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RELATO - Mi Destino Eres Tú.

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#0
MarGonz
MarGonz
25/08/2012 19:47
Hola chicas... cuanto tiempo.

Haber os traigo la continuación de mi relato ( un pelín extenso) jajjajajaja las dos primeras partes son idénticas a las anteriores pero con alguna modificación.. así que lo siento para las que hayáis leido el anterior, he ampliado un poco los diálogos..si os lo queréis saltar pues eso... intento resolver alguna cuestión que nos trae de cabeza..,la carta, Flandes antes o después, la boda con la hermana, la otra carta...jajajja vamos como a mi me hubiera gustado que sucediera.. AINSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS...

Ahí va.

**************
relato-midestinoerestu

Como es muy extenso y no puedo colgarlo todo creo que mejor os dejo el link.



capi 1 Mi DESTINO ERES TÚ


capi 2 recuerdos de Margarita


capi 3MArgarita se confiesa con el águila


capi 4 Gonzalo descubre un secreto


capi 5 Sátur descubre la verdad de la declaración de la carta de amor de Gonzalo.

Bueno ahí queda eso..

Nos vemos. Con Dios
#61
MarGonz
MarGonz
28/09/2012 22:53
—La tía estará bien—repitió el maestro.

—¡Pues no! ¡No te enteras de nada! Como nunca estás en casa.

— ¿A, no?¿Entonces? —Preguntó molesto—dime, ¿qué es lo que te preocupa?

—No te iba a decir nada, pero como he visto a esos campesinos tan asustados he pensado que te lo tenía que decir.

—Alonso me estás asustando. ¡Que pasa!

—La tía no está en palacio. Ha venido aquí a casa a buscar una cosa que se dejó.

—¿Una cosa que se dejó?—preguntó mirando extrañado a su criado. Alonso se sentó.

—Sí. Ha venido a buscar una copa de madera.

Gonzalo abrió los ojos sin entender nada y espero a que prosiguiera con la explicación.

—Bueno es una historia muy larga.

—Tenemos todo el tiempo Alonso, pero no entiendo porque ha venido a buscar una copa. ¿qué copa?

—Sátur—preguntó Alonso—, ¿tú te acuerdas de una copa de madera que encontré en la calle y traje a casa?

—No—contestó el postillón.

—¡Bueno pues da igual!, ha venido a por esa copa. Me ha dicho que una anciana la perdió en la villa, en esta calle, hace algún tiempo ya, que era el único recuerdo de su familia y que posiblemente sería esa porque tal como se la había descrito era igual y como yo me la encontré pues pensó en ella. Como esa mujer vive con la tía en casa de su amiga se la llevó. ¡Lo entiendes ahora padre!¡Se la llevó a su casa! ¡Y ella ahora vive cerca del rio!

Gonzalo sintió un pellizco en el alma «cerca del rio», «unos hombres embozados que incendian casas y se llevan mujeres», «unos frailes» «Diego de Arce y Reinoso», «una copa», ¡Margarita podía estar en peligro!

—Alonso, presta atención—le dijo con nerviosismo sujetándole los brazos—te dijo la tía como era la copa... ¡Viste como era esa copa!

—Si padre, si esa copa ha estado aquí todo este tiempo, tu también la has tenido que ver, es de madera vieja, y tiene unos grabados ondulados.

Sátur intervino.

—Sí, ahora que recuerdo, estaba en el estante, tiene razón el chiquillo.

—Está bien Alonso, mira haremos lo siguiente, ves a casa de Catalina y quédate allí con ellos, Sátur y yo iremos a ver si encontramos a la tía. Pero por favor no te muevas de allí, es importante que permanezcas con ellos, si es cierto lo que cuentas puede que se arme un alboroto con tanta gente por las calles no quiero que andes por ahí solo. ¡Lo has entendido!

—Sí, padre, pero tú ves a por la tía por favor.

—No te preocupes, confía en mí.

—Anda corre— le animó el escudero.
#62
MarGonz
MarGonz
28/09/2012 22:54
Cipri llegó a palacio con el alma en un vilo. Entró en la cocina y preguntó por Catalina.

—Ahora mismo la busco—dijo la doncella.

—Gracias—contestó el posadero. Cipri espero impaciente la llegada de su amada. Al momento vino Catalina.

—Hola Cipri que te trae por aquí.

—Catalina tienes que venir a la villa rápidamente, están quemando las casas que circundan el rio, y todo el mundo está revuelto, yo he venido a buscarte para que no vayas sola, dicen que se llevan a las mujeres. ¡Debemos irnos ya!

—Pero Cipri, ¿pero que pasa, porque están haciendo eso?

—Catalina vamos no perdamos más tiempo.

Marta que acababa de entrar escuchó lo que Cipri le estaba contando. Enseguida quiso irse de palacio hacia su casa. Catalina se interpuso.

—No Marta, no. Tu quédate aquí esta noche, aunque sea duermes en la cocina, pero de aquí no te vas. ¿Cómo te vas a ir, con todo lo que está cayendo?

—Pero Catalina, yo vivo cerca del rio, debo ir.

—Precisamente por eso, ¿es que no has odio? muchacha, si a ti nadie te espera en casa, que más te da. Aquí estarás más tranquila que sola por ahí. No se hable más, te quedas y punto.

—Está bien Catalina, pero no me preocupaba por mí, alguien debe ir a avisar a Margarita. Margarita está en casa, ¿qué le pasará si llegan esos hombres?

De pronto la mujer cambió de expresión. Era verdad, no había ido a trabajar y ahora se encontraba sola en medio del bosque sin nadie que la protegiera. Con desazón continuó.

—Está bien Marta, no te preocupes. Yo me voy con Cipri pa la villa y avisaré a Gonzalo para que vaya a buscarla. Estate tranquila, ¿de acuerdo?

