FormulaTV Foros

Foro Bandolera

Como no me gusta la historia... voy y la cambio (Natalia y Roberto)

Anterior 1 2 3 4 [...] 73 74 75 76 77 Siguiente
#0
Roberta72
Roberta72
27/04/2011 20:02
Como estoy bastante aburrida de que me tengan a Roberto entre rejas, aunque sean las rejas de cartón piedra del cuartel de Arazana, y de que nadie (excepto San Miguel) intente hacer nada... pues voy y lo saco yo misma.
Y como la historia parece que va dos pasitos pa´lante y tres pa´trás, pues voy y la cambio a mi gusto.
Y como a mi el que me gusta es el Rober... pues también cambio la historia.

Creo que me he metio en un ebolao del que no voy a saber salir pero bueno, todo sea por dar ideas a los guionistas de nuestros amores. Ya me direis...
_____________________________________________________________________________

Capítulo 1

Parecía un sitio tranquilo, alejado del camino, seguro que por allí no pasaba gente con regularidad. La hierba que tapizaba la orilla del río era alta y estaba sin pisar así que decidió desmontar y descansar unos minutos.
- No puedo estar ya muy lejos de ese maldito pueblo. ¿Es que no había un lugar más perdido donde esconderte Sara?- dijo en voz alta mientras ataba el caballo a uno de los árboles que extendían sus ramas sobre el agua.
Mientras estiraba los músculos, agarrotados después de tan larga jornada a caballo, vio su reflejo en el remanso que el río formaba a pocos metros de allí. Miró hacia ambos lados y, al no ver a nadie y comprobar que el caballo se alimentaba tranquilamente, sonrió y comenzó a despojarse de sus vestimentas hasta quedar en ropa interior. Se adentró en el agua hasta que ésta le llegó hasta la cintura, entonces extendió los brazos y se dejó caer hacia atrás. Movía los brazos y las piernas lo indispensable para no alejarse demasiado de la orilla y mantenerse a flote, sintiendo cómo la corriente masajeaba su cuerpo. Sabía que la ropa que aún llevaba puesta, al mojarse, dejaría al descubierto las formas de su cuerpo, pero le daba igual, además, sería demasiada casualidad que alguien pasara por allí en ese momento.
#1501
Roberta72
Roberta72
08/09/2013 18:55
- ¿De quién va a ser? De Luis. – respondió él avergonzado.
- ¿Qué Luis? No conocí a ningún Luis en Arazana… - Natalia calló al darse cuenta - ¿Luis? Pero, ¿cómo pudiste pensar así de él? Pero si para aquel entonces el pobre llevaba más de dos años casado con Nieves…
- Pero yo no sabía nada de eso. – respondió a modo de excusa – Me hablaste de él en varias ocasiones, de su familia, de lo importante que era para ti. Y cuando te envió aquel sobre con documentación… - Natalia recordó el día que lo recibió y que estaba con Sara y Miguel en la imprenta cuando su prima le entregó el correo.
- Tú no estabas presente cuando Sara me lo entregó…
- Estabas tan distraída leyendo una carta suya que ni siquiera te diste cuenta de que entré y salí de la imprenta. Me quedé a escuchar tras la puerta y entonces te oí decir que era muy guapo y… - Roberto se sentía avergonzado ante su comportamiento.
- Bromeaba con Sara… Sabes que Luis es para mí el hermano que nunca tuve, mi amor.
- Sí, ahora lo sé, pero entonces no lo sabía, y las pocas veces que hablamos de nosotros mismos, de que querías formar una familia, tener hijos, ¿recuerdas? – Natalia asintió y él continuó hablando – Aquellas veces no podía evitar pensar que, cuando te fueras, serías feliz junto a Luis, harías tu vida a su lado y tendríais hijos, bebés tan preciosos como tú.
- ¡Oh, Roberto! Y mientras tú pensabas eso, yo no podía dejar de imaginar una vida a tu lado. Imaginar cómo sería ser tu mujer, - Natalia rememoraba aquellos momentos pasados en la posada de la Maña, aquellas noches de pasión y miedo pensando en el poco tiempo que les quedaba para disfrutar de aquel amor – cómo sería despertar cada día entre tus brazos y dormirme cada noche tras habernos amado. Cómo sería tener hijos contigo. – Natalia se incorporó y lo besó – Contigo, mi vida. Bebés como David, con tu cabello, tus ojos y ese lunar que me vuelve loca. ¿Por qué no hablamos claro? ¿Por qué perdimos el tiempo con miedos, medias verdades y mentiras?
- Natalia, mi amor, tengo que confesarte algo.
- ¿El qué?
- La noche que llegamos a Sevilla, la noche que dormimos juntos por primera vez.
- ¿Sí? – la joven no pudo evitar sonreír al recordar que, pese a que se acostaron separados, cada uno en uno de los bordes de la cama, despertaron abrazados.
- A la mañana siguiente yo desperté antes que tú. – Roberto calló esperando la reacción de la joven.
- Así que mientras yo estaba volviéndome loca para retirarme sin que te despertaras, – Natalia se deshizo del abrazo de Roberto y se separó de él varios centímetros para poder mirarlo a los ojos – tú estabas completamente despierto disfrutando del mal rato que yo estaba pasando.
- No, no disfruté de tu mal rato. Tan solo quería tenerte abrazada un poco más, poder tenerte junto a mí un poco más antes de que te levantaras y te fueras.
