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RESOLVEMOS EL CASO

'True Detective', la serie que pudo ser y no fue

Investigamos las razones por las cuales la ficción de Nic Pizzolatto se estancó tras el éxito.

Por Roberto PazosPublicado: Martes 17 Enero 2017 10:27 | Última actualización: Martes 17 Enero 2017 10:27

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True Detective

True Detective

2014 - Act

Estados Unidos 4 temporadas 30 capítulos

CrimenDramaMisterio

7,5

1 crítica

Popularidad: #210 de 3.442 Ranking True Detective

  • 17

  • 6

En ocasiones, la ficción televisiva nos obsequia con joyas audiovisuales que tan pronto como surgen se alzan con la distinción de producto de culto. La primera temporada de 'True Detective' puede congratularse de formar parte de ese selecto grupo. No obstante, pocos títulos son capaces de trascender y superar el desgaste del tiempo. Solo aquellas propuestas que por irreverentes, rompedoras y sugestivas traspasan la frontera de la sublimidad, consiguen aniquilar la fecha de caducidad y transformarse en un placer eterno. 'Breaking Bad', 'Mad Men', 'The Wire', 'Los Soprano'... Son nombres que otrora pasarían a engrosar listas pero que a tiempo presente constituyen el reflejo de la excelencia.

En el caso de 'True Detective', la primera temporada protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson recibió elogios de público y crítica. Sin embargo, la segunda entrega con una nueva trama y nuevos personajes, a los que daban vida Colin Farrell, Rachel McAdams, Taylor Kitsch y Vince Vaughn, no supo mantener la estela. ¿Qué ocurrió?

En un ejercicio de crítica pretendemos desentrañar los motivos por los cuales 'True Detective' fracasó en su intento por afianzarse como buque insignia de HBO y como máximo exponente del Neo-noir.

Fragmento de la cabecera de la primera temporada de 'True Detective'

Fragmento de la cabecera de la primera temporada de 'True Detective'

Una suerte de Neo-noir

HBO se aliaba, allá por 2012, con un prominente escritor de la escena literaria americana, Nic Pizzolatto. Con una novela, "Galveston", y un par de episodios de 'The Killing' a sus espaldas, el autor natural de Louisiana se lanzaba al mercado audiovisual con un proyecto que, en sus inicios, estaba destinado a descansar sobre las páginas de un libro. Pero la historia se ofrecía demasiado suculenta, tanto que reclamaba, casi a gritos, ser traducida en imágenes. Con Cary Fukunaga a los mandos de la dirección, cadena y creador emprendían una odisea por el valle de lo metafísico.

Crítica y público se dieron la mano como en pocas veces. La historia de Rust y Martin había engatusado a un público que asistía eufórico al nacimiento de una estrella dispuesta a ocupar un lugar privilegiado en el firmamento de series para el recuerdo. Y como si del efecto del polvo cósmico se tratase, un ente en vías de extinción, anteriormente resplandeciente pero fugaz, volvía a brillar de un modo inusitado. Hablamos de Matthew McConaughey. El intérprete, conocido en su pasado por sus líos de faldas y por ser protagonista habitual de comedias románticas, resolvía a tiempo su futuro dentro de la industria. Como si de un golpe de efecto se tratase, el texano entrelazó una ristra de buenas decisiones que le llevaron a coronarse como uno de los actores más aclamados en la temporada 2013-2014. Aunque su efecto coleó hasta 2015.

Imagen promocional de la primera temporada de 'True Detective'

Imagen promocional de la primera temporada de 'True Detective'

Todo parecía ir sobre ruedas. El terreno estaba completamente allanado. Con una audiencia fiel y expectante, 'True Detective' despedía su primer pase como una de las revelaciones del año.

Como era de esperar, el suceso facilitó la expansión del universo de Pizzolatto. Si bien la segunda entrega de la antología se enfrentaba a un gran desafío: estar a la altura de su predecesora. Un cometido realmente arduo, habida cuenta la calidad de la "primogénita". Pero partía con la ventaja de contar con una audiencia leal que aguardaría impaciente el regreso de esa ficción un tanto filosófica que revisaba y actualizaba el género noir.

Tras meses cargados de especulaciones y mucho hype, entraban en escena Farrell, McAdams, Vaughn y Kitsch. Un cuarteto que desembarcaba con un tema aparentemente interesante, la naturaleza corrupta del ser humano. El resultado, opiniones muy dispares y una sensación de decepción generalizada. La fórmula del éxito se había traspapelado. Pero, ¿era la historia de Vinci y el asesinato de Caspere realmente poco apetecible o simplemente no lograba equiparase al nivel de excelencia del misterio del "Yellow King"?

El caso

En ambas entregas el caso policial no se presenta como foco principal de la trama. Estamos ante una ficción que apuesta por la disección de los personajes, por la exploración de la naturaleza humana y de cómo esta se retuerce a cada paso, con cada decisión y acción tomada. Con todo, la investigación sí actúa como vehículo conductor. A través de los sucesos que los protagonistas indagan, vamos ahondando en sus caracteres. Su modo de enfrentar los problemas ofrece al espectador una radiografía exacta de los propios individuos.

