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'The Studio' se ha destapado como una de las series más aclamadas del primer trimestre del año. La nueva colaboración entre Apple TV+ y Seth Rogen tras 'Platónico' ha recibido una calurosa acogida por su satírico retrato de la industria del cine, pero también por su concatenación de planos secuencia. Y es que cada una de sus escenas se desarrolla a lo largo de una toma continua y, yendo un paso más allá, el segundo episodio, titulado precisamente 'El plano secuencia', abraza plenamente ese formato con un único plano de unos 24 minutos dirigido por el propio Rogen junto a Evan Goldberg.
Tras un primer episodio en el que se rompía el corazón de Martin Scorsese y se introducía el universo de la serie, el segundo se encierra en un set de rodaje. A ese lugar, una mansión en lo alto de una colina, se desplazan el protagonista, Matt Remick (Rogen), que acaba de ser nombrado jefe de un estudio hollywoodiense, y su mano derecha, Sal Saperstein (Ike Barinholtz). Ambos alcanzan la localización en el mismo coche y, después de aparcarlo y sin saltar en ningún momento a otro plano, se desata el caos. El equipo dirigido por Sarah Polley tan solo tiene esa tarde para completar el plano secuencia con el que culminará la película protagonizada por Greta Lee, pero la presencia de Matt lo complica todo.

Seth Rogen y Greta Lee en 'The Studio'
"La idea original era mostrar lo disruptivo que puede ser cuando los ejecutivos del estudio visitan el rodaje y lo poco que disfrutan los directores esas visitas. Y, al mismo tiempo, lo triste que es eso para los jefes del estudio, ya que esa es genuinamente su parte favorita del trabajo: ver cómo se hace la magia", explica Rogen en una entrevista concedida a TVLine. "Entonces surgió la idea de que estuvieran grabando algo complicado y se nos ocurrió que estuvieran haciendo un plano secuencia, ya que es una de las cosas más difíciles de grabar, sobre todo cuando tienes un límite de tiempo".
Una vez sentadas esas bases argumentales, emanó la capa metaficticia que redondea el episodio: "La idea de que el propio episodio fuera un plano secuencia se convirtió en una divertida broma meta. Fue una de las primeras ideas que tuvimos para la serie y, a medida que lo pensábamos, nos dimos cuenta de que debíamos hacer todas las escenas con planos secuencia, porque si no haríamos este episodio, sentiríamos que era el mejor, y querríamos hacer el resto así".

Sarah Polley, Catherine O'Hara y Seth Rogen en 'The Studio'
Docenas de tomas
A diferencia de un referente reciente, 'Adolescencia', que sí grabó cada episodio con tomas únicas, el segundo capítulo de 'The Studio' tiene varias costuras que se hilvanaron en postproducción. En concreto, el plan de rodaje se dividió en cuatro fragmentos tras descartar que se partiera en varios más, como recoge GQ. Aun así, la grabación "fue muy estresante", según Rogen, ya que, al igual que en la propia trama, tenían un tiempo limitado para realizar cada plano debido al racord de la luz del día que necesitaban.
Para salirse con la suya, alteraron el curso habitual de los rodajes: en vez de grabar durante toda la jornada, lo primero que hacían cada día era ensayar para poder aprovechar los noventa minutos útiles en los que podían filmar por las tardes. Y así durante cuatro días. "Nos proporcionó mucho tiempo para trabajar en ello y darle forma para después grabar muy rápido. Nos sentíamos como en el propio episodio, porque realmente estábamos luchando contra la puesta de sol", apunta Rogen.
"Necesitamos docenas de tomas", señala a Variety el director de fotografía, Adam Newport-Berra, que además reconoce que, inevitablemente, se cometieron muchos fallos: "En algún momento todos los miembros del equipo metieron la pata o irrumpieron en un plano o chocaron con la cámara, pero era algo natural teniendo en cuenta lo que estábamos haciendo. Seth y Evan lo plantearon sabiendo que pasaría eso, y fueron muy pacientes".
Final agónico y empapado en café
Pese a ese talante positivo, todo estuvo a punto de descarrilar en la recta final de la grabación. En ese último tramo, el personaje de Rogen tiene que abandonar la casa tras fastidiar el plano al haber aparcado mal el coche y, justo cuando sale a mover el vehículo de una vez, choca con un trabajador y le cae un vaso de café encima. Así pues, había varias complicaciones que podían arruinar la toma, como, por ejemplo, el enganche de la cámara sobre el coche, que falló por culpa del wifi.
"Por el gag con el vaso, estaba totalmente cubierto de café, y cada vez que no salía bien tenía que cambiarme", recuerda Rogen. Tal fue el grado de dificultad, que tras más de veinte tomas todavía no lograban conseguir la correcta. "Pensaba que [Seth] iba a perder los nervios, pero le vi tomando la decisión de reír de manera histérica. Estaba como, '¿A quién voy a culpar? ¡Fue mi idea!'", añade Polley.
Finalmente, se logró sacar adelante ese último segmento, pero justo cuando el temporizador estaba a punto de sonar. "Era nuestro último día de rodaje. No podíamos volver. No paraba de repetir que la broma del episodio era real: si no funcionaba, tendríamos que ir al extraño set de 'The Mandalorian'. Pensaba que iba a estar demasiado oscuro. Creo que la toma que usamos fue la última que hicimos. Y al final acabó funcionando a la perfeccción", concluye Rogen en su charla con GQ.