.
- Muy bien, a cuidar de los principitos… -dijo Aitor.
- Perdone, Carrasco, ¿tiene usted algún problema? –le cortó Don Lorenzo.
- Nada, nada.
- Es todo entonces. –dijo Don Lorenzo.
Todos se levantaron y se dispusieron a salir de la sala.
- De la CIA –dijo Paco- Si que deben ser peligrosos estos tíos.
- Sí… -dijo Mariano.
- A ver quién es el soplapollas
Al día siguiente, por la mañana, todos entraron en la briffing. Estaban nerviosos e impacientes por conocer a los agentes de la CIA. Don Lorenzo entró en la habitación, parecía algo descompuesto, nervioso, se aflojó un poco la corbata antes de empezar a hablar.
- Chicos… creo que recordaréis que ayer os dije que la CIA nos mandaba a unos agentes para el caso de la banda Ancelotti, así que aquí están –dijo.
Por la puerta entraron una chica rubia de pelo rizado y ojos azules, era muy delgada y tenía pecas y el chico, moreno, con barba de tres días y ojos castaños, ambos llevaban el uniforme de la CIA, camisa negra de manga larga y pantalones beige.
- Les presento a Irene Conde y… bueno, no tengo que presentarles a Lucas Fernández…
- Lo que yo decía –dijo Aitor- Un soplapollas.
- ¡Aitor, calla! –le reprochó Sara.
- ¿Y quién eres tú para decirme que me calle? –escupió Aitor.
- Pues ella a lo mejor no es nadie, pero yo sí –interrumpió Lucas- ¿Entendido, Carrasco?
- Vale, vale, tranquilito, ¿eh?
- Yo estoy muy tranquilo… -dijo Lucas.
Lucas se alejó y él e Irene comenzaron a explicar cómo se haría la intervención y las vigilancias. Sara no podía dejar de mirar a Lucas, estaba completamente cambiado. Estaba más moreno, parecía más fuerte, estaba tan guapo con aquella camisa, Sara no se podía creer que estuviera allí, habían pasado tres años desde aquel día.
#41
02/08/2014 15:47
- Thank you.
Lucas y Sara entraron de nuevo en el ascensor donde se encontraron con Raquel y Heredia que bajaban del despacho del coronel Owen que estaba en el mismo edificio.
- ¡Vaya! –dijo Heredia- Luke, ¿qué tal esa visita al médico mete dedos?
- Heredia… -puso los ojos en blanco.
- Tú debes de ser Sara –dijo Heredia extendiendo la mano- Soy Heredia, el compañero de aventuras de Lucas.
Sara rio y estrechó la mano de Heredia.
- Bueno, ¿qué tal se está cociendo ese bebé ahí dentro? –preguntó Heredia.
- Parece que bien –dijo Lucas- ¿Qué tal con el coronel? –preguntó.
- Bueno… el coronel esperaba más resultados… -dijo Raquel.
- Se ha puesto hecho una verdadera furia, dice que dejemos de tocarnos las pelotas y nos centremos.
Sara que tenía las manos apoyadas en el pecho de Lucas notó como este se tensaba y no pudo evitar dirigirle una mirada de preocupación. Sabía cómo Lucas se implicaba en un caso y que no paraba hasta cerrarlo, lo sabía de buena mano y sabía que si no había habido más avances no era porque Lucas no hubiera estado rindiendo al máximo.
- Ese tío es gilipollas –dijo Lucas- Nos hemos estado dejando el culo en ese caso para que ahora venga a decirnos que dejemos de tocarnos las pelotas…
- Creo que hubiera sido mejor que vinieras tú y se lo explicaras…-dijo Raquel.
Lucas dirigió una mirada enfadada a Raquel.
- Pero tú te empeñaste en venir al ginecólogo y total, para qué, para que le digan que está todo bien.
Sara comprendió la mirada de Lucas a Raquel.
- Oye, la visita al ginecólogo es algo muy importante, cómo se nota que no tienes hijos –dijo Heredia.
- No, no tengo… -dijo Raquel- Porque nadie ha querido tenerlos conmigo –dirigió una mirada a Lucas.
Sara se percató de la mirada que le dirigía Raquel a Lucas y no pudo evitar abrazarse muy fuerte a Lucas y Lucas le correspondió.
Cuando bajaron del ascensor Lucas y Heredia se adelantaron hablando del caso mientras Sara se quedaba atrás y Raquel se puso a hablar con ella.
- Un bonito detalle que Luke se quedara contigo para ir al ginecólogo… Además, teniendo en cuenta que hace unos meses ni se acordaba de ti…
Sara le dirigió una mirada sorprendida por sus palabras:
- ¿Ah, sí? –dijo Sara- No me digas… pues no estaría muy entretenido contigo cuando tuvo que acostarse conmigo.
- Qué infantil eres, te falta mucho madurar… ¿Qué es lo que puedes darle tú, niña? –dijo con tono despectivo- Mírate… qué pequeña eres… no puedes ofrecerle nada de lo que Luke necesita.
- ¿Ah no? ¿Y qué es lo que Lucas necesita según tú?
- Una mujer de verdad, pequeña niña, no una cría. Está claro que si está contigo es por pena… te dejó embarazada y él es un caballero…
Sara rio:
- ¿Sabes qué creo? Que tienes envidia, mucha envidia de que Lucas ahora esté conmigo.
- ¿Envidia yo? ¿Y cómo sabes que Lucas está contigo? Mmmm, qué pena me das, niñita… en cuanto ese bebé nazca, Lucas se largará con él y te dejará sola, más sola que la una, Sarita… Se largará con una mujer de verdad que le dé lo que él necesita.
- ¿Una mujer como tú? –rio Sara.
- Claro, ¿o es que acaso Lucas te hace alguna de las cosas que me hacía a mí? ¿Acaso te ha vendado los ojos alguna vez? ¿Eh? ¿Te ha atado a la cama o te ha dado un masaje con aceite? No, pequeña, tú no le pones para nada, asúmelo. Lo suyo contigo es solo un juego, un juego que ha acabado mal…En un error. –señaló a la barriga de Sara.
Sara no pudo aguantar más. Estaba llamando a su hijo un error, al fruto del amor entre ella y Lucas. No pudo más su cuerpo se tensó y le soltó un guantazo a Raquel. El sonido del guantazo hizo que Lucas y Heredia se giraran para ver qué estaba pasando.
- ¡Estás loca! –gritó Raquel.
- ¡Ni se te ocurra volver a decir que mi hijo es un error! –gritó Sara con lágrimas en los ojos.
Lucas se acercó a ella y la abrazó intentando calmarla, mientras dirigía una mirada de odio a Raquel:
- Hazme un favor, Raquel –dijo serio- Déjanos en paz.
