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El Rincon de Alfonso y Emilia. No concibo mi vida sin ti.

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#0
MARCHISPITAS
MARCHISPITAS
22/06/2011 18:43

“Si de tanto que te quiero me duele.”



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Canales



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Sandra Cervera y Fernando Coronado.



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Mundo fan.



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#14001
CUQUINA37
CUQUINA37
11/12/2011 00:58
Me encantan todos los fics.A mi Pepa me ha robado las musas...y se las ha llevado a Galicia...la verdad es que el tiempo tan malo que tenemos por aqui me deja la cabeza atontada.Pero me encanta leeros.

Hasta mañana
#14002
CUQUINA37
CUQUINA37
11/12/2011 06:32
Ando secuestrando musas...creo que alguna he traido de Galicia...os dejo un fic

***La vida sigue***

Se levanto sin hacer ruido.Mientras se vestia no podia dejar de mirarla.Habian estado tan a punto de perder esos momentos que cada noche disfrutaban que le llenaban cada vez mas de amor.Que equivocado estaba en intentar olvidarla cuando solo entre sus brazos y con sus besos se consideraba el hombre mas feliz del mundo.

-¿Te vas?-dijo ella desperezandose-Me levanto a hacerte el desayuno.

-Ni hablar.Para eso me valgo solo.Con un poco de leche y algo de embutido me vale.Luego a media mañana vuelvo y me como lo que me des.Ahora descansa,nuestro niño tiene que descansar que no le has dado tregua en lo que llevas de embarazo.Ya te lo dijo Pepa…descansa.Para eso hemos contratado a Enriqueta para que te ayude.

-¿Pero volveras?-dijo haciendo pucheros mientras intentaba taparse con las sabanas su desnudez.

-¿Cómo no voy a volver,tontita?.¿No oiste a Don Anselmo en lo bueno y en lo malo?.No me voy a ir nada mas que a trabajar.Si quiero dar ejemplo en mi nuevo puesto tengo que estar alli el primero.

La beso aguantandose las ganas de volver a sus brazos amorosos.Y salio por la puerta.Ella se volvio a meter en la cama arrebujandose entre las sabanas.Se miro la mano contemplando la alianza que solo hacia dos dias que delante de su familia se la habia puesto en su dedo prometiendole amor eterno.

Recordo el largo camino hacia su felicidad.Como cuando el se fue de leñador a Lercher como sintio que le habia perdido y como de pronto aparecio pidiendole que le aceptara que seguia amandola pese a sus intentos de olvidarla y como ella entonces no tuvo dudas.

Se sonrio recordando aquel dia que delante de Salud y Dolores a la salida del colmado y cuando estas cotilleaban de ellos dos el la cogio en mitad de la plaza y la beso con pasion dejandolas con la boca abierta.

Abrazo su almohada todavía tibia y con su olor a jabon,sintiendole todavía cerca cuando ya estaria trabajando con los Mesia.

Decidio que era hora de levantarse.Comenzo a vestirse intentando recordar donde habian ido a parar las ropas el dia anterior cuando les entro el arrebato amoroso reuniendolas poco a poco.

Se observo el vientre que ya estaba bastante abultado.Esta vez no se puso el corse para disimularlo se lo quito dejando que sus redondeles se notaran.Se acaricio la tripita observando que aunque la falda disimulaba ya sin el corse no disimulaba tanto.

Salio a la cocina y junto a Enriqueta que diligentemente trabajaba en la cocina desde hacia rato hicieron inventario de las viandas que necesitaban a lo largo del dia.Y poniendose la capelina salio al colmado.

Ya poco la importaba que dijeran que si llevaba un bombo.Con el cerca se sentia feliz y comprendida con el todo era mas facil por que su amor la hacia sentirse llena.

Cuando ya alcanzaba la puerta escucho a Rosario llamandola.Las relaciones con su suegra aunque eran ligeramente mejores no eran lo que habian sido.

-Emilia,hija.Te traia unas cositas que te pueden servir para el niño.Son ropitas que guarde de los mios.Estan bastante bien,e igual las tienes que hacer algun repasito para modernizarlas pero eso lo dejo a tu eleccion.

-Rosario,muchas gracias –dijo emocionada casi al borde de las lagrimas-No sabe cuanto significa.

-No voy a dejar a mi nieto que vaya en pañales.-La abrazo y ella sintio que los problemas con ella se iban desvaneciendo-Vengo a comprar lana para tejerle unos jersecitos.¿De que color quieres que se los haga?.Anda ven conmigo y eliges tu la lana.Alfonso dice que es niña,se la compraremos rosa.¿Tu que dices?.

-Que si Alfonso dice niña,sera niña.

Las dos entraron al colmado y hechas las compras salieron felices de alli.

-Venga Rosario la invito a un chocolate.

-Tengo que volver a la casona pero para mañana me escapare antes y me lo tomare contigo.Y te contare como era Alfonso de pequeño.

-Me encantara Rosario.

Se despidieron y Emilia se dirigio a la taberna donde Alfonso la esperaba.

-Bueno y ese desayuno.-pregunto.

-Ahora te lo pongo,quejita-dijo besandole-He estado con tu madre y me ha dado ropita de cuando erais pequeños.
-Me alegro que al final vayais haciendo las paces.

-Y yo.Lo necesitaba.¿Y digo yo?.¿Tienes que volver muy pronto al tajo?.

-No tengo un rato.He dejado todo preparado para escaparme un rato.Ademas tengo que ir a comprar unas semillas a la Puebla.¿Que tienes en mente?.

Le cogio de la mano y le llevo atraves del patio hacia el cuarto.Entraron mientras el no dejaba de reir.
#14003
CUQUINA37
CUQUINA37
11/12/2011 13:12
Bueno Pepa me ha dejado la musa del romanticismo para ir desengrasando para lo que queda de semana.

***La vida sigue 2***

Los meses pasaban y no podia quejarse.Todo era tan maravilloso.Su pequeña era lo mejor que la habia pasado.Seria la niña mas consentida del pueblo.

De nada servian las broncas con los tres hombres de su vida.Su padre la tenia casi constantemente en brazos Su hermano y su marido se turnaban para pasearla por el pueblo enseñandola a los vecinos.Alfonso se llenaba de orgullo cuando volvia de sus paseos con la niña en brazos y le felicitaban por lo preciosa que era.

-Tiene la boquita de Emilia-decia ante un grupo de mujeres que le hacian el corro mientras enseñaba a la niña.
-Es una niña hermosisima-contestaba Dolores que era la que mas le paraba-Que grande ha sido siempre,para ser sietemesina.

-Dolores-contestaba Alfonso-No se haga la loca que bien sabe que no es sietemesina.Si fue usted quien lo rego por todo el pueblo.

-Bueno,pero eso no quita que sea preciosa…¿A que si chiquitina?.¿A que eres preciosa?.

-Es la mas bonita del mundo-presumia orgulloso.

Volvia a la taberna después de oir a Emilia regañarle para que la echara en la cuna cuando de pronto en mitad de la plaza aparecio quien menos se esperaban.

-Vaya Alfonso.Enhorabuena veo que has sido papa.Por eso tenias tanto interes en que Emilia me dejara.

Alfonso le dio la niña a Emilia mandandole entrar dentro de la taberna pese a las suplicas de esta que no se peleara con el.

-Menuda zorrita resulto,la posadera,nos turnaba a los dos…por lo que yo he oido se quedo embarazada enseguida de irme yo.

Alfonso le cogio del chaleco,levantandole en lo alto.

-Ahora mismo nos vamos a la guardia civil.Y les explicas que paso con la viuda del sandalias.Tenias que haberte ido a America y no destrozarle la vida a Emilia y a mi hermano.

-Tu hermano se la destrozo solito.Nadie le manda ser un borracho y con respecto a tu mujercita nadie la manda ser tan rapida en subirse las enaguas.

No dijo mas le cruzo la cara dejandole tirado en el suelo.Le cogio de las solapas y le llevo con la guardia civil.

Emilia dentro del cuarto lloraba.Abrazaba a su hija.Raimundo entro al cuarto donde estaba intentando calmar a su hija.

