Es una vergüenza

Todos sabemos que Telecinco ha emitido gran parte de la octava temporada de La que se avecina entre los meses de octubre y diciembre del año pasado y que, como ya hizo en años anteriores, ha permitido que la serie le de la vuelta a la canción y se fuese de casa por Navidad. Hasta ahí bien.

Lo que me parece inconcebible es que estemos a 23 de febrero y todavía no haya reanudado su emisión. Y no sólo eso, sino que la causa de esta incertidumbre sobre su regreso se deba, además del pavor que experimenta frente a su máxima competidora Velvet, a la preferencia injustificada que se le ha dado a un programa tan aclamado como bochornoso, como es Gran Hermano. Me parece muy bien que Telecinco haga alardes de su pasión por la telebasura y reviente con ella los audímetros, emitiendo dicho programa y semejantes a todas horas y torturando hasta aquellos que intentan no saber nada del tema; pero por favor, si te has comprometido a emitir una temporada de una serie que te está aportando gran parte de tus ingresos, que menos que respetarlo. ¿Es que no hay ningún contrato firmado? Me parece muy bien que una cadena decida estrenar, emitir o cancelar un proyecto, de la productora que sea, pero jugar de esta forma con su programación durante la emisión de una temporada me parece alucinante.

Ya lo hizo en su momento con la misma serie, cuando dejó colgados los últimos episodios de la segunda temporada por los datos tan bajos de audiencia que registraba. Al menos la causa de la cancelación, en ese caso, provenía de la serie en sí, y no de la ambición de la cadena de querer cederle el paso a semejante demoledora de cerebros.