FanFic El Barco - La partícula de Dios

CAPÍTULO 1:

Julia estaba tumbada en su cama, con la cabeza en la almohada y la mirada perdida. La tenue luz del camarote y el silencio que reinaba en él la relajaba. Se sentía alegre, sin saber muy bien por qué. De repente, alguien picó la puerta.

-¿Doctora? ¿Doctora está ahí?
Julia se incorporó y bostezando abrió la puerta.
-¡Capitán!- sonrió- ¿Qué ocurre?
-Verá, esto es personal...

Julia arqueó una ceja.

-Es que dentro de dos días es el cumpleaños de mi hija Valeria, y ando un poco perdido.
-Le entiendo.
-De esto se encargaba Marisa, ahora me toca a mí. Y encima aquí no hay tienda de juguetes. No sé que hacer.
-No se preocupe Ricardo, yo puedo ayudarle.

El capitán esbozó una leve sonrisa a modo de agradecimiento.

-Pero ahora no ¿no?
-No, claro que no doctora, mañana empezamos.

Ella asintió.

-Bueno pues... Buenas noches capitán.
-Gracias, se puede contar con usted para todo Julia, buenas noches.

Se sonrieron y cada uno se fue s dormir a sus respectivos camarotes.



Vilma caminaba a paso lento por los estrechos pasillos del Estrella. Estaba muy cansada y tenía ganas de dormirse. Sumida en sus pensamiento, un ruido a sus espaldas la sobresaltó. En un impulso se dio la vuelta de golpe.

-¡Joder Piti! ¡Qué susto me has dado!

Ella se había asustado mucho, pero él tenía una cara como de haber visto un fantasma.

-Vilma, Vilma...
-¿Qué pasa?

Él tragó saliva.

-Es que he... He oído un ruido y...-susurró asustado.
-¿Qué coño dices Piti? No me digas que te has cagado...
-No...

Ella se giró e hizo ademán de irse, pero Piti la agarró por el brazo y la giró.

-¡Piti ya me tocas lo que no tengo! ¡Qué no hay fantasmas! Ni monstruos, ¡ni nada!
-¿Entonces qué ha sido eso? ¿Eh Vilma? Porque a lo mejor es alguien...
-Bueno y qué quieres. ¿Qué te acompañe a tu camarote, te arrope, te cuente un cuento y espere hasta que te duermas? ¡Si es que encima no estás sólo!, dile a ellos que tienes miedo, no a mí.
-No estaría mal, pero sin que me arropes, me cuentes un cuento y esperes hasta que me duerma. Es que seguramente ellos ya estén dormidos.
-¡No me extraña!- exclamó.

Vilma giró y empezó a irse.

-¡Pues si me pasa algo que sepas que es por tu culpa!- gritó Piti a sus espaldas.

La chica siguió su camino sin hacerle caso alguno. Él, por su parte, se quedó de pie mirando cómo se alejaba. Después, el pasillo se sumió en un terrible y siniestro silencio. Y acto seguido volvió a escuchar un extraño ruido tras de si.

Ricardo entró en su camarote, sigilosamente, casi de puntillas. Era ya tarde y pensaba que su Valeria podría estar ya dormida. Se fue a tumbar en su cama cuando...

-¡Papá!- el capitán pegó un saltó de golpe del susto.
-¡Ainhoa!
-¿Papá dónde estabas?- preguntó muy bajito-. Valeria me dijo que no venías y he tenido que esperar con ella a que lo hicieses. Ahora se ha quedado dormida.
-Asuntillos cariño. Venga, ya puedes irte. Buenas noches- sonrió y le dio un beso familiar en la frente.



Ainhoa, se dirigía a su camarote, por fin a dormir. Sin embargo, le empezó a doler la tripa y pensó que sería mejor ir a la cocina a tomar una manzanilla. Si no, no iba a poder descansar bien.
Dio la luz y se puso a rebuscar por los cajones y armarios los sobrecitos. No los encontraba y cada vez se sentía peor. Además, no sabía por qué, tal vez había cenado algo que le había sentado mal.
Cansada, se sentó en una silla esperando a que se le pasara un poco el dolor para poder volver a su camarote. En ese momento, alguien entró en la cocina.

