RELATO- pensamientos de GONZALO HACIA MARGARITA

Hola chicas.. que tal anda la vida por los tejaos de la villa.????

Hace mucho tiempo que no visitaba a mis compañeras..- cosas del trabajo, ando con el AMO, DE ACÁ PAYÁ.. PORQUE EL SATUR ESTÁ ÚLTIMAMENTE QUE NO SE AGUANTA... pobre Satur.. entre La Estuarda, El hijo, El amo, La peste, la madre... no puede ser.. ando de un liaooooooo.

Pero me acuerdo mucho de vosotras y por eso os dejo mi nuevo relato.. un pequeño relato que se me ocurrió viendo el último capitulo de MI AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

AINSSSSSSSSSSSSSSSSSS

Ahí va.. para las amantes de CR, un amor ¿imposible?. con todo mi cariño.

Para todas vosotras..incondicionales aguileras, mis amigas ---" LAS HISTERICAS DEL TEJAO"

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—Juan no está Gonzalo, y esto es muy grave. Me puedes mirar tu?



Un escalofrío me subió de los pies a la cabeza.



Estaba ahí, tan cerca, quitándose la ropa frente a mí.



Toda la pasión contenida durante tanto tiempo, me sobre pasaba, estábamos solos, y ella allí, tan cerca, que podía sentir sus latidos confundiéndose con los míos.


Quería huir, como tantas otras veces había hecho. Turbado y con el alma en un vilo, aparte lentamente su largo y rizado cabello tan negro como sus ojos. Roce con la yema de mis dedos su piel, la sentí tan suave, que un estremecimiento invadió todo mi ser; el corazón me golpeaba tan intensamente, que tuve que hacer verdaderos esfuerzos para que no escapara por mi boca, la sangre me corría a borbotones acelerando mi respirar.



Al sentir su piel, todo recuerdo volvió a mí, su tacto me transporto al pasado, a revivir la primera vez que estuvimos juntos siendo aún unos niños. Dios mío, cuanto la amaba, cuanto deseaba a aquella mujer, ella era toda mi vida. Tantas veces había deseado volver a sentir el calor de su piel.

Desde que volví de mi largo viaje por ella, y me encontré que nunca más sería mía, que se había casado huyendo de las habladurías por todo lo ocurrido, para poner tierra de por medio a toda aquella amargura que estaba sufriendo, y salpicando a su familia,había sido juzgada injustamente por el pueblo haciéndola responsable de la muerte de mis padres, hasta yo la culpé por ello ... Me maldije por aquel error, el haber huido me había separado irremediablemente de la mujer de mi vida, de la única mujer que me hacía estremecer solo con su presencia, como ahora, como en ese momento en el que me mostraba su espalda desnuda frente a mí.

En aquel momento me sentí tan vulnerable. Cerré los ojos y acaricie su piel, lo había deseado tantas veces...

Recordé con pesar, como me había refugiado en su hermana… se parecía tanto a ella, su pelo, sus ojos, su bondad, que no pude evitar crear mi propio mundo. Cristina siempre supo que mi gran amor era y seguiría siendo Margarita, y que nunca podría ocupar en mi corazón su lugar, pero yo estaba tan solo. Tantas veces había acariciado a ….Cristina... imaginándome que era ella, pensando que era Margarita, había intentando suplantar su imagen, su calor, su amor, pero no lo había conseguido. Margarita continuaba anidada en mi corazón, enredada en mis venas, arraigada en mis entrañas.

Me sentí morir, cuánto dolor nos envolvía, cuánto tiempo mal gastado. Y ahora, la tenía tan cerca, la deseaba tanto. Ella me miró de reojo, le sonreí y seguí observando con detenimiento su espalda, acaricie su columna; lentamente deslice mi manos por su suave piel, sentí como se le erizaba el bello, sabía que ella sentía lo mismo que yo, me lo había confesado, escondido tras mi máscara, tras el águila me sentía más fuerte, pero en esta, mi vida, no podía hacer nada que turbara su futuro junto a Juan.… Bastante le había hecho sufrir ya.

Una pregunta me vino a la mente…¿Le pasaría a ella con Juan, lo que me pasaba a mí con Cristina? Cada vez que la había besado, cada vez que la había hecho mía, era a ella y solo a ella a la que sentía junto a mí, era a ella a Margarita la que gritaba mi alma muda de dolor. Era a ella a la que deseaba con todas mis fuerzas. Solo tenía que cerrar los ojos y la sentía junto a mí como había podido vivir así tanto tiempo.

—¿Pasa algo Gonzalo?

Sus palabras me trajeron de nuevo a la realidad.

—No, no pasa nada.

Busque un trozo de ropa que había alrededor y le cubrí la espalda.

—Margarita tranquila, no tienes nada.

—Gracias— me dijo mirándome lánguidamente a los ojos. Esos preciosos y enormes ojos tan profundos, donde me gustaría reflejarme el resto de mis días, donde me decía sin hablar lo mucho que me quería, lo mucho que me extrañaba, lo mucho que me deseaba.



Volví a sentir el aleteo del águila dentro de mi corazón, haciéndome respirar profundamente. Margarita me regaló una de sus sonrisas, una sonrisa dulce y melancólica. Le correspondí con otra de complacencia y me fui, dejándola allí, quieta y sola como siempre hacía últimamente, no quería interponerme en el ritmo habitual de su vida.



Ella no se lo merecía. Así que huí de nuevo, maldiciéndome por dentro, por haber cometido aquel error de juventud, que marcaría nuestro futuro por el resto de nuestras vidas.

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si no podéis ver las imagenes las podréis encontrar en la guarida:

http://aguilarojalaguarida.foroactivo.com/t152-relatos-de-margonzpensamientos-de-gonzalo-hacia-margarita#941

A más ver.