FormulaTV Foros

Foro El secreto de Puente Viejo

Subforo La Casona

La historia de Natalia. El amor que salvó a Raimundo de la oscuridad. Cap XLVI Secuestro

1 2 3 4 Siguiente
#0
Nhgsa
Nhgsa
29/11/2011 10:38
lahistoriadenataliaelamorquesalvoaraimundodelaoscuridadcapxlvisecuestro

Hace tiempo que quería escribir la historia de mi magnífica tocaya. Una mujer que se entregó sabiendo que Raimundo amaba a otra pero que aún así permaneció a su lado y consiguió salvarle del alcoholismo. Una mujer que le dio dos hijos (también cuento a Emilia ya que ella la crió aunque no sea su hija biológica). La fiel compañera que consiguió hacerle mejor persona y que Raimundo quiso con un amor puro y hermoso aunque Francisca siempre estuviera en su mente. Según él "... con ella pasé los mejores años de mi vida."

Esta es una historia imaginada con lo cual no sé si concordarán las fechas o los acontecimientos con como los han citado en la serie. Simplemente la he escrito para darle mi pequeño homenaje a esta mujer en este hilo. Espero que la historia os guste.

Al estilo de otros post por este subforo aquí os presento a los personajes principales.

ÁLVARO (José Coronado)

Padre de Natalia. Hombre bueno, bondadoso y amante de la literatura. Siempre con una sonrisa en el rostro y con una palabra de ánimo para sus semejantes. Hombre muy adelantado a su tiempo que siente un profundo amor por su familia.

MARÍA (Lola Marceli)

Madre de Natalia. Se enamoró de Álvaro desde el primer momento. Mujer religiosa pero partidaria siempre de utilizarlo como método de acercamiento entre las personas. Considera que la vida solamente tiene pleno sentido cuando la das a alguien que amas. Mujer sincera, fuerte, trabajadora y valiente que no dudará en enfrentarse con cualquiera que se meta con su familia. Es dueña, junto con Álvaro, de la taberna del pueblo.

NATALIA (Amaia Salamanca)

Hija de Álvaro y María. Desde siempre mostró las virtudes de su madre en lo que respecta a la fortaleza, el trabajo, el valor y la visión de la religión. Tiene muy claro lo que no quiere tener en su vida y no duda en enfrentarse con cualquiera que insulte a su familia o amigos. Siempre dispuesta a escuchar a los demás, apoyarles y aconsejarles.

JULIO (Yon González)

El mejor amigo de Natalia. Huérfano de nacimiento, desde pequeños siempre admiró su capacidad de pelear por las cosas que quería. Será el gran apoyo de Natalia durante su vida aunque será el quién más necesite el apoyo de Natalia por su carácter impulsivo y su formas a la hora de decir lo que piensa a los demás. El no pensar en las consecuencias de sus palabras le traerá algún que otro problema.

ADOLFO (Lluis Omar)

Terrateniente del pueblo. Hombre oscuro y machista con negocios oscuros por los cuales ha acumulado su fortuna. Enamorado de María desde joven se enfrentará a Álvaro en más de una ocasión ya que para él, María era suya y Álvaro se la arrebató. Hombre posesivo y con un amor enfermizo buscará cualquier estratagema para que María caiga rendida a sus pies pidiendo su perdón.

GERMÁN (Pep Munné)

Cura del pueblo. Es el consejero y confidente de María y el de Natalia a las que tiene en alta estima. Gran amigo de la pareja, tiene su misma visión del cristianismo y les ayudará en muchos momentos a plantar cara a Adolfo.

RAIMUNDO ULLOA (Félix Gómez)

Nuevo vecino que enseguida se le conocerá como el borracho del pueblo. Hombre que llega huyendo de un pasado que le tortura y que poco a poco saldrá a la luz.

MINIS CREADOS POR MÍ EN LOS QUE APARECE NATALIA

La noche es más oscura antes del amanecer
Natalia, el ángel
#1
Nhgsa
Nhgsa
29/11/2011 10:39
CAPÍTULO I

- ¡Natalia! ven a cenar cielo.
- Ya voy mamá.
Natalia bajó las escaleras que la llevaban a la taberna donde sus padres la aguardaban con un plato de lentejas caliente. Tenía 10 años. Su madre sabía que le encantaban así que siempre hacía más por si quería repetir.
- ¿Qué hacías ahí arriba? – preguntó su padre.
- Leyendo el libro que me regaló el tío Alfonso madre. Es muy divertido.
- ¿Ah sí? ¿Cómo se llama? – preguntó su madre.
- “Veinte mil leguas de viaje submarino”.
- Vaya… parece divertido. – dijo su padre con una sonrisa mientras le revolvía el pelo a su pequeña. – La historia del capitán Nemo y del Nautilus ¿no? Tu tío no deja de decir que es el mejor libro del mundo.
- Bueno… de momento vamos a cenar y después nos cuentas de qué va. Toma cariño. – dijo su madre acercándole el plato.
- Gracias mamá.
__
Esa noche Natalia quería preguntarle algo especial a su madre.
- ¿Qué ocurre mi amor?
- Mamá… ¿vosotros servís bebidas malas?
Ésta se quedó estupefacta ante la pregunta de su hija.
- ¿Por qué me preguntas eso cielo?
- Es que en la escuela unos niños se burlaban de Alicia porque dicen que su padre es malo porque bebe mucho y siempre está triste. ¿Es verdad?
- No cariño. Verás… - no sabía cómo decirle eso. Sabía de qué niña se trataba. – El problema de los papás de Alicia es que han dejado de quererse. No es que él sea malo.
- Es que le hacían daño a la niña diciéndole que su padre era un borracho.
- ¿Y tú qué has hecho?
- Les grité que la dejaran en paz y me fui con ella a otro lado.
Su madre le dio un beso en la frente aprobando ese gesto.
- Eso te honra cariño.
- Me da mucha pena porque su papá siempre ha sido muy bueno conmigo y su mamá también.
- Ya cariño y a mí. Es que las cosas de adultos son muy complicadas a veces cielo y muy duras. Tanto que uno puede llegar a desesperarse como le pasa a su papá. Pero eso no quiere decir que sea malo sino que está un poco perdido. Y cuando eso ocurre es muy fácil juzgar en lugar de hacer algo. – le dio un beso lleno de amor a su hija en la mejilla. – Tú sigue cuidando de Alicia en el patio y ya verás cómo pronto todo se arregla.
- Vale mamá.
Su padre entró en su habitación en ese momento.
- Buenas noches pequeña.
- Buenas noches papi.
- Buenas noches cielo. – dijo su madre dándole otro beso en la frente.
- Buenas noches mamá.
__
Cuando estuvieron solos en la habitación ella se acercó a él y se recostó en su pecho.
- ¿Has oído lo que ha dicho Natalia, Álvaro?
- Sí, María. Pobre Alicia…
- Me preocupa que después la tomen con Natalia.
- Tranquila. Nuestra hija es fuerte. Soportará todo lo que se proponga. Ahora intenta dormir. – dijo con un tierno beso en su pelo.
#2
lapuebla
lapuebla
29/11/2011 17:06
Gracias!! Me encanta la idea de "ponerle cara" a Natalia, es decir, escribir algo sobre ese personaje que debió ser una mujer maravillosa.
#3
Franrai
Franrai
29/11/2011 23:03
Natalia se lo merece :) Por ser la que siempre estuvo ahi cuando Raimundo flaqueó. Por saber comprenderlo y apoyarlo en sus momentos malos. Y por vivir enamorada de un hombre que sabia que nunca la iba a amar.

