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RELATO - Mi Destino Eres Tú.

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MarGonz
MarGonz
25/08/2012 19:47
Hola chicas... cuanto tiempo.

Haber os traigo la continuación de mi relato ( un pelín extenso) jajjajajaja las dos primeras partes son idénticas a las anteriores pero con alguna modificación.. así que lo siento para las que hayáis leido el anterior, he ampliado un poco los diálogos..si os lo queréis saltar pues eso... intento resolver alguna cuestión que nos trae de cabeza..,la carta, Flandes antes o después, la boda con la hermana, la otra carta...jajajja vamos como a mi me hubiera gustado que sucediera.. AINSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS...

Ahí va.

**************
relato-midestinoerestu

Como es muy extenso y no puedo colgarlo todo creo que mejor os dejo el link.



capi 1 Mi DESTINO ERES TÚ


capi 2 recuerdos de Margarita


capi 3MArgarita se confiesa con el águila


capi 4 Gonzalo descubre un secreto


capi 5 Sátur descubre la verdad de la declaración de la carta de amor de Gonzalo.

Bueno ahí queda eso..

Nos vemos. Con Dios
#141
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 00:58
—¡Hernán!, ¿qué le has hecho al pobre Cardenal, que ha salido hecho una furia?

—¡Lucrecia! Que sorpresa, ¿qué haces por aquí?

Como era habitual en Lucrecia, no contestó a aquella pregunta, y paso directamente al motivo por el que había llegado a su despacho.

—¿Has encontrado el evangelio?

Hernán dudo en decirle la verdad. Pero acabó cediendo.

—Tan directa como siempre.

—Hernán—contestó mirándole con indiferencia.

—Pues sí. Lo encontré.

Cambiando su actitud hacia él, preguntó mientras se le acercaba.

—Y bien querido, ¿quién lo tenía?

—Eso da igual Lucrecia—dijo poniendo tierra de por medio.

—No, Hernán no da igual—contestó Lucrecia tajante, clavando su mirada hacia el comisario—. Esa persona sabe que existe ese evangelio y nos puede perjudicar, mira lo que pasó con el padre Alejandro.

—No pasará nada, el padre Alejandro, sabía su contenido, y esa persona no creo ni que lo haya abierto.

—¿Y si lo ha leído?

—Lucrecia, el evangelio está en hebreo, no creo que haya cultura en la villa y los alrededores que llegue a descifrar ese idioma.
#142
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 00:59
—¿De quién se trata? Dímelo Hernán.

—Mejor que no lo sepas. Tan solo te diré, que se trata de una mujer.

—¡De una mujer!—se movió intrigada— ¿Una mujer tenía en su poder el evangelio?

—Bueno ella dice que no, como todos a los que hacemos presos, niegan una y otra vez su culpabilidad, pero esta vez quizá tenga razón.

—Hablas con benevolencia sobre la portadora del evangelio. Hernán ¿qué es lo que tratas de esconderme?—lo miró pícara—¿Acaso la conozco?

—Marquesa, mejor que te mantengas al margen. Hoy en cuanto te vayas de aquí, y regrese de una de mis ocupaciones, iré a verla para sacaré la verdad.

—Hernán, ¡tienes que acabar con ella! No puede quedar ningún cabo suelto.

—Lucrecia ya sé lo que tengo que hacer. Primero tengo que averiguar si alguien más conoce la existencia del evangelio.

—La habrás llevado a un lugar seguro, lejos de la villa ¿no?
El comisario la miró sonriente.

—Hernán no juegues conmigo.

Lucrecia se quedó pensando, una pérfida sonrisa afloró a sus labios.

— ¿o, es que ya la has matado?

Él Águila Roja, pensó en salir en aquel momento, y obligarles a confesar, pero aún no sabía el paradero de Margarita. Debía seguir esperando. Y por fin escucho lo que tanto anhelaba.

—Vamos Lucrecia, te acompañaré hasta la salida.

—Eres intratable.
#143
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 01:00
—Lucrecia, descuida, que tanto el evangelio como la mujer, están en un lugar seguro, muy bien escondidos, en un lugar que nadie podría encontrar, ni el mismísimo inquisidor. Y créeme, si te digo, que esa mujer de allí nunca podrá salir, con vida.

