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Vota Juan

Curiosidades de 'Vota Juan'

Su primera vez

Tal y como reconoció en la presentación de la serie, es la primera vez que María Pujalte trabaja en una serie sin plató, lo que da una aproximación a lo diferente que es 'Vota Juan' respecto a otras ficciones producidas en España.

Bien preparada

TNT ha querido poner mucho mimo en su producción original, que ha contado con un mes de ensayo antes del rodaje, algo poco habitual en los acelerados ritmos televisivos. Esta preparación fue algo por lo que luchó David Serrano, que ejerce de director en la serie, con el objetivo de que se consiguiese madurar un tono concreto para la serie.

Política, pero no actual

La serie trata de reflejar muchos tropos de la política española, especialmente de los últimos años, pero no se basa en ningún político ni en ningún hecho concreto. Así lo ha declarado Javier Cámara, que considera que la ficción ha sido inteligente al esquivar una pura actualidad que quedaría pronto obsoleta, y ha preferido crear una ficción atemporal, aunque basada en una realidad.

Rescatando un género

La política en la ficción cómica española ha estado casi totalmente ausente, y más de una forma tan directa. El precedente más directo es 'Moncloa, ¿Dígame?', un sonado fracaso de Telecinco que tenía un punto de vista mucho más surrealista que 'Vota Juan' y que, realmente, giraba en torno a los funcionarios de la casa del presidente y no se dedicaba apenas a la vida política en sí.

Agresiva campaña

Dado el carácter político de la serie, 'Vota Juan' se anunció con una pegada de carteles, como si de una campaña electoral se tratase, en la que se criticaba a los principales líderes políticos. En ella, se enunciaban algunos de los aspectos más polémicos de los principales líderes políticos españoles, anunciando que Juan Carrasco, protagonista de la serie, no cometería esos errores. Así, en las frases publicitarias se podía leer "Yo no cojo el Falcon para ir a festivales", "Yo no tengo un master regalado", "Yo no voy de proletario y me compro un chalet" o "Yo no me desnudo para ganar votos", en cuatro pullas que atacaban a Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias y Albert Rivera, respectivamente. Difuminando los límites entre realidad y ficción, en los carteles no se mencionaba que se trataba de la campaña de una serie ni de que Juan Carrasco era un político de ficción.

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