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Fanfic Ricardo y Julia //Recuerda que mis ojos solo pueden ver la luz y mi luz eres tú// C34

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sarafrubias
sarafrubias
13/03/2012 18:02
Hola me llamo Sara y me gusta escribir, me he animado al ver por mucho tiempo vuestros fanfics. La historia es inventada por mi, alomejor algunas cosas coinciden pero muy pocas. Si os gusta comentad y lo seguire cada fin de semana, os dejo el primer capitulo.
#101
RicarJulista99
RicarJulista99
13/01/2013 19:21
Fua, he llorado. Llorar, pero de la risa, que grande. Madre mía, me ha dado hasta vergüenza pensarlo, madre del amor hermoso. :') Enserio, que risas, sobretodo cuando lo ve Julia, es que me lo imagino y todo. :') Sería tan gracioso, por favor te ruego que lo continues, que lo haces genial. Muchas gracias por escribirlo. UN BESO MUY GRANDE, a todas pero sobretodo a ti artistaza. Que lo haces perfecto! <3
#102
ricarjulista01
ricarjulista01
15/01/2013 20:33
Me encantaa! A partir de ahora eres mi escritora preferida ;;) Siguelo cuando puedas, es precioso y con este me he reido un monton:)
#103
sarafrubias
sarafrubias
20/01/2013 18:48
Holaaa :)) Bien aqui teneis el siguiente. A ver si os gusta, este me ha costa una infinidad hacerlo, no se porque, a lo mejor es que es más largo. Bueno disfrutarlo :)

CAPITULO 19

Como Romeo y Julieta solo que con un final diferente

Minutos antes de la fiesta, todo el mundo se preparaba en sus camarotes. Vestidos, chaquetas, esmoquin. Todo para bailar y divertirse en aquella noche especial que el capitán “guay” había echo preparar. Los más puntuales ya estaban en el comedor, los demás aún escogiendo sus mejores galas. En un camarote en concreto pasaba algo muy interesante, pero que aún nadie podía saber.
-Vas muy mal querido Lucas- decía el hombre.
-No he podido hacer nada- repetía él- No puedo controlar el amor.
-Te equivocas si que puedes, puedes controlarlo todo lo que quieras y más- le miró desafiante- Además tú misión en este barco era procurar que Julia no hiciese tonterías y no lo has cumplido muy bien.
-¿Y que querías que hiciese? Matarlo...
-Seria una buena opción pero por desgracia no se puede- abrió la puerta del camarote- Por tú bien y el del proyecto, controla a Julia. No sabemos que podría contarle a su querido capitán- y cerró de un portazo.

En aquella fiesta que montó Piti, se lo pasaban de miedo. Risas, musica, chistes... Todo era felicidad, algo que necesitaban hace tiempo. De la cuadra tomaba wisky en la barra acompañado por Salomé, que reía de vez en cuando. Estela estaba charlando con Vilma, Piti, Palomares y Ramiro. Ulises, el polizón hizo que Ainhoa saliera a bailar con él. Gamboa y Lucas se enviaban miradas de desacuerdo. Valeria corría por allí con Burbuja. Y María se divertía hablando con Juan, el marinero al que Ricardo había salvado. Todo estaba animado, todo en su sitio. Todos los presentes de ese barco en la fiesta. ¡Aaah! Perdón, se me ha olvidado los dos más importantes.
Veréis, Julia estaba muy cansada de su día “guay”. Fue directa a su camarote, se puso su camisón y se acostó en la cama. Tranquilamente, y de repente echó de menos su olor. Su cama no olía a Ricardo, y sentía que necesitaba estar cerca de él. Aunque hacia dos horas que no le veía. Ya eran demasiadas.
Ricardo estaba en el puente. Veía la fiesta en frente de él. Pero como Julia no estaba, de que le servía ir sino podía divertirse con ella. Habían propuesto dejar su cena para otra noche. Tenía sueño, pero si ahora tenía que ir al camarote se encontraría la cama vacía, solitaria, sin ella. Era tan fácil ir a su camarote y decirle que si se podía quedar ahí a dormir. Pero no, ¿que pensaría? ¿que diría? No, mejor se quedaba allí sin que nadie le moleste. Mirando el mar, que parecía ahora el único que estaba en calma.

Daba vueltas en la cama, tenía sueño pero sus ojos no conseguían cerrarse. Probaba a colocarse en varias posturas, boca abajo, boca arriba, de lado, al otro. Pero nada, era imposible. Que impotencia no poder cerrar los ojos cuando tienes un sueño que te caes, y todo por culpa del cerebro que empieza a pensar y pensar, y no te deja relajarte. Y ese pensamiento, ese problema, tiene nombre y apellidos. Ricardo Montero, se repetía la mujer en aquel camarote oscuro. Decidió despejarse, necesitaba beber agua, leche... Lo que fuera, pero tenía que quitarse a Ricardo, sus besos y su cuerpo varonil de la cabeza.
Fue a la cocina con su camisón y una pequeña chaqueta encima. No había nadie por los pasillos y se escuchaba la musica de fondo. Caminó hasta llegar a la cocina, entró, busco los vasos con la mirada. Y encontró uno, un vaso; pero ese vaso estaba en la mano del problema. Ricardo la miró sonriente.
-Buenas noches- dijo para romper el hielo el hombre, aunque se había quedado un poco tocado con la vestimenta de su amada.
-Buenas noches- sonrió ella- ¿Que haces aquí? ¿No estas en la fiesta?
-Pues no- dijo mientras vertía café en su vaso.
-Y... ¿Puedo saber porque?- cogió ella también un vaso.
-Pues... Porque... Porque- suspiró al mirarla- Porque no estas tú- soltó al fin su boca, Julia sonrió, y bajo la vista al suelo- Claro que prefiero que descanses a tener que verte mañana dar bandazos por el sueño- tomó un sobo de café.
-Ricardo...
-¿Si?- preguntó mientras ella se acercaba a su cuerpo.
-Eres, eres, eres inexplicable- lo miró a los ojos- Pero te tengo que decir que las fiestas no me gustan mucho- se encogió de hombros.
-¿Porque?
-Porque no me gustan, hay demasiada gente. Llega un momento que me agobia. Las únicas que me gustan son las de cinco o seis personas- sonrió, Ricardo se había acercado un poco más desde que había dicho aquellas palabras, hasta tenerlo muy cerca.
Lo tenía tan cerca, su cuerpo pegado a ella. Dejó el vaso en la mesa y aferró su mano con delicadeza. La observaba tranquilo, esta sería la última vez que la vería esa noche. Sus rostros estaban muy juntos, podían notar la respiración del otro.
-¿Aunque en esa fiesta este yo?- le dijo en un susurro.
-Sobretodo si estas tú- pudo llegar a decir en un hilo de voz.
-Que lástima, yo que pensaba que me necesitabas a tú lado- sonrió aún muy cerca de ella.
-Te equivocaste- Ricardo cogió el vaso que sostenía Julia en la mano y lo dejó junto al otro y aferró su otra mano- Te equivocas y te equivocaras. Ese es tú gran error- Él acercó sus labios al oído de la doctora.
-De los errores se vive- Julia no pudo evitar más no besarle.
La voz de Ricardo era tan apetecible, una tentación. Se acercó a sus labios. Tierno, eso era lo que parecían transmitir los labios del hombre. Dos, tres, cuatro... No se sabe cuanto pudo durar aquel beso. Lo único que se puede decir que era verdad era que lo disfrutaron.
#104
sarafrubias
sarafrubias
20/01/2013 18:50
Ricardo acompañó a Julia a su camarote. No podía, ni quería separase de ella. Pero cuando entrará en aquella habitación oscura. La pared y la puerta harían la separación de ambos inevitable. Al llegar ambos sonrieron.
-Buenas noches- dijo antes de desaparecer por la puerta.
-Buenas noches- respondió Ricardo, de recompensa por haberla escoltado hasta su camarote le dio un pequeño beso en la mejilla.
Cerró la puerta. Pero el hombre no se sentía separado de Julia, al contrario, estaba más unido a su amada. Parecía que estaba junto a él. Apoyó su frente contra la puerta y tocó con la palma de la mano la fría madera. Al otro lado la doctora sonreía y miraba a la puerta con la mano pegada a ella. A lo mejor era su imaginación pero notaba un calor que llegaba a su mano. ¿Podría ser la mano de él? Si queréis imaginar de esa forma.