—¿No la habrás llevado a las cuevas junto al rio?

Hernán volvió a sonreír maliciosamente.

—¡Hernán, ahí están todas las presas del inquisidor!

—Pues que mejor lugar que ese, acaso no la condenarán por herejía.

—Hay Hernán como eres. Por cierto, ya se lo has notificado al inquisidor.

—Antes, tengo que negociar su precio, y posiblemente no tengamos que entregarlo nunca, teniéndolo nosotros en nuestro poder, ganaremos mucho más que entregándolo.

Lucrecia se acercó peligrosamente a Hernán. Sus ojos no dejaban de penetrar dentro del hombre que aguanto como un jabato la mirada sensual que le proyectaba la dama. Ella, que disfrutaba provocando al comisario, acercó sus jugosos labios a los de él, respirando sus latidos. Movió su respingona nariz por la comisura de los labios del hombre y mordisqueó el aliento entrecortado que liberaba lentamente el comisario cada vez que la tenía tan cerca. Lucrecia dio inmediatamente un giro de noventa grados y continuó hablando como si tal cosa.

—Está bien, querido, lo dejo en tus manos —el comisario respiró aliviado. Ella continuó—. Pero, me preocupa esa mujer.

—No tienes de que preocuparte, mis hombres están siempre custodiando el lugar, día y noche.

—Bien, tú sabrás lo que haces. Vamos Hernán—le tendió la mano.

—Detrás de ti, Lucrecia—Y salieron de la estancia.

El Águila Roja abandonó su escondite, guardo su Katana tras su espalda y se dirigió al lugar donde Hernán había dejado la caja, la sacó y con su tantô forzó la cerradura.
#144
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 01:00
—No tan rápido Hernán, no tan rápido.

Sacó el libro de su interior y volvió a dejar la caja en el mismo lugar donde la encontró.

Antes de salir de allí analizo la última parte de la conversación con Lucrecia. La Marquesa había hablado de una cueva, donde llevaban a las mujeres que tenía que interrogar el inquisidor, sin embargo tenía la sensación de que Hernán había mentido a Lucrecia, pero… ¿por qué? ¿Por qué motivo no le dijo a Lucrecia que la mujer era Margarita? ¿Y Por qué no había cumplido con la amenaza de ir a buscar a toda su familia a su casa aquella misma noche, tal y como le explicó Sátur? No entendía nada, pero detrás de todo aquello había un propósito que ahora mismo no entendía. De lo que si estaba seguro, era que Margarita estaba viva. Pero ¿dónde podría estar?

De pronto, una corazonada le hizo reaccionar. El comisario había dicho que el evangelio estaba tan a salvo como la mujer, le había hecho creer a Lucrecia que estaba lejos de aquel lugar a buen recaudo, pero él sabía que el evangelio estaba allí mismo. Recordó al padre Alejandro cuando le dio el evangelio para su custodia. « A veces, la mejor manera de ocultar algo, es precisamente no hacerlo» ¡Claro!, por eso el comisario dijo que estaban sus hombres día y noche. ¿Y si Margarita estaba allí mismo? En aquellos calabozos. Sátur le había dicho que la llevaban ante el inquisidor, pero por lo que Hernán dio a entender mientras conversó con sus dos visitas era que primero y ante todo, tenía que negociar el precio del evangelio, así que de momento no había dicho a nadie que lo había encontrado, ni que lo llevaba Margarita. Cada vez estaba más claro, no la habría llevado junto con el resto, porque de lo contrario los hombres del inquisidor la hubieran visto y delatado. Así que seguramente estaba allí mismo.
#145
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 01:01
Él Águila excitado ante aquella posibilidad, se asomó con precaución, por la puerta del despacho del comisario mirando desde allí, la entrada del calabozo. Cuando vio que los centinelas no estaban, bajo las escaleras y se infiltró en las entrañas de las mazmorras, siempre escondiéndose entre las sombras de aquel oscuro lugar.

