Foro El barco
FanFic || Estrella Polar.
FanFic.
Sinópsis del 3x04 'Un punto en el radar'
Max llega al edificio en busca de Ratón con el objetivo de robarle su oso de peluche, pero entonces ve a varios tripulantes corriendo con Ainhoa en brazos. ¿Qué le ha ocurrido?
Gamboa lleva todo el día pensando en cómo librarse de Julia para siempre, después de que le destruyera el virus y se casara con el capitán, ya es considerada como una desertora del Proyecto Alejandría. Pero el profesor de supervivencia no lo va a tener tan fácil para librarse de la doctora.
De repente, el radar comienza a detectar la presencia de algo que poco a poco se aproxima hacia ellos. Ricardo cree que ya nada les detiene para poner rumbo a tierra y alejarse de aquel hotel, con la esperanza de regresar a por los supervivientes, pero entonces un temblor agita la tierra.
Melodie, traumatizada aún por lo ocurrido en la isla, está segura de que no están a salvo en aquel barco, por lo que está decidida a tirarse al mar en uno de los botes de salvamento. ¿Logrará escapar?
En la isla, han dejado atrás el campamento para adentrarse en el bosque, en busca de los otros tripulantes que desembarcaron junto a ellos. Parece que han desaparecido, pero entonces, un hombre aparece de la nada, vestido con un traje de capitán. Vilma decide confiar en él.
La doctora se percata de que realmente hay algo en el agua. La aleta que vio días antes, al regresar del edificio, era real. Sus sospechas se fundamentan cuando aparece un rastro de sangre alrededor del barco. Ya no consiguen pescar nada de aquellas aguas, hay algo que se está comiendo a los peces. Pero Julia no quiere preocuparse, ya que tiene que celebrar su noche de bodas...
Ricardo aún sigue preocupado al recordar que la voz que escucharon en la grabación presente en el yate de veraneo era de Max. ¿Qué les hizo a aquellas personas? ¿Están a salvo junto a él? ¿Cuáles son sus verdaderos planes? Son incógnitas a las que el capitán no sabe responder, pero lo mejor será actuar de forma cotidiana y no despertar la sorpresa de Max.
Entre tanto, Gamboa ordena a Palomares vigilar a Óscar, o de lo contrario no recibirá los botes de antídoto. Parece que no es el único en seguir de cerca a Óscar, puesto que Celeste, que nadie sabe muy bien de donde ha salido, se hace rápidamente amiga del susodicho.
Todo esto y mucho más.
A mi me pasa como a Daniela, creo que voy a volver a leerlo
Por cierto, aprovecho y dejo publicidad de mi fic:
https://www.formulatv.com/series/el-barco/foros/5143/1/fanfic-mi-final/
He aprendido de ti David
Te has copiado de mi táctica eh
ahora me paso por tu fic!!
Besos :D
Me encanta, enhorabuena!!
Capítulo 35 (3x04): 'Un punto en el radar'
[/h1][/u]Subió por las escaleras todo lo rápido que pudo, pero no encontraba a Ratón por ninguna parte. La habitación del niño era la 220, pero allí tampoco estaba. Quizás podría estar en el restaurante… Subió dos plantas más y al llegar allí, vio que todos estaban reunidos. ¡Se le había olvidado completamente de la boda del capitán y Julia! Pero entonces, al acercarse al restaurante, observó atónito como dos tripulantes salían corriendo con Ainhoa en brazos. Julia, por su parte, corría tras ellos, esforzándose por no tropezar con sus zapatos de tacón. Llevaba a Valeria agarrada de la mano, y parecía bastante asustada.
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Giró lentamente la cabeza, procurando no ser vista por ninguno de los tripulantes. Tenía una expresión de auténtico pavor y aún estaba traumatizada por la horrible muerte de su amiga. Los habitantes de la isla la habían matado sin piedad. Y ella ni siquiera sabía por qué la habían asesinado. Había suficiente tierra para todos, pero ni les habían dado margen para negociar. Simplemente les habían atacado. Y por su culpa habían tenido que huir. Habían tenido que dejar su única esperanza de supervivencia y confiar en que habría más islas en alguna parte de aquel mundo.
Pero Melodie estaba decidida. No pensaba seguir ni un segundo más en aquel maldito barco. Huiría. Era la única forma de salvarse. Pero el tiempo se le estaba agotando, por lo que se dio prisa en recoger todo lo necesario. Para ello se acercó rápidamente a la cocina, abrió la nevera y metió suficiente comida como para subsistir algunas semanas. También encontró varias botellas de agua y una pequeña desalinizadora. Además, por su seguridad, cogió un walkie, un radar de seguimiento, un martillo, una cuerda, y una pistola de bengalas.