La noche se pasó. La gente ya se marchaba a sus respectivos camarotes. Era demasiado tarde y al día siguiente tenían trabajo. Y el Estrella se durmió cansado de tanto baile y tanta charla. ¡Pum! Oscuridad absoluta.
Por la mañana se hizo la luz. El sol irradiaba luz, eso significaba que el nuevo día había llegado. Todo el mundo a las clases de la mañana. Estudiar y apuntar. Buenas forma de empezar la mañana, y la noche anterior de fiesta.
Ricardo estaba en el puente junto a Julia, Julián, Gamboa y Salomé. La cocinera los había juntado a todos para hacerles una propuesta a la que no podrían negarse.
-Bueno os he reunido aquí porque quiero hacer una pequeña propuesta de nada- empezó la cocinera- Si el capitán me lo permite.
-Claro, di esa propuesta.
-Últimamente ha notado a los chicos con ganas de hacer algo más que fiestas, estudiar y escribir. Y como hacen cada una de esas opciones por separado. ¿No sería mejor juntarlas todas?
-¿Como?- dijo Gamboa sin entender.
-Salomé especifica- saltó Julia.
-Pero si esta clarísimo. He tenido la idea de hacer un teatro. Una pequeña representación.
Todos se quedaron mudos. Se miraban entre si. Eso si que se lo esperaban.
-Creo que eso no es muy lógico en estas condiciones- habló Gamboa primero- Estamos en una goleta en el fin del mundo capitán, creo que hacer que lo chicos hagan tonterías de representaciones no les ayudara a sobrevivir.
-Pero si a mantener la ilusión, la ganas de vivir- le contraatacó Julia- A mi me parece una idea muy buena.
-Yo creo que Salomé y Julia tienen razón Gamboa. Hay que animar un poco al personal- añadió Julián.
-Bueno, como veo que la mayoría esta de acuerdo, y puesto que a Valeria le gustaría ver algo por el estilo. Doy el permiso- Gamboa negó con la cabeza y se marchó por la puerta.
Julián salió hacía cubierta para ordenar a los marineros. Mientras Ricardo, Salomé y Julia se quedaron dentro.
-Entonces aclarado, yo me voy que tengo trabajo en la enfermería- la doctora se disponía a irse cuando Salomé le paraba los pies.
-Espera un momentito Julia- la mujer retrocedió los pasos dados- Quería hablar con vosotros dos- ambos se miraron, no entendían de que iba eso- Bien, ya que me has dado permiso Ricardo, voy hacer la obra. Y será una clásica- los observó un segundo- Romeo y Julieta.
-¿Romeo y Julieta?- preguntó el hombre.
-Si, como has oído. Y como veo que vosotros tenéis un filin especial. Quiero que seáis los protagonistas. Tú, Ricardo, seras Romeo. Y Julia, será Julieta. ¿Que os parece?
-Que tenemos demasiado trabajo para hacer de protagonistas- saltaron al unisono.
-Veis, si hasta os coordináis. Perfecto ahora solo me faltan los demás personajes- Salomé salió contenta del puente.
-Y se queda tan ancha- saltó Ricardo.
-Vamos a mirarlo por el lado positivo.
-¿Cuál?
-Pasaremos más tiempo juntos- se dirigió a la puerta y la abrió- Hasta después mi querido Romeo- sonrió.
-Hasta después mi querida Julieta- rió Ricardo aún sin creerse lo que iba ha hacer.

