Fanfic Ulises y Ainhoa El Barco

Jueves, por fin.
Ainhoa no podía soportar más seguir viviendo en su casa de Madrid, todo le recordaba a su madre. Además, como su madre era muy sociable, el 90% de las personas que se encontraba por la calle mientras iba al colegio le daban el pésame.
Necesitaba salir de ese lugar ya, más que nada para desconectar un poco.
Así que a su padre, Ricardo Montero, capitán del buque escuela Estrella Polar, se le ocurrió irse con sus hijas de travesía para olvidarse un poco de su mujer. A sus hijas le vendría bien, y a él también, así que decidieron hacer un "viaje familiar" durante dos meses.







Ulises fue a dejarle flores a su madre antes de colarse en el buque escuela Estrella Polar como polizón. Hacía tiempo que un hombre alto, rubio, de ojos marrones y muy bien vestido con un traje negro le había dicho que si quería conocer a su padre biológico tendría que subirse en ese barco. Él se negó rápidamente porque su madre estaba muy enferma y no quería dejarla sola en sus últimos días de vida, pero ahora que ya descansaba en paz, decidió hacerle caso a aquel hombre tan extraño al que no conocía de nada.
Tenía curiosidad en saber cómo era ese hijo de puta que dijo que se iba a por tabaco pero nunca volvió. No sabía si cuando le viera el careto se lo partiría, o simplemente le diría, hola papá. Lo que si sabía era que si quería subirse en ese barco se tenía que darse prisa.
-Por fin voy a conocer a mi padre, mamá. Espero que sea tan buena persona como tu decías que era y que no me meta en la cárcel cuando me vea aparecer por allí sin haber pagado un duro. Te quiero, mamá. -Dicho esto le dejó un ramo de flores sobre su tumba y se fué.
Le esperaba un largo viaje.







-Ainhoa, ¿estás lista? ¡Que el capitán tiene que llegar el primero! -Le gritó su padre desde la parte baja de las escaleras.
-Sí papá, ya bajo. Es que no me decidía en qué camiseta ponerme. -Le respondió la chica.
-Eres igual que tu madre. Me recuerdas tanto a ella... -Se secó una lágrima disimuladamente para que su hija no le viera y acto seguido cogió las maletas y las metió en el coche. Al abrir la puerta se dió cuenta de que su hija pequeña, Valeria, no estaba sentada donde él la había dejado hace menos de cinco minutos.
-¡Valeria! Venga, que tenemos que irnos. ¿Dónde estás?
-Aquí papá. -Dijo la niña. Es que se me olvidaba mi bicicleta.
-Hija, que en un barco no se puede ir en bicicleta. ¿No ves que los pasillos son muy estrechos?
-Es que la bocina me recuerda a mamá. Fuimos a comprarla hace poco al chino de la esquina. Fue su último regalo. -Dijo la pequeña.
Ricardo y Ainhoa se miraron con una sonrisa y, finalmente, el capitán dijo:
-Bueno, si no cabe por los pasillos cabrá por cubierta, ¿no crees? -Le dijo con una sonrisa.
-¡Claro papi! -Dijo la niña también sonriente.
Ricardo metió la bicicleta en el coche y por fin metió primera para salir pitando.







Por suerte, el tren no se había retrasado y Ulises llegó justo a tiempo a puerto.
Se colgó una mochila a la espalda y salió corriendo. Lo tenía todo planeado.
Mientras corría hacia una de las cajas que había justo al lado del barco, se chocó con una joven. Era preciosa, tenía los ojos verdes y muy grandes y el pelo largo y castaño.
-Perdón. -Dijo Ulises mientras la miraba.
-No importa. -Dijo Ainhoa mientras se miraba el codo donde le había dado el joven con la mochila.
-¿Estás bien? -Dijo Ulises.
-Si, no es nada, en serio. De pequeña me hice cosas peores. -Dijo Ainhoa con una sonrisa.
-Vale, ¡hasta luego! -Dijo Ulises con una sonrisa.

