SENTENCIA

El Constitucional considera que Cárdenas entrevistó a un discapacitado "con propósito burlesco para ridiculizarlo"

Anula la sentencia del Tribunal Supremo y recoge que la entrevista carece de interés público.

Por Redacción El 3 de Enero 2014 | 16:00

Javier Cárdenas

La polémica continúa. El Tribunal Constitucional ha anulado la sentencia del Tribunal Supremo y determina que la entrevista que Javier Cárdenas realizó a un hombre con una discapacidad psíquica y física del 66% en el programa 'Crónicas marcianas' vulnera su derecho al honor y a la propia imagen.

En un primer momento, el Tribunal Supremo señaló que en la entrevista en cuestión prevalecía el derecho a la información ya que el demandante accedió a dar la entrevista y ese consentimiento se entendió como válido "ante la inexistencia de una declaración judicial de incapacidad".

Pero, según informa Europa Press, el TC ha rechazado ese argumento afirmando que la discapacidad del ciudadano es "apreciable a simple vista incluso por un profano" y que una entrevista con el demandante "carece, desde cualquier perspectiva, del interés público y la relevancia pública necesaria", por lo que no está protegida por el derecho a la libertad de información.

Según el Tribunal Constitucional, "en el presente caso, el derecho a la información no solo no puede prevalecer sobre los derechos al honor y a la propia imagen sino que resulta denigrado al haber sido empleado torticeramente".

Sucedió en 2002 en 'Crónicas marcianas'

La entrevista en cuestión tuvo lugar en octubre de 2002 y -en palabras del TC- "en la mayoría de las ocasiones [Cárdenas] no le permite que complete una respuesta, pues interrumpe él con una respuesta o una nueva pregunta, llegando un momento en el que el entrevistado se confunde y se contradice".

Además, como colofón a la entrevista, el presentador pidió al entrevistado que mirase a cámara y explicase qué era lo que buscaba en una mujer. En ese momento, el demandante se colocó de espaldas y lejos de corregirle, Cárdenas le dejó que hablara en esa posición mientras "al fondo, se oyen risas y jolgorio".

"La entrevista no solo carecía de valor informativo alguno sino que, además, fue realizada únicamente con propósito burlesco, para ridiculizar al entrevistado, poniendo de relieve sus signos evidentes de discapacidad física y psíquica", matiza Adela Asua, vicepresidenta de la Sala Segunda y ponente.