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RELATOS PLUMA ROJA resultados AR y su identidad

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#0
Selene2
Selene2
01/07/2011 09:43
Chicas, comienza la publicación de los relatos sobre la identidad secreta de nuestro héroe favorito.

Las participantes, por orden alfabético son:

ARTEMISA
CAMPELLO
CLOUD
CUTISAN
GEDEON
MEULAR
MIRI1309
PIRULETA
RQRQ
SELENE

Obviamente, yo no voto.
#1
Selene2
Selene2
01/07/2011 09:47
AGUILA ROJA Y SU IDENTIDAD.



Aquella mañana de Mayo, Margarita estaba ensimismada con sus pensamientos no podía dejar de acordarse del beso que recibió en el tejado. Si no hubiera sido porque al bajar vio a Gonzalo en su cama juraría que había sido él.

En palacio, Catalina la saco de sus pensamientos ella siempre sabía cuando le ocurría algo. Le contó a Catalina lo sucedido, esta se quedo sorprendida contestándole, “hija mía lo tuyo es un no parar, el prometido, el cuñado y ahora El Águila” Catalina le quito la idea de la cabeza, “Gonzalo!!! Imposible”, no le veo yo saltando por los tejaos.

Sin ellas sospechar nada, Lucrecia estaba escuchando toda la conversación. Ella tampoco creía que Gonzalo fuera Águila Roja pero se quedo pensativa, y su cabeza volvió a recuerdos de la infancia, como era Gonzalo de Montalvo, su huída después de lo sucedido con Margarita. El tiempo que estuvo fuera era un verdadero misterio, solo sabía que se había hecho maestro y que realizó varios viajes y poco más... siguió con sus pensamientos y recordó los acontecimientos ocurridos recientemente, como Águila Roja salvo al Rey de la lógia…. Intentaría averiguar algo más.

Lucrecia trazo un plan, si Gonzalo era el Águila Roja como buen samaritano del pueblo y fiel al Rey acudiría en su ayuda. Le tendería una trampa, utilizaría a su criado Satur. Sabedora de que este era la persona de confianza del maestro, además de tener fama de curioso,.

Con una excusa, mando llamar al criado de Gonzalo, cuando le vio entrar en palacio hizo que le pasasen a sus aposentos. Sabiendo de la curiosidad del criado había dejado un carta sin membrete ni firma alguna, en ella se explicaba que en la última visita del El Rey de Francia, le escuchó hablar con sus hombres de confianza que deseaba acabar con la vida del Rey Felipe IV de una vez por todas e introducir en España la Monarquía de los Borbones. Aprovecharían el día San Isidro que el Rey saldría de caza en los alrededores del escorial.

Satur cayó en la trampa de Lucrecia, leyó la carta y le hizo saber a su amo de su existencia y lo que allí se contaba. A Gonzalo le pareció muy extraño, desconfiado de todo, pero accedería a ir al bosque. No era el día más indicado la boda de Juan y Margarita se celebraría en esa fecha. Tendría tiempo, averiguo que el Rey iría temprano así podría estar de vuelta para asistir a la boda.

El día indicado Gonzalo le dijo a Satur que el no fuese podría levantar sospechas, le necesitaba en casa, para encubrirle.

Una vez en el bosque se dirigió al coto privado de los Austrias, le llamo la atención la calma que se respiraba, encontró en un árbol una capa roja colgada, se bajo del caballo y una vez debajo de ella cuándo tiro de la capa, se hundió cayendo en una trampa.

Se dio cuenta del error pero era demasiado tarde, intento salir lo más rápidamente posible, cuando miro hacia arriba lo que menos se podía imaginar es el rostro que le observaba, la cara de Lucrecia.

Esta había pagado a uno de sus cocheros para que cavase el agujero. Se sintió triunfal le desafío, o te descubres o llamo al Comisario y sus hombres. Gonzalo se sintió atrapado prefería enfrentarse a ella antes que a Hernán por los daños que le pudiese ocasionar a su familia.

Un vez arriba, Gonzalo decidió mostrar sus rostro a Lucrecia, ella no salía de su asombro no podía creerlo, sus manos empezaron a temblar, si apenas darse cuenta bajo el arma con la que apuntaba a Gonzalo. Este aprovecho para arrebatársela, podía matarla allí mismo, pero algo se lo impedía. La soltó despacio, una vez cara a cara Lucrecia se sintió satisfecha y triunfal, le tenía a su merced. Gonzalo se la quedo mirando, “Que harás ahora, se que no me puedo fiar de ti”.