- Pues deberías haberme dicho que estabas despierto… - Natalia sonrió y volvió a acurrucarse junto al pecho de su amado - así yo también podría haber estado abrazada a ti un poco más.
#1502
Roberta72
Roberta72
10/09/2013 20:13
Capítulo 163

- ¿Crees que tendremos tiempo de desayunar? – Roberto cerraba la puerta de la habitación mientras Natalia lo esperaba en medio del pasillo con David en los brazos.
- ¿Te has despertado con hambre? – preguntó ella sonriente.
- Yo siempre tengo hambre, y después de ver cómo alimentabas a nuestro hijo… aún más.
- Me vas a hacer sonrojar. – tras cerrar la puerta, Roberto tomó a Natalia de la cintura y la besó y, juntos, comenzaron a caminar por el pasillo – Pero de cualquier modo no me vas a engañar con tus zalamerías, aún recuerdo que en la pasada ocasión te hartabas de dulces como si no hubiera más en el mundo.
- Es que estaban muy buenos…
- Y ahora estás dispuesto a comprobar si siguen siendo los mejores que has probado, ¿no es así?
- Los que probé en tu casa tampoco estaban nada mal…
- ¡Glotón!, te vas a poner gordo y fondón y entonces dejaré de quererte.
- Pues tendré que hacer mucho ejercicio para mantenerme en forma.
- ¿Sembrando y arando el terruño? – preguntó ella al llegar a la escalera que los conduciría a la recepción del hotel y detenerse ante ella.
- Se me ocurre un modo más entretenido de mantenerme en forma, pero para llevarlo a cabo tengo que contar con tu colaboración, - Roberto acarició la cintura de la joven y, tras cerciorarse de que nadie los miraba, le pasó la mano por el trasero acercándola a él - ¿estarías dispuesta?
- Cuando mi cuerpo nos avise… estaré mucho más que dispuesta. - Roberto tomó a David de los brazos de su madre, ya que a ésta le temblaban las piernas ante las caricias y las insinuaciones de Roberto - Tanto que a lo mejor tenemos que alimentarnos tan solo de dulces para tener las energías necesarias.
- Cuando me dices cosas así, hasta pierdo el apetito y lo único a lo que me apetece hincarle el diente… eres tú.
– Roberto, por favor, bajemos ya al comedor…
Natalia agradeció que una de las muchachas que realizaban la limpieza en el hotel apareciera por el pasillo en aquel momento, pues estaba a punto de pedirle a Roberto que aplazaran el desayuno y volvieran a la habitación. Con una sonrisa en los labios, Roberto tomó a Natalia de la mano y juntos descendieron las escaleras.
#1503
arunda
arunda
11/09/2013 10:54
Gracias Roberta
que tentación son Natalia para Roberto
y Roberto para Nataliabravo
#1504
Roberta72
Roberta72
13/09/2013 20:40
- ¿Ve cómo sí están? – escucharon al llegar abajo – Ya les dije que sí estaban aquí, ¡si yo mismo los traje anoche!
- Pero… - el hombre que lo retenía vio cómo el niño se le escapaba de las manos y corría hacia los recién llegados.
- Pues no me decía que ustedes no estaban aquí… Buenos días, señora Natalia, buenos días señor Roberto, hola David. – Roberto y Natalia sonrieron al ver correr a su pequeño cicerone hasta ellos.
- Buenos días, Roberto. – respondieron ambos a la vez. Incluso David emitió un sonido parecido a una risa que todos tomaron como un saludo.
- ¿Conocen a este… niño? – preguntó el hombre con cara de asombro.
- ¿Pero no le he dicho ya que…? – el niño protestó, pero calló inmediatamente al ver que los adultos estaban dispuestos a salir en su defensa; además, antes de salir de casa, su madre le había recordado que debía comportarse educadamente para no poner en evidencia a aquellas personas que los habían ayudado tanto.
- Sí, lo conocemos, no se preocupe. Roberto es un amigo nuestro y nos ayudó anoche para llegar hasta aquí. – respondió el joven Pérez.
- Lo siento mucho. – se disculpó el hombre – Pero no preguntaba por ustedes.
- ¿Cómo que no? ¿Cómo se me va a olvidar su nombre? – protestó airadamente el niño, aunque rápidamente moderó su tono para dar una explicación – Él es Roberto Pérez, - dijo señalando a Roberto – así que pregunté por los señores Pérez. Natalia y Roberto se miraron al instante, no solo porque el niño se había referido a ellos como los señores Pérez, sino porque se dieron cuenta de la causa por la que había surgido la confusión.
- Pero ellos son los señores Reeves. – explicó el hombre mirando al niño con aire de suficiencia.
- Sí, bueno, esa ha de ser la causa de la confusión. – dijo Natalia – Nos registramos con mi apellido. ¿Has desayunado, Roberto? – preguntó volviéndose hacia el niño y olvidando al empleado del hotel.
- Sí, pero no me importaría hacerlo de nuevo. – respondió con sinceridad entre risas.
- ¡Buena respuesta! – comentó su tocayo.
- ¡Qué pareja! ¡No solo os llamáis igual sino que compartís hasta el apetito! ¿Qué voy a hacer con vosotros? – preguntó Natalia riendo.
- ¿Invitarnos a desayunar? – preguntó el mayor de los Pérez.
