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Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)

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Roberta72
Roberta72
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.

Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
_____________________________________________________________________________

Capítulo 1

Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#1421
Dasher
Dasher
23/06/2013 17:27
Que bueno tenerte de regreso, saludos.
#1422
arunda
arunda
23/06/2013 23:11
Se te ha echado de menos Roberta

Gracias¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

actituz???????asombradoouchasombradoouch
#1423
Roberta72
Roberta72
26/06/2013 20:28
Es que esta chica va de susto en susto y de sobresalto en sobresalto...
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- Roberto… ¿qué es eso? – la voz de Natalia sonó preocupada.
- ¿El qué, mi amor? – él se arrodilló sobre el colchón y se acercó a ella, acariciando su rostro con una de sus manos.
- Esto… - Natalia titubeó y alargó una de sus manos hacia el hombro de Roberto, mientras que con el otro brazo sujetaba con firmeza al bebé que seguía dormido plácidamente.
- No es nada. – respondió el retirando la mano de ella de la cicatriz de su hombro y llevándosela a los labios.
- ¿Cómo que no es nada? – Natalia elevó la voz y David se revolvió ligeramente - ¿Cómo que no es nada? – volvió a preguntar en voz baja.
- Natalia, mi amor, ya te he dicho que no es… - el joven se detuvo al ver el gesto preocupado de ella. La conocía perfectamente y sabía que mientras no le explicara lo que quería saber, ella no quedaría tranquila ni le dejaría tranquilo.
- Roberto, por favor…
- Está bien… - Roberto suspiró, se recostó y atrajo a la joven a su lado. Tomó al pequeño David de los brazos de su madre y se lo colocó sobre el pecho. Con Natalia a su lado y David descansando sobre él, tenía el valor suficiente como para darle todas las explicaciones que ella le pidiera – El día que te fuiste – comenzó a decir – llegó una patrulla de la Guardia Civil, seguramente te cruzaste con ellos.
- No lo recuerdo.
- Olmedo había solicitado refuerzos a la Comandancia de Málaga y los enviaron como respuesta.

Natalia se estremeció al escuchar el nombre de Olmedo y se apretó aún más contra el cuerpo de su amado. En un instante pasaron por su mente todos los recuerdos que tenía de aquel hombre, los encontronazos tenidos con él, sus malos modos, sus desprecios e insultos… Durante los meses que había pasado lejos de Arazana, Natalia casi se había olvidado del capitán de la Guardia Civil. Como medio de defensa, la joven había tratado de olvidar todo lo que estuviera relacionado con Roberto y su paso por aquel pueblo andaluz, y el capitán Olmedo era una persona de la que había esperado no volver a oír hablar jamás.
- Al mando del retén llegó el teniente Garay…
- He oído hablar de él. – le interrumpió la joven – Su hermana trabaja aquí, es maestra y me habló de él. Le habla a todo el mundo de su hermano el flamante teniente… Cuando me dijo que estaba destinado en Arazana traté de recordar a todos los números que había conocido allí, pero no recordaba a ningún oficial más allá de Miguel y… y Olmedo.
- Sí, Gabriel llegó después de tu marcha.
- ¿Y él es el causante de…? – preguntó ella entristecida.
- No, mi amor, todo lo contrario. En la Comandancia dudaban de la integridad de Olmedo desde hace mucho tiempo y enviaron a alguien de confianza, Garay, con órdenes de que acatara las órdenes de Olmedo pero también de que se pusiera a disposición del gobernador.
- No entiendo, ¿cómo puede acatar las órdenes de Olmedo y estar a disposición de don Abel a un mismo tiempo? Don Abel estaba al tanto de todos los desmanes de Olmedo y…
- Y Sara y tú también. – Ambos recordaron la noche en que Sara lo puso al tanto de lo que hacían las muchachas en sus ratos libres, tratar de que Olmedo fuera castigado. Aquella noche en la que Sara, al hacerlo formar parte de la conversación y de los planes, lo había hecho sentir parte de la familia y lo había aceptado como pareja de su querida prima.