Buscó por todos los rincones, celda a celda iba mirando por todas partes. Los presos casi no le podían ver ya que durante la noche les torturaban y durante el día permanecían somnolientos, por el cansancio y la angustia vivida. Él, en aquella ocasión, no quería llamar la atención, debería evitar la lucha hasta dar con ella. Aquel calabozo debería tener una parte trasera, o subterránea, ya que no encontraba nada en todo el recinto. De pronto unas voces le alertaron, se escondió, al momento vio como se abría un pasadizo en una pared, miro atentamente y vio que por ella salían dos hombres arrastrando a una mujer. En un principio pensó en Margarita, pero rápidamente se dio cuenta que no era ella, aquella mujer llevaba el pelo más corto que su cuñada, y tenía la piel mucho más blanca. Respiró aliviado, cerrando los ojos mientras reposaba su cabeza contra la pared para no ser visto.

Su pensamiento ahora era entrar en aquel lugar, y buscar en su interior. Poco a poco se fue acercando hasta la puerta. Cuando los centinelas dejaron aquel rincón para seguir vigilando por otras inmediaciones, aprovechó para colarse dentro de ella. Una vez allí tuvo que adaptar sus ojos a la oscuridad del lugar, volvió a sacar su Katana y sujetándola con ambas manos, descendió, lentamente las escaleras, con la espalda apoyada en la roca. Cuando llegó al final de las mismas, se encontró sorprendentemente con un estrecho y largo pasillo que fue siguiendo hasta el final.
#146
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 01:02
Cuando faltaban varios metros hasta llegar al final del trayecto escuchó el griterío de varias mujeres pidiendo agua. Como un felino agudizó los sentidos, no sabía lo que se podría encontrar más allá y descendió de nuevo por aquella oscura cavidad, hasta que llegó al final de su trayecto donde vio un largo pasillo lleno de puertas enrejadas y brazos extendidos.

Miró una a una por las celdas. Las mujeres atemorizadas se recluían en la oscuridad. Él,confundido por lo que allí sucedía, intentaba tranquilizar con sus manos a las reas.

—No os preocupéis, no vengo a haceros daño. Tranquilas. Os sacaré de aquí.

Todas estaban atemorizadas. Pero una de las mujeres lo reconoció, se acercó de un salto a sus barrotes y gritó.

—¡¡Águila Roja!! Ha venido Águila Roja.

Él intentó que se callara que no gritara, pero la mujer emocionada por su presencia y por lo que aquello suponía, coreaba su nombre alarmando a todas las demás. Todas las mujeres se tiraron sobre sus barrotes clamando ayuda.

—¡¡Sálvanos Águila. Por favor!!

—Es verdad, es él. Está aquí el héroe de la villa.¡¡Gracias Dios mío!!

—Queremos ir con nuestras familias, por favor,¡¡ Águila sácanos de aquí!!

—¡¡El héroe, ha venido el héroe!!

—¡¡Águila, ayúdanos. Águila!!

Él estaba atónito, todas aquellas mujeres allí encerradas.
#147
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 01:03
Buscaba entre todas aquellas voces la de la única mujer que en aquel momento le importaba. Margarita. Pero ¿Dónde estaba Margarita? Katana en mano, andando vigilante por el pasadizo, miraba a un lado y al otro, en cada una de las celdas. Lo que veía en ellas, le llenaba de angustia, rabia y odio ante aquella brutalidad que estaba descubriendo. El sonido de aquellos gritos, mezcladas con su ansiedad de encontrar a Margarita, le estaba trastornando por momentos. Hasta que una de las mujeres gritó.

—¡¡Callaros ya!! ¡Solo vais a conseguir alertar a los centinelas, ya falta poco para que nos traigan la comida, así que callaros por favor! —pero aquellas mujeres llenas de la esperanza al verse rescatadas no podían dejar de gritar y reír nerviosamente al mismo tiempo.

Tal fue el escándalo que los hombres que bajaban junto al carcelero para entregar la comida a las presas, escucharon el griterío desde la planta superior. Al principio no dieron importancia, pero al escuchar el nombre de Águila Roja, uno de ellos subió en busca de refuerzos mientras los demás bajaron junto con el carcelero para acabar con el héroe.

Él Águila que lo intuyó se escondió en un recodo que había bajo las escaleras a esperar que esos hombres bajaran como así fue.
Uno tras otro fueron bajando todos los hombres del comisario que en aquel momento custodiaban el calabozo. Águila salió de su escondite, y empezó una gran lucha por los pasillos. Golpes, patadas, saltos, cuchillos, espadas, durante un tiempo se mantuvo una feroz lucha.