-No te preocupes hija.Al final se hara justicia.Ese malnacido pagara por sus actos.Ha sido un error el que volviera aquí.

-Padre y si viene a quitarme la niña.

-No puede.El pueblo entero cree que es de Alfonso y esta registrada como hija de el.Sebastian ha ido con Alfonso a la Puebla con el alcalde.Ya no sabremos mas de ese malnacido.

Las horas pasaron lentamente para ella.Ni siquiera aparecio por la posada mientras lloraba abrazada a su hija que intentaba gatear encima de la cama.Al fin Alfonso aparecio por la puerta.

-Alfonso.-dijo tirandose a sus brazos-¿Qué ha pasado?.

-Nada no te preocupes.Tenian pruebas contra el.El testimonio de mi hermano y ademas habian encontrado pertenencias de la viuda en su casa.¿Sabias se ha casado?.

-¿Con quien?.

-Con una viuda de Numia.Al parecer según dicen la conocio cuando iba a las Americas pero se volvio con ella.Le regalo a su mujer un collar que habia pertenecido a la mujer del sandalias y por ahí pasara varios años en la carcel.

-Tenia miedo por que te pasara algo y por que nos quitara a la niña.

-Por ninguno de los dos te tienes que preocupar ni por mi chiquitina ni por mi.

Le tomo las manos acercandolas a su regazo.

-¿Sabes?.Te quiero con toda mi alma y ahora te quiero mas si puede ser.Por como eres como padre,como eres como marido y como seras como padre de nuevo.Por que en unos meses seras papa otra vez.

-¿En serio?.Elenita,ven con papi.¿Quieres tener un hermanito?.Mama va a traer uno.Ves ella tambien quiere un hermanito.Ves aquí en la tripita de mama esta el hermanito.

-Eres tonto.-dijo riendo-La niña no se entera de nada.

-Que va.Esta niña es tan lista como su madre.

-Y tan buena como su padre-dijo acariciandole la cara-Por que no puede tener un padre mejor.

Se besaron mientras la pequeña intentaba zafarse de los brazos de su padre,quien sonrio levantandola en lo alto y haciendola gritar
#14004
krisruz
krisruz
11/12/2011 13:59
Buenos días chicas, muchas gracias por el cambio positivo que le habeis dado a todas las interpretaciones tan desesperantes de el viernes, la verdad, que vaya tela. Me alegra que me hayais animado un poco porque he podido seguir con el fic que dejé un poco aparcado. Espero que os gusto, yo soy siempre fiel a los finales que me guataría que pasaran en la serie, pero eso no quita que me encanten FICS como el tuyo la Puebla, que aunk me encanta, me tiene en un sin vivir peor que el de los lionistas x lo bien que stá escrito. Aki os lo dejo, prometo que lo terinaré pronto.
K paseis una buena tarde de domingo.


*TOMANDO CARTAS EN EL ASUNTO . Parte 3*

Alfonso volvía para la hora del almuerzo conversado animadamente con algunos hombres cuando vio acercarse a Paquito entre unos árboles. Como bien había previsto este último llegaba justo a tiempo para llevarle las viandas que su madrina había preparado para el mayor de sus hijos.

- Pero zagal, ¿qué haces por aquí otra vez? Te veo más que cuando estaba en el pueblo.

- Pues ya sabes, ha traerte unas viandas que tu santa madre te ha preparado y a ver qué tal estabas, que el otro día cuando me fui noté que te dejé un poco tocado con lo de… bueno ya sabes, con lo de Emilia.

Como la última vez que Paquito estuvo allí, Alfonso y él se apartaron de el grupo para conversar alejados de oídos indiscretos.

- Pues deja ya de preocuparte por mí y sobretodo, como ya te dije deja de nombrármela hombre, no me lo pongas más difícil.

- No te preocupes que no te hablaré de ella más si no quieres, total desde que la dejé casi llorando en la posada cuando le devolví las tarteras, al decirle que no habías preguntado por ella, no la he vuelto a ver – Paquito miró de reojo a su amigo para comprobar que la intención con la que había pronunciado esas palabras habían causado su efecto.

- ¿Qué estaba llorando dices? – dijo Alfonso desconcertado - pues no entiendo de que se extraña, si fue eso lo que me pidió que hiciera – sus palabras sonaban con un tono de tristeza y rencor. – y ¿cómo es que no la has vuelto a ver? ¿Es que no te ha vuelto a obligar a que me traigas viandas sabiendo que venías? – no podía evitarlo, pensar que las palabras de Paquito podían ser ciertas, le despertó su curiosidad por saber de ella.

- Pues no la he vuelto a ver no, desde que tu hermana casi la echó a patadas de tu casa, porque la culpa de tu marcha, la muchacha no se ha atrevido a acercarse por allí más.

- ¿Cómo que Mariana la echó de la casa? – luchaba con todas sus fuerzas por no pensar en ella, pero saber que podía estar pasándolo mal le estrujaba el corazón. – Eso no puede ser Paquito, pero si siempre han sido muy amigas. – sentía una mezcla de gratitud por el amor que le profería su hermana y desazón por sentirse culpable de toda aquella situación. Sentir que Emilia podía sufrir por su culpa le puso un nudo en el estómago que no podía aliviar – Vaya con la mocosa, de armas tomar ha resultado ser. Pero ¿qué culpa tiene Emilia? Yo me fui porque quise, y bien sabemos que no podemos obligarla a que me quiera.

A Paquito le brillaron los ojos recordando la escena que había presenciado a escondidas entre las muchachas, y esbozó una sonrisa que no pasó desapercibida para Alfonso.

- Zagal, ¿de qué te ríes? Si no te conociera, pensará que pareciera que todo esto te divierta.

- Bien sabes que no es así. Pero yo que me estaba preguntando,… ¿cómo tienes tan claro que Emilia no te quiere? – vivazmente Paquito jugaba con la paciencia de su amigo sabiendo que lo que venía a decirle bien merecía un poco de suspense.

- Pues no se qué te parece a ti, pero cuando una mujer te da con la puerta en las narices cuando le pides que se case contigo, no me parece a mí que se pueda llamar amor ¿no crees?

- Pues te puedo asegurar que ese rechazo que tú dices no es por falta de amor, sino por todo lo que te quiere, y bien lo sé yo.

- Déjate de tontunas y de calentarme la cabeza que no estoy yo ahora para estas cosas – Alfonso estaba molesto de ver la frivolidad con la que su amigo se tomaba su dolor – mira dile a mi madre que gracias por las viandas y vete ya para el pueblo que yo tengo que volver al tajo.

Comprobando que quizá le estaba dando más suspense a la noticia de la que el corazón de Alfonso podía soportar, Paquito le agarró del brazo para que se volviera a sentar y se apresuró a decirle:

- No te pongas así hombre, solo que no he venido aquí a traerte las viandas solamente, sino para hablarte de una cosa muy importante que se que te va a contentar escuchar. Así que deja esa soberbia que te gastas y escucha.

Paquito le contó con pelos y señales todo lo que había escuchado de la conversación entre Emilia y Mariana. Cuando Alfonso escuchó relatar la historia en boca de su amigo, no se lo podía creer. Las palabras de Emilia - de desde que se fue, desde que pienso que me puede haber olvidado, o que otra mujer me pueda robar sus besos, que los deseo y siento míos, me aplasta el corazón – aunque en boca de Paquito, sonaban como música para sus oídos, y como bálsamo para su alma. No se lo podía creer, Emilia le quería, le quería tanto que prefería su infelicidad por hacerle feliz a él. No podía odiarla más por cabezona, ni quererla más de lo que la quería.

A la mente le llegaban imágenes de ella luchando por apartarse de él cuando sus bocas se acercaban, pensando que habían sido imaginaciones suyas. ¿Podía ser verdad? ¿Esas miradas frías y esas palabras cortantes salían de ella para ocultar lo que realmente sentía? No sabía si dejar a su razón creer lo que su corazón le gritaba que era verdad, pero no pensaba quedarse en ese campamento mucho tiempo más sin averiguarlo.
#14005
martileo
martileo
11/12/2011 16:56
Que tal van esos ánimos niñas?