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De verdad que esta página me va de mal en peor...
#1424
arunda
arunda
27/06/2013 10:51
Natalia preparada para escuchar toda la aventura de Roberto


Roberta gracias por el esfuerzo

por la historia de Natalia y Roberto
y que se arreglen los problemas con la pagina
#1425
Roberta72
Roberta72
28/06/2013 19:27
- Sí… pero ¿qué tiene que ver con esta cicatriz? – Natalia pasó las yemas de sus dedos por la señal que había dejado el disparo de Olmedo lo que hizo que Roberto se estremeciera – Lo siento ¿te he hecho daño?
- No. – respondió él – Lo que ocurre es que sentir tus caricias hace que mi cuerpo responda. Te quiero tanto… te necesito tanto que…
- Me estabas diciendo… - Natalia trató de que Roberto continuara su relato. La cicatriz que presentaba su piel estaba totalmente curada, por lo que debía de ser de meses atrás, pero le preocupaba la razón por la cual el cuerpo de su amado estaba señalado.
- Te estaba diciendo que te quiero y te necesito… - aquellas palabras hicieron sonreír a Natalia y Roberto se animó a continuar – Pero también te estaba contando porqué tengo esta cicatriz, que parece que es lo único que te interesa de mi.
- Ya sabes que no es así. – replicó ella – Lo has podido comprobar hace pocas horas, ¿no es cierto?
- Sí. – Roberto se giró ligeramente para besar a Natalia, tratando de no molestar a su hijo, antes de continuar con su relato – La verdad es que… Garay nos trajo noticias. Olmedo había contratado a alguien para… deshacerse de mí.
- ¡Dios, Roberto, no! – Natalia sintió que su corazón se paralizaba y se aferró al brazo de él, tratando de ese modo de convencerse de que nada le había ocurrido y de que estaba junto a ella.
- Tranquila, mi amor. Estoy aquí y no va a pasar nada. No me va a pasar nada… - Roberto esperó unos segundos a que Natalia dejara de sollozar para continuar con su historia – Estábamos advertidos y pudimos prepararnos, al final todo acabó en tan solo un rasguño.
- ¿Rasguño? ¿A esto lo llamas un rasguño? – la joven no pudo evitar alzar la voz y David se revolvió ligeramente.
- Natalia, estoy bien…
- Sí, pero… podrías no estarlo.- la muchacha cerró los ojos tratando de no pensar en lo que había ocurrido, pero aún así deseando conocer – Continúa, por favor.
- ¿Por qué quieres saber qué ocurrió? – Roberto trataba de calmar a la madre y al hijo.
- No lo sé… tan solo quiero saberlo. Si yo hubiera estado allí… - Natalia pensaba que tal vez su presencia hubiera evitado el ataque a Roberto.
- No digas eso, ni lo pienses siquiera… - la voz de Roberto se quebró por un momento y la acercó a él con su brazo.
- Roberto, si yo hubiera estado allí… - Natalia sintió que algo había sucedido, algo de lo que su amado aún no le había hablado.
- Si hubieras estado allí… también habrías muerto.
- ¿También? – la garganta de Natalia se cerró - ¡Dios mío, Roberto! ¿Quién…? – la muchacha tenía miedo de preguntar, tenía miedo de saber quién de todos los que había conocido en el pueblo había muerto a manos del capitán Olmedo. ¿Cosme, Carmen, Juanito,…? ¿Quién de todos ellos había fallecido?
- La señora Martina.
#1426
arunda
arunda
01/07/2013 10:45
Gracias Robertasonriente
#1427
Roberta72
Roberta72
01/07/2013 15:34
- ¿Martina Montoro? – preguntó ella extrañada y pensativa. ¿Qué podía estar ella haciendo en compañía de Roberto?
- Sabíamos que Olmedo iba a atacarme… - comenzó a explicar Roberto.
- ¿Sabíamos? ¿De quiénes estás hablando? – preguntó temerosa.
- Garay y Miguel.
- También Sara, ¿verdad?