sonriente Natalia cariño, me alegra mucho que escribas sobre este personaje. Pobrecilla, ahora me están entrando cargos de conciencia, jo, que yo estoy escribiendo ahora su muerte en "Gotas del pasado" y no veas los lotes de llorar que me doy snif

Bueno, sigue cuando puedas que quiero leer más de esta historia tuya.
#4
Nhgsa
Nhgsa
02/12/2011 19:55
CAPÍTULO II

Pasaron unos días y ocurrió lo que María se temía. Vieron a Natalia en la puerta de la taberna con los ojos anegados en lágrimas, con moratones y de la mano de una mujer. María y Álvaro se miraron asustados. María se dirigió a su pequeña con preocupación mientras que Álvaro le preguntaba a la mujer:
- Verónica ¿qué ha pasado? – dijo Álvaro
- Al salir de la escuela unos niños se metieron con Alicia y con Natalia diciendo que vosotros tenéis la culpa de que… en fin… de que a mi marido frecuente demasiado las tabernas y las malas compañías. Ella se defendió y se llevó unas tortas. Pero se portó como una campeona defendiendo a Alicia. Enseguida terminamos la pelea y la traje aquí.
- ¡Oh, Dios mío! Temí que pasara algo así. ¿Te duele mucho cielo?
- No. – contestó Natalia de manera estoica – No me duele mamá. Más les ha dolido a ellos. – añadió con una sonrisa.
- No tiene gracia Natalia. No me gusta que te metas en peleas. Los niños son muy brutos y te podían haber hecho mucho daño. Y también a Alicia. – dijo Álvaro enfadado.
- No te preocupes por eso. Ellos no entran a la escuela y además no van a volver ya que no son de aquí según tengo entendido además de que los profesores han querido dar parte a los civiles. – y añadió dirigiéndose a Natalia – Bueno pequeña, nosotras nos vamos. Despídete de ellos Alicia.
- Adiós Alicia. – dijo Natalia
- Adiós Natalia. Adiós. – dijo la pequeña Alicia.
- Adiós chicas. – dijeron María y Álvaro.
Cuando se fueron, Natalia dijo con cierto aire apesadumbrado:
- Lo siento mamá pero es que le hacían daño a Alicia y se metían también con vosotros.
María le dio un beso en la mejilla.
- Mi niña valiente… - dijo acariciándole la mejilla. - ¿Seguro que no te duele?
- Seguro mamá.
- Bueno ¿te vienes conmigo entonces a la cocina que te ponga un poco de hielo en ese moratón y me ayudas a hacer la comida?
- Vale mamá.
- Anda que, menuda guerrera tengo por hija. – dijo Álvaro con una sonrisa de orgullo mientras le revolvía el pelo a la pequeña. – Yo voy a atender a los parroquianos que si no me apedrean – añadió divertido.
#5
Nhgsa
Nhgsa
02/12/2011 19:56
CAPÍTULO III

Al caer la tarde un joven caminaba con las ropas todas rasgadas y muy sucias después de escaparse del orfanato donde se encontraba. No podía aguantar más el trato de las monjas del último monasterio. Siempre azotaban a los niños por no saberse bien las oraciones. En más de una ocasión les dijo cuatro verdades y por ello se llevó alguna que otra reprimenda.
Estaba cansado y llevaba un día entero sin comer. De repente vio que se encontraba a la entrada de un pueblo. Se acercó a un señor que leía el periódico y le preguntó:
- Perdone señor ¿podría decirme qué pueblo es este?
- Estás en Villafranca chaval.
- Villafranca… - dijo para sus adentros. – Gracias señor.
Caminando por el pueblo se encontró con la taberna. Entró pensando que quizás le podrían dar algo de comer y vio a una niña leyendo en una de las mesas. Le pareció lo más bonito que había visto en mucho tiempo. Una niña rubia, con ojos azules que leía entusiasmada un libro. Se acercó a ella con una sonrisa.
- Hola.
Ella cerró el libro sobresaltada por el susto.
- Hola. ¿Quién eres?
- Soy nuevo en el pueblo. Venía por algo de comer.
Álvaro enseguida se fijó en el niño un tanto preocupado.
- ¡Ey zagal! ¿Te encuentras bien? Pareces desvalido.
- Me he escapado del orfanato de Villalpanda. Nos trataban muy mal.
- Lo sé. Sé la fama que tiene ese orfanato. Ahora mismo te traigo algo de comer. ¿Cómo te llamas?
- Julio, señor.
- No me llames señor muchacho. – dijo divertido – Me llamo Álvaro y ella Natalia.
- ¡Yo ya sé decir mi nombre sola padre! – dijo Natalia
- Lo sieeeento hija. Perdona… - dijo Álvaro provocando la risa del joven. Le encantaba hacerle rabiar a su hija. – Ahora mismo vuelvo.
Julio se quedó fijo en el libro.
- ¿Qué lees?
- “Veinte mil leguas de viaje submarino”. Es un libro muy divertido. ¿Cuántos años tienes? – dijo Natalia. En verdad le había caído bien ese joven.
- 11 creo. ¿Y tú?
- 10 años. ¿Quieres que leamos juntos? – dijo Natalia animada.
Enseguida Álvaro llevó comida a la mesa. Por alguna extraña sensación Julio pensó que había llegado al mejor lugar posible.
#6
Franrai
Franrai
02/12/2011 21:00
Que mona Natalia defendiendo, defendiendose y arreando jajaja

Tengo curiosidad por saber más sobre ese tal Julio, ¿será alguien importante en la vida de Natalia? ¿Un amor de juventud, tal vez?

