LO TIENE CLARO

Jordi, comensal de 'First dates': "Soy un fanático de las tetas, me gusta agarrarlas en público"

Soledad y Jordi, dos jóvenes diferentes pero con mucho en común, vivieron una cita un tanto peculiar en la que el cubano mostró que no se corta ni un pelo.

Por Redacción El 15 de Octubre 2017 | 16:35

'First Dates' sigue sorprendiendo a la audiencia con sus peculiares parejas. Soledad y Jordi, dos jóvenes aparentemente distintos pero que guardaban unas cuantas en común, acudían al programa de citas de Cuatro abiertos a conocerse mutuamente. Soledad, o Sole como le gusta que le llamen, se definía como una chica muy extrovertida a la que poco le importa lo que piensen los demás. Jordi, por su parte, resaltaba su inteligencia: "Mis profesores flipaban porque no hacia nada pero a la hora de hacer los exámenes sacaba 9 y 10".

Jordi y Soledad durante su cita

Ella compagina sus estudios con su trabajo como cuidadora de niños y él trabaja como jefe de relaciones públicas de una discoteca. Ambos comenzaban la cita mojito en mano y declarándose amantes de la fiesta. Entre ocio, música y tatuajes, los jóvenes se preparaban para cenar, mientras seguían conociéndose. Jordi se lo dejaba claro: "No te vas a encontrar un yogurín como yo en ningún lado", aunque le advertía que en Barcelona tenía fama de "putón".

La cita iba bien, cubano y paraguaya parecían entenderse a la perfección, hasta que Jordi dejó sin palabras a Sole. "Yo soy fanático de las tetas", soltaba Jordi en un momento del encuentro. Soledad no sabía muy bien como reaccionar ante tal revelación mientras su compañero seguía: "A mi me la pela, me gusta agarrarlas en público". A esto había que sumarle que Soledad empezaba a cansarse del narcisismo que mostraba su compañero de cita: "Se lo tiene demasiado creído".

Un encuentro algo peculiar con final feliz

Y en el momento de pagar...Soledad quería dividir la cuenta pero Jordi era tajante: "Me invitas tú y así rompemos el topicazo". A pesar de algún desencuentro, el resultado final de la cita era favorable. Los dos jóvenes parecían llevarse bien y coincidían, sin ninguna duda, en la posibilidad de tener un segundo encuentro.