-¿Ainhoa?- la hija del capitán levantó la cabeza, y así pudo descubrir que era Ulises- ¿Qué te pasa?- preguntó mientras se llenaba un vaso de agua y se apoyaba en la mesa.
-Nada... Yo ya me iba.

Intentó levantarse pero le dio un pinchazo en el estómago y se sentó de nuevo en la silla dolorida. Ulises se acercó preocupado a ella.

-¡Ainhoa! ¿Qué te pasa?
-Me duele la tripa... No sé que me pasa...
-Joder Ainhoa... ¿Te acompaño a la enfermería?
-¿A estas horas? Son casi las once... Voy mañana.
-¡Pero no vas a estar así toda la noche Ainhoa!- exclamó el polizón preocupado, luego suspiró-. No te preocupes, es urgente. Te prometo que estaré contigo en todo momento.
-Gracias...-esbozó una leve sonrisa a modo de agradecimiento.

Ulises levantó a Ainhoa con cuidado, pasó su brazo por su cuello y fueron poco a poco a la enfermería mientras la hija del capitán se retorcía de dolor.


Decidme si lo leereis y quereis que lo siga porque si no lo dejo :)
Un Saludooo

Me a encantado, síguelo

Me he quedado con ganas de más, síguelo pronto.

lo seguire cuando pueda, (mañana supongo) ,me alegro de que os guste :D

Está muy bien :D síguelo cuando puedas (mañana) según las planteado puedes dar mucha trama :)
Se te da bastante bien escribir :))

aaa si si Nagore :) yo estoy con mi gran amiga Zoraida jajaja siguelo pronto :)

By: Laura

Graciasss Zoraidaaa y graciass Lauraa!!!
a lo mejorr si saco un rato lo escriboo luegoo,pero no se seguro. La verdad es que tengo bastantes cosas en mente pero todavia nose... Se que a algunas de vosotras os gusta el ricarjulismo asi que intentaren¡ meter alguna escena (todavia no creo ee) jajajajjaja
bueno pues, GRACIAS A LAS CUATRO! me alegro de que os guste :)

Bueno aqui os dejo la segunda parte, se que se desarrolla muuuy lento para ser mas larga qeu la anterior, pero intento mejorar y el capitulo 3 sera mejor :)

CAPÍTULO 2:

Ulises llevó a Ainhoa a la enfermería, la tumbó allí y se fue a llamar a Julia a su camarote. Picó la puerta nervioso, ella le abrió en pijama y exclamó molesta:

-¡¿Qué pasa ahora?! ¡Aquí nadie puede dormir tranquila o qué!
-Doctora es Ainhoa, le duele mucho en la tripa, no sabe por qué pero se encuentra fatal. Está en la enfermería. Por favor, es una emergencia.

Ella entró un momento al camarote, se puso una bata y salieron disparados.

-Tienes que decírselo al capitán, ya me he encargo yo de ella. Seguramente habrá comido algo en mal estado...

Ulises hizo caso y de dirigió al camarote de Ricardo. Le llamó, y ambos fueron corriendo a la enfermería, donde ya estaba Julia con Ainhoa.


Piti estaba tumbado en su cama, con la manta hasta arriba, pero no se podía dormir. Había dejado de oír esos extraños ruidos, pero temía que empezarían de nuevo. Ya se lo había contado a Vilma, no le había creído, y ahora encima pensaba que estaba loco. No conforme con todo aquello, se levantó de la cama, dispuesto a buscar a la única persona que podría ayudarle.


Julia había hecho ya varias pruebas a la hija mayor del capitán, pero no encontró razón alguna para los fuertes dolores que tenía. Se retorcía en la camilla, junto a Ulises y su padre, que era un manojo de nervios.