Marta asintió y se quedó más calmada.

—Pues iros ya.

—A más ver —se despidieron los dos.

—A más ver —contestó Marta.
#63
MarGonz
MarGonz
28/09/2012 22:56
En cuanto el niño salió por la puerta, Gonzalo corrió hacia su habitación, entró con fuerza y se dirigió hacia el plúteo, miró entre sus libros. Dejó uno de ellos sobre su escritorio y buscó con desesperación en su interior, página a página miraba las ilustraciones, leía las frases, quería ordenar todo lo que su cabeza estaba recordando, quería entender, hasta que por fin lo encontró. Dio varios golpes con el dedo índice sobre el párrafo encontrado.

—Aquí está.

—¿Que amo?

—Diego de Arce y Reinoso.

—¿Y quién es ese?

—Ese es el nombre que me ha dicho el fraile. El que está detrás de todo esto. Toda la villa está expuesta. A este hombre no hay quien le pare. Estamos en grave peligro.

—Pero amo, me está preocupando. Usted es el otro, yo soy el que teme, el que huye, el que tiembla y ahora usted está asustado.

—Sátur, ¿pero es que no sabes quién es?

—Pero hombre de Dios, como voy a saber todos los nombres de los nobles de las Españas. Eso usted que tiene una cabeza privilegiada y le cabe toda una enciclopedia, ¿pero a mí?

—Sátur, Diego de Arce y Reinoso, es nada más y nada menos que el inquisidor general de las Españas.

—Madre—musitó santiguándose varias veces—Dios nos coja confesaos—Y ¿qué es lo que buscan?

—Buscan el Santo Grial. Está claro. Por eso se llevan tinajas, vasos y demás enseres.

—Claro por eso había trozos de loza por el suelo cerca de aquellas casas.

—Sí Sátur. Todo el mundo cree que el Santo Grial concede la vida eterna a quien la posea.

—Pero amo como van a tener unos campesinos el Santo Grial en casa, si toda la gente sabe que es una copa con incrustaciones de piedras preciosas y oro.

—No, Sátur, todos están equivocados, en este libro dice que el Grial es completamente al revés.

— ¿Como que al revés?— preguntó Sátur.

—Si, según este libro, la copa que utilizó Jesus en la última cena, era de madera.
#64
MarGonz
MarGonz
28/09/2012 22:57
—¿De madera?

—según la biblia Jesús era pobre, y no tenía riquezas, así que la copa que él utilizó, era de lo más sencilla, y era de madera.

—Gonzalo cerró el libro con fuerza, miró a Sátur atribulado.

— Recuerdas cuando fuimos al bosque de la cepeda lo que nos dijo el monje ciego.

Sátur intentaba recordar. El maestro continuó.

—Dijo, que el Grial está hecho con un material que envenena cualquier líquido que se vierta en su interior.

—Sí amo, si, ahora lo recuerdo.

—Y esa copa— Se sujetó la barba con una mano, se levantó de la silla y con la cara desencajada musitó— esa copa…

— ¿Qué? Y ¿esa copa…que? Por Dios diga lo que piensa que me tiene en ascuas.

Ambos se miraron en silencio.

—Hay Dios—masculló Sátur—Amo, no me querrá decir que la copa que ha dicho Alonso, la que se ha llevao su cuñá es…

Gonzalo le miró moviendo rítmicamente la cabeza asintiendo todo lo que Sátur estaba especulando.

—¿Me está usted queriendo decir, que la copa esa era el Santo Grial y que lo hemos tenido en esta casa, tirao por ahí?

—Sí Sátur, y lo peor no es eso, ese cáliz fue el que envenenó a Margarita.

— ¿Cómo?— se alarmo.

—Posiblemente lo usara para hacer la sopa. No lo sé, pero ahora estoy seguro que esa copa es el Santo Grial.

—Madre del amor hermoso. Y ha estao en casa al alcance de todos, hemos estao a punto de morir—Satur se persigno de nuevo, y miró al cielo—Gracias señor por haber evitao una masacre.

—Sátur. Eso no es lo más importante.

—A no, eso no es importante. Tiene usted en casa el cáliz de nuestro señor Jesucristo y dice que no es importante. Ya le digo yo que le van a quemar hasta los cataplines. Si usted continua diciendo esas cosas que dice.

—Sátur prepara los caballos tenemos que salir sin pérdida de tiempo.

—¡Ahora!
#65
MarGonz
MarGonz
28/09/2012 22:57
—¿Que no te das cuenta? ¡Esos hombres están buscando el Santo Grial!

—Ya, ya me lo ha dicho usted. Ya lo he entendido.

—Los campesinos han dicho, que peinan la zona del rio. Si están buscando el Grial por la zona del rio…— Gonzalo en aquel momento se quedó petrificado, y comprendió el gravísimo peligro que estaba corriendo Margarita. Después gritó —¡Vamos prepara mi caballo!, tengo que irme inmediatamente.

—¿Pero ir a donde? si está a bien decírmelo.



—¡Gonzalo! ¡Sátur!—la voz de Catalina y Cipri interrumpieron su conversación. Gonzalo salió a su encuentro.

—Catalina, ¿has visto a Alonso?

—No, no lo he visto, pero tienes que ir corriendo a casa de Marta.

—¿A casa de Marta? ¿Qué Marta?—preguntó Sátur con su habitual curiosidad.

—La doncella de Lucrecia—contestó Cipri.

—¿La doncella de quien? —Miró a su amo sin entender nada.

—Sátur en casa de Marta está viviendo Margarita. Y su casa está cerca del rio—explicó Catalina angustiada.

—Está bien Catalina, ahora mismo voy para allá—contestó Gonzalo, miró a Cipri y le dijo—tu quédate con ella y con los niños, vuelvo enseguida.