Gracias a todas por los fics que, aunque sean tristes, siempre se alberga una luz de esperanza al final del túnel. Sois unas soles que haceis que este domingo frio, lluvioso y melancólico, se transforme en un día cálido :) (que poético me ha quedao jeje)

Pensando en lo que dice cuquina, y no se si algunas de vosotras, en que los rumores del embarazo de Emilia se lo encasqueten a Alfonso pudiera ser que sea el detonante para que el par de dos se casen de una santa vez.....
En cuanto a la leñadora le va a durar poco la alegría si piensa que se va a ennoviar con Alfonso. No puede ser que se vaya con otra como solución para olvidarse de Emilia con lo profundamente enamorado que esta, no es propio de él. Y por mucho que la Marianita diga que una mancha de mora con otra verde se quita, es que no conoce a su hermano.

En fin, que hay que resignarse de nuevo y a esperar toca. Veremos si para esta semana nos dan aunque sea una sorpresita, que ya nos toca.

Me despido hasta luego, que paseis buena tarde. Besicos
#14006
mae878
mae878
11/12/2011 19:45
Buenas!

Como siempre una gozada TODOS los fics. La Puebla me tienes mas intrigada que la propia serie, no te digo mas!!!

Yo pongo aqui mi segunda parte, que ha cambiado de titulo, bueno un poquito que como vereis los titulos no son lo mio... es que soy de ciencias puras! jajaj. Gracias Colgada por avisarme que estaba repetido!

He intentado meterle algo de humor, e involucrar a uno de mis personajes preferido... espero que os guste, y gracias por leer la primera parte, y animarme a continuar! Bueno, pues ahí va.


DECISIONES II (Antiguo La decisión)
Alfonso no podía dormir. Llevaba semanas intentando quitarse a Emilia de la cabeza y pensaba que empezaba a conseguirlo. Había ido con Laura a comprar provisiones para el campamento. Laura era encantadora. Pero no era Emilia. E inconscientemente se pasó todo el viaje comparándolas. Esa era la única explicación que le encontraba a lo que le pasó al bajarse de la diligencia que les dejaba en el pueblo cercano al campamento. Juraría que había visto a Emilia. Incluso la llamó. Pero la muchacha no se giró. Estaba claro que no era ella ¿Qué iba a hacer allí? Vale, le había mandado el Bacalao. Pero eso no quería decir nada. Emilia no le quería. Y nunca lo haría. Tenía que olvidarse de ella si no quería volverse loco.
-------------------
Emilia se despertó y vio que se había quedado dormida abrazando el libro de “su admirador secreto”. Se imaginó cómo sería despertarse cada mañana al lado de Alfonso, entre sus brazos. Y eso le dio fuerzas para salir a enfrentarse al mundo. Ese mundo que se le estaba cayendo encima. Y además tenía que darse prisa en conseguir lo que quería. Los rumores decían que su hijo era de Alfonso y ella quería dejarle claro que le amaba más que nada, y que esos nuevos rumores no eran lo que le había hecho cambiar de opinión.
Se dio más prisa que nunca en dejar todo listo en la taberna. De hecho, Raimundo le reprendió por esforzarse tanto, y le dijo que tenía que cuidarse más.
-Padre, tengo cosas que hacer, no se preocupe. Tengo que salir a hacer unos recados, tardaré un poco. Ya le he dicho a Sebastián que le ayude.
- Pero hija, ¿qué recados son esos?
-Cosas mías padre, le prometo que no tardaré mucho. Hasta luego.
Salió de la taberna y se fue directa al Colmado.
-Hola Dolores, ¿está Hipólito?
-Sí, ¿para qué le necesitas?, dijo Dolores pensando en que por sus chismes habría metido a Hipólito en un lío.
-Necesito hablar con él urgentemente. Así que llámele por favor.
- Pero Emilia, no es….
-Dolores, déjese de cháchara, ¿puede llamar a Hipólito o no?, que tengo prisa…
- Es que… bueno, mira ahí viene….
-Hipólito, ¡contigo quería hablar yo! Necesito ir a hacer un recado, ¿me podrías acompañar?
-Pero… Hipólito miró a su madre, y Dolores le dio su aprobación para salir del colmado con Emilia… tras lo que había pasado con Prudencio, y el enfado de Hipólito Dolores empezaba a sentir remordimientos de haber contado chismes de Emilia.
-Mira Hipólito, quería hablar contigo porque…
Y así los dos se fueron paseando por la plaza.

Continúa
#14007
mae878
mae878
11/12/2011 19:46
Continuación
---------------------------------------------
Emilia se empezaba a impacientar... se tranquilizó cuando vio que Paquito cruzaba la plaza y salió corriendo de la taberna…
-¡Paquito!
-Emilia, ¿qué quieres otra vez? , no le puedo llevar nada a Alfonso, si Mariana y Rosario se enteran me echan a patadas de casa.
-No, tranquilo, sólo quería saber cómo te encuentras.
-¿Qué? ¿Por qué? Mira Emilia no tengo mucho tiempo, sé que quieres saber de Alfonso, y ya te dije que no te quería hacer daño…
De repente Emilia se apoyó en Paquito.
-¡Emilia que te pasa! ¿Estás bien?
-Sólo un poco mareada, es normal no te preocupes, sólo necesito sentarme…
-¿Te llevo a la posada?
-No, mejor al Colmado
-¿Al Colmado?
-Sí Paquito, al colmado, que está más cerca y va a ser solo un minuto, además no quiero que mi padre se preocupe… Dice que trabajo demasiado
Paquito le acompaño al colmado. Hipólito estaba limpiando unas baldas subido a una silla.
-Bella Emilia, ¿qué te pasa? ¿Estás bien?
-Sólo necesito sentarme Hipólito, tienes una silla…
-Sí esta misma, espera que me bajo…
Y mientras se bajaba de la silla se resbaló y el caldero con jabón y agua sucia le fue a caer a Paquito encima. Estaba empapado…. Y quería matar a Hipólito, ¿Cómo podía ser tan torpe?
-Arggggh!!!! ¡Hipólito! Ni de una silla sabes bajarte, ¿y ahora qué hago yo? Tengo que encontrarme en 5 minutos con Juanito el afilador que va a Lercher para llevarle cosas a Alfonso, ¡y no puedo ir así con el frío que hace! Necesito que me dejes ropa seca
-No tengo
-¿Cómo que no tienes?, te quito la tuya si hace falta. Dijo agarrándole de la chaqueta…
-No te sirve; le dijo Hipólito, separándose de él.
-Emilia, ¿me puedes dejar ropa de tu padre o Sebastián?
-No creo que te sirva, además mientras buscamos algo que puedas ponerte va a pasar un rato, y el paisano se va a marchar igualmente. Le dijo Emilia, sonriendo…
-Veo que se te ha pasado el mareo Emilia, le dijo Paquito. Sabiendo que entre ella e Hipólito le habían tendido una trampa. Y bueno, dijo. ¿Ahora quien le va a llevar las cosas a Alfonso?, supongo que tú, Emilia…
-No. Se las va a llevar Hipólito. Así que no te preocupes, de momento Mariana y Rosario no te van a matar.
------------------------------------------