-¡Julia! ¡Julia, haga algo!- gritaba estresado al ver a su hija pasarlo tan mal.
-¡Capitán que no sé lo que tiene! Nada le ha sentado mal, ¡y no tiene apendicitis!
-¡Pues mírala otra vez!- Ricardo empezaba a perder los papeles.
-Mire capitán, no sé lo que tiene- dijo intentando calmar el ambiente-. Sé que está muy nervioso pero lo único que se me ocurre hacer es esperar a ver qué pasa ahora.
-¡Está usted loca! ¡Cómo puede dejar así a mi hija! ¡A ver lo que pasa!- exclamaba enfadado.

Julia intentaba estar tranquila y relajar el ambiente, pero la verdad es que estaba más asustada que nunca. Para colmo, le había empezado a subir la fiebre a Ainhoa. No tenía ni idea de qué pasaría, jamás había visto algo así. Ulises se limitaba a intentar calmarla sentado al lado de la camilla donde se encontraba, mientras Ricardo daba vueltas por la habitación. Y así pasó una hora. La peor de sus vidas, pero, para sorpresa de todos, la hija mayor del capitán se quedó dormida. La doctora se acercó a ella rápidamente.

-¿Julia? ¡Julia! ¡Qué la pasa ahora!- gritó Ricardo.
-¡Está dormida! ¡Dormida capitán!- la doctora empezó a reír alegre, aliviada.
-¿Qué quiere decir?- preguntó algo más tranquilo el capitán al ver lo contenta que parecía ahora Julia.
-El sueño, ha podido más que el dolor, es probable que esté cesando. Ainhoa está mejor.

Se acercó a un armario, y sacó un termómetro, se lo puso y esperaron unos segundos.

-No tiene fiebre capitán- añadió con una sonrisa radiante tras comprobar el resultado.

Ricardo, empezó a reír, soltando todo el miedo que le había invadido por dentro. Ulises se unió a él, mientras que Ainhoa seguía durmiendo.


Piti tocó la puerta del camarote del que seguro estaba que iba a ser su nuevo cómplice. Tuvo que esperar mucho rato. Miró el reloj, a lo mejor se había pasado, eran las doce y media. Pero de repente abrió la puerta.

-¡Hombre Burbuja!
-Hohola...¿Qué... qué pasa?- dijo tras un bostezo.
-¿Te gustan los detectives Burbuja?
-Sísí... ¿Por qué?
-Porque tenemos que resolver una caso. El de... ¡un fantasma!

Acto seguido los ojos de Burbuja se iluminaron.

-¿Cómo Sherlock Holmes?- preguntó alegre.
-Casi Burbuja, casi...
-Ooh...

Esbozó una sonrisa infantil y ambos se fueron a buscar al supuesto fantasma.


Al día siguiente, Ainhoa abrió los ojos en la enfermería y pudo ver a su padre, Salomé, De la cuadra y Ulises.

-Hola...- dijo con un hilo de voz.
-Hola cariño- contestó su padre abrazándola familiarmente.
-¿Qué tal te encuentras cielo?- la preguntó Salomé acariciándola el pelo.
-Pues cansada, no lo ves...- dijo De la Cuadra.
-Dentro de poco es el cumpleaños de Valeria, mañana, para ser exactos- añadió la cocinera.

Ricardo se acordó de que su hija pequeña cumplía al día siguiente seis años, y no tenía nada preparado para ella. De repente, se empezó a estresar, no le quedaba tanto tiempo para pensar algo que hacer.

-¡Encima se habrá despertado sola!- exclamó preocupado.
-No Ricardo... Al venir he pasado por su habitación, se ha despertado conmigo y ahora estará jugando. Tranquilo. Está muy contenta de que mañana sea su cumpleaños- dijo la Salomé.

-¡Capitán!

Ricardo se volvió y vio que Julia entraba alterada por la puerta.

-Tengo que hablar con usted. Ven...- le agarró del brazo y tiró de él hasta quedarse a solas en el pasillo de la bodega-. Necesito hacer unos análisis a Ainhoa. Quiero asegurarme de que realmente está todo bien. Ha mejorado, pero sigue siendo muy extraño todo lo que ha pasado.
-Lo sé... Hágaselos.

Ella sonrió y asintió.

