Crítica 'Águila Roja'

En anteriores temporadas, esta serie se había mantenido en un área de mediocritas, de un quiero y no puedo realizar una buena serie de acción y aventuras o capa y espada como se decía antes, más por falta de medios (harían falta más caballos y más extras) que a falta de verdadero talento.

Pero esta última temporada, las tramas han adquirido un tono granguiñolesco (manos metálicas, parches, orgías, crucifixiones, piedras filosofales) tan acentuado que la acercan a la autoparodia, cosa que la beneficia porque nunca es bueno tomarte muy en serio y creer que estás haciendo algo importante. Por otro lado, pueden intuirse futuras derivas argumentales que introduzcan elementos metalingüísticos que la acerquen a Cervantes y que si se desarrollan bien podrían resultar muy interesantes.

No obstante, lo mejor de la serie continúa siendo la pareja protagonista. Un Aguila Roja digno de Dumas y un escudero digno de la mejor literatura del Siglo de Oro.