¡Hagamos una locura!

Xabi acompaña a María paseando hacia su casa después de otra noche maravillosa cuando se encuentran con Ricky, el hijo de María y ella trata de evitar el encuentro con Xabi. ¿Cree que él se va a espantar por la carga que supone un hijo adolescente? Nada más lejos de la realidad. Xabi se presenta voluntario para meterse de lleno en casa de su novia con todos los peligros que eso entraña para el plan de Tony.

Korta, Bego y Patxi conocerán por fin a su jefe, Don Ximo y su primera impresión no podrá ser más aterradora. Don Ximo les informa de qué se espera de ellos en la "familia": deberán hacerse cargo de la funeraria de Faustino, que se jubila. ¿Para qué quiere Don Ximo que se ocupen de una funeraria? Cada respuesta que se les ocurre es más espantosa que la anterior. Para colmo, Xabi mete sus narices en el traspaso del local frustrando la operación. Él no lo sabe, pero ha metido a sus amigos en un lío terrible, y no parece que decirle a Don Ximo que sus planes no han salido sea una opción.