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Foro El secreto de Puente Viejo

Las luces te guiarán a casa [Fan fic de Puente Viejo]

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EdithSwanneck
EdithSwanneck
17/08/2012 17:40
Dado que la historia que tanto me ha enganchado se está torciendo sobremanera ... He decidido plantear un rumbo propio. Suelo hacerlo mucho cuando un libro, una película o una serie no termina como a mí me gustaría ... Este sería mi ... ¿Puente Viejo ideal? Sí, podríamos llamarlo así.

Prólogo:



En Puente Viejo, Pepa y Tristán han logrado restablecer sus fincas y su patrimonio. Alfonso y Raimundo lograron salvar a Tristan de sus secuestradores antes de que Pepa sospechase absolutamente nada y la partera dio a luz en el Jaral a una niña a la que llamaron Agueda en honor a su difunta madre.

Tras asegurarse de que Tristán y Pepa estaban bien, Raimundo se marchó a Sudamérica con Sebastián, dejando a Emilia y a Alfonso al cargo de la Casa de Comidas.

Rosario marchó a Sevilla con el más joven de sus hijos y con el que vive desde entonces. El más joven de los Castañeda se ha hecho un hueco en el ejercito y no le va nada mal en el sur.

Mariana Castañeda terminó su relación con Antonio Moreno, pues había demasiados fantasmas interponiéndose entre ambos, aún así son buenos amigos y se cartean de vez en cuando.

Soledad y Olmo se casaron y viven en la Casona junto a Doña Francisca. La tensión sigue siendo palpable, y la amargura es el arma y el escudo de Soledad ... Que no conoce los planes de su esposo para ingresarla en un convento.

Han pasado seis años desde la boda de Tristán y Pepa, y la vida por fin parece darles un respiro bien merecido ...

Pero lejos de Puente Viejo, Martín aún guarda un maltrecho y desgastado mapa que le muestra el camino a casa.


1º Capítulo: Suplicio y Calvario



Martín cerró los ojos con fuerza mientras se escondía tras aquel tronco, deseando con todas sus fuerzas volverse invisible y que aquella desquiciada pasara de largo sin verlo. Sus palabras hirientes resonaban aún en su cabeza, a sus siete años era capaz de comprender lo que le había dicho, pero no de asimilarlo.

-¡Pequeña abominación! -Le había chillado Calvario con los ojos fuera de sus órbitas, antes de propinarle un tortazo que lo tiró al embarrado suelo del camino -¡Ya te he dicho que en Puente Viejo ya no queda nadie! ¡Tu padre y esa partera del demonio murieron abrasados y ahora deben de estar los dos en el infierno! -En medio de un ataque de locura, Calvario también le había confesado que Pepa, la dulce y valiente Pepa, era su verdadera madre, y esa era la parte que más le costaba asimilar a Martín.

¿Si Pepa era su madre, por qué nunca se lo dijo? A él le habría encantado saberlo, entre otras cosas porque muchas veces se había dormido imaginando que Pepa le estaba cantando una nana, y de vez en cuando pensaba en ella como su madre.

Escuchó que se aproximaban pasos, así que se agazapó aún más contra aquel tronco y rezó una plegaria para que Calvario no lograse encontrarlo ... Se apartó con una mano temblorosa la gota de sangre que le corría por la frente, mezclada con el sudor de la carrera. Llevaba un buen rato huyendo de la loca de Calvario, pero ella era incansable, le seguía el rastro como un perro de caza.

Había esperado un día entero para escaparse, esperando el momento oportuno, y cuando Calvario se marchó al río a por agua para preparar un guiso, Martín echó a correr hacia la espesura del bosque ... Ya era media tarde y Calvario seguía persiguiéndolo.

Los pasos habían cesado de pronto, y tras unos instantes, Martín logró reunir el valor necesario para asomar la cabeza de su escondite ... No pudo evitar suspirar y sonreír triunfante al comprobar que en el claro no había nadie, pero justo entonces, unos dedos que arañaban como garras lo aferraron del pelo y tiraron de él hacia atrás.

-¡Niño del demonio! -Bramó Calvario con su estridente voz mientras estiraba con más fuerza del pelo de Martín, que aulló de dolor -¡Haces que me hierva la sangre! ¡Te mereces una buena tunda, irrespetuoso, maldito, desgraciado! -A cada insulto lo acompañaba un capón un pellizco o un puntapié, y Martín solo podía esperar, hecho un ovillo en el suelo, a que a Calvario se le pasara el ataque de locura. El suelo seguía húmedo y embarrado, y Martín no tardó nada en terminar completamente cubierto de lodo.