Margarita escuchó todo aquel alboroto, escuchaba como aquellas mujeres clamaban el nombre del héroe de la villa, y se incorporó de un salto acercándose a los barrotes. Con su cara pegada a los barrotes, miraba hasta donde podía ver desde aquel lugar. Vio a Mencía como también se asomaba a su puerta y como Jacinta reía sin parar. Pero al que no veía era al Águila Roja. Escuchaba el ruido de las espadas, y los quejidos de aquellos hombres, pero no veía nada. Entonces, vio como uno de los hombres se aproximaba por el pasadizo, luchando contra el héroe. A Margarita se le saltaron las lágrimas al reconocerlo. Por fin la había encontrado, estaba batallando con aquel hombre frente a su celda, cuando Margarita no pudo contenerse y gritó.

—¡Águila!, ¡sabía que vendrías! ¡Soy Margarita! ¡Estoy aquí!
#148
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 01:03
La dulce voz de Margarita, hizo que por un instante Águila bajara la guardia frente a su adversario, y dirigió sus ojos hacia los de ella siguiendo su voz. Su mirada se cruzó un instante con la de Margarita, en un momento de falsa calma, en medio de aquella lucha, Margarita le sonrió llenándolo de fuerza y de paz infinita. En aquel momento Margarita sintió un cosquilleo en su corazón, algo que nunca antes había sentido con nadie excepto con Gonzalo.

De pronto, la mujer vio como el adversario del héroe se revolvió espada en mano y se lanzaba sobre él dirigiendo su acero hacia el corazón del Águila que continuaba absorto ante su mirada. Margarita gritó aterrada.

—¡¡¡Cuidado!!!

Él héroe, reacciono de inmediato pero no pudo esquivar la espada de aquel rival que le clavaba sin piedad, hiriéndole en el brazo izquierdo. El héroe se dolió ante aquel enviste, se tambaleó, pero recuperó fuerzas al pensar que había encontrado a Margarita, y luchó de nuevo con aquel enemigo con toda la furia contenida, sabía que era el último hombre que quedaba de aquel primer grupo y debía acabar con él antes de que llegaran los refuerzos, sabía que no podían tardar mucho y que aquel lugar era una ratonera, solo tenían una salida para escapar y esa salida era por donde llegarían esos refuerzos.

Se incorporó como pudo y volvió a la carga. Las espadas se cruzaban sobre sus cabezas una y otra vez, retumbando su sonido por todas las celdas, las mujeres gritaban, reían, lloraban. Hasta que el héroe pudo por fin hacer tambalear a su contrincante, y aprovechó ese traspié para asentarle una patada en su cabeza que lo dejó tendido en el suelo. Él, cayó exhausto de rodillas, por el dolor, permaneció unos segundos junto aquel último hombre, pero ante la llamada de las mujeres, se incorporó como pudo y corrió junto al cadáver del carcelero en busca de las llaves de las celdas. Las mujeres gritaban auxilio, pero él se dirigió hacia la celda de Margarita, buscó entre todo el manojo de llaves probando una a una hasta que encontró la que correspondía a su celda diciéndole al mismo tiempo.

—Ya estoy aquí, no tengas miedo, tranquila.
#149
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 01:03
—Margarita solo reía nerviosa, sin creer lo que estaba sucediendo. Otra vez Águila Roja la estaba salvando de su irremediable destino, una y otra vez, la devolvía a la vida. Solo podía sonreír, no podía hablar. Aquella mirada la había dejado trastocada. Cuando por fin abrió la puerta, se fundieron en un abrazo tan intenso como breve.

—¿Estás bien?—le preguntó el Águila. Ella sin dejar de mirar sus ojos respondió

—Ahora sí. Por favor vámonos de aquí.

—Vamos. Pero primero tengo que abrir las puertas a estas mujeres, no puedo dejarlas aquí.

—Está bien yo te ayudo.

Poco a poco fueron abriendo las celdas de aquel lugar. Al abrir la celda de Mencía, esta le dijo al héroe.

—¿Cómo podré pagarte este gesto?