Algunos meses antes[/u]
Se despertó y se tapó rápidamente con la sábana. Estaba desnuda, y tenía junto a ella a Max. Éste la observaba sonriendo. Ella le devolvió la sonrisa y le dio un beso en los labios.
_ ¿Qué haces despierto tan temprano? –preguntó ella al verlo despierto- ¿No te habrás quedando mirándome toda la noche, no? –soltó una carcajada-
_ Podría hacerlo, pero no… Es que hoy me toca guardia a primera hora.
Melodie se levantó, tapándose completamente con la sábana y caminó hasta el armario. Lo abrió y empezó a vestirse.
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_ ¿Sabes ya lo que le ocurre? –preguntó Ricardo preocupado- No puede desmayarse porque sí…
_ Pues, de hecho, tan sólo ha sido un bajón de azúcar. Ainhoa no había desayunado nada, y anoche tampoco probó bocado. Por eso se ha desmayado. No tienes por qué preocuparte.
Ricardo se acercó a ella, sonriente. Acercó sus labios junto a los de la doctora y le plantó un romántico beso. Su primer beso de casado. Pero entonces la puerta se abrió y apareció Ulises. Éste se quedo parado, algo cortado al verlos.
Pero Julia había ocultado algo a Ricardo. Algo que todavía no podía contarle, no podía soltárselo así, de repente. Era una noticia muy buena, pero habría que decírsela cuidando cada palabra. No sabía cómo podría reaccionar. Pero a Ulises si debía contárselo.
_ Pasa, Ulises…
Se acerco a la camilla y se sentó junto a Ainhoa, agarrándola de la mano. Ainhoa seguía dormida, por lo que no pudo percibirlo. Ulises giró la cabeza y miró a Julia.
_ ¿Qué le ha pasado? –preguntó mirándola de reojo-
_ Ulises, no es fácil de decir, pero quizás sea mejor que te lo diga yo, ya que Ainhoa sigue durmiendo. Ainhoa…
Hubo una leve pausa. Ulises se impacientó.
_ está embarazada.
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Caminó por los pasillos. Aquel día el Estrella Polar estaba muy animado. Tocaba despedirse de la gente del edificio, pero lo bueno es que pondrían rumbo a tierra. Y él, además, celebraría la noche de bodas… Se ruborizó. Abrió la puerta de la sala de mandos y se sentó junto al timón. Miró al horizonte. Cómo habían cambiado las tornas de su vida tras la llegada al edificio. Y pensar, que si no lo hubieran encontrado, todavía andarían buscando tierra. Pero de esta forma, ya tenían las coordenadas. Las benditas coordenadas. Recordó la voz de Max, la que había en la grabación que encontraron en el yate. No quería imaginarse lo que les habría ocurrido a esas personas, ni por qué le sonaba familiar la voz de Max, como si le hubiera conocido antes. Pero lo que quería saber es que demonios estaba haciendo aquel en el yate, y por qué luego se fue al edificio.
Decidido a que eso solo le llevaría a quebraderos de cabeza, zanjó el asunto. No había forma de averiguarlo.
Abrió el cajón y sacó de éste el cuaderno de bitácora. Entonces anotó: ‘5 de Enero de 2012. El Estrella Polar pone rumbo a tierra. La travesía durara aproximadamente una semana, según los cálculos de Julia.’ Sonrío al pensar en cómo sería la tierra que encontrarían. Pero entonces, la sonrisa se le borró completamente de la cara. El radar comenzó a pitar. Movió la silla rápidamente junto al aparato y lo observó fijamente. Era de un tamaño parecido al buque-escuela, y venía con ritmo fijo hacia ellos. Sacó los prismáticos del cajón y observó a través de la ventana. Y allí, en el horizonte, vio como un barco se acercaba hacia ellos. No estaba lo suficientemente cerca, por lo que no podía observar mucho más. Sacó el walkie de su bolsillo, y activó el micrófono.
_ ¡Julia, ven corriendo a la sala de mandos! ¡Cambio y corto!
Palomares se sentía tremendamente fatigado. Las piernas le temblaban y estaba empapado de un extraño sudor frío. Lo que le había contado Gamboa era verdad. Estaba infectado por un virus. Entonces, también sería verdad que si no ayudaba al profesor, Andrés moriría en menos de 20 horas. Se tocó el crucifijo, pensando en lo que debía hacer.