-Si vuelve a tocar una sola vez más al niño, le corto las manos y se las hago comer -La voz de un hombre dejó congelada a Calvario, que se giró lentamente para mirar al desconocido. Martín también alzó la cabeza para observar a su salvador. Un hombre alto y de cabellera castaña clara y empapada por la lluvia, tez pálida y unos ojos de un gris plomizo y opaco como la bruma.

-Es mí sobrino - Musito ella con cierto deje de terror al intuir que entre los árboles había más figuras, no estaban solos.

-Eso no le da más derecho a propinarle una paliza al chico -A Martín le pareció que aquel desconocido tenía cierto deje francés en la voz, muy sutil, casi inapreciable.

-Lo estaba educando -Se defendió Calvario, dando un paso hacia atrás al ver que aquel hombre caminaba lentamente hacia ellos.

-Entonces quizá yo me tome la libertad de educarla también a usted, señorita ...

-Señora -Exigió Calvario, alzando el mentón en un gesto altivo.

-¿Señora de quién? -Quiso saber aquel extraño. Martín pasaba su mirada de uno a otro, casi sin atreverse a respirar y con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.

-Señora de Dios.

-Entonces, por el respeto que le tengo a su Señor Esposo, la dejaré ir sin más, ande, márchese ... No me gustan las monjas, y menos aún las monjas locas -Le dijo el hombre mientras le señalaba con un gesto el camino.

-Bien ... Vamos Martín -Pero Martín no se movió del suelo. Calvario le dedicó una mirada furiosa, que le prometía otra paliza si no se ponía en pie y la seguía ... Pero el niño era incapaz de moverse.

-Creo que el niño no desea acompañarla. Márchese -Insistió el desconocido.

-Pero ...

-Márchese -Repitió él arrastrando cada silaba con gesto amenazante. Calvario dudó un instante, pero al final optó por dar media vuelta y caminar a solas por el camino hasta desaparecer entre los árboles.

Martín siguió tendido en el suelo un poco más, mirando el camino para asegurarse de que Calvario no volvía a por él con los ojos desorbitados por la furia. Sentía que no podía moverse, le dolían los golpes, y tampoco sabía a ciencia cierta que iba ser de él ahora que Calvario lo había dejado tirado en el camino ... Literalmente. Fue entonces cuando sintió que unos brazos lo alzaban como a un saco de patatas ... Sintió una punzada de terror, pero por alguna razón no se resistió y se dejó llevar. No tenía nada que perder, como Calvario había dicho, ya no quedaba nadie en Puente Viejo.
#1
Reevesforever
Reevesforever
17/08/2012 21:34
Preciosa¡¡Sigue por favor¡¡Pobre Martín con la loca de Calvario pisándole los talones,pero es raro que le haya dejado ir sin más...
#2
ESDPV96
ESDPV96
17/08/2012 23:53
Siguee por favoor sigue sigue siiiiigue me encantaa :D
#3
EdithSwanneck
EdithSwanneck
19/08/2012 16:08

2º Capítulo: La comunidad del bosque:



Martín no tardó demasiado en comprender como funcionaban las cosas en el campamento del bosque. El hombre que lo salvó de Calvario, Nicolás, lo llevó ante un hombre entrado en años, de barba pelo entre cano y rubio, que ya empezaba a ralear en la coronilla, y unos ojos tan claros que a Martín le daba miedo mirarlos.

El hombre de los ojos de hielo era Emerick, padre de Nicolás, y al parecer, líder del campamento. El acento francés de Emerick era mucho más notorio que el de Nicolás, y de vez en cuando intercalaba una palabra en francés en las conversaciones. Cuando Nicolás le dijo que había salvado a Martín de una monja loca, Emerick pareció sonreír con los ojos y masculló algo en francés.

-La vida en el bosque es dura, chico -Le dijo Emerick a Martín mientras se llebaba una tosca pipa de fumar a los labios.

-Ya viví en el bosque antes, con unos gitanos -Respondió el niño en un repentino alarde de valentía, que duró poco y terminó cuando se encontró con los ojos de hielo de Emerick.