Sigue cuando puedas que me esta historia me está gustando muchísimo sonriente
#7
Nhgsa
Nhgsa
03/12/2011 19:38
CAPÍTULO IV

Mientras tanto Adolfo pasaba la tarde haciendo cuentas en su gran despacho cuando alguien llamó a la puerta.
- ¿Quién es? – dijo con voz grave.
- Soy yo señor. – dijo un jornalero.
- Víctor, hace tiempo que te espero para que me des el parte del día. ¿Hiciste lo que te encargué?
- Sí señor. Les pagamos para que difundieran esos rumores en el colegio pero ha habido un problema.
- Siempre igual. ¡¿Pero es que tengo que hacerlo yo todo capataz?! ¡Pandilla de inútiles! Y ¿se puede saber qué ha ocurrido esta vez? – dijo Adolfo enfadado y levantándose del asiento.
- Parece ser que una de las niñas se enfrentó a ellos señor. Y en la segunda vez se atrevió a encararles lanzándoles piedras. Ella también recibió pero fue el tiempo justo para que no pudieran seguir hablando porque llegaron los demás padres a pararles. – dijo el capataz.
- ¿Quién? Pero si los chavales eran mayores que ellas. – dijo Adolfo intrigado.
- Parece ser que la joven Natalia señor… - dijo el capataz.
- Valiente y fuerte como su madre… - dijo para sus adentros. – Está bien. Dales su dinero y diles que ni se les ocurra hablar o se las verán conmigo…
- Sí señor.
Adolfo se sirvió seguidamente una copa de brandy y, mirando por la ventana, dijo:
- Algún día María… Algún día serás mía y pagarás por tus desplantes. ¡Y cómo lo disfrutaré…! – dijo con una sonrisa perversa.
#8
Nhgsa
Nhgsa
03/12/2011 19:39
CAPÍTULO V

A la hora de cerrar Álvaro y María se miraban preocupados. El joven nuevo llegó hambriento, sucio y con claros síntomas de haber sido maltratado. No querían devolverlo a ningún orfanato pero ellos no andaban demasiado bien de dinero como para poder alimentarle.
Mientras decidían, habían alimentado al zagal y le habían dado algunas ropas que le gente dejaba en la taberna para la beneficencia cuando la iglesia estaba cerrada. Había hecho además buenas migas con Natalia. Los dos estaban ensimismados con los libros que había en casa.
Alguien llamó a la puerta de la taberna.
- Será él. – dijo María.
- Llamaré a los chavales. – dijo Álvaro.
María se dirigió a la puerta y vio a un sacerdote. Era Germán.
- Buenas noches padre. Perdone que le hagamos venir a estas horas.
- No hija, no es molestia. Además, parecía algo importante por la cara de tu marido. – dijo Germán algo preocupado.
- Sí, así es. Pero siéntese padre y esperemos a Álvaro. – dijo María.
Como si tuvieran una conexión telepática. Álvaro bajó en ese momento con los dos chavales. Julio, al ver a Germán, se asustó y corrió al cuarto. Álvaro hizo ademán de seguirle pero Natalia le dijo:
- Yo hablaré con él papá.
- Está bien cariño. Supongo que es normal que no le haya gustado ver a Germán. – dijo Álvaro.
Natalia se dirigió al cuarto mientras que Álvaro fue a reunirse con el padre Germán y con María.
#9
Nhgsa
Nhgsa
03/12/2011 19:43
Cuando abrió la puerta vio a Julio inmóvil en un rincón, llorando.
- ¡No quiero ir! ¡No quiero ir a ese orfanato otra vez! ¡No quiero! ¡Me harán daño!
Natalia se acercó lentamente a él y se sentó a su lado.
- Seguro que no quieren devolverte Julio. Mi padre sabe cómo tratan a la gente allí. Mi madre siempre dice que daría lo que fuera por sacar a los niños de ahí. Además, Germán no es como ellos. – le dijo ella intentando tranquilizarle.
- ¡¿Y eso cómo lo sabes?! – dijo Julio sin dejar de llorar.
- Porque siempre nos ha ayudado a mí y a mi familia. Especialmente cuando Adolfo nos quería hacer daño.
- ¿Adolfo? – dijo Julio extrañado
- Es el rico del pueblo. Todo el pueblo sabe que es malo y que siempre busca hacernos daño pero no sé por qué.
- Entonces… ¿no quieren que vuelva allí?
- No, tranquilo. Seguro que quiere que le ayudes como monaguillo y luego podrás venir aquí a dormir. Germán no te hará daño. Siempre da dinero a la gente que lo necesite para que puedan pagar el alquiler a Adolfo, ropa, etc… Es muy bueno. Una vez dio su propia sotana a una madre que iba sola con su niño por el camino. – dijo Natalia.
- Eso no me lo creo.
- Es verdad. Yo lo vi. Íbamos de excursión por el monte y lo vimos todos los niños.
- Bueno… pero si salgo… me tienes que prometer algo.
- ¿El qué? – dijo Natalia.
- Que seremos amigos. – dijo Julio con una sonrisa y ofreciéndole la mano.
Natalia entonces le dio un beso en la mejilla y le dijo con otra sonrisa.
- ¡Claro que seremos amigos! – dijo Natalia.
Julio vio que Natalia le hablaba con toda la confianza del mundo y decidió creer. Le cogió la mano y salió más tranquilo.
#10
Nhgsa
Nhgsa
03/12/2011 23:14
Juntos bajaron las escaleras tranquilamente de la mano de Natalia. Julio estaba nervioso pero confiaba en Natalia.
En verdad, el padre Germán tenía una apariencia que transmitía tranquilidad, confianza. Moreno de ojos marrones y una sonrisa cautivadora, María siempre decía que traía locas a las mujeres del pueblo. Germán siempre se lo tomaba a broma.
- Vaya… Así que este es el zagal. – dijo acercándose a él. Julio hizo ademán de retroceder y Natalia le apretó más la mano en señal de que no tuviera miedo. – No tengas miedo muchacho. No vamos a devolverte al orfanato si esa es tu preocupación. De hecho hemos ideado algo que puede interesarte.
Julio miró a Álvaro y María buscando apoyos y ellos le contestaron con una sonrisa.
- ¿El qué? – dijo Julio, mitad temeroso mitad intrigado.
- Sé que has hecho buenas migas con esta pequeña – dijo mirando sonriente a Natalia – Así que hemos pensado que puedes quedarte a dormir aquí. Pero eso sí, de tu comida, ropa y educación me encargaré yo en la parroquia. Necesito a un monaguillo que me eche una mano ahora que estamos pintando la iglesia. ¿Qué me dices? – dijo mirando esta vez a Julio con una sonrisa.
Julio echó una mirada a Álvaro y María y después a Natalia. Era la primera vez que se sentía en una familia y que allí podría descansar. Finalmente miró a Germán y asintió.
- ¡Estupendo! Bien está lo que bien acaba. Pero espero que te portes bien ¿eh? Y que correspondas a su generosidad permitiendo que te quedes aquí. – dijo Germán.
- Lo haré padre. No se preocupe.
- En ese caso, está todo dicho. – dijo Germán revolviéndole el pelo a Julio cariñosamente. – Si no hay nada más que decir voy a casa. Mis pies me están matando. – dijo con aire cansado. – Hasta luego muchacho. Hasta luego pequeña.
- Adiós padre. – dijo Natalia
- Gracias padre. – dijo Julio
- De nada muchacho. – dijo Germán guiñándole el ojo.
- Adiós padre y gracias. – dijo María.
- Le acompañaré a la parroquia padre. No es bueno que alguien ande solo a estas horas. – dijo Álvaro.
- No hijo. No es necesario gracias. Vosotros descansad que os lo merecéis. – dijo Germán y añadió por lo bajo. - ¿Habéis vuelto a tener algún problema con…?
- Ninguno padre. De momento.
- Gracias a Dios. En fin, hasta luego hijo.
- Adiós padre.
Una vez que se fue, María se acercó a los niños con una sonrisa.
- Bueno… vosotros subid que ahora mismo os llevo algo de leche caliente para dormir.
- Muchas gracias señora por dejar que me quede. Allí nos trataban muy mal.
- Lo sabemos no te preocupes. – dijo María acariciándole la mejilla. – Anda Natalia acompáñale arriba que ahora subimos nosotros.
- Vale mami. Vamos Julio. – dijo Natalia alegremente.
Esa noche los niños disfrutaron de una representación magnífica del capitán Nautilus por parte de Álvaro. Los niños no dejaban de reír al verle imitar al capitán. María le miraba con los ojos velados por el amor. Se sentía la mujer más afortunada del mundo por tenerle. Cuando los niños se durmieron, ellos se entregaron a ese amor tan profundo que anidaba en sus corazones. Eran una familia unida y feliz.
#11
Nhgsa
Nhgsa
04/12/2011 18:11
CAPÍTULO VI