- ¡Qué remedio! – respondió ella y se volvió hacia el empleado – Por favor, disculpe las molestias que haya causado la confusión del pequeño, no le advertimos de que la reserva había sido realizada a nombre de los señores Reeves.
El empleado realizó un movimiento con la cabeza en señal de asentimiento y se retiró dejando a los dos adultos y los dos niños al pie de la escalera.
- Es la ropa del bebé. – el niño mostró la cesta que no había querido soltar en ningún momento pese al enfrentamiento con el empleado.
- Gracias, ¿vamos? – preguntó Natalia tomando la cesta que el pequeño Roberto sujetaba con ambas manos – Roberto bajaba diciéndome que se moría de ganas de hincarle el diente a algo. - el comentario con doble sentido de Natalia hizo que Roberto se pusiera a su lado y la tomara de la cadera, atrayéndola contra su cuerpo.
- Te libras porque está aquí él… - dijo en voz baja mientras hacia un gesto señalando a su joven amigo.
- ¿Y si no estuviera? – preguntó ella juguetona.
- Si no estuviera… estaríamos subiendo de nuevo las escaleras rumbo al dormitorio.
#1505
Roberta72
Roberta72
15/09/2013 19:10
- ¡Qué bueno está todo! – el niño sostenía un pastel de crema en una mano, mientras que con la otra se llevaba a la boca uno de nata - ¡Nunca había probado algo así!
- No te rías de él… - Natalia regañó a su amado al ver cómo éste dejaba de desayunar para fijarse en el niño – No hace ni un año que tú te comportabas igual o peor que él.
- Yo no comía a dos manos… - protestó.
- No, tan solo utilizabas una para comer, la otra la tenías ocupada sirviéndote de la bandeja.
- ¿De verdad?
- ¿Por qué habría de mentirte? – Natalia giró el rostro y miró de nuevo al niño – No comas tan deprisa, Roberto, te va a sentar mal si sigues así.
- Es que está todo tan bueno… - contestó el pequeño.
- ¿Qué tienes ahí? – preguntó Roberto.
- Nada. – respondió el niño dejando de comer al instante.
- Roberto, enséñame lo que tienes ahí. – el niño negó con la cabeza y se retrajo en su asiento.
- Enséñame lo que estás escondiendo. – insistió el joven.
Avergonzado, con la cabeza baja, el niño sacó lentamente la mano de detrás de la espalda. Natalia no entendía de qué estaba hablando su amado, ella tan solo había visto al niño comer a dos carrillos y ensuciarse la cara con todo el dulce que tenía frente a sí.
- Yo… - dijo el niño como única explicación.
- ¡Por Dios, Roberto! ¿Por qué lo has hecho? – preguntó Natalia. La mano del pequeño sujetaba un pastel, aplastado al tratar de esconderlo en uno de los bolsillos del pantalón.
- Es que están tan buenos que quería que mis hermanos también los probaran… - dijo arrepentido y avergonzado.
- Suéltalo y ven aquí. – el niño obedeció a Roberto, bajó de su silla y se puso frente a él, con la mirada baja sin atreverse a mirar a quien le estaba hablando – Extiende las manos. – el niño obedeció y mostró sus manitas llenas de dulce.
- ¿Cómo vas a llevarles a tus hermanos esa cochinada? – preguntó el joven mientras le pasaba una servilleta por los dedos para limpiar todo rastro de suciedad – Mejor pedimos que nos preparen un paquete con unos cuantos, ¿no? – dijo el joven sonriéndole.
- ¿De verdad? – preguntó el pequeño al borde de las lágrimas.
Roberto asintió con la cabeza y el niño se lanzó a sus brazos manchándole la chaqueta con parte del dulce que aún permanecía en sus deditos. Natalia había observado toda la escena atónita, no se había percatado de lo que el niño había hecho y se había mostrado sorprendida al ver a Roberto hablando tan seriamente al niño. La joven se cubría la boca con una mano, nos sabía si echarse a reír al ver la felicidad del pequeño o a llorar al ver la ternura con la que el joven lo estaba abrazando.
- Será mejor que nos preparen más de un paquete, porque sé de alguien más a quién le gusta también mucho el dulce. – Roberto giró la cabeza para mirarla y vio como ella llamaba a uno de los camareros – Además, ese alguien se lo ha ganado con creces. – antes de que llegara el camarero, Natalia tuvo la oportunidad de hacer un gesto con los labios, lanzándole un beso a Roberto.
#1506
arunda
arunda
15/09/2013 21:23
Gracias Robertasnifsnifsnifsnif
#1507
Roberta72
Roberta72
17/09/2013 19:38
- Y ya sabes, no te los comas todos a la vez. Se lo entregas a tu madre y que ella os los dé, ¿de acuerdo? – Natalia se encontraba de rodillas frente al niño, atusándole el cabello, tratando de peinárselo mientras el pequeño trataba de que el paquete no se le escurriera de las manos. Natalia había hablado en privado con uno de los camareros y le había solicitado que preparara un paquete tan grande como el niño pudiera cargar.
- Sí, señora Natalia. Y como yo ya he comido muchos dejaré que ellos se coman estos. A Macarena le van a gustar los que son de color marrón. – dijo refiriéndose a unos bollos rellenos de chocolate que le habían dejado manchas por toda la camisa.
- ¿Tú crees que le gustarán? – preguntó ella, riéndose.