¿Hasta luego? El otro día ví las fotos de todos los que iban a viajar en el Estrella Polar y no me acuerdo de haber visto su cara. ¿Qué habrá querido decir?
Bueno, no tengo tiempo para averiguarlo.
Cogió sus maletas y se subió por la rampa.

Holaaa! Me ha encantado tu fanfic! Es genial! Es el mejor que he leido nunca! Espero que lo sigas ehh, se nota que eres una MarioAdicta :)))

Ya estaban sonando los últimos pitidos para avisar a los tripulantes del buque escuela Estrella Polar que se tenían que subir ya.
El Barco levó anclas y por fin salió del puerto de Valencia. Todos los alumnos y marineros les decían adiós a sus familias desde cubierta. Cada vez el puerto se veía más y más pequeño.





Valeria estaba dando una vuelta por el barco con su bicicleta rosa, eso que decía su padre de que las bicicletas no cabían por los pasillos de un barco era mentira, porque ella entraba y salía perfectamente de unos lugares a otros. Estaba pasando por una puerta cuando oyó un ruido. Se asomó para ver qué era ese ruido y vió a un hombre alto, moreno y fuerte saliendo de una caja.
La niña ni se inmutó y empezó a hacerle preguntas a aquel muchacho.
-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Ulises.
-¿Y por qué estás en una caja?
-Estoy en una caja porque he venido buscando a una persona.
-¿A quién? -Preguntó la niña curiosa.
-Creo que se llama Julián De La Cuadra, ¿le conoces?
-¡Claro! Es mi tío, bueno en verdad solo es el mejor amigo de mi papá, pero yo le llamo tío Julián. ¿Quieres que te lo presente? -Sonrió la niña.
-No estaría mal. Por cierto, ¿cómo te llamas?
-Valeria.





Ainhoa era de las pocas personas que no estaban en cubierta, estaba dentro, buscando a su hermana. No la encontraba por ningún lado y se estaba empezando a preocupar por ella. De repente se chocó con un hombre de talla media, moreno, con los ojos marrones y barba. Le había parecido oir que era el profesor de supervivencia.
-Hola. ¿Has visto a una niña rubia por aqui?
-No, lo siento. -Le dijo con acento colombiano.
-Bueno, seguiré buscándola.
-¿Tú eras...?
-Ainhoa, Ainhoa Montero. -Le contestó ella con una sonrisa.
-Encantado, soy Gamboa, tu profesor de supervivencia durante estos 2 meses de travesía.
Ainhoa le sonrió y siguió buscando a su hermana. Ese hombre le atraía muchísimo y no sabía por qué, seguramente le doblaba más o menos la edad, tenía panza... No era su tipo, pero le gustaba.
Por fin, Ainhoa escuchó un ruido en bodegas. Se asomó por el ojo de buey sin enseñar demasiado la cabeza y vió a su hermana hablando con el chico que había conocido en el puerto.
¡Era un polizón! Ya entendía por qué le había dicho "hasta luego".
Se quedó espiándolos un rato más y parecía buena gente. Estaba hablando con su hermana pequeña de una forma muy tierna y divertida.
A parte de eso, era guapísimo. Le gustaba bastante más que el profesor de supervivencia.
De repente, como por un impulso, Ainhoa entró en la habitación.
-Vaya... La chica del puerto. ¿Qué haces tú por aquí?
-¿Y tú? Que yo recuerde no eres un alumno, ni un trabajador.
-He venido para encontrar a mi padre. ¿Me podrías ayudar, guapa?
-Ainhoa, es buena gente. He estado hablando un rato con él para asegurarme de que no es un monstruo como el de las películas y no lo es, estoy segura. Además... es muy guapo. Hacéis buena pareja. -Le susurró Valeria al oído de su hermana, aunque Ulises la podía oír perfectamente.
Ulises se rió.
Ainhoa se puso colorada.
-Bueno que, ¿me vas a ayudar o no? -Le dijo Ulises.
-Te voy a ayudar, pero a mi manera. Primero voy a ir a hablar con mi padre. -Le dijo Ainhoa.
-De acuerdo, gracias. -Le dijo Ulises con una sonrisa.
Ainhoa le sonrió.
-Valeria, vámonos. Coge la bicicleta.

esta increible siguelo

Precioso me encanta! Síguelo pronto! Enhorabuena de verdad esta genial.