Y dicho esto se alejó de ella abrazando a Sara y saliendo del edificio. Entraron en el coche. Sara estaba muy alterada. Respiraba agitadamente y lloraba.
- Shh, ya está, cariño… -la intentó tranquilizar Lucas- ¿Qué te ha dicho?
- Nada, Lucas… -sollozó- Lo mismo de siempre, que soy una niña, que no puedo darte lo que necesitas… que tú no me haces ninguna de las cosas que le hacías a ella… y que estás conmigo por pena, que el niño fue un error y que cuando nazca te irás con el niño y me dejarás sola.
Lucas y Sara entraron de nuevo en el ascensor donde se encontraron con Raquel y Heredia que bajaban del despacho del coronel Owen que estaba en el mismo edificio.
- ¡Vaya! –dijo Heredia- Luke, ¿qué tal esa visita al médico mete dedos?
- Heredia… -puso los ojos en blanco.
- Tú debes de ser Sara –dijo Heredia extendiendo la mano- Soy Heredia, el compañero de aventuras de Lucas.
Sara rio y estrechó la mano de Heredia.
- Bueno, ¿qué tal se está cociendo ese bebé ahí dentro? –preguntó Heredia.
- Parece que bien –dijo Lucas- ¿Qué tal con el coronel? –preguntó.
- Bueno… el coronel esperaba más resultados… -dijo Raquel.
- Se ha puesto hecho una verdadera furia, dice que dejemos de tocarnos las pelotas y nos centremos.
Sara que tenía las manos apoyadas en el pecho de Lucas notó como este se tensaba y no pudo evitar dirigirle una mirada de preocupación. Sabía cómo Lucas se implicaba en un caso y que no paraba hasta cerrarlo, lo sabía de buena mano y sabía que si no había habido más avances no era porque Lucas no hubiera estado rindiendo al máximo.
- Ese tío es gilipollas –dijo Lucas- Nos hemos estado dejando el culo en ese caso para que ahora venga a decirnos que dejemos de tocarnos las pelotas…
- Creo que hubiera sido mejor que vinieras tú y se lo explicaras…-dijo Raquel.
Lucas dirigió una mirada enfadada a Raquel.
- Pero tú te empeñaste en venir al ginecólogo y total, para qué, para que le digan que está todo bien.
Sara comprendió la mirada de Lucas a Raquel.
- Oye, la visita al ginecólogo es algo muy importante, cómo se nota que no tienes hijos –dijo Heredia.
- No, no tengo… -dijo Raquel- Porque nadie ha querido tenerlos conmigo –dirigió una mirada a Lucas.
Sara se percató de la mirada que le dirigía Raquel a Lucas y no pudo evitar abrazarse muy fuerte a Lucas y Lucas le correspondió.
Cuando bajaron del ascensor Lucas y Heredia se adelantaron hablando del caso mientras Sara se quedaba atrás y Raquel se puso a hablar con ella.
- Un bonito detalle que Luke se quedara contigo para ir al ginecólogo… Además, teniendo en cuenta que hace unos meses ni se acordaba de ti…
Sara le dirigió una mirada sorprendida por sus palabras:
- ¿Ah, sí? –dijo Sara- No me digas… pues no estaría muy entretenido contigo cuando tuvo que acostarse conmigo.
- Qué infantil eres, te falta mucho madurar… ¿Qué es lo que puedes darle tú, niña? –dijo con tono despectivo- Mírate… qué pequeña eres… no puedes ofrecerle nada de lo que Luke necesita.
- ¿Ah no? ¿Y qué es lo que Lucas necesita según tú?
- Una mujer de verdad, pequeña niña, no una cría. Está claro que si está contigo es por pena… te dejó embarazada y él es un caballero…
Sara rio:
- ¿Sabes qué creo? Que tienes envidia, mucha envidia de que Lucas ahora esté conmigo.
- ¿Envidia yo? ¿Y cómo sabes que Lucas está contigo? Mmmm, qué pena me das, niñita… en cuanto ese bebé nazca, Lucas se largará con él y te dejará sola, más sola que la una, Sarita… Se largará con una mujer de verdad que le dé lo que él necesita.
- ¿Una mujer como tú? –rio Sara.
- Claro, ¿o es que acaso Lucas te hace alguna de las cosas que me hacía a mí? ¿Acaso te ha vendado los ojos alguna vez? ¿Eh? ¿Te ha atado a la cama o te ha dado un masaje con aceite? No, pequeña, tú no le pones para nada, asúmelo. Lo suyo contigo es solo un juego, un juego que ha acabado mal…En un error. –señaló a la barriga de Sara.
Sara no pudo aguantar más. Estaba llamando a su hijo un error, al fruto del amor entre ella y Lucas. No pudo más su cuerpo se tensó y le soltó un guantazo a Raquel. El sonido del guantazo hizo que Lucas y Heredia se giraran para ver qué estaba pasando.
- ¡Estás loca! –gritó Raquel.
- ¡Ni se te ocurra volver a decir que mi hijo es un error! –gritó Sara con lágrimas en los ojos.
Lucas se acercó a ella y la abrazó intentando calmarla, mientras dirigía una mirada de odio a Raquel:
- Hazme un favor, Raquel –dijo serio- Déjanos en paz.
Y dicho esto se alejó de ella abrazando a Sara y saliendo del edificio. Entraron en el coche. Sara estaba muy alterada. Respiraba agitadamente y lloraba.
- Shh, ya está, cariño… -la intentó tranquilizar Lucas- ¿Qué te ha dicho?
- Nada, Lucas… -sollozó- Lo mismo de siempre, que soy una niña, que no puedo darte lo que necesitas… que tú no me haces ninguna de las cosas que le hacías a ella… y que estás conmigo por pena, que el niño fue un error y que cuando nazca te irás con el niño y me dejarás sola.
#42
02/08/2014 15:53
¡Hola, gente! Bueno, arriesgándome a pecar de fantasiosa, me atrevo a preguntaros algo. Mi alocada imaginación está siempre en funcionamiento, me encanta imaginar historias, me pasa desde pequeña. Cuando veía los dibujos animados siempre imaginaba historias con sus personajes o diferentes finales para las historias, y con Sara y Lucas esto no deja de pasarme. Hace tiempo, me puse a pensar qué pasó realmente con Sara y Lucas los meses que no aparecieron en la serie. Siempre he hecho novelas cambiando el final de la serie, es decir, como si la temporada del Caso Caníbal no hubiera existido y continuando la serie desde la elección de Sara, pero esta vez se me ocurrió escribir sobre esos meses, sin cambiar nada, es decir, una historia sólo de ellos dos esos meses que estuvieron solos y también hasta que Sara vuelve a San Antonio y los meses en los que Paco está en el hospital debido a la puñalada. Así que mi cabeza empezó a maquinar y yo tengo que escribir, que sino me deja tranquila la imaginación. En fin, la cosa es que empecé a escribirla y no sé si os gustaría la idea de leerla. Si os gusta, la publicaré. Decidme vuestra opinión.
