Me encanta Saray

Debo decir que me he enganchado con la serie por el personaje de Saray. Es arrolladora. Casi podría decir que me he enamorado de ella, aunque sea una locura y sepa que, en realidad, como mucho, sería de un concepto proyectado en su imagen.
Pero me depierta emociones y, en fin, quería dejar por aquí esto que he escrito pensando en ella, por si acaso está aquí mejor que oculto en una carpeta.


Hoy no pretendo entenderte.
Cruzaré más allá de la frontera de la realidad humana
para encontrarte una verdad incuestionable.
Y contarla,
para ti, para mí,
para las hogueras que en mitad de la noche
se alimentan más de leyendas que de madera.
Contarla y escribirla
antes de que se me derrame a través del alma
al pozo de la distancia, el tiempo y el olvido.
Resucitado y redimido
pongo en tus manos la herencia de mi pueblo.

Contar tu verdad.
La perfección de tu boca,
de la que la amabilidad y la ternura de un leve beso
conmueven con más intensidad que el roce de tus labios.
La perfección de tu boca
en la que dibujar una sonrisa
es mi empeño, mi compromiso, mi búsqueda.
Y la de todos los héroes de todos los tiempos,
pasados y futuros,
a los que convoco,
por darte un instante de sonrisa.

La caricia que esconden tus manos,
tan difícil merecerla,
tan oculta en la oscuridad que te rodea.
La caricia de tus manos que sangran las heridas recibidas,
pero anhelan estrechar manos leales y amigas.
La caricia de tus manos que sostienen la vida.

Tu mirada profunda
que golpea con más expresión que tus palabras
y atraviesa los muros de lugares y tiempos
y tiembla por lo que ve
y tiembla por lo que te espera.
La mirada en la que por encontrarme
cruzaré infiernos y paraísos,
abandonaré legados y destinos,
volveré a nacer de mis cenizas,
estaré vivo en las realidades imposibles
para poder decir que me miraste.
Y mirarte.

Tu voz
que despierta criaturas ancestrales.
Tu voz que puede amenazar
o quebrarse.
Tu voz que se escucha en todos los rincones
de todas las almas que he creado.
Tu voz que guiará a tu gente cuando despierte.
Tu voz
que podría pronunciar mi nombre.

Hoy no pretendo entenderte.
Hoy te encontraré una verdad en la que amarte.
Despacio y perfecto,
como he aprendido en mis largas noches de arrepentimiento.
Despacio y perfecto,
aunque el corazón se me acelere en cada aliento.
Despacio y perfecto,
aunque el corazón se me detenga en tu recuerdo.

Caminaré a tu lado en silencio,
me enfrentaré a tus enemigos
aunque no podamos vencerlos,
pero estaré a tu lado,
gritando, pataleando, golpeando, mordiendo,
intentando cruzar las mismas barreras infranqueables,
luchando por conseguir los mismos tesoros inalcanzables.
Y así sabrás cuánto lo tuyo me importa.
Empezarás a hablarme de las cosas que observo en tus detalles
y empezarás a preguntarme.
Despacio y perfecto
encontraré tu sonrisa, tu mirada y tus manos
y tu voz pronunciará mi nombre.

Dejarás caer tu furia y tu violencia
porque sabrás que conmigo
no vas a necesitarlas.
Despacio y perfecto
nos seremos leales
y desafiaremos al tiempo y al olvido.
Despacio y perfecto
seremos nuestros guardianes y protegidos.
Construiremos nuestra tierra prometida
en el reflejo mutuo de nuestros deseos.
Crecerás en mí y conmigo
y yo creceré en ti y contigo.
Despacio y perfecto,
durante varias eternidades.

Y después volveremos al mundo
a defender a los inocentes y a los abandonados.
Y la oscuridad siniestra temblará ante nosotros
y desaparecerá a nuestro paso.
Reuniremos a todos nuestros hermanos
y les enseñaremos a derramar una sola última lágrima
que limpie para siempre sus cuerpos, sus almas y la noche.
Despacio y perfecto
la realidad se llena de nuestras verdades.