OPINIÓN

Crítica de 'The One': El amor puede cambiar el mundo, pero quizá no a mejor

El creador de 'Misfits', Howard Overman, adapta la novela "Eres tú" de John Marrs en esta nueva serie británica de Netflix al más puro estilo 'Black Mirror'.

Por Óscar Arenas El 12 de Marzo 2021 | 10:58

La búsqueda de la "media naranja" ha movido, mueve y moverá a cientos de personas en su vida romántica. Incluso aunque una pandemia nos aconseje distanciarnos unos de otros, seguiremos socializando en la medida en que se pueda y concentrándonos en aplicaciones y chats con la esperanza de encontrar a ese amor despertado a golpe de flechazo, a ese elegido o elegida que nos complemente a la perfección y con quien vivir un "felices para siempre". Hay quienes ya se han rendido y aceptan que no habrá una persona tan ideal, pero… ¿qué pasaría si la ciencia nos dijese que sí la hay?

Hannah Ware es Rebecca Webb en 'The One'

Esto es lo que sucede en 'The One', serie estrenada Netflix en la que una empresa ofrece el innovador servicio de encontrar a tu pareja perfecta. Un Tinder infalible basado en una compatibilidad a nivel genético a través de la cual cualquiera puede asegurarse de encontrar a esa única persona del mundo con la que está garantizado un flechazo instantáneo, un amor irrefrenable y pasional que los unirá irremediablemente. Basta con enviar un mechón de pelo y esperar a que tu pareja ideal también se encuentre en la base de datos.

Esta tecnología revolucionaria ya está empezando a cambiar el mundo y los conceptos tradicionales de emparejamiento en humanos cuando aparece un cadáver en el Támesis. Un cadáver que puede ser la clave para esconder los sucios secretos de la compañía que ha obrado este milagro amoroso y de su fundadora, la implacable Rebecca Webb (Hannah Ware).

Una ciencia ficción que roza la fantasía

La nueva tecnología de emparejamientos genera reticencias en 'The One'

Como buena historia de ciencia ficción, 'The One' parte de mostrar como posible una tecnología inexistente actualmente, pero en este caso se hace particularmente difícil de digerir por cómo eleva a la categoría de ciencia natural un concepto social como el de la "media naranja". Por mucho que usen paralelismos con la forma de emparejarse de las hormigas y se den las mutaciones del ADN como explicación, sigue pareciendo un concepto más mágico que científico y quizá por eso en el último episodio se matice la explicación inicial ligeramente. Además, supone tomar como reales una serie de conceptos que fácilmente pueden enraizar con un romanticismo tóxico, lo que ya lleva a levantar suspicacias a la hora de analizarlo como premisa de una ficción por los mensajes que pueda transmitir.

Superadas esas reticencias iniciales y dando por buena la peregrina premisa científica, lo cierto es que las tramas saben jugar con las posibilidades que se abren al introducir este emparejamiento perfecto. Uniendo apenas tres tramas centrales, ya consiguen abarcar perspectivas de lo más diversas ante esta revolución social, desde parejas ya establecidas antes del novedoso método hasta otras recién creadas por él, pasando por la amplia gama de dramas íntimos que pueden sucederse en medio. Y, aunque se abran tantas posibilidades, sucede lo mismo que con el obvio referente que supone 'Black Mirror', en donde uno de los grandes valores de la serie son las reflexiones que puede suscitar en el espectador, en este caso centradas en el amor y el romanticismo.

La otra historia de 'The One'

Gregg Chillin y Zoë Tapper son Nick y Kate, los policías de 'The One'

Más allá de la exploración sentimental que se hace de los protagonistas ante este nuevo mundo, también se nos narra una investigación criminal y una trama empresarial que acaban fusionadas pero que tienen un menor fuste. No es que no se desarrollen correctamente, e incluso probablemente sean necesarias para estructurar la ficción tal y como está planteada, pero las escenas centradas excesivamente en ellas no dejan de ser más convencionales y no dan lugar a la exploración de ideas que sí tienen las tramas personales. Ni siquiera la revelación final del misterio planteado en un principio resulta especialmente chocante.

En femenino plural

Las tres protagonistas de la ficción son inequívocamente tres mujeres tan diversas como complejas. Dos de ellas están sumidas en un juego del gato y el ratón en el que, por momentos, se intercambian los roles. Se trata de la empresaria propietaria de la compañía que ha inventado el emparejamiento genético, Rebecca, y la inspectora de policía que está decidida a conocer la verdad sobre ella, Kate (Zoe Tapper). Ambas han visto sus vidas cambiadas por el amor, pero en este mundo eso no equivale necesariamente a la felicidad, y las dos descubrirán las complejidades que existen tras el encuentro con su persona ideal.

Lois Chimimba como Hannah en 'The One'

Mención aparte merece la tercera en discordia, Hannah, a la que interpreta una deslumbrante Lois Chimimba que, por momentos, se hace inesperadamente con la serie. El nexo de unión con el resto del guion es su marido Mark (Eric Kofi-Abrefa), un periodista que investiga los movimientos de Rebecca, pero en realidad es ella la que mueve su trama conjunta, la que provoca su acción y la perspectiva que mejor se cuenta. Sus escenas combinan a la perfección la poca comedia que se permite esta serie con una exploración dramática muy bien hilada, logrando un acercamiento humano que es difícil que no logre la empatía.

Con mucho por contar

Rebecca Webb vende su producto en 'The One'

Todo el desarrollo de estas tres grandes protagonistas, junto con el de los personajes que les rodean (entre quienes se encuentra una pequeña representación española, liderada por Jana Pérez), conducen a pensar en este mundo de ciencia ficción en el que el amor es algo al alcance de todos más como una distopía que otra cosa. Y es que ese amor, tratado como un bien de mercado, no es lo único que domina a los protagonistas, y su romance ideal no excluye quiénes son, junto con las facetas más desagradables de su personalidad y el condicionamiento de una realidad despiadada.

El desenlace de la ficción, en coherencia con esto, no resulta especialmente esperanzador, y deja sus tramas centrales en puntos agridulces. Eso sí, quedan aún varias situaciones que explorar y capas de los personajes por desmigajar, ya que se trata de un final que deja todo abierto de cara a una próxima temporada. Tras este comienzo prometedor, y teniendo en cuenta las nuevas situaciones surgidas de los giros que se plantean en su conclusión, parece claro que una continuación todavía puede aportar un argumento sólido y, más importante, unas reflexiones aún más profundas sobre el tema planteado. Así pues, sólo queda esperar a que Netflix renueve la serie para seguir siendo espectadores de este amor ideal y de cómo se desmonta pieza a pieza.