-Por cierto, no me he olvidado de que tengo que ayudarle con el cumpleaños de su hija- le guiñó un ojo y entró en la enfermería para sacar sangre a Ainhoa.


Unas horas más tarde, Estela y Vilma se despertaban en su camarote junto con el resto de compañeras.

-Tenemos que ir a ver a Ainhoa- dijo la rubia.
-Sí- afirmó su amiga-. Vamos luego.

En ese momento Palomares y Ramiro irrumpieron en la habitación.

-¿Habéis visto a Piti?- preguntó muy alterado el cura-. No ha dormido con nosotros. NO sabemos dónde está.

De repente, a Vilma le vino a la cabeza la conversación que tuvo con su amigo la noche anterior sobre los ruidos que escuchaba, y por un momento se arrepintió de haber pasado de él. Les contó lo sucedido a Estela, Palomares y Ramiro. Se vistieron y decidieron buscar a Piti.


En otra parte del barco, en la sala de máquinas, Piti y Burbuja dormían entre unas cajas que había allí. De repente, el barco se tambalea y el segundo se despierta brucamente.

-Pupues... No hemos enconcontrado nanada... –dice zarandeando a Piti para que despertara.
-Pues no lo sé Burbuja, yo había oído algo- bostezó.

En ese momento aparecieron por detrás Palomares, Estela, Ramiro y Vilma, que no tardó en reprocharles lo que habían hecho.

-¡Estáis locos! ¡¿De verdad pensabais que ibais a encontrar algo?!
-Bueno, al menos ahora nos aseguramos de que no hay algún fantasma. Y eso ya es algo- salió Piti en su defensa.

Se levantaron del suelo y se fueron los seis a desayunar. Para Piti todo estaba arreglado, no había fantasmas ni nada. Burbuja sin embargo, no estaba convencido del todo de ello.


Ricardo se encontraba apoyado en la barandilla de cubierta, observando el mar, que se mecía en calma. La brisa era suave y relajaba. Pensaba en todo lo que había pasado durante ese largo y fatídico día y suspiraba aliviado. Al fin y al cabo, todo había salido bien. En ese momento, oyó los pasos de alguien a sus espaldas y se giró.

-Doctora- su rostro se iluminó-. ¿Sabes ya algo de los análisis de Ainhoa?

De repente, su rostro cambió y se puso serio. Algo que hizo que Ricardo temblara en un escalofrío. Auguraba que otro problema iba a aparecer, y no iba nada desencaminado.

-Capitán- dijo Julia-. Habían envenenado a su hija.


Espero que al menos os guste :D

Síguelo pronto!! Está muy bien, ¿quién habrá envenenado a Ainhoa? Tengo muchas ganas de seguir leyendo, escribes fenomenal.

es larguito pero mejor así XD Dios, tía lo haces genial. estoy deseando ver la escena de Ricardo y Julia preparando el cumple de Valeria :D sigue cuando puedas =)

siiii por dios Nagore siguelo pronto!!!! aaaa que guay esta!!! :) escribes muy muy bien hazme caso jaja

sientooo haber tardado chicas en serio, esta semana he estado SUUUUUUUUPERO liada,peroo he continuadoo y aquí lo subooo,esperoo que os gustee

P.D. Esta semana estara poco liada :)

CAPÍTULO 3:

-¿Qué Julia? ¿Está bien mi hija? ¿Qué la ha pasado? ¿Qué pasa? ¿Pero por qué?- exclamó muy nervioso Ricardo.
-¡Capitán! ¡Capitán!- le intentó tranquilizar Julia- Su hija está y estará bien. No conozco ese tipo de veneno, tampoco quién ha podido ser, ni cómo.
-Mi hija no tiene enemigos doctora...
-Lo sé, ¡lo sé!, necesito saber qué veneno es, cómo se obtiene... Porque si sé eso capitán, puedo saber quién tiene acceso o posibilidad de obtenerlo.
-Haga lo que sea Julia... ¿Pero por qué a mi hija?- preguntó algo más calmado.
-No lo sé... Es que además, lo ha pasado mal pero ya está... No quiso hacerla nada más... ¿Entiende lo que quiero decir?
-Sí...
-O... ¡O a lo mejor no pudo!- exclamó de repente-. Ricardo, cuando se enveneda a una persona, es para matarla. Y Ainhoa está perfectamente... Puede que estén probando el veneno...
-¿Para qué? ¿Qué van a hacer cuando el veneno pueda matar?