Tia, es genial! A ver si haces un maratón ehhh!:)) Suerte;)






OPM<3

Ainhoa cogió la mano de su hermana y se dio la vuelta para irse.
Por el camino, iba hablando con ella:
-¿Te gusta? -preguntó la niña.
-¿Cómo? -dijo Ainhoa.
-¡Que si te gusta ese chico!
-¿A qué viene esa pregunta?
-A que hace mucho que no te veía con esa sonrisa en la cara. Y ha sido ver a Ulises y...
-¡No digas tonterías Valeria! No le conozco de nada.
-Mamá siempre decía que el amor a primera vista existe.
A Ainhoa no le dio tiempo a contestarle porque ya habían llegado. Valeria salió corriendo a abrazar a su padre, que se encontraba sentado en la silla de su camarote.
Ainhoa se quedó un rato pensando en lo que le había dicho su hermana pequeña, pero su padre la interrumpió.
-¿Te pasa algo hija? -dijo Ricardo.
-Eh... Si, si. Venía a comentarte una cosa. ¿Es buen momento?
-Sí claro. Pasa. -le dijo su padre mientras hacía un gesto con la mano para que se sentara.
Valeria, ¿por qué no te vas a jugar un rato con Burbuja? Que creo que ha encontrado un nuevo juego en bodegas.
-¡Vale papi! Adiós.
Cuando la niña se fue, Ainhoa empezó a hablar.
-Verás papá, es que...
Pasó un rato y Ricardo ya estaba empezando a desesperarse.
-¿Me puedes decir que leches pasa Ainhoa? Me estoy empezando a preocupar.
-Pues que...
-¡¿Que qué?!
-Que hay un polizón en bodegas. Dice que es el hijo del tío Julián y parece buena gente.
-¿Cómo? ¿Desde cuándo lo sabes?
-Desde ayer. -dijo Ainhoa bajando la cabeza.
-Vale. Llévame con él.
-De acuerdo.
Ainhoa llevó a su padre a la bodega donde estaba Ulises escondido.
-Ainhoa, vete. Tengo que hablar a solas con él. -le dijo Ricardo.
-Vale papá.
Ricardo vió a Ainhoa yéndose y por fin entró en la bodega.
-¿Hay alguien aquí? -preguntó. Soy el capitán.
-Hola.
-¿Quién eres?
-Me llamo Ulises.
-¿Y qué haces aquí?
-¿Quiere le versión corta o la larga?
-La corta. La larga ya me la contarás en otro momento.
-He venido buscando a mi padre, Julián de La Cuadra. Creo que es el primer oficial.
-Así es. Vale, te voy a llevar con él y le vas a contar tu historia. "Tu padre" será el que decida qué hacer contigo. ¿Está claro?
-Sí.
-Pues venga.
Ricardo llevó a Ulises al camarote de De La Cuadra. Le hizo pasar.
Al rato, los dos salieron. No sabía cómo, pero Ulises había convencido a De La Cuadra de que era su hijo.
-Mételo en el camarote del chico que no subió al barco. -dijo De La Cuadra.
-De acuerdo.
Ricardo ya le preguntaría qué está pasando, pero más tarde.
El capitán tenía demasiadas cosas que hacer como para hacer de guía turístico con Ulises, así que se lo pidió a Ainhoa.
Los dos iban andando por la zona más baja del barco cuando se metieron en el congelador sin querer y la puerta se cerró. Se estaban congelando.