Un besazo.
Un besazo.
#43
02/08/2014 16:43
A mi me encantaria la idea! A mi tambien me pasa eso de imaginar finales de las series o dibujos, lo que no tengo demasiado tiempo para escribirlos, pero siempre que tengo tiempo lo hago.
#44
02/08/2014 16:44
Me parece una gran idea que escribas sobre esos meses ya que vendría bien que también nosotros nos imagináramos un poco que ocurrió por que prácticamente no nos contaron nada, simplemente un día apareció Sara embarazada y ya esta. Además, de Lucas no dicen nada de nada.
Si lo escribes, yo te aseguro que la leeré.
Si lo escribes, yo te aseguro que la leeré.
#45
02/08/2014 22:16
Lanena....muy bueno cosa como tienes bueno fantasia, bueno como de nuevo hay Sara
y Lukas historia....me gusta mucho....
y Lukas historia....me gusta mucho....
#46
03/08/2014 21:56
Hola, primero dar las gracias a lanena por escribir esto y hacerme pasar un buen rato.
Si Sara hubiese escogido a Aitor....se hubiera vuelto loca a los cuatro días cuando hubiese intentado tener una conversación con el....
Sara y Lucas tienen magia (capitulo de la lluvia)
Aitor necesitara siempre una manguera
Si Sara hubiese escogido a Aitor....se hubiera vuelto loca a los cuatro días cuando hubiese intentado tener una conversación con el....
Sara y Lucas tienen magia (capitulo de la lluvia)
Aitor necesitara siempre una manguera
#47
04/08/2014 16:07
Bueno, chic@s, aquí está la historia que os prometí: https://www.formulatv.com/series/los-hombres-de-paco/foros/11732/1/que-paso-esos-meses-con-sara-y-lucas/
Decidme qué os parece, porfi *ojitos*
Y... "alergicoalpollo" acabo de morir de amor con tu nick xDDDDDDDDDD
Yo también pienso que Sara se habría muerto de aburrimiento y asco si se hubiera quedado con Aitor.
Ya sabes: "Lucas puede hacer que llueva, Aitor necesita una manguera." ;)
Decidme qué os parece, porfi *ojitos*
Y... "alergicoalpollo" acabo de morir de amor con tu nick xDDDDDDDDDD
Yo también pienso que Sara se habría muerto de aburrimiento y asco si se hubiera quedado con Aitor.
Ya sabes: "Lucas puede hacer que llueva, Aitor necesita una manguera." ;)
#48
04/08/2014 20:24
Una manguera y el manual de instrucciones.....
#49
09/08/2014 17:40
- Hija de puta –gruñó entre dientes.
- Lucas, dime que todo lo que ha dicho es mentira, por favor. –sollozó.
- ¡Claro que es mentira, cariño! –le dijo acariciándola.
- Bueno…-dijo Sara- Hay una cosa que sí es verdad…
- ¿Qué?
- No me haces las mismas cosas que a ella…
- ¿Qué dices?
- Ella decía que le hacías juegos como vendarle los ojos o atarla a la cama… -murmuró.
- ¿Estás celosa?
- Un poco… -murmuró- ¿Por qué no me haces las mismas cosas que a ella? ¿No te pongo lo suficiente?
- Sí, que me pones, Sara. No es eso… ¿Quieres saber por qué no te hago lo mismo que a ella?
- Sí.
- Porque cuando estaba con ella tenía que descargar toda mi furia y mi rabia por no estar contigo, por haberte perdido y por haber perdido toda mi vida en España. Ahora… ahora no tengo que descargar mi rabia, te tengo conmigo y tú eres el azúcar de mi vida, Sara, me haces dulce.
Sara estaba emocionada por las palabras de Lucas, tenía lágrimas en los ojos.
- Sara, no puedo ser así de bestia contigo, no me sale… no me sale porque te quiero demasiado, además, me daría miedo hacerte daño, a ti o al niño –miró su tripa.
- Pero no tienes que tener miedo por nosotros, Lucas… -sonrió- Estaremos bien contigo… yo creo que deberíamos probar cosas nuevas.
- ¿Cosas nuevas, eh? –dijo Lucas picarón.
Sara se metió en la parte de atrás del coche, apoyando las manos en la bandeja trasera y curvando la cintura para dejarle a Lucas más espacio. Lucas se metió en el hueco que Sara había dejado entra el asiento y su cuerpo y empezó a besarla. Media hora después Sara se encontraba completamente sudada, tumbada boca arriba en los asientos traseros del coche, mientras Lucas estaba encima de ella, completamente sudado también, mirándola a los ojos.
- Oh, Lucas, ha sido increíble –jadeó completamente ahogada.
- Sí, sí que lo ha sido, estoy agotado… Deberíamos ir a casa… -se incorporó un poco- He hablado con Heredia y cenaremos con él y su chica hoy…
- ¿¡Hoy!? –gruñó Sara- Es lo que menos me apetece después de esto…
- ¿Y qué es lo que te apetece? –susurró Lucas cerca de la boca de Sara.
- Me apetece quedarme en casa jugando contigo… -susurró antes de besarlo.
- Va a ser solo una hora, Sara, jugaremos luego… -sonrió.
- Está bien…-dijo resignada- Tendré que esperar a más tarde.
Sara se duchó al llegar a casa y se vistió. Se puso un vestido de tirantes con un estampado negro y amarillo por la parte final de la falda, unas sandalias beige y unos pendientes azules con los bordes dorados. Lucas estaba en vaqueros cuando Sara salió del baño.
- Estás guapísima –dijo Lucas al verla.
- Gracias… -sonrió tímidamente- Y tú deberías darte prisa o vamos a llegar tarde. Ponte esta camiseta –dijo sosteniendo una camiseta negra con un dibujo en la parte inferior derecha.
Lucas se vistió salieron del piso.
- ¿Vamos andando? –preguntó Sara.
- Sí, el restaurante está aquí al lado. Escogimos un sitio cercano a los dos para que ninguna de vosotras tuviera que moverse mucho, piensa que Alma está de ocho meses.
- De ocho meses… vaya… Debe de tener una barriga enorme… Oye, ¿y dónde vive Heredia?
- En la calle paralela a esta. Si Alma y tú os lleváis bien vais a estar muy cerca.
- Me vendría bien una amiga aquí… -dijo Sara.