—Sí, eso, volvemos enseguida—repitió Sátur acompañándolos a la puerta de salida.

Catalina y Cipri salieron de inmediato, mientras el maestro y su criado se preparaban para partir. Sátur iba preguntando.

— ¿La señora Margarita está en una casa a orillas del rio?

—Sí, Sátur, yo mismo la dejé ayer allí. ¿Comprendes ahora porque tenemos que ir sin perder tiempo?

—Ahora sí, claro, como no voy a comprender. ¡Pero como nunca dice na! Se lo guarda to pa dentro. Pues no tenía claro pa que teníamos que ir, ni a donde teníamos que ir. Menos mal que ha venido Catalina que si no, no me entero.

—Sátur a prisa, deja de hablar y vámonos tenemos que llegar lo más rápido posible. Puede que esté en grave peligro, está sola por el bosque, lleva consigo el Santo Grial, y si la encuentra la inquisición la pueden detener por lo que quieran incluso por hereje.

—¡Dios Mío!—imploró—Sí, amo sí corramos. Y no podemos olvidar que si tiene sed se acerca al rio y bebe del cáliz. Se nos queda más tiesa que la mojama... que se nos muere amo.

—¡Sátur! —Increpó—¡No vuelvas a decir eso nunca más! Margarita no va a beber de ningún sitio y no le va a pasar nada. ¿Lo entiendes?

Sátur le miró.

—Y una pregunta… como va a ir ¿de maestro o de Águila?
#66
MarGonz
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11/10/2012 16:00
CAP- 13 EL SANTO GRIAL

Había caído la noche sobre el camino del bosque, Margarita caminaba con prisa por llegar a su destino, sujetaba fuertemente la copa, como intuyendo que ese cáliz era algo más que una simple copa de madera. De pronto escuchó varios caballos que se aproximaban por el sendero. Presa de angustia, se escondió rápidamente entre la maleza que dibujaba el borde del camino.Permaneció inmóvil, casi sin respirar por temor a ser vista, sintió la copa entre sus manos, rezo para que nadie se percatara de su presencia y permaneció en silencio. Tenía miedo. Por el camino, había encontrado varios aldeanos que se dirigían a la villa, trémulos, atemorizados por los últimos acontecimientos. Al encontrarse con ellos, le habían explicado lo que estaba ocurriendo por los alrededores y le habían aconsejado que regresara con ellos a la villa, que no se internara en el bosque y sobre todo que no se aproximara a la zona que bordeaba el rio, pero ella no podía volver, pensaba en Laura, sola en casa de Marta, le había dicho que no se moviera, que volvería con ella, así que les dio las gracias y prosiguió su camino, tenía que llegar junto a ella, después, quizá volverían a la villa, pero no podía dejarla a su suerte.

El sonido de las herraduras de los caballos al pasar frente a ella se ralentizó, aquellos hombres redujeron la marcha, y su respiración se entrecortó al igual que los latidos de su corazón, entonces escuchó el llanto de una mujer, intranquila por la cercanía de los hombres miró hacia uno de los carro que viajaba con ellos y vio a varias mujeres de diferentes edades atadas unas a otras y a un hombre que les vociferaba. Un estremecimiento se apoderó de su cuerpo y la suave brisa del viento se poso en su espalda llenándola de un sudor frio. Aquellos gritos le hicieron temer lo peor. Recordó cuando ella misma había sido raptada, las humillaciones y vejaciones por las que había tenido que pasar. Miró con excitación y lo que vio la dejó perpleja ¿Porque había varios frailes con aquellos hombres sin hacer nada? y ¿Porque iban aquellas mujeres en el carro?
De pronto, uno de los que iba en cabeza del grupo, se aproximó al carro de las mujeres.

—¡Dejad de gritar, si no queréis que tengamos que mataros y dejar vuestros inútiles cuerpos desangrarse al borde del camino!

— Las mujeres le miraron con horror, presas de pánico ahogaron el llanto con su silencio. Sabían que si no dejaban de llorar cumplirían con su amenaza. Uno de los frailes se aproximó al gerifalte.

—Tendremos que llevarlas a la gazapera. El inquisidor así lo ha ordenado.

—Está bien—contestó aquel hombre—, os llevaréis dos de los carros. Nosotros continuaremos buscando—se dirigió a sus hombres y gritó— ¡vosotros!, ¡traspasar a las mujeres al carro de los enseres rápido, tenemos que continuar con la marcha!

Margarita desde su escondite pudo escuchar la conversación.
#67
MarGonz
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11/10/2012 16:01
—¿Dios mío?—tragó saliva —. Son los hombres del inquisidor. ¿Y porqué llevaran a esas mujeres presas?—masculló. No sabía si continuar escondida hasta que ellos marcharan o lentamente alejarse de allí, pero no pudo moverse, el pánico la tenía presa. Sabía que la inquisición no se andaba con menudencias, y en cualquier momento y a cualquier persona por menos que canta un gallo, le colocaban el san Benito, así que permaneció en su escondite hasta que escuchó la orden de seguir hacia delante, y aquel grupo de hombres desapareció por la senda que bordeaba el rio.

Durante unos minutos fue incapaz de caminar, refugiada entre la maleza las piernas le temblaban. Se armó de valor y continuó rio abajo. Tardó un tiempo hasta que llegó a casa de Marta, le sorprendió ver que la oscuridad reinaba en su interior, ni un ligero halo de luz iluminaba las ventanas. Se aproximó vigilante mirando a su alrededor, temía que aquellos hombres estuvieran esperándola. Llegó al umbral de la puerta, estaba abierta.