Precioso, de los mejores fics que hay, por no decir el mejor. Síguelo ponto, enhorabuena!
PD: Si fueran más largos mejor!!

siguelo es precioso

Por favor, meteros en mi fanfic! Es picapiedra :(((

-Chivata... la hemos cagado. -dijo Ulises mientras Ainhoa intentaba abrir la puerta. Ainhoa puso cara de frustración y se sentó en el suelo. Aunque no tardó mucho en levantarse porque estaba muy frío. Ulises se rió.
Ulises empezó a dar vueltas por el congelador intentando encontrar algo para poder salir de ahí. No encontró una puerta mágica, ni una palanca, pero encontró algo mucho mejor: 3 botellas de whisky bien frías. Ulises sonrió y se dio la vuelta con una de las botellas en la mano. Ainhoa levantó una ceja.
-¿Qué haces? -preguntó Ainhoa.
-¿En serio piensas pasarte tus últimas horas de vida así? Pues haz lo que quieras, yo me voy a divertir. -dijo mientras abría la botella y daba un buen trago.
Ainhoa le miró y decidió hacer lo mismo. Ella sabía perfectamente que tenía razón.
Una hora después los dos ya estaban lo suficientemente borrachos, y si querían estarlo más aún no podrían porque ya se les habían acabado las "provisiones".
-¿Entonces? -dijo Ulises balbuceando.
-¡Te he dicho que no te voy a responder a esa pregunta!
-Venga chivata, ¿qué más te da? Venga, ¿quién te gusta?
-Nadie. -mintió Ainhoa.
-¿Segura? -dijo Ulises mientras se iba acercando a ella.
-Si, se...
Ainhoa no pudo terminar la frase porque Ulises ya la estaba besando. Ulises se separó dudoso, pero Ainhoa le acercó la cabeza cogiéndole de la nuca y empezó a besarle otra vez. Empezaron a quitarse la ropa sin saber muy bien lo que hacían. Borrachos y ya algo más calientes que cuando entraron en el congelador hace dos horas, empezaron a hacer el amor en el suelo frío. Aunque ya les daba igual la temperatura del suelo.
Al cabo de una hora, Ulises estaba tumbado junto a Ainhoa. Los dos se estaban riendo mientras se daban besitos y caricias. Ulises, mirando al techo, vió un detector de humos.
-He tenido una idea. -dijo Ulises mientras se levantaba del suelo.
-¿Qué? -preguntó Ainhoa.
-Hay que quemar la ropa.
-¿Perdón?
-Vamos, no te pongas vergonzosa ahora que te acabo de ver hace menos de diez minutos.
-Pero, ¿para qué quieres quemar la ropa?
-Porque todos los barcos de madera -comenzó a explicarle Ulises- tienen un detector de humos cada 5 metros. Y, efectivamente, aquí hay uno. Si lo hacemos saltar alguien vendrá a ver qué está pasando y tendremos una oportunidad de salir.
-De acuerdo. -dijo Ainhoa mientras se quitaba la camiseta.
Ulises hizo lo mismo.
Pusieron el montón de ropa justo debajo del detector de humos y la quemaron. Pasaron unos 4 minutos hasta que Ricardo abrió la puerta. Ainhoa, al darse cuenta de que era su padre el que venía en su búsqueda, disimuló, bastante bien, la borrachera que llevaba encima.
Ulises hizo lo mismo para no delatar a Ainhoa. Por fin, salieron de ahí, y cada uno se fue para un lado sin decir una palabra.

Ainhoa estaba dándose una ducha de agua fría para bajar la borrachera. Mientras el chorro de agua le caía en el cuerpo, no se estaba duchando. Estaba pensando.
"No me lo puedo creer. Me he acostado con Ulises. ¿Qué me está pasando? Yo en tierra no era así, me pensaba las cosas antes de hacerlas. ¿En qué momento se me ocurriría coger esa botella de whisky? Además me ha visto mi padre, qué vergüenza. Pero si yo no me acuesto con un tío a no ser... que me guste. ¿Gustarme Ulises? Que va, pero si es un niñato. Bueno, lo que tengo que hacer es buscarme a otra persona para olvidarme de lo que ha pasado. Salir con otro tío para que Ulises se de cuenta de que entre nosotros no hay nada a pesar de este "encuentro". Ya encontraré a alguien, hay muchos chicos en el barco."
Siguió dándose una ducha, ya se le había bajado un poco la borrachera.