- Seguro que sí, ya es grande.
- Ten, Roberto. Entrégale esto a tu madre. – dijo Roberto tendiéndole un sobre.
- No. – el niño dio un paso atrás – Mi madre me ha dicho que no les coja nada de nada, que ya nos dieron demasiado dinero.
Natalia se puso en pie y tomó a David de los brazos de su padre. Roberto abrió el sobre y extrajo la cantidad de dinero que había en su interior y se la guardó en uno de los bolsillos mientras hacía un gesto de resignación a la joven. Bajando el sobre hasta la altura de los ojos del niño le mostró el interior.
- Mira, no hay dinero dentro. – el niño miró el interior sobre pero se apartó dudando.
- ¿Lo ves? Tan solo hay un papel donde hemos anotado las direcciones donde tu madre puede encontrarnos. – Roberto extrajo el papel del interior del sobre y lo extendió ante los ojos del pequeño, él hizo un gesto de asentimiento y Roberto volvió a guardar el papel en el interior – Dile que si necesita cualquier cosa que no dude en buscarnos, ¿entendido?
- Si, entendido. – Roberto dobló el sobre y se lo introdujo en uno de los bolsillos, manchándose al hacerlo pues se trataba del lugar donde el pequeño había tratado de esconder los dulces.
- Adiós, Roberto. – dijo Natalia secándose una lágrima.
- Adiós, señora Natalia, adiós señor Roberto. Adiós David. – dijo el pequeño retirándose lentamente.
- Adiós. – respondió Roberto a su vez.
- ¿Crees que volveremos a verlo? – preguntó Natalia abrazándose a Roberto.
- Seguro que sí. – dijo él mientras se chupaba los dedos sucios de dulce.
- ¿De veras crees que su madre se pondrá en contacto con nosotros? – preguntó ella emocionada. Conocer a aquel niño, y por consiguiente a toda su familia, le había hecho mucho bien, y no quería perderlos.
- Tal vez, y si no es así, seguro que nosotros sí lo haremos. Creo que vas a hacer por Roberto y su familia lo mismo que tu madre hizo por Luis y su madre. – Roberto tomó la cesta que el niño había llevado con la ropa de David y el segundo paquete de dulces que les habían preparado en la cocina ¿Preparamos nuestro equipaje? De otro modo perderemos la diligencia y no llegaremos a tiempo a Arazana. Por cierto, ¿por qué te reías cuando Roberto dijo que a Macarena le gustarían los pasteles de chocolate?
- Porque la primera vez que me habló de ella me dijo que era una niña pequeña, que se hacía caca encina, – dijo Natalia bajando la voz – y no he podido evitar pensar que ahora ya es grande y en lugar de hacer pasteles de chocolate… se los comerá.
Juntos, riendo y pensando en la familia que habían conocido en Sevilla subieron las escaleras hacia la habitación donde les esperaba un equipaje sin preparar y varias horas de viaje.
#1508
MiLady14
MiLady14
18/09/2013 00:30
Que mono el pequeño Roberto. Me encanta. Lastima que mañana empiezo el curso y no te voy a poder leer tanto, que hay que estudiar. Besos.
#1509
Roberta72
Roberta72
18/09/2013 16:44
Tranquila!!!!
Tú por tus obligaciones no me vas a poder leer y yo por las mías casi no puedo escribir...
jejeje
#1510
Roberta72
Roberta72
22/09/2013 16:23
Capítulo 164

- Entonces, ¿lo tenemos todo? – preguntó Natalia con David en los brazos. La joven se había acomodado en el interior de la diligencia y esperaba a que Roberto se le uniese para comenzar el viaje.
- Todo. El equipaje ya está asegurado en la parte de arriba, pero aún es pronto. ¿Quieres salir a estirar un poco las piernas? – Roberto le tendió la mano para ayudarle a bajar.
- No. – Natalia rechazó la invitación – Mejor si organizo todo esto, pero llévate a David, el pobre va a estar bastante tiempo sin poder salir de aquí.
- ¡Ven con papá! – exclamó él tomando al pequeño.
- Acaba de comer y no ha hecho falta cambiarlo. No te dará guerra en un buen rato.
- ¡Pero qué dices! ¡David nunca da guerra! ¿Has oído lo que dice tú mamá de ti! – el bebé miraba fijamente a su padre y agitaba los puñitos - ¿Sigues pensando en Roberto y su familia? – preguntó sin dejar de mirar a su hijo.
- Sí, no puedo evitarlo. – Natalia sonrió tristemente – El conocerlo cuando… me fui de Arazana me hizo mucho bien. Al principio sentí lástima por él, viéndolo tan pequeño y tratando de ayudar a su madre. Después me recordó tanto a ti…
- Teniendo el mismo nombre es lógico. – dijo Roberto mientras hacía carantoñas a su hijo.
- No, no fue por eso. - Natalia sonrió al recordar la situación – No supe cómo se llamaba hasta que el tren ya se hubo puesto en marcha. En realidad me recordaba a ti por su forma de ser: directo, terco… y encantador.
- No te he hablado de Natalia, ¿verdad? – preguntó él recordando a la pequeña del tren.
- ¿Natalia?
- Sí, Natalia, una niña curiosa, preguntona y muy divertida que conocí en el tren que me llevó a Madrid.
- Me estás tomando el pelo… - contestó Natalia y se giró a colocar las cosas que pensaba llevar en el interior del carruaje.
