Por la memoria de mi madre

Cómo me ha gustado la reacción de Carmen, cuando Candela, Gonzalo y Aurora (la falsa) se confabulan para acusarla de ser Jacinta. Jurando en nombre de su madre, sí señor, como debe ser. Pero hemos de ver más escenas de Carmen, que la pobre, apenas cubre dos minutos de pantalla por episodio. La hija legítima de Pepa, no puede ser un personaje que aparece de tapadillo en Puente Viejo, tiene que ser el centro de la historia, y, cuanto antes lo haga, mejor. En fin, a ver si estos guionistas se animan, y, se dejan de tanta sensiblería con los Buendía, y, su peculiar triángulo amoroso. Que ya resulta hasta empalagoso. En cuanto a Tristán, tendrían que elegirlo como el más estúpido de los pardillos. Primero, tras separar a Carmen y Jacinta de su particular combate de boxeo, echa a Carmen de muy malas maneras, y, días después, va a la confitería para seguir igual, cabreado con Carmen, y, tampoco queda muy bien con Candela. Es de juzgado de guardia, pero de un modo u otro, acabará descubriendo la verdad. Y Jacinta, cada vez está más loca, y, se cree menos su propia mentira. Ese monólogo mirándose al espejo diciendo "Soy Aurora", no tiene desperdicio.