Alfonso estaba hambriento. Había sido una mañana muy dura. Laura le servía la comida y un poco de agua.
-¿Quieres lentejas o garbanzos? Hoy he tenido ayuda de mi hermana y hemos hecho dos cocidos para que podáis elegir. .. Alfonso…. Alfonso…
Alfonso no daba crédito a lo que veían sus ojos. Del borrico de Juanito el afilador se bajaba Hipólito Mirañar… No podía ser. Parpadeo un par de veces y hasta pensó en pellizcarse a ver si estaba realmente despierto… pero no. Era cierto, Hipólito había ido allí a verle, y entre esperanzado y enfadado se imaginaba la razón de su visita. Fue directo a él y le agarró del brazo para llevarlo a parte…
-Hipólito ¿qué haces aquí?
- Alfonso, Alfonso, no te enfades, estoy aquí porque Paquito ha tenido un desgraciado accidente…
-¿Qué? ¿Está bien?
-Sí, sólo un poco mojado, y probablemente resfriado
-¿Qué? Le has tirado al río como a mí… lo estoy viendo…
-No, no, es que ha entrado esta mañana al colmado y yo estaba limpiando, me caí de una silla, y le cayó toda el agua encima
-¿Y por eso no ha podido venir?, mira Hipólito, ¡¡¡no me calientes!!!!
- Es que justo le ha pasado cuando había quedado con Juanito el afilador, y si venía así se iba a enfermar, así que me he ofrecido a traerte yo las cosas. Mira, esto te lo mandan tu madre y Marianita.
- ¿Y no hay nada más?, dijo Alfonso traicionando sus propias decisiones… en cuanto lo dijo, se arrepintió, esa no era la forma de olvidarse de ella.
-Pues ahora que lo dices sí. Toma.
-Alfonso abrió el saquito que le era familiar, y cuando vio el requesón, los sentimientos y las imágenes de toda una vida se amontonaron en su corazón y en su cabeza. “Me casaré con el que me traiga requesón”…
Hipólito le había dicho a Emilia que conquistar a alguien con un requesón era lo más raro que había visto nunca. Pero al ver la cara de Alfonso, se dio cuenta que aquello tenía que tener algún significado para ellos…
-No lo quiero Hipólito. Llévatelo y dile que deje de jugar conmigo. Dile que ya no la quiero.
-Pero Alfonso, eso es mentira.
-¿Y tú qué sabes Hipólito?! Dijo intentando no montar un espectáculo en el campamento. He venido hasta aquí para olvidarme de ella, y si sigue enviándome cosas, y preguntando por mí es imposible que lo haga. Necesito olvidarme de ella. Ella no me quiere.
-¿Y entonces por qué te manda el requesón?
-Sólo quiere que seamos amigos, y yo no quiero ser su amigo.
- ¿Estás seguro? Le dijo apartándose un poco… Está claro por como lo has mirado que no es una vianda más.
-Ya está bien Hipólito. Se acabó. No te tengo que dar explicaciones. Te vuelves al pueblo ya. No quiero enfadarme contigo. No quiero seguir hablando de Emilia. Y como le cuentes algo de esto juro que te ahogo en el rio.
-Está bien, está bien… te dejo que vuelvas al tajo, yo esperare aquí a que alguien me lleve al pueblo… hablando con la gente. Y mientras decía esto miró a Laura que llevaba un tiempo mirándoles de reojo.
--------
Alfonso volvió al tajo, repitiéndose una y otra vez, tienes que olvidarla, tienes que olvidarla y trabajó más duro que nunca para dejar de pensar, para borrar a Emilia de su cabeza. Pero cuando anocheció su cabeza se volvió a llenar de los momentos pasados con ella, y también las negativas, las discusiones. Su cabeza le intentaba decir que era mejor olvidarla, que las cosas no eran lo que parecían. Pero en su traicionero corazón se encendía más fuerte que nunca una llama de esperanza. En lo más hondo de su alma Alfonso sabía que Emilia le quería.
----------
Emilia vio cruzar a Hipólito la plaza…
-¡Por Dios Hipólito, pero cuanto has tardado!
-Es que tu querido Alfonsito no se ha ido precisamente a la vuelta de la esquina… Dame algo para mojar el gaznate que menudo viajecito me ha dado el borrico de Juanito el afilador… casi me voy al suelo un par de veces…
-Sí, sí… toma, perdona. Bueno, y ¿qué ha pasado?
-Pues, que ni ha tocado el requesón…
-Me lo imaginaba… por la chica esa con la que le vi.
-No Bella Emilia, no… porque es incapaz de olvidarse de ti, y me da a mí que cuanto más lo intenta más difícil es.
Emilia sonrió…
-Bueno, no sonrías tanto, porque está totalmente decidido a olvidarse de ti… Y efectivamente hay una chica morena en el campamento, como me dijiste. Muy guapa, y le gusta Alfonso.
-¿Te ha hablado Alfonso de ella?
-No, he hablado yo con ella, y definitivamente ella está interesada en Alfonso, pero aun no son novios… aunque yo creo que tienes que darte prisa. La chica es muy guapa, tiene una cinturita….
- Vale Hipólito, vale, no hace falta que me digas más. Que Alfonso aún me quiere es todo lo que necesitaba saber…
-Sí Emilia, yo creo que aun te quiere, bueno, estoy seguro. Pero parecía muy dolido…
- Sí, lo imagino. No va a ser fácil…
Continuará
#14008
krisruz
krisruz
11/12/2011 19:56
* TOMANDO CARTAS EN EL ASUNTO . Parte 4*

Al día siguiente, y ajena a todo lo acontecido, Emilia seguía como cada día haciendo más faena de la que debiera en su estado, para mantener su mente ocupada. De nada servían las palabras de su padre, ni las regañinas de Pepa para que aflojara el ritmo. Lo mismo iba a comprar los avíos, que los cocinaba o atendía a los parroquianos en la casa de comidas. Su reconciliación con Mariana, le había hecho bien, pero la sensación de vacío en la boca del estómago no se le había mitigado desde la marcha repentina de Alfonso. ¿Cómo podía haber sido tan ingenua en pensar que la amenaza de irse de puente viejo solo había sido una rabieta? Recordó los momentos en los que le había ido a contar lo de su amor por Severiano, cuando le confesó que se había encamado con él y dejó de hablarle cuando le insistía en todas las canalladas que sabía que le hacía, pero ella necia y ciega como andaba, no le creyó. Se sentía morir pensando como todo esto le partió el corazón a Alfonso, pero a pesar de eso permaneció siempre a su lado. Se odiaba a si misma por no haberse dado cuenta antes de lo que él sentía por ella, y le odiaba a él por haber sido un cobarde y no habérselo dicho antes – sería todo tan distinto si hubieran sido claros con sus sentimientos – eso le dijo Alfonso el día que le pidió matrimonio y no podía estar más de acuerdo.

Alfonso tomo la diligencia que salía después de la hora del almuerzo. No pudo pegar ojo en toda la noche con las palabras de Paquito retumbando en su cabeza una y otra vez. A pesar de ello decidió faenar media jornada para que no hubiera ninguna queja de él, y salió tras dar cuatro bocados con los muchachos hacia puente viejo.

No sabía si su visita a Emilia serviría de algo, si cambiaría las cosas, así que decidió no decir nada en el campamento por si volvía al día siguiente, y esta vez para sí no volver a marcharse. Llegó a su casa aprovechando que su madre y Mariana andaban todavía por la casona para dejar sus cosas, y Juan, bueno, desaparecido quien sabe dónde. No quería que causara revuelo su llegada y quería hablar con Emilia antes que otra cosa en el mundo. Solo Paquito se cruzó en su camino, pero no le dijo nada pues sabía a lo que había venido su amigo, y viendo la decisión con la que caminaba sabía que no era momento de salirle al paso.

Emilia, se quedó petrificada, vio la cara de Alfonso a través de la ventada de la taberna que le indicaba con la mirada que se dirigiera al patio. Ésta por un momento miró a ambos lados dudando que su deseo de volver a ver a Alfonso le hubiera hecho imaginárselo, pero cuando el muchacho le indicó con la mano que se acercara no tuvo ninguna duda. Alfonso estaba allí, había ido a verla. Por un momento se asustó, vio la decisión en sus ojos y pensó que algo había pasado.

- Alfonso, has vuelto, me alegra mucho verte, ¿Qué haces aquí? – luchaba consigo misma para mostrarse serena, y no tirarse a sus brazos en cuanto llegó al patio.

Durante todo el tiempo que duró el viaje en la diligencia, se repitió una y otra vez lo que iba a decirle a Emilia cuando la tuviera frente a frente. Pero la seguridad y determinación que traía se desvaneció cuando sus miradas se cruzaron a través de la ventana. Tras varios días de exilio auto infringido, volvía a tenerla delante, y todos esos sentimiento que con tanto ahínco había intentado enterrar, brotaban en su pecho con más fuerza que nunca.