Lucrecia podría chantajearle y él lo sabía.. Pero Gonzalo la sorprendió con algo que jamás hubiera sospechado, le hablo de que sabía que el verdadero padre de Nuño no era el Marqués, el rostro de Lucrecia no pudo disimular su extrañeza y su furia diciéndole que era mentira, y no lo podría demostrar.

Gonzalo en la búsqueda de sus orígenes había encontrado unos documentos que hablaban del Marqués de Santillana tratado por un médico, el mismo que atendió a su madre en el convento, donde se reflejaba el problema testicular del Marqués y su impedimento par tener hijos.

Le dijo a Lucrecia puedo probarlo y lo haré si es necesario para salvar a los míos.Las sospechas de que Nuño no era hijo suyo, la hizo recapacitar, su fama de amantes en la Corte era muy conocida, no quería que su hijo pasase por ello, y menos que llegará a oídos de su suegra, seria un arma letal para arrebatarles todo lo que tenían y el título de Marquesado a su hijo. Al menos no sabía que Hernán era el padre.

Lucrecia más serena llego a un acuerdo con él, que guardaría su secreto pero el tendría que guardar el suyo. Le dijo que que siempre le había amado y siempre la rechazó. Al menos ella lo había intentado. Tu vas a dejar que hoy la mujer que amas se case con otro, sin mover un dedo y sin intentarlo, además sé que esa mujer también esta enamorada de ti.

Lucrecia se despidió de Gonzalo dándole un beso que este no rechazo, permaneciendo impasible.

Gonzalo se quedo solo, pensando lo que Lucrecia le había dicho. Era necesario que Margarita supiera la verdad más adelante ya no tendría solución. . El ruido de los caballos, le saco de sus pensamientos el Rey se acercaba con su grupo de caza. Corrió a casa para hablar con Margarita. Le contaría la verdad de su identidad y del beso en el tejado y le confesaría sus sentimientos.
#2
Rqrq
Rqrq
01/07/2011 11:19
bravobravobravobravo
#3
Meular
Meular
01/07/2011 13:38
Selene que bien te sienta el veranito, cambio de look.

Muy buen relato, me ha gustado mucho, que obsesión tenemos con el mes de Mayo......no se posibles escritoras Miri, Gede, Artemisa, ains, no sé por quien decidirme,.....
voto por Cutisan.
bravobravobravobravobravo
bravobravobravobravobravo
#4
Artemisa97
Artemisa97
01/07/2011 14:06
Muy bueno, nunca se me habría ocurrido que usara lo de Nuño, la esterilidad si, pero el chantaje no.
#5
Piruleta87
Piruleta87
01/07/2011 15:52
Que bien!!! Llega el verano y empezamos reto nuevo :)
Ahora que he terminado el curso y las oposiciones tengo mas tiempo para leer con calma los relatos

Lucrecia... lo de esta mujer es un no parar, si no esta tramando algo no se queda tranquila
Pues yo voy a votar por Miri
#6
Artemisa97
Artemisa97
01/07/2011 22:38
Pues yo por Miri, que total ya estoy en el ríoXD
#7
gedeon068
gedeon068
02/07/2011 08:07
¡Qué nivelazo por favor!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!. Me ha gustado mucho y me he quedado con ganas de saber más, porque sé que no es mío pero bien pudiera haberlo escrito yo por el final abierto.

El hecho de que sea Lucrecia quien descubre a Aguila me lleva a pensar que es de Artemisa, y el giro que da la historia con el problema testicular del Marqués de Santillana me ha parecido muy bueno.

Mi voto para Artemisa.
#8
Cloud09
Cloud09
02/07/2011 09:24
Lo reconozco, me he reído mogollón. Pobre marqués, cornudo, asesinado, mal enterrado...y encima con problemillas testiculares...jajajaja El pobre se lo ha llevado todo.

Me ha gustado el relato. Siempre pensé que la última que debería enterarse era Lucrecia, por aquello de ser la mala malísima. Pero no había yo pensado en chantajearla con lo que más le duele, su hijo. Enhorabuena!!!

Y ahora lo de la autora... ni puñetera idea. Me da la "espinita" cuando pienso en Cutisan. así que voy a votar por ella.
#9
cutisan
cutisan
03/07/2011 11:22
Bueno bueno, me encanta el relato y además parace ser que para algunas lo he escrito yo. Ya me gustaría .. Bueno voto por Artemisa. bravobravo

Felicidades a la autora.
#10
campello2010
campello2010
04/07/2011 22:40
Me ha encantado el relato, felicidades a la autora, nunca me habia imaginado que el conde tuviera problemas para tener descendencia.

