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Roma
Roma
9,9
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Útica

Utica

  • Serie: Roma (Rome)
  • Cadena: HBO, Cuatro
  • Temporada: 1
  • Capítulo: 9 (9)
  • País: Estados Unidos
  • Género: Historia Drama
  • 3 votos
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Sinopsis

En las polvorientas planicies de África, Cato y Escipión llegan a la aldea más cercana, acompañados de unos pocos soldados y esclavos. A pesar de haber reunido un ejército con el rey de Numidia, han sido vencidos por César y sus legiones en la batalla final de Tapso y ahora deben decidir qué hacer con sus vidas, ya que César ha conseguido el triunfo absoluto.

Cato le recomienda a Escipión que considere la posibilidad de hacer las paces con César. “Tú tienes un espíritu tolerante”, le dice, y poco después se mete en una habitación para suicidarse. Escipión no tarda en tomar la misma decisión que él y ordena a su ayudante Aquinas que le corte la cabeza. Cuando llega a Roma la noticia de que la guerra ha terminado, un edil anuncia que “el último estandarte de Pompeyo ha caído y Roma está en paz”. César, Marco Antonio y sus legiones regresan a la ciudad como héroes.

Después de dos años de guerra, Voreno vuelve a casa acompañado de Pullo. Durante la ausencia de su marido, Niobe ha descubierto sus dotes de empresaria junto a su hermana Lyde: ambas regentan ahora la carnicería de Evander y el negocio va realmente bien. Niobe le propone a Lucio que se una a ellas. Por su parte, Pullo no tiene muy claro qué hacer con su vida y decide centrar toda su atención en Irene.

Otro que también vuelve a Roma es el joven Octavio, convertido en todo un hombre y con grandes ideas para la ciudad. Atia, que envió a su hijo a la academia para alejarlo de las intrigas políticas, parece muy contenta de su regreso y decide celebrar una cena de bienvenida, aunque el verdadero motivo es el regreso triunfal de su querido César. Servilia, que sigue empeñada en arruinar al procónsul, le pide a su hijo Bruto que le deje ir con él a la fiesta, a pesar de que todavía está enfadada con si hijo por haberse rebajado ante el dictador; éste se resiste a renunciar a su lealtad a César.

Su madre asegura que las razones por las que está en contra de su antiguo amante son estrictamente políticas, no personales. Durante la cena de bienvenida, Servilia busca con los ojos a César, pero él desvía la mirada. Octavia se da cuenta y no le quita los ojos de encima a su amante, ajena a que Octavio está muy pendiente de su propia hermana… Esta cadena de deseos ocultos se ve interrumpida cuando César le pregunta a Octavio si quiere formar parte de la República y le invita a sentarse en la mesa de los pontífices, a pesar de las protestas del jefe Augur. Pero el joven insiste en que prefiere centrarse en su poesía.

Servilia comienza a obsesionarse con la idea de descubrir la verdad sobre la enfermedad secreta de César, con la esperanza de poder utilizar esa información en su contra. Para ello, le pide a Octavia que intente averiguarlo a través de su hermano, llegando incluso a sugerirle que lo seduzca si hace falta. “Un hombre joven le contaría cualquier cosa a su amante”. Octavia se siente muy ofendida ante la propuesta de Servilia y se va hacia la puerta, pero entonces Servilia le revela su propio secreto: vio cómo uno de los hombres de Atia mataba a su esposo, Gallo.

Muy a su pesar, Voreno y Pullo se ven a sí mismos trabajando bajo las órdenes de Lyde en la carnicería. El vendedor de al lado es amenazado por dos matones y Voreno interviene para evitar que le maten. Poco después descubre que los dos hombres trabajan para Erastes Fulmen, el comerciante que intentó que trabajara para él como matón, y que ahora es el criminal más poderoso de Roma. “Mata a todo el que se le pone por delante”, le dice Niobe a su marido.

Al día siguiente, Erastes llega a casa de Voreno acompañado de un grupo de matones y un montón de perros feroces para darle un ultimátum: debe reunirse con él en el foro para pedirle disculpas y besarle los pies en público. Si no lo hace, sus perros, entrenados para ello, violarán a su mujer y a sus hijos. Niobe envía entonces a sus hijos a casa de sus primos. Mientras tanto, Voreno y Pullo se preparan para atacar si es necesario. Pero no son los matones de Erastes los que llegan a casa de Voreno sino varios oficiales que anuncian la llegada de Cayo Julio César, “Emperador de las legiones gálicas”.

Cuando Erastes y sus hombres se acercan, ven a la guardia personal de César custodiando la casa de Lucio Voreno y se marchan. César acude a casa de Lucio Voreno para proponerle que se convierta en Magistrado del Bajo Aventino, ya que lo considera un hombre de confianza y es respetado por sus vecinos. Pero Lucio, que sigue pensando que César ha traicionado a la República, rechaza el cargo: “Señor, con todos mis respetos… No compartos tus ideas políticas… Así que va contra mis principios”. “No soy un tirano. He adquirido los poderes de dictador de forma legal. Ningún hombre ama la República tanto como yo. No descansaré hasta que todo vuelva a ser como antes”, asegura César. Finalmente, Lucio acepta y César sale con él de la villa, para presentarlo ante una multitud entusiasmada y que no para de vitorearle. Mientras tanto, Pullo se está emborrachando y le cuenta a Irene que sus padres fueron esclavos. “Me arrancaría el corazón del pecho antes que arrodillarme ante cualquiera”.

Por otra parte, Octavia quiere vengarse de su madre por lo que Servilia le ha desvelado y decide seducir a su hermano. Pero lo que el chico le cuenta es que Tito Pullo y él asesinaron a Evander por mantener relaciones con Niobe. Esta información, aparentemente inútil, no satisface a Servilia, que insta a Octavia a que se acueste con su hermano para descubrir lo que realmente le interesa. Pero la incestuosa relación es descubierta por Merula, una de las criadas de Atia. Y a pesar del mal trago, Octavia sigue sin saber que César es epiléptico. Cuando Atia se entera de lo ocurrido, les persigue con un látigo para azotarles, pero Octavia le pide explicaciones por el asesinato de su marido. Atia le jura que no tuvo nada que ver con ello.

Al día siguiente, cuando Servilia sale a dar un paseo con sus sirvientes, los hombres de Timón les tienden una emboscada. Son los mismos que mataron a Evander, que comienzan atacando a los sirvientes de la noble para después cortarle a ella su larga melena pelirroja, arrancarle el vestido y golpearla con un palo. Servilia se queda tirada en la calle, prácticamente desnuda, mientras Timón contempla la escena con mirada triste.

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Cuatro
31/07/2006 - 00:45 (Lunes)
220.000

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