- No, hablo en serio, pero si no quieres saber de ella… - Roberto se dio la vuelta lentamente, sabía que Natalia cedería a la curiosidad y le preguntaría, por eso no se alejó.
- De acuerdo, voy a picar el anzuelo. ¿Quién es esa Natalia? - dijo ella dándose por vencida. No se trataba de celos o curiosidad malsana, los sentimientos de Natalia por Roberto eran tan fuertes y tan verdaderos que tan solo deseaba conocer todo lo que le había ocurrido al joven durante cada uno de los momentos de su vida, de ese modo se sentía más unida a él, que era lo que realmente le importaba. Roberto se volvió y se acercó a la diligencia, la puerta estaba abierta y él se acomodó en el hueco, sentándose en el suelo de compartimento mientras Natalia ocupaba uno de los asientos. Aún con su hijo en los brazos, Roberto comenzó a hablar.
- Después del juicio de Olmedo tomé el tren hasta Madrid. Me quedé dormido durante un rato y al despertar me di cuenta de que una familia se había acomodado a mi lado, un matrimonio con tres hijos: dos niñas y un niño. Iban a Madrid a tratar de salir adelante, en el pueblo de donde procedían no veían mucho futuro así que, animados por otro compañero se decidieron a probar suerte.
Natalia lo miraba atentamente mientras se preguntaba si alguna vez se cansaría de escucharlo.
- Me invitaron a compartir lo poco que tenían – dijo con gesto triste – y una de las niñas se metió en la conversación que mantenía con su padre.
- Natalia. – afirmó ella.
- Sí, fue tan graciosa su forma de hablar, de comportarse que hizo que me fijara en ella… después su madre la llamó la atención, no recuerdo el porqué, y la llamó por su nombre. Fue como sí… Tuve que marcharme. – Natalia dejó su asiento y dejó que su cuerpo resbalase hasta quedar sentada en el suelo del carruaje, junto a Roberto. - Había estado soñando, - continuó Roberto contando – recordando las palabras de mi padre acerca de seguir adelante, los consejos de mi abuelo con respecto a que te buscara, por eso la llegada de aquella niña me afectó tanto.
- Tú con la pequeña Natalia, yo con el pequeño Roberto… es como si el destino se hubiera puesto a nuestro favor para que no pudiéramos olvidarnos el uno del otro.
- Pero dolía tanto el saber que no estabas conmigo…
- No pienses más en ello, - Natalia acarició el rostro de Roberto – todo eso pasó y no vamos a volver a separarnos nunca.
- ¿Me lo prometes?
- Te lo prometo, ¿qué iba a ser de mí sin ti?
#1511
Dasher
Dasher
23/09/2013 21:57
¡Me encanta! Un saludo.
#1512
arunda
arunda
25/09/2013 18:59
Camino de Arazana

gracias Robertasonriente
#1513
Roberta72
Roberta72
25/09/2013 20:34
- Volví a verla. – Roberto volvió a hablar de la pequeña Natalia, las palabras de la mujer que amaba lo habían conmovido y sentía que estaba a punto de echarse a llorar.
- ¿A Natalia? – la joven sonrió, ya que se percató de los sentimientos que embargaban a Roberto.
- Sí, en Madrid. En un mitin, su padre llevó a toda la familia; ella me vio, me reconoció y salió corriendo a mi encuentro.
- Espero que solo causes esa reacción en las niñas pequeñas. – dijo Natalia fingiéndose celosa.
- Solo me interesa causar esa reacción en ti.
- Ya sabes que la causas… - Roberto giró la cabeza y estiró el cuello tratando de acercarse a ella. A su vez, Natalia se acercó a él y sus labios lo buscaron, durante unos segundos se olvidaron de todo y solo fueron conscientes del sabor de sus besos. Pero pronto recordaron que estaban en la calle, a la vista de todos, esperando que el carruaje se pusiera en camino.
- Será mejor que lleves a David por ahí un rato mientras yo… - Natalia hizo un gesto con las manos señalando el interior del carruaje.
- Sí, será lo mejor.
Roberto se puso en pie y se alejó lentamente. Alejarse de Natalia era lo último que deseaba, pero sabía que si seguía a su lado no podría evitar volver a besarla. Mientras tanto, Natalia trató de acomodar el paquete que les había preparado en el hotel con los pasteles y el cesto que el niño les había entregado con la ropa de David. Natalia no había prestado atención hasta entonces, pero aquel cesto era demasiado voluminoso y pesaba demasiado como para contener tan solo la ropita que el bebé había ensuciado la tarde anterior. La joven destapó el cesto y encontró la ropa pero, debajo de esta también encontró un paquetito cerrado y algunas viandas. La madre de Roberto se había preocupado de prepararles algo de pan, queso y embutido para que el viaje fuera más llevadero; Natalia tomó el queso en sus manos y sonrió, había comido tanto queso durante su estancia en Arazana que no había sido capaz de volver a probarlo desde entonces. Dejando el cesto a un lado tomó el paquete en sus manos y lo desenvolvió, era un paquete pequeño y ligero, en un principio temió que se tratara del dinero que no había querido aceptar la tarde anterior, pero el bulto era demasiado grande para ello. Con mucho cuidado abrió la tela que envolvía el presente y descubrió una prenda. Se trataba de una camisola del tamaño adecuado para que David pudiera usarla. La madre de David les estaba dando las gracias de la mejor manera que sabía: cosiendo una camisola para el bebé; seguramente se había basado en la ropa que Natalia había dejado secando para poder ajustar las medidas y se había pasado la noche entera trabajando para poder terminarla a tiempo de que Roberto se la llevara.