Margarita asomó su dulce rostro y vio por la tenue luz de la inmensa luna que filtraba por las ventanas, que el interior estaba totalmente destrozado, sillas, loza, estantes, ropa, todo estaba por los suelos. Margarita con desespero llamó a Laura.

—¡Señora, ya estoy aquí!¡Donde está usted!¡Señora!—gritaba mientras miraba por doquier.

—No grites muchacha. No grites que te van a oír—escuchó a sus espaldas—. Tranquila, estoy aquí.

—Dios mío, señora que susto me ha dado. ¿Dónde estaba usted?¿Se encuentra bien?

Laura la tomó de la mano, y la llevó a una habitación. Cerró la puerta tras de sí y le dijo.

—Aquí estaremos más tranquilas, y a salvo.

—No, señora, no—respondió con agitación—. Debemos irnos de aquí lo antes posible. Aunque por lo que he visto, ya han venido los hombres esos que están destrozando todas las casas ¿verdad? ¿Cómo ha podido librarse de ellos?

—Hay Margarita, hija. La experiencia de la vida. Escuché el sonido de varios caballos que cabalgaban hacia la casa. Y rápidamente me escondí. Estoy acostumbrada a esconderme por esos mundos de Dios, así que no me fue nada difícil hacerlo. Salí por el pajar y me refugie en el bosque.

—¡Y si esos hombres hubieran mirado por alrededor!

—Era eso o quedarme aquí esperando que entraran.

Margarita asintió.

—Pues ha hecho bien—Margarita cogió con dulzura la áspera mano de Laura, la acarició mientras le hablaba— que susto me he llevado cuando no la he encontrado en casa y he visto la puerta destrozada— Le sonrió—. Pero ya pasó y ahora tenemos que irnos.

—No, no hace falta. Esos hombres ya han pasado por aquí, no han encontrado nada, ni a nadie, así que no creo que vuelvan.

—Quizá tenga usted razón, pero de todas maneras tenemos que irnos.
#68
MarGonz
MarGonz
11/10/2012 16:01
Laura la sujetó sin fuerzas. Margarita la miró y arqueó las cejas preguntado sin hablar. Laura le contestó.

—La tengo, hazme caso. Ahora nosotras nos quedaremos aquí, tranquilas a esperar que pase la noche. Por hoy esos hombres no van a volver. Créeme.

—Puede que tenga razón—hubo un silencio—. ¿Ha pasado mucho miedo?—le preguntó.

—El suficiente, ¿y tú? ¿Te los has encontrado verdad? por la cara que traías.

—Pues si señora, me los encontré por el camino y llevaban un carro lleno de mujeres maniatadas. Las pobres estaban aterrorizadas.

—El que te priven de tu libertad siempre es terrible—dijo Laura mirando al vacío.

—Lo sé, y lo peor, es la incertidumbre de no saber que va a ser de una, lo viví no hace mucho.

—¿Has estado presa?

—Si varias veces.

Laura la miró fijamente esperando su explicación—Una vez fue el comisario de la villa y otra me quisieron vender como esclava—la mujer no dejaba de mirarla—. ¿Y usted? Seguro que cuando estuvo encerrada también sintió lo mismo.

Laura de Montignac suspiró.

—A mi me quitaron mis bienes, mi posición y treinta años de mi vida, los que deberían haber sido ¡mis mejores años!

—Y a sus tres hijos—recordó Margarita mirándola con ternura.

—Sí, niña sí, eso fue lo más doloroso y lo que me ha mantenido en pie todo este tiempo.

Margarita quiso animarla al ver la tristeza reflejada en su rostro curtido por el paso de los años.

—Pues mire Laura, le tengo una sorpresa.

Laura la miró turbada.

— ¿Una sorpresa?
#69
MarGonz
MarGonz
11/10/2012 16:01
— ¡Pues claro! ¿Acaso no recuerda que he ido a la villa a buscar su copa?

Laura abrió los ojos con fuerza.

—Sí, claro que lo recuerdo—Una chispa de luz los iluminó al momento que decía.

— ¿La has encontrado?

Margarita le sonrió.

—Siéntese por favor— dulcemente la acompañó hacia una silla que levantó del suelo y le aproximó—, verá —dijo sonriente—, yo he traído una copa, pero no sé si será la que usted busca.

Con ansiedad y nerviosismo, Laura extendió sus manos.

—Haber, déjamela hija por favor. Déjamela ver.

Margarita le acercó el cáliz envuelto entre la ropa, Laura temblorosa lo dejó sobre la cama y deslió lentamente el retal. La escasa luz de la luna que iluminaba parte de lecho le dejó contemplar como poco a poco asomaba a la vida lo que tenía que proteger con la suya propia. Ahí estaba de nuevo, frente a ella, sobre la austera cama de aquella morada. Sus ajados dedeos acariciaron cada curva de aquel cáliz que tanto significaba para ella. Con solemnidad Laura sujetó la ansiada copa con sus manos, la alzó frente a ella, y la contempló con devoción. Recordó las palabras de su padre, y el dibujo que él le hiciera para que en el momento oportuno ella, Laura de Montignac reconociera el cáliz. Era el Santo Grial.

Laura permaneció unos minutos, contemplándola en silencio, sus húmedos y cansados ojos dejaron escapar lágrimas que brotaban sin fuerza, deslizándose por el curtido y rugoso rostro de la noble dama. La aferró durante unos segundos con fuerza contra su corazón, dándole gracias a Dios por haber permitido recuperarla. Sus lágrimas a diferencia de las derramadas durante los treinta años de reclusión en soledad, le sabían diferentes, ahora su sabor era de sosiego, había recuperado lo que su familia había guardado durante tantos años. Laura de Montignac juró en silencio que no la volvería a perder y que de ahora en adelante la iba proteger con su vida. Margarita fue quien rompió la ceremonia de aquel momento.