—A mi no me debes nada, es Margarita la que me dio el aviso, si ella no hubiera llamado mi atención no hubiera podido salvaros.
Mencía se acercó a Margarita. Las dos se quedaron mirando, Mencía era más bajita que ella, su rojizo cabello le caía desgreñado sobre su blanca y sucia piel, sus ojos azules como el mar, le transmitieron una paz infinita, las dos mujeres se encontraban cara a cara, sin barrotes de por medio. Mencía abrazó a Margarita que llorando de emoción.

—Gracias Margarita, ¿cómo podré encontrarte?—le dijo mientras la abrazaba.

—Vivo en la villa, en casa del maestro del barrio de San Felipe—puedes venir allí cuando todo esto termine.

Águila había escuchado aquellas últimas palabras complacido, eso quería decir que Margarita volvería a casa.
#150
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 01:04
Emocionado siguió alentando a las mujeres para que salieran lo más rápido posible de aquel lugar. El tiempo apremiaba y tenían que salir de allí.

—¡¡Venga, vamos!! Salid de aquí, ¡¡deprisa!!

Antes de marchar Mencía le contestó.

—Margarita, te buscaré, gracias, nunca podré agradecerte, que hayas avisado al Águila y que por ti podamos estar de nuevo libres.

Margarita acarició el rostro de aquella joven y bella mujer.

—No tienes porque agradecer nada. Ahora vámonos de aquí rápido.
De pronto varias mujeres cayeron desplomadas al suelo, por las escaleras varios hombres bajaban empujándolas o clavando sus espadas en sus débiles cuerpos. El héroe apartó a Margarita del paso y poniéndose frente a ella.

—Escóndete Margarita—le gritó el héroe.

Y esperó el ataque de aquellos hombres que descendían hacia las celdas. Espadas golpes, gritos y disparos se mezclaban en aquel lugar, todo se convirtió en un caos.

Margarita agarró a Mencía de la mano y la arrastro hacia un rincón en una de las celdas, allí se acurrucaron mientras el Aguila Roja seguía peleando. Pero la mala suerte se cebó con ellos, Un de los hombres del comisario cogió una de las antorchas que colgaba de la pared y prendió fuego a la paja que había desparramada por el suelo, la orden era que nadie quedara con vida. Rápidamente el humo y las llamas se hicieron dueños de aquel sótano, y poco a poco se empezó a quedar todo en tinieblas. Los hombres empezaron a subir las escaleras matando a toda mujer que se les ponía por delante, querían salir de aquel infierno lo antes posible, no habían calculado el alcance de aquel incendio. El Águila dejó de luchar, sujetándose el brazo por el dolor, sus ojos buscaba a Margarita..

Margarita junto con Mencía, se incorporaron y andaban a ciegas en busca de las escaleras, para poder huir de allí, el humo cada vez era más denso. Águila gritaba entre la humareda.

—¡¡¡Margarita!!! ¡¡¡Sal de aquí!!!
#151
MarGonz
MarGonz
22/12/2012 01:04
De pronto le pareció ver junto a las escaleras la figura de Margarita que caminaba junto a la joven mujer que minutos antes la había visto despedirse, al momento vio como Margarita se desplomaba y caía al suelo. Aquella mujer intentó levantarla pero no podía. Él corrió hacia ellas, al llegar allí, ordenó

—Ya me encargo yo de Margarita, no te preocupes. Vamos, ve tras de mí y en cuanto salgamos de aquí, corre sin mirar a tras—Le dijo.

Y así lo hizo la mujer. Al llegar a la planta superior comprobaron que aquello se había descontrolado y que todo el calabozo estaba lleno de humo, no se veía nada. Se pegaron junto a las paredes unos instantes para poder ver donde estaban los hombres del comisario, al ver que todo el mundo corría hacia el exterior, salieron entre la multitud. Una vez fuera, aquellos hombres en vez de custodiar el calabozo para que nadie huyera, estaban más pendientes de recuperar la visión y su respiración que de cualquier otra cosa. Así que una vez fuera, Águila gritó a Mencía.

—Corre muchacha, corre.

Mencía miró a los ojos de aquel increíble hombre embozado, le sonrió y marchó corriendo hacia su libertad, llevando en su mano una pequeña pluma roja.

Él Águila cargó el cuerpo inerte de Margarita y montó junto a ella sobre su caballo alejándose a galope hacia un lugar más seguro. Por fin volvían a estar en libertad. Por fin Margarita estaba de nuevo junto a él.
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