- Ha llegado a mis oídos que mi hermana anda un poco enrabietada contigo – sentía un miedo atroz de que lo que le hubiera contado Paquito no fuera cierto y no sabía por dónde empezar

- Ya veo que Paquito no puede tener la boca cerrada – sintió vergüenza de pensar que pudiera reprocharle el sufrimiento de su hermana, pues ella misma se había sentido culpable, pero feliz de que no fuera cierto lo que le dijo Paquito, al asegurar que no le había nombrado – pero no penes por eso Alfonso porque parece ser que ya está todo arreglado.

- Me alegra oír eso, no me gusta que dos buenas amigas se peleen por algo que es solo culpa mía.

- Créeme que no la culpo, ella solo defendía a su hermano, yo habría hecho lo mismo si una mujer hubiese tratado a Sebastián como yo te trate a ti – no podía mirarle a los ojos. Y con una voz que pareció más un susurro dijo – y me arrepiento tanto.

- ¿Cómo?, ¿de qué te arrepientes, de haberme tratado mal o de no haber sido sincera conmigo y no haberme dicho que me quieres? – esas palabras brotaron de sus labios sin poder ser contenidas. Necesitaba saber la verdad, necesitaba saber si lo que Paquito le había contado era cierto.

Emilia levantó la mirada de repente, miraba a Alfonso desconcertada, pero con ese brillo en los ojos que tan nervioso le ponía. Sorprendida por esa faceta tan directa y segura de sí mismo de Alfonso que no conocía, no supo que decir.

- Lo sé todo Emilia, sé que me quieres, y que quisiste apartarme de tu lado por miedo a que dejara de quererte cuando surjan las habladurías. Por no hacerme pasar por ello. Criar a tu hijo sola, para que yo no hiciera ese sacrificio.

Emilia se quedó paralizada, no sabía que decir. Alfonso se veía más seguro y firme que nunca y ya no se sentía con fuerzas de apartarlo de nuevo de su lado.

- Emilia – Alfonso acarició su mejilla, y notó como la muchacha se estremecía – te amo, y eso ni el tiempo, o la distancia lo podrá cambiar – Emilia rompió a llorar. Pensó que no volvería a oír esas palabras salir de su boca y no pudo contenerse más. – quiero que te cases conmigo desde que era un zagal y recibía perdigonazos en el trasero por traerte requesón.

Ella sonrió. Él la miraba fijamente a los ojos como nadie antes la había mirado. – Vale cabezón, me casaré contigo. ¿Pero por qué estás tan empeñado en que sea tu mujer? – Emilia, se acercó a Alfonso y se mordió el labio para no reír.

Alfonso con su sonrisa de medio lado respondió – Para poder besarte cada vez que me apetezca – tiró de su cintura con ambas manos hacia él y la besó.

No se lo podían creer ninguno de los dos, por fin estaban juntos. Los miedos de Emilia se disiparon completamente con el simple roce de sus labios. Subió las manos por su espalda, y cuando llegó a su cuello Alfonso se estremeció. Entonces ella separó sus labios lo suficiente para susurrarle un te quiero. Alfonso la miró a los ojos profundamente y limpió las lágrimas de sus mejillas dulcemente con la yema de los dedos.

- Emilia, vida, me tengo que ir – pero por mucho que supiera que debía volver a tu casa y avisar allí de su llegada, pareciera que tenía los pies anclados al suelo. No podía separarse de ella.

- No, no, no, ¿cómo que te tienes que ir? – Emilia le abrazaba con fuerza con miedo de soltarle. Ahora que lo había sentido tan cerca y había sentido ese amor tan grande no podía volver a separarse de él.

Alfonso no podía ser más feliz, por fin sentía ante él una Emilia enamorada que no quería dejarle marchar. La besó dulcemente y le acarició el pelo – tengo que ir a mi casa a decir que he venido porque he venido para aquí directamente. Y mañana debo ir a Lecher en la primera diligencia para recoger el resto de mis cosas.

- Mal empezamos, si mi futuro marido pretende dejarme sola después de un momento como este – le respondió Emilia divertida. De repente sus mejillas se enrojecieron – pensé que podrías quedarte conmigo esta noche.

El muchacho no se esperaba es frase. Le temblaron las piernas del simple hecho de imaginar pasar la noche con ella. La miró a los ojos, ¿cómo iba a poder resistirse a esa sonrisa juguetona? – si no puedo separarme de ti ahora, no sé cómo voy a poder hacerlo mañana por la mañana.

- Pues manda a Paquito a por tus cosas, porque no pienso dejarte salir de la cama -
#14009
mae878
mae878
11/12/2011 20:12
Jajaj, Krisruz, nos hemos acordado del requeson las dos a la vez!

Muy bonito el fic guapa!
#14010
krisruz
krisruz
11/12/2011 20:40
jajajaja cierto!!!
me ha encantado que tu fic con Hipólito como co-protagonista. carcajada
Te juro que me he imaginado a Hipólito llegando a Lecher con el burro y la cara de asombrado de Alfonso al verle jjajajajaja muy bueno

PERO CONTINUALO!!!!!!!!!!!!!!!!!!
#14011
lapuebla
lapuebla
11/12/2011 20:49
Que gozada venirse al hilo y encontrar tanto fic. Este ha sido dun fin de semana muy productivo. Voy a leerlos con detenimiento, degustándolos como se merece, y luego comento.

Por mi parte dejo continuación en la bibilio. Lo cierto es que le mío va en una línea muy distinta.....


FANTASMAS Y SOMBRAS (Parte 4)

Edito: Kris, ya sabes que me gusta mucho tu estilo. Pero no me canso de repetírtelo
Mae: me ha encantado!!!! Ahora mismo mi personaje favorito es Hipólito y agradezco mucho que le den protagonismo. Genial!!
#14012
olsi
olsi
11/12/2011 22:25
Buenas noches chicas!!! Ando perdida porque voy muy agobiada entre el trabajo y un posgrado que estoy haciendo... no me queda tiempo para casi nada... lo siento... snif
Pero siempre que puedo me cuelo a leeros, aunque tengo pendientes los últimos fics... Os dejo uno, que tenía mono ya de escribir... ejeje si he plagiado a alguna os pido perdón, porque tengo bastantes pendiente...

Un besazo a todas!!!! muaaaaaaaaaaaaaaaaa

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“La felicidad”

Por más que lo intentaba no podía quitárselo de la cabeza. La imagen de aquella muchacha bajando de la diligencia con Alfonso la atormentaba sobremanera y más después de haber hablado con Mariana…

Cuando lo vio se le paró el corazón sin saber qué hacer, qué decir… Había estado toda la noche ensayando cómo le diría lo mucho que le quería, lo mucho que le amaba y que ahora sabía que su vida lejos de él no tenía ningún sentido, pero verlo con aquella muchacha… era algo que no esperaba, por lo que se dio media vuelta y, sin dejarse ver, se alejó de allí.

Cuando volvía a la posada, aún aturdida por la escena que acababa de presenciar, se topó con la menor de los Castañeda saliendo del Colmado.

- Hola Mariana – dijo Emilia tímidamente sin saber si aún estaba molesta con ella – acabo de ver a Alfonso bajar de la diligencia.
- ¿Ha llegado ya? – preguntó sin mirarla a los ojos. A leguas se veía que aún seguía enfadada.
- Sí… aunque me ha parecido que no venía solo… - dijo con tristeza.
- Ah… Habrá venido con Laura – dijo Mariana con una sonrisa en los labios, como si disfrutara del sufrimiento que padecía Emilia por dentro.
- ¿Laura?
- Sí, una chica con la que se ha ennoviado… y te pido, por favor, que no interfieras Emilia… ya le has hecho suficiente daño…

Emilia no supo qué decir, aunque poco importó, pues Mariana se alejó con paso firme, impidiéndole contestar.

Aquella noticia le cayó como un jarro de agua fría… ¿Alfonso con novia? No… no podía ser… Quería correr, gritar, llorar… ¿Cómo podía haber sido tan tonta? Entró por el patio para no ser vista y se dirigió a su cuarto sin decirle nada a nadie.