—¡Señora! ¿Es esa la copa que andaba buscando?

Laura, casi sin separar sus ojos del Grial, contestó a Margarita.

—Sí, hija. Esta es la copa. Este es el Santo Grial.
#70
MarGonz
MarGonz
11/10/2012 16:02
Margarita se quedó extrañada, había escuchado «El Santo Grial», la copa sagrada que todo el mundo creía que concedía la vida eterna, y en cambio esa misma copa fue la que a ella estuvo a punto de costarle la vida. Sin comprender nada de todo aquello, se aproximó a Laura y le volvió a preguntar.

—¿Qué es lo que me ha dicho? ¿Que esa copa, es el Santo Grial?

Laura cambio el rumbo de su mirada, bajo la copa y comprendió que su admiración por el cáliz, le había hecho revelar aquel gran secreto que debería guardar por siempre. Al ver el rostro de Margarita comprendió que ya era demasiado tarde, había revelado su misterio y ella no iba a dejar de preguntar. La miró y le ordenó con delicadeza que se sentara junto a ella. Margarita obedeció.

—Mira hija, deja que te explique—Margarita estaba aturdida, «el Santo Grial». No podía ser verdad lo que aquella mujer le había dicho, pensó que la mujer continuaba con su delirio y que sería parte de su desvarío. Laura se percató.

—Margarita, mírame a los ojos, no te estoy mintiendo, mírame.
Al mirar a los ojos a aquella mujer que apenas conocía su alma se lleno de paz y tranquilidad, era como si mirara a una divinidad. Sentía algo bello, y profundo que no sabía explicar, cuando le hablaba, cuando la miraba, cuando la acariciaba. Por eso le prestó atención, la curiosidad la envolvió y disipó toda la sinrazón.

—Dígame señora, la escucho.

—Mira muchacha, me tienes que prometer por tu vida que lo que voy a decirte nunca lo vas a explicar a nadie.

Margarita asintió

—Se lo prometo.

—Está bien, ese será nuestro secreto. Al fin y al cabo, no tengo a mis hijos conmigo, y alguien tiene que continuar con su custodia si yo falto algún día, cosa que creo que acontecerá pronto. Así que si el destino te ha puesto en mi camino, y me ha demostrado que eres una mujer fuerte, y de buen corazón, será una señal y posiblemente seas tú la elegida para este cometido.
Margarita seguía sin pestañear y prestando toda su atención.
#71
MarGonz
MarGonz
11/10/2012 16:02
— ¡Señora, yo! ¿Qué debo custodiar?

Laura miró la copa que mantenía entre sus manos. Margarita arrastro sus ojos hacia el cáliz y miró a la mujer con zozobra.

—Sí, Margarita, la copa. El Santo Grial.

— ¿El… Grial? Es muy peligroso, estuvo a punto de matarme.

—No, el Grial no es peligroso, pero ¿Acaso bebiste de él? —preguntó Laura inquieta.

—Yo no sabía… estaba haciendo la sopa para la cena y mi sobrino vertió en la olla agua con ella.

—Y al comer la sopa fue cuando…

—Si—interrumpió—, estuve a un paso de la muerte. Esa copa cuanto más lejos mejor.

Laura sonrió con dulzura.

—Verás. Si tuviera a mis hijos no te pediría esto, pero quién sabe si alguna vez los voy a encontrar. Atiéndeme por favor. Esta copa… —miró alrededor y hablo con voz queda—esta copa fue con la que Jesucristo bebió en la última cena, y la que después sirvió para recoger su sangre cuando fue crucificado—Margarita la escuchaba con sus cinco sentidos—¿lo sabías?

—Sí, lo explica en un pasaje de la biblia.

—Bien, no sé si sabrás que en la biblia explica que José de Arimatea la trajo a Europa—miró a ambos lados y continuó susurrando—, pero lo que la iglesia esconde, lo que no quieren que se divulgue es que después de la crucifixión, el Santo Grial viajó hasta las costas del sur de Francia junto con María Magdalena y su hija, la hija de ambos.

Margarita se incorporó rápidamente.

—Señora, por Dios. ¿Me está contando que Jesús y María Magdalena se casaron y tuvieron un hijo, y que Jesús era hijo de hombre? ¡Eso es una blasfemia! Como se le ocurre decir semejante cosa—Margarita estaba nerviosa, pensó que posiblemente que a aquella mujer la habían tenido encerrada por pensar de aquella manera, esos pensamientos eran contrarios a la iglesia, una herejía; pensó en salir de allí y no mirar atrás, estaba poniendo en peligro su vida, y la de su hijo. La miró repentinamente, pero por una fuerza superior al encontrarse con sus ojos volvió a apiadarse de ella, le habló—Laura, ¿sabe que a esos hombres que han vendió hasta aquí, los envía el inquisidor? Mire, yo quiero ayudarla, pero referente a eso no quiero saber nada más, perdóneme usted pero no me parece que sea yo la persona que tenga que custodiar nada, yo no…

—Por favor Margarita deja que te explique. Por favor —le imploró alargándole con su trémula mano.
#72
MarGonz
MarGonz
11/10/2012 16:03
Margarita se compadeció de aquella mirada, y resignada se volvió a sentar junto a ella.

—Usted dirá.

—Mira hija, hay varios evangelios que la iglesia a escondido y no quiere que salgan a la luz, en uno de ellos explica que Jesús era hijo de hombre y no de Dios.

—Dios Santo Bendito—se alarmó.

—Créeme, las bodas de Caná en realidad era la boda de Jesus con María Magdalena, por eso ella, su mujer, fue la que le ungió sus heridas y la que trajo a Francia el Grial junto con su hija. Ese Grial ha pasado de generación en Generación, es de sangre real, «sang royal ¹», con el tiempo y las pronunciaciones pasó a ser el Santo Grial Se dijo que había viajado a Inglaterra con Jose de Arimatea pero en realidad estuvo toda la vida custodiado por mi familia.