Julia no sabía qué responder, no tenía ni idea. Se limitó a encogerse de hombros con expresión preocupada.



Piti, Palomares y Ramiro caminaban rápidamente por los estrechos pasillos del barco. Tenían un hambre voraz. Chocando con todo el mundo sin volverse a disculparse se abrían paso poco a poco. Hasta que Piti, se dio de bruces con Sol, intentó esquivarla pero ésta enseguida saltó.

-¡Pero tú eres tonto!- exclamó enfadada mientras miraba a Piti, que parecía no estar escuchándola- ¿Me oyes? ¡Al menos pídeme perdón ¿no?!
-¿Qué?- el chicó reaccionó- Lo siento tengo hambre- añadió sin mirarla, la apartó y siguió su camino.

-¡Qué “educada” es la gente por Dios!- gritó irónica Sol a sus espaldas.

Pero Palomares se volvió hacia ella.

-¡Dios a ti no te ha hecho nada!

Ella bufó y siguió su camino.



Ainhoa se encontraba sola en la enfermería, se encontraba mejor pero la doctora la había mandado guardar reposo. El sonido de la puerta al abrirse la sobresaltó.

-Hola...

Ainhoa sonrió al ver quién era.

-Valeria... ¿Qué haces aquí?

La pequeña se acercó y esbozó una sonrisa.

-He venido a verte... Papá me ha dicho que te dolía la tripa...
-Sí... Pero ya estoy mejor. Dentro de poco voy a poder volver a... ¡Hacerte cosquillas!

La hija mayor del capitán se lanzó a “atacar” a su hermana, que no para de reír.

-¡Que ahora me duele la tripa a mí!- gritaba riendo mientras Ainhoa seguía haciéndole cosquillas.
-Bueno... Ya paro- dijo mientras se echaba para atrás.
-Ainhoa... Te he echado de menos...
-Yo también Valeria.

Sonrió y ambas se quedaron allí charlando un buen rato.



Julia caminaba a paso rápido por cubierta, después por los pasillos. Después se detuvo en seco, enfrente de la puerta de un camarote. Tras mucho meditar, y sin estar convencida de lo que iba a hacer ni las consecuencias que podría acarrear, picó la puerta.

-¿Quién es?- el acento colombiano de Gamboa la hizo estremecerse.
-Soy Julia.

El hombre se levantó de la silla donde estaba sentado frente a un escritorio y recibió a la doctora.

-¿Qué quiere ahora?- preguntó escupiendo sus palabras.
-Tengo que hablar contigo- sin pedir permiso, pasó dentro de su camarote y le obligó a cerrar la puerta-. ¿Por qué has envenenado a Ainhoa?- le soltó la doctora sin andarse con rodeos.

Él le regaló una sonrisa malvada.

-Yo no he hecho nada Julia.
-No le creo- dijo con voz firme ella-. Nadie haría algo así, nadie excepto tú.

Se acercó un poco más a él.

-¿Pero por qué Gamboa? ¿Por qué?

Por fin el pareció soltarse.

-Esa información no tiene por qué saberla usted Julia.
-Así que admites que has sido tú...

Él asintió de una manera siniestra, que hizo temblar a la doctora en un escalofría. Viniendo de él, no podía pasar nada bueno.



Burbuja pintaba árboles y casas sobre un folio en la cocina del barco mientras que Salomé hacía la comida.

-Sasalo...- titubeó.
-¿Qué pasa cariño?- preguntó la cocinera.
-Yo... ¿Yo antetes era listo?

La mujer se quedó paralizada, sin saber qué decir.

-Tú... Tú siempre has sido listo, y lo sigues siendo.
-¿Pepero antes de la burbuja era más lislisto?
-¡No!- gritó algo enfadada la cocinera.