Adolfo se dirigía al pueblo a enviar unos telegramas cuando vio a María que se dirigía a misa junto con los pequeños Julio y Natalia. Adolfo se dirigió a ellos pero María avanzó el paso. Natalia le miró seria. De repente unos jornaleros les cortaron el paso.
- Vaya, vaya, la valiente María huyendo… - dijo con burla.
- ¿Qué quieres Adolfo? Tú y yo no tenemos nada de qué hablar.
- ¡Vaya! ¿Así tratas a la gente teniendo un negocio? Porque te recuerdo que si lo tenéis es gracias a mí. – dijo Adolfo acercándose a ella.
- Yo no te debo nada Adolfo y ahora déjanos en paz. – dijo María.
- Te equivocas… si estás con él – dijo susurrándole tan cerca que ella podía sentir su aliento a brandy – es porque yo te lo permito. No lo olvides. – añadió acercando su mano a ella. María contestó apartándose. Adolfo, hecho una furia, le levantó la mano pero Natalia impidió que pegara a su madre pisándole un pie.
Álvaro lo vio y empujó a Adolfo lejos de María.
- ¡Apártate de ella asquerosa serpiente!
- ¡Maldito muerto de hambre! – gritó a Adolfo levantando el puño contra él. Álvaro paró el ataque y después le golpeó el estómago con todas sus fuerzas.
En ese momento los jornaleros que iban con Adolfo reaccionaron inmovilizando a Álvaro dejando su estómago como un blanco perfecto. María no dejaba de gritar que pararan. En ese momento Julio y Natalia se separaron de María y comenzaron a arrojarles piedras, tierra,… Todo lo que encontraban. El resto del pueblo no hacía nada por miedo. Miedo a las represalias. Pero a lo lejos, unas personas vestido de negro comenzaba a correr hacia donde se encontraba la pelea. Era Germán y unos monaguillos.
- ¡¿Se puede saber qué está pasando aquí?! ¡Lárgate Adolfo!
- ¡Tú ya no me das órdenes asqueroso traidor!
- No es una orden. Es una advertencia si no quieres vértelas conmigo.
Adolfo en ese momento palideció. Sabía que enfrentarse a Germán era algo que no podía permitirse. Al menos no por ahora.
- Para que molestarse si algún día serás mía… - dijo Adolfo con aire oscuro.
- ¡Nunca asquerosa víbora! ¿Me oyes? ¡Nunca! – gritó Álvaro.
Adolfo hizo ademán a los suyos de retirarse y estos obedecieron. Los niños enseguida corrieron junto a Álvaro. María le abrazó por detrás besándole la espalda.
- ¿Estás bien? – preguntó Germán. - ¿Qué ha pasado?
- Ha intentado pegar a mamá y papá la ha defendido. – dijo Natalia.
- Cada día le entiendo menos. Sabe que no debe enfrentarse a vosotros. – dijo Germán.
- No importa padre. Supongo que hacía demasiados días que no nos veíamos. – dijo Álvaro.
#12
Nhgsa
Nhgsa
05/12/2011 19:52
CAPÍTULO VII