#1514
Roberta72
Roberta72
29/09/2013 16:51
- Buenos días. – Natalia escuchó que alguien le hablaba y, tras dejar la camisola sobre sus rodillas, se pasó la mano por los ojos para secar las lágrimas que le habían brotado ante tan sentido gesto.
- Buenos días. Disculpen, ahora mismo me levanto. – la muchacha aún permanecía sentada en el suelo del carruaje, donde había estado sentada junto a Roberto, y se dispuso a recoger la camisola para dejar pasar a los recién llegados.
- Tranquila querida, no hay prisa. – a Natalia, aquella voz le resultó familiar pero siguió con lo que estaba haciendo en lugar de girarse para ver quién era - ¡Qué preciosidad de ropita! – exclamó aquella voz.
- Gracias, es un regalo que acaban de hacerme. – Natalia levantó la vista finalmente y miró a la mujer que tenía frente a ella. – Disculpe pero, ¿nos conocemos?
- Sí, lo cierto es que su cara me resulta familiar… - dijo la mujer pensativa. De pronto sus ojos se iluminaron – Claro que sí, cómo me iba yo a olvidar de usted, querida Natalia.
- Lo siento, pero aún no…
- No me extraña que no me recuerde, - replicó la mujer con tono pícaro – cuando nos conocimos no tenía ojos más que para su esposo. Y no me extraña porque es un real mozo. Por cierto, ¿dónde se encuentra su Roberto?
- Está ahí fuera… - la respuesta de Natalia se quedó a la mitad cuando vio aparecer a un hombre tras la mujer con la que hablaba. ¿Quiénes eran aquellas personas que los conocían por sus nombres y que además sospechaban la relación que los unía?
- Ángela, por favor, ¿ya estás molestando a la señorita? – el hombre saludó con un movimiento de cabeza mientras se quitaba el sombrero.
- Yo no la molesto, no digas tonterías. ¿Verdad que no la molesto, querida? – preguntó la mujer.
- ¡Claro! – exclamó Natalia – Perdón, no me refería a que molestase, ni mucho menos, es que acabo de recordarlos. Fue aquí mismo, hace algo menos de un año, en esta misma diligencia. – Natalia sonreía, parecía mentira que se estuviera reencontrando con las mismas personas con las que tuvo algún tipo de relación durante su aventura andaluza – Usted es Ángela, – dijo señalando a la mujer – y usted su esposo Pedro – continuó girándose hacia el hombre – Iban a encontrarse con su hija que estaba a punto de ser madre…
- Precisamente. Tiene buena memoria para las fechas, querida; hace diez meses de aquello.
- Y comentó que le había gustado mi nombre y que se lo sugeriría a su hija.
- Es cierto. – respondió la mujer con gesto serio – Pero finalmente no pudo ser.
- ¿No? ¿Sucedió algo? – preguntó la joven temiéndose lo peor.
- Que fue niño. – respondió Pedro.
-¡Oh! – exclamó Natalia aliviada.
- No pudo ser Natalia, - añadió la mujer con una sonrisa pícara – pero me acordé del nombre de su marido así que…
#1515
Roberta72
Roberta72
02/10/2013 19:24
- No creas que tienes tanta influencia en los demás, Ángela. – el caballero acomodó la última maleta en el pescante y se sentó junto a su esposa, haciéndole un gesto a Natalia, buscando su complicidad – Tu sugerencia tan solo fue tenida en cuenta porque la niña y su marido no se ponían de acuerdo.
- ¿Preferirías acaso que tu primer nieto se llamara Nicasio como su otro abuelo? – Natalia hizo un gesto de extrañeza al pensar en un bebé que se llamara Nicasio.
- No te preocupes por eso, acordaron que para que no hubiera discusiones… ni Nicasio, ni Pedro. Y deja ya de aturdir a la señorita con tu palabrería, que ni le va ni le viene cómo se llame nuestro nieto…
- ¿Cómo que no? – continuó la mujer – Se llama Roberto, como su marido. Por cierto querida, - Ángela dejó de lado a su marido y miró directamente a Natalia - ¿dónde has dejado a ese muchacho tan guapo?
- Él … - Natalia titubeó, aún le costaba hablar de Roberto con la gente, pero pensó que debía acostumbrarse rápidamente. Quedaban pocas horas para que llegaran a Arazana y, una vez allí, su relación sería pública y notoria, no pensaban volver a esconderse nunca más – él está ahí fuera, estirando un poco las piernas antes de que partamos, yo estaba aquí tratando de acomodar esto.
- ¡Qué bien! ¡Qué alegría poder volver a verlo de nuevo! ¡Hacen una pareja tan bonita! ¿Y adónde se dirigen, si no es mucha indiscreción? – en realidad, la mujer estaba preguntado mucho más de lo que podría considerarse una conversación educada y sobre temas demasiado personales como para considerarse una conversación discreta, por lo que su marido puso los ojos en blanco y se recostó en el sillón del coche esperando a que Natalia la pusiera en su sitio.