En la primera temporada, la truculenta muerte de Dora Lange servía como detonante. En la segunda, era el administrador de la ciudad, Ben Caspere, la víctima que ponía en funcionamiento el engranaje policial. La primera moría a manos del fanatismo religioso. El segundo caía en las fauces de un poder corrompido para rematar siendo castigado por sus pecados. A simple vista, ambas premisas se antojan altamente atractivas. Por lo que nos preguntamos, ¿qué marcó la diferencia?

Ani (Rachel McAdams) y Ray (Colin Farrell), en el local que este último frecuenta

Ani (Rachel McAdams) y Ray (Colin Farrell), en el local que este último frecuenta

Los asesinatos motivados por una fe corrosiva e insana despertaron las ansias de conocer del espectador. El asunto en cuestión se mostraba bastante apetecible e invitaba a adentrarse de lleno y ser partícipe de las especulaciones. Ya fuese por morbo o por tratar de descifrar el enigma antes que los protagonistas. Pero lo cierto es que el laberinto de secretos por el que zigzaguean Cohle y Hart a lo largo de casi dos décadas levantó al espectador de la silla y le mantuvo atento. Quizá el hecho de que existiese un antagonista más definido ayudó a mantener esa constancia. El descubrimiento de la identidad de "Yellow King", del "Monstruo Espagueti" era un aliciente más.

Por el contrario, el caso dirigido por Ray, Ani y Paul resulta poco llamativo desde el principio. Ben Caspere levanta pocas pasiones, casi nulas. Su muerte sirve como excusa perfecta para destapar todos los chanchullos que empodrecen a la ciudad de Vinci. Inadvertido, así pasa el hallazgo final. Y es que el objetivo de Pizzolatto es acercarnos otra realidad, la de la corrupción y sus efectos a todos los niveles. Pero da vueltas sobre un asunto que podría haber sido tratado de una manera un poco más efectiva. Riza el rizo hasta enredarlo, dejando a la audiencia con una sensación de mareo. Algunos defenderán que no es un relato apto para todos los públicos. Completamente de acuerdo. Pero es innegable que 'True Detective' 2 fue devorada por sus propias pretensiones.

Los personajes

El Rust Cohle de Matthew McConaughey es una suerte de personaje que aflora de cuando en cuando. Un tipo complicado que se ha colado en el ranking de grandes figuras de la ficción norteamericana. Tanto Cohle como Hart enganchan por su personalidad. Son individuos que viajan con una mochila en la que cargan heridas del pasado y del presente. Son imperfectos y en su imperfección está su atractivo. Asimismo, la relación entre ambos y el análisis de la misma es uno de los puntos centrales de esta primera entrega.

La existencia de dos personajes principales sobre los cuales gira el relato, ese es quizá el mayor activo de esta tanda.

Ray Velcoro (Colin Farrell) y Frank Semyon (Vince Vaughn)

Ray Velcoro (Colin Farrell) y Frank Semyon (Vince Vaughn)

En la segunda, abundan los protagonistas. Sobra más de uno. ¿Los personajes...? Los personajes están igual de atormentados, presentan grandes vacíos y se han enfrentado a situaciones límite en sus vidas. Es esa exageración la que los convierte en un escaparate de hechos dramáticos. Por si fuera poco, todos ellos están destinados a cohabitar en un Averno machacado por la polución. Que sean desastres andantes no es sinónimo de inoperancia. No terminan de convencer por una razón, no conectan. Ni con el público ni entre ellos mismos. Ninguno destaca. Ni Frank es el mafioso que nos gustaría que fuese, ni Ray es el antihéroe que pretende representar, ni Paul es el exmilitar atormentado por su sexualidad que prometía ser.

Son los personajes femeninos los que más se sostienen. Sí, esto es así, a pesar de muchos tilden de insoportable al personaje de McAdams, resulta el menos chirriante dentro del conjunto. Con todo, es el menos relevante, aparentemente, el que demuestra mayor entereza, hablamos de Jordan, la esposa de Frank Semyon.

Los actores

Cada personaje va de la mano del actor que le ayuda a cobrar vida. En este caso, los resultados son dispares. Muchas de las críticas de la segunda temporada van dirigidas al casting. Lo cierto es que lo de Matthew y Woody fue un acierto en toda regla.

Rust Cohle (Matthew McConaughey) taciturno

Rust Cohle (Matthew McConaughey) taciturno

Lo de Vince Vaughn fue una especie de suicidio. A valoración personal dejo la elección del resto del elenco de 'True Detective' 2. Si bien, es innegable que el entusiasmo generado por Rust y Martin no fue recreado por ninguno de los personajes. Farrell y McAdams están correctos. Él un poco sobreactuado. Ella, lejos de sus mejores interpretaciones. Y qué decir de Taylor, pues que da lo mejor de sí en un rol mal dibujado.

¿De quién fue la culpa?

El antiguo presidente de Programación de HBO, Michael Lombardo, salió al paso de las críticas argumentando que parte de la culpa era asumida por el propio canal. Se lamentaba de no haber ofrecido más tiempo a Nic Pizzolatto.

Si es que el arte tiene sus tiempos. Pero cuando se convierte en negocio, el primer factor desaparece y el resultado final termina siendo una suerte, una lotería en la que unas veces se gana y otras se pierde.

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