Entonces se levantó, abrió la puerta de su camarote y caminó rápidamente por los pasillos. Se detuvo junto al camarote 40 y golpeó la puerta con los nudillos. Ésta se abrió en seguida, y Gamboa apareció por ella.
_ Vaya, vaya, vaya… Mira, si el curita ha decidido salvar su vida.
_ ¿Qué quieres por el antídoto? ¿Y cómo sé que me lo darás?
_ Una cosa. El antídoto es temporal, una sola inyección sólo te valdrá para unas 82 horas. –esbozó una sonrisa malévola- Por lo que, si quieres salvar tu vida, deberás ayudarme en todo lo que te pida. Y creo que no te quedan más opciones.
Andrés trago saliva. Lo miró enfurecido. No tenía otra alternativa.
_ Repito… ¿Qué quieres?
_ Tu primera misión es sencilla, tan sólo tienes que vigilar de cerca a Óscar. Síguelo, o dile que se instale en tu camarote, ahora que Ramiro no está. Gánate su confianza. Pero no hagas preguntas.
_ ¿Pero, por qué a Óscar?
_ No hagas preguntas. –repitió Ernesto-
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Soltó de un martillazo el candado de la lancha. La empujó con todas sus fuerzas y la tiró al agua. Ella se lanzó seguidamente a la lancha, llevando en la mano una mochila negra, y un walkie. Puso en marcha, haciendo el menor ruido posible, la lancha y se alejó del Étoile du Nord. Como era de noche, nadie le vería.
Algunos meses antes[/u]
Max la agarró de la cintura, mientras bailaba junto a ella. Entonces la música paró, y los dos se sentaron junto a la mesa. Melodie empezó a cenar, mientras miraba de reojo por el ojo de buey. Aquella noche era particularmente estrellada y la luna estaba extraordinariamente grande.
_ Melodie… -la agarró de las manos- Debo decirte algo. Si algún día me pasa algo, espera, no me cortes. Si algún día ocurre algo, tengo que pedirte que tengas cuidado. No te fíes de nadie. Si encontráis tierra… -se le hizo un nudo en la garganta- Entonces debes ser extremadamente precavida. Si ocurre algo, lárgate del Étoile du Nord. Estarás más segura a la deriva que aquí. Por favor, confía en mí. Si algún día pasa, huye. Hay más barcos ahí fuera. Alguien te encontrará. Pero eso hazlo sólo si es necesario. Si no, sigue aquí.
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Julia se guardó el walkie en la mano y salió de la enfermería. Ulises seguía ahí sentado, mirando boquiabierto a Ainhoa. ¡Iba a ser padre! Aquello le daba algo de miedo, pero estaba seguro de que tener un hijo junto a ella sería lo mejor que podría ocurrirle.
La doctora llegó rápidamente a la sala de mandos. En cuanto entró observó que el radar emitía algunos ruidos. Un barco se acercaba a ellos.
_ Julia, me dijiste que había siete barcos en el Proyecto… ¿Es posible que ese sea uno de ellos?
_ Definitivamente, es uno de ellos. La velocidad con la que se aproxima a nosotros es de 14 nudos, y calculando su tamaño, coincide exactamente con el del Estrella. Debe ser el Étoile du Nord, que era el más próximo a nuestra posición.
_ ¿Entonces…? ¿Más supervivientes?
La doctora asintió. Se acercó junto a Ricardo y le dio otro apasionado beso, mientras éste la abrazaba. Pero entonces observaron un ligero bamboleo en el agua, y seguidamente todo comenzó a temblar.
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Se despertó sobresaltada, y notó que todo estaba temblando, de nuevo. Le pegó un codazo a Piti, y éste se levantó rápidamente. Ya había amanecido, pero el cielo estaba encapotado.
_ ¡Tenemos que largarnos de aquí, tiene que haber otro sitio más seguro en la isla! Ya no tenemos dónde refugiarnos, y no sabemos ni cómo contactar con el Estrella… Al menos hay que buscar un techo. ¡Apártate, Piti!
Piti se apartó rápidamente, justo cuando un árbol se derrumbaba, aplastando completamente el tronco dónde antes estaba sentando el joven. Éste la miró asustado, la agarró del brazo y comenzó a correr. Siguieron corriendo y entraron en el sendero. Apartaron los arbustos y se adentraron de nuevo en el bosque, sin rumbo. Pero cuando tan sólo llevaban unos minutos corriendo, alguien salió de detrás de una palmera. Caminó hasta delante de ellos y se paró en seco. Llevaba un uniforme de capitán, y tenía una barba blanca y el pelo con algunas canas. Parecía bastante mayor.