Salomé fue cogiendo personajes por los rincones del barco. Benvolio que sería el primo de Romeo, la cocinera eligió a Julián que al principio se negó, pero no pudo resistirse a las suplicas de la cocinera. Teobaldo, primo de Julieta, sería Piti; el muchacho aceptó no muy convencido. Los padres de la chica serian Vilma y Ulises, que aceptaron enseguida. Y los padres de él serían Estela y Ramiro, que no se negaron. La niñera de Julieta, iba a ser, Ainhoa y el conde de París, pretendiente de Julieta sería Lucas. Rosalina, la muchacha de la que Romeo se enamora al principio sería María. Y por último Fray Lorenzo, el cura que ayudará a Romeo, la cocinera no se comió mucho el coco y eligió ha Palomares.
Empezaron los ensayos unos días antes de la representación. Salomé lo había preparado todo con ayuda de algunas alumnas, guión, vestuario, escenografía. Todo listo. Ricardo y Julia además de pasar tiempo juntos se reían de las equivocaciones del otro.
-Julieta, amor mio. Pienso todos los días en ti. Necesito que...- de repente.
-¡Ay! Ricardo me has pisado.
-Lo siento, lo siento. Es que no sabía que tenías el pie hay- se miraron y empezaron ha reírse- Soy un torpe- dijo entre risas.
-Bueno, pero es que Romeo no es torpe, así que tendrás que aguantar esa torpeza tuya durante la obra... Aunque me encante- se acercó hasta estar muy cerca de sus labios.
#105
sarafrubias
sarafrubias
20/01/2013 18:50
-¡Perfecto! ¡Así me gusta!- salió Salomé- Eso es lo que quiero en la obra, no es tan difícil- ambos se sonrojaron- ¡Ey! ¡Ramiro se puede saber donde vas con esas telas?- se marchó de allí.
-¿Lo hacemos bien?- preguntó el hombre mirando a la mujer.
-Eso es por lo que quieras entender por bien- sonrió- Venga empieza otra vez, que esta parte no nos sale muy bien.
Ricardo le hizo caso ensayaron juntos, como querían haber estado durante todos los días pasados.
Y él día de la representación llegó. Todos los tripulantes estaban ansiosos por ver la obra. Pero lo que más eran Valeria y Burbuja que habían hablado de este día durante mucho tiempo. Se sentaron en primera fila.
Los chicos calentaban la voz, repasaban un poco el guión. Y algunos despreocupados charlaban entre ellos. Julia estaba mirando a un punto de la pared, distraída.
-Estas preciosa- se escuchó a su espalda, ella sonrió había reconocido esa voz hasta casi muerta.
Se giró sobre sus talones y vio a Ricardo sonriente. Estaba diferente, el vestuario de Romeo no pegaba con el. Pero guapo estaba igual. Unos pantalones ajustados y una camisa con mangas anchas y encima un chaleco azul marino.
-Mejor que yo, mira como me ha vestido Salomé- dio un vuelta completa- En cambio tú.
Ricardo se quedó anonadado de ella. Un vestido blanco hasta los tobillos y las magas iguales a las de él. Y en la cabeza una cinta que se ataba atrás. Si, realmente preciosa. Le sonrió.
-Mi querida Julieta, estas más que preciosa.
-Mi querido Romeo, sigues igual de irresistible- se acercó a él.
-¿Igual de irresistible para que me regales un beso?- le cogió de la mano.
-¿Más que preciosa para que te lo regale?- estaban cerca de nuevo.
Juntaron las frentes un momento, milímetros faltaban para besarse. Le acarició la mejilla muy dulcemente, la mujer se estremeció al contacto. Ricardo la hacía sentir especial, la reina que jamás había sido, la princesa que él protege del dragón, la persona que hacía de ella alguien especial. Y cuando se iban a besar, porque no podían aguantar más las ganas.
-¡Vamos chicos empezamos!- gritó Salomé- Necesito a Romeo aquí, por favor el primo que vaya saliendo.
Ricardo se separó de ella. Y el gesto de Julia era de desilusión. Él sonrió, y le hizo un pequeño guiño.
-Te lo prometo- le había leído el pensamiento, ella sonrió.
Empezó la obra en el Estrella. La obra se desarrollaría en el comedor. Primera escena, salen Julián y Piti. Se enfrentan en una pelea, las familias de ambos están peleadas. Llegan por un lado diferente cada una. Empiezan a discutir. Y al final deciden no verse más.
-Los Capuleto y los Montesco estarán peleados de por vida- dijo el padre de Julieta.
Aparece Ricardo, Romeo, por una esquina. Triste, las familias se marchan y se queda su primo, Julián, Benvolio.
-¿Que tal estás mi querido primo?
-No muy bien.
-¿Porque? ¿Has echo algo de lo que te puedas arrepentir?
Llega María, Rosalia, ha escena. Sonriente y feliz. Se coloca al lado de Romeo. Él se quedó mirando a la chica embobado.
-Romeo, te vi ayer. Fui a saludarte pero te marchaste enseguida- pausa- Quería contarte una cosa.
-Diga usted señorita Rosalia- le hizo una pequeña reverencia.
-Por favor no me llames así, de todas formas quería decirte que gracias por haberme acompañado la otra noche.
Se fue igual que vino, sonriente y feliz. Su primo entendió que le pasaba.
-Ya entiendo.
-¿Que entiendes?
-Estas enamorado de Rosalia, pero no puedes decirlo porque ella esta con el carpintero de la plaza. Primo olvida a esa chica, es imposible vuestro amor.
-No puedo, si me llegará a olvidar de ella, es como si dejará de respirar. La amo primo.
Salieron ambos y llegaron Julieta, su madre y la niñera. Vilma, Julia y Ainhoa en escena.
-Deberías replantearte eso de casarte hija. Tenemos ya un pretendiente para ti.
-No he pensado en eso madre.
-La señorita debería escuchar a su madre, el hombre que vino el otro día a pedirle la mano a su padre era muy apuesto.
-Esta noche haremos una fiesta y lo conocerás, verás que hombre tan encantador Julieta.
La mujer negó con la cabeza, se marcharon. Entra de nuevo Romeo y su primo.
-Me he enterado que los Capuleto harán una fiesta esta noche. Para aliviar tus penas querido primo ¿que te parece si nos infiltramos entre ellos?
-No estaría bien.
-Eso no importa, lo que tienes que hacer es pasarlo bien- pausa- Esta noche iremos a esa fiesta y te olvidarás de tu amada.
Ya en la fiesta todo el mundo entró a la gran casa de los Capuleto. Romeo y su primo iban de incógnito, al entrar el hombre se quedó prendado de la mujer que había por casa, Julieta.
-Julieta hija, te presento a el conde de París- el conde, Lucas, le hizo una reverencia y le besó la mano.
-Buenas noches señorita, es todo un placer conocerla.
-Igualmente- dijo secamente ella- Si me disculpan necesito tomar el aire- cambió la escena, hicieron que la parte de arriba, el hall fuera un balcón.
Julieta llegó, mientras Romeo la observaba en silencio. Decidió ir y hablarle. Ricardo se puso un poco nervioso, las escenas con Julia no eran su fuerte, los últimos días siempre hacía algo o decía algo que chafaba la escena.
-Buenas noches señorita- dijo Romeo.
-Buenas noches se... ñor- se quedó petrificada al verle.
-¿Señor? ¿Tan viejo cree que soy?- fue junto a ella.
-Bueno no era mi intención ofenderle- se ruborizó.
-No me importa que me diga señor, mientras venga de una mujer tan hermosa- le cogió la mano y se la besó.
Julia estaba atacada. No sabía si quería besarle o tirarse a él directamente. El personaje de Romeo lo hacía más perfecto. Sonrió.
-Es usted demasiado atrevido al besarme la mano- la quitó enseguida.
-Si con atrevido quiere decir que se esta enamorando de mi- se acercó a ella- Entonces si.
#106
sarafrubias
sarafrubias
20/01/2013 18:51
-No se acerque demasiado, a ver si no será al revés y es usted quien se está enamorando.
-¿Y si es así? ¿Me hará algo al respecto?
-Posiblemente, pero primero tendría que ver como besa- él aproximó sus labios a los de ella.