- Sí. Y si tú hubieras permanecido en Arazana también habrías estado allí. – Natalia sabía que aquello era cierto, por lo que no replicó – Por eso me alegro de que no estuvieras, no quiero siquiera pensar en que…
Si Natalia hubiera permanecido en Arazana, tal vez ni ella ni David estuvieran vivos y con él en aquellos momentos. La muchacha también lo pensó y se abrazó de nuevo a Roberto y a su hijo, su mano se movió hasta colocarse sobre el cuerpo del bebé y allí se encontró con la de Roberto, entrelazándose sus dedos.
- Olmedo contrató a alguien para que lo hiciera, Miguel y Garay los habían seguido y yo estaba en el terruño cuando apareció la señora Martina.
- ¿Y qué hacía ella allí?
- ¿Estás celosa?
- Ni lo más mínimo… no eres tan irresistible como piensas.
- ¿Ah, no? Creí que para ti sí lo era. – la mano de Roberto comenzó a subir y bajar por la espalda de Natalia, acariciando su piel.
- Y lo eres… - respondió ella besándolo – Pero la señora Martina es… era demasiado diferente a mí para que tuviéramos los mismos gustos.
- Me ofreció una gran cantidad de dinero. – Roberto hizo una pausa y continuó hablando – Quería que me fuera de Arazana.
- ¿Por qué? ¿Qué interés podía tener en alejarte de allí?
- Ese mismo, alejarme de Arazana, de los Montoro… de la posibilidad de que exigiera algo.
- ¿Pero cómo pudo pensar que podrías aceptar semejante… barbaridad? A ti nunca te ha importado el dinero.
- Pero eso lo sabes tú… tú que conoces cómo soy y cómo pienso.
- Roberto… - el tono de Natalia se hizo más serio - Tú sabes que yo tengo… mucho dinero y…
- Lo sé, no hay más que mirar alrededor para darse cuenta de ello. Pero también no hay más que mirarte para poder darse cuenta de que no es lo primordial para ti, que tan solo es un medio para poder vivir mejor, para poder ayudar a los demás.
- No me adules y sigue con tu historia… - Natalia lo volvió a besar - Decías que la señora Martina te ofreció dinero para que te fueras.
- Sí. – Roberto trataba de hacer olvidar a su amada el tema del que habían estado hablando, pero la conocía lo suficiente como para saber que era mejor contárselo de una vez y poder pasar a otro tema – El abuelo estaba allí conmigo, había ido a ver cómo estaba, a llevarme la comida y… y a echarme en cara una vez más que te hubiera alejado de mí.
- Siempre me pareció un hombre muy sensato… - comentó Natalia. Roberto rió y continuó hablando.
#1428
arunda
arunda
02/07/2013 11:02
Que grande el abuelo Cosme¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Gracias Robertasonriente
#1429
Roberta72
Roberta72
04/07/2013 19:57
- Como te decía, la señora Martina llegó cuando estaba allí con el abuelo, ella quería hablar conmigo a solas y el abuelo nos dejó. No quiero ni pensar lo que hubiese sucedido si él no llega a irse… si le hubiera pasado algo por mi culpa…
- Pero nada le ocurrió, ¿no es así?
- Nada, él está bien, afortunadamente se marchó antes de que todo empezara. La señora Martina sacó una bolsa de dinero – continuó él – me la entregó, me empujaba para que la aceptara… yo le repetí que no quería nada, que se fuera… Estaba preocupado porque Olmedo pudiera llegar, cuando de repente se oyó un disparo. – Natalia no pudo evitar estremecerse a pesar de todo – Tomé a la señora Martina de un brazo y tiré de ella, pero no se movió… me giré, la cogí con más fuerza, tiré de ella, pero aún así… y ya no recuerdo más hasta despertar en el consultorio del doctor Buendía.
- ¡Ah! – Natalia se cubrió la boca con una mano, tratando de ahogar el lamento que necesitaba dejar escapar.
- Cuando desperté me contaron… - Roberto deseaba contarle a Natalia todo cuanto antes para de ese modo poder olvidar de una vez – Olmedo mató al hombre que había contratado.