Burbuja se asustó un poco. Salomé siguiendo haciendo la comida.

-Tú siempre y digo siempre has sido inteligente- dijo la cocinera-. Y ahora vete a buscar a Valeria para jugar ¡venga!

Burbuja se levantó. Estaba triste, Salomé nunca le había hablado así, pero la hizo caso.



Ricardo, se encontraba en el puente de mandos, comprobando que todo estuviera bien, mientras hablaba con Julián.

-Yo creo que la doctora tiene algo que ver Ricardo, ¡te lo digo yo!
-Julia nunca envenenaría a mi hija.
-Yo no me fiaría, en este barco no hay muchas personas que sepan preparar un veneno, y tampoco que tengan necesidad de usarlo. ¡La doctora no es trigo limpio copón!
-¡Cállate ya Julián! ¡Gamboa tampoco lo es! ¿Por qué acusas a Julia entonces? Ella solo tiene buenas intenciones y me ayuda. Iba a preparar los regalos del cumpleaños de Valeria conmigo- añadió algo molesto por la desconfianza de su amigo hacia la doctora.

Pero él, se quedo quieto, como pensando.

-¡Pues ya está Ricardo!- le soltó.
-¿Qué? ¿Vas a criticarla más?- preguntó muy cabreado.
-¡Que no joder! Mira, quedas con ella, la dices que necesita relajarse, vais a preparar los regalos de tu hija, y le intentas sonsacar algo- dijo convencido.

Ricardo no contestó. Una parte suya decía que no tenía por qué desconfiar de la doctora y la otra que seguiría el plan de su amigo. Muy poco convencido, se decantó por la segunda.



Se estaba empezando a hacer de noche, Burbuja jugaba con Valeria en el camarote de la pequeña.

-Vavaleria... –dijo él.
-¿Qué pasa Burbu?- preguntó ella curiosa y sonriente.
-¿Sabes quque hay fantasmas enen el barco?

A la pequeña se le iluminaron los ojos.

-¿Vamos a buscarlos?- preguntó Burbuja.
-¡Sí!- contestó al instante Valeria.

Ambos se levantaron del suelo y se marcharon corriendo.



Ricardo apareció por detrás de Julia, que se encontraba en el club pensando mientras se tomaba un Blodymery.

-Usted bebiendo a estas horas doctora.

Ella se giró de golpe, sobresaltada por su voz.

-Capitán yo solo estaba evadiéndome un poco... No me iba a emborrachar se lo juro- dijo a modo de excusa.

Él le regalo una sonrisa nerviosa.

-Necesito que me ayude con los regalos de mi hija. Podemos ir a mi camarote, Valeria está jugando con Burbuja.

Ella asintió.

-Claro capitán, me acuerdo.

Sonrió y ambos se fueron al camarote del capitán. Una vez allí, Ricardo se encontraba algo más que nervioso, y por si eso no fuera suficiente, no sabía si era porque estaba a solas con la doctora o porque tenía que preguntar cosas que estaban completamente fuera de lo que él pensaba.

-Doctora...- dijo sin mirarla mientras envolvía con papel de revistas que tenía por el camarote una “muñeca” hecha a mano.
-¿Sí?- preguntó curiosa ella.
-No quiero que se enfade, yo no pienso esto pero... ¿tienes algo que ver con el veneno? Quiero decir con lo que ha pasado...

Ella pareció sorprenderse y se retorció nerviosa.

-N... No capitán.

Él levantó la vista.

-¿Sabe algo más sobre quién lo hizo?
-No...- mintió ella.

Ricardo suspiró. La situación se había vuelto ahora incómoda y encima no había sacado nada de provecho.
Ambos estuvieron en silencio durante un buen rato, hasta que alguien empezó a aporrear la puerta gritando.

-¡Capitán! ¡Capitán!

Él se levantó de golpe junto con la doctora, y abrieron la puerta nerviosos. El joven era un alumno del Estrella Polar.

-Capitán... Es Martínez... Ha muerto.