Llegaron al restaurante. Era un sitio muy fino con sillas rojas acolchadas. Las mesas estaban cubiertas con manteles de tela blanca. Había platos blancos con servillas rojas sobre ellos, el pan a un lado y los cubiertos a otro, en el centro de la mesa había un centro floral, la carta y algunos platos con embutidos. Alma y Heredia ya habían llegado y Heredia se puso de pie cuando Lucas y Sara llegaron.
- Perdonad que yo no me levante –sonrió Alma.
Alma era una chica muy guapa. Era morena con el pelo rizado y los ojos marrones. Llevaba un vestido con un estampado de pequeñas flores azules, era de tirantes y el borde superior e inferior era anaranjado con algunas líneas negras.
- Hola, yo soy Sara. –la saludó Sara sonriente.
- Hola, Sara –sonrió Alma- Yo soy Alma, ¿qué tal? –se dieron la mano.
- Vaya… es enorme… -dijo Sara fijándose en la tripa de Alma.
- ¿Has visto? –sonrió Alma poniendo la mano sobre su tripa- Esta pequeñita crece por días… Y además hoy no para quieta… ¿Quieres tocar?
- ¿Puedo?
- Claro, dame tu mano-cogió la mano de Sara y la puso en su tripa.
- ¡Vaya!-dijo Sara sorprendida- Se mueve muchísimo.
- ¿Y tú qué? ¿De cuánto estás? –preguntó Alma.
- De solo seis semanas.
- Bueno, el tiempo pasa mucho más deprisa de lo que piensas. Cuando quieras darte cuenta ya estarás a punto… -sonrió.
- Lucas, dime que todo lo que ha dicho es mentira, por favor. –sollozó.
- ¡Claro que es mentira, cariño! –le dijo acariciándola.
- Bueno…-dijo Sara- Hay una cosa que sí es verdad…
- ¿Qué?
- No me haces las mismas cosas que a ella…
- ¿Qué dices?
- Ella decía que le hacías juegos como vendarle los ojos o atarla a la cama… -murmuró.
- ¿Estás celosa?
- Un poco… -murmuró- ¿Por qué no me haces las mismas cosas que a ella? ¿No te pongo lo suficiente?
- Sí, que me pones, Sara. No es eso… ¿Quieres saber por qué no te hago lo mismo que a ella?
- Sí.
- Porque cuando estaba con ella tenía que descargar toda mi furia y mi rabia por no estar contigo, por haberte perdido y por haber perdido toda mi vida en España. Ahora… ahora no tengo que descargar mi rabia, te tengo conmigo y tú eres el azúcar de mi vida, Sara, me haces dulce.
Sara estaba emocionada por las palabras de Lucas, tenía lágrimas en los ojos.
- Sara, no puedo ser así de bestia contigo, no me sale… no me sale porque te quiero demasiado, además, me daría miedo hacerte daño, a ti o al niño –miró su tripa.
- Pero no tienes que tener miedo por nosotros, Lucas… -sonrió- Estaremos bien contigo… yo creo que deberíamos probar cosas nuevas.
- ¿Cosas nuevas, eh? –dijo Lucas picarón.
Sara se metió en la parte de atrás del coche, apoyando las manos en la bandeja trasera y curvando la cintura para dejarle a Lucas más espacio. Lucas se metió en el hueco que Sara había dejado entra el asiento y su cuerpo y empezó a besarla. Media hora después Sara se encontraba completamente sudada, tumbada boca arriba en los asientos traseros del coche, mientras Lucas estaba encima de ella, completamente sudado también, mirándola a los ojos.
- Oh, Lucas, ha sido increíble –jadeó completamente ahogada.
- Sí, sí que lo ha sido, estoy agotado… Deberíamos ir a casa… -se incorporó un poco- He hablado con Heredia y cenaremos con él y su chica hoy…
- ¿¡Hoy!? –gruñó Sara- Es lo que menos me apetece después de esto…
- ¿Y qué es lo que te apetece? –susurró Lucas cerca de la boca de Sara.
- Me apetece quedarme en casa jugando contigo… -susurró antes de besarlo.
- Va a ser solo una hora, Sara, jugaremos luego… -sonrió.
- Está bien…-dijo resignada- Tendré que esperar a más tarde.
Sara se duchó al llegar a casa y se vistió. Se puso un vestido de tirantes con un estampado negro y amarillo por la parte final de la falda, unas sandalias beige y unos pendientes azules con los bordes dorados. Lucas estaba en vaqueros cuando Sara salió del baño.
- Estás guapísima –dijo Lucas al verla.
- Gracias… -sonrió tímidamente- Y tú deberías darte prisa o vamos a llegar tarde. Ponte esta camiseta –dijo sosteniendo una camiseta negra con un dibujo en la parte inferior derecha.
Lucas se vistió salieron del piso.
- ¿Vamos andando? –preguntó Sara.
- Sí, el restaurante está aquí al lado. Escogimos un sitio cercano a los dos para que ninguna de vosotras tuviera que moverse mucho, piensa que Alma está de ocho meses.
- De ocho meses… vaya… Debe de tener una barriga enorme… Oye, ¿y dónde vive Heredia?
- En la calle paralela a esta. Si Alma y tú os lleváis bien vais a estar muy cerca.
- Me vendría bien una amiga aquí… -dijo Sara.
Llegaron al restaurante. Era un sitio muy fino con sillas rojas acolchadas. Las mesas estaban cubiertas con manteles de tela blanca. Había platos blancos con servillas rojas sobre ellos, el pan a un lado y los cubiertos a otro, en el centro de la mesa había un centro floral, la carta y algunos platos con embutidos. Alma y Heredia ya habían llegado y Heredia se puso de pie cuando Lucas y Sara llegaron.
- Perdonad que yo no me levante –sonrió Alma.
Alma era una chica muy guapa. Era morena con el pelo rizado y los ojos marrones. Llevaba un vestido con un estampado de pequeñas flores azules, era de tirantes y el borde superior e inferior era anaranjado con algunas líneas negras.
- Hola, yo soy Sara. –la saludó Sara sonriente.
- Hola, Sara –sonrió Alma- Yo soy Alma, ¿qué tal? –se dieron la mano.
- Vaya… es enorme… -dijo Sara fijándose en la tripa de Alma.
- ¿Has visto? –sonrió Alma poniendo la mano sobre su tripa- Esta pequeñita crece por días… Y además hoy no para quieta… ¿Quieres tocar?
- ¿Puedo?
- Claro, dame tu mano-cogió la mano de Sara y la puso en su tripa.
- ¡Vaya!-dijo Sara sorprendida- Se mueve muchísimo.
- ¿Y tú qué? ¿De cuánto estás? –preguntó Alma.
- De solo seis semanas.