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Dobló la esquina, haciendo poco ruido. Entonces escuchó algunas voces. Óscar estaba hablando con una tripulante a la que no había visto nunca. Ambos se reían y se miraban sonriendo. Se paró en seco, escuchando la conversación.
_ Pero que chiste más malo, Celeste. Tan malo que hace gracia.
_ ¡No me digas que no valgo para contar chistes! Eso me lo tienes que reconocer, eh.
_ Vale, sí, tú sí que vales.
¿Celeste? ¿Quién demonios era esa? Parece que Palomares no era el único interesado en seguir a Óscar. Pero, ¿Por qué era tan importante aquel tripulante? ¿Y de dónde había salido Celeste? No la recordaba haber visto en el Estrella Polar desde que embarcaron, y ni siquiera estaba en el edificio…
Un año y tres meses antes[/u]
Óscar estaba sentado frente a la mesa, leyendo el documento que tenía junto a él. Llevaba un traje, corbata y zapatos blancos, y el pelo algo largo. Junto a Óscar, permanecía de pie alguien, pero de espaldas.
El muchacho guardó el documento en su archivador, y se lo metió en la mochila. Entonces el hombre se giró. Era Roberto, pero con un aspecto totalmente distinto. Roberto se acercó a Óscar y le estrechó la mano.
_ Bienvenido al Proyecto Andrómeda.
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Julia estaba parada en cubierta, observando el edificio. Una de las placas solares se había resquebrajado y se había precipitado al agua debido a la magnitud del seísmo. Un seísmo de unos 7 grados en la escala de Richter. Pero entonces algo se le pasó por la cabeza. En aquel mundo casi acuático, era muy probable que el terremoto se hubiera producido en el mar… No, no quería pensarlo. Se giró y observó a algunos tripulantes sacar las redes del agua. Pero estaban vacías, nuevamente.
Todos los días sacaban las redes, y todos los días, desde hacía más de una semana, estaban vacías. Julia no sabía lo que podría estar ocurriendo, pero tenía que averiguarlo. Entró de nuevo en el interior del camarote, y observó a Burbuja ver como Valeria corría por el pasillo con su bicicleta. Éste le seguía de cerca, riéndose.
8 meses antes
_ No le hagas nada, por favor. Es mi amigo.
_ Tranquila, no sufrirá daño alguno.
_ Gamboa, de verdad, no le hagas nada…
Ernesto salió del coche asintiendo con la cabeza y echó a correr. Había quedado con Roberto allí, pero llegaba cinco minutos tarde. Entró en el edificio y subió las escaleras. Desde una esquina observó a Roberto, que estaba parado, mirando hacia todas partes. Entonces Gamboa se tropezó con una barra metálica, y se escuchó un fuerte golpe. Ernesto entró caminando, llevaba una sudadera negra con capucha. Roberto se asustó, pero al verlo se tranquilizó. Iba a saludarlo, pero entonces le agarró de la cabeza y le sumergió en una especie de abrevadero que había junto a la pared. R. Schnneider intentó escaparse con todas sus fuerzas, pero Gamboa le agarraba con todas sus fuerzas. De pronto se quedó parado, con la cabeza bajo el agua. Entonces Ernesto salió corriendo de allí.
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Algunos meses antes[/u]
Siguió a Max por los pasillos. Le había soltado aquel discursito y se había largado del comedor.
¿Pero cómo que había más barcos aparte del suyo? ¿Y por qué no estaba segura en tierra? Pero entonces vio a Max pararse junto a un camarote, pero no era el suyo. Entró en el camarote, alguien le saludó. Hubo algunos segundos de silencio y hubo un golpe seco. Entonces Max salió de nuevo del camarote y corrió hacia cubierta. Melodie entró rápidamente en el camarote, y al entrar se quedó paralizada. Pierre estaba tirado en la cama. Alguien había rebuscado en todos los cajones, desencajando alguno y tirándolo al suelo. Melodie gritó al ver el cuerpo. Salió del camarote y caminó hasta cubierta. Pero allí no había nadie. Max había desaparecido. Se había esfumado.
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Ainhoa se despertó de repente, y nada más abrir sus ojos observó a Ulises, que estaba sentada junto a ella, con los ojos medio cerrados.
_ ¿Vaya, ya te has despertado? –sonrío el muchacho- ¿Qué tal está la embarazada?