Un beso corto. Romeo y Julieta se besaron muy tiernamente. Ricardo y Julia podría decirse que también. Llega la niñera.
-Señorita, su madre la reclama.
-Voy- sonrió ha Romeo y se fue enseguida.
-Disculpe, ¿como es la identidad de la señorita?
Ainhoa veía a si padre distinto. Nunca le había llegado a ver con aquella vestimenta. Se aguantó la risa.
-Julieta Capuleto señor.
-¿Capuleto?
-Así es- se fue de escena.
-Oh no, cualquiera menos ella.
Al final de la fiesta Romeo se queda muy interesado por Julieta. Huye de su primo y llega al jardín de la familia, donde esta Julieta en el balcón de su habitación, se esconde al verla.
-Querida luna, no se si contarte esto, esta noche he conocido a un hombre increíble y atractivo. Pero me han dado la noticia que no podré acercarme a él. Es tan complicado, su nombre es Romeo. Me ha robado el corazón querida luna y no se que hacer.
-No creía que pensaba eso de mi- salió él de su escondite.
-¿Que hace aquí?
-Volver a ver a la mujer que me ha besado esta noche.
-¿Ha oído lo que he dicho? Que vergüenza
-No tiene porque pasar vergüenza, la gente enamorada dice lo que siente.
-Mi amor es sincero Romeo- pausa- ¿Que responde a mi declaración? Piense bien lo que va ha decir, porque prefiero sufrir a que me diga que siente lo mismo cuando no es así.
Llega la niñera de nuevo e interrumpe.
-Señorita dice su madre que baje un momento ya que el conde se marcha a su hotel, para despedirle.
-Enseguida bajo.
-Julieta, te confesare que no se que has echo conmigo cuando me has dado ese beso pero no consigo sacarte de mi cabeza. Seamos felices, casate conmigo mañana y huyamos de nuestras familias.
-¿Tan pronto?
-El tiempo es oro amada mía- se marchó rápido para que no descubrieran que estaba allí.
Al amanecer, Romeo visita a Fray Lorenzo, Palomares. Fray Lorenzo acepta ayudarlo en sus intenciones de casarse con Julieta.
Teobaldo, Piti, ha desafiado a Romeo a un duelo. Pero el se escusa y huye de la situación. Romeo le dice a su niñera, que hace de mensajera, que el cura los casará esa tarde.
Esa tarde llega Julieta a la iglesia y el cura las casa rápido. Ricardo se reía un poco, no había pensado en casarse de aquella forma, la única vez que se había casado había sido con Marisa. Pero pensó un momento, tener a Julia de esposa. No, quita ese pensamiento Ricardo, lleváis poco tiempo.
Pasan su primera noche juntos. Pero días después Romeo es desterrado por haber matado a el primo de Julieta en su duelo. No podía volver a la ciudad nunca más.
El padre de la chica le concede la mano a el conde de París. La boda sería esa misma semana.
Julieta va ha visitar a Fray Lorenzo, no quiere casarse con el conde. Fray Lorenzo le da una botellita que contiene un líquido que le dará a Julieta la apariencia de un cadáver, pero solo por tres días. Cuando despierte, Fray Lorenzo la rescatará y la llevará con Romeo.
La noche de antes Julieta toma del frasquito y cae redonda al suelo. A la mañana siguiente entran su madre y la niñera a su habitación y la ven muerta.
Romeo recibe la noticia de la muerte de su amada y va a verla. Antes compra un veneno para irse con ella si era verdad lo de su muerte.
Al llegar al velatorio y quedarse solos Romeo se acerca a ella. Julia esta con los ojos cerrados, no podía evitar sacar un sonrisita. Esta escena a Ricardo nunca le había salido bien, siempre se equivocaba. Vamos a ver que tal lo hacía.
-Julieta, no puede ser, tú no. He penado mucho tiempo y ahora que estoy bien porque se que estoy contigo, te vas. Sin despedirte, sin ni si quiera un beso que diga “Para siempre” Te has llevado mi alma contigo, pero mi cuerpo sigue aquí sin ganas de vivir. Me reuniré contigo amor mio- todos los presentes empezaron a tener los ojos llorosos- Te quiero- Y le dio un beso. A Julia pareció que se le había parado el corazón con ese te quiero, lo decía el guión pero notó a Ricardo tan sincero, que parecía que se lo decía más a ella que a su personaje.
Fray Lorenzo llega y observa que Romeo se desploma en el suelo. Muerto. Justo en ese momento despierta Julieta que ve a Romeo en el suelo. El cura le dice que salgan de allí rápido, pero ella no le hace caso.
-¡No! Deje, no entiende que yo sin Romeo no quiero vivir. Él era la razón de hacer esta locura. Sin él mi vida ya no tiene sentido- cogió un puñal y se atravesó.
Ambas familias llegaron ha escena y el cura les informó lo que sabían. Los padres de cada familia decidieron dejar atrás su enemistad. A modo de recordatorio deciden hacen dos estatuas en honor a los dos enamorados.
Todo el mundo aplaudía. Había estado muy bien. Saludaron cada uno. Valeria gritaba y Burbuja igual. Julia se fue directa a cubierta, Ricardo la observó tenía el semblante triste. Fue detrás de ella.
En cubierta ella estaba sentada mirando el mar. Ese lugar se había convertido en su favorito. El color rojizo transmitía una tranquilidad.
-Julia, ¿estas bien?- preguntó Ricardo al verla.
-No lo sé.
#107
sarafrubias
sarafrubias
20/01/2013 18:52
-¿Eso que significa?- fue a su lado y se sentó junto a ella.
-Ricardo, me he encantado lo que hemos echo hoy juntos. Y me ha echo pensar- eso a Ricardo no le sonaba bien, pero se calmó al ver la sonrisa de Julia al ver su rostro- Tengo miedo, miedo a tener que separarme de ti. Miedo a que un día no estemos así. Miedo a que mañana me olvides. Tengo miedo a que no me prometas besos o que me acompañes al camarote y no me preguntes que si te puedes quedar conmigo esa noche. Tengo miedo de que un día no seamos Ricardo y Julia con un corazón en medio- el hombre sonrió tristemente, sabía perfectamente lo que necesitaba.
Un beso, juntaron sus labios. Esta vez ya no eran Romeo y Julieta lo que se besaban. Eran más que eso, eran dos personas enamoradas y con ganas de vivir junto al otro lo que hiciera falta hasta que viniese otro fin del mundo de esos.
-Nosotros somos como Romeo y Julieta solo que con un final diferente- le susurró al oído- Y ese final va ha durar muuucho tiempo.
Hoy, en aquella tarde, en aquella hora en aquel minuto en aquel preciso minuto se habían dado cuenta de una cosa. Que el amor lo vale, y daba igual que fueran Romeo y Julieta, el papa y la mama, una tortuga y un león o Ricardo y Julia. Quererse lo que se dice quererse, lo iban ha hacer hasta que venga la muerte y los separe.
#108
ricarjulista01
ricarjulista01
20/01/2013 20:44
ME ENCANTA, ME ENCANTA, ME ENCANTA!!!Madre mia ES PRECIOSO, tienes un don para escribir:) siguelo cuando puedas:))
#109
Cclaudia66
Cclaudia66
20/01/2013 22:08
Oiiiish que bonito!! Tienes una nueva fan ;) Escribes genial así que solo decirte...siguelo!
#110
MariaAtue77
MariaAtue77
24/01/2013 15:44
Sara, que yo lo intento pero el `yes we can´ a mi no me funciona, sube pronto(YAAAAAAAAAA) plizzzzzzzzzzzzz.
#111
RicarJulista99
RicarJulista99
25/01/2013 16:02
Me ha parecido PRECIOSO! Enserio, no tengo palabras, todas las frases, todo. <3 Ha sido tan bonito, contínualo pronto que tengo muchas ganas de ver la siguiente parte. Espero que os vaya genial el finde. Cuidaros muchísimo! <3
#112
yoyo91
yoyo91
26/01/2013 11:46
Que bonito Romeo y Julieta!!!
Síguelo pronto please!
#113
sarafrubias
sarafrubias
26/01/2013 17:05
Buenas lectoras o lectores. Que alguno habrá, se supone. Bueno os dejo la siguiente parte, espero que os guste. Un beso y feliz finde.