- Vamos a Arazana. Es el pueblo de Roberto, vamos a visitar a su familia. – contestó Natalia. El marido de Ángela cerró los ojos y negó con la cabeza, la muchacha había cometido el error de responder educadamente a la mujer y ya no habría manera de hacer que dejara de preguntar.
- ¡Qué casualidad! Nosotros también vamos a visitar a nuestra hija. – exclamó Ángela - ¿Le hablé de la niña la otra vez? – la mujer ni siquiera permitió que Natalia respondiera - ¡Claro que sí! Si le conté que iba a hacernos abuelos…
- Mi amor, creo que ya vamos a…
Roberto apareció en la puerta del carruaje. Acababa de hablar con uno de los cocheros y éste le dijo que podía ir acomodándose, pues el viaje iba a comenzar en pocos instantes. El joven, al ver que Natalia no estaba sola en el interior, no terminó la frase, aunque tampoco hubiese podido continuar con facilidad ya que la viajera a la que no había visto hasta entonces comenzó a hablar.
#1516
arunda
arunda
03/10/2013 11:00
Que viajecito les espera........................carcajada

Arazana no queda lejos ..................no????????????

Gracias Robertasonriente
#1517
Roberta72
Roberta72
05/10/2013 20:27
No seas mala!!! jejejeje
_____________________________________________________________________

- ¡Por Dios! ¡Pero qué cosa más bonita! ¿Me permite sostenerlo? – la mujer tendió los brazos hacia Roberto y éste miró a Natalia sin saber qué hacer, ella se encogió ligeramente de hombros y el muchacho tendió a su hijo hacia la mujer para sentarse junto a Natalia a continuación.
- No sé a cuál de los dos se habrá referido con lo de cosa bonita… - le dijo Natalia al oído a Roberto cuándo este se acomodó a su lado.
- ¿Quién es y porqué me suena su cara? – preguntó él también en voz baja, no pudiendo evitar sonreír ante el comentario de su amada.
- Hace diez meses, esta misma diligencia… - respondió la joven.
- ¡Ah! – dijo el muchacho como única respuesta, mientras tanto, Ángela no dejaba de hacer carantoñas y monerías al pequeño David.
- ¿Cómo se llama? – preguntó la mujer.
- David. – respondieron ambos al unísono y se echaron a reír ante su reacción.
- David. – repitió ella - ¿Y cómo es que no te llamas como tu papá, preciosidad?
- Es el nombre de su abuelo, el padre de su preciosa mamá. – respondió Roberto mirando a Natalia. La joven agradeció el piropo sonrojándose, pero también hizo un gesto tratando de advertir a Roberto que su intervención no había sido muy acertada.
- ¿Ves? Ellos si que se han puesto de acuerdo a la hora de poner a su hijo el nombre de uno de sus abuelos. – comentó Ángela mirando a su marido.
- Seguro que porque su otro abuelo no tiene un nombre tan horrendo como Nicasio. - respondió Pedro sin abrir los ojos siquiera. Ángela lanzó a los jóvenes una mirada inquisitiva.
- Tomás. – respondió Natalia rápidamente mientras tomaba de la mano a Roberto – el padre de Roberto se llamaba Tomás.
- ¿Llamaba? – continuó preguntando Ángela sin dejar de acunar a David.
- Sí, murió hace unos meses. – respondió Roberto cabizbajo.
- ¡Cuánto lo siento! Entonces no pudo conocer a su nieto… es una lástima, es un bebé precioso. – Ángela acariciaba el rostro del pequeño y él sonreía a sus carantoñas – Pero es lógico que sea tan guapo, tiene a quién parecerse; ustedes también lo son…
- Por favor, acomódense. Vamos a partir inmediatamente. – un hombre apareció en la puerta y anunció la inmediata salida antes de cerrar la puerta y asegurarse de que ésta no se abriría durante el trayecto.
- Será mejor que vuelvas con tus papás. Con nadie como con ellos vas a estar más cálido y seguro. – Ángela tendió los brazos y entregó a David a su padre, quien lo acomodó inmediatamente en los brazos de Natalia.
#1518
Roberta72
Roberta72
09/10/2013 19:31
- No ha cambiado mi modo de pensar acerca de ella. – dijo Roberto.
Tras dos horas de viaje en la compañía de Ángela y Pedro, la pareja se apeó y Roberto y Natalia quedaron a solas con su hijo. El bebé había dormitado a ratos, pero mientras estuvo despierto se mantuvo tranquilo y el viaje fue ameno para todos. El pequeño fue el centro de atención de los adultos y Ángela, al ver que David se mantenía tranquilo, pidió cargarlo de nuevo; ni Natalia ni Roberto se opusieron, por lo que la mujer disfrutó de tener al bebé con ella. Ángela mantuvo la conversación en todo momento y los demás se limitaron a responder a sus preguntas o a hacer tímidos comentarios.
- ¡Oh, Roberto, vamos, no digas eso! Es encantadora… - replicó Natalia.
- Y un poco cargante.
- Bueno, de acuerdo, un poco cargante también… - admitió ella – Pero seguro que es porque no nos había visto en casi un año.
- Mi amor, no la justifiques. Es demasiado… demasiado… demasiado de todo, como para comportarse así con unos completos desconocidos.
- Sí, - rió Natalia – pero es parte de su encanto. No le quitabas ojo de encima. – dijo instantes después mientras estrechaba a David en sus brazos.