Síguelo pronto, está muy bien!!!! Han envenenado a Ainhoa, no me lo esperaba, porqué lo habrá hecho Gamboa? Wow me encanta.

Joder, qué malo Gamboa xD con lo bien q me cae a mí xD y el capitán desconfiando de la doctora... noo
Sigue prontoo, q está muy bien =)

Me gusta mucho... pero no me hagas que el capitan desconfie de la doctora jopee bueno sigue en cuanto puedas jejeje

Jejejejjeje, muchas gracias!!
pues Gamboa es malo pero en el siguiente capituloo...bueno,no todo es lo que parece jajajja
bueno y el capitan no desconfiaba de Julia pero de la cuadra le ha hecho dudar,en fin,ya pasara algooo :)

lo intentare seguir hoy mismo si puedoo y en cuanto eso lo pongo, GRACIAS en serio :D

Hola, me llamo María, tengo 13 años. Y bueno, no se si nos conozemos pero igualmente me presento xD. Me he leído este Fic. Y, opino que está muy intrigante. Me gusta leerlo. Está muy chulo. Además me has dejado con la intriga xD. Enfin, cuando puedas síguelo please xD. Que me has dejado ahí intrigadilla xD. Enfin... BESAZOS, Y BESAZOS A TODAS!! CUIDAOS MUCHO! <3

Aqí os dejo otra parte, ya se que he tardado casi un mes en subirla pero bueno, espero que os guste :)

CAPITULO 4:

Julia salió disparada a la enfermería, lugar donde según le habían dicho se encontraba el cadáver. El capitán la seguía, muy nervioso, las piernas le temblaban y casi le lloraban los ojos. Cuando embarcó en ese barco jamás pensó que ocurriría algo así. ¿Cómo había podido permitir aquello?

Julia se acercó rápidamente a la camilla. Y ver a Martinez, uno de los alumnos becados del Estrella, muerto la hizo desvanecerse. En ocasiones se arrepentía de ser doctora, en esa por ejemplo. Odiaba tener que ser ella la que tuviera que encargarse ahora del cadáver, simplemente porque no se veía capaz. Además, recordar que ella sabía quién era, ahora el asesino, de Martinez le hacía sentirse aún peor. ¿Podría haber evitado ella aquel fatídico suceso? No lo sabía, y nunca lo sabrá, pero estaba segura de que no iba a permitir que volvería a ocurrir.
Salió de la enfermería, y se fue a buscar a Gamboa. Para pedirle más respuestas de las que le había dado ya.


Burbuja recorría a gran velocidad los pasillos del Estrella Polar con Valeria de la mano. La pequeña reía a carcajadas, posiblemente por el miedo que tenía a toparse con el fantasma del que su amigo le había hablado.
De repente, en la bodega, Burbuja escuchó un ruido. Cogió en brazos a la pequeña y le tapó la boca.

-Lele... Hemos encontrado- le susurró.

A la pequeña le dio un escalofrío. Tenía mucho miedo.



Piti y Ramiro se tomaban una Coca-Cola en el club antes de irse a dormir mientras hablaban de cosas de hombres.

-Oye, ¿a ti te gusta alguien del barco?- preguntó en bajito el cojo a su amigo.
-Bueno... Estela esta muy, muy buena- admitió Piti.

Ramiro hizo una mueca de sorpresa con la cara.

-¿Estela?
-Tio, está para comérsela. ¿Tú la has visto? Buf...- suspiró Piti.
-Pues bueno,- Ramiro se encogió de hombros- es que yo pensaba que te gustaba Vilma.
-¿Esa?- exclamó Piti muy sorprendido- Sería la última con la que estaría.
-¡Ya! ¡Seguro!- rió irónico Ramiro-. Bueno tío, que nos tenemos que ir ya...

Su amigo asintió, dejaron las botellas vacías de Coca-Cola sobre la barra y se fueron por fin a dormir.


A Julia no le llevó mucho tiempo buscar a Gamboa, ya que se cruzó con él por el pasillo.