CAPITULO 20

HABLAMOS DE MILAGROS

Ricardo se despertó esa mañana con un poco de dolor de cabeza, estaba cansado. Hizo memoria de lo que había echo la noche anterior, se quedó hasta tarde en el puente con sus queridos mapas y mandos. Salió del camarote dirección a la cocina con suerte estaría Salomé y le podría hacer un remedio casero para aquel dolor insoportable.
Pasó enfrente el camarote de Julia, estuvo tentando a llamar. Tocar con sus nudillos aquella puerta de madera fría. Observó en reloj, era demasiado pronto para llamar. Retomó su camino, iba totalmente distraído mirando al suelo. Cuando se topó con un bulto en su camino, un cuerpo, delicado, sensible. Había aparecido sin más por aquel solitario pasillo. Miró al suelo, estaban todos los papeles esparcidos por su alrededor, miró su gesto de enfado. Y en seguida reaccionó.
-Perdón, perdón. No te había visto, si es que soy un torpe- se agacharon a la vez, y como esos pasillos no eran los más espaciosos posibles, ¡Pum! Golpe con sus cabezas.
-¡Ay!- se miraron a los ojos, empezaron las risas.
-Perdón, otra vez, toma... Los papeles-sonrió, y se levantaron de nuevo.
-Buenos días, aunque no hayan empezado muy bien- rió.
-Disculpa si no estoy de acuerdo, creo que despertarme y que a la primera persona que vea sea a ti, el día empieza muuy bien- se acercó a ella.
-Ricardo- se separó un poco- Tenía que contarte algo- señaló al camarote donde había salido- Es Salomé, se ha cogido un resfriado muy fuerte.
-¿Está bien?- se preocupó un poco por su amiga.
-Si tranquilo, solo necesitará reposo. Y con la pastilla que le ha dado mañana, como nueva.
-Bueno, entonces tendré que ver a quien pongo en la cocina- se rascó la cabeza- ¿Quien sabe cocinar en este barco?- la miró- Ya sé, pondré turnos.
-Eso estaría bien, bueno yo me voy a la enfermería. Hasta luego cariño- el hombre se quedó impactado por un momento, Julia le dio un pequeño beso en la mejilla y se fue rápidamente de allí.
¿Había escuchado bien? Cariño, se repitió varias veces en su cabeza. Lo ha dicho, lo ha dicho aunque lo negara mil veces. Avanzó hasta el puente, llegó y estaba Julián ya allí.
-Hombre Ricardo, buenos días.
-Buenos días- dijo sonriente.
-Que bien se te ve hoy, hay algo nuevo que me tengas que contar- Ricardo miró a su amigo, tenía la cara pálida.
-¿Estás bien? Te veo mala cara.
-No me cambies de tema.
-Si, si te lo cambio- Pausa- Pareces cansado.
-Esta noche que no he dormido muy bien- se rascó la cabeza.
-Pues tira ahora mismo y descansa, te necesito en plena forma hoy.
-Si hombre y te dejo aquí solo con todo el trabajo, ni hablar. Ahora me quedo a ayudarte y después ya me echaré la siesta.
El hombre miró a su amigo, no lo convenció mucho. Pero no podía empezar a discutir con su amigo, Julián era muy cabezón cuando quería. Negó con la cabeza y se puso a hacer un plan para hacer que la cocina este cubierta. Su amigo rondó por aquella estancia, estaba nervioso.
-¿Y Salomé?- preguntó.
-¿Y ahora porque tienes interés en saber de Salomé?
-Pues porque no la he visto esta mañana, yo que se- Pausa- ¿Pero la has visto?
-Esta en su camarote, tiene un pequeño resfriado. Hoy se quedará y reposará- empezó a escribir.
-¡Ah! ¿Y que escribes en ese papel?- Ricardo le miró a los ojos.
-Estoy escribiendo a gente que se ocupe a ciertas horas de la cocina. No puedo dejarla sin nadie.
-Claro, es normal- lo observó, su amigo estaba raro.
-¿Julián te pasa algo?
-¿A mi? No, que va. Solo que tienes razón me voy a dormir que no me encuentro bien- salió rápido.
El capitán siguió a lo suyo. Con Julián fuera del mapa tenía que hacer un apaño en aquel cuadrante. Le tocaba hacer algo que le sacó una sonrisa, posiblemente fuera su día de suerte.

-Chicos- se escuchó en el Estrella- Salomé hoy se encuentra mal y no va ha poder estar en la cocina, he echo un cuadrante para repartirnos las tareas de la cocina durante el día de hoy. Lo tenéis en el comedor, Buenos días.
Todo el mundo camino a la hoja. Algunos suspiraban contentos porque no les había tocado algo difícil ni cansado. Otros se quejaban, limpiar la cocina no era muy divertido. Julia subió enseguida, se acercó a la hoja tranquilamente, mientras cerca de allí una mirada añil la observaba sonriente. ¿Podría estar más preciosa? La camiseta y los pantalones ajustados hacían que sus curvas se notaran más, le entraron unas ganas inmensas de ir junto a ella y explorar muy lentamente cada centímetro de su cuerpo, sus labios... Cerró los ojos por un instante, tener a Julia a su lado dormida, sintiendo el calor de su cuerpo pegado a él, tembló de arriba a abajo. Una voz le sacó de sus pensamientos.
-Ricardo- abrió los ojos- ¿Estás bien?
-Si- se apresuró en contestar- Solo es que me duele un poco la cabeza, pero ya me he tomado algo, se me pasará en nada- sonrió.
-¡Aaah! Bueno yo quería decirte que creo que hay un error en el cuadrante- le cogió de la mano- Ven- el hombre estaba más que acelerado, antes cariño y ahora coger de la mano como si nada.
Vale que eran pareja, pero nunca habían mostrado afectos en público. Con excepción del teatro que hicieron los días anteriores.
-Ves, aquí dice que me toca después de comer. Fregar lo platos, hasta aquí bien- pausa- Pero el problema llega cuando veo que me va a tener que ayudar un tal, Ricardo Montero- lo miró sonriente.
-¿Cuál es el problema? ¿Te llevas mal con el señor Ricardo Montero?
-Bueno, verás. Nosotros tenemos como una especie de relación- se acercó a él, jugaba con el cuello de su camisa.
-Relación... Ya lo entiendo- rió un poco- ¿Quieres que te cambie el turno?
#114
sarafrubias
sarafrubias
26/01/2013 17:06
-No, no. En absoluto. Solo que como lo único que tenemos que hacer es fregar los platos, bueno, que quiero que le digas que ante todo, lo que pase en esa cocina va a ser muy profesional- sonrió y se acercó aún más.
-Yo se lo diré, pero creo que ya sabe que tiene que comportarse. No voy a soportar comportamientos extraños en esa cocina- estaba muy cerca de sus labios, por suerte los chicos no estaban.
-¿Que tipo de comportamientos extraños? Digo, para no saltarnos las normas.
-Puees... Charlas sin hacer nada de trabajo, comer todo lo que haya en contra de las normas, besos sin venir a cuento- sus voz iba bajando de nivel por cada sonrisa que la doctora le regalaba- Abrazos, caricias... Todo lo que no llegue a ser profesional.
-Entiendo, y si, por ejemplo, ¿hubiera pequeños gritos en la despensa no profesionales? ¿Eso también se consideraría saltarse las normas?- Ricardo abrió demasiado los ojos, sí había escuchado bien.
Julia se estaba insinuando demasiado, y no podía aguantar las ganas de llevarla a su camarote y no salir en toda la mañana.
-También sería saltarse las normas- asintió.
-Muchas gracias señor capitán, me has resuelto las dudas- se separó lentamente de él, y justo en un segundo le desabrochó un botón de la camisa con mucha rapidez- Así mejor.
Se fue sonriente, y justo antes de bajar las escaleras dio un beso al aire. Ricardo la miraba anonadado, hizo como que cogía el beso con la mano y giró sus talones para marcharse.