Julio, Natalia y María acompañaron a Germán a la Iglesia con los nervios descontrolados por lo que acababan de ver. Cuando entraron, Germán se sentó en un banco dispuesto a hablar con los chicos.
- Chicos, quiero hablar con vosotros. – dijo Germán en tono suave.
Los chicos se acercaron al párroco lentamente. María se quedó parada mirándoles.
- Sentaos. Quiero hablar con vosotros sobre lo que habéis visto.
- ¿Por qué quería hacer daño a mamá padre? – dijo Natalia
- Verás cariño. ¿Recuerdas la catequesis de la semana pasada?
- Sí. Jesús decía que nos amáramos los unos a los otros como Él nos ha amado.
- Muy bien. Pero hay personas hija que viven sin amor. Y cuando se vive sin amor se cae en pecados como la ira ¿entiendes?
Los dos niños asintieron.
- Pero tenéis que saber que la ira nunca soluciona nada. Para ser personas rectas y fuertes en la vida como tu padre la utilizaréis sólo para defenderos y en último recurso. Y esto va para los dos. Con muchas personas bastará con ignorarlas. Con otras… saltarán las alarmas. Pero quiero que sepas que tu padre es el ser más bueno y valiente que conozco. Y no quiero que jamás cambies tu forma de verle por… él. ¿De acuerdo?
Los niños asintieron algo serios por lo que había ocurrido.
- Bien. Ahora id donde Hortensia que seguro que os ha preparado algo para ayudar en la misa. – dijo Germán señalando la sacristía con un movimiento de cabeza.
Los dos niños fueron en esa dirección.
Cuando María se quedó sola con el padre empezó a sollozar.
- Tranquila María. No te habría hecho nada y lo sabes. Él te quiere. A su forma, pero te quiere. Hablaré con él esta tarde. No volverá a molestaros. Te lo prometo.
- Padre… no quiero que se meta usted en problemas.
- Ha llegado el momento hija. Llegó el momento de poner los puntos sobre las ies. – dijo Germán. – Ya está bien de seguir ocultando.
#13
Nhgsa
Nhgsa
05/12/2011 21:33
CAPÍTULO VIII

Adolfo se encontraba muy furioso. Alguien como él no podía consentir que un simple tabernero le levantara la mano. Acabó pagándolo con sus jornaleros gritándoles y mandando apalear a quien le desobedeciera. Seguidamente marchó al lupanar de Villalpanda donde dilapidó una buena cantidad de dinero y del que volvió borracho.
A la vuelta se encontró con algo que no esperaba. Era Germán.
- Ya pensaba que no volverías.
Adolfo se quedó petrificado ante la visión de alguien tan conocido. Pocos sabían el por qué.
- Y yo que no se te pasaría por la cabeza venir hasta aquí… - se acercó a él lentamente hasta que pronunció a pocos centímetros de él - … hermanito.
Esa última palabra hizo que Germán temblara de horror y cerrara los ojos. Recordar su parentesco era algo que le producía mucho dolor.
- Pobre diablo… No eres más que la sombra de lo que fuiste…
- No me vengas ahora con tus sermones de cura hermanito que no estoy para bromas… - dijo mientras pasaba por su lado dándole la espalda y dirigiéndose al mueble bar que tenía en el salón.
- No… ya me imagino… con la peste que traes…
Adolfo entonces se giró con el rostro lleno de ira y cogiéndole la sotana con una mano.
- ¡¿Cómo te atreves a hablarme así maldito traidor?!
- ¡El que no te consiente soy yo! – dijo Germán soltando el agarre de Adolfo. – Y fuiste tú el que preferiste abandonarme…
- Quise tenerlo todo… tener lo que nos merecíamos… Tú preferiste vivir como un cobarde refugiándote en esa maldita iglesia en la que crees. – dijo Adolfo con desprecio.
- No he venido a discutir Adolfo. He venido a recordarte nuestro trato. Tú dejabas en paz a María y a su familia y yo no cuento nuestra vida de niños. Cómo empezaste a juntarte con esa gente queriendo involucrarme a mí y encubriéndoles. Gracias a que yo callo eres lo que eres. No lo olvides. – dijo Germán.
- Eres un maldito traidor. ¿Te atreverías a denunciar a quienes nos dieron comida y un techo?
- ¡A cambio del sufrimiento de muchas personas! No lo olvides. Esos “padres” como tú los llamas eran unos traficantes y unos mafiosos que cogían huérfanos como nosotros para manipularles. En cuanto lo supe me fui pero tú preferiste seguir. Eras un hermano…
- El sentimiento es mutuo. – dijo Adolfo sin mirarle.
- Así que ya lo sabes… hermano. – dijo Germán. – O les dejas en paz o te aseguro que acabarás entre rejas. Donde debías estar aunque me duela. – añadió antes de dar media vuelta y yéndose dejando a Adolfo sumido en la rabia y en la impotencia.
#14
Franrai
Franrai
05/12/2011 23:20
Natalia, que habia ido dejando tu relato para más tarde que leyendo con prisas no me entreraba jaja
Ya me ha quedado todo claro, pff que de personajes nuevos...
He de reconocer que me has dejado muy intrigada. Con ganas de saber más.

Mientra leia me iba haciendo preguntas que poco a poco me has contestado.
Así que la madre de Natalia, María, es la mujer de la que Adolfo, terrateniente y hermano de Germán el cura, está enamorado, y por eso les hace la vida imposible a ella y a su familia... Me ha sorprendido.

Por cierto, me encanta Julio, tiene que ser super mono. Me encantaria que se enamoraran y pensar que por un momento la buena de Natalia amó y fue amada, siendo ese sentimiento recíproco.
Me gusta mucho sigue sonriente
#15
Nhgsa
Nhgsa
11/12/2011 19:13
Me alegro que te guste Rocío. Dentro de poco llegará un hombre extraño de ojos castaños. A ver si os gusta :).