Margarita abrió los ojos de par en par.

—¿Me está usted diciendo, que está emparentada con la familia de Jesús? Vamos hombre, no me lo puedo creer, por favor. Creo, con todos mis respetos doña Laura, creo, que ha permanecido demasiado tiempo encerrada y ha vivido un mundo irreal.

—Comprendo que no lo entiendas, y que no me creas, incluso que creas que estoy loca, pero sé que con el tiempo me creerás, dame tiempo—Margarita la miró enojada, la gran dama se excusó—He creído necesario explicarte toda la historia para que me puedas ayudar, para que comprendas la importancia y el alcance de todo esto.

Margarita volvió a ceder, era imposible negarle algo, y no sabía el por qué.

—Está bien, y suponiendo que todo este cuento fuera verdad. ¿Qué evangelios se supone que son esos? Haber dígame, necesito que me conteste para creerla. Que yo sepa solo hay cuatro evangelios, el de San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan. ¡No hay más!
Laura se sonrió.

— Esta bien muchacha. Te lo explicaré todo.

—Tenemos toda la noche— dijo Margarita poniéndose cómoda sobre aquel colchón repleto de paja. La voz de Laura de Montignac envolvió la habitación.

— Por desgracia Margarita, el clero se encargó de esconderlos, solo algunos estudiosos casi siempre frailes franciscanos han podido tener acceso a él.

—¿Y cuál es ese que dice todo eso?

—El evangelio de Judas, la verdadera Biblia. Ahí explica todo lo que te he dicho.

Margarita se santiguo temblorosa, se incorporó de nuevo, y miró rápidamente por las ventanas que daban al exterior de aquella habitación. No vio a nadie. Laura permanecía sobre la cama, mirando a la muchacha ir de un lado al otro. Una vez comprobó que no había nadie escuchando se acercó a ella y con apenas un susurró continuó.

—Señora, le ruego por favor que no me hable más de eso. Judas era un traidor, y me dice que escribió un evangelio y que ese evangelio es la verdadera biblia. ¡Madre de Dios!
#73
MarGonz
MarGonz
11/10/2012 16:03
Laura comprendió que era demasiado para poder hacerla comprender que aquello que le estaba explicando era real. Así que opto por cambiar de conversación, debía darle tiempo, ya continuaría al día siguiente o cualquier otro día, lo que si sabía era que debía explicárselo todo, tenía que confiar en alguien para poder cumplir la promesa y custodiar el Grial y entendió que aquella mujer con aquella dulce figura sin duda era la elegida para tal fin. Laura continuó.

—Pero eso no es lo que quiero explicarte.

—¡Ah! ¿Es que hay más?— dijo agitada—, usted es un saco de sorpresas—se desesperó—es que, en realidad no sé lo que hago yo aquí—dijo elevando las manos y dejándolas caer sobre sus piernas—. El inquisidor está quemando casas, destrozando hogares, incluso llevándose a las mujeres de la zona del rio y usted aquí hablando de todas esas cosas. Por mucho menos de eso, han condenado a mucha gente a morir en la hoguera.

Laura cogió las manos de Margarita y las palmeó para tranquilizarla.

—No te preocupes, ahora lo que importa y te lo agradezco en mi nombre y en el de mi familia, que hayas encontrado el Santo Grial. Nunca debe caer en manos de personas sin corazón, sin sentimientos. Como el…

— ¡Inquisidor! — interrumpió Margarita.

—El inquisidor, por supuesto y otros muchos más que no lo son, nobles, clero, reyes—Margarita la volvió a mirar, pero esta vez no preguntó nada más, se limitó a guardar silencio. Durante unos segundos fue lo que en aquella habitación reinó, las dos mujeres permanecieron calladas la una junto a la otra. Hasta que Laura preguntó.

— ¿Dices que están peinando la zona del rio?

—Sí, casa por casa. Buscan algo que aún no han encontrado, y creo que se llevan a las mujeres para forzar a las familias para que delaten a sus vecinos.

—Eso es habitual de la inquisición.

—Por eso debemos irnos, y esconder el Grial.

Entonces Margarita recordó a los frailes, eran franciscanos, o al menos llevaban sus hábitos. En aquel momento las explicaciones de Laura le ayudaron a comprender.

—¡Claro! ¡ Laura, están buscando el Grial!, debemos esconderlo, han venido a buscarlo.

—Porque dices que buscan el Grial, esos hombres no pueden saber que estaba en la villa.

—Porque esos hombres iban con unos franciscanos. Y ellos no hicieron nada por ayudar a las mujeres que iban con ellos en el carro. Ellos eran los que daban las órdenes. Tenemos que pensar en algo.

—Entonces, es eso. Diego está aquí.

Margarita la miró frunciendo las cejas.

—¿Diego?
#74
MarGonz
MarGonz
11/10/2012 16:04
—Sí, pensaba que solo eran sus hombres los que habían llegado a la villa, pero si me dices que los frailes iban en el grupo de los asaltantes. Eso quiere decir que Diego está aquí y dirige personalmente la búsqueda.

—De acuerdo, pero ¿quién es Diego?

—Diego—le dijo con una sonrisa insidiosa—Es el inquisidor General de las Españas.

Aturdida preguntó

—¿Usted conoce personalmente al inquisidor general? Y ¿le llama Diego?

Laura suspiró

—Es una historia muy larga, que algún día te explicaré.

—Eso será si no nos detienen antes.

—Estate tranquila y dime. Sabes de algún lugar donde podamos guardar el Grial, si lo llevamos con nosotras, sí que lo encontrarán y correríamos peligro.