Ahora viene la parte díficil como investigadora seguro que no sería capaz de ganarme la vida.

Yo creo que ha sido Artemisa.
#11
tukk
tukk
05/07/2011 00:51
Esto lleva la firma de Artemisa si. La lleva tatuada.

Magnífico relato, ojala le descubra Lucrecia y sin embargo mantengan el secreto ambos... sería maravilloso.
#12
Artemisa97
Artemisa97
05/07/2011 00:55
No es mio, pero claro, se lee marquesa y ya dicen: ¡Artemisa! (Lo comprendo, yo lo también lo haría)
#13
Meular
Meular
05/07/2011 18:16
¡¡¡Huy!!!!! Artemisa no puede ser, no dejaría que nadie chantajease a su marquesa, Miri o Cuti y sigo votando por Cuti.....
#14
Selene2
Selene2
05/07/2011 18:21
eso eso a opinar que es gratis
#15
campello2010
campello2010
06/07/2011 10:31
¿Donde esta la contable?. ¿Te has vuelto a ir de vacaciones?

¡¡¡¡Muchachaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa sal de donde estes!!!. Que te toca hacer el recuento.
#16
Rqrq
Rqrq
06/07/2011 11:01
Toy más liá que Satur, que ya es, jajaja

Yo voto por .... jo, votaría por Gede, por lo de ser su personaje no o na más, jajaja, que dificil anda la cosa

Voy con el recuento ...

Cutis 2 (Meular, Cloud)
Miri 2 (Piruleta, Artemisa)
Arte 3 ( Gedeon, Cutistán, Campello, Tukk)
Gedeon 1 (Rqrq)
#17
Selene2
Selene2
06/07/2011 12:01
Esta tarde os pongo el segundo
#18
campello2010
campello2010
06/07/2011 13:24
Selene gracias por adelantado.