Y allí estaba ella, después de varias horas, derramando lágrimas por el amor que pudo ser y no fue, por aquel hombre maravilloso que ella misma había echado de su lado.

Estaba enfada con el mundo… ¿qué había hecho ella para que la vida le trajera tanto sufrimiento? Pero no era la vida la que se había empeñado en hacerla infeliz, sino ella, ella misma cuando rechazó una y otra vez a Alfonso… Se reprochó a sí misma por las lágrimas que caían por sus mejillas, pues no tenía ningún derecho a llorar, no por algo de lo que la única responsable era ella misma…

Después de mucho llorar, cuando parecía que las lágrimas se habían acabado, cayó dormida por el agotamiento. Pero parecía que ni sus sueños le daban tregua… Soñó con Alfonso, con aquella noche en la que le abrió su corazón de par en par y en la que le pidió matrimonio. Ella se levantaba y se daba la vuelta, indecisa porque no sabía si darle la respuesta que quería o la que debía. En ese sueño se veía sonriendo, decidida a darle el sí y acabar con esa tortura que la estaba matando, pero cuando se giraba Alfonso ya no estaba allí…

Se despertó de un sobresalto, angustiada por aquel mal sueño, pero pronto se dio cuenta de que la realidad era mucho peor… Alfonso no sólo no estaba, sino que ya había empezado a rehacer su vida con aquella tal Laura…

Se asomó a la ventana y vio que ya estaba amaneciendo, por lo que se aseó y se vistió para enfrentar un nuevo día, aunque sabía de sobras que sería uno de los más duros de su vida…

Preparó el desayuno y, cuando Raimundo hubo abierto la taberna, se dirigió hacia el Colmado a hacer unas compras que tenía pendientes.
Por mucho que se negó, Hipólito se empeñó en acompañarla, bajo la excusa de que en su estado no debía de cargar peso.

Caminaban por la plaza y llegó a agradecer la compañía de su fiel amigo, pues era el único que le sacaba una sonrisa con sus comentarios. Pero pronto la sonrisa se esfumó.

En la pared de al lado de la taberna, en medio de la plaza, alguien había pintado una frase que no se esperaba encontrar… “Emilia tiene un bombo”… ¿Cómo alguien podía ser tan ruin como para chancearse de algo como aquello?

Corrió a la casa de comidas y cogió un trapo que remojó en un cubo con agua y se apresuró a limpiar aquella pintada.

Las lágrimas, aquellas que tanto le acompañaban en los últimos días, volvieron a sus ojos. Esta vez no eran de sufrimiento, sino de impotencia por aquel acto vandálico contra ella… No sabía quién ni por qué lo había hecho… Ella siempre se había portado bien con todo el mundo para que ahora se divirtieran de aquella manera tan cruel contra ella…

Mientras Hipólito intentaba, sin demasiados resultados, quitarle hierro al asunto, se dispuso a volver a la taberna para volver a remojar el trapo, pues no había manera de que aquella tinta saliera.

Cuando se giró quiso que la tierra la tragase… allí estaba Alfonso, mirándola con una expresión en los ojos entre dolor y compasión. No quería que viera aquello, no quería que la viera así… Tiró el trapo al suelo y corrió hacia la casa de comidas sin decir nada.

Alfonso la miró mientras se alejaba. La quería más que nunca y verla sufrir de aquella manera le partía el alma en dos. Tenía que hablar con ella, intentarla consolar de alguna manera, pues viendo aquella pintada en la pared no quiso ni imaginarse los rumores que ya correrían por todo el pueblo. Tendría que estar sufriendo tanto…

Sabía que debía olvidarse de ella, alejarse para dejar de sufrir, pero no podía, no podía verla llorar y mirar para otra parte…

Se dirigió hacia la posada, donde se encontró a Raimundo tras la barra con cara de preocupación.

- ¿Dónde está Emilia?

Raimundo no contestó. Con un gesto le señaló el patio, donde, cuando miró, la vio sentada en una mesa con la cara enterrada entre sus manos.

(continúa)
#14013
olsi
olsi
11/12/2011 22:25
- Emilia… - dijo dulcemente Alfonso.
- Vete, Alfonso… - contestó sin quitar las manos de su cara.
- Emilia, por favor…
- ¡He dicho que te vayas! – dijo descubriendo su cara, envuelta en lágrimas- No necesito tu compasión ni tu lástima…
- ¿Cómo puedes decir eso?
- No puedo más… no puedo más… - se lamentaba ella casi para sus adentros.
- Emilia, es cierto que me fui de Puente Viejo para poder olvidarte, pero…
- Y pronto lo has conseguido… - le cortó ella levantándose y secándose bruscamente las lágrimas. Estaba siendo dura con él, pero la impotencia que sentía por aquella pintada fue la gota que colmó el vaso… y estalló.
- ¿Cómo? – preguntó sin saber muy bien a qué se refería.
- Da lo mismo Alfonso, ¿sabes? Me alegro mucho por ti – dijo con ironía – espero que Laura y tú seáis muy felices.

Se dispuso a salir de allí, pero la mano de Alfonso cogiendo su brazo lo impidió.

- ¿Se puede saber de qué estás hablando?
- Ah que no lo sabes… - se giró hacia él. Lo tenía tan cerca que miles de mariposas le comenzaron a revolotear por el estómago.
- No, no lo sé… - dijo acercándose aún más a ella.

Se quedaron mirándose el uno al otro. Ambos deseaban con todas sus fuerzas recorrer aquel centímetro que les separaba y tomar los labios del otro. Emilia miraba aquella boca que hacía pocos días le había robado aquel beso, aquel que, dentro de la brusquedad con la que se lo dio, había sido el mejor que había probado, aquel que se moría de ganas por volver a probar.

Sin atender a razones, y dejándose llevar por sus instintos, se aproximó a él y le rozó los labios. Fue un beso fugaz, en el que pudo notar como Alfonso se derretía… Pero duró demasiado poco… Alfonso se apartó de ella y se dio la vuelta.

- ¿Por qué me haces esto Emilia? – susurró - ¿por qué me besas ahora que me había propuesto olvidarte? ¿Por qué te empeñas en hacerme sufrir?
- Porque… te quiero… - dijo ella avergonzada

Alfonso se giró y la miró incrédulo, viendo cómo sus mejillas se habían teñido de rubor. ¿Había escuchado bien? ¿o sus deseos le estaban jugando una mala pasada?

- Sé que no tengo ningún derecho a decírtelo ahora – continuó Emilia al ver el silencio de Alfonso – se que tienes novia y por nada del mundo quiero hacerte daño, Alfonso… Pero no aguanto más con esto que me quema por dentro… te quiero… te quise cuando me besaste, te quise cuando me pediste matrimonio, te quise cuando llegaste calado hasta los huesos para traerme unas flores o cuando me cantabas las mañanitas al alba con Hipólito… Sé que ahora estás intentando rehacer tu vida, y no quiero que pienses que quiero que sigas sufriendo…
- Pe… pero… ¿porqué…? – A Alfonso no le salían las palabras, no podía dar crédito a lo que sus oídos estaban escuchando… ¿acaso estaría soñando?
- Te quiero desde siempre Alfonso, y te quiero demasiado, por eso te rechacé… y ya ves… - dijo mirando a la plaza – no me equivoqué… tú no mereces esto… tú mereces mucho más Alfonso… vete y no te preocupes por mí, estaré bien… - dijo sonriendo con tristeza.

Se dio media vuelta. Debía irse y, aunque sentía que se había quitado un peso de encima, la angustia que sentía era demasiado grande… Había estado tan cerca de ser feliz, tan cerca… pero ahora era demasiado tarde y así lo confirmaba el silencio que había guardado Alfonso durante toda la conversación…

Pero no podía estar más equivocada. Cuando iba a entrar al pasillo, rumbo a su habitación, notó como Alfonso la cogía del brazo, obligándola a girar hacia él.