—Tiene usted razón—Margarita recordó un lugar donde ella siempre había dejado guardados sus más íntimos secretos.

—Lo llevaremos a un lugar que yo conozco, ahí estará seguro.

—Está bien, confío en ti. Mañana iremos.

Margarita, miró a Laura, cerró los ojos y con resignación le dijo.

—Ande, ahora debería descansar, ¿por qué no se acuesta un poco? Mientras me acerco a palacio, Marta no ha llegado y no sé lo que ha podido pasar, a estas horas ya debería estar aquí. Así aprovecharé y traeré algo de comida de palacio—sonrió—. Allí la marquesa tira gran parte, sin pensar en las personas que pasan hambre.

—Está bien, Margarita, realmente estoy muy cansada. Y aunque los hombres ya han pasado por la zona, ten mucho cuidado.

—Lo tendré. Ahora me voy y vuelvo enseguida

Margarita se levantó de la cama y la ayudó a recostarse. Laura cogió la copa entre sus manos y se dispuso a descansar. La muchacha se dirigió hacia la puerta de la habitación, cuando se disponía a salir, la mujer la llamó.

—¡Margarita!

—Sí.
#75
MarGonz
MarGonz
11/10/2012 16:04
—Muchas gracias por ayudarme, por creerme y por estar aquí.

—No se preocupe, lo hago con mucho gusto.

— ¿Me ayudarás a buscar a mis hijos?

La tristeza con que pronunció esas palabras, hizo que Margarita se aproximara a su lado.

—Se lo prometo— le respondió con una mirada dulce mientras le acariciaba su ajada mejilla. Laura se lo agradeció con una sonrisa

—Sabes hija.

—Dígame.

—Mi hija posiblemente ahora será un poco más joven que tú. Era la pequeña, y era preciosa cuando nació, toda una princesita.

Margarita sonrió de nuevo.

— ¿Cuantos años tendrán sus hijos ahora?

—El mayor tendrá, cuarenta y dos, el pequeño, treinta y siete, y la niña veintinueve habrá cumplido recientemente.

—Y como son, tiene algo que nos pueda ayudar a encontrarlos.

—Recuerdo cuando nació Ana, que así se llama mi hija, antes de que se la llevaran al convento...

— ¿se la llevaron a un convento?—interrumpió.

—Eso fue lo que me explicaron

—Que crueldad.

—Antes de que se la llevaran pude ver que la niña tenía una mancha junto al cuello, debajo de la oreja izquierda, una especie de antojo—suspiró. Aquel recuerdo le dolía, recordaba aquel diminuto cuerpo gritar y llorar junto a ella, esos ojos que la miraban suplicantes pidiendo que no la apartaran de su lado, que no la apartaran de su calor, de su amor. Pero poco pudo hacer.

— ¿Y sus hijos?— dijo Margarita devolviéndola a la realidad—, ¿sabe donde los llevaron?
#76
MarGonz
MarGonz
11/10/2012 16:05
—No, no sé nada de ellos. Mis hermosos y amados hijos, tan parecidos y tan diferentes a la vez—una suave sonrisa se dibujó en su compungido rostro—. Uno moreno como yo, y con el porte, la elegancia y el saber estar de su padre, y el otro, mi niño mimado, con su pelito dorado como su padre, inteligente, inquieto y despierto como yo —por un instante Laura enmudeció sumida en sus recuerdos—. ¿Qué habrá sido de ellos?—se preguntó.
De nuevo las lágrimas inundaron sus mejillas— ¿Porque me los quitaron si era lo que más quería en esta vida?— Margarita con sus ojos húmedos por la emoción, se acarició instintivamente su vientre, como queriendo proteger con sus brazos a su hijo, comprendiendo todo el sufrimiento por el que habría pasado aquella mujer. Laura la miró.

—Hija

—¿Si?

— ¿estás…?

Ella se dio cuenta, y disimuladamente bajó sus manos.

— ¿He?, ha, no, no. Yo no estoy, no.

—Me había parecido que...

—No señora, no.

Laura en aquel momento supo que Margarita estaba embarazada. Pero respetó su deseo y no insistió.

—Está bien, como quieras.

—Señora debo irme—dijo queriendo huir de allí.

—Hasta luego Margarita, ten mucho cuidado—le dijo para tranquilizarla.

—Lo tendré, ahora mismo vuelvo. Mientras tanto descanse.

—Lo haré.

Cerró la puerta y guiada por la luz de la luna, se dirigió con paso firme hacia palacio. Laura abrazó el cáliz, y cerró los ojos, rezó por sus hijos, como hacía todas las noches. Ahora tan solo le faltaba encontrarlos. Y Margarita la iba a ayudar. Con esa tranquilidad Laura de Montignac sucumbió en un profundo y tranquilo sueño, como hacía muchos años no había sido capaz de encontrar.




¹«sang royal » en francés significa sangre real.

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Con Dios
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MarGonz
MarGonz
22/10/2012 16:02
Huy!! hacía mucho que no pasaba por aqui. Os dejo el siguiente capi

CAP 14- LAURA, CONOCE A ÁGUILA ROJA[/u]


El viento acariciaba sus ojos, el embozo limitaba su respiración que a veces sentía que le faltaba. El corazón le latía con la misma intensidad con la que galopaba su caballo, mientras su mente solamente pensaba en ella, y en el peligro inminente en el que podía encontrarse Margarita.

