Rol | Aulas - Finalizado

Sara vuelve a clavar sus ojos en los de él con cara de pocos amigos.

Sara: Olivia, Olivia, Olivia... ¡Siempre Olivia! Ya tendré yo una charla con ella.

Mira a David, que parecía molesto y sin entender nada, después a Izan, que pedía perdón con la mirada.

Sara: ¿Puedes esperarme un momento, David?

Él asiente, no muy convencido. Sara se levanta y se dirige a un lugar más apartado mientras Izan la seguía. Se gira.

Sara: Y bien, ¿qué quieres?

Izan: ¿Y este yogurin de que Carrefour lo has comprado?

Izan lo mira de arriba a bajo.

Izan: ¿Tú no estabas con Javier? o vamos eso pensaba, si que cambias tú de novios.

La mira.

Izan: Que conste, que a mí, ni me va ni me viene, eh...

Sara pone cara de no entender nada.

Sara: ¿Qué yogurín? ¿Qué carrefour? ¿De qué hablas? Yo nunca he estado con Javier, si fue Olivia quien lo metió en casa. Simplemente nos llevamos bien, aunque, la verdad, ahora ya no tanto...

Niega con la cabeza.

Sara: ¿Qué hago yo dándote explicaciones? Eso no importa.

Se cruza de brazos.

Sara: Además, ¿a qué viene esa repentina muestra de atención hacia mí? Pensaba que ya no te importaba. Y sí, ya veo... que ni te va ni te viene.

Su expresión entristece.

Sara: Si no te importa, tengo cosas mejores que hacer.

Se dispone a girarse.

Izan la coge del brazo y la hace retroceder de nuevo hacia él.

Izan: Em... eh... Por que, supongo que me importa que estés bien. Y que no estés con mala gente. Y ese tipo...mm... que quieres que te diga. No me gusta nada.

La mira.

Izan: Además te noto muy cambiada. Estas como más... más...

A Izan no le sale la palabra.

Sara: A ese tipo no lo conoces.

Lo dice enfadada y apuntando a David con un dedo mientras él miraba la escena extrañado a lo lejos.

Sara: ¿Cambiada?

No entendía nada.

Sara: Y estoy más ¿qué? ¡Dilo! ¿Más...?

Lo mira fijamente a los ojos. Se crea el silencio entre ambos. Como si con la mirada estuviesen diciéndoselo todo.

El pasillo sigue vacío. Olivia avanza renqueante hacia el hall. Se escucha el sonido de sus tacones. En sus manos lleva los archivos manuscritos dentro de una carpeta de color ocre junto al bolígrafo de color rojo, casi sin tinta.

Izan: Más como todas. Tu siempre fuiste distinta, siempre eras más fría, más callada, más difícil, y aun que no te gustara reconocerlo eres muy lista en clase y lo sabes. Solo que no sabes ni quieres utilizar tu potencial.

La mira como esta callaba atenta a la explicación de Izan.

Izan: Pero ahora...Ni siquiera te presentas a mis clases, te relaciones más, y el chico este... En cierto modo ¿Tendría que alegrarme no?

Pone cara triste.

Izan: Pero por alguna extraña razón no puedo. No puedo evitar de acordarme de la Sara fría y manipuladora, que contestaba preguntas que ni los demás sabían, pero se escondía detrás de un "no me hace falta saber nada de esto", o un "yo soy mejor que el mundo". Y la verdad es que me gustaba, me gustaba saber que había otra clase de chica. Que no se rendía por nada, y sí... se tenía que cargar a alguien por el camino para conseguirlo, lo hacía. Venía a por mis consejos, y se enfadaba cada vez que pensaba en su madre y en lo difícil que se lo ponía todo. Esa chica madura, pero con necesidad de protección...

Sara se queda paralizada. Finalmente reacciona, pero su voz era apagada.