CAPÍTULO IX

A la mañana siguiente Adolfo se encontraba dolorido y enfadado con el universo. Álvaro se había atrevido a luchar contra él y para más inri, Germán le había vuelto a amenazar. Fue hasta su despacho y sacó un pequeño bote del cajón de su mesa.
- Ahora vais a saber quién es Adolfo – decía para sí mismo. - ¡¡TÚ!! – dijo dirigiéndose a una chica del servicio. – Llama a mi capataz enseguida.
- Sí señor. – dijo la chica asustada.
A los pocos minutos Víctor entró en el despacho.
- ¿Me mandó llamar señor?
- Sí. Necesito que prepares la calesa urgentemente y llena dos bolsas de joyas.
- Sí señor. – dijo Víctor algo intrigado.
Cuando todo estuvo preparado Adolfo subió a la calesa junto con sus hombres y partió en dirección al camino por donde sabía que llegaba la mercancía que abastecía la casa de comidas. Esta vez el golpe iba a ser definitivo.
Vieron el carro llegar con la mercancía y mandaron que parara. Víctor vio cómo Adolfo pagaba al cochero con dinero y con las bolsas que había preparado. Seguidamente vio cómo Adolfo iba a la parte de atrás del carro, se llevaba la mano al interior de la chaqueta y sacaba un bote con líquido dentro. Con sumo cuidado lo echó en el vino.
No lo podía creer. El instinto le decía que había echado algo peligroso. Su conciencia se puso en marcha. No iba a cargar con esas muertes en su conciencia.
……
Álvaro y María se encontraban despachando juntos en la taberna que estaba a rebosar. Se acercaban las fiestas del pueblo así que la gente no dejaba de ir para beber y charlar alegremente.
Natalia y Julio intentaban servir las mesas como podían. Eran cuatro en total y no daban abasto.
En cuanto llegó la tarde la taberna se calmó un poco y María les dijo que podían pasear por la calle para despejarse. Natalia y Julio así lo hicieron y fueron paseando hasta la fuente. Se sentaron y se pusieron a jugar al pilla-pilla.
De pronto un joven se acercó a Julio y le dio un paquete. Él se quedó extrañado pero lo cogió ya que se podía leer en uno de los lados “URGENTE”. Natalia se acercó enseguida.
- ¿Qué es? – dijo Natalia.
- No sé. ¿Lo abrimos? – dijo Julio.
- Vale. – dijo Natalia con curiosidad.
Al abrirlo encontraron una caja en cuyo interior había un bote y una carta. Los dos se miraron extrañados pero con cierta emoción ya que les encantaba las aventuras. En la carta ponía.
“No probéis el vino nuevo. Adolfo lo ha envenenado. Este bote es el antídoto.”

Los dos niños se volvieron a mirar, esta vez con miedo. Pintaba como algo serio. En cuanto llegaron a la taberna vieron cierto revuelo. Varios hombres se encontraban tendidos en el suelo convulsionando violentamente.
- ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Alguien ha envenenado el vino y nos han dado esto! - dijo Natalia.
María y Álvaro leyeron la carta y enseguida dio el antídoto a los hombres. Las convulsiones cesaron.
- ¿Visteis a quien os lo dio? – dijo María.
- Un niño se acercó a Julio le dio el paquete. No ponía para quién era y lo abrimos. ¿Hemos hecho mal? – explicó Natalia.
- No cariño. Habéis hecho muy bien. – dijo María abrazándoles. – Ahora subid a vuestro cuarto ¿vale? Enseguida vendrán unos civiles y tendréis que decirles lo mismo que nos habéis dicho ¿de acuerdo?
Los niños asintieron y fueron rápidamente a su cuarto. María miró a su marido, ambos tenían un culpable en la cabeza.
#16
Nhgsa
Nhgsa
11/12/2011 19:17
CAPÍTULO X

Mientras, Adolfo saboreaba su aparente victoria. Esta vez podía tener a María en sus manos. Se arrodillaría y le pediría perdón por todos los desplantes. Después la obligaría a desnudarse y… ¡Dios, cómo lo iba a disfrutar!
Llamaron a la puerta del despacho, Víctor entró con rostro serio.
- ¿Qué pasa Víctor? ¿A qué esa cara? Después de todo… hoy es un gran día.
- Lamento comunicar que no…señor. – dijo Víctor apretando los dedos. Sabía que Adolfo se enfadaría.
Adolfo cambió su rostro.
- ¿Qué quieres decir?
- Alguien dio el soplo de lo del sabotaje al vino señor. Parece ser que algunos hombres empezaron a convulsionar pero rápidamente tuvieron el antídoto. Parece que alguien se lo hizo llegar.
- ¡¡¡¡¡MALDITA SEA!!!!! ¡¡¡Voy a coger a ese maldito traidor y lo machacaré!!!... ¡¡¡Márchate!!!
Víctor obedeció. Seguidamente se fue al granero de la casa donde se reunieron todos los jornaleros a hablar.
- Esto ha ido demasiado lejos. Es un malnacido pero nunca había sido asesino. Podía haber matado a niños. – dijo uno de los jornaleros.
- Esto se tiene que acabar. Ya estoy harto de sus abusos. Esto ha sido la gota que colma el vaso. – dijo otro jornalero.
Todos contestaron afirmativamente.
- Bien… este es el plan.
…..
Al caer la tarde María y Álvaro intentaban que se les pasara el mal trago. Tuvieron que cerrar la taberna por orden de la guardia civil así que ellos y los niños salieron a tomar la merienda en el campo.
Cuando montaron todo, los niños comieron con ganas mientras que María y Álvaro intentaban aparentar serenidad. De pronto Álvaro les retó:
- ¿A qué no podéis pescar más de tres pescados en toda la tarde?
Julio, que adoraba los retos, enseguida se puso manos a la obra. Natalia se puso a ayudarle. María se recostó en el pecho de Álvaro mientras que éste la abrazaba con fuerza.
- Esta vez ha ido demasiado lejos…
- Todavía no sabemos si es él María…
- ¿Quién iba a ser si no? – dijo María angustiada.
- A lo mejor el vino estaba en mal estado simplemente… - dijo Álvaro intentando tranquilizarla.
- Prométeme que si la guardia civil no trae noticias nos iremos del pueblo. – dijo María. – No quiero que los niños crezcan bajo sus amenazas.
- Te lo prometo mi amor… No dejaré que os haga daño… Sois lo más importante para mí. – dijo Álvaro acariciándole la mejilla. – No olvides que te quiero.
- Y yo a ti mi cielo… - dijo María antes de besarle.
De pronto Álvaro se giró ya que no oía ruidos. María le imitó. Natalia y Julio se habían acostado en la hierba boca abajo y miraban con una sonrisa el beso.
- ¡Pero seréis…! – dijo Álvaro haciendo ademán de levantarse.
En ese momento Natalia y Julio corrieron hasta ellos y se abalanzaron sobre María y Álvaro que empezaron a hacerles cosquillas. Y así transcurrió la tarde, entre juegos y comida.
Cuando llegaron al pueblo Germán les esperaba en la plaza con cierto aire serio. Julio y Natalia le saludaron con alegría.
- ¡Hola pequeños! ¿Cómo habéis pasado la tarde?
- Hemos merendado en el campo padre. Ha sido muy divertido. – dijo Julio.
- Me alegro, me alegro. Anda… dejadme a solas con ellos ¿queréis? Tengo que hablar de cosas de mayores. Luego os veo y os doy las buenas noches.
- Vale, hasta luego. – dijeron los niños.
Germán les vio irse y después se giró hasta nuestra pareja.
- ¿Pasa algo padre? – dijo Álvaro.
- Que al fin el Señor os ha liberado de vuestra cruz. – dijo Germán.
- ¿Qué quiere decir? – dijo María.
- Adolfo… ha muerto. – dijo Germán.
- ¿Cómo? ¿Cuándo? – dijo Álvaro.
- Esta tarde… Parece ser que se pasó con la bebida y… su hígado no lo soportó.
María entonces respiró hondo.
- Sé que es poco cristiano padre pero le mentiría si le dijera que lo lamento…
- Tranquila hija. Lo entiendo. En fin… he hablado con los guardias y parece que han pedido otro cargamento para vosotros. Mañana podréis abrir la taberna.
Álvaro respiró aliviado y abrazó a María.
- Gracias a Dios.
- En fin hijos. Os tengo que dejar. Voy a despedirme de los chavales y marcho para la parroquia. Todavía tengo muchas cosas que hacer para preparar las fiestas. – dijo Germán.
- Vaya padre vaya. – dijo María sonriente.
Cuando Germán se fue, Álvaro miró a María con cariño. Al fin y al cabo… eran libres. Tomó el rostro de María y apoyó su frente en la de ella. Ella le abrazaba por la cintura.
- Te quiero. – dijo María.
- Y yo a ti. – dijo Álvaro.
Ese sería el comienzo de una nueva vida.
#17
Nhgsa
Nhgsa
12/12/2011 09:50
CAPÍTULO XI EL NUEVO VECINO