_ Bien… ¡Pero cállate, imbécil! –gritó Ainhoa al escucharlo- No vaya a ser que se vaya a enterar mi padre, que aún no se lo he contado. Me enteré ayer, al hacerme el test. Aún así, sigo enfadada contigo. Lárgate o explícamelo todo, tú decides.
_ Ainhoa, si no te había contado es porque no podía. Ella y otro hombre me ayudaron a encontrar a mi padre, por eso me embarqué aquí como polizón. Tan sólo me pidieron algo a cambio. Que jamás contase nada y que si volvía a verles hiciese como que no les conocía. Yo acepté…
_ ¿De verdad, tan sólo fue eso? ¿No hay nada más?
_ No, te lo juro.
Entonces Ainhoa le abrazó fuertemente, sonriendo. Pero entonces el walkie que llevaba Ulises en el bolsillo comenzó a sonar.
_ ¿Qué pasa?
_ ¿Puedes venir? Te necesitan en el edificio. –se escuchó la voz de Max-
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Vilma estaba paralizada, y le apretaba el brazo a Piti. El hombre seguía ahí parado, no sabía qué hacer. Se acercó a ellos, hablando un extraño idioma. La embarazada no entendía ni una palabra.
_ ¿Pero qué estás diciendo?
_ ¿Tú española? –contestó el hombre, que hablaba con acento ruso- ¡Ah! Yo tengo prima española. Sé un poquito.
Vilma se quedó cortada. Piti seguía flipando.
_ Debemos salir de esta isla. Más hay aquí. Más supervivientes. Y no son buenos. Tripulantes compañeros dejaron-me aquí tirado. Yo, capitán del Estrella Sirrah.
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Julia estaba de nuevo en cubierta, mirando constantemente por los prismáticos. Entonces observó cómo una gigantesca ola se acercaba hacia ellos. Y por si eso fuera poco, al mirar al agua observó una mancha de sangre. Se acercó algo más al agua, y observó una aleta bajo la superficie de la misma. ¡No se lo había imaginado! Algunos días atrás había visto una aleta al volver del edificio… Había algo en el agua que se estaba comiendo a los peces.
_ ¡Ricardo, corre, avisa rápidamente a De la Cuadra! ¡Viene un tsunami hacia nosotros!
_ ¿Un tsunami? –dijo Ricardo por el walkie- ¡Ahora mismo! ¡Cambio y corto!
Y mientras Ricardo corría por los pasillos buscando al oficial, Ulises remaba hacia el YouHao, sin enterarse de nada.
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Gamboa estaba sentado sobre la cama, pensativo. No sabía cómo podía librarse de la doctora, que sólo le había causado problemas. Ya no tenía su virus, ya no tendría forma de amenazar a nadie más. Y además, al casarse con el capitán, ahora Julia era una desertora del Proyecto. Una idea se le pasó por la cabeza.
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Algunos minutos más tarde[/u]
Una gigantesca ola apareció rápidamente junto al Estrella Polar, pero éste solo se movió bruscamente. No ocasionó daño alguno. Pero en el YouHao entró el agua a las plantas inferiores, y los cristales se reventaron. Las mesas salieron disparadas, pero afortunadamente aquellas plantas estaban vacías. Ricardo, tras ver pasar al tsunami, dio orden de elevar anclas y poner rumbo a tierra.
Mientras, Ulises caminaba por la planta 120.
_ ¿Dónde estás, Max?
_ Estoy en la sala de calderas. –decía la voz de Max- Hay una fuga. Ven rápido, por favor.
Ulises fue rápidamente hasta allá, pero al entrar no había nadie. Entró, llamando al susodicho. Y entonces alguien le golpeó con una linterna en la parte frontal de la cabeza, dejándolo inconsciente al instante. Ulises cayó desmayado al suelo, con una pequeña brecha en la cabeza, de la que emanó algo de sangre. Max río débilmente. Ulises se había reconciliado con Ainhoa, pero a ver cómo se las apañaba para reunirse con ella ahora… Cuando se despertara, ya estarían lejos de allí. Max echó a andar, bajó las escaleras, se echó a una barca, llegó junto al Estrella y subió a bordo, cogiendo la barca y colocándola en cubierta.
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Julia comenzó a besar a Ricardo, mientras éste le desabrochaba rápidamente la chaqueta. Siguió por la camiseta y la doctora hizo lo mismo, cerró con llave la puerta y siguió besándolo. Se lanzaron a la cama.
Que bien lo has arreglado. Max es malo... No irás a dejar a Ulises ahí ¿no?
Lo haces muy bien.
Porfiiii siguelo pronto que me encanta!