gran hotel - mi historia. Continuación 1ª temporada.

Hola chic@s, pues es que estaba yo ayer por la noche, aburrida, sin tele ni ordenador y me puse a escribir, lo que salió fue esto, pero que sepais que hace mucho tiempo que no escribo, y a salido, pues, lo que ha salido... :O)
Espero que os guste :)

CAPITULO 1.

Julio

Casada... No podía ser. Había tenido mi oportunidad, y la había perdido, lo sabía. Pero aun así, después de hablar con ella, albergué la esperanza de que se acabara arrepintiendo.

Me encontraba sentado en mi cama; Andrés estaba en la suya, tratando de recuperarse. Le habían encontrado tirado en el suelo, y se había formado un gran revuelo. Por suerte, uno de los huéspedes del Gran Hotel era un excelente médico, y le atendió inmediatamente. No se sabía que había pasado, pero nadie iba a tratar de dar con la verdad, todo el mundo pensaba lo mismo, un fallo. Yo ya no sabía que pensar, no hacía mucho que mi hermana había muerto, y en ese mismo momento, dejé de creer en los accidentes.
Sobre eso también habían dado una explicación. Poco después del ''accidente'' de Andrés, tuve una conversación con Ayala, que, como buen detective había supuesto que en algún momento me pasaría por la habitación, a ver como estaba mi amigo, y yo, como buen sospechoso, lo había hecho. No sé si fue porque me cogió cierta simpatía al ayudarme a saber más acerca de Cristina o porqué, pero el caso es que el detective decidió dejar que me explicara, no sin antes contarme él porque me buscaban. Cecilia. Ella era la clave de todo, como no. Después de mi salida de la cárcel no la había vuelto a ver, y al enterarme de que ella había ''confesado'' que yo la amenacé para que me ayudara, ganas tampoco había tenido. Parece ser, que hace poco volvió a tener problemas con la ley, acabando estos, con un muerto, y como la vez anterior, decidió culparme de todo a mi. Cuando yo le conté mi versión de la historia, vi como sonreía divertido.

-vaya, vaya, así que utilizado por una mujer, se pasa usted el día metido en problemas por mujeres, señor Olmedo -. me dijo, con una expresión que no supe descifrar.

Después me sugirió, que si no quería acabar mal, no saliese mucho y evitase a la policía, me aseguró que tarde o temprano me atraparían, pero mejor tarde que temprano.

-Detective, -.Le dije, cuando estaba a punto de marcharse -. ¿Se sabe algo sobre la muerte de Cristina?

-Alfredo Vergara; Al parecer fue el señor marqués quién la mató.

Sentí como la rabia me recorría las venas.

-Pero, -Siguió-. Las huellas que había en el arma del crimen eran las de Sofia Alarcón, le explicaría el asunto de las huellas, pero dado que usted colaboró entregando un objeto personal de la srta. Alarcón, sería una pérdida de tiempo. Por otra parte, puede que el marqués cubra a su mujer, lo que hay que tener claro es que en esa familia nada es lo que parece.

No pude ni sorprenderme porque lo hubiera adivinado, estaba furioso. Necesitaba gritar, pero me controlé y formulé una última pregunta.

-¿Por qué?

Ayala hizo una pausa antes de reafirmarse en su teoría.

-Nada es lo que parece. Pero supongo que tendrá algo que ver con esa carta que perseguía su hermana. Trataré de encontrar la respuesta a su pregunta. Este es un caso realmente interesante, y me gustaría saber que oculta doña Teresa. Buenas noches.

-Buenas noches-. Respondí desanimado.

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-Julio...

La voz de Andrés me devolvió a la realidad, me incorporé rápidamente y me acerqué hasta su cama.

-¿En que piensas? -. Me preguntó con una sonrisa pícara, que demostraba que le estaban volviendo las fuerzas.

Cuando iba a contestarle, entró Belén, hecha un torbellino. Se le estaba empezando a notar el embarazo, pero ella no cesaba en su afán por tener todo bajo control, y aquel matrimonio, por alguna razón muy bien escondida, la llenaba de vitalidad.