- Bueno, el tiempo pasa mucho más deprisa de lo que piensas. Cuando quieras darte cuenta ya estarás a punto… -sonrió.
#50
09/08/2014 17:41
La cena transcurrió tranquila y animada. Sara y Alma charlaban animadamente sobre el embarazo, mientras Lucas y Heredia hablaban sobre la investigación:
- Oye, Heredia, ¿cómo va lo que te encargué? –dijo Lucas en voz baja.
- Mira, he encontrado estas… -le pasó varias fotos.
- Vaya, son bastante buenas…
- Deberías escoger una y yo me encargo de todo lo demás –dijo Heredia.
- Mmm… -pensó Lucas- No sé, ¿cuál me recomiendas? Me gusta esta –dijo cogiendo una foto y dándose a Heredia.
- Sí, una excelente elección. La vi por dentro y es espectacular. Hablaré con Alma para la decoración y espero poder tenerla terminada para el mes que viene.
- Oye, ¿qué murmuráis vosotros dos? –preguntó Alma interrumpiéndolos.
- Nada, cariño –dijo Heredia- Le decía a Lucas lo bien que nos vino su libro.
- Heredia… -gruñó Lucas.
- ¿Qué? –rio.
La cena terminó y salieron del restaurante. Volvían caminando a casa. Se pararon a la puerta del bloque de Lucas.
- Bueno, nos vemos mañana, Luke –dijo Heredia- Sara.
- Adiós –sonrió Sara.
- Si necesitas algo, ya sabes, llámame –sonrió Alma.
- Lo mismo te digo –dijo Sara.
Lucas y Sara entraron.
- Es una chica encantadora –dijo Sara.
- Sí que lo es…-dijo Lucas- Me alegra que os hayáis llevado bien –dijo mientras subían las escaleras.
Mientras en la calle:
- ¡Qué chica tan encantadora es Sara! –dijo Alma.
- Sí…-dijo Heredia distraído con uno de los coches que había en la calle aparcado.
- Eh, cariño, ¿te pasa algo?
- Ese coche…
- ¿Qué coche?
- El Seat blanco… ese coche… ese coche es de Raquel.
- ¿Qué Raquel?
- ¡Ostia! ¡Lucas! –gritó intentando abrir la puerta del bloque llamando a todos los timbres para que alguien le abriera.
- Manuel, ¿qué pasa? –preguntó Alma alterada.
- Ese coche es de Raquel, una compañera de la CIA que se acostaba con Lucas antes de que volviera con Sara. Hoy ha tenido un encontronazo con Sara. Alma, esa tía está muy loca. Sara y Lucas están en peligro.
- Oye, Heredia, ¿cómo va lo que te encargué? –dijo Lucas en voz baja.
- Mira, he encontrado estas… -le pasó varias fotos.
- Vaya, son bastante buenas…
- Deberías escoger una y yo me encargo de todo lo demás –dijo Heredia.
- Mmm… -pensó Lucas- No sé, ¿cuál me recomiendas? Me gusta esta –dijo cogiendo una foto y dándose a Heredia.
- Sí, una excelente elección. La vi por dentro y es espectacular. Hablaré con Alma para la decoración y espero poder tenerla terminada para el mes que viene.
- Oye, ¿qué murmuráis vosotros dos? –preguntó Alma interrumpiéndolos.
- Nada, cariño –dijo Heredia- Le decía a Lucas lo bien que nos vino su libro.
- Heredia… -gruñó Lucas.
- ¿Qué? –rio.
La cena terminó y salieron del restaurante. Volvían caminando a casa. Se pararon a la puerta del bloque de Lucas.
- Bueno, nos vemos mañana, Luke –dijo Heredia- Sara.
- Adiós –sonrió Sara.
- Si necesitas algo, ya sabes, llámame –sonrió Alma.
- Lo mismo te digo –dijo Sara.
Lucas y Sara entraron.
- Es una chica encantadora –dijo Sara.
- Sí que lo es…-dijo Lucas- Me alegra que os hayáis llevado bien –dijo mientras subían las escaleras.
Mientras en la calle:
- ¡Qué chica tan encantadora es Sara! –dijo Alma.
- Sí…-dijo Heredia distraído con uno de los coches que había en la calle aparcado.
- Eh, cariño, ¿te pasa algo?
- Ese coche…
- ¿Qué coche?
- El Seat blanco… ese coche… ese coche es de Raquel.
- ¿Qué Raquel?
- ¡Ostia! ¡Lucas! –gritó intentando abrir la puerta del bloque llamando a todos los timbres para que alguien le abriera.
- Manuel, ¿qué pasa? –preguntó Alma alterada.
- Ese coche es de Raquel, una compañera de la CIA que se acostaba con Lucas antes de que volviera con Sara. Hoy ha tenido un encontronazo con Sara. Alma, esa tía está muy loca. Sara y Lucas están en peligro.
#51
09/08/2014 21:33
que bueno....yo leer pronto....
#52
09/08/2014 22:50
que nervioso....espero no será problema para Sara y Lucas.... 
#53
10/08/2014 11:49
Seguramente que Rachel no haga nada, estará borracha o algo por el estilo xd
#54
10/08/2014 12:23
sí....espero como borracha.... 
#55
30/08/2014 16:10
En el quinto piso:
- Bueno, Lucas…-dijo Sara en el rellano- Creo que me habías prometido un juego… -dijo poniéndolo contra la pared y besándolo.
- ¿Sí? ¿Y a qué quieres jugar? Déjame antes que abra la puerta, nos puede ver algún vecino y liarse…
Lucas abrió la puerta con Sara pegada a su espalda dándole besos en el cuello. Cuando abrieron, las luces estaban encendidas.
- ¿Qué pasa aquí? –dijo Lucas.
- Bienvenidos…
Raquel apareció en el centro de la habitación, llevaba una pistola en la mano.
- ¿¡Qué coño estás haciendo aquí!? –gritó Lucas.
Sara se escondió tras la espalda de Lucas mirando por encima de su hombro.
- Luke, te noto alterado… Tranquilo, sabes que no voy a hacerte nada a ti, lo tengo todo reservado para la bebé –apuntó a Sara y Lucas la escondió todo lo que pudo detrás de su espalda intentando que no se quedara ningún hueco de su cuerpo fuera.
- Raquel, estás loca. ¿Por qué haces todo esto? –preguntó Lucas.
- ¿¡Es que no te das cuenta!? –gritó- ¡Todo esto lo hago por amor, Luke! Porque te quiero. Te quiero desde el primer día que te vi y me mata verte con esa niñita.
- Raquel, lo nuestro fue solo sexo, por favor, tienes que entenderlo… Ese era nuestro pacto…
- ¿¡Qué pacto!? ¡Habría conseguido que te enamoraras de mí sino hubiera sido porque esa niñita apareció! Pero ahora, ahora todo va a acabar-quitó el seguro de la pistola.