Empezaba a hacer frío, el termómetro cayó hasta los 5 ºC de temperatura en el exterior. Todo el mundo en el Estrella se puso abrigos. El capitán no observaba nada extraño, pero la temperatura no era normal. Observó la hora, tenía que ir a fregar los platos ya, de paso preguntaría este extraño cambio a Julia.
Llegó muy rápido, la doctora aún no había llegado. Se quitó la chaqueta y la dejó en una silla cerca de la mesa. Se remangó y miró la pila de platos que había en el fregadero, ¿tanto ensuciaban? Bufó, vamos a haya, pareció que se dijo antes de empezar. Justo cuando llevaba dos platos entró Julia por la puerta.
-Perdón por el retraso, he tenido trabajo en la enfermería.
-Perdonada, ahora necesito ayuda con esta pila de platos- sonrió.
-Ahora mismo- hizo exactamente lo mismo que él hace unos segundos, se quitó la chaqueta y se remangó las mangas, perfecto- Será mejor que no repartamos el trabajo, tú enjabonas y yo escurro y seco. ¿Que te parece?
-Muy buena idea- pausa- Entonces yo me pongo aquí, será mejor- la dejó pasar a su lado.
Fregar. Eso es lo que se repetía mil veces Ricardo, pero no hacía efecto. Se concentró en enjabonar. Y seguía un ritmo, fregar, enjabonar, pasar, fregar enjabonar, pasar, fregar, en Julia, Julia y su cuerpo, Julia y su boca, Julia y su pelo. No, no, fregar Ricardo, fregar.
Profesionalidad Julia, te pasa platos les echas agua, escurres y secas. Agua, escurrir, secar, agua, escurrir, secar, agua, escu Ricardo, él, su espalda, su pecho, sus brazos, esos ojos perfectos, sus labios. Basta, tú a los platos Julia, a los platos.
Ya quedaba menos, era el último plato que quedaba. Se lo pasó lentamente a la mujer, al cogerlo sintió el tacto de la mano de Ricardo, se estremeció. Era tan suave, tan cálida. Su miradas se cruzaron, el hombre avanzó más sus dedos hasta atrapar la mano de la mujer. Fue avanzando por ella hasta apoderarse del brazo, tiró lentamente de él. La acercó mucho, tanto que pudo sentir el calor de sus cuerpo muy pegado a su piel. Julia sonrió picara, el capitán le había dicho que ante todo profesionalidad.
-Ricardo, ante todo profesionalidad. Recuerda.- se giró hacía el fregadero- Aún nos falta este plato.
El capitán, juntó su pecho a la espalda ella. La doctora cerró los ojos, se había juntado demasiado. Estaba agitada, sentirle tan cerca rompía todos sus esquemas.
-Te ayudaré con este, trabajo en equipo- sus manos cogieron el plato junto con las de ella.
Lo dejaron a un lado. Ricardo acercó una servilleta a sus manos, se las seco mientras tenia a Julia acorralada entre el fregadero y su pecho. Una prisión muy confortable llegó a pensar la mujer.
-Toma, ¿te seco las manos?- no podía responder estaba demasiado cerca de Ricardo para pensar, le secó las manos dulcemente- Ya está, ahora tendrás las manos frías pero...- ella se giró sobre si misma, el hombre se apoderó de sus manos- Si las pones cerca de mi, el calor te ayudará a calentarlas.
-¿Que intenciones tienes? Me estás ¿provocando?- sonrió muy pícara.
-Depende de lo que signifique provocar- rodeó con sus brazos la cintura delicada de la mujer.
Julia lo apartó de su cuerpo. Y lo fue empujando hasta la mesa de la cocina, apartó las sillas y lo sentó en ella.
-Julia, tenía que contarte algo sobre la temperatura que hace hoy- la observó de hito a hito- ¿Tienes alguna explicación?- ella asintió coqueta.
La doctora levantó la rodilla, que fue a parar entre las piernas de Ricardo muy cerca de la entrepierna. Ricardo al sentir aquel gesto estuvo a punto de cogerla y arrancarle la ropa. Se pasó el pelo delicadamente al otro lado y volvió a empujar de él hacia la mesa. Delante de sus labios le susurró.
-La tierra esta dividida en dos partes, dos hemisferios, cada hemisferio por tres zonas. Caliente, templada y fría. Nosotros nos encontramos en la última- se acercó a sus labios, y le besó muy intensamente.
Fue desabrochando los botones de su camisa. La abrió y acarició su pecho mientras aún besaba su boca. Ricardo estaba como en una nube, sus brazos bajaron hacia su cintura. La mujer rápidamente cogió sus manos y las posó en su culo. El hombre siguió besando su cuello, Julia gimió al contacto. Ella adentró sus manos en el pelo de él. De repente Ricardo volvió a la realidad, estaban en la cocina, ahora mismo no había nadie por allí pero podía entrar en cualquier momento alguien y verles de aquella forma. Ya podía tener la escusa perfecta que no se creerían nada de los que les contaba. Intentó parar a la doctora, pero era imposible, habló pero sus palabras salían a tropezones de la boca y no se entendía nada.
Julia se hizo con el botón de su pantalón y lo desabrochó con destreza. Tiró de Ricardo hacia ella. Justo se escuchó un ruido que provenía del pantalón del capitán, más bien del aparato que tenía colgando, el walkie.
-Ricardo leches, ¿donde narices estás?- se escuchó.
El hombre miró a Julia que negó con la cabeza y se acercó para seguir besando sus labios.
-Ricardo, que ya he descansado- su amigo seguía insistiendo- He visto que tenías que fregar los platos, voy a la cocina que te tengo que decir una cosa.
Se miraron mutuamente, ahora si que estaban perdidos. El hombre empezó a abrocharse la camisa rápido, el botón del pantalón. Julia se colocó bien la parte de arriba y el pantalón ajustado que llevaba hoy. Ricardo se metió como pudo la camisa dentro del pantalón. Cuando entra Julián en la cocina.
-Ricardo...- lo miró- Que te estaba llamando.
-Si, perdón Julián, es que... Tenía las manos ocupadas- Julia lo miró con cara de “calla Ricardo, calla”- Por los platos- se apresuró en contestar- Tenía las manos ocupadas por los platos, porque otra cosa las voy a tener ocupadas.
#115
sarafrubias
sarafrubias
26/01/2013 17:07
-Bueno hemos tenido mucho trabajo, yo me voy a..- pausa- me voy, adiós- salió de la cocina rápidamente.
Julián le miró. Se estaba imaginando lo que había pasado en esa cocina.
-No es lo que piensas- aseguró Ricardo.
-¿Y que tengo que pensar?
-Pues... eh... No se, ¿que tienes que pensar?- echó balones fuera.
-Deja deja, porque no sabes ni inventarte una escusa decente- pausa- Que venia a decirte porque tan baja temperatura.
-Sube a el puente que ahora voy yo y te lo explico- lo miró- Tengo que hacerme un poco de sal de frutas- Julián rió por lo bajo- Que me han entrado ganas, solo eso.
-Ya claro- sonrió- Ricardo...
-¿Si?
-La bragueta, sube un poco la bragueta copón que lo llevas al aire. Y además creo que el bulto ese no te lo baja ni una ducha de agua fría- salió de la cocina, mientras el capitán se subía la bragueta muy rápido.
Suspiró. Y que todo le pase a él. Se miró la entrepierna, ni una ducha de agua fría, en eso le dio la razón.