Sara: No... no te entiendo, Izan. Primero me dices que cambie, que me comporte de manera más sensata. Olivia y tú os quejábais todo el rato de mi forma de ser. Queríais que fuese más sociable, me recriminábais mi conducta con los profesores y con los compañeros y, como tú dijiste, que manipulara así a la gente. ¡Estábais hasta las narices de mi comportamiento!, de que hablase como hablaba, de ser una marginada para todo aquel que se me cruzaba. ¿Qué estoy diciendo? Olivia siempre quiso tener una hija normal.

Toma aire.

Sara: Y ahora... ahora me vienes con esto. Me echas en cara que haga nuevos amigos, que empiece una relación con ese chico. Tampoco quieres que vea a Javier. ¡¿A caso te divierte que esté sola?! Pensaba que bajo ningún concepto era eso lo que querías para mí. Pero ya veo que me equivocaba... Si tanto echas de menos a la Sara de antes, ¡desaparece tú como ella y no hagas daño a la de ahora!

Hace una pausa.

Sara: Luego te acercas con palabrerías tiernas creando ilusiones falsas en mí, ¡¿no te das cuenta que yo también sufro?! ¡¿Que me paso las noches en vela esperando a que vengas?!

Sus ojos se llenan de lágrimas.

Sara: Como el día de la fiesta, me dices borracho que me quieres y luego todo resulta ser una mentira. Te me declaras y al día siguiente haces como si nada hubiese pasado. Estoy cansada de todo esto, ¡estoy cansada de ti! No me dejas acercarme, pero tampoco me dejas olvidarte. Lo paso mal, ¿sabes?

Sus mejillas comienzan a mojarse. Algunas personas los miraban extrañadas, pero no podían escuchar lo que decían.

Sara: Y lo peor...

Se seca las lágrimas con la manga.

Sara: Lo peor no es que yo lo esté pasando mal. No. Lo peor... lo peor es... que tú te vas a arrepentir de todo lo que has hecho, querrás escapar de la locura que invadirá tu cabeza, pero no podrás. Porque a la Sara a la que tanto echas de menos la mataste tú solito.

Ambos se quedan callados.

Sara: Y ya no puedes esperar a que regrese.

Izan analiza todo lo que Sara estaba diciendo. No podía creer que todo aquello fuese verdad *¡¿no te das cuenta que yo también sufro?! ¡¿Que me paso las noches en vela esperando a que vengas?! ; me dices borracho que me quieres, y al día siguiente haces como si nada hubiese pasado, a la Sara a la que tanto echas de menos la mataste tú solito.*

Esas últimas palabras habían herido a Izan, pero ahora lo comprendía todo. Comprendía lo de la fiesta y el comportamiento de Sara hacia él. Y lo que menos comprendía era el afecot que tenía con él, incluso cuando en esos momentos tendría que haberlo matado ya hace tiempo. Izan se había comportado como un autentico gilipollas.
No puede aguantar ver a Sara llorar. Nota como si mil espadas estuviesen travesando su estómago. El dolor es continuo, y lo peor no es que no pudiese hacer nada, si no que todo aquel dolor de Sara lo había provocado él. Izan estaba haciendo daño a Sara, y este no se lo podía permitir.

Izan: Sara yo... lo sien...

No puede conseguir terminar de hablar. Echa una última mirada a Sara, pidiendo perdón con la mirada aun que de poco sirviese ya. Seguidamente mira a David, y todo lo que había ocasionado por su culpa. Si no fuese por su estúpido orgullo, y su estúpido miedo nada de esto hubiera ocurrido.

Izan aprieta bien fuerte los puños y sale de la cafetería, para que Sara no pudiera verlo llorar...

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Izan salía del lavabo. Había permanecido allí durante más de media hora, con una conclusión final. Se dirige decidido al despacho de su jefa.

*Pica a la puerta*

Olivia recorre el despacho de arriba a abajo sin saber que hacer. Su cabeza busca algún mínimo significado a esos números que tantas veces aparecen en la pantalla táctil de su teléfono móvil. Piensa que una simple llamada resolvería sus dudas, pero se niega a hacerlo. Prefiere esperar.