- ¡No! –gritó Lucas protegiendo lo más posible a Sara detrás de él- Si quieres dispararle a ella antes vas a tener que dispararme a mí.
- Luke, apártate, no quiero hacerte daño…
Sara hizo un mal movimiento y dejó un trozo de su cuerpo descubierto, momento que Raquel aprovechó para disparar, pero nuevamente Lucas se interpuso y la bala le alcanzó a él.
- ¡Lucas! –gritó Sara tirándose a su lado en el suelo.
- ¡No!-gritó Raquel- ¡Todo esto es por tu culpa, niña! ¡Yo no quería darle a él!
- ¡Stop, police! –entraron varios policías armados con Heredia al frente.
- ¡Lucas! –gritó Heredia.
- ¡Tienes que llamar a una ambulancia! –gritó Sara entre lágrimas- Lucas, por favor, aguanta… -le acarició la cara.
- Sara…-susurró Lucas- Perdóname por todo el daño que te he hecho…
- No, mi vida, eres tú el que me tiene que perdonar, vamos… sé fuerte… todo va a estar bien…
- No… no puedo… -susurró Lucas- Se me cierran los ojos –se desmayó.
- ¡Lucas! –gritó Sara.
- ¡La ambulancia viene de camino! –dijo Heredia.
- ¡Ah! –gritó Sara poniendo la mano en su vientre.
Alma apareció en la habitación:
- Alma, ¿qué haces aquí? –preguntó Heredia.
- Me moría de angustia ahí abajo.
- ¡Ah! –gritó nuevamente Sara.
- Sara, tranquilízate –le dijo Alma- Piensa en el bebé, esto no es bueno para él.
Sara se despertó algo aturdida. Estaba en una habitación de hospital. Era una habitación completamente blanca con dos ventanas, dos camas y algunos bordes de las paredes morados. Había un sillón azul en medio de las dos camas.
- Sara, ¿me oyes?
- Alma…-murmuró Sara- ¿Dónde estoy?
- En el hospital, cariño, tuviste una crisis de ansiedad.
- ¿Y el bebé? –preguntó poniendo la mano en su tripa.
- Está bien.
- ¿Y Lucas?
- Lo están operando… Manuel está a la espera de noticias, si sabe algo nos avisará.
Sara se tumbó en la cama y no pudo evitar llorar.
- ¿Qué va a pasar con Raquel?
- Supongo que la juzgarán –dijo Alma- Pero no te preocupes de ella ahora…
- Por su culpa Lucas está…
- Lucas es fuerte, Sara, seguro que sale adelante…
- Good night –dijo un médico entrando en la habitación- How are you? –le preguntó a Sara.
- She’s fine. How is her husband? –contestó Alma
- We don’t know anything. My partners are operating him in this moment –el médico salió de la habitación.
- ¿Qué pasa? –preguntó Sara.
- Todavía no saben nada de él.
- Necesito saber algo de él –dijo levantándose de la cama.
- ¿Dónde vas? –preguntó Alma- Vuelve a la cama, por favor, Sara.
Sara salió de la habitación y por el pasillo se encontró con Heredia.
- ¡Heredia! ¡Heredia! ¿Sabes algo de Lucas? –preguntó Sara alterada.
- Sara, ¿qué haces levantada? Deberías volver a la cama.
- ¿Cómo está Lucas?
Alma apareció al final del pasillo detrás de Sara.
- Sara, Lucas… -tragó saliva.
- ¿¡Qué pasa con él!?-gritó.
- Sara, Lucas está en coma.
- Bueno, Lucas…-dijo Sara en el rellano- Creo que me habías prometido un juego… -dijo poniéndolo contra la pared y besándolo.
- ¿Sí? ¿Y a qué quieres jugar? Déjame antes que abra la puerta, nos puede ver algún vecino y liarse…
Lucas abrió la puerta con Sara pegada a su espalda dándole besos en el cuello. Cuando abrieron, las luces estaban encendidas.
- ¿Qué pasa aquí? –dijo Lucas.
- Bienvenidos…
Raquel apareció en el centro de la habitación, llevaba una pistola en la mano.
- ¿¡Qué coño estás haciendo aquí!? –gritó Lucas.
Sara se escondió tras la espalda de Lucas mirando por encima de su hombro.
- Luke, te noto alterado… Tranquilo, sabes que no voy a hacerte nada a ti, lo tengo todo reservado para la bebé –apuntó a Sara y Lucas la escondió todo lo que pudo detrás de su espalda intentando que no se quedara ningún hueco de su cuerpo fuera.
- Raquel, estás loca. ¿Por qué haces todo esto? –preguntó Lucas.
- ¿¡Es que no te das cuenta!? –gritó- ¡Todo esto lo hago por amor, Luke! Porque te quiero. Te quiero desde el primer día que te vi y me mata verte con esa niñita.
- Raquel, lo nuestro fue solo sexo, por favor, tienes que entenderlo… Ese era nuestro pacto…
- ¿¡Qué pacto!? ¡Habría conseguido que te enamoraras de mí sino hubiera sido porque esa niñita apareció! Pero ahora, ahora todo va a acabar-quitó el seguro de la pistola.
- ¡No! –gritó Lucas protegiendo lo más posible a Sara detrás de él- Si quieres dispararle a ella antes vas a tener que dispararme a mí.
- Luke, apártate, no quiero hacerte daño…
Sara hizo un mal movimiento y dejó un trozo de su cuerpo descubierto, momento que Raquel aprovechó para disparar, pero nuevamente Lucas se interpuso y la bala le alcanzó a él.
- ¡Lucas! –gritó Sara tirándose a su lado en el suelo.
- ¡No!-gritó Raquel- ¡Todo esto es por tu culpa, niña! ¡Yo no quería darle a él!
- ¡Stop, police! –entraron varios policías armados con Heredia al frente.
- ¡Lucas! –gritó Heredia.
- ¡Tienes que llamar a una ambulancia! –gritó Sara entre lágrimas- Lucas, por favor, aguanta… -le acarició la cara.
- Sara…-susurró Lucas- Perdóname por todo el daño que te he hecho…
- No, mi vida, eres tú el que me tiene que perdonar, vamos… sé fuerte… todo va a estar bien…
- No… no puedo… -susurró Lucas- Se me cierran los ojos –se desmayó.
- ¡Lucas! –gritó Sara.
- ¡La ambulancia viene de camino! –dijo Heredia.
- ¡Ah! –gritó Sara poniendo la mano en su vientre.
Alma apareció en la habitación:
- Alma, ¿qué haces aquí? –preguntó Heredia.
