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Desde que el feminismo más reivindicativo extendiera su lucha a toda la sociedad, han sido muchos los avances que se han producido en esta ámbito. El movimiento #MeToo ha sido sin duda uno de ellos, el cual tiene el propósito de denunciar agresiones y abusos sexuales. En él, han sido muchas las celebridades que han dado un paso al frente para contar su experiencia y así poder demostrar lo presentes que estas actitudes han estado y prosiguen hoy en día.

La última en sumarse a esta corriente liberadora ha sido la soprano Ainhoa Arteta, que ha relatado para las cámaras de 'Retratos con alma' "el fuerte episodio" que vivió hace años en las calles de Nueva York. "Llegaba tarde porque estaba cuidando una niña", comenzaba a explicar la cantante, que se encontraba en la ciudad estadounidense dando sus primeros pasos en su carrera artística: "Esto me ocurrió el día que me daban mi primera opera".
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Mientras Arteta volvía a casa fue víctima de una violación: "Ya no solo fue violarme, si no que casi me mata esa persona". Así se lo corroboró la policía: "Me dijeron que podía estar contenta de que no me hubieran matado". La pena no fue solo esa, sino que la cantante no pudo pasar siquiera un duelo, ya que se enfrentaba al primer y el mayor reto de su carrera hasta la fecha, por lo que decidió enterrar su dolor y seguir hacia delante.
Graves secuelas
La soprano ha confesado que el hecho la dejó marcada para el resto de su vida, provocando cambios en su actitud hacía las personas que se le acercaban con intereses sexuales. Para Arteta, que alguien se le arrimara por alguno de esos motivos solo podía causarle rechazo e incluso "repugnancia", llegando a rechazar este tipo de gestos de manera "muy contundente" y hasta con "mala educación".