- ¿Por qué? ¿Para no dejar testigos?
- Tal vez, aunque también pueda ser que se negara a matar a la señora Martina y él lo matara por esa razón. Miguel y Garay lo detuvieron y ya lo han juzgado.
- ¿De verdad? ¿Han podido juzgarlo?
- Sí. Hace un par de semanas se celebró el juicio en Málaga y no sé cuál pueda haber sido el veredicto. Cuando vuelva a Arazana me enteraré.
- Nos enteraremos.
- ¿Has dicho… nos? – preguntó él con inquietud en la voz.
- Por supuesto. No te va a ser tan sencillo volver a librarte de nosotros.
#1430
arunda
arunda
09/07/2013 10:54
sonrientesonrientesonrientesonriente

gracias Roberta
#1431
Dasher
Dasher
15/07/2013 20:08
Sigue.
#1432
arunda
arunda
16/07/2013 17:10
Robertaangelangelangelangelangel
#1433
Roberta72
Roberta72
18/07/2013 18:37
- ¿Siempre es tan tranquilo? – Roberto sonrió y trató de cambiar de conversación. Natalia ya sabía lo principal del ataque de Olmedo y parecía que se había quedado satisfecha con aquella información, no había porqué ahondar en el tema.
- Sí, ya te he dicho que casi nunca llora, ni siquiera cuando tiene hambre. Tan solo protesta un poco, llama nuestra atención para que lo atendamos y se tranquiliza después. No sé a quién habrá salido… A mí seguro que no… - había muchas cosas que Natalia estaba deseosa de conocer, todo lo que le había ocurrido a Roberto y al resto de habitantes de Arazana en los últimos meses, pero pensó que ya habría tiempo más adelante. En aquellos momentos tan solo deseaba disfrutar de la proximidad de su amado y de su hijo.
- Bueno… no hace tanto que te he oído decir que David es igual a mí…
- Me refería a físicamente.
- ¿Y en el carácter no?
- No, él y yo no hemos discutido nunca y discutir es lo que mejor se nos ha dado a ti y a mí durante mucho tiempo. – Natalia disfrutaba de la complicidad de poder estar hablando con Roberto tranquilamente, en la cama, abrazada a él, sin ninguna preocupación.
- No solo discutir se nos da bien…
- No empieces, Roberto. – Natalia dejó de acariciar a su hijo para hacer que sus dedos vagasen por el pecho de Roberto.
- Yo no estoy empezando nada… - dijo él con aire distraído.
- Eso espero, porque David se ha vuelto a quedar dormido y quiero que siga así otro ratito.
- Entonces tendrás que dejar las manos quietas. – comentó él en un susurro. Roberto notaba como su respiración y los latidos de su corazón se aceleraban. El tacto de Natalia conseguía hacerle perder la razón, pero no podía olvidar que su hijo dormía plácidamente sobre su pecho.
- ¡Oh, qué pena! – Natalia dejó que su mano bajara por el costado de su amado, llegó hasta su cadera y la cruzó por su cintura hasta abrazarse totalmente a él. Colocó su cabeza sobre el pecho de Roberto y sonrió al mirar a su hijo - ¿A que es precioso?
- Lo es… - asintió Roberto y dejó escapar una risa.
- ¿Qué ocurre? – preguntó ella sin poder evitar sonreír. Natalia se dio cuenta de que desde la vuelta de Roberto no había dejado de sonreír ni un solo instante.
- Estaba recordando una noche en la posada de la Maña…
- Uhmm – Natalia ronroneó y besó a Roberto. – ¿Solo una?
- Recordaba que me contaste que te gustaría tener un hijo y que cuando lo tuvieras no dejarías que pasara privaciones, que harías cualquier cosa para que no le faltase de nada…
- ¿Recuerdas aquella conversación?
- Recuerdo todas y cada una de las palabras que me dijiste… y recuerdo lo mal que me sentí.
- ¿Por qué, mi vida?