Habían pasado 11 años desde aquello. Germán había heredado las tierras de Adolfo y seguidamente las repartió entre los propietarios en régimen de usufructo. Así garantizaba que ante cualquier irregularidad o abuso él pudiera actuar tajantemente. Pero nadie intentó nada. Además los beneficios siempre iban para el pueblo con lo cual mejoró notablemente la calidad de vida. El pueblo era un poquito más rico y por ello se sentían afortunados y felices.
Un joven y apuesto Julio, ahora capataz de las tierras que Germán explotaba directamente, entró en la taberna alegremente.
- ¡¿Cómo están mis taberneras preferidas?! – dijo Julio.
- ¡Hombre Julio! ¡Ya te echábamos de menos! – dijo María dándole un beso en la mejilla. - ¡Natalia cariño, Julio ha venido!
- ¡Un momento! – dijo una voz desde el interior del almacén.
Una hermosa joven salió limpiándose las manos con un trapo. Natalia se había convertido en una muchacha esbelta y hermosa. Con una larga y rizada melena rubia y unos hermosos ojos azul celeste era la muchacha más guapa del pueblo. Ella siempre le restaba importancia.
Julio se había convertido en uno más de la familia. Moreno de ojos verdes, era el mejor amigo de Natalia aunque desde hacía un tiempo le estaba empezando a costar demasiado. Natalia era tan hermosa…
- ¡Julio! – dijo ella con una sonrisa y yendo a abrazarle. El contacto con ella supuso una tortura para Julio. - ¿Cómo estás?
- No me puedo quejar. Tengo un trabajo, una familia… - dijo con aire alegre - … hermosas mujeres a mi lado.
- ¡Anda que… menudo zalamero! – dijo María.
- ¡Si es que no os merecéis menos, bellezas! – dijo Julio dando un beso en la mejilla a María.
- ¿Qué te sirvo zalamero? – dijo Natalia con aire burlón
- Ponme un chato guapetona. – dijo Julio guiñándole un ojo.
- Ven anda, siéntate que te saco algo para almorzar. – dijo ella.
Julio se sentó en una mesa cercana mientras que Natalia le sacaba un plato de embutido variado y pan.
- Bueno ¿qué tal el trabajo en las tierras? – dijo ella mientras le servía.
- Duro pero productivo. Ser capataz exige mucho. – dijo Julio haciéndose un gesto cómico de hacerse el importante.
- Germán seguro que está muy contento contigo. – dijo Natalia sonriente.
De pronto su mirada fue a parar a la puerta de la taberna. Un hombre alto y muy atractivo había entrado en ese momento directamente hacia la barra. No le había visto nunca. Vio como pedía algo a su madre con semblante muy serio. Natalia no podía dejar de mirarle.
- ¿Quién es? – preguntó a Julio.
- No sé. – dijo él girándose. – Debe de ser nuevo en el pueblo. Con la fama que tenemos ahora no sería de extrañar.
Natalia vio como su madre le servía una botella de vino y un bocadillo. El hombre pagó, cogió sus cosas y se fue. Antes de irse su mirada se posó en ella un segundo. Natalia pensó que se derretiría con esa mirada y no sabía por qué. Le hizo sentir desarmada, vulnerable. En la puerta de la taberna, Germán se cruzó con él. El sacerdote le saludó cortésmente pero aquel extraño le dedicó una mirada severa. El cura entró y se dirigió a Natalia y a Julio con rostro triste.
- Buenos días padre. ¿Ha ocurrido algo? – dijo Julio.
- No hijo. Nada en especial solo que creo que sé quién es ese hombre.
- ¿Ah sí? ¿Sabe quién es? – dijo Natalia intrigada.
- No estoy muy seguro hija. Solamente conozco los rumores que circulan en torno a él. Parece que viene de una familia adinerada y que no es de aquí pero ahora parece ser que le han abandonado. – dijo Germán.
- Vaya… para que luego digan que el dinero trae la felicidad. – dijo Julio.
- Y que lo digas. – dijo Natalia. – Tener dinero lo único que produce es dolor y muchísimos enemigos.
#18
Lua23
Lua23
12/12/2011 23:21
Natalia felicidades!!!! ya me he puesto al día...y te diré que me gusta muuucho. Ya estoy enganchada a esta historia, jeje!!!

Yaaaa, ya ha aparecido en escena "el hombre" jajaja....y ya Natalia se ha fijado en él: nooormal!!!!!

Sigue cuando puedas que aquí tienes una seguidora
#19
Nhgsa
Nhgsa
12/12/2011 23:53
Me alegro que os esté gustando. Me está costando mucho escribir esto por el dolor de la situación. Espero que os guste aunque ya os aviso que vais a sufrir un poquito.