De pronto, un pequeño golpe destruye el profundo silencio que habitaba en el habitáculo. Un suave golpe en la puerta. Tras ese golpe, una figura masculina entra en el interior.

Izán: Lo siento Olivia... ¿Estabas ocupada? Es que es algo importante...

Mira hacia los lados para comprobar que no había nadie más que ellos dos en esa habitación.

Olivia: (Ordenando unos papeles) No te preocupes... En estos momentos no tengo nada mejor que hacer, así que pasa.

Olivia se dirige hacia su mesa mientras Izan cierra la puerta del habitáculo. Ambos se sientan y se miran uno al otro. Este con cara de preocupación. La respiración de Izan es un poco agitada. Olivia la analiza. Algo esta ocurriendo.

Olivia: (Preocupada) Izan, ¿estás bien? Tienes mala cara.

Izan se sienta nervioso y comienza a entrelazar los dedos inquietamente.

Izan: Em... sí, veras. Es que, he estado pensándolo y, creo que no doy la talla. No soy tan buen profesor como pensaba ni, sé tanto como creía. En resumen que... dimito.

La cara de Olivia era un poema. Antes de que esta dijera nada Izan intenta excusarse.

Izan: Se que es un poco arriesgado, ya que estamos a mitad de curso pero...lo siento. Ya he tomado la decisión. Olivia, espero de verdad que algún día puedas entenderme.

Olivia: No... ¡Tú de aquí no te vas!

Izan agacha la cabeza y la mira cabizbajo. Olivia se cruza de brazos, esperando una mejor explicación.

Olivia: Izan, esta razón no me sirve... ¿Qué ha pasado? No puedes dimitir así como así. Los dos sabemos que tu currículum es excelente. (Pausa) ¿Qué ha pasado? Sabes que puedes confiar en mí.

Izan se levanta, y habla serio.

Izan: ¡No Olivia! Estas es mi decisión, lo siento por si no te gusta o no es lo que esperabas de mí, pero así es. Y, la verdad, es que me quiero ir cuanto antes. Y con cuanto antes me refiero a... esta misma tarde.

Olivia se queda paralizada. El temor aumenta en su cuerpo. Uno de los mejores profesores del centro educativo quiere dimitir esta mista tarde.

Olivia: Izan, por favor... ¿Estás seguro de lo que quieres hacer? (Izan asiente. Olivia toma aire) Deberás presentarme lo antes posible tu carta de dimisión. La tendré que presentar al departamento de educación y que lo aprueben. De momento yo no puedo hacer nada.

Izan abre su maletín.

Izan: Toma, aquí la tienes.

Va a marchar.

Izan: Ah, y por favor. No le digas esto a ningún alumno. Preferiría marcharme sin causar ningún alboroto. Y por favor, tampoco le diga nada a Sara...

David se levanta, después de haber presenciado toda la escena.

David: Creo que no ha sido muy buena idea... ya hablaremos si eso..

David sale de la cafetería.

Olivia asiente. Coge con la mano derecha la carta de dimisión de Izan mientras este abre la puerta y sale del habitáculo. Olivia empieza a leer su contenido con atención.

Un rato después, los alumnos se encontraban en la entrada del instituto, mirando hacía la cámara que pronto les iba a grabar. La lucecita roja de la cámara se encendió y empezó a grabar.

Cristina: ¡Soy Cristina Pedroche y me encuentro en el instituto 'Cervantes'!

Cristina se agachó y la camara enfoco a todos los alumnos saludando como locos.

Técnico: ¡Corten, siguiente toma!

Todos entraron dentro del instituto. La cámara volvió a grabar.

Cristina: Bueno, aquí tenemos a la directora del instituto, Olivia Parker.

Cristina se acerca con el micro hacía Olivia.

Cristina: ¡Buenas directora!, quería hacerle una pregunta, ¿como son aquí los alumnos?