- No me fiaba de ella cuando tenía a David en los brazos, se le podía haber caído.
- No es eso y lo sabes.
- Me conoces muy bien. – respondió con una mueca - Pensaba en cómo sostenía a David, en cómo lo acunaba, sabía qué hacer en cada momento… - Roberto acarició al bebé y sonrió a la madre – Se ha portado muy bien, ha estado tranquilo todo el rato.
- Sí, espero que aguante tranquilo un poco más, al menos hasta que nos apeemos, preferiría no tener que cambiarlo y amamantarlo aquí, con este traqueteo. – Natalia se giró hacia Roberto y continuó hablando, expresando su opinión acerca de Ángela – Si se comportaba así es porque sabe cómo coger un bebé, es madre y abuela, y sostenía a David como hubiera sostenido a Roberto.
- ¿A quién? – preguntó sorprendido.
#1519
arunda
arunda
10/10/2013 10:45
HOLA¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Robertasonrientey GRACIAS por continuar
#1520
Roberta72
Roberta72
10/10/2013 20:09
Por favor, disculpad mi poquísima (por no decir nula) formalidad.
____________________________________________________________________

- ¿No te lo he dicho? La nieta que esperaba y a la que quería poner mi nombre… - Natalia hizo una pausa para que Roberto recordara su primer encuentro. Cuando el muchacho asintió con la cabeza, ella prosiguió – pues fue niño y le puso Roberto, como tú.
- No, no puedes estar hablando en serio. – rió él.
- Tan solo te digo lo que ellos me contaron mientras paseabas a David. Parece que el mundo está lleno de Robertos… o que al menos hay una gran cantidad de ellos a mi alrededor - Natalia volvió a la conversación que mantenían – Yo tampoco pude evitar fijarme en ella y pensar en mi madre. ¡Me hubiese gustado tanto que ella pudiera haberos conocido! El ver a Nieves con Valeria, el saber que mi ahijada va a poder conocer a su abuela mientras que David no podrá… Sí, ya sé que tu madre va a quererlo muchísimo, – Natalia se apoyó en Roberto y él sonrió – pero ello no es consuelo. ¡Mira por donde Valeria y David van a tener cada uno tan solo una abuela y un…! ¡Y ellas les van a dar cariño de sobra!
Natalia pensaba en que cabía la posibilidad de que su hijo no conociera la figura de un abuelo; Cosme trataría de suplir esa figura, pero ya era mayor y no podría disfrutar de David como lo había hecho de Roberto y Juanito. Su padre y Tomás habían muerto y Germán… Roberto no le había hablado gran cosa de Germán. Sabía que el hombre había tratado de hablar con Roberto, pero también que éste lo había rechazado. Ese era un tema del que casi no habían hablado y del que dudaba podrían tratar en profundidad pues se encontraban ya muy cerca del lugar en donde se apearían del carruaje que en aquellos momentos los llevaba y, una vez en Arazana, estaba segura de que los acontecimientos se precipitarían. La joven entendía perfectamente el dolor de Roberto, ese dolor que lo había impulsado a apartarla de su vida, pero también conocía la soledad y la tristeza de no tener a sus progenitores a su lado. Tenía muy claras sus prioridades: David y Roberto, ellos eran lo más importante y apoyaría la decisión de su amado cualquiera que ésta fuera, pero rogaba que la situación con Germán se suavizara y normalizara por ambas partes, fuera cual fuera el acuerdo al que llegaran.
- Sí, seguro que sí.
Roberto detectó que Natalia se había detenido antes de finalizar su frase y la había cambiado apresuradamente. Sabía que la joven pensaba en Germán al hablar del niño, pero aún no sabía qué iba a hacer cuando lo tuviera delante. Recordó las últimas conversaciones que tuvo con su madre y como la animó a rehacer su vida. ¿Y si ella había tomado en cuenta sus palabras y había retomado su relación con Germán? Ambos eran viudos, no debían dar explicaciones a nadie, aunque las muertes de sus cónyuges se hubiesen producido en circunstancias tan desagradables. Pero su forma de ver a Germán se había modificado desde el momento en el que conoció a David y lo tuvo en sus brazos por primera vez. No podía evitar recordar la sensación que lo recorrió al verlo en brazos de Natalia, y mucho menos cuando lo tuvo entre los suyos propios. Aquel ser inocente era parte de sí mismo, lo había engendrado él y dependía totalmente de Natalia y de sí mismo; jamás, pasara lo que pasara, podría dejarlo de lado o causarle algún mal. ¿Qué habría pasado por la mente de Germán para que quisiera que su madre abortara? Él jamás le hubiese pedido algo así a Natalia. A pesar de lo mal que se comportó con ella, lo hizo por su propio bien, o al menos en aquel momento pensó que era lo mejor que podía hacer por ella, pero obligarla a deshacerse de su hijo… Semejante crueldad solo podía ser debida a que se tratara de una persona sin corazón o a un terrible miedo. Roberto conocía a Germán de toda la vida, a pesar de la dureza del trabajo en los campos, debía admitir que siempre se había comportado con cierta justicia y ecuanimidad y no lo creía capaz de hacer daño a nadie a sabiendas. En ese caso… ¿qué pudo pasar por su cabeza para que fuera tan cruel con la mujer que se suponía que amaba y con él mismo cuando aún no había nacido?
Anterior 1 2 3 4 [...] 73 74 75 76 77 Siguiente