CAPÍTULO XII NATALIA ENCUENTRA AL NUEVO VECINO INCONSCIENTE

Llegó la noche y Natalia y Julio paseaban alegremente por los campos de Villafranca camino a casa.
- Hace una noche estupenda. ¡Mira cuántas estrellas! – dijo ella.
Julio la miraba embelesado. No lo podía remediar. Era tan hermosa… De repente paró.
- Natalia… hace tiempo que quería hablarte. – dijo él quedando frente a ella.
Ella le miró tiernamente pero al punto su cara cambió. No muy lejos yacía un hombre en el suelo junto a una botella aparentemente vacía. No se movía.
- ¡Oh, Dios mío! – dijo ella haciendo que él también se girara.
Los dos corrieron hasta aquel cuerpo. Era el hombre de esa mañana. Natalia comprobó que se encontraba inconsciente. Su pulso era muy débil. Natalia empezó a reanimarle.
- ¿Qué haces? Tenemos que llevarle al hospital. – dijo Julio preocupado.
- Estoy intentando reanimarle. Ya he hecho esto otras veces. Si no se hace ya entrará en coma. Se lo oí un día al doctor. Tú corre y avísale. ¡Vamos!
Julio salió corriendo a buscar ayuda. El pueblo no quedaba lejos. Natalia, mientras, seguía haciéndole la respiración boca a boca. De pronto, aquel hombre empezó a toser y a moverse. Ella cayó en la cuenta de que la botella que tenía medio agarrada no estaba vacía del todo así que la cogió enseguida y la lanzó lejos. Después, empezó a abofetear la mejilla del hombre para hacerle reaccionar.
- ¡Eh! ¡Oiga! ¿Me oye? ¿Puede oírme? – dijo tomándole el rostro.
Aquel hombre comenzó a abrir los ojos lentamente hasta encontrarse con los de ella. Natalia sintió un escalofrío en el cuerpo debido a su mirada. Era intensa pero a la vez triste. Parecía como si una persona gritara socorro a través de aquellos ojos castaños. Pero no decía nada.
- Venga, hay que llevarle al médico. – dijo ella luchando por incorporarle. Pero al hacerlo vio que una mano suya estaba manchada de sangre. Aquel hombre se había clavado una piedra en la cabeza al caer.
- ¡Dios mío! – dijo Natalia asustada.
No veía a Julio por ninguna parte. Tenía que hacer algo para cortar la hemorragia. Apoyó al hombre lentamente en el suelo, se quitó la chaqueta y la camiseta. Se puso la chaqueta y la camiseta la rasgó horizontalmente utilizando la parte inferior como tapón y la superior como venda. Con sumo cuidado levantó al hombre, colocó la improvisada venda debajo de su cabeza y se la ató. El hombre soltó un gemido de dolor pero aguantó. Después ella volvió a incorporarle con dificultad.
Cuando al fin consiguió ponerle de pie comenzaron a caminar con dificultad. Él estaba apoyado en ella con un brazo deslizado por su cuello y medio consciente.
Después de un trecho Natalia vio a Julio corriendo hacia ellos junto al doctor.
- ¡Natalia espera! – dijo Julio a pocos metros de ellos.
- ¿Dónde te habías metido? – dijo ella.
- Había cerrado ya el consultorio y estaba en casa. Ha tenido que despertarme. ¿Qué ha pasado? – dijo el doctor.
- Estaba inconsciente y con el pulso muy débil. Le he conseguido reanimar y he intentado cortar la hemorragia que tiene en la cabeza. – informó Natalia.
- ¡Entrad rápido! – dijo el doctor ya en el pueblo.
Julio y Natalia entraron en el consultorio con aquel hombre apoyado en ellos. Cuidadosamente lo dejaron en la camilla. De pronto aquel hombre cogió la mano de Natalia y susurró.
- No te vayas ángel… por favor… no me dejes solo…
Natalia se quedó pasmada ante esas palabras.
- No me iré… tranquilo. – dijo ella dulcemente cogiendo su mano.
Con sumo cuidado giraron a aquel hombre y quitaron el improvisado vendaje que llevaba. La hemorragia había parado pero la herida tenía mal aspecto. El doctor la limpió y la cosió con ayuda de Natalia.
- Dile a mi familia que estoy bien Julio. Iré en cuanto se duerma. – le dijo Natalia.
Julio asintió y se fue del consultorio. Tras los cuidados del doctor, Natalia le quitó la chaqueta a aquel hombre para que estuviera más cómodo y los zapatos. Al dejar la chaqueta comprobó que tenía un papel en su interior. Llena de curiosidad, lo tomó pensando que así sabría su nombre. Leyó:

“A los señores Ulloa.
Los señores don Salvador Castro y doña Francisca Montenegro les invitan a su enlace que tendrá lugar en la catedral de Oviedo el día 23 de septiembre de 1873.
Atentamente,
Familias Castro y Montenegro”


La invitación era de hace pocos meses. ¿Qué tenía que ver ese hombre con ellos? Dejó la invitación en la chaqueta y ésta, en la silla.
- Puedes irte Natalia. – dijo el doctor. - Yo me quedaré con él. Ya es tarde y tu familia estará preocupada.
Ella asintió y con cierto dolor y preocupación se separó de ese hombre que tanto le atraía y se fue a casa.
#20
Nhgsa
Nhgsa
13/12/2011 00:00
Al día siguiente Natalia fue al consultorio después de abrir la taberna aprovechando que tenía que recoger un pedido en la tienda con la esperanza de ver a aquel hombre tan extraño. Pero ya había marchado. Cuando entró se encontró con el médico solo ordenando sus medicinas en su maleta.
Natalia llamó antes de hablar. El doctor se giró y le dedicó una sonrisa.
- ¡Natalia! No esperaba verte hoy. – dijo doctor.
- Venía a preguntar por el hombre que rescatamos anoche. – dijo Natalia con cierta vergüenza.
- Se fue en cuanto recuperó la consciencia. Se encontraba mejor e insistió en marcharse. – dijo el doctor.
- Vaya… me habría gustado verle… En fin… ¿sabe si volverá? ¿sabe al menos su nombre?
- Sí, eso último sí. Le receté unos remedios para la resaca y por eso sé que se llama Raimundo. Nada más. – dijo el doctor. - ¿Por qué te interesa?
- Por nada en especial… - dijo Natalia – Gracias doctor. Con Dios.
- Con Dios Natalia. – se despidió el doctor.
Natalia salió con ese nombre resonando en la cabeza. Sin saber por qué, le pareció el nombre más bonito del mundo. En la puerta del consultorio, cerró los ojos y recordó su imagen.
- Raimundo… - dijo ella para sí respirando hondo.
Pasaron unos días y no tuvo noticias de él. No podía dejar de pensar en ese hombre. Todos los días miraba la puerta de la taberna por si volvía… pero nada.
1 2 3 4 Siguiente