- Porque… - Roberto dudó, sabía que Natalia iba a reírse de él, pero no le importó y siguió hablando. Roberto tenía mucho amor propio, pero no le importaba que Natalia se riera de él, le gustaba incluso la intimidad que ello implicaba. – Porque habías estado hablando de tu amigo Luis, me habías contado sobre él y…
- ¿Pensabas que hablaba de él? – Natalia se levantó ligeramente para poder mirarlo a los ojos.
- Acababas de hablar de cómo os conocisteis y me pareció que…
- ¿Estabas celoso?
- Yo… bueno… la verdad es que sí, un poco. – confesó a regañadientes.
#1434
arunda
arunda
19/07/2013 11:07
Roberto celososonriente........................

Gracias Roberta
y me alegro de leerte
espero que todo bien
#1435
Roberta72
Roberta72
26/07/2013 19:16
Todo bien, gracias.
Lo que ocurre es que me han trasladado en el trabajo y ahora tengo aún menos tiempo. Voy a tener que pedir que mis días sean de 30 horas para poder llegar a todo.
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- ¡Por Dios, Roberto! ¡Estaba en la cama contigo! Acabábamos de hacer el amor… ¿Cómo pudiste plantearte siquiera que podía entregarme a ti y pensar en otro? – Roberto no respondió, tan solo hizo un gesto con la boca, avergonzado – Te quiero, te amo, no hay nadie en mi vida más que tú… ni lo habrá. Luis es un amigo, un buen amigo… mi mejor amigo, pero lo que siento por él no tiene nada que ver con lo que siento por ti. ¿Cuándo va a entrarte en la cabeza que eres el mejor de los hombres para mí, el único para mí?
- ¿De verdad lo soy? – preguntó él en voz baja.
- Te gusta que te regalen el oído, ¿verdad? – Natalia se separó de Roberto, se sentó en la cama y lo miró, le dio la espalda momentáneamente y se bajó de la cama. Sin dejar de mirar al joven ni por un momento, caminó lentamente alrededor del lecho, notando la mirada de él en las formas de su cuerpo, sintiendo que a pesar de que éste se había modificado, Roberto seguía encontrándola atractiva. Se acercó a la mesilla que más cerca quedaba de Roberto y abrió el cajón superior; el joven pudo ver cómo extraía una pequeña caja de madera de su interior. La muchacha se la enseñó y la colocó sobre el colchón al lado de él.
- Ábrela. – dijo mientras se sentaba en la cama y tomaba a su hijo en brazos.
Roberto se incorporó apoyándose en las almohadas, y la miró a los ojos. No sabía lo que aquella caja podía contener, no imaginaba la razón por la cuál Natalia deseaba que la abriera, ni siquiera podía pensar en ello. Tan solo podía pensar en la mujer que se sentaba a su lado y sostenía en brazos al hijo de ambos, en su familia.
- Vamos, ábrela. – finalmente Roberto tomó la caja entre sus manos y Natalia se movió colocándose a su lado en la cama, apoyando la espalda en las almohadas tal y como lo acababa de hacer él.
- ¿Por qué…?
- Tal vez así te des cuenta de lo que significas para mí… ya que no crees en mis palabras.
Natalia lo miró y le guiñó un ojo animándole a seguir sus indicaciones. Roberto tomó aire y abrió la caja. Lo primero que el muchacho encontró fue un papel doblado, lo sacó de la caja y miró a Natalia al tiempo que le hacía un gesto con el cual le preguntaba qué era aquello, porqué su nombre aparecía escrito repetidas veces; ella no respondió, tan solo se sonrojó ligeramente y sonrió con timidez.
- ¿Qué es esto? – preguntó Roberto riéndose.
- Yo… - comenzó a decir Natalia – Cuando algo me preocupa, o me intriga o… cuando no puedo pensar bien y necesito concentrarme me pongo a garabatear en un papel. Habitualmente son solo líneas que se entrecruzan, dibujos sin ningún sentido pero… - Roberto extendió uno de sus brazos y la atrajo hacia él. - ¿Recuerdas la noche que estuviste esperándome en mi habitación y yo me retrasé porque estuve con Sara hasta que se durmió? ¿La noche en que ella y Miguel discutieron?
