OPINIÓN

El primer especial de 'Euphoria' es un ejercicio de sobriedad para tratar la adicción de Rue

La aclamada serie de HBO regresa con un episodio centrado en el personaje de Zendaya, que sirve de adelanto de lo que está por venir.

Por Alejandro Rodera El 4 de Diciembre 2020 | 12:57

Si el final de la primera temporada de 'Euphoria' fue como darlo todo en un festival de música, cantando y bailando al ritmo de J Balvin y Arcade Fire, el primero de los dos especiales grabados antes de la segunda temporada es la resaca que queda al día siguiente, tanto física como psicológica. Los focos, los colores saturados y las coreografías se han apagado, al igual que las esperanzas de Rue (Zendaya) en poder salir adelante tras su recaída... pero, ¿puede una conversación abrirle los ojos?

Zendaya vuelve a interpretar a Rue en "Las rayadas no son eternas"

Como demostración de ese cambio formal, el especial consta, en líneas generales, de una única conversación de unos cincuenta minutos, precedida de una escena que muestra los anhelos de Rue, que no hacen más que hundirla al no poder alcanzarlos. Venimos de verla recayendo en una secuencia catártica, que exponía cómo su adicción había fracturado su núcleo familiar, y este regreso incide aún más en las consecuencias de sus actos, pero a un nivel mucho más íntimo y reflexivo.

Su interlocutor en este extenso diálogo es Ali, su padrino en el grupo de apoyo, que ya hizo acto de presencia en la primera temporada. A través de sus experiencias personales y habiendo recorrido hace tiempo un camino similar al que atraviesa ahora Rue, el personaje de Colman Domingo es la voz de la sabiduría, esa que le otorga haberla cagado una vez tras otra hasta convertirse en lo que más despreciaba. Del choque entre sus puntos de vista, uno esperanzador y otro hastiado, nace una charla que, entre digresiones y altibajos, es toda una radiografía de la personalidad de Rue.

Ali (Colman Domingo) comparte sus experiencias con Rue

Vivir sin futuro

A día de hoy es imposible, o al menos muy poco creíble, hacer una serie adolescente que no muestre el desasosiego existencial de sus protagonistas. Si los millennials ya tenemos dificultades para encontrar nuestro lugar en un mundo cada vez más crispado, los centennials no han conocido otra realidad que esta, intensificada por la necesidad constante de conexión que promueven las redes sociales. En el caso de Rue, un personaje tremendamente sensible, ese sentimiento de desorientación es ineludible. La muerte de su padre la dejó tocada de por vida, su adicción la hundió y el abandono de Jules la ha rematado. Ahora se enfrenta a un punto de inflexión, ya que debe decidir si frena su nueva caída o no, y la intervención de Ali puede ser determinante.

Al fin y al cabo, él ya ha estado en esa situación, ha recaído y ha encontrado algo mayor que él a lo que aferrarse para encontrar sentido a su vida. Rue, en cambio, no tiene esa creencia, no tiene perspectiva de futuro, ni fuerzas para avistar qué hay más allá del vacío que la ahoga. De ahí que recurra a las drogas para encontrar un remanso de paz, al menos hasta que se pasa el colocón y tiene que reencontrarse con su destrucción personal y con su oscura visión del mundo que le rodea. Estas son algunas de las reflexiones que deja el episodio, que no sirve tanto para avanzar en la trama, sino para profundizar en la psique de la protagonista.

Zendaya en el regreso de 'Euphoria'

Cambio de estilo

Puede que lo expuesto hasta ahora no suene como el espectáculo sensorial que había sido 'Euphoria' durante su primera temporada, y es que no lo es. Obviamente, el especial es un bálsamo ante el retraso de la segunda entrega, que ha tardado más de la cuenta en arrancar su rodaje por culpa de la pandemia de coronavirus. No obstante, esto no significa que sea algo menos valioso, ya que al fin y al cabo lo más importante de la serie de HBO, por encima de los estimulantes movimientos de cámara y el ritmo incesante, son sus personajes.

Por eso el salto de Sam Levinson, creador de la serie, de la abstracción al realismo, el cual había desterrado anteriormente, no está fuera de lugar. El guionista y director se ha ajustado sin problemas a la realidad que supone el coronavirus, apoyándose exclusivamente en un texto reposado y lúcido y en las soberbias interpretaciones de Zendaya y Domingo, dando como resultado un especial imprescindible para quienes quedaran prendados de 'Euphoria', y que, como indica su título, nos enseña que las rayadas no son eternas.