ANÁLISIS

La segunda temporada de 'The Mandalorian' arranca con un monstruoso western y una impactante sorpresa

La serie de 'Star Wars' regresa haciendo lo que mejor sabe: hacer suya la mitología del universo de George Lucas al mismo tiempo que construye su propia leyenda.

Por Alejandro Rodera El 30 de Octubre 2020 | 12:15

'The Mandalorian' ha vuelto con los pies en el suelo. Por muy paradójico que pueda sonar eso, sobre todo cuando hablamos de una franquicia que ha amasado miles de millones con sus aventuras en el espacio exterior, la serie de acción real de 'Star Wars' muta una vez más del ADN de la trilogía original. En su primer capítulo tras las cámaras, Jon Favreau antepone la construcción de personajes, entornos y enfrentamientos que se sienten tangibles, por mucho que haya jetpacks y seres inmensos de por medio, a la grandilocuencia cansina de otros responsables recientes de la saga. Y el resultado de esa apuesta es un preciso y contundente pistoletazo de salida para la segunda temporada.

Din atraviesa Tatooine en 'The Mandalorian'

La primera secuencia del episodio nos traslada a una lúgubre ciudad, a la que Din Djarin (Pedro Pascal) acude para encontrar pistas que le permitan localizar a otros mandalorianos. Ese es el hilo conductor de la temporada, ya que para dar con aquellos que se puedan encargar del correcto cuidado y entrenamiento de El Niño primero tiene que trazar el camino de vuelta a su desmantelada cultura. Tras un conflicto que se resuelve con audacia y demostrando una vez más que Din es un digno heredero del inspector Gadget, el protagonista descubre que podría haber un mandaloriano en Tatooine.

El planeta que viera crecer a Luke Skywalker se convierte en el escenario del resto del capítulo. Dentro de ese vasto y desértico paraje, Din se dirige, siempre junto a Baby Yoda, a una recóndita aldea llamada Mos Pelgo. Una vez allí, el primer sitio al que acude para localizar a su objetivo es, evidentemente, la cantina. Poco después de apoyarse en la barra se produce un golpe de efecto y de nostalgia: bajo el umbral de la puerta aparece... ¿Boba Fett? No exactamente, pero por ahí van los tiros.

Cobb Vanth porta la mítica armadura de Boba Fett

Dragones del desierto

Aunque la magullada armadura que se presenta ante nosotros sea aparentemente la del clon de Jango Fett, bajo ella se protege el marshal de la aldea, Cobb Vanth. Antes de que se quite el casco, que tiene una hendidura en la sien, y veamos su rostro, escuchamos la reconocible voz de Timothy Olyphant, a quien este personaje de sheriff del pueblo le sienta como un guante, como ya demostró dando vida a Raylan Givens en 'Justified'. Nada más descubrir al nuevo personaje, tanto él como el mandaloriano se retan a un duelo, ya que Din no está muy contento con que alguien que no es de su raza vista una de sus armaduras. Sin embargo, antes de que aprieten el gatillo se produce un seísmo provocado por un dragón krayt, que calma las tensiones entre Cobb y Din y les hace llegar a un acuerdo: si el mandaloriano se libra de la enorme bestia, el justiciero le entregará su legendario blindaje.

Sublimando su espíritu de western, 'The Mandalorian' empareja a dos pistoleros con un firme sentido del honor y la justicia para acabar con una amenaza que aterroriza al pueblo y se alimenta de su ganado. Pero como la destreza de ambos no es suficiente para derrotar a esa fiera, establecen una improbable alianza con un grupo de moradores de las arenas que no es del agrado de Cobb, ya que ha chocado con ellos en más de una ocasión durante sus asaltos a Mos Pelgo. A pesar del conflicto, esas dos culturas totalmente opuestas se enlazan para acabar con un mal mayor, en lo que se podría entender como una alegoría de lo que estamos viviendo, o lo que nos gustaría ver, ahora mismo en el mundo real.

Timothy Olyphant y Pedro Pascal en 'The Mandalorian'

Cacería de proporciones épicas

Cuando todos los implicados ponen sus conocimientos en común se establece un elaborado plan para acabar con el dragón krayt, que es aplacado tras una espectacular batalla que en ningún momento se siente artificial ni desmedida. La experiencia de Favreau en películas descomunales queda patente a lo largo de todo el episodio, que tiene unos valores de producción impresionantes. La espectacular puesta en escena y los pulidos efectos visuales casan a la perfección con la esencia de la franquicia, integrando una vez más elementos iconoclastas y progresistas como la banda sonora de Ludwig Göransson, que añade variaciones que también aportan al estallido de epicidad.

Hasta aquí todo bien. Hemos conocido a un personaje tan carismático como Cobb, hemos regresado a un planeta tan emblemático como Tatooine, hemos tenido unas cuantas dosis de la inocente adorabilidad de Baby Yoda y hemos sido testigos de un combate glorioso, pero ¿no falta algo? El primer episodio de la serie acababa con uno de los cliffhangers más impactantes de la televisión contemporánea, la aparición de El Niño, así que en el inicio de la segunda temporada no podía faltar otro as en la manga. Mientras vemos a Din atravesando el desierto, la cámara se aleja y, ante la puesta de los dos soles de Tatooine, aparece una misteriosa figura, que al darse la vuelta se revela como Temuera Morrison, el actor que dio vida a Jango Fett en la trilogía de las precuelas. Por lo tanto, todo parece indicar que Morris da vida al clon más icónico de Jango, Boba, pero tendremos que esperar al próximo viernes para comprobarlo, y para volver a deleitarnos con una serie que se sigue superando a sí misma.