- Ya te he dicho que recuerdo todos y cada uno de los minutos pasados a tu lado.
- Aquella noche que pasamos abrazados, sin hacer el amor…
- Eso no lo recuerdo…
- ¿No lo recuerdas? Yo estaba mal por Sara, y…
#1436
Dasher
Dasher
27/07/2013 00:44
Me encanta, me alegra poder leerte, saludos.
#1437
arunda
arunda
27/07/2013 10:53
Gracias Roberta por continuar con la historia
espero que el traslado de trabajo sea para bien
a pesar de faltarte horassonriente
#1438
Roberta72
Roberta72
28/07/2013 15:03
Gracias por vuestras palabras.
Todo bien, muy bien, aunque agotada, jejeje.
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- Recuerdo eso, y que pasamos la noche abrazados en tu cama… pero eso no significa que no hiciéramos el amor... que no te hiciera el amor. ¿O es que acaso no se puede hacer el amor tan solo con besos y caricias? – Roberto le estaba hablando al oído y Natalia daba gracias al cielo por estar sentada en la cama y recostada contra él, de otro modo temía que las piernas le hubieran fallado y se hubiese desplomado contra el suelo.
- ¿Desde cuándo eres tan romántico? No recordaba que… - la frase se quedó a medio pronunciar porque Roberto tomó su boca con la de él.
- Es por todo lo que no he podido decirte a lo largo de estos meses…
- ¿Y cuándo te pongas al día? – preguntó ella.
- Nunca me pondré al día, nunca te diré lo suficiente lo mucho que te amo, lo mucho que te necesito y lo maravillosa que eres. – Natalia dejó escapar un suspiro – Me estabas hablando de esto…
- ¿Eh? Sí, claro… - la muchacha se recuperó lo suficiente como para seguir hablando cuando vio que Roberto agitaba el papel frente a sus ojos. ¿Algún día dejarían de afectarla de aquel modo sus caricias? Esperaba con todas sus fuerzas que no, que aquella magia jamás acabase. – Aquella noche decidí que lo intentaría.
- ¿El qué?
- Lo nuestro, decidí que quería darme… darnos una oportunidad. Yo… - Natalia rememoró aquellos días, aquellos días en los que el miedo a un nuevo rechazo y la ilusión de un amor luchaban en su vida. – Me enamoré de ti, Roberto. Te metiste en mi vida sin que me diera cuenta, sin que lo deseara… Enamorarme era lo último que deseaba hacer y sin embargo… había algo que me llevaba hacia ti. Sabía que estar contigo más de cinco minutos era arriesgarse a discutir pero…
- No podías evitarlo y me buscabas.
- Sí.
- A mí me ocurría lo mismo. Tu prima me había dado calabazas, acababa de salir del calabozo acusado por tratar de violar a Eugenia. Lo último que necesitaba era enredarme con… con alguien como tú. – Natalia sonrió - ¿Ningún reproche, ningún mal gesto por lo que acabo de decir?
- No. – ella negó con la cabeza – Yo pensaba igual que tú, somos demasiado diferentes en todos los aspectos como para llevarnos bien, como para que entre nosotros hubiera surgido… algo.
- Pero surgió.
- ¡Y de qué manera! – el tono en que Natalia lo dijo hizo que a Roberto se le escapara una carcajada que rápidamente ahogó pensando en el bebé que dormía plácidamente con ellos. – Yo tenía miedo, muchísimo miedo, pero… volvía a sentirme viva, volvía a tener una ilusión, no sabía si tú sentías lo mismo por mí, si… si realmente sentías algo por mí o tan solo era un…desahogo físico. Pero de cualquier modo quise intentarlo, quise descubrir si sentías lo mismo que yo. Y si no era así… no era la primera vez que me rompían el corazón. Tenia miedo, pero no podía evitar amarte y… Sin darme cuenta me puse a garabatear y fue esto lo que surgió, no podía apartarte de mi mente ni siquiera cuando no tenía nada en ella.