-¿Podemos hablar un momento? ¡Ya!- dijo Julia. Le pegó un empujón enfadada y le metió en el baño. Cerró la puerta a sus espaldas y comenzó a echarle en cara todo lo que pensaba- ¡Eres un cabrón! ¡Hijo de puta!- empezó a llorar- ¡Te divierte matar a gente o qué! ¡De qué vas! ¡Ha muerto un alumno! ¡Confiesa o lo haré yo!

Gamboa se mostraba indiferente a todo lo que la doctora le escupía en la cara, pero al oír la última frase, la agarró con brusquedad por el cuello y la pegó contra la pared.

-¡No vas a decir nada! ¡Nada!
-¡Eres un asesino Gamboa!- cada vez respiraba peor- ¡Voy a decírselo al capitán, te guste o no! Recuerda que tú mismo te delataste...
-¡No se lo vas a decir! ¡Tú me preguntaste y yo no te contesté!
-¡Pero asentiste!
-Te dije que sí. Pero no te dije del todo la verdad- le enseñó su sonrisa de lobo malo a Julia, que se encontraba casi inconsciente por la falta de aire en sus pulmones.
-¿Qué... Qué quieres decir?
-Tuvo que ver con su muerte, y con el veneno y con todo sí. Pero yo no le maté.

Julia le miró, sorprendida.

-¿Y quién fue?- preguntó.
-Eso si que no se lo voy a decir. No ahora.

Soltó a Julia, que se sentó en el suelo, intentando recuperarse. Mientras que Gamboa, siguió su camino por el pasillo.


Burbuja con Valeria en brazos, se acercó para observar a través de la escotilla de la puerta de la cual procedía el ruido. Notó como las cajas se movían, solas. Y decidió entrar.

-¿Quién an... anda ahí?

En ese momento, las cajas se detuvieron y de detrás de una de ellas salió Sol.

-¿Qué hacéis aquí?- preguntó nerviosa.
-¿Y tú?- le interrogó Valeria ya más tranquila por haber descubierto la identidad del “fantasma”.
-Pues es que el capitán me pidió que bajara aquí a comprobar las reservas de comida.
-¿Mi papá?
-Sí- afirmó ella.
-Bu... Bueno, ¿quieres que te ayudemos?
-No, no hace falta gracias- sonrió-. Otro día. Hasta luego.

Se despidió con la mano y Burbuja y Valeria salieron de allí enseguida.



Ricardo buscaba a Julia por todo el barco hasta que se la encontró sentada en mitad del pasillo de los camarotes, pensativa, todavía en estado de shock por lo ocurrido hace unos minutos. Se acuclilló y le preguntó.

-¿Está bien doctora? ¿Qué le pasa?
-Nada, estoy bien capitán- mintió-. Es que... Bueno, lo de Martínez y eso... Ya sabe- volvió a mentir.

Ricardo se sentó al fin a su lado.

-Tenemos que descubrir quién ha sido. Quien le ha envenenado.

Ella le miró, triste.

-Lo siento Ricardo.
-¿Por qué?- le preguntó él sorprendido.
-Igual podría haber hecho algo para salvarle...- le apartó la mirada.
-Julia, ya había muerto y nadie podría haber hecho nada. No se sienta culpable.

Tímidamente, el capitán levantó la mano y le acarició el pelo a la doctora. Ella le miró con intensidad. Él hizo lo mismo. Y así, se quedaron un buen rato mientras se sonreían mutuamente.

Y por la manera en que se miraban, cualquiera que les viera hubiera afirmado que ambos estaban coladitos el uno por el otro.



P.D. Felices vacaciones y gracias a todass!! :D

Qué pena de Julia sintiéndose culpable... Espero q Gamboa no le haga nada a la doctora, ehh??
Si Gamboa no ha sido.. ¿Quié? Me has dejado con la duda...
Sigue pronto :) cada vez lo haces mejor :)

Sii pero ya estara Ricardito para consolarlaa jajajaja, no no es Gamboa, pero tiene que ver. Estoy pensando quien puede ser porque no me decido,tengo ideas pero...jajajaja. Graciass!! intentare seguirlo prontitooo :D