Julia se encontraba en la enfermería. Sonriente al recordar lo que había pasado hace unas horas en la cocina. Si no hubiera interrumpido Julián, habría llegado a más. No quería imaginarlo. Sonó el walkie.
-Julia, podrías subir al puente un momento. Esto es importante.
La doctora subió al comedor. Todos estaban corriendo y saliendo a cubierta con gorros, abrigos... ¿Que pasaba allí? Llegó al puente, allí estaba Ricardo, solo, mirando a través de la ventana.
-Esta nevando- fue lo primero que dijo al entrar la doctora por la puerta- ¡Esta nevando!- se giró para mirarla.
-Pero, eso es muy complicado.
-Pues mira- señalo al exterior- Es increíble, nunca en mis años de capitán había visto algo por el estilo. Pocas veces nieva a nivel del mar.
-Pues esta será la primera vez que lo veas. Es complicado pero no imposible.
-Ven conmigo- la cogió de la mana y salieron fuera.
Todo el mundo estaba riendo y jugando con los pequeños montones de nieve que había por cubierta. Valeria estaba jugando con Burbuja a una guerra de bolas de nieve, se lo pasaban en grande. Ricardo cogía a Julia de la mano mientras observaban la escena de la pequeña. Sus miradas se cruzaron, sonrieron. Se abrazó a su cintura y él pasó su brazo por encima de sus hombros. Hacían una escena muy bonita debajo de la nieve. El hombre sonrió.
-Julia, la próxima vez que freguemos los platos recuerdame mil veces que no hay que pasar de lo profesional.
-¿Y si no quiero? ¿Y si me gusta que pases de lo profesional?- dijo sonriente.
-Entonces tendremos una charla con el capitán, creo que no le hace mucha gracia eso de ir fregando los platos muy juntos. Y que la nieve no hace efecto a veces con los calores- rió divertido.
-Pero, ¿de que estamos hablando? ¿De los platos, de la nieve, o de los calores que tienes tú después de que te tire en la mesa para besarte?- se puso frente a él.
-Estamos hablando de milagros Julia, porque no se que has hecho. Pero después de nuestro pequeño encuentro el la cocina he necesitado agua fría y a las horas. Nieve para todos.
-Pues estoy por hacer más milagros de estos, para bajarte el calor del cuerpo- rió.
-¿A sí?- se acercó poco a poco a sus labios.
-Si capitán- juntaron sus labios y se dieron un mágico beso debajo de la nieve que seguía cayendo encima de ellos. Julia cogió con fuerza el cuello de la chaqueta de Ricardo, y tiró de él.
Un beso pesareis algunos, un beso vieron todos los que estaban es cubierta, un beso de su padre y Julia es lo que vio la pequeña Valeria. Que fue corriendo a abrazarles.
-¡Papi, papi!- el capitán cogió a su hija en brazos al verla correr hacia él- ¿Os habéis dado un beso?- ambos rieron.
-Si- asintieron los dos adultos.
-¿Eso es que os gustáis?- preguntó la pequeña muy contenta.
-Yo creo que si, ¿no? Tú que dices Julia- sonrió.
-Yo también lo creo.
-¡Bien!- lo miró a los ojos- ¡Papi! ¿Jugáis tú y Julia a una guerra de bolas?
-Bueno, pero vais a perder. Siempre gano en una guerra de bolas.
-No, eso no es verdad.
-Valeria vamos a demostrarle lo que le puede pasar- la niña bajó de los brazos de su padre y fue corriendo con Julia a coger nieve.
-No me vais a ganar, siempre gano- de pronto sintió un golpe en la chaqueta, una bola impacto contra él.
Y después todas seguidas, una detrás de otra. Se fue cubriendo la cara mientras se escondía.
-¡No es justo! Dos contra uno.
-¡Hey! Capitán deje que le ayude que a mi lo de las guerras siempre se me daba bien- dijo Piti, Ricardo asintió.
En nada todo el mundo se fue uniendo a la guerra. Palomares, Ainhoa, Vilma, Ramiro, Piti, Burbuja... Todos riendo, todos felices; como hacía días que no lo hacían.
Ya se sabe lo que son los milagros. Son pequeñas cosas que parecen imposibles, pero que suceden. Parecía imposible que nevara cerca del mar; y mira, parecía imposible el fin del mundo; y se sucedió, parecía imposible que nuestro capitán torpe se enamorara de nuevo; y enamorado de Julia, parecía imposible que hubiera algo entre ellos; y no pueden vivir en uno sin el otro. Parecía imposible enamorarse en el fin del mundo; y pasa. Y ahora el milagro era ese, Julia daría una vida llena de sonrisas, besos, abrazos, noches, cenas, comidas y arrumacos por Ricardo. Y él por ella.
#116
EvaRicarjulista
EvaRicarjulista
26/01/2013 17:38
MUERO MUERO MUERO MUERO. PUTO JULIÁN.
O pones una escena de sexo salvaje en el próximo capítulo o te juro que averiguo donde vives y voy a matarte jajajajaja.
En serio, me ha encantado y el final ha sido muy LSAKJASKFAKSFKFLASJ.
#117
yoyo91
yoyo91
26/01/2013 19:58
Me ha encantado este capitulo!!!La escena de los platos es lo más y la de la nieve es muy tierna jajaja señores guionistas queremos escena lavando platos de Ricardo y Julia, gracias! xD

Siguelo cuando puedas!!!Escribes genial ;)
#118
ricarjulista01
ricarjulista01
26/01/2013 22:43
ES PRECIOOOSOOOOOOO!!!!! Ni un libro me gusta tanto como tu fic, me ha encantado me lo paso genial leyendo tu fic , tienes mucho futuro como escritora :) siguelo pronto porfiis
#119
MiriamGonzalez
MiriamGonzalez
02/02/2013 16:38
Lo vas a continuar no? A mi no e puedes dejar así, eso si, si en el proximo capitulo no tienen una noche salvaje, te juro por dios que voy a tu casa y te mato, no puede ser, a Julian le tienes que parar los pies eh? jajajaja
#120
sarafrubias
sarafrubias
03/02/2013 19:38
Hola buenas, aqui teneis el siguiente capitulo. Con las noticias que han pasado ultimamente a ver si os alegra un poco esto. Espero que os guste.