- Natalia…
- Pero sigue mirando, no es lo único que hay…
- Veamos, entonces. – Roberto dejó el papel a un lado y tras echar una ojeada en el interior de la caja, giró el rostro hacia Natalia y su hijo.
#1439
arunda
arunda
29/07/2013 10:48
Gracias Roberta
esta siendo una noche muyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy intensa
y bonitasonriente
#1440
Roberta72
Roberta72
29/07/2013 20:30
- Es tuyo, ¿verdad? – preguntó ella.
- Sí, ¿cómo lo supiste? – Roberto extrajo el pajarillo de madera y lo sostuvo en la palma de su mano.
- No lo sé, tan solo lo supe. Sentía que… que podía ser tuyo.
- Me lo hizo mi abuelo cuando era niño. La verdad es que no sabía que aquel día era tu cumpleaños, y no lo descubrí hasta que llegué a la taberna de Pepe y te vi subida a una de las mesas.
- ¡Qué vergüenza! – Natalia se sonrojó ligeramente al recordar el momento – No sé cómo permití que me subieran allí, la verdad es que…
- La verdad es que no fui demasiado delicado aquella tarde. – la interrumpió Roberto – Te hice recordar todos aquellos momentos.
- No digas eso. Me hizo bien poder hablar de ello. Tan solo lo había hablado con… - Natalia se interrumpió, pero finalmente miró a Roberto a los ojos y continuó – con Luis. Era la única persona con la que podía hablar en aquel momento. – explicó tratando de que Roberto no se sintiera mal – Sara estaba en Inglaterra y… tampoco tenía a nadie más.
- Lo sé, tan solo me entristece que no tuvieras a nadie a quien contar tus cosas, más allá de él.
- Pero eso ya ha cambiado. Ahora lo tengo a él, a Nieves, a Sara… y sobre todo a ti. Pero estábamos hablando del pajarillo…
- Es cierto… El pajarillo… - Roberto lo volvió a mirar – No relacioné la fiesta de la que me hablaste con tu cumpleaños, por eso no pude evitar sentirme mal cuando te vi allí subida después de haberte hecho recordar aquel día tan triste.
- Sí, la verdad es que salí corriendo. No pude seguir allí cuando… cuando te vi. Sara fue tras de mí para entregarme todos los regalos y…
- ¿Y? – Roberto dedujo que había algo que Natalia no sabía cómo contarle.
- …y preguntarme por ti.
- ¿Por mí? – preguntó extrañado.
- Sí, por ti. – respondió sonriente - ¿Qué te traes con Roberto?, fue exactamente lo que me preguntó.
- Ésta Sara…
- Si, días después me dijo que se percató de que había algo entre nosotros la noche de mi cumpleaños. Subió a mi habitación para sonsacarme con la pobre excusa de entregarme los regalos que la gente me había hecho.
- Pero entre ellos no estaba esto.
- No, no lo estaba; pero a la mañana siguiente sí.
- Así es. – era el turno de Roberto de completar los hechos de aquella noche - Me fui a casa y no pude dejar de pensar en el tiempo que habíamos pasado juntos, compartiendo la comida que la Maña y mi madre nos habían preparado.
- Albóndigas y queso… ¿Por qué hay tanta fijación con el queso en Arazana? Rosa me ponía queso para comer a todas horas…
- Porque hacemos muy buen queso en Arazana. – respondió él sonriendo - Y en cuanto a las albóndigas… no podía apartar mi vista de ti. ¿Sabes lo preciosa que estabas comiendo con los dedos?
- ¿Y lo cochina que me estaba poniendo?
- Lo que no puedes imaginar es lo mucho que me hubiera gustado limpiar estos deditos… - Roberto tomó una de las manos de Natalia entre las suyas y se llevó uno de los dedos a la boca.
- Roberto… tengo a David en brazos… - dijo ella con voz entrecortada.
- Lo sé. Si no fuera así, hace un buen rato que no estaríamos hablando sino... ¿Dónde has dicho que está su cuna?
- En su dormitorio, pero ahora no vamos a andar trasladando muebles…
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