- No puedes, Emilia… No puedes decirme todo lo que me has dicho e irte sin más…
- Alfonso, yo…
- No, Emilia, ahora voy a hablar yo… ¿Me quieres y por eso me rechazaste? ¿Por no hacerme daño? – dijo sin soltarle de los brazos – ¿No ves que rechazándome me hiciste más daño que con ninguna otra cosa? Emilia si me quieres nada más importaba… tú y yo y este pequeño que está por venir y que siento como si fuera mío…
- Lo sé… - dijo bajando la mirada – fui una necia… pero ahora es ya es tarde…
- Sí… - dijo alzándole la barbilla – sí que es tarde para decirte todo lo que te quiero, que te amo con toda la fuerza de mi corazón…

La atrajo hacia sí y la besó, saboreando aquellos labios que tan dulces le sabían, por mucho que las lágrimas intentaran taparlo con su amargura… Había deseado tanto aquello… Emilia correspondía a su beso, fundiéndose en él, y parecía que lo había deseado tanto como él… Este beso no era robado, como el primero que le dio, estaba lleno de entrega, de amor, de pasión…

Sintió como los brazos de Emilia le rodeaban el cuello, intentándose aferrar a aquel beso… El mundo dejó de girar, sólo existían ellos dos y aquella pasión reprimida por tanto tiempo y que ya pensaba que debía mantener oculta.

Se separaron aturdidos aún por aquel contacto y respirando con dificultad. Alfonso se sentía el hombre más feliz del mundo, por fin lo que más ansiaba en la vida se estaba dando, pero la reacción de Emilia lo aturdió. Ésta se apartó de él, aún respirando agitadamente.

- Emilia… ¿qué… qué ocurre?
- Y… ¿Laura? – dijo avergonzada.
- ¿Laura? – dijo con una media sonrisa – es sólo una amiga… ¿pero en serio pensaste que tan pronto te había olvidado? Aunque reconozco que me gusta verte celosa, quiero hacerte saber, Emilia Ulloa – dijo volviéndose a acercar a ella - que eso es imposible, pues el amor que siento por ti no lo podría borrar ni huyendo al otro extremo de la tierra…

Pasó sus manos por su cintura, atrayéndola hacia él y volviéndola a besar.
Se apartó unos milímetros y, sobre su boca, susurró…

- Cásate conmigo…
- Sí… Es lo que más deseo…

Volvieron a besarse y así estuvieron durante largo rato, pues ninguno de los dos quería dejar de saborear aquellos besos que tan bien le hacían a sus almas. Por fin, después de tanto sufrimiento, después de tanto dolor y angustia, habían encontrado la felicidad, aquello que ambos sabían que sólo encontrarían el uno con el otro…
#14014
Aricia
Aricia
11/12/2011 22:45
Jo, chicas, qué pedazos de fics!!! Románticos, tristes, amables, agridulces...

Me encantan todos.
#14015
krisruz
krisruz
11/12/2011 23:50
Buenas noches chicas os he dejado el final de mi fic que me faltaba un trocito y no se que le ha pasado al copiarlo. Sorry.
Lo he actualizado en la página anterior donde estaba el otro, asik a las k ya lo hayais leido teneis la guinda del pastel que os falta por leer jiiijjijjijiji
espero que os guste.
gracias o todas. Me he dado cuenta que escribir me anima y me relaja asik agradezco que mi terapia os guste.
un beso a todas.

Gracias a todas por los fics, sois una fuente de inspiración y una alegría para las tardes aburridas de domingo.

olsi: simplemente precioso
Pepa: quiero un hijo tuyo. carcajada Genial, no se si estoy más enganchada a la serie o a tu FIC (por Dios escondelo que no lo vean los guionistas). Ya sabes que me encanta como escribes y los giros tan emocinantes que le das
Buenas noches. Mañana comienza una gran semana. Espero k para bien

O
#14016
mae878
mae878
11/12/2011 23:59
Os dejo la continuación, me encanta que os guste! Muchas gracias!!!

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DECISIONES III
Cuando Hipólito se fue Emilia cerro la taberna como cada noche, apagó las velas, y miro la puerta del patio, recordando el día en que Alfonso la esperaba allí, apoyado en la puerta, para pedirle matrimonio y decirle las cosas más bonitas que nadie le había dicho nunca. ¿Cómo había sido tan tonta? Llegó a su habitación y abrió el cajón de la mesita. Sacó un paquetito, con una figurita. Era una pareja bailando tallada en madera. La había comprado hacía tiempo en La Puebla. Cuando la vio le pareció preciosa, había algo en esa figura que le encandilaba, así que sin saber muy bien por qué la compró. Ahora sabía por qué lo había hecho. La volvió a envolver cuidadosamente y le ató un lacito, con una flor de lavanda.
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Cuando Alfonso llego del tajo para comer, Laura le llamó.
-Alfonso, te han traído un paquete. Toma.
Alfonso vio la flor de lavanda y se resistió a abrirlo….
- ¿No lo vas a abrir, Alfonso?
- No, ahora no; ¿Quién lo ha dejado?
-Llegó con el correo de La Puebla… Alfonso estás pálido ¿estás bien? Será mejor que comas algo…
- Sí, sí, perdona Laura, dame un poco de esas patatas que huelen deliciosas…

Por la noche, después de cenar, Alfonso se fue a su tienda, se sentó en el catre y se quedó mirando el paquete. ¿Qué clase de juego era ese? Estaba claro que el paquete se lo había mandado Emilia. No quería abrirlo, no quería acordase de ella. Lo devolvería por la mañana. Lo dejó debajo de la cama y se echó a dormir.
Pero no podía, era imposible conciliar el sueño. Sentía como el olor a lavanda le llegaba directamente hasta el corazón. Y recordaba todos los momentos en los que la había tenido tan cerca… No pudo más, encendió una vela, y buscó el paquete. Lo abrió expectante. Era una figura tallada en madera de una pareja bailando. Se quedó helado…. ¿Significaba que le quería? No podía ser, se lo había dicho aquella noche en la taberna después de aquel beso. No te quiero. Luego le había dicho que no se casaba por el niño, ¿sería que hacía todo eso para protegerle? ¿Pero de qué? Él ya le había dicho que podría con todos los rumores y maledicencias… Le había dicho que se fuera, cuando él sin realmente quererlo le había dado un ultimátum…Y aun así, le mandaba comida, el requesón, y ahora una pareja bailando… ¿significó aquel baile algo para ella? Cada vez que miraba la figura no podía evitar recordar su olor a lavanda, su cuerpo cerca del suyo mientras se olvidaba de la música, las ganas que tenía de besarla, lo cerca que estuvieron sus labios, sus ojos oscuros…. Esto se tenía que acabar. Aprovecharía que tenía dos días de descanso para ir al pueblo y dejarle las cosas claras.
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Alfonso se pasó todo el viaje pensando en qué iba a decirle. Quería dejarle claro que ya estaba bien, que sentía que ella estaba jugando con él. Que si no lo quería le dejara en paz. Y a la vez pensaba en como estaría, y sobre todo, en cómo se resistiría a ella. Esta vez no dejaría que su corazón le traicionase. Estar enamorado de Emilia le estaba volviendo loco, le había separado de su familia, su pueblo…. Sentía una continua amargura…
Cuando llegó al pueblo ni pasó por su casa. Fue directamente a la taberna. Lo que no se esperaba es que cuando entró todo el mundo le mirara… no había estado tanto tiempo fuera para que le miraran así…
-¡Raimundo!
-¡Alfonso hijo! Cuanto tiempo, y qué alegría verte. ¿Has vuelto al pueblo?
-No, solo tengo dos días de descanso, y he venido a ver a mi madre y…. bueno, no me voy a andar con rodeos con usted. Tengo que hablar con Emilia. Cuando dijo eso, sintió que todos en la taberna le miraban… ¿pero que les pasaba?
-No está hijo, ha salido con Pepa a dar un paseo al rio.
-Gracias, iré a buscarla.
Salió disparado de la taberna, y casi sin mirar. Tanto que se dio de morros con Salud.
-Perdone, Salud, lo siento, salía sin mirar.
-¡Castañeda! No te hacía yo por aquí, pensaba que habrías desaparecido viendo el percal.
-Perdone, no sé de qué me habla, y tengo prisa…
-Sí, sí, no me extraña que salgas de la Posada de los Ulloa así, ummm, esa chica no puede traerte nada bueno, te lo digo yo. Mira que intentar cazarte de esa manera.
-¿Disculpe?; Alfonso se olió que todo el mundo sabía ya lo del embarazo del Guapo, y que pensaban que le había intentado cazar para cargarle al bebé… Emilia no…
- Sí, si es que al final era lo que tenía que pasar… todos los días juntos, todos los días juntos, cuando se dio cuenta de que El Guapo la engañaba, se fue contigo para quedarse preñada porque tenía miedo de quedarse para vestir santos. Algo malo tiene que tener esa chica….
Alfonso dejó de oír a Salud…¿¿¿en el pueblo se rumoreaba que el niño de Emilia era suyo??? Ahora ella no tenía excusa, podrían casarse…o… igual eso era lo que había pasado. Emilia no le quería, pero como los rumores decían que él era el padre había decidido aceptarle. Hace unos días eso habría sido suficiente, pero ahora no. Habían pasado muchas cosas. Ahora él necesitaba algo más. Necesitaba que ella realmente le quisiera, porque si no nunca serían felices. Y evidentemente ella no le quería, solo había aceptado casarse con él por el niño.
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#14017
mae878
mae878
12/12/2011 00:30
Bueno, le he cogido gusto a esto de escribir, mira que yo por mi curro siempre me quejo, pero como habeis dicho por arriba, resulta que esto es hasta relajante... jejeej. Bueno, un honor que le echeis piropos al fics, porque los vuestros son geniales. Espero que os guste el final. Olsi, y Moni, me faltaban vuestros FICS de leer, me han encantado. LaPuebla lo de siempre, una gozada leerte.