Ulises subió, tambaleándose, a cubierta y se tiró al mar. Él no necesitaba una ducha, necesitaba pensar. ¿Qué sentía por Ainhoa?
Bueno, fuera lo que fuera, seguramente ella no sentiría lo mismo.

alaaa!!! que pasada de fanfic, me encanta! siguelo prontoo. besitos...

esta muy bien este fic sigue cuando puedas

siguelo pronto poorfa

precioso siguelo cuando puedas

Pipipipipi.
El despertador.
Ainhoa lo apagó con rabia y después se volvió a dormir. No tenía ganas de ir a clase. Pero su sueño duró poco porque Vilma fue a despertarla.
-Ainhoa, ¿te pasa algo?
-No... Es sólo que tengo muchísimo sueño. No he dormido en toda la noche.
-¿Por qué no has dormido?
-No lo sé. -mintió. En realidad sí lo sabía, era por Ulises. Ella no estaba enamorada de él, o eso creía.
-Bueno, sea lo que sea, vamos a desayunar. Que ya sabes la mala leche que tiene Gamboa por las mañanas.
Las dos se rieron y fueron a desayunar.

Las dos jóvenes se sentaron en la mesa junto con Palomares, Ramiro, Estela y Piti.
-¿Os habéis enterado? -dijo Piti.
-¿De qué? -preguntó Estela.
-Ulises y la doctora están juntos. -confesó Piti.
-Tío, ¿tú cómo lo haces para enterarte siempre de todo? -preguntó Palomares divertido.
-Los genes de mi madre tío. -dijo Piti riéndose.
Ainhoa no estaba prestando atención a esa conversación, para ella en ese momento estaba sola en el barco. "¿Está saliendo con la doctora? ¿Y yo qué? ¿Ya se ha olvidado de mi? He sido un polvo pasajero... Pues yo no me voy a quedar mirando cómo son felices. Si quiere celos los va a tener. Saldré con el primero que salga por esa puerta."
Salió Burbuja.
"Bueno... es una expresión."
Terminaron de desayunar y entraron en clase de supervivencia.
¡Gamboa! Él podría servir. Ulises y él se llevan fatal, y hace unos días que me mira más de lo normal. Pero a ver cómo se lo pido... Que vergüenza. Es mi profesor.
No le hizo falta pensarlo mucho, porque el profesor de supervivencia se le acercó por la espalda y empezó a acariciarle el brazo. Ya estaban solos en el aula y nadie podía verlos.
Ainhoa cerró los ojos.
De repente, el acento colombiano de Gamboa apareció en su cabeza.
-Señorita Montero, está usted más guapa de lo normal hoy, ¿no le parece? ¿Le gustaría salir esta noche conmigo y dar un paseo por cubierta?
Ainhoa se dio la vuelta y le sonrió.
Gamboa interpretó esa sonrisa como un sí y empezó a caminar para salir por la puerta, pero antes se dio la vuelta y le dijo: A las 10, cuando todos estén dormidos.
-De acuerdo. -respondió Ainhoa.






Ulises salió del camarote de la doctora mientras se ponía la camiseta. Habían pasado la noche juntos y ella aún seguía dormida.
Mientras abría la puerta se chocó con Gamboa. Los dos intercambiaron varias miradas y después cada uno se fue para un lado.
Ulises iba andando por el pasillo que llevaba a la sala de mandos cuando se chocó con Ainhoa. Ella le sonrió y acto seguido él hizo lo mismo.
Siguió su camino hasta llegar al lugar donde le tocaba guardia.

Después lo sigo que tengo que estudiar!

estta muy bien sigue cuando puedas
y gracias por el fic
lo haces muy bien
besitos

chulisimo siguelo porfi