-Esto no es un campamento de quincalleros, chico ... Tenlo claro. ¿No preferirías que te dejáramos en el próximo pueblo, que avisáramos a tus padres? -Ante aquello, Martín no pudo reprimir un gesto de congoja, aunque logró tragarse las lagrimas.

-Mis padres están muertos -O eso le había dicho Calvario, que como monja sabía que la mentira era un pecado muy grave, sobre todo si era una mentira así.

-Comprendo ... -Murmuró Emerick -No eres el primer huérfano de nuestra comunidad, chico ... Nicolás, lleva a nuestro nuevo amigo con Inés, que le dé mantas, algo de comer y que le limpie esa herida tan fea de la frente -Nicolás asintió ante las ordenes de su padre y guió a Martín entre árboles maleza, carros, tiendas de campaña y corrales improvisados para caballos, ovejas, cerdos, gallinas, conejos ...Vio hasta una vaca y dos bueyes. No era un campamento normal ... Más bien parecía un pueblo errante, una comunidad del bosque.

Caminaron casi hasta las afueras del campamento, no muy lejos de allí se escuchaba pasar a un río bravo y caudaloso. A los pies de un árbol, una mujer remendaba mantas y camisas mientras tarareaba una canción.

-¡Inés! -Nicolás llamó a la mujer, que al alzar la vista de sus labores le sonrió ampliamente y con una dulzura que le brotaba desde los ojos color café.

-Buenas tardes, Nicolás -Saludó con voz melódica y serena mientras se ponía en pie para recibirlos. Martín se percató de que Inés tenía el vientre abultado, debía de estar embarazada.

-Te traigo a este chico, lo he encontrado en el bosque. Mi padre quiere que le des mantas, algo de comer y que le limpies la herida -Nicolás le dio un leve empujón a Martín, para obligarlo a caminar hasta Inés.

-Por supuesto ... Así lo haré -Inés no tenía ni una pizca de acento francés ... El suyo era un castellano fluido, como el de Asturias. Nicolás se despidió con una leve inclinación de cabeza y desapareció entre los árboles -Hoy no está demasiado hablador ... -Murmuró Inés más para si misma que para Martín, y él no podía llevarle la contrario en eso ... El tal Nicolás no le había dirigido la palabra ni una sola vez. Se había limitado a llevarlo a cuestas hasta el campamento.

Inés fue más amable. Le dio de comer un poco de pan con queso y le limpió la herida de la frente con un ungüento de color violeta. Fue la primera que le preguntó su nombre.

-Martín es un nombre muy bonito -Comentó ella después, mientras le tendía una manta algo áspera pero tupida y recién remendada.

-Inés también es bonito -Se apresuró en contestar él. El día estaba llegando a su fin y el frío se cernía sobre el bosque. Martín se arrebujó contra su manta y se aproximó más al fuego que acababa de encender Inés.

-Supongo ... -Inés dejó que su mirada se perdiera entre las llamas un instante -¿De donde eres?

Martín dudó un instante.

-De ninguna parte -Contestó al final. Ya no había ningún lugar para él, sus padres habían muerto en un incendio y ya no quedaba nadie.

-Sí -Suspiró Inés -Supongo que todos los habitantes de este campamento no somos de ninguna parte. Por eso estamos aquí.

Con lentitud, Martín se metió la mano en el bolsillo, y allí rozó con las puntas de sus dedos un maltrecho y desgastado mapa que le mostraba el camino a casa, o a la que una vez fue su casa. Puente Viejo.
#4
Reevesforever
Reevesforever
20/08/2012 10:14
¿Quién es Nicolás?¿Inés?Sigue más por favor.
#5
pelocha87
pelocha87
22/08/2012 00:49
esperando otro capitulo plisss
#6
memaga
memaga
23/08/2012 02:34
Sigue, sigue que me encanta tu historia!
#7
pelocha87
pelocha87
28/08/2012 21:42
sige pronto plissss
#8
esdpvluna
esdpvluna
28/08/2012 23:07
porfavor sigue, me encanta tu historia!
#9
PauESDPV
PauESDPV
28/08/2012 23:31
Acabo de descubrir tu historia y me encanta! espero que sigas pronto :D
#10
EdithSwanneck
EdithSwanneck
01/09/2012 23:28
Gracias a tod@s por pasaros y leer, me alegro que os guste ... Me pasaré para dejar unas cuantas fotos de los personajes que irán apareciendo durante el relato ... ¡Así podréis ponerles cara!