CAPITULO 21
A saber de lo que es de mi si no estas

Tres y cuarto de la mañana. Luz de la cocina encendida, café, silla y una mujer sentada en ella, con su camisón puesto. Da vueltas a la taza con la mirada perdida en un punto de la pared. Sola en aquella cocina empieza a soñar despierta. Ricardo, se parece decir, sonríe.
Imagina que ahora vas a su camarote, entras sin hacer ruido, lo ves dormido. Se le ve tan tranquilo sumido en sus sueños, no puedo soportar la tentación de acercarme, observarle en silencio y que se despierte. Al verme que me sonría, inventarme que he tenido una pesadilla y que necesito estar a su lado. Me adentro en las sabanas, me abraza con sus brazos y me junto mucho a su cuerpo. Mi cabeza se apoya en su pecho, escucho su corazón latir junto al mio. Le miro, tiene los ojos cerrados pero se que si digo algo me va ha escuchar. De mi boca salen unas cuantas palabras. Me escucha, sonríe de nuevo y le oigo decir antes de quedarse profundamente dormido “Te necesitaba a mi lado”.
-Julia... Julia- la llamaba pero parecía que la doctora seguía fuera de la cocina, fuera del barco, fuera del mundo- ¡Julia!- gritó.
-¿¡Que!?- dijo molesta, le había despertado de su sueño.
Volvió en sí, cuando vio quien le había sacado de su imaginación empezó a sonreír.
-Perdón, no era mi intención molestarte. Pero estabas tan quieta que pensaba que te pasaba algo.
-No, es que estaba pensando en mis cosas. No importa, te perdono haberme despertado de mi sueño- se levantó de la silla.
-Esas últimas palabras han parecido como si fueras una bella durmiente y que yo te despierto- la miró a los ojos- Como un príncipe, el caso es que no me considero ninguno.
-Que pena, yo que creía que lo eras.
-¿Lo estás diciendo en serio?- frunció el ceño sin poder creerlo- Soy un capitán viudo, con los hijas, llevando un barco por el fin del mundo, con cuarenta y dos persona a mi cargo- la mujer reía- Torpe, testarudo y feo. No soy un príncipe.
-Ricardo, ni yo una princesa- se acercó y pasó sus brazos por el cuello del hombre.
-En eso tienes razón- sus labios rozaron la oreja de la doctora, mientras le susurraba- Porque eres mi princesa.
La mujer sonrió. Pensar que hace unas semanas no podía ni verle, no tenía ganas de estar con él, se metía en la cabeza que Ricardo Montero no existía. Era un fantasma, una piedra, un cero a la izquierda; pero hasta los fantasmas se hacen notar, hasta la piedras salen de la nada y tropiezas con ellas, hasta los ceros a la izquierda se van a notar.
Me encanta quedarme en silencio cuando estoy con ella. Ese pequeño silencio es como decir “no tengo ganas de hablar, las miradas hablan por si solas”. La observo, me observa, nos observamos. ¿Que extraña fuerza tiene esa sonrisa que parece como si necesitara verla todos los días? ¿Como lo haces? ¿Como consigues que cada día me enamores un poco más?
Verle y quedarte quieta. Aprovechar ese instante, un minuto que podría ser eterno. Me paraliza esa mirada tierna y añil. En ese momento me doy cuenta que añoraba otro momento así, quería quedarme sin moverme mientras él parece que me chupa la energía hasta que caigo a sus pies. ¿Que me has hecho? ¿Que especie de imán tiene ese color azul de tus ojos? ¿Como haces para que no pueda pensar en otra cosa que no sea en ti?
-Me tienes que explicar que haces a las tres y media de la mañana despierto- rompió el silencio.
-Lo mismo que tú- pausa- Tenía una cita- rió al ver el gesto que había puesto Julia.
-¿Una cita?- se separó un metro de él- ¿Y sería tan amable el capitán de decirme quien es la afortunada?
-Claro, pero no le puedo decir su nombre. Entre usted y yo- sonrió- Es un poco tiquismiquis.
-Aaah claaro- debió su mirada al suelo y volvió a mirarle- Mi cita de esta noche también lo es, además de ser cabezón, torpe, despistado, demasiado atento con los demás en vez de preocuparse por él...- se puso seria, lo estaba diciendo con un gesto de enfado.
-Mi cita es tiquismiquis, perfeccionista, enfadica, poco bromista, claro ella puede hacer bromas pero al revés no lo soporta, y si te sube a una mesa ten cuidado porque pararla no vas a poder- Ricardo se aguantaba la risa.
-Pues creo que su cita no va ha querer verte hoy. Seguro que no le gusta que hables así de ella. Apuesto lo que quieras que no para de pensar en ti, y tú diciendo esas cosas- se giró sobre sus talones para marcharse.
La broma del capitán no le había hecho gracia. No le había sentado bien lo que le había dicho y por no empezar a discutir empezó a caminar hacía la puerta. Sus pasos fueron impedidos por una mano que estiró de ella haciendo que se quedara muy cerca del cuerpo del hombre.
-Dejame y quedate criticando a tu “cita” solo, sin mi delante- lo miró con el ceño fruncido, mientras él sonreía.
Julia se separó de nuevo de su cuerpo. Se giró para no verle y cruzo los brazos. Ricardo sabía que su enfado no era muy grande, pero no quería que hicieran un drama de una broma. Se juntó a su espalda y abrazo su cintura con delicadeza.
-¿Estas enfadada?- la mujer asintió aún molesta- Ya, lo entiendo. Pero no me has dejado acabar- de un susurro le dijo- Eso es lo que me gusta de ella. Eso es lo que me ha echo enamorarme.
La doctora no se movió. El capitán aún la tenía cogida por la cintura, le dio un pequeño beso en la sien y después apoyó su frente en la cabeza de Julia.
-¿Sigues enfadada?- no contestó- Vamos Julia, son las tres y media de la mañana. Empecemos esta madrugada con buen pie- seguía callada- Ya se, si quieres dejamos de fregar platos.
La doctora se giró para mirarle. Sonrió. No podía cabrearse con él, era demasiado tierno. Pero había tenido una idea, esta vez Ricardo iba a saber quien era Julia Wilson.
-Por esta vez te lo dejo pasar- rodeó con sus brazos el cuello masculino- Te perdono, pero no del todo. Te va ha costar un poco mi perdón- aferró con sus dedos la mano del capitán- Ahora acompaña a esta doctora su camarote.
Salieron juntos de la cocina, caminaron por los pasillos. Y en la puerta del camarote.
-Gracias por acompañarme. Has sido todo un caballero- abrió la puerta para entrar- Otro día te dejaré entrar a este camarote.
El capitán abrió los ojos. Si seguían con aquellas indirectas dentro de poco no respondería de sus actos. Se acercó a ella, quería un beso de buenas noches. Julia sonrió y cerró la puerta dejando a Ricardo sin beso.
Se quedó quieto mirando a la fría madera de la puerta. Giró para marcharse a su camarote. Le iba a costar el perdón de Julia. Y volverlo loco podía ser una de las mejores armas de la doctora.

Julia estaba a punto de acostarse cuando unas manos la agarraron por detrás. Le taparon la boca para que cualquier grito que pudiera salir de su garganta no se escuchara.
-Se acabó doctora- la mujer intentaba zafarse pero le resultaba imposible- He aguantado demasiados besos, demasiados abrazos y demasiados celos- Julia se lo quitó de encima.
-Tendrás que aguantar hasta que te mueras- lo miró- Deja vivir a los demás, supera que que tuvimos.
-No, porque además de no poder verte con él, el proyecto no aprueba mucho vuestra relación. No quiero que te hagan daño, aún estas a tiempo.
-No te preocupes por mi. Se cuidarme solita.
-Julia yo...
-Sal de mi camarote y no vuelvas a dirigirme la palabra Lucas.
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