- Me moría de angustia ahí abajo.
- ¡Ah! –gritó nuevamente Sara.
- Sara, tranquilízate –le dijo Alma- Piensa en el bebé, esto no es bueno para él.
Sara se despertó algo aturdida. Estaba en una habitación de hospital. Era una habitación completamente blanca con dos ventanas, dos camas y algunos bordes de las paredes morados. Había un sillón azul en medio de las dos camas.
- Sara, ¿me oyes?
- Alma…-murmuró Sara- ¿Dónde estoy?
- En el hospital, cariño, tuviste una crisis de ansiedad.
- ¿Y el bebé? –preguntó poniendo la mano en su tripa.
- Está bien.
- ¿Y Lucas?
- Lo están operando… Manuel está a la espera de noticias, si sabe algo nos avisará.
Sara se tumbó en la cama y no pudo evitar llorar.
- ¿Qué va a pasar con Raquel?
- Supongo que la juzgarán –dijo Alma- Pero no te preocupes de ella ahora…
- Por su culpa Lucas está…
- Lucas es fuerte, Sara, seguro que sale adelante…
- Good night –dijo un médico entrando en la habitación- How are you? –le preguntó a Sara.
- She’s fine. How is her husband? –contestó Alma
- We don’t know anything. My partners are operating him in this moment –el médico salió de la habitación.
- ¿Qué pasa? –preguntó Sara.
- Todavía no saben nada de él.
- Necesito saber algo de él –dijo levantándose de la cama.
- ¿Dónde vas? –preguntó Alma- Vuelve a la cama, por favor, Sara.
Sara salió de la habitación y por el pasillo se encontró con Heredia.
- ¡Heredia! ¡Heredia! ¿Sabes algo de Lucas? –preguntó Sara alterada.
- Sara, ¿qué haces levantada? Deberías volver a la cama.
- ¿Cómo está Lucas?
Alma apareció al final del pasillo detrás de Sara.
- Sara, Lucas… -tragó saliva.
- ¿¡Qué pasa con él!?-gritó.
- Sara, Lucas está en coma.
#56
30/08/2014 22:54
muy bueno Lanena....yo leer pronto....
#57
05/09/2014 20:09
soy curioso....espero pronto continuas....
#58
07/09/2014 20:40
Madre mía, le ha tenido que dar en mal sitio para dejarlo en coma xd
#59
19/10/2014 15:53
Sara se quedó paralizada, su cuerpo no le respondía. Intentaba asimilar las palabras que acababan de salir de la boca de Heredia.
- No…-murmuró- ¡No, no puede ser! –y cayó al suelo llorando- ¡No puede ser! –gritaba.
Tuvieron que sedarla, estaba completamente alterada y nerviosa. Cuando despertó estaba amaneciendo.
- Sara… -oyó la voz de Alma.
- Alma…
- ¿Cómo estás?
- Me duele la cabeza.
- Eso debe ser por los calmantes. El médico ha dicho que como tu tensión siga subiendo tendrá que monitorizarte…
- Me da igual todo ya, Alma… Él no está.
- No hables como si hubiera muerto, Sara. Él vive, su corazón late y seguro que pronto despertará.
- Quiero verlo… ¿Crees que podré?
- Supongo que sí, preguntaré a las enfermeras, pero por favor, no te muevas de aquí.
Una media hora más tarde, Sara estaba a la puerta de una habitación, había un cristal que le permitía ver el interior y él estaba allí, tumbado y entubado por aquella máquina que respiraba por él. No pudo evitar derrumbarse más. Las lágrimas caían sin descanso por su cara.
- Sarita… -escuchó una voz detrás de ella.
Aquella voz le resultaba muy familiar a Sara, se dio la vuelta. Detrás de ella había una mujer rubia de pelo rizado, llevaba una blusa azul marido y unos pantalones de rayas de colores.
- No puede ser… - Sara se quedó estupefacta- ¡Sonia! Pero tú…
- No, cariño, no estaba muerta. Eso fue lo que Tomás hizo creer a todos para protegerme cuando estalló el caso Uriarte… Hace unos meses, Lucas, investigando otro caso relacionado con el caso Uriarte se dio cuenta de que algo no encajaba y acabó encontrándome. Cuánto has crecido… -dijo poniendo una mano en su mejilla- Quién iba a decir que acabarías con mi hijo…
- Sonia, yo…
- Y además embarazada –Sara se quedó callada- Lucas me llamó para contármelo, me dijo que estaba esperando el momento adecuado para decirte que yo vivía… Pero ya veo que no le dio tiempo… -Sara bajó la mirada- Anda, cariño, no estés triste…-le levantó la cara- Entra a verlo… yo te esperaré aquí y luego iremos a dar un paseo.
Sara asintió y entró en la habitación. El ruido que hacía la máquina que respiraba por Lucas era infernal. Además está el pitido que marcaba las pulsaciones de su corazón. Lucas no llevaba camiseta, se le veía la venda que le tapaba la herida de bala y de cintura para abajo estaba tapado con una sábana blanca. Sara rompió a llorar echándose sobre el pecho de Lucas.
- ¡Eres un imbécil! Deberías haber dejado que me dispararan a mí… -lloraba- No sería la primera vez…
“Sara, cariño… ojalá pudiera hablarte… ¿Cómo querías que dejara que te disparara? ¿Y el bebé? Mi niña, sé fuerte… Yo estoy luchando, quiero despertar, quiero estar contigo y abrazarte. Sé que mientras mi madre te cuidará bien, princesa…”
Sara salió de la habitación y se encontró con Sonia. Salieron a dar una vuelta por los jardines del hospital y se sentaron en un banco.
- Lucas se quedó destrozado cuando te perdió, Sara… cuando me encontró, estaba completamente destrozado por dentro… Fumaba y bebía sin control, apenas comía… Luego empezó a salir con otras mujeres… Y llegó Raquel… Él me lo contaba todo… me contaba que a veces cuando estaba con ella intentaba imaginarse que eras tú, pero que la fantasía apenas le duraba porque ella era demasiado fogosa y tú eras más dulce... –Sara sonrió- Cuando volvió a España y se volvió a encontrar contigo me llamó. Me dijo que verte lo había descolocado, que pensaba que te había olvidado pero que no era así… que te amaba muchísimo… Yo sabía que volveríais juntos, aunque nunca podía imaginar que me haríais abuela… -sonrió.
- Sonia, tengo miedo.
- ¿De qué, cariño?
- ¿Y si Lucas no despierta? Estaré sola con el niño…
- No, cariño, no estarás sola, yo estaré contigo… Y Alma y Heredia te ayudarán también, se ven buenas personas… Además, Sara, Lucas es muy fuerte… Tú mejor que nadie lo sabes… Estoy segura de que despertará.