Cuanto más corría, más ansiedad le invadía. La recordaba, veía sus grandes e inmensos ojos perderse en la oscuridad del camino. El sabor de sus labios húmedos y cálidos, esperando entregarle al alma. La quería como nunca había querido a nadie en la vida. La vivía a cada momento desde aquella hermosa mañana, donde días atrás se entregaron en cuerpo y alma, unos momentos tan deseados y tan inolvidables para los dos. Lo sabía, lo sentía, Margarita formaba parte de él, siempre había sido así desde la más tierna infancia y no iba a consentir que nadie la apartara de él, otra vez no. Ni tan siquiera que la miraran, y mucho menos, que le hicieran daño, debía evitar que aquellos hombres llegaran a donde estaba ella. Cada minuto que perdía podría convertirse en un minuto de dolor. Pero… ¿por qué pensaba eso si siempre era él, el que calmaba la angustia y el pesimismo a los demás? Sabía que a Margarita no le iba a ocurrir nada malo. Pero sentía una sensación extraña, esta vez era diferente, sentía miedo de perderla. Suspiró profundamente y se dijo a sí mismo.
#78
MarGonz
MarGonz
22/10/2012 16:03
—«¡¡He, Gonzalo!! ¡No! A Margarita, no le va a suceder nada, te lo prometo»

En aquel preciso momento de debilidad, su «alter ego», había cogido las riendas de sus sentimientos, cubriendo el alma del maestro, de arrojo, valentía y amor.

La Luna vigilante, jugaba entre los frondosos árboles con su tenue y blanco reflejo, que se disipaba a su paso entre las espesas ramas, iluminando muy débilmente el camino que el héroe tenía que seguir.

Por fin, a lo lejos, divisó la morada de Marta. Con rapidez y en silencio se apeó del caballo y sigilosamente con la Katana en su mano, se aproximó hacia su puerta. Observó que la puerta permanecía entornada y escuchó antes de abrirla, no se oía nada en su interior, con el mismo sigilo que llegó, entró en su interior. Vio con estupor que todo el interior de la casa estaba destrozado, no habían dejado nada en pié. Temió lo peor. Pero el héroe, no gritó el nombre de Margarita. Lentamente miró por todos y cada uno de los rincones y comprobó que no se encontraba allí. Por una intuición natural se detuvo en medio de la oscuridad de aquel habitáculo, sentía una presencia, permaneció quieto, expectante, casi sin respirar. Los cinco sentidos, se irguieron en él, permitiéndole escuchar a través del silencio y de la suave brisa, cualquier sensación que pudiera percibir.
De pronto sintió los latidos de un corazón. Pensó en Margarita, podría estar herida, y se dirigió presuroso hacia el lugar de donde provenían aquellos lentos pero intensos latidos.

Abrió la puerta con brío, y lo que encontró en aquella habitación contigua, lo dejó apenado. La mujer que permanecía en el camastro no era Margarita, era otra mujer. Comprobó con tristeza que ella no estaba allí. La mujer, asustada le miraba desde su lecho. Había escuchado los pasos apresurados del héroe, pero pensó que eran los de Margarita. Ahora estaba aturdida, « ¿Quién era aquel hombre que vestía de aquella manera tan extraña? ». Él comprendió el sobresalto de la mujer. Moviendo la mano hacia ella, intentando tranquilizarla dijo.
#79
MarGonz
MarGonz
22/10/2012 16:04
—No tenga miedo, señora, no le voy hacer daño alguno. Tranquila.

Laura que al incorporarse en su camastro había escondido la copa bajo sus ropas, le dijo sujetando la mantilla que cubría su cabello.

— ¿Que es lo que desea? ¿Quien es usted? ¿Por qué va vestido de esa manera?

El Águila, se extrañó al pensar que alguien que vivía en la villa, no le reconociera.

—Señora, cálmese—repitió con tranquilidad.

—Me calmaré cuando envaine su espada—dijo con el orgullo de una reina.

Él, no se había percatado de que tenía la Katana sujeta con fuerza por si tenía que entrar en combate en cualquier momento, y tras aquellas palabras comprendió que no había peligro alguno y debía guardarla. Miró aquella mujer, le había sorprendido la valentía con la que se había enfrentado a alguien que no conocía y que empuñaba un arma. « ¿De quien se trataba?»

—Señora, no tiene por qué preocuparse. ¿No me conoce? ¡Soy Águila Roja! Y defiendo las causas nobles. ¿Qué hace usted aquí tan sola? ¿Acaso usted vive aquí?—preguntó mientras enfundaba su arma.

Laura con los ojos de par en par, miró al héroe con júbilo. Se incorporó sobre la cama y dijo.

— El Águila Roja. ¿De verdad es usted Águila Roja?

Él se aproximó. La escasa luz que penetraba por la ventana iluminó sus castaños ojos que asomaban sobre su embozo.
#80
MarGonz
MarGonz
22/10/2012 16:05
—Sí, soy yo.

—He escuchado tantas historias de usted, que creí que era una leyenda. Nadie ayuda desinteresadamente a los infelices. Nadie salva a nadie por nada, enfrentándose a la ley.

—Pues ya ve que era cierto, existo, eso se lo puedo asegurar— le dijo complacido —Pero, dígame buena mujer. ¿Ha visto a la joven que vive en esta casa?

Laura desconfiaba, lo sentía inquieto, no quería contestar sin averiguar algo más de aquel ser que tenía frente a ella.

— ¿Cuál de las dos? —preguntó rápidamente con astucia. Él se quedó callado, no había recordado que Marta también vivía en la casa, por lo que especificó.

—Margarita, una joven morena, que trabaja en palacio de costurera.

Le miró a los ojos, quería saber porqué aquel hombre estaba buscando a la muchacha que la había tratado como una hija. Al encontrar sus ojos Laura sintió un pellizco en su estomago. Aquella mirada tan limpia y clara... Él Héroe repitió.

—Por favor, señora, la mujer, ¿sabe dónde está?, ¿la ha visto? , no la encuentro por la casa, ni por sus alrededores.

Laura volvió en sí.
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