Crítica de '¡García!', un James Bond patrio que nace de la brecha de las dos Españas

Color y blanco y negro. Electrónica y orquesta. Años sesenta y actualidad. Dictadura y democracia. La nueva serie española de HBO Max, '¡García!', ensambla diferentes tiempos, conflictos e ideologías propias de la idiosincrasia española, y lo hace sin caer en la parodia obvia. En su lugar, la adaptación de las novelas gráficas de Santiago García y Luis Bustos prepara un cóctel (mezclado, no agitado) de sátira y costumbrismo, rematado con unos valores de producción inusuales en la ficción española.

No en vano, la plataforma morada ha resaltado en todo momento la ambición intrínseca al proyecto, que narra el despertar de un supersoldado franquista que se ha pasado seis décadas congelado. Una premisa muy potente que reflexiona (en mayor o menor medida) sobre la memoria histórica, los estertores de la dictadura o la constante crispación en la que estamos inmersos, pero que ante todo es una apuesta desacomplejada por el entretenimiento puro.

Aunque en primera instancia pueda parecer que la política tiene casi el mismo protagonismo que el personaje titular, ese superagente encarnado por Francisco Ortiz, realmente la confrontación social es el envoltorio que aglutina todos los géneros de la serie, que es capaz de aunar drama, comedia, thriller y acción con una soltura pasmosa. De la misma manera, '¡García!' entreteje identidades visuales dispares, desde referentes del cine clásico con unos flashbacks maravillosos a una ejecución mucho más contemporánea, de manera prodigiosa, como ya hiciera Bustos en los cómics publicados por Astiberri.

Y es que '¡García!' es una adaptación fiel, pero en espíritu, que es lo más importante. En vez de repetir la trama planteada por Santiago García en el primer volumen, que tomaba lugar en la España marcada por el 15-M, los guionistas Carlos de Pando y Sara Antuña, habituados al tono del autor tras trabajar en 'El vecino', adoptan la ecléctica esencia de la obra original y la traen al presente, a una España que sigue estando polarizada y a la que llega un superpoderoso James Bond franquista para poner orden.

La extraña pareja

Sin embargo, el origen del protagonista, que se sometió a experimentos durante el régimen, no limita su capacidad de adaptarse a una nueva era. Pese al choque cultural inicial, que no se explota abusando del chiste fácil, García no se presenta como un nostálgico de su era, como sí lo son otros personajes (y algún que otro individuo en la vida real). En ese sentido, tiene gran importancia la otra figura principal de la serie, Antonia (Veki Velilla), una joven periodista que se topa con la cápsula de criogenización de García cuando anda en busca de una historia que le garantice un contrato tras su etapa de becaria.

Ella es una veinteañera a la que no le gustan ni las etiquetas ni el auge de la mentalidad ultraconservadora y él, un producto de otro tiempo. Aun así, las diferencias entre ambos se salvan rápidamente, dando lugar a un improbable tándem que, dejando de lado la recurrente tendencia a darle un cariz romántico a cualquier relación hombre-mujer, forja un vínculo fraternal. Así pues, no se aboca a Antonia a ser un interés amoroso pasajero, aunque a medida que avanzan los seis episodios sí se caiga en otros tópicos del cine de acción, como la disolución de la trama a base de giros que van perdiendo efecto.

Durante la recta inicial, '¡García!' encuentra un equilibrio muy logrado entre la historia que pretende contar y la excelencia con la que el director, Eugenio Mira, la plasma en pantalla, pero, una vez pasado el ecuador, la forma empieza a cobrar más interés que el fondo. La conspiración que sobrevuela la serie en el presente, de la que no quiero contar más de la cuenta, se va coagulando progresivamente y deja de ser tan fluida como al comienzo. En cualquier caso, el disfrute irracional sigue estando ahí, aunque depende de la facilidad con la que te dejes llevar.

Un héroe muy de aquí... y con mucho futuro

A medida que '¡García!' va superponiendo la acción al resto de géneros, se nos exige una mayor suspensión de la incredulidad, sobre todo en ciertas set pieces que abandonan toda lógica. No obstante, si al llegar a ese punto ya estás dentro y has conectado con los códigos de la serie, te esperan seis episodios con una factura impresionante y un enfoque muy local, que no rehuye de la cultura española ni se destiñe con centrifugados más propios de otras franquicias del otro lado del Atlántico.

'¡García!' no es una serie genérica y homogénea, y eso se agradece. Como ya sucediera con 'Patria' y '30 monedas', este nuevo esfuerzo de HBO Max irrumpe con determinación (aunque con margen de mejora) para proporcionar una experiencia elegante, entretenida y, sí, ambiciosa, que ojalá sea el primer paso de un personaje con mucho camino por delante.