El tiempo pasaba, pasaba más rápido de lo que Sara quería que pasara. Aquella mañana, como todas, Sara fue a ver a Lucas, Sonia se había quedado anoche con él.
- Buenos días… -saludó Sara.
- Hola, Sarita, tienes mala cara… ¿Has dormido mal?
- No…-murmuró- ¡No, no puede ser! –y cayó al suelo llorando- ¡No puede ser! –gritaba.
Tuvieron que sedarla, estaba completamente alterada y nerviosa. Cuando despertó estaba amaneciendo.
- Sara… -oyó la voz de Alma.
- Alma…
- ¿Cómo estás?
- Me duele la cabeza.
- Eso debe ser por los calmantes. El médico ha dicho que como tu tensión siga subiendo tendrá que monitorizarte…
- Me da igual todo ya, Alma… Él no está.
- No hables como si hubiera muerto, Sara. Él vive, su corazón late y seguro que pronto despertará.
- Quiero verlo… ¿Crees que podré?
- Supongo que sí, preguntaré a las enfermeras, pero por favor, no te muevas de aquí.
Una media hora más tarde, Sara estaba a la puerta de una habitación, había un cristal que le permitía ver el interior y él estaba allí, tumbado y entubado por aquella máquina que respiraba por él. No pudo evitar derrumbarse más. Las lágrimas caían sin descanso por su cara.
- Sarita… -escuchó una voz detrás de ella.
Aquella voz le resultaba muy familiar a Sara, se dio la vuelta. Detrás de ella había una mujer rubia de pelo rizado, llevaba una blusa azul marido y unos pantalones de rayas de colores.
- No puede ser… - Sara se quedó estupefacta- ¡Sonia! Pero tú…
- No, cariño, no estaba muerta. Eso fue lo que Tomás hizo creer a todos para protegerme cuando estalló el caso Uriarte… Hace unos meses, Lucas, investigando otro caso relacionado con el caso Uriarte se dio cuenta de que algo no encajaba y acabó encontrándome. Cuánto has crecido… -dijo poniendo una mano en su mejilla- Quién iba a decir que acabarías con mi hijo…
- Sonia, yo…
- Y además embarazada –Sara se quedó callada- Lucas me llamó para contármelo, me dijo que estaba esperando el momento adecuado para decirte que yo vivía… Pero ya veo que no le dio tiempo… -Sara bajó la mirada- Anda, cariño, no estés triste…-le levantó la cara- Entra a verlo… yo te esperaré aquí y luego iremos a dar un paseo.
Sara asintió y entró en la habitación. El ruido que hacía la máquina que respiraba por Lucas era infernal. Además está el pitido que marcaba las pulsaciones de su corazón. Lucas no llevaba camiseta, se le veía la venda que le tapaba la herida de bala y de cintura para abajo estaba tapado con una sábana blanca. Sara rompió a llorar echándose sobre el pecho de Lucas.
- ¡Eres un imbécil! Deberías haber dejado que me dispararan a mí… -lloraba- No sería la primera vez…
“Sara, cariño… ojalá pudiera hablarte… ¿Cómo querías que dejara que te disparara? ¿Y el bebé? Mi niña, sé fuerte… Yo estoy luchando, quiero despertar, quiero estar contigo y abrazarte. Sé que mientras mi madre te cuidará bien, princesa…”
Sara salió de la habitación y se encontró con Sonia. Salieron a dar una vuelta por los jardines del hospital y se sentaron en un banco.
- Lucas se quedó destrozado cuando te perdió, Sara… cuando me encontró, estaba completamente destrozado por dentro… Fumaba y bebía sin control, apenas comía… Luego empezó a salir con otras mujeres… Y llegó Raquel… Él me lo contaba todo… me contaba que a veces cuando estaba con ella intentaba imaginarse que eras tú, pero que la fantasía apenas le duraba porque ella era demasiado fogosa y tú eras más dulce... –Sara sonrió- Cuando volvió a España y se volvió a encontrar contigo me llamó. Me dijo que verte lo había descolocado, que pensaba que te había olvidado pero que no era así… que te amaba muchísimo… Yo sabía que volveríais juntos, aunque nunca podía imaginar que me haríais abuela… -sonrió.
- Sonia, tengo miedo.
- ¿De qué, cariño?
- ¿Y si Lucas no despierta? Estaré sola con el niño…
- No, cariño, no estarás sola, yo estaré contigo… Y Alma y Heredia te ayudarán también, se ven buenas personas… Además, Sara, Lucas es muy fuerte… Tú mejor que nadie lo sabes… Estoy segura de que despertará.
El tiempo pasaba, pasaba más rápido de lo que Sara quería que pasara. Aquella mañana, como todas, Sara fue a ver a Lucas, Sonia se había quedado anoche con él.
- Buenos días… -saludó Sara.
- Hola, Sarita, tienes mala cara… ¿Has dormido mal?
#60
19/10/2014 15:53
- Llevo un mes y medio durmiendo mal… Me cuesta mucho dormir sin él…
- Te entiendo, preciosa… -dijo- Por cierto, hoy tienes cita con el ginecólogo, ¿no?
- Sí…
- ¿De cuánto estás ya?
- 16 semanas –dijo.
- Sí, cariño, se te nota mucho… Puede que hoy ya te digan el sexo…
- Me gustaría tanto que él pudiera venir conmigo… -dijo acariciando su tripa.
- Irá a la próxima o la siguiente, yo sé que pronto despertará, me lo dice mi corazón.
“Sara… 16 semanas, joder, tengo que estar contigo… Cariño, yo quiero estar contigo, tengo que despertar…”
- Me voy ya o llegaré tarde a la consulta…
Sara iba a salir de la habitación cuando la máquina que medía las pulsaciones de Lucas empezó a ir más rápido, las pulsaciones de Lucas estaban aumentando.
- Te entiendo, preciosa… -dijo- Por cierto, hoy tienes cita con el ginecólogo, ¿no?
- Sí…
- ¿De cuánto estás ya?
- 16 semanas –dijo.
- Sí, cariño, se te nota mucho… Puede que hoy ya te digan el sexo…
- Me gustaría tanto que él pudiera venir conmigo… -dijo acariciando su tripa.
- Irá a la próxima o la siguiente, yo sé que pronto despertará, me lo dice mi corazón.
“Sara… 16 semanas, joder, tengo que estar contigo… Cariño, yo quiero estar contigo, tengo que despertar…”
- Me voy ya o llegaré tarde a la consulta…
Sara iba a salir de la habitación cuando la máquina que medía las pulsaciones de Lucas empezó a ir más rápido, las pulsaciones de Lucas estaban aumentando.