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DECISIONES FIN
Emilia y Pepa caminaban por la orilla del río. Desde que Pepa se había mudado al Jaral casi no se veían y las dos se echaban mucho de menos. Habían estado poniéndose al día.
- Bueno, le has mandado la figura, ¿y ahora qué? Puede que ni haya abierto el paquete. O que decida no hacer nada y lo deje pasar.
- No se Pepa, veré lo que pasa. Tengo la esperanza de que la figura despierte en él los mismos recuerdos y sentimientos que despierta en mí. Y si es así creo que vendrá a verme, y por fin le podré pedir perdón y decirle que le quiero con todo mi alma. Si no viene, creo que debería ir a verle, aunque te reconozco que después de verle con aquella chica, me da miedo ir y no ser capaz de decirle lo que siento al verle con ella…
Siguieron caminando un rato en silencio, pensando cada una en sus cuitas, hasta que Pepa vio a lo lejos una figura…
- Emilia, creo que no vas a tener que esperar mucho tiempo para aclarar las cosas con Alfonso… viene por ahí…
Los ojos de Emilia se iluminaron al verle, no se lo podía creer, sus artimañas habían funcionado, lo tenía delante y podría decirle que lo amaba con todo su alma.
- Hola Pepa, Hola Emilia, necesito hablar contigo… Pepa si nos disculpas.
- Sin problema, hasta luego. .. Lanzó una mirada cómplice a Emilia y se dirigió hacia el Jaral.

Alfonso y Emilia se quedaron mirándose un rato, como aquella vez en la taberna, nadie se decidía a empezar… Por fin Emilia se decidió…

- Me alegro de que hayas venido, tengo tantas cosas que decirte… yo…
- Sí, ya me he enterado en la plaza. Dijo dolido. Van diciendo por ahí que soy el padre de tu hijo, y supongo que por eso querías que volviera…
- Oh, no! Te has enterado, yo….
- ¿No querías que me enterara? ¿Pero en qué estás pensando Emilia? ¿Me mandas cosas para hacerme entender que me aceptas, y no querías que me enterara de eso? Está claro que eso es lo que te ha hecho cambiar de opinión.
- No, yo quería que te enteraras por mí no por los chismorreos del pueblo. Y antes quería hablar contigo, decirte lo que siento… Alfonso yo…
Se acercó a Alfonso, tanto que casi se tocaban, y apunto estuvo de besarle. Alfonso, se estaba volviendo loco, la tenía tan cerca… era casi imposible resistirse a ella…
- No sigas Emilia, no sirve de nada, dijo dando un paso hacia atrás. Has cambiado de opinión porque ya no va a haber rumores, y en vez de decírmelo, juegas conmigo, pensando que hacer lo mismo que hice yo va a cambiar las cosas, cuando lo que tenías que haber hecho era venir y hablar directamente conmigo…
Emilia no daba crédito a lo que oía. ¿Precisamente él le echaba en cara que no tenía valor?
- No, Alfonso, No, dijo furibunda. Igual que tú no, porque yo si fui a buscarte, pero te vi bajando de una diligencia con otra. Y yo no me he rendido y apartado, he intentado que no te olvidaras de mí, que te dieras cuenta que te quiero, que te quiero con toda mi alma, y que cada uno de los momentos importantes para ti, han sido también momentos mágicos para mí. Y sí, he sido una tonta por no darme cuenta antes, y te he hecho sufrir por protegerte de las habladurías, pero no, no he cambiado de opinión por lo que piense la gente. He cambiado de opinión porque te quiero y no puedo vivir sin ti.
Y Emilia se giró llorando y echó a correr. Alfonso se quedó helado. Las palabras de Emilia se amontonaban en su cabeza. EMILIA LE QUERIA.
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Emilia se había pasado toda la tarde llorando en la habitación, pensando en que de nuevo el no hablar a tiempo había destruido su felicidad de por vida. Ya era de noche cuando medio adormilada oyó una guitarra en el patio… era Hipólito…

“Viendo a esa moza pasar me vuelvo loco
si se atreve a saludar me entra un sofoco
no sé qué viento me ha dado, que ando perdido
si conmigo baila me desmayaré”

Ni si quiera miró por la ventana, corrió hacia la puerta y cuando la abrió le vio. Ahí estaba Alfonso, tendiéndola su mano, en el medio del patio, iluminado tenuemente por las velas que aún quedaban prendidas... Aquella imagen casi le dejaba sin respiración. A solo unos pasos, tenía todo lo que siempre había soñado.
- ¿Bailas conmigo? Le dijo Alfonso.
- Sí
Alfonso agarró a Emilia de la cintura como intentando que aquel momento no se escapase. La acercó a él, y empezaron a bailar. Los corazones de los dos latían tan fuertemente que ambos podían sentirlos. Ninguno decía nada, no hacía falta. Se miraron a los ojos, y se besaron. Y sintieron que todo aquel amor contenido se liberaba y les hacía volar. Se fundieron el uno con el otro, sintiendo la dulzura y el deseo de todo su amor. Nada existía alrededor suyo. Solo ellos dos. Ni siquiera se dieron cuenta de que Hipólito se había ido sonriendo y sintiéndose inmensamente feliz de que al final los dos estuvieran juntos.
- Alfonso, dijo Emilia apartándose lo justo de sus labios. Cásate conmigo.
- Creía que nunca me lo ibas a preguntar, dijo Alfonso con una sonrisa pícara. Y la volvió a besar a la luz de las velas.
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FIN
#14018
martileo
martileo
12/12/2011 00:39
¿Pero se puede saber que habeis comido este finde que no parais de hacer fics? ¡cuanta imaginación chicas! Son todos geniales, seguid así.

Olsi cuanto tiempo sin saber de tí. Ya echaba de menos tus fics. No se como lo haces pero me encanta el romanticismo que transmites en tus relatos. ¡Gracias wapa!

Buenas noches y hasta mañana.
#14019
grini
grini
12/12/2011 01:25
os traigo fotos del 195....

elrincondealfonsoyemilianoconcibomividasinti


elrincondealfonsoyemilianoconcibomividasinti
#14020
grini
grini
12/12/2011 01:27
y alguna que otra del 197...

elrincondealfonsoyemilianoconcibomividasinti
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