POR CORTESÍA

Jorge Javier Vázquez en 'Samanta y...': "Me he acostado con mucha gente por educación"

Samanta Villar reúne a Daniela Blume, Adrián Rodríguez y Jorge Javier Vázquez para charlas sobre sexo.

Por Jose María Martínez El 15 de Noviembre 2017 | 11:51

La segunda entrega de 'Samanta y...', que se emitió en Cuatro la noche del 14 de noviembre, estuvo centrada en el sexo. Como ya hemos visto en el nuevo formato de la periodista, una conversación con diferentes personajes populares da pie a las distintas investigaciones que Samanta Villar nos enseña. En esta ocasión, fue acompañada por Adrián Rodríguez, Daniela Blume y Jorge Javier Vázquez, quienes dieron sus diferentes visiones y vivencias sobre su manera de disfrutar del sexo.

La conversación dio grandes confesiones de los invitados. Daniela Blume preguntaba si alguno de los presentes había tenido sexo por agradecimiento y ella misma contaba que, aunque la otra persona no fuera de su gusto, si se había portado bien con ella y le había hecho sentir bien, en agradecimiento accedía a acostarse con él. Por otra parte, el presentador de 'Sálvame' confesaba: "Me he acostado con mucha gente por educación. He estado toda la noche calentando y de repente no vas a decir que no. A veces hay que hacer cosas que no te apetezcan", contaba.

Samanta Villar y Adrián Rodríguez escuchan a Jorge Javier Vázquez

Daniela Blume, como sexóloga, daba la razón a Vázquez, que, a modo de broma, añadía: "Y conmigo lo han hecho por compasión". El actor Adrián Rodríguez también decía que no tenía ningún problema en mantener relaciones con una conocida que no fuera su pareja por hacerle un favor, algo que Blume también ha aceptado: "Me suele costar, aunque no lo parezca, me todo el sexo muy en serio. Mi cuerpo es mi templo y entra quien yo quiero", decía la locutora de radio. "Eso lo dices porque podías elegir", respondía Jorge Javier.

Sin embargo, el rostro de Mediaset se volvía más tímido cuando Samanta preguntaba por la frecuencia con la que hacía el amor: "Eso a ti no te lo voy a decir. Pero menos de lo que era antes. En vacaciones, más, y trabajando menos. A partir de los 50, el mejor sexo es la masturbación" contestaba. Al hilo de esto, Villar preguntaba: "Entonces, ¿tu vida sexual será activa?". "Mi vida será activa o pasiva aunque con 60 años ya irá tocando ser versátil", bromeó Vázquez.

La diversidad sexual enseñada por Samanta

En el programa no solo se tenía en cuenta el testimonio de estos tres rostros televisivos, ya que Samanta también visito diferentes sitios que ayudaron a enseñar el sexo de una manera diferente. Uno de los más comentados fue un prostíbulo de muñecas. Realistas maniquís de látex que simulan el tacto de la piel y que pueden llegar a costar alrededor de 100 euros la hora.

Además, Villar nos enseñó como puede masturbarse una persona con diversidad funcional; recurriendo a una especialista en asistencia sexual que ayuda a las personas con problemas a que puedan disfrutar de su cuerpo aunque sea por manos de otra personas. Esto contrasta mucho con Ben y Paul, dos americanos residentes en Berlín que viven en un "piso liberado sexualmente", donde se celebran fiestas en las que cada uno puede hacer lo que más le plazca.

La familia de Samanta, protagonista

La tieta Concha de Samanta Villar hablando de sexo

Hubo dos momentos en los que la periodista recurrió a personas de su familia para tratar el tema del sexo. La primera fue su tieta Concha, una señora de 96 años que no dudó en hablar sin tapujos sobre su vida sexual. Reconoce que llegó virgen hasta el matrimonio, pero después supo disfrutar mucho del sexo con su marido: "le apetecía a todas horas. Venía a la cocina y allí lo hacíamos. Pero cuando murió yo dije que ya no más", contaba la entrañable Concha.

Además, la presentadora organizó en su casa una reunión de tupersex con sus primas, donde pudieron probar diferentes juguetes tanto para el hombre como para la mujer. De hecho, una de ellas reconoció que el juguete que más le gustaba era un tipo de masturbador con forma de cintura y medias piernas de mujer a tamaño real. Sin ningún tipo de tabú, las primas de Samanta supieron observar y comentar todo lo que se les iba enseñando.