La contable que se relaje un poco que con esos estreses y la calorina que hace a ver si le dá un soponcio.
#19
Selene2
Selene2
06/07/2011 16:35
Aquella noche Irene se había retirado pronto a su habitación después de la cena, alegando que estaba cansada y quería irse adormir pronto. En realidad no tenía la más mínima intención de acostarse, pero sabía que mientras ella se encontrase delante Hernán y Lucrecia seguirían jugando al ratón y al gato. Y quería descubrir qué era lo que pasaba realmente entre ellos.
Una vez solos en la sala, sentados frente a la chimenea y con Irene firmemente apostada al otro lado de la puerta, no tardó mucho Lucrecia en abrir fuego contra su enemigo.
- Se te ha vuelto a escapar. ¿Cuánto más piensas esperar para atraparlo? – la marquesa había comprobado una vez más aquella tarde cómo el Águila Roja dejaba en evidencia a los guardias del comisario, consiguiendo liberar frente a sus ojos y sin que nadie hiciese nada por impedirlo a un par de ladronzuelos que habían estado cazando en las tierras del palacio.
- Mis hombre y yo hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano para atraparlo – Hernán sabía que tan pobre excusa no haría sino incendiar aún más el arrebatado carácter de Lucrecia, pero la verdad es que no tenía nada más que ofrecerle: había vuelto a fallar.
- ¡Pues se ve que no es suficiente! Nunca es suficiente… - Lucrecia se había dejado caer en la butaca. Bruscamente abandonada por su ira, su mente se encontraba inmersa ahora en otra lucha: la que mantenía consigo misma por no haber conseguido retener a Hernán a su lado.
- Tal vez eres tú la que no está a la altura – cansado de la historia del perro del hortelano, Hernán se levantó y se dirigió a la puerta. A punto estuvo de volver sobre sus pasos cuando oyó a Lucrecia sollozar a su espalda, pero finalmente no lo hizo, saliendo al pasillo y enfilando la dirección a su alcoba, sin percatarse que tras una de las cortinas asomaban tímidamente los pies de su esposa, que había tenido el tiempo justo para esconderse y que ahora buscaba aterrorizada una buena excusa para llegar a la habitación después de Hernán.
Irene corrió hacia su habitación, utilizando los mil y un pasajes secretos que tenía el palacio, pero cuando abrió la puerta Hernán ya la estaba esperando.
- ¿Dónde estabas? – Hernán había caído preso de unos celos incontrolables, que le habían invadido al llegar a su alcoba y no encontrarla.
- No podía dormir y salí a dar un paseo – Irene sabía que su aspecto la traicionaba, todavía tenía la respiración agitada y ni siquiera se había cambiado de ropa, pero por el camino no se le había ocurrido nada que decir.
- Yo me preocupo por ti, ¿y así me lo pagas? – se juró a sí mismo acabar con el desgraciado que le hubiese puesto una mano encima, convencido como estaba de que le había engañado con otro.
- No he hecho nada malo – Irene tenía ganas de gritar, de que todo el mundo se enterase de lo que había entre su maridito y la marquesa, pero sabía que si confesaba haber estado espiando, el castigo sería aún peor. La muchacha retrocedió instintivamente cuando se dio cuenta de que Hernán se dirigía a su lado.
- ¿No querías pasar la noche fuera? ¡Guardias! – en mitad del pasillo, Hernán llamó a sus hombres para que echasen a Irene a la calle. La chiquilla lloraba y se quejaba mientras la llevaban a empujones por los pasillos y finalmente cerraban la puerta dejándola sola en mitad de la noche.
Irene se acurrucó en el vano de la puerta, maldiciendo su suerte e intentando guarecerse sin mucho éxito de la fina lluvia que comenzaba a caer. Pronto se dio cuenta de que no podría pasar allí la noche, y se levantó dispuesta a rodear la casa y resguardarse en las caballerizas.
Decidió atajar por los jardines, ya que cada vez llovía más. Pero pronto acabó desorientada entre la lluvia y la noche. Se internó entre los arbustos que crecían a un lado del camino con la intención de encontrar la dirección de vuelta a la casa y, después de lo que le pareció una eternidad, consiguió dejar las ramas atrás, pero sus pies no encontraron suelo firme sobre el que apoyarse. Y con un grito desgarrador se precipitó al agua de la fuente, que pronto la envolvió por completo.
Pataleó y luchó con todas sus fuerzas por salir a la superficie, pero sus ropas mojadas pesaban demasiado. Debido a la angustia que atenazaba su pecho estaba a punto de desistir cuando dos fuertes brazos tiraron de ella hacia arriba sacándola del agua.
Águila Roja consiguió sacar a Irene de la fuente antes de que fuese demasiado tarde, pero, para su sorpresa, la damisela en apuros que acababa de rescatar no sólo no se mostró encantada ante su hazaña, sino que comenzó a retorcerse y a patalear mientras arañaba su cara y soltaba manotazos a diestro y siniestro.
- ¡Ha sido culpa tuya! ¡Por tu culpa Hernán ha discutido con Lucrecia y me ha echado a la calle! – Irene, rabiosa y dolorida aún por la caída, seguía revolviéndose al tiempo que intentaba levantarse del suelo, tarea que no le estaba resultando nada fácil debido sobre todo al vestido mojado, que entorpecía sus movimientos en gran medida.
- ¿Por mi culpa? ¿Pero qué he hecho yo? – un atónito Águila Roja no salía de su asombro mientras se esforzaba por esquivar los manotazos de Irene. Pero no se esperaba la reacción violenta y desesperada de la joven, que durante el forcejeo consiguió arrancar de su rostro la máscara que lo protegía, desvelando su verdadera identidad.
- Tú… - sorprendida por el descubrimiento que acababa de realizar, Irene dejó de debatirse mientras intentaba encontrarle un sentido a todo aquello. No podía creer que Gonzalo de Montalvo, el maestro de la escuela, el viudo que parecía no haber roto un plato en su vida y que suspiraba por Margarita por los rincones de la villa fuese en realidad el Águila Roja.
Y Gonzalo, aprovechando que ya no luchaba, cogió a Irene y sin que la muchacha fuese realmente consciente de cómo había llegado hasta allí, pronto se encontró en la guarida.
Y ante el asombro de Irene, Gonzalo sintió la necesidad de sincerarse con ella, de contarle cómo la muerte de Cristina había vuelto a encender los rescoldos de un fuego que creía apagado y había nacido así el justiciero enmascarado de la villa.
Tras la historia, Gonzalo se sintió cansado, había vuelto a recordar viejos sentimientos que aún le hacían daño y se vio inmerso en su propio dolor. Por eso no se dio cuenta de que Irene se había levantado y curioseaba por la guarida.
- Yo he visto antes una pulsera como esta – la afirmación de Irene sacó de sus cavilaciones a Gonzalo, que ansioso se acercó a la muchacha, pensando que tal vez no había estado tan mal que Irene le hubiese descubierto si así conseguía descubrir quién era en realidad.
#20
Artemisa97
Artemisa97
06/07/2011 17:26
¡La mojigata?
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